1. UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR<br />FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS<br />TEMA: Ensayo del libro El Lucro Scuio Capitulo 12 “Igualar por lo bajo” de Joseph Heath <br />GRUPO Nª 12<br />INTEGRANTES: Jacqueline Álvarez<br />Karla Carrera<br />Estefanía Cisneros<br />Fernando Obando<br />Segundo Semestre<br />Aula # 25<br />CAPITULO 12<br />IGUALAR POR LO BAJO<br />Como no promover la igualdad<br />La forma para lograr mayor igualdad es mejorar la condición de aquellos que están abajo. En muchos casos más fácil es lograr la igualdad empeorando la condición de aquellos que están arriba, por ello cuando se hace esto sin mejorar la condición de nadie se llama igualar por lo bajo. Para que no se considere así debería haber alguien para quien es mejor, es decir que la condición de una persona puede mejorarse de modo que no se perjudique a nadie, por desgracia no existe garantía de que las ganancias en eficiencia se distribuirán igualitariamente<br />La desigualdad que vemos en el mundo no es un fallo del mercado como tal. El mercado, como muchas instituciones, se gobierna por el principio de “dar lo que recibes”. Si se tiene una distribución de los recursos y activos productivos totalmente desigual, el mercado producirá una distribución de la renta y el consumo totalmente desigual, es decir que la diferencia entre ricos y pobres será tan grande como antes.<br />El escenario de Harrison Bergon es una consecuencia posible de un compromiso ingenuo en aras de la desigualdad, pero no hay razón para que un igualitarista sofisticado no pueda querer evitar un resultado como ese.<br />La compatibilidad de una preocupación por la igualdad y por la eficiencia con este teorema fundamental se plantea que uno puede pensar en la solución posible como el resultado de dos elecciones una decisión de cuanto distribuir y una decisión sobre quien se quede con que.<br />El verdadero merito de elaborar políticas públicas progresivas implica descubrir maneras de mejorar la igualdad que no requerirán un sacrificio importante en lo que respecta a la eficiencia.<br />Las políticas sociales redistributivas son la “buena redistribución” y “mala redistribución”. La mala redistribución es el tipo de programa en que el Gobierno simplemente le quita el dinero a una persona y se lo da a otra, en muchos casos la buena redistribución realmente parece una mala redistribución. Lo que parce una redistribución pura es realmente un acuerdo para compartir los riesgos que generan beneficios para todos los implicados.<br />Una redistribución, para que merezca la pena, no solo debe ser progresiva, sino claramente progresiva, para compensar las pérdidas impuestas por el mismo sistema de impuestos. En muchas ocasiones la redistribución de dinero se vuelve una mala redistribución, en que la perdida en términos de eficiencia es demasiado grande en relación con la ganancia en términos de igualdad.<br />El igualitarismo oportunista implica abstenerse de intentar conseguir demasiada redistribución, hasta que se presenta la oportunidad misma para hacerlo sin tener un gran impacto en la eficiencia. Por otro lado desea progresar, buscando nuevas oportunidades de mejorar la igualdad sin hacer sacrificios económicos.<br />Keynes al problema de ciclo de negocio plantea que una manera de tratar esto es incrementando la oferta de dinero o reduciendo los tipos de interés, en cualquier caso pensaba que había límites a la efectividad de cualquier estrategia. Keynes recomendó que el Estado se comprometiera en gastos anti cíclicos como poner en marcha un superávit en tiempos de expansión economía y luego gastar en déficit durante las recesiones.<br />La única ventaja importante de eliminar la progresividad en el sistema de impuestos sobre la renta es que puede permitir la sustitución general del sistema de impuestos sobre la renta por un impuesto al consumo.<br />El efecto sobre los incentivos del impuesto es desincentivar el consumo y por tanto rebajar el consumo total hasta que se acerque a lo que debería ser es decir más cerca del punto en que los beneficios privados garantizan el coste social. Así el mismo impuesto puede promover la eficiencia.<br />El problema del consumismo fue una de las preocupaciones principales, ya que surgió por la percepción generalizada de que el mayor bienestar material no parecía traducirse en felicidad incrementada, o calidad de vida sino que había dado un carácter competitivo. Los bienes fueron valorados no tanto por sus propiedades intrínsecas, sino por el estatus que conferían.<br />El problema con el estatus es que es una jerarquía socialmente construida, cuando una persona asciende, realmente desplaza a otra. Pero nadie conseguirá mas estatus por la nueva situación, la gente simplemente conservara sus posiciones relativas con mayor gasto. Una vez que se llega a un cierto umbral de gasto, casi todo lo que consume una persona es de alguna manera u otra un bien de estatus.<br />John Stuart Mill defendió, hace un siglo y medio, que este modelo hacia a los artículos de lujo un objeto lógico de gravamen. La consecuencia de abaratar los artículos de vanidad, dijo, no es que se gaste menos en esas cosas, sino que los compradores sustituirán su artículo abaratado por otro que sea más costoso, o de una calidad más elaborada.<br />El hecho es que cuando nuestras sociedades se vuelven mas y mas ricas, mas dirige nuestro consumo hacia bienes que se valoran por sus cualidades relativas. Por tanto, más la economía se canaliza a través de una u otra forma de consumo competitivo.<br />Como hemos visto, muchas de las preferencias políticas de la “tradicional” izquierda socialdemócrata presentan un coste en lo que se refiere a la eficiencia. El uso de subsidios a los precios, la costumbre de intervenir los salarios y la preferencia por la pura redistribución generan sustanciales pérdidas de eficiencia social. Esto no significa que no pueda haber beneficios que lo compensen, pero significa que tales políticas deberían enfocarse con precaución. <br />La mayoría de los errores que la gente de la izquierda comete se deben a falta de autocontrol, de voluntad para tolerar los errores morales de la sociedad, incluso cuando no tenemos ni idea de cómo arreglarlos y ninguna razón para pensar que el remedio no será peor que la enfermedad.<br />En conclusión podemos decir que los gobiernos intentan lograr una buena distribución pero en realidad lo que generan es una mala distribución ya que benefician a uno perjudicando al otro que esto viene hacer “igualar por lo bajo”. “EL favorecer la igualdad sin considerar la eficiencia es mostrar una absurda indiferencia por el bienestar humano”.<br />