Savater, fernando. vivimos una profunda anormalidad social__________
1. EL FILÓSOFO ESPAÑOL FERNANDO SAVATER AFIRMA QUE “VIVIMOS UNA PROFUNDA
ANORMALIDAD SOCIAL”
Estuvo en Colombia en el Congreso de Educación del Colegio Abraham Lincoln. Habla de ética,
democracia y educación, del país y del conflicto.
¿Qué es lo primero que percibe cada que viene?
Siempre gran preocupación por educación cívica, democracia y convivencia, que son centrales de mis
conferencias. Esos temas aquí son candentes, urgentes, cotidianos, vitales, lo que le da una mayor
intensidad a debates y reflexión. Vengo al país desde hace 20 años y siempre me he sentido muy
concernido con la lucha racional e ilustrada de tantos colombianos por la paz y la armonía crítica.
Conozco muchas personas anónimas que luchan por defender esa llama de educación, cultura,
civilización y humanismo. Me identifico con ese trabajo y he recibido un gran ejemplo de esfuerzo ante
situaciones atroces, como las de violencia.
Se habla mucho de “educación integral”, ¿cuál es su concepto?
Educar no es simplemente darles unas cuantas herramientas o destrezas laborales a las personas para
que sean capaces de ganarse la vida, sino formar personas más humanas –eso es lo más integral de
todo–, ciudadanos capaces de maximizar posibilidades y garantías democráticas. La educación tiene
como objetivo último suscitar más humanidad y fomentar más elementos de complicidad y parentesco
humano, porque la humanidad no es una característica “zoológica” sino una forma de vida, de ser y
valorar.
Educar tiene varias facetas: intelectual, científica, afectiva. ¿En cuál considera que existen más carencias
o cuál es la responsable de los mayores problemas de la sociedad contemporánea?
Es imposible hablar de generalidades porque personas, países, situaciones y contextos son diferentes.
Pienso que la educación sobre valores y temas humanísticos ha sido la más complicada, porque es más
fácil enseñarle a la gente a escribir o manejar una máquina que enseñarle lo que implica la actitud vital, la
sensibilidad frente a los demás y la participación ciudadana, que se traducen en solidaridad, tolerancia,
respeto, bondad y no-indiferencia frente a los demás.
¿Qué pasa con quienes se quedan sin educación?
2. El problema es que todos los humanos estamos condenados a ser educados y nadie sin excepción se
queda sin educar, ya sea para mal o para bien. El que crece entre delincuentes, terroristas,
supersticiosos, violentos o charlatanes, se educará en eso y por eso el niño abandonado que se educa
entre basureros temiéndoles a los adultos, porque los que se le han acercado le han hecho daño, será
resultado de eso y tendremos que cuidarnos de él cuando crezca.
¿Piensa como Rousseau que “el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”?
Los seres humanos tenemos una tendencia general a hacer todo el daño que nos dejan. Por eso deben
existir leyes que impidan hacerlo y educación que procure prevenir esa tendencia hacia la maldad. Sin
reglas de juego, es difícil que se porten bien, pues nacen “peligrosos”, sin sentido de la relación social y
considerando que los beneficios inmediatos que pueden obtener de aprovecharse de los otros es más
atractivo que la coordinación con los demás.
¿La bondad es algo que se educa?
La educación no tiene el secreto de la bondad humana. Sin embargo, es fundamental educar, porque lo
que encontramos en la calle no es lo ideal. Lamentablemente, vivimos en una profunda anormalidad
social, así que se debe educar para que no se toleren eso, sino para que salgan y se rebelen ante esa
locura de que vivamos como depredadores los unos de los otros.
¿Por qué, en muchas ocasiones, quienes cometen crímenes, corrupción o delitos, son quienes han tenido
acceso a la mejor educación?
El poder es una ventaja enorme al momento de hacer daño, pues un malo analfabeto con una navaja
tiene un área más reducida para hacer daño que un malo con conocimiento, preparación y acceso a un
computador o a un misil. Tal vez lo que pasó con el más preparado es que nadie se molestó en educarle
principios de tolerancia, cooperación, solidaridad o sensibilidad, porque la educación no es simplemente
tener ciertos modales o ciertos conocimientos y destrezas que no hacen ni bueno ni malo, ni mejor ni
peor, a nadie. Es el libre albedrío lo que hace que muchos, a pesar de saber la importancia de ciertos
conceptos, escojan lo contrario. La educación tiene una dimensión personal que implica que para ser
efectiva necesita aceptación del educado. Un maestro puede enseñar bien, pero lo que no puede es
obligar a aprender. Sólo aprende quien quiere. En algún momento tenemos comportamientos –unos más
graves que otros– que no corresponden con la educación que hemos recibido y que no siempre logramos
3. estar a la altura de los valores que consideramos aceptables. La educación no es un condicionamiento
automático ni hipnótico que predisponga a no hacer el mal. Sólo es una propuesta donde se le informa a
la gente qué es mejor para ella y la sociedad, pero cada quien elige su camino.
