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• Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (I): fundamentos
• Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (II): realización
• Interpretación clínica de las deflexiones electrocardiográficas
• Arritmias cardíacas: alteraciones en la formación del impulso
• Arritmias cardíacas: alteraciones en la conducción del impulso
• Electrocardiografía en otras especies: équidos y aves
• Utilidad clínica de la electrocardiografía en medicina veterinaria: casos clínicos
Electrocardiografía
La electrocardiografía tiene una
enorme importancia en la medicina
veterinaria. La información que nos
ofrece en relación con la frecuencia
cardíaca, ritmo cardíaco, desviación
del eje, agrandamiento de las cámaras
cardíacas o anormalidades de la
conducción supone un complemento
inestimable en el marco de la
cardiología veterinaria.
No obstante hay que tener en cuenta que un elec-
trocardiograma
no debe nunca ser interpretado
de forma aislada
sino como una parte complementaria de un proceso
diagnóstico más amplio en el contexto de un caso
clínico. Baste recordar que los electrocardiogramas
aportan información sobre la actividad eléctrica
pero no sobre la actividad mecánica del corazón. Así
por ejemplo un paciente que presente una arritmia
significativa en el papel puede no mostrar ningún
signo clínico.
Polaridad de las derivaciones
Las deflexiones P, QRS y T que componen el tra-
zado electrocardiográfico están asociadas a ondas
de excitación eléctrica que se extienden a través del
corazón provocando la contracción muscular. Esta
contracción es el resultado de una actividad eléctri-
ca conocida como despolarización, y como tal
corriente eléctrica viaja desde su punto de origen (el
nódulo senoatrial) hasta el destino final en las célu-
las miocárdicas de los ventrículos.
La onda P representa la despolarización
de los atrios. El complejo QRS representa la
despolarización de los ventrículos. La onda T
representa la repolarización (o relajación)
ventricular.
La repolarización atrial no se puede ver en el tra-
zado electrocardiográfico porque permanece oculta
debido a la superposición de la despolarización ven-
tricular. El electrocardiograma representa el sumato-
rio de todas las despolarizaciones y repolarizaciones
de cada célula muscular cardíaca (figura 1) que se
sucede repetitivamente de forma altamente organi-
zada y rítmica constituyendo el trazado electrocar-
diográfico visible.
Un paciente es conectado a la máquina elec-
trocardiográfica por medio de una serie de cables.
Estos cables son, de hecho, electrodos que permiten
una visión de la actividad eléctrica del corazón entre
dos puntos (figura 2). La selección de una derivación
en la máquina electrocardiográfica hace que unos
electrodos (cables) específicos se conviertan a polo
negativo o a polo positivo, dependiendo de la deri-
vación concreta que hayamos seleccionado.
Autores
Germán Santamarina
Pernas
Ramiro Torío Álvarez
Mª Luisa Suárez Rey
Dpto. Patología
Animal. Facultad de
Veterinaria de Lugo.
ECG
Principios básicos en
electrocardiografía veterinaria (I)
Para la correcta
interpretación de un
trazado
electrocardiográfico
es necesario un
conocimiento inicial
básico de cómo éste
se produce y qué
mide.
Iniciamos una serie
de artículos sobre la
electrocardiografía
en medicina
veterinaria que
permitan una visión
sencilla del mismo.
En esta primera
parte discutimos la
polaridad de los
electrodos, el
sistema de
conducción y como
estos elementos se
reflejan en el
trazado
electrocardiográfico.
Milivoltios
1mv=1cm
0,1
0,1
Segundos
0,02
P-R QRS
Q-T
P-R
seg.
S-T
seg.
P
R
S
Q
T
+
-
Figura 1 (izquierda).
Trazado
electrocardiográfico
normal de un perro.
Sensibilidad 1 cm=1 mV.
Velocidad del papel 50
mm/seg.
Figura 2 (derecha).
La actividad eléctrica
cardíaca se transmite
fácilmente a través de los
tejidos y fluidos
circundantes lo que
permite que pueda ser
registrada mediante
electrodos fijados a la
piel.
Ajustando la selección de la máquina a la deriva-
ción I hacemos que el electrodo unido al antebrazo
derecho sea negativo y el electrodo unido al ante-
brazo izquierdo sea positivo. Así la derivación I es
negativa en la derecha y positiva en la izquierda.
Seleccionando la derivación II provocamos que el
electrodo fijado al antebrazo derecho sea negativo y
el electrodo unido a la extremidad trasera izquierda
sea positivo. La elección de la derivación III con-
vierte el polo positivo en la extremidad trasera
izquierda y el polo negativo en el antebrazo izquier-
do (figura 3).
Si pretendemos seleccionar las derivaciones uni-
polares aumentadas de los miembros (aVR, aVL,
aVF) hemos de considerar que la máquina emplea
tres electrodos, uniendo dos de ellos entre sí para
crear una central con potencial cero y tomando
como polo positivo cada una de las extremidades
que queda libre en relación a dicha central. Al selec-
cionar la derivación aVR el electrodo unido al miem-
bro anterior derecho será positivo. La elección de la
derivavión aVL hace que el electrodo colocado en el
miembro anterior izquierdo sea positivo.
Seleccionando la derivación aVF convertimos la
extremidad posterior izquierda en el polo positivo.
Las derivaciones aVR, aVL y aVF tienen una orienta-
ción diferente a la de las anteriores, y permiten
construir otras tres líneas de referencia. (figura 4).
Cada derivación de los miembros toma un registro
desde distinto ángulo; por lo tanto, cada derivación
(I, II, III, aVR, aVL y aVF) es un aspecto diferente de
la misma actividad cardíaca (figura 5).
También podemos seleccionar las derivaciones pre-
cordiales con el mismo principio de funcionamiento
que las derivaciones unipolares aumentadas de los
miembros. Las derivaciones precordiales más fre-
cuentemente utilizadas en medicina veterinaria son
la CV5RL, CV6LL, CV6LU y CV10, que se corresponden
respectivamente con las derivaciones V1, V2, V4, y V6
en medicina humana. Para obtener las cuatro deriva-
ciones precordiales, se coloca un electrodo positivo
en los siguientes puntos del torax: CV5RL quinto
espacio intercostal derecho a nivel paraesternal,
CV6LL sexto espacio intercostal izquierdo a nivel
paraesternal, CV6LU sexto espacio intercostal
izquierdo a nivel costocondral, CV10 sobre el proceso
espinoso de la séptima vértebra torácica (figura 6).
Por norma en el flujo de corriente se determina
que cuando la actividad eléctrica se mueve hacia el
polo positivo de una derivación se inscribe una
deflexión positiva (hacia arriba) en el trazado elec-
trocardiográfico (figura 7).
De forma contraria cuando la actividad eléctrica se
mueve alejándose del polo positivo de una deriva-
ción se inscribe una deflexión negativa (hacia abajo).
Cuando el movimiento de la actividad eléctrica es
perpendicular al eje de una derivación, o cuando no
hay ningún movimiento detectado, ninguna defle-
xión (ni positiva ni negativa) será grabada.
La magnitud, o el tamaño, de la deflexión inscrita
es proporcional a la masa del músculo activado. Esta
norma del flujo de corriente es la base para la com-
prensión del sistema de derivaciones y la generación
de un trazado electrocardiográfico.
El Sistema de conducción
En la interpretación de un electrocardiograma la
anatomía es tan importante como la física (figura 8).
El sistema de conducción especializado del corazón
está diseñado para generar los impulsos eléctricos,
transmitir la actividad eléctrica rápidamente, coordi-
nar los momentos de contracción de los atrios y
ventrículos y responder ante las modulaciones del
sistema nervios simpático y parasimpático. Como las
células del corazón están unidas de forma tan ínti-
ma entre sí por medio del sistema de conducción, la
despolarización que comienza en cualquier área se
extiende rápidamente a través del corazón. Sin el
RA LA
LL
+- 1
2
3
aVR
aVL
aVF
V
+
-
1
2
3
aVR
aVL
aVF
V
+
-
1
2
3
aVR
aVL
aVF
V
Figura 3.
Derivaciones
bipolares: I, II, III.
I II III
sistema de conducción la despolarización tendría
que ocurrir de célula a célula, y como consecuencia
tardaría mucho más tiempo en desplazarse a través
del corazón.
Bajo condiciones normales el área que se despola-
riza más rápidamente (y así marca la frecuencia car-
díaca) es el nódulo senoatrial. El nódulo senoatrial
se localiza en la unión de la vena cava craneal y la
parte superior del atrio derecho. La despolarización
se extiende a través del atrio en dirección hacia
abajo hacia los ventrículos y entonces alcanza el
nódulo atrioventricular, el cual se localiza en la
unión entre el atrio derecho y el ventrículo derecho.
La corriente de despolarización es retrasada en el
nódulo atrioventricular de modo que le dará tiem-
po a los ventrículos a llenarse de sangre. La
actividad eléctrica se mueve lenta-
mente a través del nódulo atrio-
ventircular y en las porciones
proximales del sistema de
conducción ventricular.
Este sistema de conduc-
ción es conocido como
fascículo de His. Este
fascículo está forma-
do por una rama
derecha y una rama
izquierda, esta última
a su vez se subdivide
en rama izquierda
anterior y posterior.
La primera parte del
miocardio ventricular en
ser despolarizado después
de que la onda de despolari-
zación deja el fascículo de His es
el septo interventricular, el cual
sufre la despolarización en una dirección
de izquierda a derecha. La corriente luego se extien-
de a lo largo de las ramas izquierda y derecha del
fascículo hacia el vértice del corazón. Aquí las fibras
de Purkinje dirigen la onda de despolarización a tra-
vés de los ventrículos en una dirección ascendente
(hacia arriba), esencialmente exprimiendo la sangre
de los ventrículos hacia afuera. La última área en ser
despolarizada es la parte más superior de la pared
libre del ventrículo izquierdo. Toda esta actividad
produce un latido cardíaco sincronizado que enviará
la sangre al cerebro y permite al cuerpo mantener la
funcionalidad.
Qué ocurre en el papel
La despolarización del nódulo senoatrial es
un evento demasiado pequeño como
para ser detectado por el electro-
cardiograma. La activación de
este nódulo se reconoce por
su efecto en el tejido cir-
cundante y la expansión
resultante de la activi-
dad eléctrica a través
del atrio. La distribu-
ción de la actividad
eléctrica a través del
atrio sigue general-
mente una dirección
descendente y hacia la
izquierda, orientada
hacia el polo positivo de
la derivación II. Dado que
los atrios son estructuras de
paredes delgadas, con poca
masa muscular, la cantidad total
de actividad eléctrica no es particu-
larmente grande. Así la onda P, que se ins-
cribe con una dirección hacia arriba (positiva) tiene
+
-
1
2
3
aVR
aVL
aVF
V
+
-
1
2
3
aVR
aVL
aVF
V
+
-
1
2
3
aVR
aVL
aVF
V
Figura 4.
Derivaciones
unipolares
aumentadas:
aVR, aVL, aVF.
aVR aVL aVF
Figura 5.
Sistema hexaxial de las
derivaciones bipolares y
unipolares aumentadas.
El polo positivo de cada
derivación está indicado
por un círculo.
-90º
-60º
-30º
0º
+30º
+60º
+90º
+120º
+150º
-180º
+180º
-120º
-150º
+
aVL
+
aVR
+
aVF
+I
+II+III
pronto como la onda de despolarización ha atrave-
sado el nódulo atrioventricular y el fascículo de His
y sus ramas, la primera parte del miocardio ventri-
cular que se despolariza es el septo interventricular.
La despolarización tiene lugar de izquierda a dere-
cha. Debido a la pequeña masa del septo, el movi-
miento de corriente a través del septo resulta en
una deflexión hacia abajo (negativa) en la deriva-
ción II y crea un trazado en el electrocardiograma
conocido como la onda Q (figuras 1).
La despolarización se extiende luego a lo largo del
sistema de conducción ventricular del modo descrito
con anterioridad. La despolarización de ambos ven-
trículos ocurre casi simultáneamente, pero como el
ventrículo izquierdo tiene una masa mayor a la del
derecho el sumatorio de toda la actividad eléctrica
viaja en una dirección hacia la izquierda y hacia
abajo. Este tipo de actividad inscribe una deflexión
grande y hacia arriba (positiva) en la derivación II,
esta inscripción se conoce como la onda R (figuras 1).
La despolarización ventricular continúa a través
del resto de los ventrículos, moviéndose la activa-
ción eléctrica generalmente en una dirección hacia
arriba desde el vértice a la base. El resultado, en la
derivación II, es la deflexión hacia abajo (negativa)
que define la onda S (figura 1). Una vez que el ven-
trículo está completamente despolarizado hay poca
actividad hasta que la repolarización, o relajación
ventricular, comienza. Entre la despolarización y la
repolarización se genera poca actividad eléctrica.
Durante este tiempo se inscribe una línea plana
conocida por segmento ST (figura 1).
La repolarización tiene lugar entonces desde el
endocardio hacia el epicardio, y como el ventrículo
izquierdo tienen más masa que el derecho, la repo-
larización generalmente resulta en una actividad
eléctrica que viaja en dirección hacia abajo y hacia
la izquierda. Esta actividad produce normalmente
una onda T hacia arriba (positiva) en la derivación II,
si bien su orientación en los animales es bastante
variable y sus límites no están bien definidos,
pudiendo ser negativa e incluso bifásica (figura 1).
Un período de inactividad eléctrica sigue a la repo-
larización, y la linea basal (isoeléctrica) permanece
plana hasta que el nódulo senoatrial comienza el
ciclo de nuevo. y
Lecturas recomendadas
Edwards NJ. Boltonís handbook of canine and
feline electrocardiography, 2ª ed. Philadelphia, WB
Saunders, 1987.
Ettinger SJ, Feldman EC. Texbook of veterinary
internal medicine.4ª ed Philadelphia, WB Saunders
Company, 1995.
Fox PR. Canine and feline cardiology. Churchill
Livingstone, 1988.
Miller MS et al. Electrocardiography. Manual of
canine and feline cardiology. Philadelphia, WB
Saunders Company, 1995.
Tilley LP. Essentials of canine and feline electro-
cardiography. 3ª ed. Philadelphia, Lea & Febiger,
1992.
+
-
1
2
3
aVR
aVL
aVF
V
Electrodo
torácico
rV2
(CV5RL)
V2
(CV6LL)
V4
(CV6LU)
rV2
(CV5RL)
V2
(CV6LL)
V4
(CV6LU)
V10
(CV10)
Figura 6. Derivaciones
precordiales: CV5RL, CV6LL, CV6LU,
CV10. . Colocación de los electrodos
y posición relativa de cada una de
las derivaciones
respecto al flujo
de des-
polarización.
Figura 7. Representación gráfica de la norma del flujo de corriente eléctrica. La
corriente que va hacia el polo positivo muestra una defrexión positiva en el
electrocardiograma y viceversa. Cuando el flujo de corriente viaja en dirección
perpendicular al eje del dipolo se inscribe una deflexión isoeléctrica.
-
+ + + + +
- - - -
una amplitud relativamente pequeña (figura 1).
El retraso de la despolarización que ocurre en el
nódulo atrioventricular (con el fin de darle tiempo a
los ventrículos para llenarse) no produce una onda
de despolarización detectable y por lo tanto no se
inscribe ninguna deflexión en el trazado electrocar-
diográfico. Esto se llama intervalo PR (figura 1). Tan
Fascículo anterior
Fascículo posterior
Fibras de
Purkinje
Rama izquierdaRama derecha
Nódulo A-V
Fascículo
de His
Tractos
internodales
Nódulo
sinusal
Figura 8.
Sistema de
conducción del
corazón
En este artículo abordamos
aquellos aspectos referentes a la
realización del
electrocardiograma, posibles
artefactos y el acercamiento
metódico a la interpretación del
registro.
Realización del electrocardiograma:
posición y colocación de los electrodos
En primer lugar un electrocardiograma debería
realizarse en una habitación tranquila con el fin de
que el animal esté lo menos alterado posible.
El éxito de un buen registro
electrocardiográfico va a residir en el correcto
posicionamiento y sujeción del paciente así
como en la colocación de los electrodos.
Por convenio ciertas posturas del paciente y los
lugares de colocación de los electrodos han sido
estandarizados en los animales domésticos. Los
perros y gatos deben estar en decúbito lateral
derecho y en la posición más confortable posible.
Debemos así recordar que en animales con severa
dificultad respiratoria resulta muy estresante el
decúbito lateral, al igual que esta posición puede
resultar inadecuada en animales en estado crítico.
En estos casos el electrocardiograma puede ser
hecho con el animal en decúbito esternal o inclu-
so en estación si fuese necesario. Sin embargo
hay que tener en cuenta que con el animal en estas
posiciones las medidas de amplitudes de las ondas o
la detección de los patrones de agrandamiento de
las cámaras (eje cardíaco) pierden fiabilidad, aunque
el electrocardiograma podrá ser utilizado para la
interpretación del ritmo y de los intervalos entre
ondas. Es importante recordar que la detección de
los agrandamientos de las cámaras requiere que nos
adaptemos al estándar en cuanto a la posición del
paciente y colocación de los electrodos, mientras
que la evaluación de las arritmias necesita sólo que
los electrodos estén fijados al animal.
Con el paciente en decúbito lateral derecho la
persona que lo sujeta se sitúa en frente al dorso
del animal pasando su brazo derecho sobre el cue-
llo del paciente para sujetarle los antebrazos y
colocando un dedo entre las dos extremidades de
modo que no se toquen una con la otra. Con la
mano izquierda sujetará de forma similar las extre-
midades traseras. El húmero y fémur de las extre-
midades deben situarse formando, en la medida de
lo posible, un ángulo recto con el cuerpo y parale-
los entre sí (figura 1).
Autores
Ramiro Torío Álvarez
Mª Luisa Suárez Rey
Germán Santamarina
Pernas
Dpto. Patología
Animal: Medicina
Veterinaria. Facultad
de Veterinaria de León.
Campus de Vegazana
s/n. 24007 León.
Tel: (987) 29 12 14.
ECG
Principios básicos en
electrocardiografía veterinaria (II)
Este artículo es el
segundo de una
serie de
publicaciones en las
que tratamos de
llevar a cabo un
acercamiento
práctico y sencillo
hacia la
electrocardiografía
veterinaria. En la
primera parte
hemos discutido los
fundamentos del
electrocardiograma
tales como la
fisiología de la
despolarización y
repolarización y la
anatomía del
sistema de
conducción, así
como las bases
electrofísicas del
registro
electrocardiográfico
en sus derivaciones
fundamentales. A
continuación
abordaremos
aquellos aspectos
referentes a la
realización del
electrocardiograma,
posibles artefactos y
el acercamiento
metódico a la
interpretación del
registro.Figura 1. Posicionamiento estandar, sujeción del animal
y colocación de los electrodos para la obtención del registro electrocardiográfico.
Los electrodos se fijarán al cuerpo de forma pre-
ferible utilizando pinzas de cocodrilo a las que se les
haya limado o aplanado los dientes (figura 2), colo-
cándolas por debajo de los codos en las extremida-
des delanteras y por debajo de las rodillas en las tra-
seras (esta ubicación confiere generalmente una
distancia suficiente para evitar las interferencias del
movimiento torácico en el registro). El color de los
electrodos responde a un código internacional de la
manera que sigue (en EE.UU. el código de colores
es diferente):
Electrodo Amarillo: extremidad anterior izquierda.
Electrodo Rojo: extremidad anterior derecha.
Electrodo Verde: extremidad posterior izquierda.
Electrodo Negro: extremidad posterior derecha.
En animales de pelo largo debemos asegurarnos
bien de que la pinza se coloca directamente sobre
la piel, no sobre el pelo. Debemos usar alguna
solución de contacto con el objetivo de asegurar la
conducción eléctrica. Las opciones incluyen alco-
hol o pastas (geles) de electrodos. El alcohol pre-
senta el inconveniente de su rápida evaporación,
de modo que se recomienda el uso de las pastas si
se prevé que la sesión puede prolongarse. El exce-
so de pasta o agente conductor puede extenderse
y originar contactos indeseables que ocasionan
artefactos en el trazado electrocardiográfico.
La primera variable que debe ser ajustada en el
electrocardiógrafo (figura 3) es la sensibilidad. La
mayoría de las máquinas tienen varias opciones
para este ajuste, con el selector en posición de
sensibilidad estándar señalando al 1 obtendre-
mos al presionar el botón de prueba del milivol-
taje una deflexión de 1 cm en el papel. Esa defle-
xión puede ser cambiada a 0,5 cm ó 2,0 cm sim-
plemente cambiando el selector de sensibilidad.
La sensibilidad estándar de 1mV=1cm es
apropiada para la mayoría de los electrocardio-
gramas. Cuando con el ajuste estándar el traza-
do de las deflexiones desborda los márgenes del
papel la sensibilidad debe reducirse a la mitad de
modo que sea 1mV=0,5cm. Si las ondas P no son
visibles (lo cual es un problema común en gatos)
la sensibilidad debería ser doblada quedando
1mV=2,0cm (figura 4).
La mayoría de los electrocardiogramas en perros
y gatos son realizados a la velocidad estándar de
50 mm/seg. El botón de selección de la velocidad
de papel generalmente ofrece dos opciones: 50
mm/seg. ó 25 mm/seg. En general cuanto más
rápida sea la frecuencia cardíaca esperada mayor
debe ser la velocidad de papel a escoger. Cuando
el electrocardiograma se registra a la velocidad de
papel de 50 mm/seg., cada pequeña cuadrícula (1
mm) sobre el eje horizontal representa 0,02
segundos. De esta manera al medir el ancho
(número de cuadrículas) de cada porción del com-
plejo P-QRS-T y multiplicando por 0,02 podremos
determinar la duración en segundos de la activi-
dad eléctrica de cualquier onda o intervalo (a 25
mm/seg. cada cuadrícula representa 0,04 segun-
dos) (figura 4).
Figura 2.
Electrodos unidos a
pinzas de cocodrilo para
su fijación a la piel del
paciente. Código
internacional de colores
en los electrodos.
Figura 3. Electrocardiógrafo con los diferentes
selectores de velocidad, sensibilidad, etc.
Figura 4. Representación de un registro electrocardiográfico normal en la
derivación II, P-QRS-T segmentos e intervalos. Las medidas de la amplitud
(milivoltios) se indican por movimientos positivos o negativos; los intervalos de
tiempo (segundos) se indican de izquierda a derecha. Velocidad del papel, 50
mm/seg; 1 cm = 1 mV.
Linea Basal
0,02 seg.0,1 seg.segmento
PR
0,1 mV.
0,5 mV.
QRS
Intervalo Intervalo
P-R Q-T
R
P
Q S
S-T
T
Segmento
En la parte superior del papel electrocardiográfi-
co se observan unas marcas verticales que apare-
cen cada cierto espacio, los cuales son muy útiles
para ayudarnos a calcular la frecuencia cardíaca
(marcas señaladas con una flecha vertical en las
figuras 8 y 9. A una velocidad de papel de 50
mm/seg. el tiempo de intervalo entre dos de estas
marcas es de 1,5 segundos (a 25 mm/seg. es de 3
segundos).
Si se detecta algún tipo de arritmia durante la eje-
cución del electrocardiograma debemos obtener
una tira de papel de ritmo que consiste en registrar
la derivación II a la velocidad de papel más pequeña
(25 mm/seg.) durante el tiempo necesario para
demostrar la arritmia. El motivo para seleccionar la
menor velocidad en estos casos es que de esta
manera obtendremos un registro más comprimido,
con mayor número de complejos por tramo de
papel.
Artefactos
en la realización del registro
electrocardiográfico
Los artefactos durante la grabación del electrocar-
diograma son muy comunes y se deben reconocer
para evitar interpretaciones erróneas y corregirlas en
la medida de lo posible. Algunos de los artefactos
más frecuentes son los que siguen:
Interferencias de 50 ciclos ó 60 ciclos (figura 5).
Se trata de un patrón de interferencia eléctrica
que aparece cuando el equipo eléctrico no está ade-
cuadamente conectado a tierra.
Se evidencia como una secuencia continua
de ondas pequeñas y afiladas a una frecuencia
de 50 ondas (ciclos) por segundo.
