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7. carlos iii
1. LAS REFORMAS ECONÓMICAS EN EL REINADO DE CARLOS III
Al iniciarse el siglo XVIII, en España pervivía una sociedad estamental y un sistema
económico de base rural y señorial. La llegada de los Borbones a España en el siglo XVIII, tras
la muerte de Carlos II, el último de los Austrias, sin descendencia, significó la consolidación del
absolutismo monárquico de inspiración francesa. Estos tres elementos configuran los rasgos
que caracterizan el Antiguo Régimen. Por oposición a ellos surge el pensamiento ilustrado que
proporcionó ideas y programas a los grupos sociales, especialmente la burguesía, que se
oponían al Antiguo Régimen.
La Ilustración, que tiene sus antecedentes en pensadores ingleses como Locke, es una
corriente de pensamiento que se desarrolla preferentemente en Francia en el siglo XVIII,
conocido como Siglo de las Luces, y se extiende rápidamente por Europa. Su característica
más importante es la ilimitada confianza en la razón. Eran firmes partidarios de la educación y
del progreso, como base de la felicidad. Apoyándose en estas ideas los ilustrados critican las
bases del Antiguo Régimen como la sociedad estamental y defienden el derecho a la igualdad
y a la libertad de todos los seres humanos. Critican también la rígida organización de la
economía y defienden la propiedad y la libertad económica. Se opusieron también al excesivo
poder de la Iglesia. Por último son contrarios a la monarquía absoluta y en su lugar los
principales pensadores ilustrados proponen un sistema que garantice los derechos básicos del
individuo, basado en la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) propuesta por
Montesquieu, y en la soberanía nacional propuesta por Rousseau y que afirma que el poder
emana del pueblo. En el ámbito económico la fisiocracia y el liberalismo económico
defendieron que el Estado no intervenga en la economía.
Durante el reinado de Carlos III, los ilustrados encontraron en el monarca un
convencido defensor de la necesidad de reformas, pero sin poner en duda el poder y la
autoridad reales.
1. CARLOS III Y LA ILUSTRACIÓN
La difusión de la Ilustración en España fue lenta por la ausencia de una amplia
burguesía y el enorme peso de la Iglesia. Pero desde mediados de siglo surge una generación
de ilustrados españoles entre los que destacaron Feijoo, Campomanes, Jovellanos,
Floridablanca, que coincidían en la necesidad de abordar reformas para lograr el progreso; y se
centraron en dos ámbitos, la mejora de la educación y superar el atraso económico.
Carlos III accedió al trono español al morir su hermanastro, Fernando VI. Tenía
experiencia de gobierno como rey de Nápoles donde había entrado en contacto con las ideas
ilustradas. Al iniciar su reinado en España se mostró partidario, como otros monarcas
absolutos, de seguir algunas de las ideas de progreso y racionalización ilustradas siempre que
no fueran contra el poder de la monarquía absoluta. Este sistema se conoce como despotismo
ilustrado y Carlos III fue uno de sus principales representantes. La frase que mejor define este
sistema es “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”.
Al iniciar su reinado Carlos III puso a un italiano, el marqués de Esquilache, al frente de
Hacienda y junto a él otros políticos partidarios de poner en marcha un programa de reformas
que suscitó una fuerte oposición de los privilegiados, nobleza e Iglesia.
La subida del precio del trigo, debido a la política de liberalización de precios, provocó
un descontento popular que fue aprovechado por los que se oponían a las reformas. Se culpó a
Esquilache de la subida de precios y sus medidas para sanear Madrid se presentaron como el
ataque de un extranjero a las tradiciones nacionales.
Por todo esto estalló en 1776 el motín de Esquilache que desembocó en una revuelta
popular en Madrid contra algunas medidas adoptadas por Esquilache, como la ordenanza que
obligaba a reducir el ala de los sombreros y el vuelo de las capas. El motín se extendió a otros
muchos lugares. Carlos III, atemorizado por la gravedad de la revuelta destituyó a Esquilache y
paralizó las reformas y los motines cesaron rápidamente. Una de las consecuencias del motín
2. fue la expulsión de los jesuitas (1766) a los que se acusaba de instigar la revuelta. Esta medida
se encuadra dentro de la política regalista, propia del absolutismo, ya que los reyes pretenden
reafirmar su poder frente a la Iglesia.
2. POLÍTICA DE REFORMAS
A partir de 1766 Carlos III dio un giro a su orientación política y aunque prosiguió la
política de reformas estas tuvieron un carácter más moderado. Para ponerlas en marcha contó
con una serie de colaboradores y ministros españoles, primero el Conde de Aranda y tras él, el
Conde de Floridablanca así como otros ilustrados que ocuparon diversos cargos: Olavide,
Campomanes, Cabarrús o Jovellanos.
También tuvieron un papel importante en los proyectos de reforma y modernización,
las Sociedades Económicas de Amigos del País, creadas con el objetivo de fomentar la
agricultura, el comercio y la industria y dar a conocer las ideas de la fisiocracia y el liberalismo
económico. La primera fue la Sociedad Económica Vascongada de Amigos del País creada en
1765. Pronto se extenderían por otras provincias.
Las reformas emprendidas afectaron a diferentes ámbitos:
2.1 Agricultura:
La agricultura seguía siendo la actividad económica más importante, pero su atraso
hacía que resultara poco rentable. Por eso los Ilustrados consideraban que el mayor problema
de la economía española era la agricultura, concretamente el predominio de la propiedad
amortizada y señorial que era el principal obstáculo para la modernización de esta actividad,
ya que las mejores tierras permanecían fuera del mercado. Se realizaron varios informes para
analizar la situación de la actividad agraria y proponer soluciones, el más importante el de
Jovellanos “Informe sobre la Ley Agraria”, en el que se critica especialmente la propiedad
amortizada. Pero las reformas que en él se proponían no fueron aplicadas por la oposición de
la nobleza y el clero.
