El documento explica que el delito se compone de tres categorías: conducta típica, antijuridica y culpabilidad. Estas categorías deben analizarse en orden estricto, confirmando cada una antes de pasar a la siguiente, para determinar sistemáticamente si se cometió un delito. Una vez superada una categoría, no se puede retroceder a una anterior. El orden metodológico es crucial para aplicar correctamente los criterios de interpretación de la teoría del delito.