En la bibliografía americana se refieren a este
artefacto como interferencia de 60 ciclos, pues la
fuente habitual de corriente alterna en los Estados
Unidos es de 60 hertzios, mientras que en Europa lo
habitual es que las tomas de corriente alterna sean
de 50 hertzios.
Hay varios métodos para corregir el problema:
asegurarse de que el cable de suministro de
corriente está correctamente conectado a tierra;
asegurarse que las pinzas están en contacto con la
piel; asegurarse de que las pinzas están bien limpias
y hacen correcta conexión con el cable; enchufar el
equipo en otra fuente de electricidad próxima; apa-
gar las lamparas fluorescentes que haya próximas;
evitar que las extremidades del paciente estén en
contacto unas con otras; asegurarse de que los
electrodos no estén tocando ni a la mesa ni a la
persona que esta sujetando al paciente; apagar
cualquier aparato eléctrico que esté conectado al
mismo circuito que el electrocardiógrafo.
Cualquiera de estas circunstancias y algunas otras
pueden causar una interferencia de 50 ciclos, y a
veces el problema es muy difícil de corregir. No obs-
tante debemos intentarlo pues este tipo de interfe-
rencia hace que el electrocardiograma sea muy difí-
cil o imposible de leer.
Temblores musculares (figura 6).
Los temblores musculares
pueden llegar a producir
movimientos rápidos
e irregulares de la línea basal.
Para corregir este problema hay que asegurarse
de que el paciente está tranquilo y confortable;
reajustar o volver a colocar las pinzas; colocar una
mano sobre el pecho y presionando moderada-
mente durante el momento de la grabación del
Figura 5.
Interferencia de 50
ciclos que dificulta la
interpretación del
electrocardiograma.
registro electrocardiográfico a menudo minimiza el
temblor; una suave tranquilización es segura en la
mayoría de los casos, pero hay que tenerla en
cuenta a la hora de interpretar el registro. El ron-
roneo de los gatos también causa este artefacto,
para lo cual una manipulación suave sobre la larin-
ge o bien un ligero soplido sobre la cara ayuda a
eliminar el problema.
Línea basal errante (figura 7).
Suele estar causada por cambios en la resistencia
entre el electrodo y el paciente.
Los movimientos respiratorios
son la causa más común, resultando
en una elevación y descenso rítmico
de la línea basal.
También se producen cuando el animal se mueve,
jadea o tose. Para corregir el problema hay que
colocar al animal en estación o en posición esternal
si presenta dificultad respiratoria. Si no es el caso se
puede mantener la boca cerrada durante 3 ó 4
segundos para obtener un trazado legible en cada
derivación.
Figura 6.
Reflejo de los temblores
musculares en la línea
basal del registro
electrocardiográfico.
Figura 7.
Línea basal errante por
los movimientos del
animal.
Interpretación del electrocardiograma
Un electrocardiograma completo debe
incluir, al menos, tres o cuatro complejos
P-QRS-T en cada derivación bipolar (I, II y
III), tres o cuatro en cada derivación unipolar
aumentada (aVR, aVL y aVF) y al menos 15 ó
20 en la derivación II a velocidad lenta
(25 mm/seg.). Las derivaciones precordiales
se registran sólo en condiciones específicas.
El electrocardiograma ofrece una enorme canti-
dad de información y con un poco de entrenamien-
to no resulta difícil aprender a reconocer todos los
tipos de alteraciones cardíacas en un electrocardio-
grama.
Hay cinco pasos básicos en el proceso de
interpretación de un electrocardiograma: deter-
minar la frecuencia cardíaca, determinar el ritmo
cardíaco, determinar el eje cardíaco, medir la ampli-
tud y la duración de las ondas, segmentos e interva-
los, y aplicar una serie de criterios que definen los
agrandamientos de las cámaras y las anormalidades
de la conducción. En la tabla 1 se registran los valo-
res normales para perro y gato.
Frecuencia cardíaca
La frecuencia cardíaca está en función de muchas
variables. Está regulada, entre otras cosas, por un
equilibrio entre la actividad simpaticomimética y
parasimpaticomimética (vagal). La estimulación
parasimpaticomimética reduce la frecuencia cardía-
ca (como ocurre en los casos de enfermedad bron-
quial), mientras que la estimulación simpaticomi-
mética la incrementa (como puede ocurrir con un
gato nervioso). El estímulo parasimpaticomimético
puede además estar influenciado por el estado del
corazón y del sistema circulatorio. El nódulo sinusal
es el marcapasos biológico del corazón; bajo cir-
cunstancias normales este nódulo hace que el cora-
zón lata entre 80 y 120 veces por minuto. Si el
nódulo sinusal falla la próxima área marcapasos
será la unión aurículo-ventricular que permite latir
al corazón a una frecuencia de 40 a 60 latidos por
minuto. Si fallan ambos, el nódulo sinusal y la
unión atrio-ventricular, los ventrículos tomarán el
mando y la frecuencia cardíaca caerá a 20-40 lati-
dos por minuto. Algunos fármacos tales como la
atropina o la digoxina también pueden afectar a la
frecuencia cardíaca.
Podemos hacer uso de varios métodos para
calcular la frecuencia cardíaca (suponiendo siem-
pre que la velocidad del papel es 50 mm/seg.):
‚ Contar el número de ondas R que se han regis-
trado entre 2 espacios de las marcas verticales de la
parte superior del papel (lo que equivale al número
de ondas R o latidos en 3 segundos de recorrido de
papel) y multiplicar este número por 20, obteniendo
el valor de la frecuencia cardíaca en latidos/minuto
(figuras. 8 y 9). Este método es muy rápido aunque
poco preciso, pero nos da una idea aproximada de
la frecuencia cuando el ritmo es irregular.
ƒ Una cuadrícula pequeña (1 mm) es igual a 0,02
segundos de recorrido de papel. De modo que el
número de cuadrículas pequeñas que hay en un
minuto se obtienen dividiendo 60 entre 0,02 (es
decir 3.000). Así dividiendo 3.000 entre el número
de cuadrículas pequeñas que contamos en un inter-
valo R-R hallaremos la frecuencia cardíaca (figura 8).
Es el método más seguro pero solo puede ser utili-
zado cuando el ritmo cardíaco es regular.
„ Una cuadrícula de las grandes (5 mm) es igual
a 0,02 seg. x 5, es decir 0,10 segundos de recorrido
de papel. De modo que el número de cuadrículas
Valores normales de los intervalos
y amplitudes en el perro y el gato
(derivación II, 50 mm/seg., 1mV = 1cm).
PERRO y GATO
Onda P (perro)
Duración: máximo 0,04 seg.
Amplitud: máximo 0,4 mV.
Onda P (gato)
Duración: máximo 0,04 seg.
Amplitud: máximo 0,2 mV.
Intervalo PR (perro)
Duración: 0,06 a 0,13 seg.
Intervalo PR (gato)
Duración: 0,05 a 0,09 seg.
Complejo QRS (perro)
Duración: máximo 0,05 seg. en razas
pequeñas, 0,06 seg. en las razas grandes.
Amplitud de la onda R: máximo 3,0 mV en
razas grandes, 2,5 mV en razas pequeñas.
Complejo QRS (gato)
Duración: máximo 0,04 seg.
Amplitud de la onda R: máximo 0,9 mV.
Segmento ST (perro)
Descenso menor de 0,2 mV.
Elevación no mayor de 0,15 mV.
Segmento ST (gato)
Descenso o elevación no marcada.
Onda T (perro)
Puede ser positiva, negativa o bifásica.
No mayor que un cuarto de la amplitud
de la onda R.
Onda T (gato)
Puede ser positiva, negativa o bifásica.
Amplitud: 0,3 mV.
Intervalo QT (perro)
Duración 0,15 a 0,25 seg. en frecuencias
normales, varía con la frecuencia.
Intervalo QT (gato)
Duración 0,12 a 0,18 seg. en frecuencias
normales, varía con la frecuencia.
Tabla 1.
grandes que hay en un minuto se obtienen divi-
diendo 60 entre 0,10 (es decir 600). Así dividiendo
600 entre el número de cuadrículas grandes que
contamos en un intervalo R-R nos permite obtener
la frecuencia cardíaca (figura. 9). Este método es
sólo útil cuando el ritmo cardíaco es regular, y pier-
de precisión cuando las frecuencias cardíacas son
muy altas.
… El método secuencial consiste en encontrar una
onda R cuyo pico coincida con una de las divisiones
verticales gruesa (son las líneas que delimitan las
cuadrículas grandes) y asignar los siguientes núme-
ros a las próximas seis líneas gruesas: 600, 300,
200, 150, 120, 100, respectivamente. Encontrar el
pico de la siguiente onda R y estimar la frecuencia
por minuto basada en el número asignado a la línea
gruesa más próxima a dicha onda R (figura 10). Este
método es muy rápido una vez que logras familiari-
zarte con él.
Determinación del eje eléctrico cardíaco.
El eje eléctrico cardíaco o eje eléctrico medio o
simplemente eje cardíaco se refiere a la dirección
media de todos los potenciales eléctricos que se
generan en todas la direcciones del corazón duran-
te el ciclo cardíaco. Usando el sistema hexaxial de
derivaciones y los diferentes ángulos sobre los cua-
les éstos registran la actividad eléctrica, podremos
estimar el eje eléctrico medio del complejo QRS en
el plano frontal.
En un corazón normal de perro el eje cardíaco
caerá entre los +40° y los +100°, mientras que en
corazón felino normal el eje se encontrará en un
rango mayor entre 0° y +160°.
El significado de la determinación del eje
cardíaco radica en la información que nos
aporta sobre el agrandamiento de los
ventrículos.
Además también es útil en el diagnóstico de deter-
minadas anormalidades de la conducción (bloque-
os) que afectan a las ramas izquierda y derecha del
fascículo.
El método más fiable para calcular el eje cardíaco
precisa medir la superficie de los complejos QRS en
diferentes derivaciones, pero como ese proceso es
ciertamente difícil normalmente se logra una
correcta estimación del eje midiendo la amplitud de
las deflexiones de los complejos QRS.
Hay tres métodos básicos para estimar el eje
cardíaco en el plano frontal:
‚ Método de la derivación isoeléctrica (figura
11). Consiste en localizar aquella derivación en la
que la suma algebraica de las deflexiones del com-
plejo QRS sea igual a 0 (la positiva, R, con signo
positivo y las negativas Q y S con signo negativo).
Esta se denominará derivación isoeléctrica. El eje
eléctrico cardíaco debe ser perpendicular a dicha
derivación, por lo que debemos observar el valor
que adquiere la suma algebraica de las deflexiones
del complejo QRS en la derivación perpendicular a
la isoeléctrica la cual según sea positiva o negativa
nos dará la estimación de los grados del eje cardía-
6 ondas R x 20 = 120 lpm
3000 : 24 = 125 lpm
3 segundos
24 cuadrículas
pequeñas
II
RR
II
Figura 8. En el ejemplo se calcula la frecuencia cardíaca en un
electrocardiograma de perro. Utilizamos los dos métodos anteriormente descritos.
El número de ondas R en tres segundos multiplicado por 20 nos da el valor de la
frecuencia cardíaca en latidos/minuto (6 x 20= 120). Utilizando el otro método
vemos como el número de cuadraditos pequeños entre dos ondas R es de 24;
dividiendo 3000 entre 24 obtenemos un valor de 125 latidos/minuto.
La velocidad del papel es de 50 mm/seg.
4 ondas R x 20 = 80 lpm
600 : 8 = 75 lpm
3 segundos
8 cuadrados grandes
IIII
Figura 9. En este ejemplo obtenemos una frecuencia de 80 latidos/minuto
utilizando el primer método y 75 latidos/minuto según se describe en el punto 3
del texto. La velocidad del papel es de 50 mm/seg.
Figura 10.
En este ejemplo se
aprecia claramente una
frecuencia entre 150 y
120 latidos/minuto.
PRIN
CIPIO
"600"
"300"
"200"
"150"
"120"
co. Es la forma más sencilla y práctica de obtener el
eje cardíaco.
ƒ Estimación del eje por la mayor deflexión
(figura 12). Permite estimar el eje cardíaco con un
error de aproximadamente 30° simplemente obser-
vando las derivaciones I, II y III. El procedimiento
consiste en escoger la derivación con la mayor
suma neta de las deflexiones del complejo QRS. El
eje cardíaco será relativamente paralelo al eje de
esta derivación, con lo cual sabiendo si la suma
neta es positiva o negativa podremos estimar los
grados de eje cardíaco asignándole el ángulo que
ocupa dicha derivación en el sistema hexaxial. Este
método sirve como un indicador general pues no
siempre es preciso.
„ Representación de dos derivaciones (figura
13). Consiste en seleccionar dos derivaciones (sue-
len escogerse la derivación I y la derivación III) y
obtener la suma neta de las deflexiones positivas y
negativas de un complejo QRS de cada una de las
dos derivaciones. Los valores obtenidos debemos
superponerlos en los ejes de las derivaciones corres-
pondientes (en el sentido positivo o negativo según
corresponda). Describiremos una línea perpendicu-
lar a cada derivación desde el punto que nos ha
marcado el valor que hemos superpuesto. Una línea
dibujada desde el centro del sistema triaxial o hexa-
xial hasta el punto de corte de las dos perpendicu-
lares nos definirá la dirección y el sentido del eje
cardíaco. Es el método más preciso para la estima-
ción del eje eléctrico medio y suele ser usado de
forma rutinaria por lo que disponemos de tablas en
las que introduciendo los valores descritos para las
derivaciones I y III obtendremos rápidamente el eje
cardíaco.
Medidas de los intervalos y amplitudes.
Las mediciones de los intervalos y amplitudes sue-
len realizarse generalmente en la derivación II. Si
disponemos de un compás de calibración se facilita
mucho la medición. Debemos tener en cuenta que a
la velocidad de papel de 50 mm/seg. cada cuadrícu-
la pequeña (1 mm) en el sentido horizontal equiva-
le a 0,02 segundos, por lo que una cuadrícula gran-
de (5 mm) supone 0,1 segundos. En cuanto a la
amplitud con una sensibilidad estándar de 1 cm = 1
mV cada cuadrícula pequeña en el sentido vertical
equivale a 0,1 mV y cada cuadrícula grande repre-
sentará 0,5 mV (figura 4).
El intervalo P comienza con la primera deflexión
I II III aVR aVL aVF
+60º
+90º
+120º
+
aVF
+II+III
-90º
-60º
-30º
0º
+30º+150º
-180º
+180º
-120º
-150º
+
aVL
+
aVR
+I
0º
Figura 11. El eje cardíaco medio en este electrocardiograma canino es de + 90°. La derivación I es isoeléctrica (suma=0). La derivación
perpendicular a la derivación I es aVF, como la derivación aVF es positiva (suma=+5), el eje calculado tiene un valor de + 90° (eje normal).
I II III aVR aVL aVF
+60º
+90º
+120º
+
aVF
+II
-90º
-60º
-30º
0º
+30º+150º
-180º
+180º
-120º
-150º
+
aVL
+
aVR
+I
+
III
0º
Figura 12. En este registro electrocardiográfico, ninguna derivación es isoeléctrica. La derivación II es la que tiene un complejo QRS de
mayor amplitud. El eje debe ser relativamente paralelo a la derivación II, como la derivación II es positiva, el eje tiene que estar próximo a +
60°. La derivación aVL es perpendicular a la derivación II. Como aVL es más positiva que negativa, el eje es menor de 60°. El eje es de +50°.
Q= - 6
R= + 15
+ 9
Q= - 5
R= + 12
+ 7
Q= - 6
R= + 4
- 2
Q= - 5
R= + 2
- 3
Q= - 6
R= + 11
+ 5
Q= - 2
R= + 2
0
hacia arriba (positiva) desde la línea basal y finaliza
cuando esta retorna a la misma línea isoeléctrica, y
su amplitud va desde el borde superior de la línea
basal hasta el pico de la misma onda.
El intervalo PR se mide desde el comienzo de la
onda P hasta la primera deflexión del complejo
QRS. Este intervalo debería ser aproximadamente
el mismo de complejo en complejo; cuando varía
de latido en latido podrá ser consecuencia de
algún tipo de arritmia o alteración de la conduc-
ción. El intervalo PR también varía con la frecuen-
cia cardíaca, cuanto mayor es ésta más se acorta el
tiempo de conducción a través del atrio y nódulo
A-V hacia el fascículo de His y por lo tanto se redu-
ce el intervalo PR.
La anchura del complejo QRS se mide desde el
comienzo de la primera deflexión hasta el fin de la
última. La amplitud de la onda R (onda positiva del
complejo QRS) va desde al borde superior de la línea
basal hasta el pico de la deflexión. De forma similar
las amplitudes de las ondas Q y S alcanzan desde el
borde inferior de la línea basal hasta el pico de las
mismas (la onda Q es la onda del complejo QRS
negativa previa a una onda R y la onda S es la onda
negativa del complejo QRS posterior a la onda R).
Complejos QRS de baja amplitud suelen estar cau-
sados por derrames pericárdicos o pleurales o bien
por obesidad del animal.
El segmento ST se mide desde el final de la onda
S hasta el primer movimiento positivo o negativo de
la onda T. Aunque la duración de este segmento no
suele tener generalmente una significación clínica,
es importante destacar que en el curso de algunas
alteraciones cardíacas (hipoxia miocárdica, infarto
miocárdico, hiperkalemia...) puede situarse por
encima o por debajo del nivel de la línea basal isoe-
léctrica.
La onda T está poco definida pero determinadas
anormalidades (hipoxia miocárdica, infarto miocár-
dico, hiperkalemia...) pueden manifestarse con
cambios de amplitud, forma y polaridad de la
misma.
El intervalo QT se mide desde el comienzo del
complejo QRS hasta el retorno final de la onda T a
la línea basal. Este intervalo está inversamente rela-
cionado con la frecuencia cardíaca de forma similar
a lo que ocurre con el intervalo PR, a mayor fre-
cuencia menor distancia del intervalo QT. Aunque
no es de mucha utilidad diagnóstica una norma útil
es que el intervalo QT debería medir menos de la
mitad del precedente intervalo RR. Alteraciones
orgánicas como hipercalcemia, hiperkalemia o into-
xicación con digitálicos pueden acortarlo y de forma
inversa la hipocalcemia o la hipokalemia lo tienden
a alargar.
El intervalo RR se mide desde el vértice de una
onda R hasta el vértice de la onda R siguiente. Se
usa mucho para el cálculo de la frecuencia cardíaca
y la observación de alteraciones del ritmo. y
Lecturas recomendadas
Edwards NJ. Bolton's handbook of canine and
feline electrocardiography, 2ª ed. Philadelphia, WB
Saunders, 1987.
Ettinger SJ, Feldman EC. Texbook of veterinary
internal medicine.4ª ed Philadelphia, WB Saunders
Company, 1995.
Fox PR. Canine and feline cardiology. Churchill
Livingstone, 1988.
Miller MS et al. Electrocardiography. Manual of
canine and feline cardiology. Philadelphia, WB
Saunders Company, 1995.
Tilley LP. Essentials of canine and feline electro-
cardiography. 3ª ed. Philadelphia, Lea & Febiger,
1992.
Figura 13.
El registro electrocardiográfico
corresponde al mismo animal que en la figura 12,
obteniendo un eje de +50°.
-60°
0°
+60°+120°
180°
-120°
III II
13
7,5
+50°
DERIVACIÓN III
Q = - 0,5
R = +8
+7,5
DERIVACIÓN I
Q = - 1
R = +14
+13
III
I
+-
I
Uno de los primeros y más
importantes pasos en la interpretación
electrocardiográfica es la
diferenciación entre lo que es normal
y anormal. Siguiendo este criterio
describiremos la interpretación de las
distintas deflexiones del
electrocardiograma y la información
que de ellas podemos obtener.
Salvo indicación expresa todas las mediciones
iniciales son realizadas sobre la derivación II.
La onda P
La onda P es el primer componente de un
electrocardiograma (ECG) normal y viene
producida por la despolarización de ambos
atrios, derecho e izquierdo.
La duración (anchura) de la onda P representa el
tiempo necesario para que se produzca la
conducción del atrio y la despolarización de su
miocardio. La amplitud (altura) de la onda P
representa la cantidad de corriente generada
durante ese tiempo. La onda P precede siempre al
complejo QRS y está separada del mismo por el
segmento P-R (figura 1).
• Duración: la duración (anchura) normal de la
onda P en perros y gatos es de 0,04 seg. No se con-
sidera una duración mínima de la misma por la
variabilidad de los efectos que pueden influir en la
transmisión eléctrica a la superficie corporal. Sin
embargo sí se enfatiza mucho sobre la duración
máxima de la onda P. Un incremento de duración
(anchura) de dicha onda más allá de lo normal se
denomina onda P mitral (figura 2) y generalmente
se asocia a un agrandamiento del atrio izquierdo
(figura 3).
• Amplitud: la amplitud (altura) normal de la
onda P varía según la especie (0,4 mV en perros;
0,2 mV en gatos). No hay restricciones con respec-
to a la altura mínima de la onda, pero sí en cuan-
to a la máxima. Un incremento de la amplitud
(altura) por encima de lo considerado normal se
denomina onda P pulmonar (figura 4) y general-
mente se asocia con el agrandamiento del atrio
derecho (figura 3).
• Configuración: La onda P en condiciones nor-
males tiene una forma redondeada ligeramente
abombada. A medida que la frecuencia cardíaca se
eleva las ondas P pueden desarrollar un forma más
puntiaguda en la parte superior. Cuando hay un
agrandamiento del atrio derecho las ondas P (onda
P pulmonar) suele tener también un apariencia
picuda (figura 4). El agrandamiento del atrio
izquierdo provoca un alargamiento fundamen-
talmente de la última porción de la onda P, apare-
ciendo ondas P más anchas e incluso con una esco-
tadura en la parte superior (figura 5); otras veces
se reflejan ligeras irregularidades en contraste con
el contorno normalmente suave. No obstante hay
que tener en cuenta que en razas gigantes de
perros las ondas P de forma normal pueden tener
una ligera escotadura en su parte superior (figuras
3 y 6).
• Polaridad: la onda P es normalmente positiva
(por encima de la línea basal) en las derivaciones I,
II, III y aVF. En la derivación aVL puede ser positiva o
negativa y en la derivación aVR generalmente es
negativa. En las derivaciones precordiales la onda P
es positiva en la CV5RL, CV6LL, CV6LU y negativa en
la V10. En general la deflexión normal de la onda P
debe tener la misma dirección que la onda domi-
nante del complejo QRS, con independencia de la
derivación que estemos examinando.
Autores
Germán Santamarina
Ramiro Torío Álvarez
Mª Luisa Suárez Rey
Dpto. Patología
Animal. Facultad de
Veterinaria de Lugo,
U.S.C.
Tel: (982) 25 23 61
ECG
Interpretación clínica de las
deflexiones electrocardiográficas
Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (III)
Este artículo es la conti-
nuación de una serie de
publicaciones orientadas
al desarrollo práctico de
la electrocardiografía en
veterinaria. En los artícu-
los previos hemos abor-
dado los fundamentos de
la electrocardiografía
desde la descripción ana-
tómica del sistema de
conducción cardíaco y la
fisiología de la despolari-
zación-
-repolarización hasta
aspectos relacionados con
la realización y obtención
del registro electrocardio-
gráfico y el acercamiento
metódico a la interpreta-
ción del mismo.
Figura 1.
Esquema de una
derivación II normal
en perro (P-QRS-T,
segmentos e
intervalos).
Otras consideraciones
importantes sobre la onda P.
‚ La ondas P puede ser demasiado alta (P pul-
monar) y demasiado ancha (P mitral) al mismo tiem-
po, lo que sugiere agrandamiento de ambos atrios,
derecho e izquierdo (figura 3).
ƒ Las ondas P ocasionalmente pueden tener apa-
riencia bifásica (parte positiva y parte negativa)
(figura 6). Cuando esto ocurre generalmente va pri-
mero una deflexión en sentido negativo seguida de
otra con orientación positiva que va a acabar en el
segmento P-R. Las ondas P bifásicas se asocian
generalmente con un desplazamiento del marcapa-
sos hacia lugares fuera del nódulo sinusal. No se
debe confundir esta configuración con las denomi-
nadas ondas T atriales (Ta). Las ondas T atriales están
asociadas con un incremento de corriente generado
por la despolarización atrial. Generalmente se obser-
van como un deflexión negativa que sigue a la onda
P y puede incluso encontrarse en el segmento P-R.