Sí que se aplicaron otra serie de medidas con las que se pretendía mejorar la actividad
agraria, así se limitaron los privilegios de la Mesta, se promovió el regadío y se liberalizó el
comercio de cereales. A propuesta de Olavide se impulsó la repoblación de áreas despobladas
como Sierra Morena. Unos seis mil colonos centroeuropeos se asentaron en una zona situada
en la ladera sur de Sierra Morena, en las actuales provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla. La
colonización, financiada por el Estado, pretendía fomentar la agricultura y la industria en una
zona despoblada y amenazada por el bandolerismo. Algunas de estas poblaciones fueron: La
Carolina, La Carlota, La Luisiana. A pesar de los inconvenientes y del atraso de la agricultura
fueron posibles algunas mejoras: la difusión del cultivo del maíz y la patata por la cornisa
cantábrica; la producción de vino y aguardiente en Cataluña y Valencia; en esta última también
era muy importante la producción de seda.
2.2.Demografía
El siglo XVIII supone el inicio de un ciclo de crecimiento demográfico. Los monarcas
ilustrados aplicaron políticas poblacionistas ofreciendo incentivos a las familias numerosas o
favoreciendo la llegada de inmigrantes católicos a los que se entregaban tierras, o proyectos
como la repoblación de Sierra Morena, ya mencionada.
2.3 Comercio
La actividad comercial experimentó un cierto desarrollo a lo largo del siglo XVIII. Esto
se debe a diferentes causas: Las infraestructuras de transporte eran muy deficientes y se
mantenían aduanas y peajes interiores. Para cambiar esta situación se acometieron obras
públicas como la construcción de la red radial de carreteras, para comunicar Madrid con la
periferia y la mejora de puertos como el de Cartagena. También se suprimieron aduanas
interiores.
En la política comercial se establecieron medidas proteccionistas con el
establecimiento de aranceles o la firma de tratados comerciales para defenderse de la
competencia exterior. Pero las medidas más importantes fueron las referidas al comercio con
3. América, con el que se mantenía el sistema de monopolio a través del puerto de Sevilla al que
se unió el de Cádiz. Durante el reinado de Carlos III se acabó con el monopolio del comercio
americano, en 1778 se decretó la libertad de todos los puertos españoles para comerciar con
América. Esta medida contribuyó a la prosperidad de otras zonas peninsulares como en
Cataluña ya que a través del puerto de Barcelona se exportaban los productos de las
manufacturas locales.
2.4 Industria y manufacturas
Por lo que se refiere a la actividad industrial se aplicaron medidas mercantilistas con
las que se pretendía promover la producción manufacturera para reducir las importaciones.
Un elemento importante de esta política fue el fomento de las manufacturas reales para
superar las limitaciones impuestas por los gremios y aumentar la producción. De esta forma se
crearon las Reales Fábricas, dedicadas a la producción de objetos de lujo y de suministros
para el ejército; como la de Tejidos de Guadalajara, la de Tapices de Santa Bárbara, la de
Porcelana de El Retiro o la de Cristal de La Granja (Segovia).
La escasa rentabilidad de estas fábricas hizo que la política se orientase a la
disminución de los privilegios de los gremios, la eliminación de la deshonra legal de los oficios
(Real Cédula de 1783) y a favorecer el establecimiento de talleres privados. Estas manufacturas
y talleres, que ya no estaban controlados por los gremios, se instalaron sobre todo en
Valencia, dedicadas a la elaboración de seda, País Vasco, fundiciones de hierro y sobre todo en
Cataluña donde se difundió la industria textil algodonera, fabricación de indianas, favorecida
por la liberalización del comercio.
2.5 Hacienda
La reforma de la Hacienda se había abordado ya en reinados anteriores desde la
perspectiva de que, para lograr el saneamiento de la Hacienda, era necesario que todos los
habitantes pagasen en relación a su riqueza, incluyendo a los privilegiados. Para lograr este
objetivo se realizó el Catastro de Ensenada (durante el reinado de Fernando VI), pero las
fuertes resistencias de los privilegiados impidieron su aplicación. Al no lograr este objetivo fue
necesario emitir deuda pública, en forma de los llamados vales reales. Para gestionar y
amortizar estos vales se fundó en 1782 el Banco de San Carlos, que también emitía moneda y
es el germen del Banco de España.
El despotismo ilustrado de Carlos III presenta en su conjunto un balance positivo. Se
impulsaron reformas de tipo económico, como la liberalización del comercio, el fomento de la
creación de manufacturas o la creación de las Reales Fábricas. Se emprendieron también
reformas sociales o civiles como la mejora de las carreteras y el desarrollo de la instrucción
pública, animando a los súbditos a desarrollar actividades productivas.
Sin embargo, algunas de estas reformas, como la agraria, chocaban con el
mantenimiento de los privilegios y el poder de la nobleza, lo que implicaba destruir las bases
sociales del Antiguo Régimen y de la propia monarquía absoluta. Es decir, las reformas tenían
como límite el poder del rey y las estructuras propias del Antiguo Régimen.
A pesar de la pervivencia del Antiguo Régimen a lo largo del siglo XVIII se produjeron
una serie de cambios importantes que abrieron las puertas para que en el siglo XIX se iniciase
en España la complicada llegada del régimen liberal.