2. El arte posmoderno activista y alternativo en Estados Unidos. Durante el intervalo de tiempo que abarca de 1981 a 1989 se vivió en Estados Unidos la denominada ¨era Reagan¨, una era totalmente conservadora, sin embargo, esta misma opresión fue la que alimentó inquietudes y prácticas críticas. Los artistas e intelectuales buscaron diferentes maneras de convulsionar el orden social. Para estos artistas lo que importaba realmente en su arte era el combinar las diferentes instituciones que les preocupaban en ese momento, por ejemplo, el arte y la economía política y de representaciones, en lugar de centrarse en lo estético de sus obras.
3. La teoría del activismo. El principal lugar para el debate sobre el ¨arte posmoderno activista¨, como lo denomina Hal Foster, fue Nueva York, lugar en el que se hacía presente las contradicciones del sistema regresivo y el sistema conservador impuesto por Reagan. El activismo, según Walter Benjamin, es una invitación al artista asumir una actitud contestataria a intervenir como lo hacia el obrero en los medios de producción artística y en el aparato de la cultura burguesa, según él, esta actitud debería de implicar un cambio en los procedimiento artísticos.
4. Arte político y arte activista. La distinción entre el artista político y el artista activista, según Lucy R. Lippard, es que el primero es aquel cuyos temas reflejan critica e irónicamente los problemas sociales, mientras tanto, el segundo, asume un rol testimonial y activo frente a los conflictos generados por el sistema. Las raíces del arte posmoderno activista de los ochentas hay que centrarlas en el arte político de los sesenta y setenta, así como también en los colectivos artísticos antibelicistas, antirracistas, pro derechos humanos, civiles y feministas. El arte político y el arte activista están estrechamente relacionados, y se observa esta unión claramente en el agitprop.
5. Los artistas políticos de los setenta. Entre los artistas que se valieron del arte para denunciar faltas sociales y políticas, están LeonGolub (Chicago, 1922) quien con sus Gigantomaquias denunciaba la tragedia de la Guerra de Vietnam, cuando hubo terminado con estas obras, continuo denunciando atrocidades con Mercenaries, las cuales estaban hechas a partir de imágenes extraídas de fotografías de prensa.
8. El arte activista de los ochenta. En los años férreos de la épica Reagan, Estados Unidos estuvó gobernado por el commodity y la cultura convertida en industria (museumindustry). Esta situación fue contestada por artistas del posmodernismo activista. Estos artistas intentaron cuestionar la abusiva mercantilización a la que estaba sometida la práctica artística, y denunciar los grandes problemas no resueltos por la conservadora sociedad norteamericana: la homosexualidad, el sida, las reivindicaciones feministas, la integración racial, el derecho al aborto, etc. Es ese momento el artista pasa de ser un productor de objetos de arte a ¨manipulador¨ social de signos artísticos, y el espectador deja su papel de pasivo contemplador o consumidor, para pasar a ser un lector activo de mensajes. A diferencia del arte político no fue tanto la expresión de la lucha de clases, sino un proceso crítico de las representaciones sociales y sus estereotipos estéticos.
9. Las aportaciones individuales. Los artistas activistas de los años ochenta, desarrollan un nuevo concepto de trabajo artístico recurriendo a los procedimientos alegóricos basados en la apropiación, la superposición y la fragmentación.
16. En el paso de la década de los ochenta a la de los noventa, la denuncia social, pasó a estar más cerca del artista, tanto geográfica como psicológicamente, el cuerpo mismo, se convirtió en un lugar nada neutral ni pasivo, sino más bien obsesivo, en el cual convergieron y se proyectaron a la vez diferentes prácticas artísticas. El artista, más que trabajar en su cuerpo como soporte recuperó el cuerpo como imagen para abordar una pluralidad de experiencias relacionadas con el ejercicio físico, la manipulación genética, la cosmética, la sexualidad, la enfermedad, el placer, la muerte o la escatología.
17. De la simulación al trauma. Una de las principales artistas del cuerpo y de las que más ha atravesado registros, siempre en los estrechos márgenes de la fotografía, es Cindy Sherman (Glan Ridge, New Jersey, 1954). En sus primeras series, Sherman, más que retratarse a sí misma, intentó reflejar los estereotipos femeninos de la época, utilizando el estilo de los filmes de la serie B de los años cincuenta y sesenta. En realidad, a Sherman, no le interesa tanto la mujer como mujer, si no la mujer como imagen o apariencia, es decir, la manera en la que la mujer ¨aparece¨ en el cine, en la literatura, en la publicidad y, en general, en el universo de los medio de comunicación masiva.
18. El cuerpo como lugar de prácticas artísticas. Las prácticas artísticas que se realizaron en una de estas exposiciones (Post Human), giraban en torno al enfrentamiento entre lo natural y lo artificial, apostando por el desafío a las reglas de la biología, al paso de tiempo y la lógica. Como resultado, se obtuvieron imágenes de la realidad deformadas, desgarradas, negativas, próximas a la fealdad, la enfermedad o la muerte.
