4. “Para que se le quite”
Frase común en México
INTRODUCCION
C
uando padres o maestros se quejan porque los niños o adolescentes no obedecen, hacen berrinches,
son inquietos, agresivos, pelean o golpean a sus compañeros (bullyng), consumen drogas, platican
mucho, se salen del salón de clases, no cumplen con las tareas, no respetan los límites; parece ser, y
así lo piensan muchos de ellos, que padecen alguna anomalía, están fuera de lo normal, hay una
lesión o disfunción cerebral que corregir con un tratamiento psicológico o farmacológico, en algunas
ocasiones tienen razón. Sin embargo, observamos niños completamente sanos con los mismos
problemas, sin alteraciones anatómicas o funcionales del cerebro, en caso de que existiesen, son tan
poco significativas que no justifican realmente esa variación en la conducta. Lo curioso es que pocas
veces padres y maestros se ocupan cuando, por el contrario, los niños son sumisos, obedientes o
sujetos de violencia por sus compañeros. Les preocupan los violentos, los inquietos, que toman lo
ajeno, los mentirosos, los que no siguen sus indicaciones y a veces les retan, pero no les preocupan los
violentados ni los tranquilos, dóciles o apacibles, elogiados siempre porque no les causan problemas
y, suelen decir: se portan muy bien o que tienen buena conducta.
En la escuela, en particular, la desobediencia se manifiesta también en la negativa de los alumnos a
seguir las indicaciones de los maestros, cumplir con las tareas, copiar todo lo que está en el pizarrón o
atender lo que el maestro dice y haciéndoles la competencia cuando platican con sus compañeros de
un tema interesante para ellos. Los maestros se quejan con los padres diciéndoles que sus hijos no
quieren trabajar, no hacen las tareas, no siguen las indicaciones. Sabrán o se imaginaran el origen de
la palabra trabajar del latín tripàliari, tripalium, torturar. Esa palabra la usaban los esclavos de la
antigua Roma para referirse a las actividades que les imponían sus amos. Si en latín para acciones
similares se usa la palabra laborare, laborar, labrar, de donde vienen labor, elaborar, colaborar y otras
usadas por los hombres libres. ¿Por qué los maestros como los esclavos de la antigua Roma eligieron
precisamente el verbo trabajar para referirse a la actividad escolar del niño? ¿Por qué necesitan
torturarlo con tareas absurdas y exigencias que no puede cumplir obligándolo a desobedecer?
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5. ¿Podrían los adultos decir que el niño no quiere colaborar sin sentir la importancia de su participación
como educadores y su coparticipación en la guía hacia el conocimiento?
El problema de conducta es, en muchas ocasiones, la manifestación de las dificultades, del conflicto,
de un adulto que quiere controlar al niño a base de castigos o complaciéndolo dándole todo lo que le
pide, premios ofreciéndolos a cambio de alguna actividad sin preguntarse lo que pasaría si no quiere
el premio; para en algún momento poder negárselos convirtiéndolos en castigos, con el propósito de
mantener el control, frente a la capacidad intelectual y emocional del niño de cuestionar la efectividad
de un modelo educativo empleado, supuestamente, como favorecedor de su formación integral y
desarrollar su capacidad de actuar y pensar como individuo. Pero en realidad es un sistema utilizado
con la mayoría de los niños con mejores resultados para las fantasías de los adultos, una relación de
poder donde el adulto quiere mandar, porque le es más fácil y deseable conseguir un hijo o alumno
obediente, dócil y temeroso del castigo a quien la sociedad pueda manipular con facilidad.
Estas son actitudes que las nuevas generaciones han venido copiando, provocando la aparición,
dentro y fuera de las escuelas de manera mucho más constante, un fenómeno al que han dado llamar
“Bullying”, antes se decía agarrar a un compañero de puerquito para molestarlo tanto física como
verbalmente de forma muy violenta. Quizá la pregunta que deberíamos hacer es que paso con la
autoridad de los padres, de los maestros y del director de la escuela porque se ha llegado a tal grado
que ellos mismos son víctimas de ese fenómeno. Los amenazan los padres de los alumnos con
demandarlos por daño psicológico y hasta los alumnos mismos, los llamados porros en las escuelas
superiores quienes aterrorizan a la población escolar, los despojan de sus pertenecías, los golpean, los
insultan, los extorsionan.
La escuela, la sociedad, en particular los padres y los maestros se asustan porque no saben que
hacer y entonces recurren al castigo muchas veces disfrazado cuyos resultados son
contraproducentes, solo obtienen resentimientos y más violencia. No se contemplan los problemas
como el efecto derivado de una mala educación sino que lo atribuyen a las características del niño al
cual quieren modificarle la conducta señalándolo como flojo, el clásico si puede pero no quiere, es flojo
o rebelde o castigando al castigador, en vez de reeducarlo, aplicando la máxima de peguen adelante
que atrás vienen pegando.
Apoyándonos en los conocimientos que ahora ofrecen los avances en las ciencias neurológicas a la
pedagogía, para poder conformar un enfoque neuropedagico, queremos fundamentar una forma
objetiva de relacionarnos con el niño, con la pretensión de ayudar a formar una sociedad menos
inhumana donde no se le obligue a someterse a los adultos ni estos se conviertan en sirvientes o
esclavos de los caprichos de los niños; donde el miedo a la represión y al castigo haya desaparecido
como base de la convivencia entre generaciones; se permita y posibilite el manejo de la igualdad de
unos con otros en una relación conflictiva dialéctica entre educandos y educadores, donde el adulto
pueda conocer el punto de vista del niño y el niño reconozca el punto de vista del adulto, sin que
ninguno de los dos se vea obligado a supeditarse al otro, sino que prevalezca la negociación de
intereses entre las partes y el desarrollo emocional e intelectual de ambos, en una relación
verdaderamente democrática, bajo el entendido que la democracia sólo puede darse entre iguales
porque valen lo mismo, tomando en cuenta que el niño va a convertirse en adulto, está en un proceso
de desarrollo, donde deje de decirse “para que se le quite” una relación donde prevalezca el respeto.