Las ondas T atriales se asocian a menudo con un
agrandamiento del atrio derecho.
„ Los gatos y perros miniatura que sufren un
agrandamiento del atrio izquierdo con frecuencia
cumplen los criterios que definen una onda P pul-
monar antes de que la duración (anchura) de la
onda P exceda los 0,04 seg. (onda P mitral).
… Cuando hay retrasos en la conducción
intraatrial éstos no se reflejan nítidamente en el
ECG y pueden provocar un aumento de la altura o
de la anchura de la onda P sin que haya un
verdadero agrandamiento de los atrios.
† A veces en un mismo ECG puede variar la forma
y la altura de la onda P. Esta variación suele asociar-
se a una marcada arritmia respiratoria, y general-
mente sigue un ritmo de modificación periódica a lo
largo del ECG sincronizado con las fases de la respi-
ración. No obstante la polaridad (positiva o negati-
va) debe mantenerse igual en cada derivación. Esta
circunstancia se denomina marcapasos migratorio y
puede ser perfectamente fisiológico (figura 7).
› La inversión de la onda P (onda P negativa) en
las derivaciones I, II, III y aVF indica que el nódulo
sinusal no es el marcapasos y que a través del atrio
se está produciendo una conducción retrógrada.
Esta alteración se observa con más frecuencia en
enfermedades que provocan al aparición de un foco
ectópico en la unión atrio-ventricular o cerca de la
misma y que asume en rol de marcapasos durante
uno o más latidos.
œ Las ondas P pueden parecer estar ausentes en
algún ECG. Si no encontramos ondas P en la deriva-
ción II, debemos en primer lugar examinar la presen-
cia de las mismas en otras derivaciones. A veces en
alguna derivación no se visualiza la onda P, simple-
mente porque la suma de los vectores que define la
actividad eléctrica de los atrios en ese eje (derivación)
es cero o próximo a cero y no se visualiza ninguna
onda P, esto es particularmente frecuente en gatos.
Así si la frecuencia y el ritmo cardíaco permanecen
normales aunque no seamos capaces de visualizar las
ondas P, posiblemente estén ahí. En este caso debe-
mos incrementar la sensibilidad (1 mV = 2 cm)
doblando el tamaño de todas las ondas con la espe-
Figura 3. Onda P normal (A), P mitral (B), P pulmonar (C), P pulmonar y mitral
al mismo tiempo (D). Todas las representaciones están referidas a perro.
Figura 4. Onda P pulmonar, asociada a agrandamiento del atrio derecho,
secundaria a una insuficiencia respiratoria crónica.
Figura 2. Onda P mitral asociada a una degeneración mitral crónica.
ranza de detectar las ondas P. Si esto todavía no nos
las permite detectar debemos recurrir a las derivacio-
nes precordiales. Cuando no detectamos ondas P en
ninguna de las derivaciones generalmente es indica-
tivo de que algo está pasando, frecuentemente una
arritmia supraventricular de algún tipo (figura 8). En
estos casos con frecuencia se observarán además
alteraciones en la frecuencia y/o ritmo del ECG.
Valoración de las ondas P
La presencia de ondas P normales indican
que se ha producido la conducción y la
despolarización atrial y que el impulso se ha
originado en el nódulo sinusal.
Si las ondas P están uniformemente relacionadas
con cada complejo QRS los impulsos atriales estarán
siendo conducidos hacia los ventrículos.
El tamaño y la forma de las ondas P en la deriva-
ción II puede usarse para valorar el tamaño de los
atrios derecho e izquierdo.
La presencia de ondas P anormales sugiere arrit-
mias atriales o de la unión atrio-ventricular y/o
agrandamiento atrial.
La identificación, caracterización
y medidas de la ondas P supone el primer y
más importante paso en la evaluación del ECG
en perros y gatos.
El intervalo P-R
El intervalo P-R representa el tiempo durante el
cual está teniendo lugar la despolarización atrial y la
transmisión eléctrica a través del nódulo atrio-ven-
tricular, fascículo de His, ramas del fascículo y fibras
de Purkinje.
El intervalo P-R representa la actividad
eléctrica desde el principio de la
despolarización atrial hasta el principio de la
despolarización ventricular.
Dicho intervalo esta constituido por la onda P y el seg-
mento P-R. Se extiende desde el principio de la onda P
hasta el comienzo del complejo QRS (figura 1).
• Duración: la longitud del intervalo P-R viene
determinada por la anchura de la onda P y el tiem-
po de conducción de los impulsos eléctricos al mio-
cardio ventricular (longitud del segmento P-R). La
duración normal en el perro oscila entre los 0,06 y
0,13 seg., y en el gato entre los 0,05 y 0,09 seg. La
duración del intervalo P-R puede verse influenciada
por la duración (anchura) de la onda P o por la dura-
ción (longitud) del segmento P-R. Por ello valores
anormales del intervalo P-R pueden ser el resultado
de variaciones en la porción de la onda P o del seg-
mento P-R.
• Amplitud: dado que el intervalo P-R es conside-
rado como un medida de tiempo, por definición la
valoración de la amplitud no es aplicable a la inter-
pretación del intervalo P-R, y por el mismo motivo
Figura 5. Onda P mitral con escotadura, asociada a una degeneración mitral crónica.
Figura 6. Diferentes morfologías de la onda P:
positiva (A), con escotadura (B), bifásica (C), negativa (D).
Figura 7. Marcapasos migratorio asociado a arritmia respiratoria.
Figura 8. Complejo QRS con duración aumentada
y fibrilación atrial asociado a una cardiomiopatía dilatada.
tampoco es pertinente la valoración de la polaridad.
• Configuración: De igual manera que la ampli-
tud, al ser una medida de tiempo no se valora la con-
figuración en la interpretación del intervalo P-R.
Puede ocurrir una excepción cuando se observa la ya
mencionada onda T atrial (Ta) durante el segmento P-
R de dicho intervalo. Esta onda Ta está asociada a la
repolarización atrial y no a la conducción del impulso
hacia los ventrículos, simplemente ocurre al mismo
tiempo y se hace visible porque en ese momento no
hay ninguna otra formación de voltaje perceptible.
Valoración del intervalo P-R
El intervalo P-R nos puede ofrecer información
sobre retrasos en la conducción, aceleración de la
conducción y sobre la continuidad entre la despolari-
zación atrial y la despolarización ventricular (figura 9).
La valoración del intervalo P-R es muy
importante en la evaluación del ritmo
cardíaco.
Su longitud debe ser la misma en todos los com-
plejos porque cada onda P debe estar unifor-
memente relacionada con su complejo QRS. Si el
intervalo P-R no mantiene una longitud uniforme a
lo largo del trazado electrocardiográfico debería
sospecharse de un ritmo ectópico o de una altera-
ción de la conducción. Así la medición del intervalo
P-R debe realizarse en diferentes secciones del ECG.
El intervalo P-R debe ser el mismo en todos las deri-
vaciones del ECG.
La prolongación más allá de lo normal es indicativo
de un alargamiento del atrio izquierdo o un retraso
en la conducción del impulso a través del nódulo
atrio-ventricular (generalmente esta última es la
causa más probable). El intervalo P-R puede verse
prolongado por un incremento del tono vagal; una
frecuencia cardíaca extremadamente lenta (bradicar-
dia); enfermedades del miocardio atrial o del nódulo
atrio-ventricular; fármacos que ralentizan la conduc-
ción atrial y del nódulo atrio-ventricular tales como
digitálicos, betabloqueantes, bloqueantes de los
canales del calcio y otros agentes antiarrítmicos como
la quinidina o la procainamida; ciertas enfermedades
metabólicas o intoxicaciones, particularmente aque-
llas que provocan hiperkalemia o endotoxemia.
El acortamiento del intervalo P-R puede producir-
se con frecuencias cardíacas rápidas (taquicardia),
incremento del tono simpático, fármacos betaago-
nistas, tal como el isoproterenol, dobutamina y
dopamina, o fármacos vagolíticos , tal como la atro-
pina. Cuando un impulso se origina fuera del nódu-
lo sinusal y de modo particular si el sitio de origen
está cerca del nódulo atrio-ventricular, el intervalo
P-R puede verse acortado. La razón mas significati-
va para el acortamiento de este intervalo es aquella
que implica a la aceleración del impulso de conduc-
ción de forma completa o parcialmente por vías
alternativas alrededor del nódulo atrio-ventricular
produciendo un síndrome de preexcitación. En estas
circunstancias el ECG muestra un intervalo P-R muy
corto, a veces da la impresión como si la onda P se
apoyase directamente sobre el complejo QRS sin
que el segmento P-R sea visible.
La valoración del intervalo P-R
es una parte importante de las medidas
electrocardiográficas, de modo particular
como centinela para alteraciones de la
conducción del nódulo atrio-ventricular
o arritmias (figura 9).
El complejo QRS
El complejo QRS representa la
despolarización ventricular.
Normalmente se trata de la deflexión mas grande
del ECG y puede asumir formas muy diferentes. En
cada derivación los complejos QRS deben mantener
la misma forma, si esto no es así hay que asumir que
alguna anormalidad está presente. El complejo QRS
sigue siempre al intervalo P-R (figura 1).
• Duración: la duración (anchura) del complejo
QRS se mide desde el principio del primer movi-
miento que se aleja de la línea basal del segmento
P-R hasta el momento en que el complejo se com-
pleta y comienza el segmento S-T (figura 1). A veces
estos límites no se presentan bien definidos y nos
vemos en el compromiso de tener que escoger un
punto imaginario para determinar el final del QRS y
el inicio del segmento S-T. En estos casos a veces es
útil emplear como línea guía la línea isoeléctrica
basal determinada por el segmento P-R al comienzo
del complejo QRS. Usando este nivel escogeremos el
punto en el que la pendiente de descenso de la
onda R se corta con dicha línea basal, determinan-
do ahí el final del complejo QRS. Si está presente la
onda S (no siempre aparece) entonces seleccionare-
mos el punto de corte de la pendiente de elevación
de dicha onda con la línea basal predeterminada.
No obstante si hay un punto donde el complejo QRS
parece que finaliza y este no coincide con el nivel de
la línea basal, debemos escoger el punto de cambio
más obvio para determinar el fin del complejo QRS.
Los valores de duración máximos del complejo QRS
son en el perro 0,05 seg. en las razas pequeñas y
0,06 seg. en las grandes y en el gato 0,04 seg.
Figura 9.
Alteración del
intervalo P-R por
bloqueo A-V de 2ª
grado Mobitz tipo I.
• Amplitud: la amplitud (altura) del complejo
QRS se mide desde la parte superior de la línea basal
al comienzo del complejo QRS hasta la parte supe-
rior del pico de la onda R (figura 1). Los valores
máximos oscilan entre los 2,5 mV para las razas
caninas pequeñas y los 3 mV en las grandes, y en
gatos no más de 0,9 mV.
• Configuración: el complejo QRS está compues-
to por tres deflexiones: la onda Q, que es la prime-
ra onda negativa que sigue al intervalo P-R; la onda
R, que es la primera deflexión positiva a continua-
ción del intervalo P-R; y la onda S, que es la prime-
ra deflexión negativa después de la primera onda
positiva (onda R) tras el intervalo P-R. Si se presenta
cualquier combinación de estas ondas debe ser con-
siderada como complejo QRS y medido como tal.
Cuando aparece una segunda deflexión positiva tras
la onda S se le denomina onda RO. Una segunda
onda negativa que sigue a una onda RO se le desig-
na como onda SO. La onda más grande del comple-
jo QRS se identifica con una letra mayúscula (Q, R ó
S) mientras que los otros componentes se identifi-
can con letras minúsculas (q, r, ó s). La deflexión
debe cruzar la línea basal para que consideremos
que una nueva onda se está formando, si esto no
ocurre se dice simplemente que la onda presenta
una escotadura (figura 10).
• Polaridad: la polaridad de las porciones del
complejo QRS son determinadas por definición tal
como se vio en el apartado anterior. En general, el
complejo QRS es positivo en las derivaciones II, III,
aVF, CV6LL y CV6LU.
Otras consideraciones importantes
sobre el complejo QRS
Los incrementos tanto de la duración como de la
amplitud del complejo QRS más allá de lo normal
generalmente indica un agrandamiento del ventrí-
culo izquierdo (figuras 8, 11 y 12). Este agranda-
miento puede ser por dilatación o por hipertrofia,o
por ambos. Normalmente es imposible distinguir
entre ambos sobre la base del ECG. La duración
(anchura) del complejo QRS puede también verse
prolongada por un retraso de la conducción en el
ventrículo izquierdo (bloqueos de rama izquierda) o
del ventrículo derecho (bloqueos de rama derecha),
o bien por una severa hipertrofia del ventrículo
derecho. En los bloqueos completos de rama
izquierda la duración del complejo QRS se prolonga
por un incremento de la duración de la onda R (figu-
ra 13), mientras que el bloqueo del fascículo ante-
rior de la rama izquierda y el bloqueo de la rama
derecha la duración del complejo QRS se incremen-
ta por un aumento de la anchura de la onda S. Es
por ello importante determinar qué porción del
complejo QRS es el responsable del incremento total
de anchura del mismo.
Valoración del complejo QRS
La identificación y correcta interpretación
del complejo QRS es crucial para la valoración
del estado de los ventrículos y para el
reconocimiento de las arritmias.
Todos los complejos QRS en cada derivación deben
ser iguales entre sí, y cada uno debe estar unifor-
memente relacionado con la onda P precedente. Si
este no es el caso deducimos que está presente
alguna arritmia. La evaluación de la duración
(anchura) y amplitud (altura) del complejo QRS nos
ayuda a definir el tamaño o la conducción ventricu-
lar. De todas las ondas electrocardiográficas el com-
plejo QRS es el más importante ya que representa el
Figura 10. Distintas morfologías del complejo QRS.
Figura 11. Complejo QRS con amplitud aumentada que refleja
agrandamiento del ventrículo izquierdo.
Figura 12. Complejo QRS con amplitud y duración aumentada
asociado a una degeneración mitral crónica.
estímulo eléctrico para la contracción mecánica de
los ventrículos.
El complejo QRS aporta más información en sí
mismo que cualquier otra onda del ECG.
El segmento S-T
El segmento S-T representa el final de la
despolarización ventricular y el inicio de la
repolarización ventricular.
Esto ocurre cuando el corazón ha completado la
eyección mecánica de la sangre y está en los
momentos iniciales de la relajación. El segmento S-
T se extiende desde el final del complejo QRS hasta
el comienzo de la onda T (figura 1). El punto donde
el segmento S-T empieza y el complejo QRS acaba
se denomina punto J.
• Duración: aunque el segmento S-T representa
un período de tiempo durante la secuencia P-QRS-T,
su duración no suele medirse como una entidad ais-
lada. Se incluye en la medición del intervalo Q-T.
• Amplitud: bajo circunstancias normales el seg-
mento S-T se mantiene como una línea basal, ya
que muy poca actividad eléctrica neta se logra
detectar en la superficie corporal durante este
periodo. El segmento S-T se valora por su grado de
elevación o depresión con respecto a la línea basal
como se comentará más adelante.
• Configuración: como tal medida de tiempo
que representa el segmento S-T no permite una
valoración desde el punto de vista de la configura-
ción. Una excepción es la presencia de un segmen-
to S-T deslizante o cóncavo. Este tipo de segmento
S-T va directamente a la onda T sin que haya un
enderezamiento previo sobre la línea basal. La pre-
sencia del segmento S-T deslizante a menudo se
asocia con un agrandamiento del ventrículo izquier-
do, frecuentemente aparece junto con unos com-
plejos QRS anchos.
• Polaridad: el segmento S-T es normalmente
isoeléctrico, ocupando la misma posición en el ECG
que la línea basal. El segmento S-T normal puede
estar ligeramente elevado o ligeramente deprimido
con respecto a la línea basal (figura 14). Esta eleva-
ción o depresión no debe de exceder los 0,2 mV (2
cuadrículas pequeñas) en perros y 0,1 mV en el gato
(1 cuadrícula pequeña).
Otras consideraciones importantes
sobre el segmento S-T
Los desequilibrios electrolíticos a menudo causan
cambios en el segmento S-T. La hiperkalemia o la
hipokalemia puede causar prolongación del seg-
mento S-T. La hipercalcemia puede causar acorta-
miento y elevación del mismo. La hipocalcemia
puede causar su prolongación. El derrame pericárdi-
co ha sido también asociado con una elevación del
segmento S-T.
Valoración del segmento S-T
Un cambio en el segmento S-T del paciente, tal
como la elevación o la depresión del mismo en más
de 0,2 mV, está casi siempre asociado a anomalías
del músculo ventricular. También han sido asociadas
a cambios del segmento S-T la hipertrofia ventricu-
lar, isquemia miocárdica, daño traumático del mio-
cardio, enfermedad pericárdica y alteraciones del
metabolismo cálcico. Es pues preciso evaluar el seg-
mento S-T cuidadosamente, poniendo particular
atención a su posición sobre o bajo la línea basal y
observar la presencia de deslizamiento.
Hay que pensar en el segmento S-T
como un indicador del estado
del miocardio ventricular.
La onda T
La onda T representa
la repolarización ventricular,
y como tal señala la finalización de la eyección san-
guínea ventricular, la conclusión de los eventos eléc-
tricos de la secuencia P-QRS-T, y inicio del impás de
Figura 13 Complejo QRS con duración y amplitud aumentada como
consecuencia de un bloqueo completo de rama izquierda.
Figura 14. Depresión del segmento S-T.
reposo diastólico hasta que la próxima descarga del
nódulo sinusal se dispare. La onda T comienza al
final del segmento S-T y finaliza cuando la onda
retorna a la línea basal (figura 1).
• Duración: la duración de la onda T se mide
desde el final del segmento S-T hasta el punto
donde la onda T retorna y se convierte en línea
basal. Aunque la oda T se mide de forma rutinaria,
no han sido descritos criterios certeros para su valo-
ración en los animales doméstico debido a su extre-
ma variabilidad en los animales domésticos.
• Amplitud: la amplitud de la onda T se obtiene
desde el parte superior de la línea basal hasta la
parte superior de la onda T. No se dispone de crite-
rios para valorar la exacta amplitud de la onda T en
los animales domésticos. Sin embargo la amplitud
de dicha onda se ha de juzgar en relación con la
amplitud de la onda R precedente. En general, en la
derivación II, la onda T no debería superar el 25 %
de la altura de la onda R. Si la onda R no es muy
alta, la onda T puede parecer erróneamente dema-
siado alta. Cuando los ventrículos se agrandan, el
complejo QRS (la onda R) y la onda T generalmente
se agrandan también de forma proporcional.
• Configuración: hay muy pocas restricciones
sobre la forma de la onda T en los animales domés-
ticos. Sin embargo en unas pocas ocasiones la
forma de la onda T puede ser útil en la valoración
del estatus cardíaco del paciente. Una onda T alta,
amplia y con base ancha se cree que está asociada
con la hipoxia miocárdica (figura 15). Una onda T
alta y puntiaguda se asocia a veces con la hiperka-
lemia. También se asocia la presencia de ondas T
pequeñas y bifásicas con el padecimiento de hipo-
kalemia. Un cambio en la configuración de la onda
T durante un procedimiento anestésico o en el
curso de un proceso de convalecencia, cuando se
compara con las ondas T de electrocardiogramas
previos, generalmente indica una hipoxia o isque-
mia miocárdica.
• Polaridad: las ondas T normales pueden ser
positivas, negativas o bifásicas en la mayoría de las
derivaciones. La onda T es normalmente negativa en
la derivación V10, salvo en el chihuahua. En la deri-
vación CV5RL debe ser positiva.
Otras consideraciones importantes
sobre la onda T.
La presencia de ondas T positivas en la derivación
V10 ha sido asociado a un agrandamiento del atrio
derecho, generalmente por hipertrofia, siempre que
no se trate de chihuahuas donde es normal.
Valoración de la onda T.
La onda T representa la mayor parte de la repo-
larización ventricular y por ello es un indicador de
general del estado ventricular. La ondas T señalan
el final de la secuencia P-QRS-T. Esta onda puede
incluso contener escondida la onda P cuando la
frecuencia cardíaca es muy rápida, pues la siguien-
te onda P se forma antes de que se complete la
onda T (repolarización) del complejo previo. El
enlentecimiento de la frecuencia permitirá la visua-
lización de las onda T y P normales. Las onda T se
afectan fundamentalmente por la hipertrofia ven-
tricular, hipoxia miocárdica y desequilibiros electro-
líticos.
La onda T debe ser cuidadosamente
examinada, al evaluar el ECG, en lo que se
refiere a su forma y tamaño en relación con
los de la onda R.
El intervalo Q-T
El intervalo Q-T representa el período de
tiempo desde el inicio de la despolarización
ventricular hasta que se completa la
repolarización ventricular.
Tabla
Hallazgos y diagnóstico diferencial de
anormalidades electrocardiográficas.
Hallazgos Diagnóstico Diferencial
Ondas P anchas y escotadas Agrandamiento
(>0,04 seg. 0,06 seg. del atrio izquierdo.
en razas grandes).
Onda P alta y picuda Agrandamiento del atrio
(>0,4 mV). derecho o colapso traqueal.
Ondas R en las derivaciones Agrandamiento del ventrículo
II y aVF >2,5-3,0 mV. izquierdo aumento progresivo
(de la anchura del complejo
QRS y segmento ST deslizante).
Onda S en las derivaciones Agrandamiento ventricular
I, S1,S2,S3, ondas S profundas derecho.
(>0,7 mV) en las derivaciones II,
aVF, y V3 y un desplazamiento
del eje eléctrico a la derecha.
Ondas Q profundas y ondas R Agrandamiento biventricular
altas en la derivación II.
Baja amplitud del complejo Efusión pericardica,
QRS (<0,5 mV en todas las efusión pleural, obesidad.
derivaciones del plano frontal).
Elevación o depresión Anoxia, isquemia
del segmento ST (>0,15-0,2 mV). o necrosis miocárdica.
Bradicardia; sin ondas P; Hiperkalemia grave
complejos QRS anchos; (enfermedad de Addison).
ondas T altas y picudas.
Alternancia en la altura Efusión pericardica.
de los complejos QRS
(alternancia eléctrica).
Taquicardia irregular Fibrilación atrial.
(220-240 lat/min) en ausencia
de ondas P.
Tabla.
La longitud del intervalo Q-T varía inversamente con
la frecuencia cardíaca. El intervalo Q-T se extiende
desde el principio del complejo QRS hasta el final de
la onda T (figura 1).
• Duración: los valores normales del intervalo Q-
T están entre 0,15 y 0,25 seg. para perros y 0,12 y
0,18 seg. para gatos. La duración del intervalo Q-T
se ve inversamente afectada por la frecuencia car-
díaca del paciente, a mayor velocidad de latido
menor longitud del intervalo. La
hipokalemia/hiperkalemia y la hipocalcemia suelen
causar la prolongación del intervalo Q-T. La hiper-
calcemia puede causar en algunos casos el acorta-
miento del mismo.
Al ser el intervalo Q-T una medida de tiempo no
se puede aplicar criterios de valoración con respec-
to a la amplitud, configuración y polaridad.
Otras consideraciones importantes
sobre el intervalo Q-T.
Diversos fármacos, particularmente antiarrítmicos,
que causan la prolongación de los períodos de con-
ducción o de los refractarios, pueden causar un
incremento del intervalo Q-T. El ejercicio o el nervio-
sismo puede provocar un acortamiento artificial del
intervalo Q-T debido a sus efectos sobre el sistema
nervios simpático que ocasionan un incremento de
la frecuencia cardíaca.
Valoración del intervalo Q-T.
El intervalo Q-T muestra el tiempo necesario para
que ocurra la despolarización y repolarización ven-
tricular. La prolongación del intervalo Q-T puede
indicar problemas miocárdicos, toxicidad o hipoxia.
Como norma general el intervalo Q-T deberá ser
menos de la mitad que el precedente intervalo R-R.
La determinación del intervalo Q-T completa las
medidas estándar del ECG. Aunque no es tan
importante como la valoración de la onda P o del
complejo QRS,
su evaluación es importante para
tener una apreciación global
de las situación eléctrica
de los ventrículos.
Aplicación de otros criterios
Hay una serie de criterios que debemos considerar
al final de la evaluación del trazado electrocardio-
gráfico con el fin de completar nuestro examen.