Pasar de la teoría a la práctica es lo más difícil para una sociedad o un gobierno. ¿Qué tantos cambios
logra en su labor?
El tiempo de las transformaciones es más bien lento. Claro que a veces vemos grandes transformaciones
en períodos cortos. Un educador jamás debe tener afán, porque la educación es un proceso largo del que
muchas veces no alcanzamos a ver resultados. Los gobiernos tienen más afán porque son elegidos por
la gente, soportan una presión más inmediata y tienen tiempo más breve. Esa es la dinámica de la acción
política. Pero la educación no da frutos inmediatos. Es una inversión hacia el futuro pero imprescindible
desde ahora para reformar pacíficamente.
¿Qué alternativa tienen países como Colombia, que viven conflictos muy desgastadores y que no pueden
darse el lujo de esperar 20 o 30 años a que una nueva generación se eduque completamente, sino que
necesitan soluciones urgentes? ¿Pueden “enderezarse” los árboles torcidos?
Como la educación implica un tiempo largo, hay problemas que deben resolverse ya con otras
soluciones, como el conflicto armado donde grupos violentos dirigidos e integrados por adultos –que ya
están al margen de lo que la educación puede conseguir– cometen atrocidades. Ahí la única alternativa
para “enderezar” es con leyes y la justicia. Es decir que para cambiar a un delincuente hay que meterlo a
la cárcel. Claro que me parece fundamental intentar resolver el problema de la violencia políticamente,
pero sin perder de vista que para no seguir teniéndolo hay que educar desde ya.
Colombia está viviendo el proceso de desmovilización de paramilitares, del que han derivado varios
dilemas éticos. Por ejemplo, ¿qué tan pedagógica es una política de “perdón y olvido”?
Es muy difícil de establecer porque contiene diversas miradas. Muy probablemente, quien no ha sufrido la
violencia en carne propia ni de su familia estará de acuerdo con aceptar esa opción, porque lo que querrá
es que se acabe la violencia antes de que le toque a él. El problema es para quien, habiendo sufrido la
violencia, quiere verdadera justicia y reparación. Hay que intentar ser generosos siempre y cuando exista
realmente abandono total de las armas. Pero lo que no se puede hacer de ninguna manera es poner en
el mismo plano al violento, al Estado y a la sociedad, en una relación de “si me da, le doy”, porque es
inaceptable. O el violento reconoce su error y su delito, abandona las armas y se entrega a la
4. generosidad social, y luego sí se le puede pedir a la sociedad que sea generosa, pero sin necesidad de
caer en la impunidad, porque la impunidad es un ejemplo negativo que multiplica peligrosamente la
maldad y la injusticia.
¿En qué deben Colombia y el mundo centrar su reflexión sobre educación?
En que la educación no puede ser inquietud de un grupo sino de toda la sociedad, porque si no es
imposible avanzar. Tampoco se puede esperar que los gobiernos, por inspiración divina, se dediquen a la
educación porque no lo van a hacer. Las sociedades deben convencer a los políticos de que mantengan
la educación al margen de la lucha partidista y del enfrentamiento político, porque la formación de
personas y ciudadanos debe quedar siempre protegida para poder seguir desarrollándose sin ser
influenciada por que gobiernen los unos o los otros.
¿Cuál es el mayor reto de la educación hoy frente a nuevas tecnologías en comunicaciones? Parecería
que a mayor disponibilidad de información el conocimiento es menor.
La educación no solamente es información sino también un esfuerzo de comunicación. En ese contexto,
es importante aclarar que los medios no educan porque la educación es una actividad donde resulta
indispensable la presencia de un ser humano preocupándose por otro y ocupándose por humanizarlo. No
se puede enseñar a vivir humanamente con una máquina. Eso de educar por Internet suena como hacer
el amor por correspondencia. Para que las sociedades funcionen ciudadana y democráticamente deben
estar hechas por personas. El problema es que la mayoría de educadores se refugia en aspectos
meramente técnicos por ser más sencillos y porque es más fácil enseñar a manejar una máquina que a
mejorar la relación con los demás. Hay tendencia a medir la educación por aspectos instrumentales
dejando de lado los importantes que son los humanos. Muchos afirman que la tecnología está cambiando
los valores. Sin embargo, necesitamos convencernos de que debemos ser ultramodernos en los
contenidos tecnológicos y científicos, pero muy clásicos en la defensa de los valores esenciales porque
esos no se han transformado ni se transformarán jamás.