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7. La vida será menos inhumana cuanto mayor
sea la capacidad individual de pensar y actuar.
Simone Weil
PODER VS AUTORIDAD
E
n la actualidad se pretende preparar a niños y jóvenes en la llamada educación para la realidad,
pero se actúa como si la realidad fuera únicamente aquella que perciben los adultos. Esto da al
procedimiento un carácter marcadamente represivo, en la medida en que quiere obligar al educando
a renunciar a sus impulsos y tendencias naturales sometiéndose o rebelándose, lo cual es lo mismo
porque no se manifiesta la capacidad de actuar independientemente, sin otras opciones, para
obtener la adaptación paulatina a las exigencias de la sociedad y contra la naturaleza del ser
humano, dotado de una capacidad innata de decidir si deja salir sus pulsiones o las reprime acorde
con las circunstancias, cualidad basada en el principio de incertidumbre con el que actúa el cerebro
humano ante la estructura de la realidad, las cambiantes
circunstancias, reflejado en la posibilidad de facilitar o inhibir la
información que llega a sus receptores y a quien en un nivel más
complejo sólo basta plantear adecuadamente las alternativas
para aprender a elegir una o más de ellas y desechar otras
desarrollando su sentido de responsabilidad,
El hombre cuenta, derivada del proceso evolutivo de su cerebro,
con esa facultad para analizar, elegir, y, en última instancia,
decidir entre dos o más posibilidades después de evaluar el
resultado de sus acciones, por eso podemos estar de acuerdo en
que, en principio, el hombre nació para ser libre porque puede pensar. Esta capacidad le permite
contemplar, en primer lugar, que esa libertad no le viene de manera gratuita por que por su misma
naturaleza está sometido a un determinismo biológico del cual es esclavo, sus reacciones reflejas e
7
8. instintivas proceden de una fuente distinta a su pensamiento.
Sin embargo, al desarrollar esos niveles superiores de actividad cerebral y enfrentarse a mayores
exigencias sociales, paralelamente, genera los recursos intelectuales para poder contemplar la
similitud entre las condiciones impuestas por esa naturaleza de la cual forma parte y sus reacciones
resultado de su propio sometimiento o esclavitud a la estructura social en la que se halla inmerso,
como el trabajo impuesto en una cadena de montaje, el consumismo al que le llevan las técnicas de
la mercadotecnia, las normas irracionales establecidas por la familia y la escuela, entre otras muchas,
y así plantearse como alternativa liberarse de esa esclavitud social y convertirse en un ser
independiente gracias a su capacidad de pensar y actuar.
Si bien la naturaleza crea necesidades vitales que hacen al hombre su esclavo, la sociedad a su vez
crea, entre otras, necesidades principalmente las de consumo para mantener esa esclavitud y si el
hombre no piensa y no actúa frente estas situaciones sociales, la postura de la sociedad también se
vuelve determinista. Ejercitar su capacidad de pensar le permite al hombre captar las dos opciones:
tomar como modelo la estructura biológica para mantenerse en la esclavitud dentro de ese
determinismo biológico aceptando el determinismo social o examinar ambas propuestas para
encaminarse hacia la libertad. Eso se obtiene cuando la misma sociedad enseña al niño a obedecer
al adulto cuando este tenga razón y en la medida que va formándose como adulto, usando el mismo
modelo, aprende a obedecer a la naturaleza y a la sociedad conociendo las leyes que las rigen y
contemplar la posibilidad de modificarlas.
Cuando leemos sobre la vida de los prisioneros de guerra, sobre todo los capturados durante la
segunda guerra mundial, o en otros momentos de la historia donde nos encontramos con alguna
referencia acerca de la vida de los esclavos, nos horroriza pensar en lo difícil o, tal vez, lo cómodo que
debió ser estar sometido a la voluntad o a los caprichos de los patrones, los amos, los vencedores, los
conquistadores, sin contar con opciones para desarrollarse como
persona. En la actualidad al hombre no se le prepara para cuestionar
hasta que punto es esclavo del consumismo, de la moda, de las drogas,
y, en el caso de muchas mujeres, de sus parejas por que estas les
proporcionan ciertas comodidades a cambio de una obediencia casi
total de los caprichos de estos y de sus hijos de quienes se convierten en
sirvientas para no tomarse la molestia de educarlos y enseñarlos a usar
sus propios recursos para ser independientes e independizarse ellas
mismas. No es extraño escuchar a una mujer de cierta edad decir que
su marido o sus hijos no le dan permiso o le tienen prohibido realizar
ciertas actividades o que su pareja le permite trabajar siempre y
cuando cumpla con sus obligaciones hogareñas, aunque esto no sea
del todo verdad si nos da una muestra del universo lingüístico esclavizante en el que esta persona se
mueve.
En la escuela se prepara al alumno para la esclavitud social al proponer un modelo de enseñanza
basado en la noción competencia, la cual privilegia el desempeño en contextos laborales por encima
de la realización plena del ser humano en todos los campos de su actuación. Los técnicos suponen
que con este muy cuestionable modelo, supuestamente educativo, la economía del país va a mejorar y
en consecuencia seremos más competitivos como nación. Su propósito no es formar seres libres para
pensar y actuar; ciudadanos como los define González Pedrero: “un ciudadano sabe pensar y actuar, y
conoce sus derechos y obligaciones en relación con la sociedad de la que forma parte y está en
comunicación permanente con sus conciudadanos” “lo contrario de un hombre adocenado qué solo
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9. ejecuta ordenes sin reflexionar si está de acuerdo o no con ellas” (2012). Por eso vemos que se pretende
formar futuros empleados para las empresas o el campo. Buenos jardineros para que sean
competentes del otro lado de la frontera y envíen las divisas que el país es incapaz de generar en
alguna otra forma. No se le prepara en la competencia para usar recursos como la lectura, la escritura
y las matemáticas en la resolución de problemas de la vida diaria intelectual o emocional. Se requiere
que lea para resolver el cuestionario que viene anexo en el libro o en la prueba, nunca para informarse
como trabaja una maquina y hacerla su esclava, o como funciona la naturaleza para poder dominarla
o parea aumentar su cultura. La prueba esta en que en nuestro país el tiraje de libros y revistas
culturales es mínima
Sólo cuando el hombre es capaz de utilizar su pensamiento para analizar el medio en que se
desenvuelve puede alcanzar verdaderamente la libertad de pensar y actuar, afirma Simonne Weil
(1978) como sucede, de acuerdo con esta autora, en la resolución de un problema de aritmética o
geometría donde todos los elementos de la solución están ya dados y el juicio del hombre es la ciencia
capaz de establecer entre esos elementos la relación que constituye la solución buscada.