Estos criterios suelen estar asociados con el agran-
damiento del ventrículo derecho e incluyen la pre-
sencia de ondas S en las derivaciones I, II, III y aVF;
profundidad ondas S en la derivación CV6LU; una
onda T positiva en la derivación V10 (salvo en el
chihuahua); y la presencia de complejos con forma
M ó W en la derivación V10.
Patrón S1, S2, S3.
En el perro la onda S no se observa de forma nor-
mal en la derivación I, es variable en la derivación II,
y a menudo está presente en la derivación III.
Cuando las tres derivaciones contienen la onda S en
el complejo QRS, generalmente hay un agranda-
miento del ventrículo derecho (figura 16). En los
gatos la presencia de la onda S es normal en las tres
derivaciones estándar. Así el patrón S1, S2, S3 no es
un criterio válido en gatos para la valoración del
agrandamiento del ventrículo derecho a no ser que
la profundidad de la onda S en las tres derivaciones
exceda de 0,5 mV. Casi siempre se puede ver una
onda S en la derivación aVF, cuando está presente el
patrón S1, S2, S3.
Onda S profunda en la derivación CV6LL.
La presencia de una onda S mayor de 0,8 mV
en la derivación CV6LL o mayor de 0,7 mV en la
derivación CV6LU es una evidencia bastante fia-
ble de agrandamiento ventricular derecho en el
perro.
Onda T positiva en la derivación V10.
La onda T en la derivación V10 es normalmente
negativa. Cuando aparece positiva es una indicación
de agrandamiento del ventrículo derecho en todas
las razas caninas excepto en el chihuahua. La pre-
sencia de complejos con forma M ó W en la deriva-
ción V10 también puede aparecer en pacientes con
agrandamiento ventricular derecho.
Agrandamiento biventricular.
La presencia de un complejo QRS ancho, ondas Q
profundas, ondas R altas y un eje eléctrico normal
generalmente implica agrandamiento biventricular.
Con frecuencia acompañan a esos hallazgos la pre-
sencia de un segmento S-T deslizante, una onda P
pulmonar o una onda P mitral, indicando una
agrandamiento generalizado de las cuatro cámaras
(figura 3 D). y
• consulta
Figura 15.
Onda T alta y
ancha asociada a
una hipoxia
miocárdica.
Figura 16.
Patrón S1, S2, S3
indicativo de
agrandamiento de
ventrículo derecho.
Lecturas
recomendadas
Edwards NJ.
Bolton's handbook of
canine and feline elec-
trocardiography, 2ª ed.
Philadelphia, WB
Saunders, 1987.
Ettinger SJ, Feldman
EC. Texbook of veteri-
nary internal medici-
ne.4ª ed Philadelphia,
WB Saunders
Company, 1995.
Fox PR. Canine and
feline cardiology.
Churchill Livingstone,
1988.
Miller MS et al.
Electrocardiography.
Manual of canine and
feline cardiology.
Philadelphia, WB
Saunders Company,
1995.
Tilley LP. Essentials
of canine and feline
electrocardiography. 3ª
ed. Philadelphia, Lea &
Febiger, 1992.
Este artículo, el cuarto de una serie
dedicada a la electrocardiografía
veterinaria, está orientado al
diagnóstico de las arritmias en
pequeños animales. En concreto,
abordaremos aquellas arritmias
derivadas de alteraciones en la
formación del impulso, tales como
latidos prematuros, escapes, ritmos
supraventriculares y ritmos
ventriculares. Dejaremos, pues, para
futuras comunicaciones las arritmias
ocasionadas por alteraciones en la
conducción del impulso.
Identificación de ritmos normales
En la lectura de un electrocardiograma (ECG), es
crucial el familiarizarse con los tres ritmos cardíacos
normales:
El primer ritmo normal es el ritmo sinusal. Este
se identifica cuando la frecuencia cardíaca se sitúa
entre 60 y 120 latidos por minuto. En el ritmo sinu-
sal hay una onda P precediendo a cada complejo
QRS, el ritmo es regular y los intervalos tienen valo-
res normales (figura 1).
El segundo ritmo normal es la arritmia sinusal
respiratoria. Todos los criterios que se aplican para
el ritmo sinusal son válidos para la arritmia respira-
toria, excepto que la frecuencia es variable en fun-
ción de la fase respiratoria. Cuando el paciente espi-
ra, la frecuencia cardíaca decrece y se incrementa
cuando el paciente inspira (figura 2).
El último tipo de ritmo normal es el denominado
marcapasos migratorio y se caracteriza por la pre-
sencia de ondas P de diferentes configuraciones y
tamaños en la misma derivación. El lugar del marca-
pasos puede variar de localización dentro del mismo
nódulo sinusal, causando ligeras variaciones en los
vectores originados, que son los responsables de los
cambios observados en las ondas P. Esta variación
aparece comúnmente asociada a la arritmia sinusal
respiratoria (figura 2).
Aproximación sistemática
al reconocimiento de las arritmias
El uso de un método sistemático en el análisis del
ECG simplifica el proceso diagnóstico de las arrit-
mias y lo hace más fiable.
Hay cuatro pasos básicos implicados en la inter-
pretación de un ECG que nos permiten identificar la
mayoría de las alteraciones electrocardiográficas:
El primer paso consiste
en evaluar las ondas P,
que indican si el ritmo atrial es normal. De su obser-
vación deben surgir las siguientes preguntas:
¿Aparecen las ondas P con intervalos regulares?,
¿tienen todas las ondas P la misma apariencia en el
ECG?, ¿son visibles, de hecho, las ondas P?. Si la
contestación a alguna de estas preguntas es "no",
debemos continuar las investigaciones para diag-
nosticar la arritmia presente. Si las ondas P son irre-
conocibles en un registro que presenta una baja
amplitud de las ondas, doblando la sensibilidad a 1
mV ó 2 cm podremos conseguir ocasionalmente
hacer las ondas P más aparentes.
Las ondas P aparecen en el ECG a intervalos regu-
lares durante el ritmo sinusal normal. Esto significa
que el intervalo entre una onda P hasta la siguiente
es el mismo a través de la tira electrocardiográfica.
En perros, la arritmia sinusal respiratoria es un ritmo
normal en el cual las ondas P presentan intervalos
irregulares. Tanto en el ritmo sinusal normal como
en la arritmia sinusal respiratoria, todas las ondas P
tienen la misma apariencia. Sin embargo, cuando
está presente un marcapasos migratorio, las ondas P
aparecen con diferentes morfologías, aún siendo
perfectamente fisiológico.
El segundo paso a la hora de interpretar un
ECG consiste en determinar si los ventrículos
fueron activados por un impulso que sigue las
vías normales del sistema de conducción o
bien desde cualquier otra localización.
Esto puede llevarse a cabo evaluando la morfolo-
gía, uniformidad y regularidad de los complejos
QRS. Un complejo QRS de duración normal (0,04-
0,06 segundos) indica que la conducción a través
de los ventrículos se ha producido a través de los
tejidos de conducción especializados. Un complejo
QRS de duración (anchura) incrementada indica
que la conducción ha perdido la vía normal y está
discurriendo a través del miocardio ventricular.
Cuando las vías de conducción especializadas no
son utilizadas y la despolarización y repolarización
se desarrolla sobre la base de la comunicación célu-
la a célula en el miocardio, este proceso precisa
mucho más tiempo. Se produce así lo que denomi-
namos complejo o latido ventricular, que hace que
el complejo QRS adquiera en el ECG una apariencia
más ancha y anormal.
Autores
Ramiro Torío Alvarez.
Mª Luisa Suárez Rey.
Germán Santamarina
Pernas.
Dpto. Patología
Animal: Medicina
Veterinaria. Facultad
de Veterinaria de León.
Campus de Vegazana
s/n. 24007 León.
Tel: (987) 29 12 07
Fax: (987) 29 12 70
e-mail: dmvrta@unileon.es
ECG
Arritmias cardíacas: alteraciones
en la formación del impulso
Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (IV)
El tercer paso en la interpretación de un
ECG será la determinación de la relación entre
las ondas P y los complejos QRS.
Este es un modo de valorar la conducción atrioven-
tricular y si el atrio y los ventrículos están trabajan-
do en sincronía. Se debe determinar si las ondas P
van asociadas siempre, en ocasiones o en ningún
caso a los complejos QRS. En los trazados de un
ritmo sinusal normal hay una onda P por cada com-
plejo QRS y viceversa. Además, la duración del
intervalo P-R se mantiene entre los límites normales
para cada latido, demostrando que el atrio y los
ventrículos están, de hecho, trabajando sincrónica-
mente. Este no siempre es el caso y determinadas
arritmias alterarán esta relación.
El cuarto paso consiste en examinar el
registro electrocardiográfico a la búsqueda de
algo que parezca inusual.
Tales elementos anormales en el ECG podrían ser
debidos a una arritmia verdadera o bien a un arte-
facto. Las arritmias incluyen alteraciones en la for-
mación del impulso, tales como latidos prematuros,
escapes, ritmos supraventriculares y ritmos ventri-
culares, alteraciones en la conducción del impulso y
otras anomalías que incluyen estas últimas y las
alteraciones en la génesis del impulso.
Latidos prematuros o extrasístoles
Contracción atrial prematura.
Las contracciones atriales prematuras o
complejos atriales prematuros o extrasístoles
atriales son latidos que no están sincronizados con
el resto del ritmo cardíaco. Surgen a partir de un
foco ectópico localizado en el atrio. La frecuencia
cardíaca suele ser normal pero el ritmo es irregular,
debido a la aparición de una onda P prematura. La
apariencia en el ECG de las ondas P asociadas a las
contracciones atriales prematuras suele diferir de
las del ritmo sinusal normal debido al diferente
origen y conducción a través del atrio. Por ello, se
denominan ondas P' y pueden ser positivas,
negativas, bifásicas o superpuestas a la onda T
precedente. El intervalo P-R puede ser corto,
normal o largo, dependiendo del lugar de origen
del latido prematuro (figura 3).
Los puntos de origen pueden ser el propio nódu-
lo sinusal o localización ectópica en el atrio. Las
contracciones atriales prematuras pueden o no ser
conducidas hasta los ventrículos, dependiendo del
momento en el que los impulsos alcanzan el nódu-
lo atrioventricular (si está receptivo repolarizado o
refractario despolarizado). Si la despolarización
llega a ser conducida hasta los ventrículos, el com-
plejo QRS suele presentar una configuración nor-
mal, pues el impulso ha viajado a lo largo del siste-
ma normal de conducción dentro de los ventrículos.
Si la despolarización viaja hacia los ventrículos y
alcanza el nódulo atrioventricular antes de que éste
Figura 1. Ritmo sinusal normal:
ritmo regular, frecuencia cardíaca normal (± 83 ppm)
y ondas e intervalos normales en dimensiones y orden.
Figura 2. Arritmia sinusal respiratoria con marcapasos migratorio:
arritmia por variación regular (inspiración-espiración) de la frecuencia
cardíaca y ondas P de diferentes morfologías.
Figura 3 .Contracción atrial prematura o extrasístole atrial:
ritmo irregular debido a una onda P' premetura
superpuesta a la onda T precedente y con morfología diferente
a la de las ondas P normales.
se haya repolarizado aparecerán en el ECG ondas P
prematuras, sin complejos QRS que les sigan.
Esta arritmia está asociada, con mayor
frecuencia, a procesos que cursan con
agrandamiento atrial, aunque aparece también
en otras alteraciones atriales, como
hemangiosarcoma de atrio derecho y otras
neoplasias que afectan a los atrios.
Cuando aparecen tres o más contracciones atria-
les prematuras seguidas se considera taquicardia
atrial y puede deberse a una elevada automatici-
dad del foco ectópico atrial o a la aparición de
reentradas, que están provocadas por impulsos
que retornan desde los ventrículos hacia los atrios
siguiendo una vía accesoria y que los activan de
forma prematura.
Contracción ventricular prematura.
Las contracciones ventriculares prematuras o
complejos ventriculares prematuros o extrasístoles
ventriculares son latidos que surgen a partir de un
foco ectópico localizado en los ventrículos. Estos
complejos ventriculares prematuros están caracteri-
zados por la aparición de complejos QRS anchos y
anormales, no asociados a ondas P y, a menudo,de
gran amplitud. Las ondas P están ausentes porque
la despolarización no se origina en el nódulo sinu-
sal. La configuración más ancha del complejo QRS
se debe a que la repolarización y despolarización no
viaja por las vías de conducción especializadas sino
que se produce por la comunicación célula a célula
dentro del miocardio, lo que ralentiza su difusión.
La onda T asociada a estos complejos ventriculares
prematuros presenta una dirección opuesta a la de
la deflexión principal del complejo QRS. La aparien-
cia de esta arritmia en el ECG difiere enormemente
de la de los otros complejos QRS normales que tie-
nen un origen sinusal (figura 4). Se denomina ritmo
bigémino cuando en el registro se muestran, de
forma alternativa, un complejo sinusal normal con
un complejo ventricular prematuro (figura 5). Si los
ventrículos son activados simultáneamente desde el
nódulo sinusal y el foco ectópico ventricular, el
resultado en el ECG será un complejo ventricular de
fusión, con un intervalo P-R normal pero con un
QRS de configuración intermedia entre uno normal
y una extrasístole (figura 6).
Cuando los complejos ventriculares prematuros
que aparecen en un registro son idénticos se deno-
minan unifocales y significa que el foco ectópico
ventricular es siempre el mismo (figura 4). Por el
contrario, si aparecen complejos QRS prematuros de
diferente morfología, se les denomina multiformes
(figura 7).
El origen de la contracción ventricular prematura
puede ser determinado observando la derivación II y
aplicando nuestro conocimiento de los vectores de
despolarización (consulta, vol.6, nº45, p. 75-78). Si
el impulso se origina en el ventrículo izquierdo, la
onda de despolarización viajará hacia arriba y hacia
la derecha y, como consecuencia, la contracción
ventricular prematura, se reflejará en el ECG en
consulta •
Figura 4. Contracciones ventriculares prematuras o extrasístoles
ventriculares unifocales: complejos QRS anormalmente anchos y amplios no
precedidos de ondas P y que se adelantan al siguiente impulso sinusal
normal. Son unifocales pues poseen idéntica morfología entre sí.
Figura 5. Ritmo bigémino:
alternancia de los impulsos sinusales normales
con los complejos ventriculares prematuros.
Figura 6. Complejo ventricular de fusión:
complejo QRS con configuración intermedia
entre uno normal y un complejo ventricular prematuro
precedido de su correspondiente onda P.
forma de deflexión negativa hacia abajo (figuras 8
y 9). Inversamente, una contracción ventricular pre-
matura que se origina en el ventrículo derecho via-
jará hacia abajo y hacia la izquierda y así tendrá una
deflexión positiva (hacia arriba) en el ECG.
La contracción ventricular prematura es el
ritmo anormal más frecuente en perros y sus
causas son muy numerosas:
insuficiencia congestiva, cardiomiopatías, neopla-
sias, miocarditis, pericarditis, hipoxia, uremia, digi-
tálicos, epinefrina, etc.
Ritmos de escape
El nódulo sinusal es el marcapasos normal y pri-
mario del corazón. Ocasionalmente, puede fallar a
la hora de despolarizarse a tiempo. Si se produce
una pausa breve, nos referimos a ella como pausa
sinusal, mientras que una pausa que dura más de
dos segundos se denomina parada sinusal. En la
mayoría de los casos, el nódulo sinusal retorna a un
ritmo normal después de una pausa. Cuando ésto
no ocurre, existen una serie de mecanismos de
defensa en el corazón capaces de mantener la fun-
cionalidad.
La despolarización de otras áreas de la anatomía
cardíaca que se produce como consecuencia del
fallo en la despolarización del nódulo sinusal se
denominan latidos de escape o ritmo de escape.
Los latidos de escape surgen como un mecanismo
de defensa para evitar las consecuencias negativas
de la parada del ritmo sinusal normal y son consi-
derados latidos ectópicos beneficiosos. Así, el
nódulo atrioventricular o unión atrioventricular se
despolariza automáticamente si el nódulo sinusal
falla en su despolarización.
• Escape atrioventricular: cuando el nódulo
atrioventricular se despolariza, la corriente viaja
hacia arriba en el atrio y hacia abajo en los ventrí-
culos a lo largo del sistema normal de conducción.
La despolarización a través de los ventrículos pro-
duce un complejo QRS de duración normal. La des-
polarización a través del atrio causa un trazado
hacia abajo (negativo) de la onda P en la derivación
II del ECG. En función de la velocidad a la cual viaja
esta onda de despolarización hacia arriba, la onda
P puede aparecer antes, durante o después del
complejo QRS.
• Escape ventricular: si el nódulo atrioventri-
cular falla en despolarizarse, el foco ectópico que
toma su lugar estará en los ventrículos. El trazado
electrocardiográfico resultante va a ser muy simi-
lar al que observábamos en las contracciones ven-
triculares prematuras, con complejos QRS anchos
y anormales y no asociados a ondas P. Es muy
importante la diferencia entre una contracción
ventricular prematura y un latido de escape ventri-
cular. La contracción ventricular prematura es un
evento disturbador en sí mismo que ocurre en el
ventrículo y que, normalmente, altera el ritmo
normal. Un latido de escape es un mecanismo de
Figura 7. Extrasístoles ventriculares multiformes: complejos ventriculares
prematuros con diferente morfología entre sí.
Figura 8. Extrasístole ventricular prematura probablemente originada en el
ventrículo izquierdo, pues la deflexión dominante del complejo QRS
prematuro es negativa (hacia abajo).
Figura 9. Extrasístole ventricular prematura probablemente originada
en el ventrículo derecho, pues la deflexión dominante del complejo QRS
prematuro es positiva (hacia arriba).
Figura 10. Taquicardia sinusal: ritmo regular, frecuencia cardíaca elevada
(>160), configuración y orden de las deflexiones normal
y acortamiento de los intervalos PR y QT.
defensa que interrumpe una parada sinusal que
amenaza la vida del animal.
Arritmias supraventriculares
Las arritmias supraventriculares son aquéllas que
se originan por encima de los ventrículos. Tales arrit-
mias incluyen la bradicardia sinusal, taquicardia
sinusal, aleteo (flutter) atrial, fibrilación atrial y rit-
mos de la unión (nódulo) atrioventricular.
Bradicardia sinusal.
Es un ritmo sinusal normal, originado en el
nódulo sinusal, con una frecuencia por debajo de
los 60 latidos por minuto en perros e inferior a los
70-80 latidos por minuto en gatos. Los perros dedi-
cados a actividades deportivas pueden tener fre-
cuencias cardíacas menores de 60 latidos/minuto,
por lo que debe determinarse si la bradicardia es un
estado normal o anormal para cada paciente parti-
cular. Ya sea de naturaleza fisiológica o patológica,
no suele tratarse salvo que haya signos evidentes de
debilidad o colapso.
Taquicardia sinusal.
Es un ritmo sinusal normal con una frecuencia por
encima de 160 latidos por minuto en perros y supe-
rior a los 240 latidos por minuto en gatos (figura
10). Este ritmo puede ser respuesta a un proceso
fisiológico (ejercicio, excitación, etc.) o patológico
(fiebre, anemia, etc.) pero, en cualquier caso, nunca
se trata, sino que se corrige la causa.
Flutter (aleteo) atrial.
Es una despolarización rápida, regular y de perpe-
tuación continua a través del tejido atrial, que cursa
con frecuencias del atrio desde 250 a 350 latidos
por minuto. El aleteo atrial aparece sobre el ECG en
forma de ondas regulares, con aspecto de dientes
de sierra, entre los complejos QRS. Durante esta
arritmia, el nódulo atrioventricular está sobresatura-
do con despolarizaciones que proceden del atrio.
Estas despolarizaciones pueden llegar antes de que
el nódulo atrioventricular haya sido capaz de repo-
larizarse, de modo que no pueda aceptar los impul-
sos desde el atrio. Después de la repolarización, el
nódulo atrioventricular acepta los impulsos envia-
dos desde el atrio, permitiendo que dichos impulsos
pasen hacia los ventrículos. Así, la frecuencia ventri-
cular diferirá de la frecuencia atrial, siendo algo
menor.
Este ritmo a veces es difícil de identificar sobre el
ECG. Si las frecuencias ventriculares son de aproxi-
madamente 140 a 150 latidos por minuto y apare-
cen ondas P anómalas entre los complejos QRS, el
aleteo será un diagnóstico probable.
El aleteo puede ser crónico o transitorio y puede
suponer un periodo de transición hacia la fibrilación
atrial.
Esta arritmia suele estar causada por las mismas
enfermedades que ocasionan arritmias atriales (con-
tracción atrial prematura y taquicardia atrial), sobre
todo aquéllas que cursan con agrandamiento del atrio.
consulta •
Figura 11. Fibrilación atrial: ritmo irregular, frecuencia cardíaca muy
elevada y ausencia de ondas P. Complejos QRS de morfología normal.
Figura 12. Taquicardia en la unión atrio-ventricular: complejo QRS de
configuración normal que se adelanta al siguiente impulso sinusal normal y
no precedido de una onda P.
Figura 13. Taquicardia ventricular: más de tres complejos QRS anormales
seguidos (extrasístoles ventriculares) que marcan el ritmo con una frecuencia
cardíaca elevada (>140 ppm), ausencia de ondas P y ritmo regular.
Figura 14. Taquicardia ventricular: más de tres complejos
QRS anormales seguidos (extrasístoles ventriculares) que marcan el ritmo
con una frecuencia cardíaca elevada (>200 ppm), ausencia de ondas P y
ritmo regular.
Fibrilación atrial.
Es una arritmia frecuente, caracterizada por una
activación eléctrica atrial caótica y rápida. Sobre el
ECG, la fibrilación atrial se caracteriza por ondas P
no reconocibles, un ritmo irregular y una frecuencia
cardíaca muy rápida en el atrio y ventrículos, si bien
la morfología de los complejos QRS no tiene porqué
estar alterada.
Los rangos de frecuencias atriales oscilan entre los
350 y 600 latidos por minuto.
La contracción atrial efectiva se pierde, por lo que
queda abolida la contribución del atrio al llenado
ventricular y, como consecuencia, disminuye el
gasto cardíaco. La frecuencia ventricular es irregular
porque el nódulo atrioventricular recibe numerosos
impulsos desde el atrio a intervalos erráticos. La fre-
cuencia ventricular característica está entre 220 y
240 latidos por minuto (figura 11).
La fibrilación atrial puede estar originada por
idénticos mecanismos que la taquicardia atrial y el
flutter atrial.
Ritmos de la unión atrio-ventricular
Los impulsos que surgen en el área del nódulo
atrioventricular y en el fascículo de His se denomi-
nan ritmos de unión. Estos impulsos pueden ser
latidos de escape, latidos prematuros o ritmos ínte-
gros y exclusivos de unión (figura 12). En el ECG se
presentan con una configuración similar a las con-
tracciones atriales prematuras pero la onda P'
suele ser siempre negativa, aunque a veces puede
superponerse o ser posterior al complejo QRS. En
perros, la frecuencia cardíaca asociada al ritmo de
unión es, aproximadamente, 40-60 latidos por
minuto, en comparación con la frecuencia cardíaca
del ritmo sinusal normal de 100-120 latidos por
minuto. Un ritmo de unión acelerado se caracteri-
za por una frecuencia de 60 a 100 latidos por
minuto. Por otra parte, la taquicardia de unión
muestra frecuencias mayores de 100 latidos por
minuto.
Arritmias ventriculares
Las arritmias ventriculares son aquellas que se ori-
ginan en los ventrículos. Éstas incluyen arritmias
idioventriculares, taquicardia ventricular, fibrilación
ventricular y asístole ventricular.
Ritmo idioventricular.
El fallo conjunto del nódulo sinusal y el nódulo
atrioventricular para generar el impulso resulta en la
aparición de un foco ectópico en el ventrículo, que
actúa como el segundo mecanismo de defensa para
asegurar un continuo latir cardíaco. Cuando los
impulsos de escape ventricular controlan el ritmo se
usa el término ritmo idioventricular. En el ECG van a
aparecer complejos QRS similares a los de complejos
ventriculares prematuros, anchos y anormales. La
frecuencia del ritmo idioventricular es de 20 a 40
latidos por minuto. No hay ondas P presentes por-
que el nódulo sinusal no está funcional.
