Publicado en el diario Levante el 19/11/2016, recoge reflexiones de la directora del centro sobre la importancia de promover los valores humanos entre los alumnos, todo ello con motivo de la Semana Contra el Acoso Escolar.
"La Ley del silencio" Artículo de opinión de Amparo Gil
1. La llengua que
ens ve
Josep Puchades
PERIODISTE I PROFESSOR DE TELEVISIÓ
Com seran la tele i la ràdio noves és una
pregunta que en més d’una ocasió ens
hem fet els valencians des que es fera
ferm el compromís de reobrir-les. Quines
seran les programacions, quins els profes-
sionals que les òbriguen, quins requisits
caldran per a treballar-hi... Però, s’ha dei-
xat de banda un tema que no deixa indife-
rent a ningú. Un que encén i aviva discus-
sions. En estos temps ja no és el nom de la
llengua, és el model de llengua que s’usa-
rà.
Després de anys llimant-ne un que
no fóra rebutjat pels valencians, amb in-
tents d’orientalitzar-lo —catalanitzar-lo—
en més d’una ocasió, RTVV utilitzava per
exemple en els programes de referència
un llenguatge formal i alhora pròxim i
comprensible per al públic. Eixe és el mo-
del del qual s’ha de partir, un model re-
flectit al Manual d’estil per als mitjans au-
diovisuals en valencià —ferramenta que
de manera ràpida recomana la llengua a
parlar i escriure en la tele i ràdio— publi-
cat amb la col·laboració de l’Acadèmia
Valenciana de la Llengua i subscrit per
RTVV. Per tant, greu error seria obrir de
nou la caixa de Pandora en térmens lin-
güístics i emprar models aliens a la parla
genuïna valenciana.
Precisament, en esta mateixa línia
s’emmarca la Llei del Servici Públic de
Radiodifusió i Televisió d’Àmbit Autonò-
mic de Titularitat de la Generalitat quan
establix que es tracta d’un servici neces-
sari per a la vertebració i cohesió territo-
rial de la Comunitat Valenciana, com
també per al manteniment de la nostra
identitat com a poble, la nostra cultura i
la nostra llengua.
Per tant, davant l’expost, si s’optara per
un model diferent de l’usat per RTVV, re-
plegat al Lemav, s’estaria incomplint la
llei i, alhora, podria reobrir-se de nou un
conflicte a hores d’ara, si no calmat, en le-
targia. Que ningú pense que s’ha de co-
mençar de zero, hi ha estudis i publica-
cions que recomanen i analitzen la llen-
gua en la televisió i ràdio públiques va-
lencianes.
No es pot tornar als anys amb mo-
dels arcaïtzants o proclius a uns altres
parlars que encenguen espurnes. Els sec-
tors amb més trellat i conscienciats amb
la llengua de qualsevol sector partícips en
el conflicte lingüístic l’assumiran encara
que siga amb la boca menuda —com fins
ara ho han fet, però amb alguns peròs. Un
model que lèxicament encara podria va-
lencianitzar-se més com aixina apunten
Emili Casanova, Abelard Saragossà,
Àngel Calpe, Voro López, Lleopolt Pe-
ñarroja, Manolo Gimeno, Lluís Fornés...
exemples ben representants de tots els
costats enfrontats.
Arribats ací, cal recordar que valencia-
nitzar no és sinònim ni de castellanitzar
ni d’usar uns registres menys formals. El
valencià posseïx d’autonomia suficient
com per a sobrar-se en qualsevol registre.
No ens cal fugir a uns altres parlars del
diasistema lingüístic per a escriure en un
registre més formal.
Potser, segurament, no parlar d’este
tema ni entre la gent del carrer ni pels en-
tesos en llengua és sinònim que tots do-
nen per fet l’expost; de la mateixa manera
que la classe política —al cap i a la fi res-
ponsable que aixina siga— també ho
dóna. Irresponsable seria que els polítics
intentaren que el model de llengua als
mitjans s’identificara amb un determinat
model polític. Si algú se’n recorda ara que
la llengua també forma part del que volen
posar en marxa, al seu servici hem de
quedar els qui estem preocupats per ella;
alguna cosa tenim a dir.
Emissors i receptors, propietaris tots
dels nostres mitjans de comunicació,
hem de ser conscients de la importància
que tenen per augmentar l’estima per la
llengua, per assegurar-li un futur digne i
incrementar el prestigi del valencià. S’ho
mereix. Ens ho mereixem.
Comprometernos
con la infancia
CeliaChavero
PRESIDENTA DE FANUCOVA
Llega el de noviembre,
Día Universal de la Infancia, fe-
cha dedicada a todos los niños
y niñas del mundo y es un día
para celebrar los logros alcan-
zados en materia de protección y dere-
chos de los más pequeños, pero sobre
todo es un día para comprometernos con
la infancia, para concienciarnos del enor-
me valor social de los más pequeños, por-
que los niños son y serán siempre los pro-
tagonistas principales en la evolución y
sostenibilidad de cualquier sociedad.
No es cuestionable; gobierno y socie-
dad tenemos que comprometernos con
nuestros niños porque son la clave del fu-
turo. Debemos desarrollar sin miedo po-
líticas defensoras de la natalidad porque
estamos inmersos en el tan anunciado in-
vierno demográfico, porque actualmente
no hay garantía en nuestras pensiones y
porque el bienestar de nuestros mayores
es cosa de todos.
