2. FUNDAMENTACIÓN:
Vivimos en un mundo significado por el lenguaje. Las palabras recortan y delimitan
objetos espacios, prácticas e incluso, nos nombran y nos significan a nosotras y nosotros
mismos.
Nuestra llegada a este mundo está antecedida por el lenguaje, que se traduce en nuestro
nombre propio (cargado de significaciones singulares), una filiación, deseos, expectativas y
proyectos que nos adjudican aun antes de nacer.
Desde esta perspectiva, dicha construcción supone procesos paralelos y entrelazados:
se constituye nuestro psiquismo al mismo tiempo que nuestro cuerpo se desarrolla por lo que,
simultáneamente, vamos reconociendo nuestro mundo más inmediato, nombrándolo,
significándolo y aprendiendo, incorporando y transmitiendo normas, valores y costumbres.
Estos procesos no pueden pensarse por separado. El modo en que niños y niñas
construirán pensamientos, fantasías, representaciones y aprenderán a simbolizar el mundo que
les rodea está ligado directamente a las primeras experiencias de vida en un tiempo y un contexto
determinados.
Así, el proceso de formación de identidad se inicia durante los primeros tiempos de vida,
donde será el yo que quien cobrará existencia a través de un doble proceso de constitución
subjetiva y socialización. De esta manera, nos detendremos en el modo de “ser una mujer” o “ser
un hombre”.
La sensibilidad, la bondad, la delicadeza, el “instinto” para la maternidad son
significaciones históricamente asociadas a lo femenino. Su contraparte- la rudeza, la seguridad-
fueron y aún son características adjudicadas a lo masculino. Estas pueden ser transmitidas como
“formas de ser” para cada persona.
Es por ellos que cada niña o niño que deviene adolescente y luego persona adulta podrá
crecer dentro de estos modelos, que no solo determinan “modos de ser” para cada género sino
también campos y prácticas que los sostienen y por donde circula de manera desigual el poder.
Estos estereotipos también lo vemos en acción en gran parte de la publicidad y en
muchos programas de los medios masivos de comunicación. Desde que nacen, niños y niñas
van creciendo en una sociedad en la que están aún vigentes algunos de estos estereotipos y
representaciones sociales. Si miramos la ropa de nenas, las remeras y hasta el clásico jean azul
tienen corazones, mariposas y brillitos, las de los varones pelotas, autos, monstruos y guerreros.
Si pasamos de la ropa a los juguetes tenemos muñecas, cacerolas y tacitas de té, para ellas, y
pelotas, autos y juegos de construcción, para ellos. Estas diferencias en las expectativas de lo
que se espera de un varón o de una mujer se van transmitiendo a lo largo de la infancia, se
naturalizan, preparando a unos y otras para ocupar lugares distintos, que no son valorados
socialmente del mismo modo. Es decir, que varones y mujeres pasan de ser diferentes a ser
desiguales, y, como venimos sosteniendo, la desigualdad no es natural sino una construcción
social. Algunas situaciones de desigualdad pueden ser: que las mujeres ocupan menos cargos
de responsabilidad, que reciben salarios inferiores a los hombres en trabajos similares y que
cargan con la mayor parte del trabajo doméstico.
Aquello que consideramos mundo, al que llegamos y donde vivimos, no es sino el lugar
donde los objetos, las prácticas y los lugares vienen a decirse según las leyes del lenguaje. Por
tal motivo, esto que “se hace carne” como aquello que se espera de nosotras y nosotros según
el sexo con que nacimos, lo que nos “realiza” como mujeres u hombres, no es destino sino una
construcción social que, como tal, puede modificarse.
OBJETIVOS GENERALES:
Que los niños y las niñas:
Consideren al género como una categoría relacional que abarca a las
mujeres y a los varones.
Reconozcan la diferencia sexual entre unas y otros.
Analicen las desigualdades entre hombres y mujeres.
Problematicen las concepciones rígidas sobre lo considerado
exclusivamente masculino o exclusivamente femenino identificando prejuicios y
estereotipos de género y las consecuencias negativas que provocan a mujeres
y varones.
Incorporen el concepto de igualdad de género para abordar las
desigualdades y hacer realidad la igualdad de todas las personas
independientemente de su género.
3. Estereotipo de género
Conversamos: ¿Qué actitudes diferentes se exige generalmente de una niña o de un niño?
¿Qué se espera de cada uno/a? Anotamos en el pizarrón las ideas.
Llegamos a la conclusión de que estos son estereotipos de género y determinan roles y
funciones para varones y mujeres.
Consigna: Escribir cómo es o cómo debe ser cada uno/a según nuestra sociedad.
Escribiremos el siguiente mensaje en nuestra carpeta y luego en una cartulina:
Los estereotipos de género de la publicidad a lo largo del tiempo
Los estereotipos de género siempre han estado presentes en la sociedad sobre todo en la
publicidad.
Lo que nos venden
Se armarán tres grupos y se les entregará a cada uno las siguientes publicidades.
Grupo 1: Solange-Matheo- Emanuel- Lourdes
Grupo 2: Mateo- Areli- Alma
4. Grupo 3: Huilen- Albertina- Dante- Juanita
Consigna: Elegir entre diferentes anuncios de publicidad (sobre venta de autos,
cosméticos, artículos del hogar, etc.) una o dos propagandas por grupo y analizar en
base a las siguientes preguntas:
1. ¿A quién se le vende el producto?
2. ¿Cómo se dan cuenta a quiénes va dirigida la publicidad/propaganda?
3. ¿Qué finalidad tiene la propaganda?
4. b) ¿Por qué creen que la mayoría de las publicidades de estos productos siempre van
dirigidas a las mujeres?
Plenario: Puesta en común
Luego de analizar las publicidades, cada grupo arma una publicidad con el mismo producto con
un lenguaje no machista.
Consigna: Armar nuevamente las publicidades con el mismo producto utilizando un lenguaje
que incluya a ambos géneros. Dibujar y escribir frases acordes a la publicidad.
Cierre: Cada grupo presenta su publicidad