La arritmia idioventricular puede amenazar la vida
del animal porque un foco ectópico con origen en
los ventrículos es muy inestable.
Este ritmo, al igual que el ritmo de escape de la
unión atrio-ventricular, es siempre secundario a
una alteración en la formación o conducción del
impulso.
Taquicardia ventricular.
La taquicardia ventricular consiste en tres o más
complejos ventriculares ectópicos consecutivos, con
una frecuencia de 140 latidos por minuto o incluso
superior. Por lo tanto, su morfología en el ECG será
idéntica a la de los complejos QRS en los escapes
ventriculares o las extrasístoles ventriculares, sin que
se asocien a ninguna onda P. La taquicardia ventri-
cular puede aparecer y desaparecer durante el ritmo
normal de un paciente (lo que se denomina taqui-
cardia ventricular paroxística) o puede ser sostenida
(figura 13 y 14).
Este tipo de arritmia suele indicar que el miocar-
dio ventricular está severamente dañado y puede
preceder a la fibrilación ventricular.
Fibrilación ventricular.
La fibrilación ventricular es un ritmo letal, caracte-
rizado por la despolarización caótica de los ventrí-
culos con un pérdida de la contracción organizada,
de modo que el gasto cardíaco está próximo a cero.
Se manifiesta con ondulaciones pequeñas (finas) o
grandes (gruesas) sobre la línea basal del ECG, pero
sin verdaderos complejos QRS. A menos que se con-
trole inmediatamente la fibrilación ventricular,
acaba en parada cardíaca.
Las causas son numerosísimas: choque, anoxia,
daño miocárdico severo, alteraciones electrolíticas y
acido-básicas, hipotermia, etc.
Asístole ventricular.
Es la ausencia de complejos ventriculares.
Representa la parada cardíaca y, si el ritmo ventricu-
lar no se reanuda en 3-4 minutos, habrá daños
orgánicos irreversibles. En el ECG se aprecia una
línea isoeléctrica plana y, en ocasiones, aparecen
exclusivamente ondas P.
Lecturas recomendadas
Edwards NJ (1987). Bolton's handbook of canine
and feline electrocardiography. 2ª ed. Philadelphia:
WB Saunders.
Ettinger SJ, Feldman EC (1995). Texbook of vete-
rinary internal medicine. 4ª ed Philadelphia: WB
Saunders.
Fox PR (1988). Canine and feline cardiology.
Churchill Livingstone.
Miller MS et al. (1995). En: Electrocardiography.
Manual of canine and feline cardiology.
Philadelphia: WB Saunders.
Tilley LP (1992). Essentials of canine and feline
electrocardiography. 3ª ed. Philadelphia: Lea &
Febiger.
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ECG veterinario: fundamentos

  • 1. • Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (I): fundamentos • Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (II): realización • Interpretación clínica de las deflexiones electrocardiográficas • Arritmias cardíacas: alteraciones en la formación del impulso • Arritmias cardíacas: alteraciones en la conducción del impulso • Electrocardiografía en otras especies: équidos y aves • Utilidad clínica de la electrocardiografía en medicina veterinaria: casos clínicos Electrocardiografía
  • 2. La electrocardiografía tiene una enorme importancia en la medicina veterinaria. La información que nos ofrece en relación con la frecuencia cardíaca, ritmo cardíaco, desviación del eje, agrandamiento de las cámaras cardíacas o anormalidades de la conducción supone un complemento inestimable en el marco de la cardiología veterinaria. No obstante hay que tener en cuenta que un elec- trocardiograma no debe nunca ser interpretado de forma aislada sino como una parte complementaria de un proceso diagnóstico más amplio en el contexto de un caso clínico. Baste recordar que los electrocardiogramas aportan información sobre la actividad eléctrica pero no sobre la actividad mecánica del corazón. Así por ejemplo un paciente que presente una arritmia significativa en el papel puede no mostrar ningún signo clínico. Polaridad de las derivaciones Las deflexiones P, QRS y T que componen el tra- zado electrocardiográfico están asociadas a ondas de excitación eléctrica que se extienden a través del corazón provocando la contracción muscular. Esta contracción es el resultado de una actividad eléctri- ca conocida como despolarización, y como tal corriente eléctrica viaja desde su punto de origen (el nódulo senoatrial) hasta el destino final en las célu- las miocárdicas de los ventrículos. La onda P representa la despolarización de los atrios. El complejo QRS representa la despolarización de los ventrículos. La onda T representa la repolarización (o relajación) ventricular. La repolarización atrial no se puede ver en el tra- zado electrocardiográfico porque permanece oculta debido a la superposición de la despolarización ven- tricular. El electrocardiograma representa el sumato- rio de todas las despolarizaciones y repolarizaciones de cada célula muscular cardíaca (figura 1) que se sucede repetitivamente de forma altamente organi- zada y rítmica constituyendo el trazado electrocar- diográfico visible. Un paciente es conectado a la máquina elec- trocardiográfica por medio de una serie de cables. Estos cables son, de hecho, electrodos que permiten una visión de la actividad eléctrica del corazón entre dos puntos (figura 2). La selección de una derivación en la máquina electrocardiográfica hace que unos electrodos (cables) específicos se conviertan a polo negativo o a polo positivo, dependiendo de la deri- vación concreta que hayamos seleccionado. Autores Germán Santamarina Pernas Ramiro Torío Álvarez Mª Luisa Suárez Rey Dpto. Patología Animal. Facultad de Veterinaria de Lugo. ECG Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (I) Para la correcta interpretación de un trazado electrocardiográfico es necesario un conocimiento inicial básico de cómo éste se produce y qué mide. Iniciamos una serie de artículos sobre la electrocardiografía en medicina veterinaria que permitan una visión sencilla del mismo. En esta primera parte discutimos la polaridad de los electrodos, el sistema de conducción y como estos elementos se reflejan en el trazado electrocardiográfico. Milivoltios 1mv=1cm 0,1 0,1 Segundos 0,02 P-R QRS Q-T P-R seg. S-T seg. P R S Q T + - Figura 1 (izquierda). Trazado electrocardiográfico normal de un perro. Sensibilidad 1 cm=1 mV. Velocidad del papel 50 mm/seg. Figura 2 (derecha). La actividad eléctrica cardíaca se transmite fácilmente a través de los tejidos y fluidos circundantes lo que permite que pueda ser registrada mediante electrodos fijados a la piel.
  • 3. Ajustando la selección de la máquina a la deriva- ción I hacemos que el electrodo unido al antebrazo derecho sea negativo y el electrodo unido al ante- brazo izquierdo sea positivo. Así la derivación I es negativa en la derecha y positiva en la izquierda. Seleccionando la derivación II provocamos que el electrodo fijado al antebrazo derecho sea negativo y el electrodo unido a la extremidad trasera izquierda sea positivo. La elección de la derivación III con- vierte el polo positivo en la extremidad trasera izquierda y el polo negativo en el antebrazo izquier- do (figura 3). Si pretendemos seleccionar las derivaciones uni- polares aumentadas de los miembros (aVR, aVL, aVF) hemos de considerar que la máquina emplea tres electrodos, uniendo dos de ellos entre sí para crear una central con potencial cero y tomando como polo positivo cada una de las extremidades que queda libre en relación a dicha central. Al selec- cionar la derivación aVR el electrodo unido al miem- bro anterior derecho será positivo. La elección de la derivavión aVL hace que el electrodo colocado en el miembro anterior izquierdo sea positivo. Seleccionando la derivación aVF convertimos la extremidad posterior izquierda en el polo positivo. Las derivaciones aVR, aVL y aVF tienen una orienta- ción diferente a la de las anteriores, y permiten construir otras tres líneas de referencia. (figura 4). Cada derivación de los miembros toma un registro desde distinto ángulo; por lo tanto, cada derivación (I, II, III, aVR, aVL y aVF) es un aspecto diferente de la misma actividad cardíaca (figura 5). También podemos seleccionar las derivaciones pre- cordiales con el mismo principio de funcionamiento que las derivaciones unipolares aumentadas de los miembros. Las derivaciones precordiales más fre- cuentemente utilizadas en medicina veterinaria son la CV5RL, CV6LL, CV6LU y CV10, que se corresponden respectivamente con las derivaciones V1, V2, V4, y V6 en medicina humana. Para obtener las cuatro deriva- ciones precordiales, se coloca un electrodo positivo en los siguientes puntos del torax: CV5RL quinto espacio intercostal derecho a nivel paraesternal, CV6LL sexto espacio intercostal izquierdo a nivel paraesternal, CV6LU sexto espacio intercostal izquierdo a nivel costocondral, CV10 sobre el proceso espinoso de la séptima vértebra torácica (figura 6). Por norma en el flujo de corriente se determina que cuando la actividad eléctrica se mueve hacia el polo positivo de una derivación se inscribe una deflexión positiva (hacia arriba) en el trazado elec- trocardiográfico (figura 7). De forma contraria cuando la actividad eléctrica se mueve alejándose del polo positivo de una deriva- ción se inscribe una deflexión negativa (hacia abajo). Cuando el movimiento de la actividad eléctrica es perpendicular al eje de una derivación, o cuando no hay ningún movimiento detectado, ninguna defle- xión (ni positiva ni negativa) será grabada. La magnitud, o el tamaño, de la deflexión inscrita es proporcional a la masa del músculo activado. Esta norma del flujo de corriente es la base para la com- prensión del sistema de derivaciones y la generación de un trazado electrocardiográfico. El Sistema de conducción En la interpretación de un electrocardiograma la anatomía es tan importante como la física (figura 8). El sistema de conducción especializado del corazón está diseñado para generar los impulsos eléctricos, transmitir la actividad eléctrica rápidamente, coordi- nar los momentos de contracción de los atrios y ventrículos y responder ante las modulaciones del sistema nervios simpático y parasimpático. Como las células del corazón están unidas de forma tan ínti- ma entre sí por medio del sistema de conducción, la despolarización que comienza en cualquier área se extiende rápidamente a través del corazón. Sin el RA LA LL +- 1 2 3 aVR aVL aVF V + - 1 2 3 aVR aVL aVF V + - 1 2 3 aVR aVL aVF V Figura 3. Derivaciones bipolares: I, II, III. I II III
  • 4. sistema de conducción la despolarización tendría que ocurrir de célula a célula, y como consecuencia tardaría mucho más tiempo en desplazarse a través del corazón. Bajo condiciones normales el área que se despola- riza más rápidamente (y así marca la frecuencia car- díaca) es el nódulo senoatrial. El nódulo senoatrial se localiza en la unión de la vena cava craneal y la parte superior del atrio derecho. La despolarización se extiende a través del atrio en dirección hacia abajo hacia los ventrículos y entonces alcanza el nódulo atrioventricular, el cual se localiza en la unión entre el atrio derecho y el ventrículo derecho. La corriente de despolarización es retrasada en el nódulo atrioventricular de modo que le dará tiem- po a los ventrículos a llenarse de sangre. La actividad eléctrica se mueve lenta- mente a través del nódulo atrio- ventircular y en las porciones proximales del sistema de conducción ventricular. Este sistema de conduc- ción es conocido como fascículo de His. Este fascículo está forma- do por una rama derecha y una rama izquierda, esta última a su vez se subdivide en rama izquierda anterior y posterior. La primera parte del miocardio ventricular en ser despolarizado después de que la onda de despolari- zación deja el fascículo de His es el septo interventricular, el cual sufre la despolarización en una dirección de izquierda a derecha. La corriente luego se extien- de a lo largo de las ramas izquierda y derecha del fascículo hacia el vértice del corazón. Aquí las fibras de Purkinje dirigen la onda de despolarización a tra- vés de los ventrículos en una dirección ascendente (hacia arriba), esencialmente exprimiendo la sangre de los ventrículos hacia afuera. La última área en ser despolarizada es la parte más superior de la pared libre del ventrículo izquierdo. Toda esta actividad produce un latido cardíaco sincronizado que enviará la sangre al cerebro y permite al cuerpo mantener la funcionalidad. Qué ocurre en el papel La despolarización del nódulo senoatrial es un evento demasiado pequeño como para ser detectado por el electro- cardiograma. La activación de este nódulo se reconoce por su efecto en el tejido cir- cundante y la expansión resultante de la activi- dad eléctrica a través del atrio. La distribu- ción de la actividad eléctrica a través del atrio sigue general- mente una dirección descendente y hacia la izquierda, orientada hacia el polo positivo de la derivación II. Dado que los atrios son estructuras de paredes delgadas, con poca masa muscular, la cantidad total de actividad eléctrica no es particu- larmente grande. Así la onda P, que se ins- cribe con una dirección hacia arriba (positiva) tiene + - 1 2 3 aVR aVL aVF V + - 1 2 3 aVR aVL aVF V + - 1 2 3 aVR aVL aVF V Figura 4. Derivaciones unipolares aumentadas: aVR, aVL, aVF. aVR aVL aVF Figura 5. Sistema hexaxial de las derivaciones bipolares y unipolares aumentadas. El polo positivo de cada derivación está indicado por un círculo. -90º -60º -30º 0º +30º +60º +90º +120º +150º -180º +180º -120º -150º + aVL + aVR + aVF +I +II+III
  • 5. pronto como la onda de despolarización ha atrave- sado el nódulo atrioventricular y el fascículo de His y sus ramas, la primera parte del miocardio ventri- cular que se despolariza es el septo interventricular. La despolarización tiene lugar de izquierda a dere- cha. Debido a la pequeña masa del septo, el movi- miento de corriente a través del septo resulta en una deflexión hacia abajo (negativa) en la deriva- ción II y crea un trazado en el electrocardiograma conocido como la onda Q (figuras 1). La despolarización se extiende luego a lo largo del sistema de conducción ventricular del modo descrito con anterioridad. La despolarización de ambos ven- trículos ocurre casi simultáneamente, pero como el ventrículo izquierdo tiene una masa mayor a la del derecho el sumatorio de toda la actividad eléctrica viaja en una dirección hacia la izquierda y hacia abajo. Este tipo de actividad inscribe una deflexión grande y hacia arriba (positiva) en la derivación II, esta inscripción se conoce como la onda R (figuras 1). La despolarización ventricular continúa a través del resto de los ventrículos, moviéndose la activa- ción eléctrica generalmente en una dirección hacia arriba desde el vértice a la base. El resultado, en la derivación II, es la deflexión hacia abajo (negativa) que define la onda S (figura 1). Una vez que el ven- trículo está completamente despolarizado hay poca actividad hasta que la repolarización, o relajación ventricular, comienza. Entre la despolarización y la repolarización se genera poca actividad eléctrica. Durante este tiempo se inscribe una línea plana conocida por segmento ST (figura 1). La repolarización tiene lugar entonces desde el endocardio hacia el epicardio, y como el ventrículo izquierdo tienen más masa que el derecho, la repo- larización generalmente resulta en una actividad eléctrica que viaja en dirección hacia abajo y hacia la izquierda. Esta actividad produce normalmente una onda T hacia arriba (positiva) en la derivación II, si bien su orientación en los animales es bastante variable y sus límites no están bien definidos, pudiendo ser negativa e incluso bifásica (figura 1). Un período de inactividad eléctrica sigue a la repo- larización, y la linea basal (isoeléctrica) permanece plana hasta que el nódulo senoatrial comienza el ciclo de nuevo. y Lecturas recomendadas Edwards NJ. Boltonís handbook of canine and feline electrocardiography, 2ª ed. Philadelphia, WB Saunders, 1987. Ettinger SJ, Feldman EC. Texbook of veterinary internal medicine.4ª ed Philadelphia, WB Saunders Company, 1995. Fox PR. Canine and feline cardiology. Churchill Livingstone, 1988. Miller MS et al. Electrocardiography. Manual of canine and feline cardiology. Philadelphia, WB Saunders Company, 1995. Tilley LP. Essentials of canine and feline electro- cardiography. 3ª ed. Philadelphia, Lea & Febiger, 1992. + - 1 2 3 aVR aVL aVF V Electrodo torácico rV2 (CV5RL) V2 (CV6LL) V4 (CV6LU) rV2 (CV5RL) V2 (CV6LL) V4 (CV6LU) V10 (CV10) Figura 6. Derivaciones precordiales: CV5RL, CV6LL, CV6LU, CV10. . Colocación de los electrodos y posición relativa de cada una de las derivaciones respecto al flujo de des- polarización. Figura 7. Representación gráfica de la norma del flujo de corriente eléctrica. La corriente que va hacia el polo positivo muestra una defrexión positiva en el electrocardiograma y viceversa. Cuando el flujo de corriente viaja en dirección perpendicular al eje del dipolo se inscribe una deflexión isoeléctrica. - + + + + + - - - - una amplitud relativamente pequeña (figura 1). El retraso de la despolarización que ocurre en el nódulo atrioventricular (con el fin de darle tiempo a los ventrículos para llenarse) no produce una onda de despolarización detectable y por lo tanto no se inscribe ninguna deflexión en el trazado electrocar- diográfico. Esto se llama intervalo PR (figura 1). Tan Fascículo anterior Fascículo posterior Fibras de Purkinje Rama izquierdaRama derecha Nódulo A-V Fascículo de His Tractos internodales Nódulo sinusal Figura 8. Sistema de conducción del corazón
  • 6. En este artículo abordamos aquellos aspectos referentes a la realización del electrocardiograma, posibles artefactos y el acercamiento metódico a la interpretación del registro. Realización del electrocardiograma: posición y colocación de los electrodos En primer lugar un electrocardiograma debería realizarse en una habitación tranquila con el fin de que el animal esté lo menos alterado posible. El éxito de un buen registro electrocardiográfico va a residir en el correcto posicionamiento y sujeción del paciente así como en la colocación de los electrodos. Por convenio ciertas posturas del paciente y los lugares de colocación de los electrodos han sido estandarizados en los animales domésticos. Los perros y gatos deben estar en decúbito lateral derecho y en la posición más confortable posible. Debemos así recordar que en animales con severa dificultad respiratoria resulta muy estresante el decúbito lateral, al igual que esta posición puede resultar inadecuada en animales en estado crítico. En estos casos el electrocardiograma puede ser hecho con el animal en decúbito esternal o inclu- so en estación si fuese necesario. Sin embargo hay que tener en cuenta que con el animal en estas posiciones las medidas de amplitudes de las ondas o la detección de los patrones de agrandamiento de las cámaras (eje cardíaco) pierden fiabilidad, aunque el electrocardiograma podrá ser utilizado para la interpretación del ritmo y de los intervalos entre ondas. Es importante recordar que la detección de los agrandamientos de las cámaras requiere que nos adaptemos al estándar en cuanto a la posición del paciente y colocación de los electrodos, mientras que la evaluación de las arritmias necesita sólo que los electrodos estén fijados al animal. Con el paciente en decúbito lateral derecho la persona que lo sujeta se sitúa en frente al dorso del animal pasando su brazo derecho sobre el cue- llo del paciente para sujetarle los antebrazos y colocando un dedo entre las dos extremidades de modo que no se toquen una con la otra. Con la mano izquierda sujetará de forma similar las extre- midades traseras. El húmero y fémur de las extre- midades deben situarse formando, en la medida de lo posible, un ángulo recto con el cuerpo y parale- los entre sí (figura 1). Autores Ramiro Torío Álvarez Mª Luisa Suárez Rey Germán Santamarina Pernas Dpto. Patología Animal: Medicina Veterinaria. Facultad de Veterinaria de León. Campus de Vegazana s/n. 24007 León. Tel: (987) 29 12 14. ECG Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (II) Este artículo es el segundo de una serie de publicaciones en las que tratamos de llevar a cabo un acercamiento práctico y sencillo hacia la electrocardiografía veterinaria. En la primera parte hemos discutido los fundamentos del electrocardiograma tales como la fisiología de la despolarización y repolarización y la anatomía del sistema de conducción, así como las bases electrofísicas del registro electrocardiográfico en sus derivaciones fundamentales. A continuación abordaremos aquellos aspectos referentes a la realización del electrocardiograma, posibles artefactos y el acercamiento metódico a la interpretación del registro.Figura 1. Posicionamiento estandar, sujeción del animal y colocación de los electrodos para la obtención del registro electrocardiográfico.
  • 7. Los electrodos se fijarán al cuerpo de forma pre- ferible utilizando pinzas de cocodrilo a las que se les haya limado o aplanado los dientes (figura 2), colo- cándolas por debajo de los codos en las extremida- des delanteras y por debajo de las rodillas en las tra- seras (esta ubicación confiere generalmente una distancia suficiente para evitar las interferencias del movimiento torácico en el registro). El color de los electrodos responde a un código internacional de la manera que sigue (en EE.UU. el código de colores es diferente): Electrodo Amarillo: extremidad anterior izquierda. Electrodo Rojo: extremidad anterior derecha. Electrodo Verde: extremidad posterior izquierda. Electrodo Negro: extremidad posterior derecha. En animales de pelo largo debemos asegurarnos bien de que la pinza se coloca directamente sobre la piel, no sobre el pelo. Debemos usar alguna solución de contacto con el objetivo de asegurar la conducción eléctrica. Las opciones incluyen alco- hol o pastas (geles) de electrodos. El alcohol pre- senta el inconveniente de su rápida evaporación, de modo que se recomienda el uso de las pastas si se prevé que la sesión puede prolongarse. El exce- so de pasta o agente conductor puede extenderse y originar contactos indeseables que ocasionan artefactos en el trazado electrocardiográfico. La primera variable que debe ser ajustada en el electrocardiógrafo (figura 3) es la sensibilidad. La mayoría de las máquinas tienen varias opciones para este ajuste, con el selector en posición de sensibilidad estándar señalando al 1 obtendre- mos al presionar el botón de prueba del milivol- taje una deflexión de 1 cm en el papel. Esa defle- xión puede ser cambiada a 0,5 cm ó 2,0 cm sim- plemente cambiando el selector de sensibilidad. La sensibilidad estándar de 1mV=1cm es apropiada para la mayoría de los electrocardio- gramas. Cuando con el ajuste estándar el traza- do de las deflexiones desborda los márgenes del papel la sensibilidad debe reducirse a la mitad de modo que sea 1mV=0,5cm. Si las ondas P no son visibles (lo cual es un problema común en gatos) la sensibilidad debería ser doblada quedando 1mV=2,0cm (figura 4). La mayoría de los electrocardiogramas en perros y gatos son realizados a la velocidad estándar de 50 mm/seg. El botón de selección de la velocidad de papel generalmente ofrece dos opciones: 50 mm/seg. ó 25 mm/seg. En general cuanto más rápida sea la frecuencia cardíaca esperada mayor debe ser la velocidad de papel a escoger. Cuando el electrocardiograma se registra a la velocidad de papel de 50 mm/seg., cada pequeña cuadrícula (1 mm) sobre el eje horizontal representa 0,02 segundos. De esta manera al medir el ancho (número de cuadrículas) de cada porción del com- plejo P-QRS-T y multiplicando por 0,02 podremos determinar la duración en segundos de la activi- dad eléctrica de cualquier onda o intervalo (a 25 mm/seg. cada cuadrícula representa 0,04 segun- dos) (figura 4). Figura 2. Electrodos unidos a pinzas de cocodrilo para su fijación a la piel del paciente. Código internacional de colores en los electrodos. Figura 3. Electrocardiógrafo con los diferentes selectores de velocidad, sensibilidad, etc. Figura 4. Representación de un registro electrocardiográfico normal en la derivación II, P-QRS-T segmentos e intervalos. Las medidas de la amplitud (milivoltios) se indican por movimientos positivos o negativos; los intervalos de tiempo (segundos) se indican de izquierda a derecha. Velocidad del papel, 50 mm/seg; 1 cm = 1 mV. Linea Basal 0,02 seg.0,1 seg.segmento PR 0,1 mV. 0,5 mV. QRS Intervalo Intervalo P-R Q-T R P Q S S-T T Segmento
  • 8. En la parte superior del papel electrocardiográfi- co se observan unas marcas verticales que apare- cen cada cierto espacio, los cuales son muy útiles para ayudarnos a calcular la frecuencia cardíaca (marcas señaladas con una flecha vertical en las figuras 8 y 9. A una velocidad de papel de 50 mm/seg. el tiempo de intervalo entre dos de estas marcas es de 1,5 segundos (a 25 mm/seg. es de 3 segundos). Si se detecta algún tipo de arritmia durante la eje- cución del electrocardiograma debemos obtener una tira de papel de ritmo que consiste en registrar la derivación II a la velocidad de papel más pequeña (25 mm/seg.) durante el tiempo necesario para demostrar la arritmia. El motivo para seleccionar la menor velocidad en estos casos es que de esta manera obtendremos un registro más comprimido, con mayor número de complejos por tramo de papel. Artefactos en la realización del registro electrocardiográfico Los artefactos durante la grabación del electrocar- diograma son muy comunes y se deben reconocer para evitar interpretaciones erróneas y corregirlas en la medida de lo posible. Algunos de los artefactos más frecuentes son los que siguen: Interferencias de 50 ciclos ó 60 ciclos (figura 5). Se trata de un patrón de interferencia eléctrica que aparece cuando el equipo eléctrico no está ade- cuadamente conectado a tierra. Se evidencia como una secuencia continua de ondas pequeñas y afiladas a una frecuencia de 50 ondas (ciclos) por segundo. En la bibliografía americana se refieren a este artefacto como interferencia de 60 ciclos, pues la fuente habitual de corriente alterna en los Estados Unidos es de 60 hertzios, mientras que en Europa lo habitual es que las tomas de corriente alterna sean de 50 hertzios. Hay varios métodos para corregir el problema: asegurarse de que el cable de suministro de corriente está correctamente conectado a tierra; asegurarse que las pinzas están en contacto con la piel; asegurarse de que las pinzas están bien limpias y hacen correcta conexión con el cable; enchufar el equipo en otra fuente de electricidad próxima; apa- gar las lamparas fluorescentes que haya próximas; evitar que las extremidades del paciente estén en contacto unas con otras; asegurarse de que los electrodos no estén tocando ni a la mesa ni a la persona que esta sujetando al paciente; apagar cualquier aparato eléctrico que esté conectado al mismo circuito que el electrocardiógrafo. Cualquiera de estas circunstancias y algunas otras pueden causar una interferencia de 50 ciclos, y a veces el problema es muy difícil de corregir. No obs- tante debemos intentarlo pues este tipo de interfe- rencia hace que el electrocardiograma sea muy difí- cil o imposible de leer. Temblores musculares (figura 6). Los temblores musculares pueden llegar a producir movimientos rápidos e irregulares de la línea basal. Para corregir este problema hay que asegurarse de que el paciente está tranquilo y confortable; reajustar o volver a colocar las pinzas; colocar una mano sobre el pecho y presionando moderada- mente durante el momento de la grabación del Figura 5. Interferencia de 50 ciclos que dificulta la interpretación del electrocardiograma.