¿Esos valores inmutables son los de la ética?
Ser educador implica estar en permanente revisión y contextualización porque épocas, circunstancias y
contextos varían. No son estáticos ni uniformes. Lo básico de la educación no varía. Mientras que en
estética lo que cuenta es lo nuevo, en la ética es lo que nunca pasa de moda. No hay noticias nuevas en
cuanto a lo que nos debemos unos a otros. Seguimos teniendo el deber de tratarnos como humanos y no
5. como instrumentos ni bestias de carga, como el deber de desarrollar igualdad más allá de géneros e
ideologías, porque las mejores naciones no son las que tienen líderes frustrados o guías por derecho
divino, sino aquellas donde la mayor parte –ojalá todos– intervienen, participan y comparten éxitos y
fracasos. No nos hacemos humanos automáticamente y para lograrlo no se ha inventado nada mejor que
la educación.
¿Cómo se alimenta la educación de la cultura?
Toda reflexión sobre educación es sobre la cultura, porque cuando nos preguntamos qué vamos a
enseñar estamos escogiendo qué vale la pena de nuestra cultura, qué es lo rescatable, qué queremos
que perdure y cómo queremos transmitirlo. Educar es preparar para aprovechar lo mejor de una
sociedad. Pero lo primero que debe transmitirse siempre es el reconocimiento de lo humano: saber que
somos semejantes y que ese valor está por encima de todo. Hoy se habla mucho de pluralismo y
diversidad, pero la unidad del género humano es más importante que su diversidad porque, mientras la
diversidad es un accidente enriquecedor, la unidad es el fundamento.
Sin embargo, cada día se habla más de defender la diversidad, lo que no significa sacrificar la equidad.
Me refiero a la diversidad excluyente. No podemos concebir que el futuro consista en estar repartidos en
grupos, enfrentados unos con otros y con unos cuantos que se salvan mientras el resto son devorados.
Un mundo hecho a la medida de unos pocos es profundamente injusto, inseguro, peligroso e invivible. El
mundo peligroso nos convierte en bárbaros que viven pisoteando a los demás. Las personas civilizadas
en cambio viven tratando a los demás en un plano de igualdad, sin esconderse de ellos ni aprovechando
la oportunidad para hacerles daño. La idea de que es más astuto el que vive de forma depredadora que
el que vive de manera conciliadora y productiva es un profundo error. El depredador no sólo destruye la
vida de los demás, sino la propia. No se trata tampoco de que vivamos en un éxtasis beatífico, porque la
polémica y el enfrentamiento son necesarios. Montesquieu decía que si al acercar el oído a una sociedad
sólo se escuchan cánticos armónicos es porque hay tiranía. En las sociedades libres se oyen gritos y
discusiones. No se trata de preparar para la unanimidad permanente sino para la polémica sin violencia
que reconoce el fundamento de la humanidad y sabe que, por encima de todo, nada es más útil para un
ser humano que otro ser humano.
¿Qué papel juega la ética en toda esta reflexión?
La ética es el esfuerzo de darle sentido humano a la libertad. Todo humano debe reflexionar siempre
6. sobre si lo que está haciendo con su libertad es creador o destructor de humanidad. La educación debe
transmitir esa pregunta y la importancia de vivir formulándosela porque lo único inaceptable es la
indiferencia. Es fundamental reflexionar sobre la importancia de lo que apuesta por la civilidad. Jefferson
decía que hay gente que cree que nace con espuelas mientras los demás nacen con una silla de montar
en la espalda. La educación no sólo debe enseñar que eso es injusto sino que es horrible pensar así.
Por Sophia Rodríguez Pouget
Febrero 24 de 2005
http://eltiempo.terra.com.co/REVISTAS/lecturas/2005-02-26/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR1986864.html
7. sobre si lo que está haciendo con su libertad es creador o destructor de humanidad. La educación debe
transmitir esa pregunta y la importancia de vivir formulándosela porque lo único inaceptable es la
indiferencia. Es fundamental reflexionar sobre la importancia de lo que apuesta por la civilidad. Jefferson
decía que hay gente que cree que nace con espuelas mientras los demás nacen con una silla de montar
en la espalda. La educación no sólo debe enseñar que eso es injusto sino que es horrible pensar así.
Por Sophia Rodríguez Pouget
Febrero 24 de 2005
http://eltiempo.terra.com.co/REVISTAS/lecturas/2005-02-26/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR1986864.html