En un triángulo rectángulo la relación de la igualdad de la suma del cuadrado de los catetos con el
cuadrado de la hipotenusa es una solución ya dada por la misma naturaleza, pero solo a través del
análisis hecho por el hombre de los elementos que conforman ese triangulo es como puede llegar a
revelarse esa relación. El niño descubre que la relación que existe entre las piezas constituyentes de un
juguete es la base de su estructura y funcionamiento. El descubrimiento de la invariancia de las
cantidades le llevara en el futuro a descubrir la primera ley de la termodinámica, “la materia no se
crea ni se destruye solo se transforma. El poseedor de licencia en cualquier profesión a través de la
exploración de signos y síntomas establece un diagnostico, un tratamiento y un pronóstico y el análisis
del modo en como actúan la fuerzas productivas en la sociedad provee los elementos para que el
hombre pueda liberarse y salir de la enajenación de la esclavitud social a la que se encuentra
sometido. Quizá la más clara definición de la esclavitud cultural queda contenida en esta frase: quien
no conoce la historia está condenado a repetirla.
Por su tradición histórica la institución escolar, cuyo papel seria proveer elementos para desarrollar el
cerebro humano y propiciar la capacidad de pensar y derivada de ella la libertad para poder decidir,
está conformada para ahogar el desarrollo emocional e intelectual del niño. La escuela no puede
aceptar que su propósito sea satisfacer con mayor amplitud y con métodos adecuados el afán de
saber del alumno, no nace para educarlo, para dejarlo pensar y favorecer su independencia y su
libertad, sino como respuesta a las necesidades de los adultos, de la sociedad industrial, para
mantener una relación de poder sobre las nuevas generaciones dándole mayor importancia a los
medios en lugar de los fines, si dudamos de esta aseveración preguntémosle a cualquier adulto
¿Cuándo en la escuela satisficieron su afán de saber?, ¿cuando le enseñaron lo que quería saber?
La escuela al estar más interesada en cubrir un programa de enseñanza, en desarrollar esas
competencias laborales, que en educar es ejemplo claro de esa sustitución de los fines por los medios.
La mayoría de los maestros conocen los programas, saben como llenar la documentación pedida por
sus autoridades, pero no conocen las características de sus alumnos a quienes pretenden educar, por
lo tanto no pueden proyectar su educación, si el niño no adquiere los conocimientos de ese grado lo
reprueban o lo arrastran con grandes lagunas de grado en grado hasta que se queda estancado en
algún nivel y así llega a los niveles superiores sin saber leer, escribir o conceptos matemáticos porque
en la escuela la más importante es cubrir el programa escolar no el desarrollo intelectual del niño. “A
través de la escuela cualquiera que sea su signo habla una generación de cabezas muertas” dice
9
10. Aida Vázquez (citada por Palacios).
Estamos de acuerdo en que “La relación de poder se establece cuando se sustituyen los fines por los
medios” según concluye Simonne Weil (1978) quien nos comenta enseguida “El verdadero tema de la
Ilíada es el poder de la guerra sobre los guerreros y a través de ellos sobre todos los seres humanos”
“en ese maravilloso poema aparece lo que se considera el mal esencial de la humanidad, la
sustitución de los fines por los medios” , “La búsqueda del poder, por el hecho mismo de que es
impotente para lograr su objeto excluye toda consideración de fin y llega por una
inversión inevitable a ocupar el lugar de todos los fines”. Analicemos las actitudes de
padres y maestros o las posturas de los políticos cualquiera que sea su sello y
confirmaremos lo anteriormente dicho cuando en lugar de crear suficientes fuentes de
trabajo crean una ley que garantiza el derecho al trabajo o a la educación entre otros
muchos ejemplos. Cuando se tiene un problema social se resuelve haciendo una ley,
como la de aumentar las penas por los delitos sin tener los delincuentes en la mano o
darles trabajo a los discapacitados si haber creado fuentes de empleo. Cuando vemos
una discusión violenta entre un adulto y un niño o adolescente, seguramente la empezó
el adulto al poner los medios por encima de los fines, no importa que no traiga la tarea,
lo que importa es que la copie, no importa que sepa, sino que pase el examen.
Examinemos situaciones análogas y encontraremos la constante.
Esta concepcion de un modelo considerado educativo en la que observamos la inversión de medios y
fines explicaría por qué durante mucho tiempo los educadores han estado planteando la duda de si
deben reprimir las pulsiones del niño o dejarlo en libertad de tomar sus propias decisiones
preguntándose, también, cuál es el camino a elegir por la sociedad para transmitirle los valores
sociales y culturales heredados de la generación anterior con el deseo de que el niño los absorba y
pueda transmitirlos a la generación siguiente. De ahí la lucha para que se respete la libertad del niño,
que no tiene otra definición más que enseñarlo a elegir una de las opciones que la vida y la enseñanza
de la escuela le presentan. En términos anatomo-funcionales significa favorecer la actividad del lóbulo
frontal la última estructura que se desarrolla en el ser humano en proceso de maduración cerebral.