  • 9. registro electrocardiográfico a menudo minimiza el temblor; una suave tranquilización es segura en la mayoría de los casos, pero hay que tenerla en cuenta a la hora de interpretar el registro. El ron- roneo de los gatos también causa este artefacto, para lo cual una manipulación suave sobre la larin- ge o bien un ligero soplido sobre la cara ayuda a eliminar el problema. Línea basal errante (figura 7). Suele estar causada por cambios en la resistencia entre el electrodo y el paciente. Los movimientos respiratorios son la causa más común, resultando en una elevación y descenso rítmico de la línea basal. También se producen cuando el animal se mueve, jadea o tose. Para corregir el problema hay que colocar al animal en estación o en posición esternal si presenta dificultad respiratoria. Si no es el caso se puede mantener la boca cerrada durante 3 ó 4 segundos para obtener un trazado legible en cada derivación. Figura 6. Reflejo de los temblores musculares en la línea basal del registro electrocardiográfico. Figura 7. Línea basal errante por los movimientos del animal.
  • 10. Interpretación del electrocardiograma Un electrocardiograma completo debe incluir, al menos, tres o cuatro complejos P-QRS-T en cada derivación bipolar (I, II y III), tres o cuatro en cada derivación unipolar aumentada (aVR, aVL y aVF) y al menos 15 ó 20 en la derivación II a velocidad lenta (25 mm/seg.). Las derivaciones precordiales se registran sólo en condiciones específicas. El electrocardiograma ofrece una enorme canti- dad de información y con un poco de entrenamien- to no resulta difícil aprender a reconocer todos los tipos de alteraciones cardíacas en un electrocardio- grama. Hay cinco pasos básicos en el proceso de interpretación de un electrocardiograma: deter- minar la frecuencia cardíaca, determinar el ritmo cardíaco, determinar el eje cardíaco, medir la ampli- tud y la duración de las ondas, segmentos e interva- los, y aplicar una serie de criterios que definen los agrandamientos de las cámaras y las anormalidades de la conducción. En la tabla 1 se registran los valo- res normales para perro y gato. Frecuencia cardíaca La frecuencia cardíaca está en función de muchas variables. Está regulada, entre otras cosas, por un equilibrio entre la actividad simpaticomimética y parasimpaticomimética (vagal). La estimulación parasimpaticomimética reduce la frecuencia cardía- ca (como ocurre en los casos de enfermedad bron- quial), mientras que la estimulación simpaticomi- mética la incrementa (como puede ocurrir con un gato nervioso). El estímulo parasimpaticomimético puede además estar influenciado por el estado del corazón y del sistema circulatorio. El nódulo sinusal es el marcapasos biológico del corazón; bajo cir- cunstancias normales este nódulo hace que el cora- zón lata entre 80 y 120 veces por minuto. Si el nódulo sinusal falla la próxima área marcapasos será la unión aurículo-ventricular que permite latir al corazón a una frecuencia de 40 a 60 latidos por minuto. Si fallan ambos, el nódulo sinusal y la unión atrio-ventricular, los ventrículos tomarán el mando y la frecuencia cardíaca caerá a 20-40 lati- dos por minuto. Algunos fármacos tales como la atropina o la digoxina también pueden afectar a la frecuencia cardíaca. Podemos hacer uso de varios métodos para calcular la frecuencia cardíaca (suponiendo siem- pre que la velocidad del papel es 50 mm/seg.): ‚ Contar el número de ondas R que se han regis- trado entre 2 espacios de las marcas verticales de la parte superior del papel (lo que equivale al número de ondas R o latidos en 3 segundos de recorrido de papel) y multiplicar este número por 20, obteniendo el valor de la frecuencia cardíaca en latidos/minuto (figuras. 8 y 9). Este método es muy rápido aunque poco preciso, pero nos da una idea aproximada de la frecuencia cuando el ritmo es irregular. ƒ Una cuadrícula pequeña (1 mm) es igual a 0,02 segundos de recorrido de papel. De modo que el número de cuadrículas pequeñas que hay en un minuto se obtienen dividiendo 60 entre 0,02 (es decir 3.000). Así dividiendo 3.000 entre el número de cuadrículas pequeñas que contamos en un inter- valo R-R hallaremos la frecuencia cardíaca (figura 8). Es el método más seguro pero solo puede ser utili- zado cuando el ritmo cardíaco es regular. „ Una cuadrícula de las grandes (5 mm) es igual a 0,02 seg. x 5, es decir 0,10 segundos de recorrido de papel. De modo que el número de cuadrículas Valores normales de los intervalos y amplitudes en el perro y el gato (derivación II, 50 mm/seg., 1mV = 1cm). PERRO y GATO Onda P (perro) Duración: máximo 0,04 seg. Amplitud: máximo 0,4 mV. Onda P (gato) Duración: máximo 0,04 seg. Amplitud: máximo 0,2 mV. Intervalo PR (perro) Duración: 0,06 a 0,13 seg. Intervalo PR (gato) Duración: 0,05 a 0,09 seg. Complejo QRS (perro) Duración: máximo 0,05 seg. en razas pequeñas, 0,06 seg. en las razas grandes. Amplitud de la onda R: máximo 3,0 mV en razas grandes, 2,5 mV en razas pequeñas. Complejo QRS (gato) Duración: máximo 0,04 seg. Amplitud de la onda R: máximo 0,9 mV. Segmento ST (perro) Descenso menor de 0,2 mV. Elevación no mayor de 0,15 mV. Segmento ST (gato) Descenso o elevación no marcada. Onda T (perro) Puede ser positiva, negativa o bifásica. No mayor que un cuarto de la amplitud de la onda R. Onda T (gato) Puede ser positiva, negativa o bifásica. Amplitud: 0,3 mV. Intervalo QT (perro) Duración 0,15 a 0,25 seg. en frecuencias normales, varía con la frecuencia. Intervalo QT (gato) Duración 0,12 a 0,18 seg. en frecuencias normales, varía con la frecuencia. Tabla 1.
  • 11. grandes que hay en un minuto se obtienen divi- diendo 60 entre 0,10 (es decir 600). Así dividiendo 600 entre el número de cuadrículas grandes que contamos en un intervalo R-R nos permite obtener la frecuencia cardíaca (figura. 9). Este método es sólo útil cuando el ritmo cardíaco es regular, y pier- de precisión cuando las frecuencias cardíacas son muy altas. … El método secuencial consiste en encontrar una onda R cuyo pico coincida con una de las divisiones verticales gruesa (son las líneas que delimitan las cuadrículas grandes) y asignar los siguientes núme- ros a las próximas seis líneas gruesas: 600, 300, 200, 150, 120, 100, respectivamente. Encontrar el pico de la siguiente onda R y estimar la frecuencia por minuto basada en el número asignado a la línea gruesa más próxima a dicha onda R (figura 10). Este método es muy rápido una vez que logras familiari- zarte con él. Determinación del eje eléctrico cardíaco. El eje eléctrico cardíaco o eje eléctrico medio o simplemente eje cardíaco se refiere a la dirección media de todos los potenciales eléctricos que se generan en todas la direcciones del corazón duran- te el ciclo cardíaco. Usando el sistema hexaxial de derivaciones y los diferentes ángulos sobre los cua- les éstos registran la actividad eléctrica, podremos estimar el eje eléctrico medio del complejo QRS en el plano frontal. En un corazón normal de perro el eje cardíaco caerá entre los +40° y los +100°, mientras que en corazón felino normal el eje se encontrará en un rango mayor entre 0° y +160°. El significado de la determinación del eje cardíaco radica en la información que nos aporta sobre el agrandamiento de los ventrículos. Además también es útil en el diagnóstico de deter- minadas anormalidades de la conducción (bloque- os) que afectan a las ramas izquierda y derecha del fascículo. El método más fiable para calcular el eje cardíaco precisa medir la superficie de los complejos QRS en diferentes derivaciones, pero como ese proceso es ciertamente difícil normalmente se logra una correcta estimación del eje midiendo la amplitud de las deflexiones de los complejos QRS. Hay tres métodos básicos para estimar el eje cardíaco en el plano frontal: ‚ Método de la derivación isoeléctrica (figura 11). Consiste en localizar aquella derivación en la que la suma algebraica de las deflexiones del com- plejo QRS sea igual a 0 (la positiva, R, con signo positivo y las negativas Q y S con signo negativo). Esta se denominará derivación isoeléctrica. El eje eléctrico cardíaco debe ser perpendicular a dicha derivación, por lo que debemos observar el valor que adquiere la suma algebraica de las deflexiones del complejo QRS en la derivación perpendicular a la isoeléctrica la cual según sea positiva o negativa nos dará la estimación de los grados del eje cardía- 6 ondas R x 20 = 120 lpm 3000 : 24 = 125 lpm 3 segundos 24 cuadrículas pequeñas II RR II Figura 8. En el ejemplo se calcula la frecuencia cardíaca en un electrocardiograma de perro. Utilizamos los dos métodos anteriormente descritos. El número de ondas R en tres segundos multiplicado por 20 nos da el valor de la frecuencia cardíaca en latidos/minuto (6 x 20= 120). Utilizando el otro método vemos como el número de cuadraditos pequeños entre dos ondas R es de 24; dividiendo 3000 entre 24 obtenemos un valor de 125 latidos/minuto. La velocidad del papel es de 50 mm/seg. 4 ondas R x 20 = 80 lpm 600 : 8 = 75 lpm 3 segundos 8 cuadrados grandes IIII Figura 9. En este ejemplo obtenemos una frecuencia de 80 latidos/minuto utilizando el primer método y 75 latidos/minuto según se describe en el punto 3 del texto. La velocidad del papel es de 50 mm/seg. Figura 10. En este ejemplo se aprecia claramente una frecuencia entre 150 y 120 latidos/minuto. PRIN CIPIO "600" "300" "200" "150" "120"
  • 12. co. Es la forma más sencilla y práctica de obtener el eje cardíaco. ƒ Estimación del eje por la mayor deflexión (figura 12). Permite estimar el eje cardíaco con un error de aproximadamente 30° simplemente obser- vando las derivaciones I, II y III. El procedimiento consiste en escoger la derivación con la mayor suma neta de las deflexiones del complejo QRS. El eje cardíaco será relativamente paralelo al eje de esta derivación, con lo cual sabiendo si la suma neta es positiva o negativa podremos estimar los grados de eje cardíaco asignándole el ángulo que ocupa dicha derivación en el sistema hexaxial. Este método sirve como un indicador general pues no siempre es preciso. „ Representación de dos derivaciones (figura 13). Consiste en seleccionar dos derivaciones (sue- len escogerse la derivación I y la derivación III) y obtener la suma neta de las deflexiones positivas y negativas de un complejo QRS de cada una de las dos derivaciones. Los valores obtenidos debemos superponerlos en los ejes de las derivaciones corres- pondientes (en el sentido positivo o negativo según corresponda). Describiremos una línea perpendicu- lar a cada derivación desde el punto que nos ha marcado el valor que hemos superpuesto. Una línea dibujada desde el centro del sistema triaxial o hexa- xial hasta el punto de corte de las dos perpendicu- lares nos definirá la dirección y el sentido del eje cardíaco. Es el método más preciso para la estima- ción del eje eléctrico medio y suele ser usado de forma rutinaria por lo que disponemos de tablas en las que introduciendo los valores descritos para las derivaciones I y III obtendremos rápidamente el eje cardíaco. Medidas de los intervalos y amplitudes. Las mediciones de los intervalos y amplitudes sue- len realizarse generalmente en la derivación II. Si disponemos de un compás de calibración se facilita mucho la medición. Debemos tener en cuenta que a la velocidad de papel de 50 mm/seg. cada cuadrícu- la pequeña (1 mm) en el sentido horizontal equiva- le a 0,02 segundos, por lo que una cuadrícula gran- de (5 mm) supone 0,1 segundos. En cuanto a la amplitud con una sensibilidad estándar de 1 cm = 1 mV cada cuadrícula pequeña en el sentido vertical equivale a 0,1 mV y cada cuadrícula grande repre- sentará 0,5 mV (figura 4). El intervalo P comienza con la primera deflexión I II III aVR aVL aVF +60º +90º +120º + aVF +II+III -90º -60º -30º 0º +30º+150º -180º +180º -120º -150º + aVL + aVR +I 0º Figura 11. El eje cardíaco medio en este electrocardiograma canino es de + 90°. La derivación I es isoeléctrica (suma=0). La derivación perpendicular a la derivación I es aVF, como la derivación aVF es positiva (suma=+5), el eje calculado tiene un valor de + 90° (eje normal). I II III aVR aVL aVF +60º +90º +120º + aVF +II -90º -60º -30º 0º +30º+150º -180º +180º -120º -150º + aVL + aVR +I + III 0º Figura 12. En este registro electrocardiográfico, ninguna derivación es isoeléctrica. La derivación II es la que tiene un complejo QRS de mayor amplitud. El eje debe ser relativamente paralelo a la derivación II, como la derivación II es positiva, el eje tiene que estar próximo a + 60°. La derivación aVL es perpendicular a la derivación II. Como aVL es más positiva que negativa, el eje es menor de 60°. El eje es de +50°. Q= - 6 R= + 15 + 9 Q= - 5 R= + 12 + 7 Q= - 6 R= + 4 - 2 Q= - 5 R= + 2 - 3 Q= - 6 R= + 11 + 5 Q= - 2 R= + 2 0
  • 13. hacia arriba (positiva) desde la línea basal y finaliza cuando esta retorna a la misma línea isoeléctrica, y su amplitud va desde el borde superior de la línea basal hasta el pico de la misma onda. El intervalo PR se mide desde el comienzo de la onda P hasta la primera deflexión del complejo QRS. Este intervalo debería ser aproximadamente el mismo de complejo en complejo; cuando varía de latido en latido podrá ser consecuencia de algún tipo de arritmia o alteración de la conduc- ción. El intervalo PR también varía con la frecuen- cia cardíaca, cuanto mayor es ésta más se acorta el tiempo de conducción a través del atrio y nódulo A-V hacia el fascículo de His y por lo tanto se redu- ce el intervalo PR. La anchura del complejo QRS se mide desde el comienzo de la primera deflexión hasta el fin de la última. La amplitud de la onda R (onda positiva del complejo QRS) va desde al borde superior de la línea basal hasta el pico de la deflexión. De forma similar las amplitudes de las ondas Q y S alcanzan desde el borde inferior de la línea basal hasta el pico de las mismas (la onda Q es la onda del complejo QRS negativa previa a una onda R y la onda S es la onda negativa del complejo QRS posterior a la onda R). Complejos QRS de baja amplitud suelen estar cau- sados por derrames pericárdicos o pleurales o bien por obesidad del animal. El segmento ST se mide desde el final de la onda S hasta el primer movimiento positivo o negativo de la onda T. Aunque la duración de este segmento no suele tener generalmente una significación clínica, es importante destacar que en el curso de algunas alteraciones cardíacas (hipoxia miocárdica, infarto miocárdico, hiperkalemia...) puede situarse por encima o por debajo del nivel de la línea basal isoe- léctrica. La onda T está poco definida pero determinadas anormalidades (hipoxia miocárdica, infarto miocár- dico, hiperkalemia...) pueden manifestarse con cambios de amplitud, forma y polaridad de la misma. El intervalo QT se mide desde el comienzo del complejo QRS hasta el retorno final de la onda T a la línea basal. Este intervalo está inversamente rela- cionado con la frecuencia cardíaca de forma similar a lo que ocurre con el intervalo PR, a mayor fre- cuencia menor distancia del intervalo QT. Aunque no es de mucha utilidad diagnóstica una norma útil es que el intervalo QT debería medir menos de la mitad del precedente intervalo RR. Alteraciones orgánicas como hipercalcemia, hiperkalemia o into- xicación con digitálicos pueden acortarlo y de forma inversa la hipocalcemia o la hipokalemia lo tienden a alargar. El intervalo RR se mide desde el vértice de una onda R hasta el vértice de la onda R siguiente. Se usa mucho para el cálculo de la frecuencia cardíaca y la observación de alteraciones del ritmo. y Lecturas recomendadas Edwards NJ. Bolton's handbook of canine and feline electrocardiography, 2ª ed. Philadelphia, WB Saunders, 1987. Ettinger SJ, Feldman EC. Texbook of veterinary internal medicine.4ª ed Philadelphia, WB Saunders Company, 1995. Fox PR. Canine and feline cardiology. Churchill Livingstone, 1988. Miller MS et al. Electrocardiography. Manual of canine and feline cardiology. Philadelphia, WB Saunders Company, 1995. Tilley LP. Essentials of canine and feline electro- cardiography. 3ª ed. Philadelphia, Lea & Febiger, 1992. Figura 13. El registro electrocardiográfico corresponde al mismo animal que en la figura 12, obteniendo un eje de +50°. -60° 0° +60°+120° 180° -120° III II 13 7,5 +50° DERIVACIÓN III Q = - 0,5 R = +8 +7,5 DERIVACIÓN I Q = - 1 R = +14 +13 III I +- I
  • 14. Uno de los primeros y más importantes pasos en la interpretación electrocardiográfica es la diferenciación entre lo que es normal y anormal. Siguiendo este criterio describiremos la interpretación de las distintas deflexiones del electrocardiograma y la información que de ellas podemos obtener. Salvo indicación expresa todas las mediciones iniciales son realizadas sobre la derivación II. La onda P La onda P es el primer componente de un electrocardiograma (ECG) normal y viene producida por la despolarización de ambos atrios, derecho e izquierdo. La duración (anchura) de la onda P representa el tiempo necesario para que se produzca la conducción del atrio y la despolarización de su miocardio. La amplitud (altura) de la onda P representa la cantidad de corriente generada durante ese tiempo. La onda P precede siempre al complejo QRS y está separada del mismo por el segmento P-R (figura 1). • Duración: la duración (anchura) normal de la onda P en perros y gatos es de 0,04 seg. No se con- sidera una duración mínima de la misma por la variabilidad de los efectos que pueden influir en la transmisión eléctrica a la superficie corporal. Sin embargo sí se enfatiza mucho sobre la duración máxima de la onda P. Un incremento de duración (anchura) de dicha onda más allá de lo normal se denomina onda P mitral (figura 2) y generalmente se asocia a un agrandamiento del atrio izquierdo (figura 3). • Amplitud: la amplitud (altura) normal de la onda P varía según la especie (0,4 mV en perros; 0,2 mV en gatos). No hay restricciones con respec- to a la altura mínima de la onda, pero sí en cuan- to a la máxima. Un incremento de la amplitud (altura) por encima de lo considerado normal se denomina onda P pulmonar (figura 4) y general- mente se asocia con el agrandamiento del atrio derecho (figura 3). • Configuración: La onda P en condiciones nor- males tiene una forma redondeada ligeramente abombada. A medida que la frecuencia cardíaca se eleva las ondas P pueden desarrollar un forma más puntiaguda en la parte superior. Cuando hay un agrandamiento del atrio derecho las ondas P (onda P pulmonar) suele tener también un apariencia picuda (figura 4). El agrandamiento del atrio izquierdo provoca un alargamiento fundamen- talmente de la última porción de la onda P, apare- ciendo ondas P más anchas e incluso con una esco- tadura en la parte superior (figura 5); otras veces se reflejan ligeras irregularidades en contraste con el contorno normalmente suave. No obstante hay que tener en cuenta que en razas gigantes de perros las ondas P de forma normal pueden tener una ligera escotadura en su parte superior (figuras 3 y 6). • Polaridad: la onda P es normalmente positiva (por encima de la línea basal) en las derivaciones I, II, III y aVF. En la derivación aVL puede ser positiva o negativa y en la derivación aVR generalmente es negativa. En las derivaciones precordiales la onda P es positiva en la CV5RL, CV6LL, CV6LU y negativa en la V10. En general la deflexión normal de la onda P debe tener la misma dirección que la onda domi- nante del complejo QRS, con independencia de la derivación que estemos examinando. Autores Germán Santamarina Ramiro Torío Álvarez Mª Luisa Suárez Rey Dpto. Patología Animal. Facultad de Veterinaria de Lugo, U.S.C. Tel: (982) 25 23 61 ECG Interpretación clínica de las deflexiones electrocardiográficas Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (III) Este artículo es la conti- nuación de una serie de publicaciones orientadas al desarrollo práctico de la electrocardiografía en veterinaria. En los artícu- los previos hemos abor- dado los fundamentos de la electrocardiografía desde la descripción ana- tómica del sistema de conducción cardíaco y la fisiología de la despolari- zación- -repolarización hasta aspectos relacionados con la realización y obtención del registro electrocardio- gráfico y el acercamiento metódico a la interpreta- ción del mismo. Figura 1. Esquema de una derivación II normal en perro (P-QRS-T, segmentos e intervalos).
