1. UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚ
Tema de Investigación:
Conocer a cerca de Miguel Brenner, su participación artística en la pintura Mágica
Peruana.
Realizado Por
Aguilar Guevara, Anthony
Ortiz Capacoila, Raúl
Huamán Arroyo, José
Velarde Sánchez, Elvis
Docente:
De Rivera Trillo, Jorge Cesar
AREQUIPA-PERÚ
2014
2. Planteamiento Teórico:
1. Planteamiento del problema
Miguel Brenner es uno de nuestros grandes artistas es considerado como el pintor
mágico del Perú. Gran poeta de la magia y el color, sus paisajes y personajes de la
memoria, se plasman sobre el espacio aéreo sobrenatural lleno de formas, colores,
planos, trazos, texturas y gestualidades.
Miguel Brenner nos sorprende con una técnica de gran luminosidad e imaginación
dentro de la metafísica espacial, que va apareciendo en un dialecto polícromo con
imágenes sugeridas como la vegetación, soles, lunas, estrellas, naves, visitantes,
palomas y felinos.
Sale a la luz sus nuevos personajes en blanco y negro que toman características de
un universo cósmico abstracto sub real.
Miguel Brenner joven pintor perteneciente a una de las últimas promociones de la
Escuela de Bellas Artes viene trabajando con honestidad y apresuramiento virtudes
ambas raras de hallar muchos egresados.
Brenner nos dice: “El verdadero artista pintor es el que crea imágenes nunca antes
vistas, con originalidad, técnica, color e inspiración”.
1.1. Descripción del Problema:
En la actualidad debido a diversos factores se ha dejado de lado el estudio de artistas
que representan al país y este debido al crecimiento en tecnología muchos jóvenes
prestan más atención a redes sociales
Por ello estudiaremos a Miguel Brenner con el fin de dar a conocer su trabajo y su
trayectoria artística ya que pocos lo conocen.
3. 1.2. Formulación del Problema:
¿Es importante conocer la vida de nuevos artistas que influyen y representan a
nuestro país?
2. Justificación del Problema:
Es importante saber la historia de pintores que se encuentran en nuestro país, así
mismo apreciar los cuadros que hayan pintado durante su vida artística, ya que con
sus hermosos cuadros podemos tener la entrada de turistas para apreciar el arte
peruano.
3. Objetivos de la Investigación:
3.1.Objetivo General:
Conocer y dar a conocer sobre Miguel Brenner su participación artística en la
pintura Mágica Peruana.
3.2.Objetivos Específicos:
Recopilar la información disponible actual sobre el artista Miguel Brenner.
Dar a conocer sus pinturas.
Identificar que lo ha influenciado para seguir con ese tipo de pintura.
4. Bases Teóricas:
4.1.Marco Teórico:
En Huaral Nació Miguel Brenner y se crió en la hacienda Pasamayo. Su cercanía al
valle de Chancay lo familiarizó desde pequeño con los vestigios de la cultura
prehispánica que floreció en aquellos parajes de la costa peruana. Los tejidos, los
cuchimilcos, las enigmáticas “chinas” fueron las primeras expresiones artísticas que
vio y que su sensibilidad atesora y recuerda cada vez que coge un pincel. Entre
tomates y pan llevar, verduras, naranjas y manzanas, transcurrió su niñez y pasaron
veloces los anos de su juventud. Desde los 5 años ya galopaba por los cerros,
montando en un potrillo blanco y también a pelo en su caballo “bucéfalo”, color
rojo, tenido quizás con los crepúsculos encendidos que poblaban de colores sus ojos
4. en los atardeceres. Más tarde asomarían sus caballos en el lienzo, empinados y
robustos. Miguel recuerda hasta hoy una caída aparatosa en plena carrera, lo que le
enseñó en adelante a dominar los instrumentos que se maneja, ya sean bridas o
pinceles. Su padre, Don Lucho Brenner, trabajaba como chofer de camión,
trasladaba el pan hasta las serranías de Huaral. La madre, Doña Antonia, constituía
el sostén de la familia, entregada a la dura y tierna crianza de sus cinco hijos. El
abuelo campesino, Don Rufino Escobar, le enseñaría de Nino a ser chacarero, a
madrugar antes que el sol para entregarse a los quehaceres de la tierra, la que fue
modelando con sus manos y enseñándole los secretos de la creación. La luna
todavía permanecía en el cielo, inmóvil y pálida observada por el Nino que hacia un
alto en los sombríos, para viajar con ella por el espacio sonando otros universos que
después encontraría y plasmaría en sus telas.
