El poema describe la belleza y fragilidad de un río, comparando su flujo con el viaje de la vida. El autor expresa su deseo de proteger el río de cualquier daño, para que pueda seguir su curso de forma natural y brillante, deleitando a los marineros que navegan por sus aguas.

1. Cuando fuimos sin saberlo
Ser dueño de tu lecho
pertenece sin riña a la vaguada,
logrando por derecho
irrigar la vetada
presencia tras una pincelada,
la viva estampa al acecho
de un agua mansa y descansada.
No te hiero con mi barca,
aun hendiduras del viaje,
siendo conocido en la comarca
por todo tu peregrinaje;
con qué valentía , con qué coraje,
te cuidamos cual patriarca
haya raso, chubasco o celaje.
Deseo en cada aguacero
que te vuelvas más brillante,
respetaré cada caladero
como conquista de un amante,
y así convertirme en el garante
de que todo errante, o marinero,
no te vuelvan vulnerable.
Jueves, 18 de febrero de 2016
Félix Sánchez Paredes
Un ciudadano más.
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