Para poder tomar decisiones el maestro y los padres deben mostrarle al niño alternativas en forma de
cuestiones, conflictos o dilemas para que posteriormente pueda descubrirlas o crearlas por sí mismo
haciendo uso de su capacidad de pensar. El objetivo de la educación es el desarrollo integral del ser
humano y la escuela debe hacerlo por medio de la enseñanza. Sin embargo, la preocupación
fundamental de los padres y los maestros está centrada en que el hijo pase los exámenes, obtenga
buenas calificaciones en la escuela, cumpla con su tarea, por eso desde el primer grado tienen que
estudiar para pasar los exámenes no para saber. El desarrollo integral como fin de la educación se
pierde completamente de vista y su lugar lo ocupa la enseñanza.
El maestro sustituye los fines por los medios cuando hace sentir al alumno que el conocimiento lo tiene
él, por lo tanto el poder para aprobar o desaprobar lo que este hace o sabe por eso siempre examina y
califica al niño, nunca su procedimiento de enseñanza. Él sabe e impone las reglas, elabora, aplica y
califica el examen. Un médico periódicamente hace un examen del paciente, incluso
solicita estudios para ver la evolución de la enfermedad y continuar o modificar su
tratamiento, dado el grado de efectividad de este. Un ama de casa prueba la comida
para saber si falta o sobra alguno de los ingredientes. Un ingeniero, un plomero,
mecánico u otro técnico prueba si su procedimiento está dando el resultado esperado.
Pero un maestro jamás aplica un examen, pregunta la clase o revisa una tarea con el
10
11. propósito de analizar le efectividad de su metodología de enseñanza, cuando los resultados son
adversos culpa a los alumnos por no estudiar, porque no son lo suficientemente inteligentes para
entenderlo y no aprenden a la velocidad que él enseña el clásico ya enseñe el que aprendió, aprendió
y el que no es su culpa. El mismo propósito tiene el estado cuando aplica exámenes a los maestros.
Nunca se le ocurre revisar la validez de sus métodos de enseñanza cuando los alumnos no aprenden
simplemente les reprueba o los pasa de grado porque así se lo ordena el reglamento. Repiten el
modelo de la escuela que les formo donde nunca les permitieron cuestionar el procedimiento de
enseñanza. La teoría se las enseñaron aplicando métodos de enseñanza inadecuados. El maestro vive
en un sistema contradictorio.
Cuando ingresa por primera vez a la escuela, le dicen al niño tanto
la madre como la maestra “pórtate bien” “no pegues” o “no hagas”
igual que en la casa, en vez de llevarlo a reflexionar, como en toda
acción, sobre las circunstancias en las cuales debe
o no hacerlo, y sobre todo que hacer para evitar el
uso de la violencia, pegarle o no pegarle al
compañero es un medio que puede usar o no para
proteger su integridad física o emocional, la
respuesta depende de las circunstancias, de hecho
el niño vive en un constante “no hagas” en lugar de
un “que harías” para negociar en vez de pegar. No se dan cuenta que con esa actitud
pretenden reprimir el instinto de lucha, uno de los recursos de la agresividad, vital para
la supervivencia material y espiritual del ser humano, pero sobre todo pretenden anular
esa capacidad, característica de todas las especies animales a quienes ante un
peligro se les plantea la opción de correr o combatir, en la cual actúa una estructura inferior a la
corteza cerebral humana que cuenta con una dotación de nuevos elementos para crear otras
alternativas como lo es la de aprender a negociar o decidir entre muchas formas de correr o combatir.
En la casa sucede lo mismo cuando el padre quiere que el niño se acabe la comida que le sirvieron
aunque no le guste, hace sentir a su hijo que el fin es alimentarse, como cuando le dice que debe
comer verduras porque contienen vitaminas, en vez de enseñarle a comer, palabra cuyo contenido es
mucho más amplio y complejo ligado a los conceptos de comunidad y de compartir.
Si la escuela preocupada por los problemas actuales de sus alumnos estuviera de acuerdo con
Simonne Weil que: “la vida será tanto menos inhumana cuanto mayor sea la capacidad individual de
pensar y actuar” examinaría sus relaciones con los alumnos y modificaría su modelo de atención
para desarrollar esa capacidad de pensar y actuar, pero eso no es fácil porque los maestros han sido
formados por un escuela donde la teoría y la práctica no concuerdan. Cuando los formadores de
maestros no emplean en su práctica diaria el método que proponen para enseñar a sus alumnos el
resultado tendrá que ser un rotundo fracaso. Solo en la medida en que la escuela abandone esa
relación de poder y tome su papel de educadora podrá favorecer el desarrollo integral del ser humano
pero para ello debe empezar por analizar la relación que establecen en las escuelas para maestros
donde los modelos de enseñanza son aprendidos en la práctica diaria no aplicando la teoría que les
están enseñando. Utilizando la enseñanza como medio para educar estará cumpliendo con sus
objetivos abandonando su acción represora de conductas que considera inadecuadas y el
fortalecimiento de las que considera adecuadas por medio de premios y castigos, calificaciones
sobresalientes y reprobados.