Debemos desarrollar mecanismos que
garanticen, protejan y ayuden a que los
niños puedan crecer sanos, desarrollarse
en un entorno familiar adecuado y acce-
der a una educación de calidad. En defi-
nitiva, garantizar que nuestros niños pue-
dan formarse y desarrollarse plenamente
en la sociedad actual.
Y para que puedan darse estas circuns-
tancias es imprescindible comprometer-
se en tres campos; en dar prioridad a las
políticas de conciliación familiar y laboral
(apostando por la flexibilidad en el hora-
rio y la seguridad en el empleo), invertir
en la educación de los más pequeños (-
años) y que la sociedad y los políticos re-
conozcan y valoren públicamente el es-
fuerzo que realizan las familias con hijos.
En la actualidad somos las familias con
hijos quienes, con mucho esfuerzo no
solo económico sino de tiempo e impli-
cación, estamos invirtiendo en infancia.
Sin embargo, los beneficios de nuestra in-
versión son para todos. Las familias con
hijos estamos aportando los futuros coti-
zantes y es de justicia que se reconozca
nuestro aporte a la sociedad.
Así como también es necesario que se
ofrezcan recursos a aquellas familias que
libremente deseen aportar hijos a la so-
ciedad y actualmente no lo hacen por fal-
ta de medios. Porque necesitamos niños,
porque sin niños no hay sociedad y sin
sociedad no hay futuro.
s inevitable «alzar la voz, especialmente en
cuestiones que pueden alcanzar puntos de
no retorno... No podemos seguir siendo es-
pectadores impasibles». Estas oportunas re-
flexiones de Federico Mayor Zaragoza me sirven de
hilo conductor para arrojar luz sobre un tema tan preo-
cupante como es el acoso escolar. Somos muchos los co-
legios europeos que en estos días cele-
bramos la Semana Antibullying con el
objetivo capital de continuar adoptando
medidas educativas para prevenir con-
ductas inaceptables en los alumnos. En
este sentido, uno de los principales pro-
blemas detectados en las víctimas ha
sido la actitud de guardar silencio ante la
amenaza violenta de sus compañeros.
Las razones de este comportamiento son
múltiples. Por una parte sienten ver-
güenza de comunicar a padres, amigos y
profesores que están siendo maltratados
por sus compañeros ya que sienten su
autoestima dañada, aunque en muchas
ocasiones es el miedo a las represalias el
factor determinante que entra en juego
para que el alumno no denuncie el caso.
Resulta interesante detectar herra-
mientas, cada vez más eficaces, que tra-
ten de cauterizar las heridas provocadas
por estas circunstancias adversas, pero, en mi opinión,
todos los esfuerzos deben dirigirse a la prevención del
bullying. Para ello tenemos que empoderar a nuestros
hijos con una educación en valores donde sus conduc-
tas se vean fortalecidas a partir de una visión conciliado-
ra y empática. Comprendiendo que la falta de respeto y
la violencia son registros desautorizados en una socie-
dad que persigue el bien común.
Este tipo de educación se puede implantar de una
manera natural y lúdica para que en los más pequeños
vaya creciendo la semilla de la tolerancia. El proyecto
Buckett filler, muy recomendable para los docentes que
deseen trabajar de manera permanente el acoso escolar,
ofrece una visión por la cual los alumnos, a través del
juego, generan una cultura de lo positivo. Y lo más im-
portante, abandonan la negatividad y aprenden a com-
partir emociones con la comunidad con mensajes que a
diario despiertan el optimismo. Con este tipo de llama-
das a la acción conseguimos que el alumno no solo es-
cuche lo que tiene que hacer sino que además se impli-
que y actúe diariamente con un espíritu de cordialidad
en el colegio.
Sabemos que el acoso se inicia con formas muy suti-
les, apenas apreciables, que padres y profesores pueden
aceptar sin darle la importancia que preci-
sa. Estamos hablando de los motes, casi
siempre despectivos, de los calificativos
despreciativos, de un uso incorrecto del
lenguaje, de cómo usan palabras malso-
nantes e insultos inadmisibles. En ese
sentido, profesores y padres debemos ser
inflexibles y desautorizar enérgicamente
esa tosca verbalización ya que sabemos
que lentamente se puede ir transforman-
do en acciones maliciosas.
Nos estamos acostumbrando demasia-
do a titulares recurrentes sobre las ten-
dencias revolucionarias que van a cam-
biar nuestro sistema educativo. Y no es
que opine que la enseñanza no merezca
reinventarse. Sin embargo, quisiera lla-
mar la atención en que es preciso innovar
en lo más sencillo: en la mejora de trato
humano. Esa sí que es la revolución pen-
diente del siglo XXI.
E
LA LEY DEL SILENCIO
AmparoGil
Directora de Caxton College
ESPACIO ABIERTO
LevanteEL MERCANTIL VALENCIANOSÁBADO, 19 DE NOVIEMBRE DE 20166
Opiniónyparticipación
Tenemos que empoderar a nuestros hijos con
una educación en valores donde sus
conductas se vean fortalecidas a partir de
una visión conciliadora y empática.
Comprendiendo que la falta de respeto y la
violencia son registros desautorizados en una
sociedad que persigue el bien común