El documento discute dos posiciones sobre la relación entre el lenguaje y el pensamiento: la teórica, que analiza las relaciones públicas entre ambos, y la empírica, que se basa en datos psicológicos. Según la posición empírica, el lenguaje y el pensamiento operan de forma independiente, donde el lenguaje es la manifestación externa del pensamiento y este último es el significado. El documento también distingue entre la forma, lo tangible y observable, y la sustancia, que determina el significado y significante.