Mucho se ha criticado la frase de Maquiavelo “el fin justifica los medios” analizando la palabra
11
12. justificar desde el punto de vista moral, pero esta frase también contiene una interpretación lógica “En
un edificio el solo hecho de que se mantenga en pie es prueba de que sus componentes
estructurales son capaces de sostenerlo”. Hofstader (1985). Si el alumno ha aprendido a leer y a
escribir solo puede haberlo hecho si el método, el camino, que se empleó para lograr que apareciera
la función fue el adecuado. Por el contrario si el alumno silabea, no comprende lo que lee, no disfruta la
lectura, se aburre cuando lee y no sabe escribir aunque tenga buena letra, quiere decir que el
procedimiento de enseñanza estuvo mal estructurado. ¿Favorecerá el afán de saber del niño el hecho
de que lo pongan a hacer planas, carretillas, repasar las tablas contestar todos los cuestionarios que
vienen en el libro, que su madre lo ponga a leer en voz alta 15 minutos diarios, leer el libro entre varios
compañeros y exponer ante el grupo la parte asignada a él? ¿Estará en pie el edificio educativo si sus
componentes estructurales, maestros, metodología, conocimiento del niño no son capaces de
sostenerlo? ¿Si las personas que forman a los maestros no son verdaderos maestros y no saben
enseñar a sus alumnos? ¿La adquisición de ciertos conocimientos seguirá sustituyendo al fin y por lo
tanto haciendo evidente el fracaso de la escuela actual demostrado en el bajo nivel cultural de la
población y en su incapacidad para hacer el análisis de su pensamiento de los jóvenes en su práctica
diaria?
Desde que el niño llega a la escuela queda sujeto al poder de la misma y ya no lo suelta hasta que
egresa de la institución superior y aun como egresado para poder ejercer su profesión debe cubrir un
currículo elaborado por la misma institución, es esta la que dictamina lo que tiene que saber el alumno
para obtener el título, por eso tenemos demasiados títulos sin licenciado y muy pocos licenciados con o
sin título. Según Said, (2010) estos últimos muchas veces “van a contracorriente porque poseen una
inteligencia dedicada a resolver problemas interesantes, con más ganas de entender la realidad y
resolverlos que de sacar un título profesional y mas espíritu de servicio que de lucro y celebridad y
puede ser feliz aunque lo desprecien los trepadores que no se interesan en las cosas mismas sino
en ganar puntos”, (graduaciones, dinero, ascensos, celebridad), concluye “las ideas nuevas no
nacen en las universidades, llegan a ella de parte de quienes se salen del protocolo”. Se logrará
cuando la escuela sea capaz de crear entornos escolares, familiares y sociales don el niño haga uso
de las matemáticas y la lectura crear la necesidad de aplicar sus conocimientos.
La alternativa que nos ofrecen las Ciencias Neurológicas en su apoyo a la pedagogía para conciliar
la libertad con la obediencia que se espera del niño la encontramos en que frente al uso del poder
existe, para el adulto, la posibilidad de ejercer la autoridad, surgida esta de la imitación del hombre
de la forma en que actúa la naturaleza sobre el sistema nervioso, un poder emanado del conocimiento
de la naturaleza, suficiente para imponer un punto de vista en base a los argumentos derivados del
mismo, de la capacidad del cerebro humano para planear y advertir las consecuencias de los actos
colocando los medios y los fines en el lugar que les corresponde, creando un ambiente educativo
donde podamos sentir que todos valemos lo mismo, tenemos los mismos derechos y obligaciones,
pero estas últimas los niños las van adquiriendo en su proceso de maduración intelectual y emocional,
en la medida en la que van incrementándose sus necesidades. Admitiendo en las personas a nuestro
alrededor, los otros, la posesión de pensamientos, opiniones, sentimientos, emociones y deseos, en
ocasiones distintos a los nuestros pero merecedores del mismo respeto.
Así, la negativa del adulto para probar o consumir determinado alimento o realizar alguna actividad
es tan válida como la del niño de cualquier edad, porque los dos están sujetos a las leyes naturales, al
matiz afectivo que proporciona la estructura del cerebro llamada tálamo óptico para que determinado
sabor guste o no guste. Tratándose de la comida muchos padres no toman en cuenta que durante el
12
13. embarazo la madre alimenta a su hijo a través del torrente sanguíneo dándole a conocer por este
medio los sabores, a definir preferencias en base a los que ella consume. Si no se respetan sus
negativas a actuar, y se le enseña a hacerlas respetar por los demás, no esperemos que aprenda a
resistir las presiones, opiniones contrarias a sus valores, amenazas, chantajes emocionales, cuando
llegue a la adolescencia y asuma conductas que los padres consideran inadecuadas provocando un
retraso es su desarrollo moral buscando siempre a quien hacer responsable, echándole la culpa al
otro.
Si el adulto olvidándose de nuestro ambiente lingüístico dice “no hay” y luego cambia de parecer
porque el niño hizo berrinche o el otro se va a enojar, no ha respetado ni respetado la capacidad de
pensar y decidir del niño porque quiere decir que la satisfacción del deseo, depende de su voluntad no
de su autoridad, la naturaleza no funciona así, no la está tomando de modelo. Confunde al niño
creyendo que puede someterlo a su voluntad, a su deseo de dominar y no enseñarlo a respetar las
leyes naturales o sociales, a caer en el libertinaje, en hacerle creer que puede hacer lo que quiera,
cuando las leyes naturales o sociales solo permiten elegir de las alternativas posibles la que se
considere más conveniente
Cuando el adulto se niega a satisfacer los deseos del niño porque no puede o no considera
conveniente hacerlo -ambos argumentos válidos- debe darle una explicación por dos razones
fundamentales: la primera porque está delante de un ser pensante en proceso de desarrollo y que si en
ese momento no entiende, lo hará cuando crezca, es decir, buscará una alternativa y la segunda,
porque al tener enfrente los argumentos, el mismo adulto pudiera darse cuenta de que no son válidos,
está equivocado, y rectificar su postura inicial.
13
14. Nacieron para obedecer
El rey de España a sus súbditos.
A QUIÉN OBEDECER
P
artiendo de la premisa de que el hombre nació para ser libre porque piensa, la pregunta siguiente es
a quién o a qué tiene entonces que obedecer, si para convivir en sociedad debe poner límites a su
libertad. Como se pueden coordinar la libertad de pensar y actuar con la obediencia a los otros, sean
estos padres, maestros, jefes, adultos en general sin caer en la esclavitud del determinismo. Para
ayudar a aclarar a esta cuestión y no tener confusiones podemos empezar a responder presentando
en seguida algunos ejemplos:
Cuando a un niño sus padres le mandan comerse las verduras o toda la sopa, después de darle
argumentos por los cuales debe hacerlo, si el niño no tiene hambre o no le gusta, no obedece,
sencillamente porque no se trata de razonamientos sino de despertar necesidades, gustos, deseos.