  • 15. Otras consideraciones importantes sobre la onda P. ‚ La ondas P puede ser demasiado alta (P pul- monar) y demasiado ancha (P mitral) al mismo tiem- po, lo que sugiere agrandamiento de ambos atrios, derecho e izquierdo (figura 3). ƒ Las ondas P ocasionalmente pueden tener apa- riencia bifásica (parte positiva y parte negativa) (figura 6). Cuando esto ocurre generalmente va pri- mero una deflexión en sentido negativo seguida de otra con orientación positiva que va a acabar en el segmento P-R. Las ondas P bifásicas se asocian generalmente con un desplazamiento del marcapa- sos hacia lugares fuera del nódulo sinusal. No se debe confundir esta configuración con las denomi- nadas ondas T atriales (Ta). Las ondas T atriales están asociadas con un incremento de corriente generado por la despolarización atrial. Generalmente se obser- van como un deflexión negativa que sigue a la onda P y puede incluso encontrarse en el segmento P-R. Las ondas T atriales se asocian a menudo con un agrandamiento del atrio derecho. „ Los gatos y perros miniatura que sufren un agrandamiento del atrio izquierdo con frecuencia cumplen los criterios que definen una onda P pul- monar antes de que la duración (anchura) de la onda P exceda los 0,04 seg. (onda P mitral). … Cuando hay retrasos en la conducción intraatrial éstos no se reflejan nítidamente en el ECG y pueden provocar un aumento de la altura o de la anchura de la onda P sin que haya un verdadero agrandamiento de los atrios. † A veces en un mismo ECG puede variar la forma y la altura de la onda P. Esta variación suele asociar- se a una marcada arritmia respiratoria, y general- mente sigue un ritmo de modificación periódica a lo largo del ECG sincronizado con las fases de la respi- ración. No obstante la polaridad (positiva o negati- va) debe mantenerse igual en cada derivación. Esta circunstancia se denomina marcapasos migratorio y puede ser perfectamente fisiológico (figura 7). › La inversión de la onda P (onda P negativa) en las derivaciones I, II, III y aVF indica que el nódulo sinusal no es el marcapasos y que a través del atrio se está produciendo una conducción retrógrada. Esta alteración se observa con más frecuencia en enfermedades que provocan al aparición de un foco ectópico en la unión atrio-ventricular o cerca de la misma y que asume en rol de marcapasos durante uno o más latidos. œ Las ondas P pueden parecer estar ausentes en algún ECG. Si no encontramos ondas P en la deriva- ción II, debemos en primer lugar examinar la presen- cia de las mismas en otras derivaciones. A veces en alguna derivación no se visualiza la onda P, simple- mente porque la suma de los vectores que define la actividad eléctrica de los atrios en ese eje (derivación) es cero o próximo a cero y no se visualiza ninguna onda P, esto es particularmente frecuente en gatos. Así si la frecuencia y el ritmo cardíaco permanecen normales aunque no seamos capaces de visualizar las ondas P, posiblemente estén ahí. En este caso debe- mos incrementar la sensibilidad (1 mV = 2 cm) doblando el tamaño de todas las ondas con la espe- Figura 3. Onda P normal (A), P mitral (B), P pulmonar (C), P pulmonar y mitral al mismo tiempo (D). Todas las representaciones están referidas a perro. Figura 4. Onda P pulmonar, asociada a agrandamiento del atrio derecho, secundaria a una insuficiencia respiratoria crónica. Figura 2. Onda P mitral asociada a una degeneración mitral crónica.
  • 16. ranza de detectar las ondas P. Si esto todavía no nos las permite detectar debemos recurrir a las derivacio- nes precordiales. Cuando no detectamos ondas P en ninguna de las derivaciones generalmente es indica- tivo de que algo está pasando, frecuentemente una arritmia supraventricular de algún tipo (figura 8). En estos casos con frecuencia se observarán además alteraciones en la frecuencia y/o ritmo del ECG. Valoración de las ondas P La presencia de ondas P normales indican que se ha producido la conducción y la despolarización atrial y que el impulso se ha originado en el nódulo sinusal. Si las ondas P están uniformemente relacionadas con cada complejo QRS los impulsos atriales estarán siendo conducidos hacia los ventrículos. El tamaño y la forma de las ondas P en la deriva- ción II puede usarse para valorar el tamaño de los atrios derecho e izquierdo. La presencia de ondas P anormales sugiere arrit- mias atriales o de la unión atrio-ventricular y/o agrandamiento atrial. La identificación, caracterización y medidas de la ondas P supone el primer y más importante paso en la evaluación del ECG en perros y gatos. El intervalo P-R El intervalo P-R representa el tiempo durante el cual está teniendo lugar la despolarización atrial y la transmisión eléctrica a través del nódulo atrio-ven- tricular, fascículo de His, ramas del fascículo y fibras de Purkinje. El intervalo P-R representa la actividad eléctrica desde el principio de la despolarización atrial hasta el principio de la despolarización ventricular. Dicho intervalo esta constituido por la onda P y el seg- mento P-R. Se extiende desde el principio de la onda P hasta el comienzo del complejo QRS (figura 1). • Duración: la longitud del intervalo P-R viene determinada por la anchura de la onda P y el tiem- po de conducción de los impulsos eléctricos al mio- cardio ventricular (longitud del segmento P-R). La duración normal en el perro oscila entre los 0,06 y 0,13 seg., y en el gato entre los 0,05 y 0,09 seg. La duración del intervalo P-R puede verse influenciada por la duración (anchura) de la onda P o por la dura- ción (longitud) del segmento P-R. Por ello valores anormales del intervalo P-R pueden ser el resultado de variaciones en la porción de la onda P o del seg- mento P-R. • Amplitud: dado que el intervalo P-R es conside- rado como un medida de tiempo, por definición la valoración de la amplitud no es aplicable a la inter- pretación del intervalo P-R, y por el mismo motivo Figura 5. Onda P mitral con escotadura, asociada a una degeneración mitral crónica. Figura 6. Diferentes morfologías de la onda P: positiva (A), con escotadura (B), bifásica (C), negativa (D). Figura 7. Marcapasos migratorio asociado a arritmia respiratoria. Figura 8. Complejo QRS con duración aumentada y fibrilación atrial asociado a una cardiomiopatía dilatada.
  • 17. tampoco es pertinente la valoración de la polaridad. • Configuración: De igual manera que la ampli- tud, al ser una medida de tiempo no se valora la con- figuración en la interpretación del intervalo P-R. Puede ocurrir una excepción cuando se observa la ya mencionada onda T atrial (Ta) durante el segmento P- R de dicho intervalo. Esta onda Ta está asociada a la repolarización atrial y no a la conducción del impulso hacia los ventrículos, simplemente ocurre al mismo tiempo y se hace visible porque en ese momento no hay ninguna otra formación de voltaje perceptible. Valoración del intervalo P-R El intervalo P-R nos puede ofrecer información sobre retrasos en la conducción, aceleración de la conducción y sobre la continuidad entre la despolari- zación atrial y la despolarización ventricular (figura 9). La valoración del intervalo P-R es muy importante en la evaluación del ritmo cardíaco. Su longitud debe ser la misma en todos los com- plejos porque cada onda P debe estar unifor- memente relacionada con su complejo QRS. Si el intervalo P-R no mantiene una longitud uniforme a lo largo del trazado electrocardiográfico debería sospecharse de un ritmo ectópico o de una altera- ción de la conducción. Así la medición del intervalo P-R debe realizarse en diferentes secciones del ECG. El intervalo P-R debe ser el mismo en todos las deri- vaciones del ECG. La prolongación más allá de lo normal es indicativo de un alargamiento del atrio izquierdo o un retraso en la conducción del impulso a través del nódulo atrio-ventricular (generalmente esta última es la causa más probable). El intervalo P-R puede verse prolongado por un incremento del tono vagal; una frecuencia cardíaca extremadamente lenta (bradicar- dia); enfermedades del miocardio atrial o del nódulo atrio-ventricular; fármacos que ralentizan la conduc- ción atrial y del nódulo atrio-ventricular tales como digitálicos, betabloqueantes, bloqueantes de los canales del calcio y otros agentes antiarrítmicos como la quinidina o la procainamida; ciertas enfermedades metabólicas o intoxicaciones, particularmente aque- llas que provocan hiperkalemia o endotoxemia. El acortamiento del intervalo P-R puede producir- se con frecuencias cardíacas rápidas (taquicardia), incremento del tono simpático, fármacos betaago- nistas, tal como el isoproterenol, dobutamina y dopamina, o fármacos vagolíticos , tal como la atro- pina. Cuando un impulso se origina fuera del nódu- lo sinusal y de modo particular si el sitio de origen está cerca del nódulo atrio-ventricular, el intervalo P-R puede verse acortado. La razón mas significati- va para el acortamiento de este intervalo es aquella que implica a la aceleración del impulso de conduc- ción de forma completa o parcialmente por vías alternativas alrededor del nódulo atrio-ventricular produciendo un síndrome de preexcitación. En estas circunstancias el ECG muestra un intervalo P-R muy corto, a veces da la impresión como si la onda P se apoyase directamente sobre el complejo QRS sin que el segmento P-R sea visible. La valoración del intervalo P-R es una parte importante de las medidas electrocardiográficas, de modo particular como centinela para alteraciones de la conducción del nódulo atrio-ventricular o arritmias (figura 9). El complejo QRS El complejo QRS representa la despolarización ventricular. Normalmente se trata de la deflexión mas grande del ECG y puede asumir formas muy diferentes. En cada derivación los complejos QRS deben mantener la misma forma, si esto no es así hay que asumir que alguna anormalidad está presente. El complejo QRS sigue siempre al intervalo P-R (figura 1). • Duración: la duración (anchura) del complejo QRS se mide desde el principio del primer movi- miento que se aleja de la línea basal del segmento P-R hasta el momento en que el complejo se com- pleta y comienza el segmento S-T (figura 1). A veces estos límites no se presentan bien definidos y nos vemos en el compromiso de tener que escoger un punto imaginario para determinar el final del QRS y el inicio del segmento S-T. En estos casos a veces es útil emplear como línea guía la línea isoeléctrica basal determinada por el segmento P-R al comienzo del complejo QRS. Usando este nivel escogeremos el punto en el que la pendiente de descenso de la onda R se corta con dicha línea basal, determinan- do ahí el final del complejo QRS. Si está presente la onda S (no siempre aparece) entonces seleccionare- mos el punto de corte de la pendiente de elevación de dicha onda con la línea basal predeterminada. No obstante si hay un punto donde el complejo QRS parece que finaliza y este no coincide con el nivel de la línea basal, debemos escoger el punto de cambio más obvio para determinar el fin del complejo QRS. Los valores de duración máximos del complejo QRS son en el perro 0,05 seg. en las razas pequeñas y 0,06 seg. en las grandes y en el gato 0,04 seg. Figura 9. Alteración del intervalo P-R por bloqueo A-V de 2ª grado Mobitz tipo I.
  • 18. • Amplitud: la amplitud (altura) del complejo QRS se mide desde la parte superior de la línea basal al comienzo del complejo QRS hasta la parte supe- rior del pico de la onda R (figura 1). Los valores máximos oscilan entre los 2,5 mV para las razas caninas pequeñas y los 3 mV en las grandes, y en gatos no más de 0,9 mV. • Configuración: el complejo QRS está compues- to por tres deflexiones: la onda Q, que es la prime- ra onda negativa que sigue al intervalo P-R; la onda R, que es la primera deflexión positiva a continua- ción del intervalo P-R; y la onda S, que es la prime- ra deflexión negativa después de la primera onda positiva (onda R) tras el intervalo P-R. Si se presenta cualquier combinación de estas ondas debe ser con- siderada como complejo QRS y medido como tal. Cuando aparece una segunda deflexión positiva tras la onda S se le denomina onda RO. Una segunda onda negativa que sigue a una onda RO se le desig- na como onda SO. La onda más grande del comple- jo QRS se identifica con una letra mayúscula (Q, R ó S) mientras que los otros componentes se identifi- can con letras minúsculas (q, r, ó s). La deflexión debe cruzar la línea basal para que consideremos que una nueva onda se está formando, si esto no ocurre se dice simplemente que la onda presenta una escotadura (figura 10). • Polaridad: la polaridad de las porciones del complejo QRS son determinadas por definición tal como se vio en el apartado anterior. En general, el complejo QRS es positivo en las derivaciones II, III, aVF, CV6LL y CV6LU. Otras consideraciones importantes sobre el complejo QRS Los incrementos tanto de la duración como de la amplitud del complejo QRS más allá de lo normal generalmente indica un agrandamiento del ventrí- culo izquierdo (figuras 8, 11 y 12). Este agranda- miento puede ser por dilatación o por hipertrofia,o por ambos. Normalmente es imposible distinguir entre ambos sobre la base del ECG. La duración (anchura) del complejo QRS puede también verse prolongada por un retraso de la conducción en el ventrículo izquierdo (bloqueos de rama izquierda) o del ventrículo derecho (bloqueos de rama derecha), o bien por una severa hipertrofia del ventrículo derecho. En los bloqueos completos de rama izquierda la duración del complejo QRS se prolonga por un incremento de la duración de la onda R (figu- ra 13), mientras que el bloqueo del fascículo ante- rior de la rama izquierda y el bloqueo de la rama derecha la duración del complejo QRS se incremen- ta por un aumento de la anchura de la onda S. Es por ello importante determinar qué porción del complejo QRS es el responsable del incremento total de anchura del mismo. Valoración del complejo QRS La identificación y correcta interpretación del complejo QRS es crucial para la valoración del estado de los ventrículos y para el reconocimiento de las arritmias. Todos los complejos QRS en cada derivación deben ser iguales entre sí, y cada uno debe estar unifor- memente relacionado con la onda P precedente. Si este no es el caso deducimos que está presente alguna arritmia. La evaluación de la duración (anchura) y amplitud (altura) del complejo QRS nos ayuda a definir el tamaño o la conducción ventricu- lar. De todas las ondas electrocardiográficas el com- plejo QRS es el más importante ya que representa el Figura 10. Distintas morfologías del complejo QRS. Figura 11. Complejo QRS con amplitud aumentada que refleja agrandamiento del ventrículo izquierdo. Figura 12. Complejo QRS con amplitud y duración aumentada asociado a una degeneración mitral crónica.
  • 19. estímulo eléctrico para la contracción mecánica de los ventrículos. El complejo QRS aporta más información en sí mismo que cualquier otra onda del ECG. El segmento S-T El segmento S-T representa el final de la despolarización ventricular y el inicio de la repolarización ventricular. Esto ocurre cuando el corazón ha completado la eyección mecánica de la sangre y está en los momentos iniciales de la relajación. El segmento S- T se extiende desde el final del complejo QRS hasta el comienzo de la onda T (figura 1). El punto donde el segmento S-T empieza y el complejo QRS acaba se denomina punto J. • Duración: aunque el segmento S-T representa un período de tiempo durante la secuencia P-QRS-T, su duración no suele medirse como una entidad ais- lada. Se incluye en la medición del intervalo Q-T. • Amplitud: bajo circunstancias normales el seg- mento S-T se mantiene como una línea basal, ya que muy poca actividad eléctrica neta se logra detectar en la superficie corporal durante este periodo. El segmento S-T se valora por su grado de elevación o depresión con respecto a la línea basal como se comentará más adelante. • Configuración: como tal medida de tiempo que representa el segmento S-T no permite una valoración desde el punto de vista de la configura- ción. Una excepción es la presencia de un segmen- to S-T deslizante o cóncavo. Este tipo de segmento S-T va directamente a la onda T sin que haya un enderezamiento previo sobre la línea basal. La pre- sencia del segmento S-T deslizante a menudo se asocia con un agrandamiento del ventrículo izquier- do, frecuentemente aparece junto con unos com- plejos QRS anchos. • Polaridad: el segmento S-T es normalmente isoeléctrico, ocupando la misma posición en el ECG que la línea basal. El segmento S-T normal puede estar ligeramente elevado o ligeramente deprimido con respecto a la línea basal (figura 14). Esta eleva- ción o depresión no debe de exceder los 0,2 mV (2 cuadrículas pequeñas) en perros y 0,1 mV en el gato (1 cuadrícula pequeña). Otras consideraciones importantes sobre el segmento S-T Los desequilibrios electrolíticos a menudo causan cambios en el segmento S-T. La hiperkalemia o la hipokalemia puede causar prolongación del seg- mento S-T. La hipercalcemia puede causar acorta- miento y elevación del mismo. La hipocalcemia puede causar su prolongación. El derrame pericárdi- co ha sido también asociado con una elevación del segmento S-T. Valoración del segmento S-T Un cambio en el segmento S-T del paciente, tal como la elevación o la depresión del mismo en más de 0,2 mV, está casi siempre asociado a anomalías del músculo ventricular. También han sido asociadas a cambios del segmento S-T la hipertrofia ventricu- lar, isquemia miocárdica, daño traumático del mio- cardio, enfermedad pericárdica y alteraciones del metabolismo cálcico. Es pues preciso evaluar el seg- mento S-T cuidadosamente, poniendo particular atención a su posición sobre o bajo la línea basal y observar la presencia de deslizamiento. Hay que pensar en el segmento S-T como un indicador del estado del miocardio ventricular. La onda T La onda T representa la repolarización ventricular, y como tal señala la finalización de la eyección san- guínea ventricular, la conclusión de los eventos eléc- tricos de la secuencia P-QRS-T, y inicio del impás de Figura 13 Complejo QRS con duración y amplitud aumentada como consecuencia de un bloqueo completo de rama izquierda. Figura 14. Depresión del segmento S-T.
  • 20. reposo diastólico hasta que la próxima descarga del nódulo sinusal se dispare. La onda T comienza al final del segmento S-T y finaliza cuando la onda retorna a la línea basal (figura 1). • Duración: la duración de la onda T se mide desde el final del segmento S-T hasta el punto donde la onda T retorna y se convierte en línea basal. Aunque la oda T se mide de forma rutinaria, no han sido descritos criterios certeros para su valo- ración en los animales doméstico debido a su extre- ma variabilidad en los animales domésticos. • Amplitud: la amplitud de la onda T se obtiene desde el parte superior de la línea basal hasta la parte superior de la onda T. No se dispone de crite- rios para valorar la exacta amplitud de la onda T en los animales domésticos. Sin embargo la amplitud de dicha onda se ha de juzgar en relación con la amplitud de la onda R precedente. En general, en la derivación II, la onda T no debería superar el 25 % de la altura de la onda R. Si la onda R no es muy alta, la onda T puede parecer erróneamente dema- siado alta. Cuando los ventrículos se agrandan, el complejo QRS (la onda R) y la onda T generalmente se agrandan también de forma proporcional. • Configuración: hay muy pocas restricciones sobre la forma de la onda T en los animales domés- ticos. Sin embargo en unas pocas ocasiones la forma de la onda T puede ser útil en la valoración del estatus cardíaco del paciente. Una onda T alta, amplia y con base ancha se cree que está asociada con la hipoxia miocárdica (figura 15). Una onda T alta y puntiaguda se asocia a veces con la hiperka- lemia. También se asocia la presencia de ondas T pequeñas y bifásicas con el padecimiento de hipo- kalemia. Un cambio en la configuración de la onda T durante un procedimiento anestésico o en el curso de un proceso de convalecencia, cuando se compara con las ondas T de electrocardiogramas previos, generalmente indica una hipoxia o isque- mia miocárdica. • Polaridad: las ondas T normales pueden ser positivas, negativas o bifásicas en la mayoría de las derivaciones. La onda T es normalmente negativa en la derivación V10, salvo en el chihuahua. En la deri- vación CV5RL debe ser positiva. Otras consideraciones importantes sobre la onda T. La presencia de ondas T positivas en la derivación V10 ha sido asociado a un agrandamiento del atrio derecho, generalmente por hipertrofia, siempre que no se trate de chihuahuas donde es normal. Valoración de la onda T. La onda T representa la mayor parte de la repo- larización ventricular y por ello es un indicador de general del estado ventricular. La ondas T señalan el final de la secuencia P-QRS-T. Esta onda puede incluso contener escondida la onda P cuando la frecuencia cardíaca es muy rápida, pues la siguien- te onda P se forma antes de que se complete la onda T (repolarización) del complejo previo. El enlentecimiento de la frecuencia permitirá la visua- lización de las onda T y P normales. Las onda T se afectan fundamentalmente por la hipertrofia ven- tricular, hipoxia miocárdica y desequilibiros electro- líticos. La onda T debe ser cuidadosamente examinada, al evaluar el ECG, en lo que se refiere a su forma y tamaño en relación con los de la onda R. El intervalo Q-T El intervalo Q-T representa el período de tiempo desde el inicio de la despolarización ventricular hasta que se completa la repolarización ventricular. Tabla Hallazgos y diagnóstico diferencial de anormalidades electrocardiográficas. Hallazgos Diagnóstico Diferencial Ondas P anchas y escotadas Agrandamiento (>0,04 seg. 0,06 seg. del atrio izquierdo. en razas grandes). Onda P alta y picuda Agrandamiento del atrio (>0,4 mV). derecho o colapso traqueal. Ondas R en las derivaciones Agrandamiento del ventrículo II y aVF >2,5-3,0 mV. izquierdo aumento progresivo (de la anchura del complejo QRS y segmento ST deslizante). Onda S en las derivaciones Agrandamiento ventricular I, S1,S2,S3, ondas S profundas derecho. (>0,7 mV) en las derivaciones II, aVF, y V3 y un desplazamiento del eje eléctrico a la derecha. Ondas Q profundas y ondas R Agrandamiento biventricular altas en la derivación II. Baja amplitud del complejo Efusión pericardica, QRS (<0,5 mV en todas las efusión pleural, obesidad. derivaciones del plano frontal). Elevación o depresión Anoxia, isquemia del segmento ST (>0,15-0,2 mV). o necrosis miocárdica. Bradicardia; sin ondas P; Hiperkalemia grave complejos QRS anchos; (enfermedad de Addison). ondas T altas y picudas. Alternancia en la altura Efusión pericardica. de los complejos QRS (alternancia eléctrica). Taquicardia irregular Fibrilación atrial. (220-240 lat/min) en ausencia de ondas P. Tabla.
  • 21. La longitud del intervalo Q-T varía inversamente con la frecuencia cardíaca. El intervalo Q-T se extiende desde el principio del complejo QRS hasta el final de la onda T (figura 1). • Duración: los valores normales del intervalo Q- T están entre 0,15 y 0,25 seg. para perros y 0,12 y 0,18 seg. para gatos. La duración del intervalo Q-T se ve inversamente afectada por la frecuencia car- díaca del paciente, a mayor velocidad de latido menor longitud del intervalo. La hipokalemia/hiperkalemia y la hipocalcemia suelen causar la prolongación del intervalo Q-T. La hiper- calcemia puede causar en algunos casos el acorta- miento del mismo. Al ser el intervalo Q-T una medida de tiempo no se puede aplicar criterios de valoración con respec- to a la amplitud, configuración y polaridad. Otras consideraciones importantes sobre el intervalo Q-T. Diversos fármacos, particularmente antiarrítmicos, que causan la prolongación de los períodos de con- ducción o de los refractarios, pueden causar un incremento del intervalo Q-T. El ejercicio o el nervio- sismo puede provocar un acortamiento artificial del intervalo Q-T debido a sus efectos sobre el sistema nervios simpático que ocasionan un incremento de la frecuencia cardíaca. Valoración del intervalo Q-T. El intervalo Q-T muestra el tiempo necesario para que ocurra la despolarización y repolarización ven- tricular. La prolongación del intervalo Q-T puede indicar problemas miocárdicos, toxicidad o hipoxia. Como norma general el intervalo Q-T deberá ser menos de la mitad que el precedente intervalo R-R. La determinación del intervalo Q-T completa las medidas estándar del ECG. Aunque no es tan importante como la valoración de la onda P o del complejo QRS, su evaluación es importante para tener una apreciación global de las situación eléctrica de los ventrículos. Aplicación de otros criterios Hay una serie de criterios que debemos considerar al final de la evaluación del trazado electrocardio- gráfico con el fin de completar nuestro examen. Estos criterios suelen estar asociados con el agran- damiento del ventrículo derecho e incluyen la pre- sencia de ondas S en las derivaciones I, II, III y aVF; profundidad ondas S en la derivación CV6LU; una onda T positiva en la derivación V10 (salvo en el chihuahua); y la presencia de complejos con forma M ó W en la derivación V10. Patrón S1, S2, S3. En el perro la onda S no se observa de forma nor- mal en la derivación I, es variable en la derivación II, y a menudo está presente en la derivación III. Cuando las tres derivaciones contienen la onda S en el complejo QRS, generalmente hay un agranda- miento del ventrículo derecho (figura 16). En los gatos la presencia de la onda S es normal en las tres derivaciones estándar. Así el patrón S1, S2, S3 no es un criterio válido en gatos para la valoración del agrandamiento del ventrículo derecho a no ser que la profundidad de la onda S en las tres derivaciones exceda de 0,5 mV. Casi siempre se puede ver una onda S en la derivación aVF, cuando está presente el patrón S1, S2, S3. Onda S profunda en la derivación CV6LL. La presencia de una onda S mayor de 0,8 mV en la derivación CV6LL o mayor de 0,7 mV en la derivación CV6LU es una evidencia bastante fia- ble de agrandamiento ventricular derecho en el perro. Onda T positiva en la derivación V10. La onda T en la derivación V10 es normalmente negativa. Cuando aparece positiva es una indicación de agrandamiento del ventrículo derecho en todas las razas caninas excepto en el chihuahua. La pre- sencia de complejos con forma M ó W en la deriva- ción V10 también puede aparecer en pacientes con agrandamiento ventricular derecho. Agrandamiento biventricular. La presencia de un complejo QRS ancho, ondas Q profundas, ondas R altas y un eje eléctrico normal generalmente implica agrandamiento biventricular. Con frecuencia acompañan a esos hallazgos la pre- sencia de un segmento S-T deslizante, una onda P pulmonar o una onda P mitral, indicando una agrandamiento generalizado de las cuatro cámaras (figura 3 D). y • consulta Figura 15. Onda T alta y ancha asociada a una hipoxia miocárdica. Figura 16. Patrón S1, S2, S3 indicativo de agrandamiento de ventrículo derecho. Lecturas recomendadas Edwards NJ. Bolton's handbook of canine and feline elec- trocardiography, 2ª ed. Philadelphia, WB Saunders, 1987. Ettinger SJ, Feldman EC. Texbook of veteri- nary internal medici- ne.4ª ed Philadelphia, WB Saunders Company, 1995. Fox PR. Canine and feline cardiology. Churchill Livingstone, 1988. Miller MS et al. Electrocardiography. Manual of canine and feline cardiology. Philadelphia, WB Saunders Company, 1995. Tilley LP. Essentials of canine and feline electrocardiography. 3ª ed. Philadelphia, Lea & Febiger, 1992.