21. Los culturas studies: lo femenino y lo masculino. Hacia finales de la década de los ochenta, la batalla feminista hasta entonces alzada sobre los conceptos de diferencia y de identidad, y cuyo fin primordial había sido conseguir que la mujer se desembarazase de la opresión a la que estaba sometida por el hombre, pero sin llegar a desarticular el sistema de relaciones sociales, simbólicas y psíquicas que históricamente han construido lo masculino y femenino como esferas irreconciliables, se atomizó en múltiples desplazamientos hacia el ¨otro diverso¨. Estos desplazamientos que fijaron como objetivo la conquista de la noción de género, no solo dieron lugar a manifestaciones populares, como, la del fenómeno dragqueeno drag King, o artísticas, sino que generaron una importante rama de estudios universitarios.
22. El feminismo esencialista. Ese llegar a negar el género como diferencia no ha surgido del afán del género masculino, sino de la tenaz voluntad del género femenino, voluntad que dejando aparte sus manifestaciones en el siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, tuvo sus primeras afirmaciones activistas, con indudable carga política, en el movimiento feminista de los años sesenta y setenta. En el terreno de la creación individual, el feminismo contó con la aportación fundamental de artistas como Judy Chicago (Chicago, 1939). Esta artista articuló su postura, en un intento de ¨reapropiarse positivamente de la feminidad y como intento de excavar el contenido oculto universal fruto de la experiencia de las mujeres con su cuerpo al margen de su raza, origen social o nacionalidad¨ en torno a un núcleo central, núcleo que no es otro que el sexo femenino, es decir, la vulva.
24. El feminismo posestructuralista o posfeminismo. En el marco de la posmodernidad, el feminismo no ha sido entendido en términos de dicotomía, sino a través de estrategias deconstructivistas aplicadas a los roles estereotipados de masculinidad y feminidad. Ellos a suscitado una serie de cuestiones sociales y psicológicas surgidas del derecho a la diferencia, y, en particular, a la diferencia sexual.
25. El feminismo posestructuralista o posfeminismo La primera generación de artistas feministas defendió la existencia de una sensibilidad específicamente femenina, la generación feminista de la posmodernidad de los años ochenta, recondujo su posición reivindicativa hacia el terreno de la teoría y del discurso crítico. La diferencia biológica o sexual resulta insuficiente y, poco especifica en un momento en el que se revisa el concepto de sujeto. En el llamado arte posfeminista la reivindicación sexual ha dejado paso a la reflexión crítica sobre el género, es decir, sobre el orden o la clase en que con arreglo a determinadas condiciones o calidades son clasificadas las personas.
26. El feminismo posestructuralista o posfeminismo. El distanciamiento de lo esencial, del propio cuerpo como seña de identidad tuvo una de sus expresiones más categóricas en las obras de la francesa Sophie Calle (París, 1953), quien desarrolló un trabajo original de transferencia de actos corporales y vivencias personales a fotografías y textos impersonales.
28. La cuestión de la representación y la diferencia sexual. En la década de los ochenta proliferaron también los estudios estadísticos sobre la presencia de la mujer en los foros artísticos, en los museos o en las grandes exposiciones, etc., crecieron los intentos de recuperar las voces esencialistas y didácticas de los trabajos feministas de los años setenta, aunque con mirada a la vez provocativa a la vez astuta, sutil, atormentada e inquietante. Esta revisión tuvo sus primeras afirmaciones en exposición londinense badgirls, que recogió el espíritu de los colectivos de badgirlsnorteamericanos y británicos Que desde finales de los 60ts combatían actitud masculina de entender el cuerpo femenino como objeto sexual.
29. Las artistas. Entre las feministas radicales de los novenas practicantes de un posesencialismo abyecto destaca la figura de ZoéLeónard(New York) que se sirve de fotografías en blanco y negro como documento – verdad para denunciar los abusos de los que es víctima la mujer en la sociedad occidental. La estrategia exhibicionista de Leonard que busca penetrar en el territorio de lo no presentable mostrando la verdad del cuerpo femenino, es compartida por otras artistas feministas de los 90ts, si bien el campo de la producción de arte feminista de esos años, contemplan otro tipo de creaciones que no abordan tanto el cuerpo verdad, sino el sustituto metafórico de este.
31. La cuestión del otro masculino. El discurso del otro y la cuestión de la diferencia, no solo a afectado al sexo femenino sino también al masculino, aunque en este caso ese otro no es generalmente, con respecto al otro género, sino en relación con el propio genero. Ello se evidencio en la emergencia de una generación de artistas homosexuales, que desde su condición exploraron la construcción social de la identidad masculina homosexual, artistas que trabajaban para ser visibles los estereotipos y conceptos erróneos que aun alimentan los discursos homofóbicos frecuentes en la cultura occidental.