Cuando tratan de obligarlo, no es extraño escuchar gritos, amenazas, llantos, berrinches, en fin, la
violencia que, aparentemente, concluye cuando una de las dos partes cede, la que tiene menor
poder. ¡Pues no te lo comas! ¡Haz lo que quieras! Dicen los padres, eso es lo que dije, diría el niño.
Cuando el maestro deja como tarea copiar una lección o hacer planas de silabas, aprenderse las
tablas de multiplicar investigar algo que el niño no quiere saber u otra parecida el alumno se resiste a
hacerla, no obedece.
14
15. En cambio cuando el niño tiene una necesidad vital, el hambre, por ejemplo, y se le ofrece un guiso
apetitoso se presentan dos condiciones básicas: ha disminuido el nivel de glucosa en la sangre y la
comida se ve, huele y sabe sabrosa y sin necesidad de explicaciones el niño seguramente obedece y
come. La naturaleza ha seguido un orden, en el primer caso disminuye el nivel de glucosa en la sangre
por el trabajo realizado para mantenerse vivo, jugar u otro tipo de actividad creando la necesidad de
comer o hambre y el olor, la presentación y sabor del alimento despiertan el deseo de consumirlo y,
más tarde, de compartirlo.
Cuando en la escuela el maestro entusiasma al alumno e incrementa su deseo de saber innato como
el hambre, su curiosidad, su capacidad de asombro crea
entornos escolares donde los niños se vean obligados a pensar
en términos matemáticos, o hacer uso de la lectura y le anima
a realizar actividades dentro y fuera del aula, a hacer la tarea
para buscar la respuesta a sus dudas en los libros, leer, hacer
experimentos preguntar a los adultos y muchas otras
actividades, el niño obedece porque los medios no están
sustituyendo a los fines. El ser humano se mueve en un universo
material y a la vez objetivo y simbólico, fundamentalmente
lingüístico, por eso decimos hambre de comida y hambre de
conocimientos y sed de saber.
En estos ejemplos muy comunes se puede observar la
diferencia de condiciones presentes para obtener obediencia o
desobediencia de los hijos en la casa y de los alumnos en la
escuela. Vemos surgir muchos de los problemas porque a los
adultos, en general, les resulta muy difícil respetar a la naturaleza, aceptar que los padres y los
maestros no mandan, no les queda claro, quizá, el significado del verbo mandar cuya raíz latina
“manus” quiere decir “hágase mi voluntad”, como si el universo, la naturaleza, en especial la del niño y
el adolescente, estuviera sujeta a la voluntad o caprichos del adulto padre o maestro y no tuviera sus
propias leyes. Así sucede cuando el maestro, olvidando que hay que esperar un tiempo, llamado
fisiológico en el sistema nervioso, para que aparezca la respuesta, exige al niño que para tal día
domine la lectura, la escritura o la multiplicación. Su creencia en esa capacidad de mandar les lleva a
colocar los medios en lugar de los fines, las mulas detrás de la carreta, donde pueden hacer sentir su
poder y no se permiten examinar esta regla si la tarea es absurda el alumno hace trampa porque no
puede obedecerla y los alumnos retan a sus maestros pero no a pelear sino a pensar coherentemente
para que ellos puedan obedecerlos. No se puede ir en contra de las leyes naturales o lógicas. ¿Como
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16. pueden esperar la obediencia del que no sabe leer si le dejan de tarea hacer un resumen de lo leído, a
quien cuenta hasta el 4 hacer números hasta el 50 o aprenderse las tablas de multiplicar para
mañana? Vivir con la fantasía de que el universo está sujeto a su voluntad les hace olvidar los adultos
la existencia de un tiempo fisiológico, para el sistema nervioso llamado periodo de latencia, el tiempo
que debo esperar para que aparezca la respuesta de fracciones de segundo para un reflejo o días
meses o años para que se dé cuenta y actúe como esperamos o de un periodo refractario, tiempo en el
que no puede introducir información porque el sistema está ocupado realizando su función.
Ambos procesos, tanto los provocadores de necesidades vitales como los que provocan los deseos de
saber, compañía, realización personal, los valores, están formados en el cerebro por impulsos
bioeléctricos o bioquímicos con diferencias en intensidad y frecuencia, constituyendo mensajes. Estos
mensajes se detectan y se transforman, nuevamente, en impulsos cuando pasan por una estructura
cerebral ubicada en el centro del cerebro llamada tálamo óptico cuya función es matizar
afectivamente el conjunto de sensaciones, percepciones y acciones, convirtiéndolas en necesidades,
sentimientos, emociones y deseos, como en este caso en hambre o en deseo de aprender, para
producir cualquier acción que le llevara a alimentarse o establecer una situación que lo lleve a
adquirir el conocimiento.
Ese matiz de afectividad consiste en la habilidad del cerebro para traducir el alud de ondas
luminosas, sonoras, químicas, mecánicas u otras que recibe por los sentidos, en impulsos bioeléctricos
y bioquímicos, con variaciones de intensidad y frecuencia organizados en un sistema binario,
transportados por las ramificaciones de las células nerviosas convertidas en mensaje o descifrar ese
matiz afectivo que ya trae el mensaje y que le están enviando desde fuera del sistema, codificado en
un sistema analógico digital. Equivaldría a decirle al niño, hijo o alumno, hazlo como yo lo hago porque
coincide con lo que digo por medio del ejemplo. Apoyándonos en la capacidad de r del cerebro para
decodificar y codificar frecuencias e intensidades de los impulsos, de convertir la falta de sentido en
una imagen coherente, construyendo entidades abstractas consolidadas en un código llamado
lenguaje para también convertirlas en emociones y sentimientos. Los valores de honestidad, respeto,
responsabilidad, se enseñan con el ejemplo: no se pueden explicar, por eso no entendemos porque los
adultos se quejan de que las nuevas generaciones están maleducadas cuando fueron ellos mismos
quienes las maleducaron, no se educaron solas. En esta forma transmitimos tanto la información
verbal como los sentimientos, las emociones y los valores.
