1. MIGUEL ÁNGEL Y RAFAEL, PINTORES
Miguel Ángel
Destaca la Batalla de Cascina, donde presenta el momento en que unos
soldados florentinos son atacados por los pisanos. Aunque existe movimiento y
expresividad en los rostros, cada figura vive su vida y mira en sentido y
dirección diferentes, con posturas elegidas no para una batalla sino para
permitir al artista el dibujo anatómico.
La Sagrada Familia, conocida como “Tondo Doni”, representa a la Virgen, San
José y el Niño en un bloque compacto de volúmenes que fuerza los miembros
en posturas difíciles. De colores rotundos sin sfumatos, Miguel Ángel da la
pauta autónoma del color en esta obra, que funde cristianismo y Antigüedad
clásica.
Por encargo de Julio II, Miguel Ángel decora el techo de la Capilla Sixtina con
un grandioso programa iconográfico. Los 9 compartimentos centrales de la
bóveda están dedicados a la: 1) Separación de la luz y las tinieblas; 2)
Creación del sol y la luna; 3) Separación de las aguas; 4) Creación de Adán; 5)
Creación de Eva; 6) Pecado original y expulsión del Paraíso; 7) Historia de
Caín y Abel; 8) Diluvio universal y 9) La embriaguez de Noé.
Los estudios anatómicos, los escorzos, la majestad de Dios Padre, la expresión
del dolor, los fondos neutros, las arquitecturas falsas articuladas, conducen a
una gran claridad expositiva. En la Creación de Adán sitúa a Dios Padre
flotando en el aire y sostenido por ángeles, mientras en el otro lado sitúa a
Adán solo, de perfecto cuerpo atlético, reposando serenamente. No existe una
obra de arte de un equilibrio tan tenso y sereno como ésta.
Por encargo de Clemente VII decora en la cabecera de la Capilla El Juicio
Final. Quizá influido por los acontecimientos políticos y sociales, Miguel Ángel,
sin abandonar la corpulencia de los cuerpos, introduce el dolor y la
2. desesperación de los condenados y la alegría de los bienaventurados. A un
lado, estos últimos se van elevando al Paraíso, mientras que en la parte baja
del lado opuesto se sitúan los condenados. El color colabora en este
desencanto en esta atormentada obra. Por orden eclesiástica las partes
pudendas de las figuras fueron cubiertas por el pintor Volterra.
Rafael
Nacido en Urbino, murió a los 37 años. En tan corta vida dio una lección de
aprendizaje, asunción de las mejores corrientes pictóricas y de plasmación
perfecta del ideal renacentista. Su obra se resume en la palabra Armonía.
Trabajó en los talleres de Perugino y Pinturichio. Su obra Los Desposorios de
la Virgen es similar a la Entrega de las Llaves a San Pedro de Perugino, donde
la famosa curva en S de Perugino se dota en Rafael de elegancia y naturalidad.
Las Tres Gracias y La Coronación de la Virgen denotan también la impronta del
Perugino.
En Florencia aprende el sfumato de Leonardo y el dibujo preciso de Miguel
Ángel. Las obras de esta etapa se encuadran en cuatro grupos: Maddonnas,
Sagradas Familias, Retratos y Cuadros Religiosos. De las Maddonnas destaca
la “Granduca”, donde la virgen se muestra casi de cuerpo entero, equilibrada y
serena con posturas elegantes. También citar la Maddonna de los Prados y la
Bella Jardinera.
Del tipo Sagrada Familia, citar la denominada del “Cordero” del Museo del
Prado. De los cuadros de temática religiosa destaca San Jorge y el Dragón en
la que parece evidente la influencia flamenca por los monstruos de factura
similar a la del Bosco. En los retratos citar La Muda y La Dama del Unicornio.
A partir de 1508 en Roma, Rafael se encargará de decorar las Estancias del
Vaticano. La primera estancia que comienza es la signatura, cuyos paneles
están dedicados al Triunfo del Sacramento (verdad revelada), Escuela de
3. Atenas (filosofía), Las Virtudes (glorificación divina) y El Parnaso (glorificación
humana). En este resumen programático donde lo profano y lo cristiano
armonizan, cabe destacar la Escuela de Atenas, que acoge en círculo profundo
a Platón indicando el cielo y portando el Timeo, Aristóteles indicando la tierra y
portando la Ética, ambos en el centro, Sócrates a la izquierda con los jóvenes
atenienses y Pitágoras dibujando en una pizarra. Algunas figuras representan a
los rostros de Miguel Ángel y Leonardo.
La Estancia de Heliodoro tiene cuatro grandes paneles con temas como La
Expulsión de Heliodoro del Templo y La Liberación de San Pedro. La tercera
estancia es la llamada Incendio del Borgo, con paneles dedicados al propio
incendio y a la Batalla de Ostia. La Estancia de Costantino es menos
importante.
En retratos como La Fornarina, La Velatta y El Cardenal Castiglione, los
retratados posan sentados de tres cuartos. El Castiglione añade a los rasgos
personales mesura y discreción.