Cuando terminó su secundaria ingresó a la Escuela de Bellas Artes. Se mantenía en
Lima y cubría el gasto de sus estudios con lo que obtenía por criar y vender pollos.
En vacaciones solía volver a la chacra, donde trabajaba como peón. Se sentía ligado
a la tierra como un tubérculo, pero tocado por el sueño de ser un día un gran artista.
Al concluir en Bellas Artes viajó a Europa. Residió en Roma y en Paris. De esas dos
grandes ciudades recuerda sobre todo sus museos, sus encuentros con los grandes
maestros, a los que visitaba todos los días. En la Capilla Sixtina casi vivía. Tuvo la
suerte en Roma de exponer en la Galería San Marcos, con éxito de venta. El día de
la inauguración, para sorpresa del dueño de la galería, le compró 8 cuadros. Después
de unos meses viajó a Florencia y a Venecia, trasladándose posteriormente a Paris.
En la ciudad francesa participó en una Muestra de Arte Latinoamericano, conoció a
Leparc, a Segui y al crítico Gastón Diehel.
A su retorno a Lima, pintó la serie de los bodegones, con el predominio apastelado
de los verdes, los rojos, los azules, los amarillos, los grises, en una diversidad de
frutas, varias de ellas enormes, contrastando a veces con alguna muy menuda,
puesta como un toque de mesura sobre la mesa, frutas que cultivo, apanó y saboreó
en el campo. Las sandias aparecían en sus óleos levitando, flotando como la luna
que aparecía con su gran ojo avizor. Hasta hoy evocamos la fresa gigante volando
5. sobre los Andes como un globo aerostático. Tal vez esta desmesura le vino de
observar su mirada de Nino el cuerpo voluminoso de los cuchimilcos.
Vendría después su época surrealista, de colores terrosos, la de los paisajes
metafísicos inspirados en Marcahuasi y los dioses y guerreros de las culturas
Chancay, Mochica y Paracas, Enseguida su inquietud por el arte abstracto mediante
trazos explosivos y gestuales. Miguel dejaba al pincel que diera sus latigazos de
color. Apelaba al azar y a la búsqueda espontánea de una improvisación rápida y
libre, lo más lejos posible de la reflexión analítica.
Su pintura de hoy, titulada VISIONES, fluye y se alimenta de las etapas anteriores.
Hay mucho de síntesis. Un retorno a las raíces, a las fuentes germinales,
reafirmándose en lo que de esencial tiene sus creaciones. Un volver a su mitología
interior que le reclama a un lugar más prolongado en su universo pictórico.
El cuadro de los caballos quizás sólo sea el signo, el augurio, el anuncio de una serie
por venir que le viene desde la infancia galopando en los sueños.
A su retorno de Roma – Paris – New York, Miguel Brenner pinto la serie de los
bodegones, con predominio apastelado de los verdes, los rojos, los azules, los
amarillos, los grises, en una diversidad de frutos, varios de ellos enormes,
contrastando a veces con alguna muy menuda, puesta como un toque de ternura
sobre la mesa, frutas que cultivó, apanó y saboreo en el campo
Las sandias aparecían en sus óleos levitando, flotando como la luna que aparecía
con su gran ojo avizor. Hasta hoy evocamos la fresa gigante volando sobre los
Andes como un globo aerostático. Tal vez esa desmesura le vino de observar su
mirada de Nino el cuerpo voluminoso de los cuchimilcos.