La labor se realiza de forma similar a como se hace en el caso de la música, donde los compositores
trasladan las melodías producidas en su cerebro a un papel pautado para que otra persona, por
ejemplo el pianista, las interprete. Esta interpretación consiste en invertir el proceso, oprimir la tecla
indicada en el papel con la duración ahí marcada, para transformarla en un sonido Esperando que
sea siempre igual al modelo establecido en el papel. Sin embargo el intérprete agrega una variable
mas al transmitirnos sus sentimientos a través del mismo mecanismo, leyendo el papel pautado y
oprimiendo las teclas del piano. ¿Cómo entonces transmitimos el sentimiento cuando tocamos un
piano cualquier otro instrumento de tal manera que los oyentes entren en la misma sintonía emocional
en la que estamos nosotros? Solo tenemos dos variables a manejar la intensidad o la fuerza con la
presionamos la tecla y el tiempo en que la tenemos presionada disminuyéndolo o aumentándolo, quizá
estemos hablando de fracciones de segundo. La comunicación ahora tiene dos componentes el lógico
y el sentimental funcionando en paralelo tanto de parte del emisor como del receptor porque tanto las
vías de entrada como las de salida pasan por el tálamo óptico para cargarse de afectividad.
El adulto para ser obedecido tiene que imitar siempre el modelo dado por la naturaleza. Respetando
la estructura biológica puede construir sobre ella otro modelo más complejo. Si el ambiente afecta o
16
17. daña la estructura anatómica del individuo el nivel inferior del sistema nervioso, mediante un arco
llamado reflejo, responde con una contracción del musculo y en consecuencia con una flexión. En nivel
más alto la naturaleza provoca una necesidad vital, hambre, sed y el ser humano responde con una
conducta más compleja para satisfacer esa necesidad vital. En la familia, la escuela, la sociedad, el
adulto obtiene la obediencia siguiendo el mismo modelo mostrado por la naturaleza, debe despertar o
incrementar el deseo o el interés del niño por aprender a leer, escribir, compartir, realizarse como
persona o bien esperar a que se presente ese deseo para después enseñarle a planear la acción para
satisfacerlo porque si bien el primer circuito lo forman los reflejos y las necesidades vitales, en la
medida en que el cerebro se desarrolla socialmente y el niño se desenvuelve en un ambiente lingüístico
y aparecen necesidades más complejas como son aprender, pertenecer a un grupo, trascender como
ser humano y otras.
El niño de nueve o diez meses que quiere saber, para lograrlo necesita moverse, desplazarse, si tiene
que subir las escaleras, le preguntamos como lo va a hacer y le ofrecemos nuestra ayuda
enseñándolo, nunca subiéndolo o diciéndole no te subas porque te vas a caer, claro que se va a caer si
no le enseñamos, La palabra comer nos ilustra perfectamente la doble traducción que realiza el
cerebro de los mensajes que recibe a través de tálamo óptico para manejarlos en paralelo si
examinamos esta hermosa frase de Hemingway: “Si la miseria llama a tu puerta y no te quedan más
que dos hogazas de pan, vende una y compra Jacintos para alimentar tu alma”. Si reflexionamos
sobre su esencia, parece ser que comer no es solo sinónimo de nutrir como se cree comúnmente, es
cierto, la palabra lleva en su contenido alimentar el cuerpo pero también alimentar el alma o el
espíritu, participando del placer de compartir con los otros una comida sabrosa, el espacio donde se
come y la comunicación entre las personas que se reúnen para disfrutar la comida. Tenemos aquí la
interpretación de una necesidad vital y una necesidad social. Por eso también se dice o decía que la
mujer conquista al hombre por el estomago, pero no para satisfacer su necesidad vital sino para
manifestar su afecto, preparar una comida es un arte quizá el más difícil de todos por que se maneja
la memoria de los sabores y la habilidad para combinarlos, ser un artista y el deseo de compartir con
el otro. Para ser artista se requiere pasión, no basta el conocimiento, significa pensar en “el otro” como
persona no como algo que nos pertenece. En que medida la escuela facilita que los maestros piensen
en sus alumnos como personas podrá propiciar la educación.
17
19. Un vez despertadas las ganas, el deseo, el entusiasmo, el tálamo óptico a través de un sistema
inespecífico pone en acción el lóbulo frontal donde existe control en el que se preparan los programas
motores, de acuerdo con Luria, R, (1980), “Una estructura que crea intenciones, forma planes y
programas de sus acciones, inspecciona su ejecución regula su conducta para que esté de acuerdo
con esos planes y verifica su actividad consciente, comparando los efectos de sus acciones con las
intenciones originales, corrigiendo cualquier error que haya cometido realizando la función de
autocrítica”. Con la activación de esta estructura se cierra el circuito similar al del arco reflejo, al de las
respuestas instintivas solamente que con mayor complejidad por que se emplean mensajes verbales
tanto como los ejemplos subjetivos para transmitir los valores, esto nunca se hace verbalmente por que
el individuo puede memorizar las normas pero no obedecerlas si no se le ha enseñado mediante el
ejemplo.