  • 22. Este artículo, el cuarto de una serie dedicada a la electrocardiografía veterinaria, está orientado al diagnóstico de las arritmias en pequeños animales. En concreto, abordaremos aquellas arritmias derivadas de alteraciones en la formación del impulso, tales como latidos prematuros, escapes, ritmos supraventriculares y ritmos ventriculares. Dejaremos, pues, para futuras comunicaciones las arritmias ocasionadas por alteraciones en la conducción del impulso. Identificación de ritmos normales En la lectura de un electrocardiograma (ECG), es crucial el familiarizarse con los tres ritmos cardíacos normales: El primer ritmo normal es el ritmo sinusal. Este se identifica cuando la frecuencia cardíaca se sitúa entre 60 y 120 latidos por minuto. En el ritmo sinu- sal hay una onda P precediendo a cada complejo QRS, el ritmo es regular y los intervalos tienen valo- res normales (figura 1). El segundo ritmo normal es la arritmia sinusal respiratoria. Todos los criterios que se aplican para el ritmo sinusal son válidos para la arritmia respira- toria, excepto que la frecuencia es variable en fun- ción de la fase respiratoria. Cuando el paciente espi- ra, la frecuencia cardíaca decrece y se incrementa cuando el paciente inspira (figura 2). El último tipo de ritmo normal es el denominado marcapasos migratorio y se caracteriza por la pre- sencia de ondas P de diferentes configuraciones y tamaños en la misma derivación. El lugar del marca- pasos puede variar de localización dentro del mismo nódulo sinusal, causando ligeras variaciones en los vectores originados, que son los responsables de los cambios observados en las ondas P. Esta variación aparece comúnmente asociada a la arritmia sinusal respiratoria (figura 2). Aproximación sistemática al reconocimiento de las arritmias El uso de un método sistemático en el análisis del ECG simplifica el proceso diagnóstico de las arrit- mias y lo hace más fiable. Hay cuatro pasos básicos implicados en la inter- pretación de un ECG que nos permiten identificar la mayoría de las alteraciones electrocardiográficas: El primer paso consiste en evaluar las ondas P, que indican si el ritmo atrial es normal. De su obser- vación deben surgir las siguientes preguntas: ¿Aparecen las ondas P con intervalos regulares?, ¿tienen todas las ondas P la misma apariencia en el ECG?, ¿son visibles, de hecho, las ondas P?. Si la contestación a alguna de estas preguntas es "no", debemos continuar las investigaciones para diag- nosticar la arritmia presente. Si las ondas P son irre- conocibles en un registro que presenta una baja amplitud de las ondas, doblando la sensibilidad a 1 mV ó 2 cm podremos conseguir ocasionalmente hacer las ondas P más aparentes. Las ondas P aparecen en el ECG a intervalos regu- lares durante el ritmo sinusal normal. Esto significa que el intervalo entre una onda P hasta la siguiente es el mismo a través de la tira electrocardiográfica. En perros, la arritmia sinusal respiratoria es un ritmo normal en el cual las ondas P presentan intervalos irregulares. Tanto en el ritmo sinusal normal como en la arritmia sinusal respiratoria, todas las ondas P tienen la misma apariencia. Sin embargo, cuando está presente un marcapasos migratorio, las ondas P aparecen con diferentes morfologías, aún siendo perfectamente fisiológico. El segundo paso a la hora de interpretar un ECG consiste en determinar si los ventrículos fueron activados por un impulso que sigue las vías normales del sistema de conducción o bien desde cualquier otra localización. Esto puede llevarse a cabo evaluando la morfolo- gía, uniformidad y regularidad de los complejos QRS. Un complejo QRS de duración normal (0,04- 0,06 segundos) indica que la conducción a través de los ventrículos se ha producido a través de los tejidos de conducción especializados. Un complejo QRS de duración (anchura) incrementada indica que la conducción ha perdido la vía normal y está discurriendo a través del miocardio ventricular. Cuando las vías de conducción especializadas no son utilizadas y la despolarización y repolarización se desarrolla sobre la base de la comunicación célu- la a célula en el miocardio, este proceso precisa mucho más tiempo. Se produce así lo que denomi- namos complejo o latido ventricular, que hace que el complejo QRS adquiera en el ECG una apariencia más ancha y anormal. Autores Ramiro Torío Alvarez. Mª Luisa Suárez Rey. Germán Santamarina Pernas. Dpto. Patología Animal: Medicina Veterinaria. Facultad de Veterinaria de León. Campus de Vegazana s/n. 24007 León. Tel: (987) 29 12 07 Fax: (987) 29 12 70 e-mail: dmvrta@unileon.es ECG Arritmias cardíacas: alteraciones en la formación del impulso Principios básicos en electrocardiografía veterinaria (IV)
  • 23. El tercer paso en la interpretación de un ECG será la determinación de la relación entre las ondas P y los complejos QRS. Este es un modo de valorar la conducción atrioven- tricular y si el atrio y los ventrículos están trabajan- do en sincronía. Se debe determinar si las ondas P van asociadas siempre, en ocasiones o en ningún caso a los complejos QRS. En los trazados de un ritmo sinusal normal hay una onda P por cada com- plejo QRS y viceversa. Además, la duración del intervalo P-R se mantiene entre los límites normales para cada latido, demostrando que el atrio y los ventrículos están, de hecho, trabajando sincrónica- mente. Este no siempre es el caso y determinadas arritmias alterarán esta relación. El cuarto paso consiste en examinar el registro electrocardiográfico a la búsqueda de algo que parezca inusual. Tales elementos anormales en el ECG podrían ser debidos a una arritmia verdadera o bien a un arte- facto. Las arritmias incluyen alteraciones en la for- mación del impulso, tales como latidos prematuros, escapes, ritmos supraventriculares y ritmos ventri- culares, alteraciones en la conducción del impulso y otras anomalías que incluyen estas últimas y las alteraciones en la génesis del impulso. Latidos prematuros o extrasístoles Contracción atrial prematura. Las contracciones atriales prematuras o complejos atriales prematuros o extrasístoles atriales son latidos que no están sincronizados con el resto del ritmo cardíaco. Surgen a partir de un foco ectópico localizado en el atrio. La frecuencia cardíaca suele ser normal pero el ritmo es irregular, debido a la aparición de una onda P prematura. La apariencia en el ECG de las ondas P asociadas a las contracciones atriales prematuras suele diferir de las del ritmo sinusal normal debido al diferente origen y conducción a través del atrio. Por ello, se denominan ondas P' y pueden ser positivas, negativas, bifásicas o superpuestas a la onda T precedente. El intervalo P-R puede ser corto, normal o largo, dependiendo del lugar de origen del latido prematuro (figura 3). Los puntos de origen pueden ser el propio nódu- lo sinusal o localización ectópica en el atrio. Las contracciones atriales prematuras pueden o no ser conducidas hasta los ventrículos, dependiendo del momento en el que los impulsos alcanzan el nódu- lo atrioventricular (si está receptivo repolarizado o refractario despolarizado). Si la despolarización llega a ser conducida hasta los ventrículos, el com- plejo QRS suele presentar una configuración nor- mal, pues el impulso ha viajado a lo largo del siste- ma normal de conducción dentro de los ventrículos. Si la despolarización viaja hacia los ventrículos y alcanza el nódulo atrioventricular antes de que éste Figura 1. Ritmo sinusal normal: ritmo regular, frecuencia cardíaca normal (± 83 ppm) y ondas e intervalos normales en dimensiones y orden. Figura 2. Arritmia sinusal respiratoria con marcapasos migratorio: arritmia por variación regular (inspiración-espiración) de la frecuencia cardíaca y ondas P de diferentes morfologías. Figura 3 .Contracción atrial prematura o extrasístole atrial: ritmo irregular debido a una onda P' premetura superpuesta a la onda T precedente y con morfología diferente a la de las ondas P normales.
  • 24. se haya repolarizado aparecerán en el ECG ondas P prematuras, sin complejos QRS que les sigan. Esta arritmia está asociada, con mayor frecuencia, a procesos que cursan con agrandamiento atrial, aunque aparece también en otras alteraciones atriales, como hemangiosarcoma de atrio derecho y otras neoplasias que afectan a los atrios. Cuando aparecen tres o más contracciones atria- les prematuras seguidas se considera taquicardia atrial y puede deberse a una elevada automatici- dad del foco ectópico atrial o a la aparición de reentradas, que están provocadas por impulsos que retornan desde los ventrículos hacia los atrios siguiendo una vía accesoria y que los activan de forma prematura. Contracción ventricular prematura. Las contracciones ventriculares prematuras o complejos ventriculares prematuros o extrasístoles ventriculares son latidos que surgen a partir de un foco ectópico localizado en los ventrículos. Estos complejos ventriculares prematuros están caracteri- zados por la aparición de complejos QRS anchos y anormales, no asociados a ondas P y, a menudo,de gran amplitud. Las ondas P están ausentes porque la despolarización no se origina en el nódulo sinu- sal. La configuración más ancha del complejo QRS se debe a que la repolarización y despolarización no viaja por las vías de conducción especializadas sino que se produce por la comunicación célula a célula dentro del miocardio, lo que ralentiza su difusión. La onda T asociada a estos complejos ventriculares prematuros presenta una dirección opuesta a la de la deflexión principal del complejo QRS. La aparien- cia de esta arritmia en el ECG difiere enormemente de la de los otros complejos QRS normales que tie- nen un origen sinusal (figura 4). Se denomina ritmo bigémino cuando en el registro se muestran, de forma alternativa, un complejo sinusal normal con un complejo ventricular prematuro (figura 5). Si los ventrículos son activados simultáneamente desde el nódulo sinusal y el foco ectópico ventricular, el resultado en el ECG será un complejo ventricular de fusión, con un intervalo P-R normal pero con un QRS de configuración intermedia entre uno normal y una extrasístole (figura 6). Cuando los complejos ventriculares prematuros que aparecen en un registro son idénticos se deno- minan unifocales y significa que el foco ectópico ventricular es siempre el mismo (figura 4). Por el contrario, si aparecen complejos QRS prematuros de diferente morfología, se les denomina multiformes (figura 7). El origen de la contracción ventricular prematura puede ser determinado observando la derivación II y aplicando nuestro conocimiento de los vectores de despolarización (consulta, vol.6, nº45, p. 75-78). Si el impulso se origina en el ventrículo izquierdo, la onda de despolarización viajará hacia arriba y hacia la derecha y, como consecuencia, la contracción ventricular prematura, se reflejará en el ECG en consulta • Figura 4. Contracciones ventriculares prematuras o extrasístoles ventriculares unifocales: complejos QRS anormalmente anchos y amplios no precedidos de ondas P y que se adelantan al siguiente impulso sinusal normal. Son unifocales pues poseen idéntica morfología entre sí. Figura 5. Ritmo bigémino: alternancia de los impulsos sinusales normales con los complejos ventriculares prematuros. Figura 6. Complejo ventricular de fusión: complejo QRS con configuración intermedia entre uno normal y un complejo ventricular prematuro precedido de su correspondiente onda P.
  • 25. forma de deflexión negativa hacia abajo (figuras 8 y 9). Inversamente, una contracción ventricular pre- matura que se origina en el ventrículo derecho via- jará hacia abajo y hacia la izquierda y así tendrá una deflexión positiva (hacia arriba) en el ECG. La contracción ventricular prematura es el ritmo anormal más frecuente en perros y sus causas son muy numerosas: insuficiencia congestiva, cardiomiopatías, neopla- sias, miocarditis, pericarditis, hipoxia, uremia, digi- tálicos, epinefrina, etc. Ritmos de escape El nódulo sinusal es el marcapasos normal y pri- mario del corazón. Ocasionalmente, puede fallar a la hora de despolarizarse a tiempo. Si se produce una pausa breve, nos referimos a ella como pausa sinusal, mientras que una pausa que dura más de dos segundos se denomina parada sinusal. En la mayoría de los casos, el nódulo sinusal retorna a un ritmo normal después de una pausa. Cuando ésto no ocurre, existen una serie de mecanismos de defensa en el corazón capaces de mantener la fun- cionalidad. La despolarización de otras áreas de la anatomía cardíaca que se produce como consecuencia del fallo en la despolarización del nódulo sinusal se denominan latidos de escape o ritmo de escape. Los latidos de escape surgen como un mecanismo de defensa para evitar las consecuencias negativas de la parada del ritmo sinusal normal y son consi- derados latidos ectópicos beneficiosos. Así, el nódulo atrioventricular o unión atrioventricular se despolariza automáticamente si el nódulo sinusal falla en su despolarización. • Escape atrioventricular: cuando el nódulo atrioventricular se despolariza, la corriente viaja hacia arriba en el atrio y hacia abajo en los ventrí- culos a lo largo del sistema normal de conducción. La despolarización a través de los ventrículos pro- duce un complejo QRS de duración normal. La des- polarización a través del atrio causa un trazado hacia abajo (negativo) de la onda P en la derivación II del ECG. En función de la velocidad a la cual viaja esta onda de despolarización hacia arriba, la onda P puede aparecer antes, durante o después del complejo QRS. • Escape ventricular: si el nódulo atrioventri- cular falla en despolarizarse, el foco ectópico que toma su lugar estará en los ventrículos. El trazado electrocardiográfico resultante va a ser muy simi- lar al que observábamos en las contracciones ven- triculares prematuras, con complejos QRS anchos y anormales y no asociados a ondas P. Es muy importante la diferencia entre una contracción ventricular prematura y un latido de escape ventri- cular. La contracción ventricular prematura es un evento disturbador en sí mismo que ocurre en el ventrículo y que, normalmente, altera el ritmo normal. Un latido de escape es un mecanismo de Figura 7. Extrasístoles ventriculares multiformes: complejos ventriculares prematuros con diferente morfología entre sí. Figura 8. Extrasístole ventricular prematura probablemente originada en el ventrículo izquierdo, pues la deflexión dominante del complejo QRS prematuro es negativa (hacia abajo). Figura 9. Extrasístole ventricular prematura probablemente originada en el ventrículo derecho, pues la deflexión dominante del complejo QRS prematuro es positiva (hacia arriba). Figura 10. Taquicardia sinusal: ritmo regular, frecuencia cardíaca elevada (>160), configuración y orden de las deflexiones normal y acortamiento de los intervalos PR y QT.
  • 26. defensa que interrumpe una parada sinusal que amenaza la vida del animal. Arritmias supraventriculares Las arritmias supraventriculares son aquéllas que se originan por encima de los ventrículos. Tales arrit- mias incluyen la bradicardia sinusal, taquicardia sinusal, aleteo (flutter) atrial, fibrilación atrial y rit- mos de la unión (nódulo) atrioventricular. Bradicardia sinusal. Es un ritmo sinusal normal, originado en el nódulo sinusal, con una frecuencia por debajo de los 60 latidos por minuto en perros e inferior a los 70-80 latidos por minuto en gatos. Los perros dedi- cados a actividades deportivas pueden tener fre- cuencias cardíacas menores de 60 latidos/minuto, por lo que debe determinarse si la bradicardia es un estado normal o anormal para cada paciente parti- cular. Ya sea de naturaleza fisiológica o patológica, no suele tratarse salvo que haya signos evidentes de debilidad o colapso. Taquicardia sinusal. Es un ritmo sinusal normal con una frecuencia por encima de 160 latidos por minuto en perros y supe- rior a los 240 latidos por minuto en gatos (figura 10). Este ritmo puede ser respuesta a un proceso fisiológico (ejercicio, excitación, etc.) o patológico (fiebre, anemia, etc.) pero, en cualquier caso, nunca se trata, sino que se corrige la causa. Flutter (aleteo) atrial. Es una despolarización rápida, regular y de perpe- tuación continua a través del tejido atrial, que cursa con frecuencias del atrio desde 250 a 350 latidos por minuto. El aleteo atrial aparece sobre el ECG en forma de ondas regulares, con aspecto de dientes de sierra, entre los complejos QRS. Durante esta arritmia, el nódulo atrioventricular está sobresatura- do con despolarizaciones que proceden del atrio. Estas despolarizaciones pueden llegar antes de que el nódulo atrioventricular haya sido capaz de repo- larizarse, de modo que no pueda aceptar los impul- sos desde el atrio. Después de la repolarización, el nódulo atrioventricular acepta los impulsos envia- dos desde el atrio, permitiendo que dichos impulsos pasen hacia los ventrículos. Así, la frecuencia ventri- cular diferirá de la frecuencia atrial, siendo algo menor. Este ritmo a veces es difícil de identificar sobre el ECG. Si las frecuencias ventriculares son de aproxi- madamente 140 a 150 latidos por minuto y apare- cen ondas P anómalas entre los complejos QRS, el aleteo será un diagnóstico probable. El aleteo puede ser crónico o transitorio y puede suponer un periodo de transición hacia la fibrilación atrial. Esta arritmia suele estar causada por las mismas enfermedades que ocasionan arritmias atriales (con- tracción atrial prematura y taquicardia atrial), sobre todo aquéllas que cursan con agrandamiento del atrio. consulta • Figura 11. Fibrilación atrial: ritmo irregular, frecuencia cardíaca muy elevada y ausencia de ondas P. Complejos QRS de morfología normal. Figura 12. Taquicardia en la unión atrio-ventricular: complejo QRS de configuración normal que se adelanta al siguiente impulso sinusal normal y no precedido de una onda P. Figura 13. Taquicardia ventricular: más de tres complejos QRS anormales seguidos (extrasístoles ventriculares) que marcan el ritmo con una frecuencia cardíaca elevada (>140 ppm), ausencia de ondas P y ritmo regular. Figura 14. Taquicardia ventricular: más de tres complejos QRS anormales seguidos (extrasístoles ventriculares) que marcan el ritmo con una frecuencia cardíaca elevada (>200 ppm), ausencia de ondas P y ritmo regular.
  • 27. Fibrilación atrial. Es una arritmia frecuente, caracterizada por una activación eléctrica atrial caótica y rápida. Sobre el ECG, la fibrilación atrial se caracteriza por ondas P no reconocibles, un ritmo irregular y una frecuencia cardíaca muy rápida en el atrio y ventrículos, si bien la morfología de los complejos QRS no tiene porqué estar alterada. Los rangos de frecuencias atriales oscilan entre los 350 y 600 latidos por minuto. La contracción atrial efectiva se pierde, por lo que queda abolida la contribución del atrio al llenado ventricular y, como consecuencia, disminuye el gasto cardíaco. La frecuencia ventricular es irregular porque el nódulo atrioventricular recibe numerosos impulsos desde el atrio a intervalos erráticos. La fre- cuencia ventricular característica está entre 220 y 240 latidos por minuto (figura 11). La fibrilación atrial puede estar originada por idénticos mecanismos que la taquicardia atrial y el flutter atrial. Ritmos de la unión atrio-ventricular Los impulsos que surgen en el área del nódulo atrioventricular y en el fascículo de His se denomi- nan ritmos de unión. Estos impulsos pueden ser latidos de escape, latidos prematuros o ritmos ínte- gros y exclusivos de unión (figura 12). En el ECG se presentan con una configuración similar a las con- tracciones atriales prematuras pero la onda P' suele ser siempre negativa, aunque a veces puede superponerse o ser posterior al complejo QRS. En perros, la frecuencia cardíaca asociada al ritmo de unión es, aproximadamente, 40-60 latidos por minuto, en comparación con la frecuencia cardíaca del ritmo sinusal normal de 100-120 latidos por minuto. Un ritmo de unión acelerado se caracteri- za por una frecuencia de 60 a 100 latidos por minuto. Por otra parte, la taquicardia de unión muestra frecuencias mayores de 100 latidos por minuto. Arritmias ventriculares Las arritmias ventriculares son aquellas que se ori- ginan en los ventrículos. Éstas incluyen arritmias idioventriculares, taquicardia ventricular, fibrilación ventricular y asístole ventricular. Ritmo idioventricular. El fallo conjunto del nódulo sinusal y el nódulo atrioventricular para generar el impulso resulta en la aparición de un foco ectópico en el ventrículo, que actúa como el segundo mecanismo de defensa para asegurar un continuo latir cardíaco. Cuando los impulsos de escape ventricular controlan el ritmo se usa el término ritmo idioventricular. En el ECG van a aparecer complejos QRS similares a los de complejos ventriculares prematuros, anchos y anormales. La frecuencia del ritmo idioventricular es de 20 a 40 latidos por minuto. No hay ondas P presentes por- que el nódulo sinusal no está funcional. La arritmia idioventricular puede amenazar la vida del animal porque un foco ectópico con origen en los ventrículos es muy inestable. Este ritmo, al igual que el ritmo de escape de la unión atrio-ventricular, es siempre secundario a una alteración en la formación o conducción del impulso. Taquicardia ventricular. La taquicardia ventricular consiste en tres o más complejos ventriculares ectópicos consecutivos, con una frecuencia de 140 latidos por minuto o incluso superior. Por lo tanto, su morfología en el ECG será idéntica a la de los complejos QRS en los escapes ventriculares o las extrasístoles ventriculares, sin que se asocien a ninguna onda P. La taquicardia ventri- cular puede aparecer y desaparecer durante el ritmo normal de un paciente (lo que se denomina taqui- cardia ventricular paroxística) o puede ser sostenida (figura 13 y 14). Este tipo de arritmia suele indicar que el miocar- dio ventricular está severamente dañado y puede preceder a la fibrilación ventricular. Fibrilación ventricular. La fibrilación ventricular es un ritmo letal, caracte- rizado por la despolarización caótica de los ventrí- culos con un pérdida de la contracción organizada, de modo que el gasto cardíaco está próximo a cero. Se manifiesta con ondulaciones pequeñas (finas) o grandes (gruesas) sobre la línea basal del ECG, pero sin verdaderos complejos QRS. A menos que se con- trole inmediatamente la fibrilación ventricular, acaba en parada cardíaca. Las causas son numerosísimas: choque, anoxia, daño miocárdico severo, alteraciones electrolíticas y acido-básicas, hipotermia, etc. Asístole ventricular. Es la ausencia de complejos ventriculares. Representa la parada cardíaca y, si el ritmo ventricu- lar no se reanuda en 3-4 minutos, habrá daños orgánicos irreversibles. En el ECG se aprecia una línea isoeléctrica plana y, en ocasiones, aparecen exclusivamente ondas P. Lecturas recomendadas Edwards NJ (1987). Bolton's handbook of canine and feline electrocardiography. 2ª ed. Philadelphia: WB Saunders. Ettinger SJ, Feldman EC (1995). Texbook of vete- rinary internal medicine. 4ª ed Philadelphia: WB Saunders. Fox PR (1988). Canine and feline cardiology. Churchill Livingstone. Miller MS et al. (1995). En: Electrocardiography. Manual of canine and feline cardiology. Philadelphia: WB Saunders. Tilley LP (1992). Essentials of canine and feline electrocardiography. 3ª ed. Philadelphia: Lea & Febiger. • consulta