Si el niño aprende desde pequeño estas cuestiones elementales más tarde como adulto esperará que
se le obedezca de acuerdo con las leyes naturales o con lo que es lógicamente o naturalmente
correcto de lo contrario repetirá la misma historia con sus hijos, o se sentirá incómodo si no la repite
aunque haga el ridículo. Algunos padres se califican de duros cuando actúan con firmeza y educan
adecuadamente a sus hijos ya que el niño se verá en la necesidad de plantear en otro momento, en
otro lugar o bajo otras circunstancias, su demanda para que se vea satisfecha, utilizará su inteligencia
para modificar el planteamiento inicial en lugar de hacer un berrinche y patalear, preguntará al padre
si tiene dinero antes de pedirle que le compre un juguete o una golosina o empleará otra actitud similar
para conseguir su objetivo.
El papel de los educadores padres o maestros, dentro de su contexto es en todo momento facilitar que
el niño utilice su capacidad de decidir para lo cual hay que contar con dos o más opciones. Al salir de
paseo, por ejemplo, le podemos plantear al niño la alternativa o condición de sentarse en el asiento de
atrás del automóvil y ponerse el cinturón de seguridad o la de no acompañarnos, pero al regresar del
paseo la alternativa es la de ponérselo por si mismo o ponérselo el adulto. Las circunstancias han
cambiado, no se le puede dejar en el lugar donde se realizó el paseo por que se niega a ponerse el
cinturón de seguridad, porque la obligación de proteger al niño, de velar por su seguridad es del
adulto no del niño.
Car le roi tenait essentiellement à ce que son autorite
19
20. Fût respectée. Il ne tolérait pas la désobéissan
C’était un monarque absolu. Mais, comme el était
Très bon, il donnait d’ordres raisonnables
Antoine de Saint-Exupéry
ESTRUCTURACIÓN DE LAS NORMAS
L
a naturaleza tiene leyes universales cuyo propósito es proteger la continuidad de la especie, en
cambio la sociedad, la familia y la escuela elaboran normas particulares establecidas por los
ciudadanos, los padres y los maestros para la protección la supervivencia del individuo, para proteger
la calidad de vida de la especie humana. La naturaleza actúa sobre la estructura orgánica; la familia,
la escuela, la sociedad toman este modelo de organización para introyectar los valores, estableciendo
normas cuyo propósito es organizar esa estructura orgánica para que funcione en un universo
lingüístico.
El papel de padres y maestros consiste en enseñar a los niños a descubrir que obedecer, es hacer la
voluntad de la naturaleza expresada en sus leyes, siempre y cuando no puedan, mediante su
capacidad de actuar y pensar modificarlas o negociar con ellas como señalamos anteriormente. El
camino para hacerlo es enseñarles a obedecer a sus padres, a sus
maestros, a los adultos, siempre y cuando estos tengan razón, sean
congruentes al reconocer sus necesidades y los valores que se
establecen en la familia, desarrollando su capacidad para
distinguir entre lo uno y lo otro y en base a eso tomar una decisión,
enseñarle a discernir si el adulto tiene razón o no; así aprenderá a
reconocer la autoridad.
Napoleón decía que las leyes son como las telas de araña, atrapan
a las moscas pequeñas pero las más grandes siempre se les
escapan, este argumento vale para el gandaya que se jacta
porque viola una regla cuando no lo ven o porque es influyente, “trae charola” y obtiene un mezquino
20
21. provecho, sintiéndose más listo que los demás, vale también para los que establecen como delito
solamente lo que está en el Código Penal para así poder mentir, matar, robar haciendo uso de las
excepciones, los privilegios cuyo significado es estar por encima de reglamentos y leyes. Pero vale
también para el científico que conociendo la fuerza con que la tierra atrae un objeto diseña un cohete
capaz de llegar a la luna o descubre una vacuna que permite eliminar una enfermedad y vale sobre
todo para los hombres que han hecho grandes descubrimientos sobre las leyes que gobiernan la
naturaleza, en fin vale para todos los hombres que piensan porque así pueden alcanzar la libertad.
Depende del mundo de valores en que queramos que se muevan las nuevas generaciones, gandayas,
pillos, honestos, patriotas, científicos, guías espirituales o lo que se nos ocurra nos dejaremos atrapar
por la tela de araña de las costumbres, leyes naturales o sociales o haremos uso de nuestra
capacidad de decidir para escapar del determinismo.
Para educar al niño se requiere crear entornos escolares y familiares donde se planteen dilemas
conflictos, para facilitar que vaya descubriendo cuando tiene que dejarse atrapar por el determinismo
biológico o social obedeciendo y cuando no, cuando el adulto tiene razón y cuando no, usando las
analogías de respeto. Si un niño nos dice que quiere ir al baño le decimos que no, y le enfrentamos al
dilema de a quien tiene que obedecer, al adulto o a su naturaleza. Que vas a hacer cuanto te inviten a
comer y no te guste la comida, porque si no sabes que hacer te la vas a tener que comer. La respuesta
va a depender siempre del análisis que haga el cerebro de las circunstancias para decidir como decir
que no. Tienes que consumir la última novedad porque todos lo hacen dice la determinista sociedad
de consumo, pero para que quieres comprarte muchas camisas, muchos pares de zapatos, muchas
bolsas, si nada mas te vas a poner una.
Así como la naturaleza tiene previsto de manera congruente qué va a suceder cuando no se obedecen
sus leyes, los padres, los maestros, el estado debe saber qué hacer, también de manera congruente,
cuando no se acatan las normas establecidas. La protección de la calidad de vida del ser humano se
deriva del desarrollo de su capacidad para crear alternativas para resolver un problema. Alternativas
que permitan y favorezcan la convivencia social fundamentada en relaciones de respeto entre iguales.
Cómo la sociedad protege a los individuos por medio de leyes y reglamentos, tenemos un ejemplo en el
Reglamento de Tránsito de la ciudad de México. Cuenta por lo menos con dos ordenamientos que
pueden servir de modelo para ilustrar el tema y lo que sucederá si las normas no se acatan: no se
permite manejar en estado de ebriedad o bajo el efecto de estupefacientes y ciertos vehículos no
pueden circular determinado día. Quien maneja ebrio o bajo el efecto de estupefacientes, no es
castigado, es detenido durante 36 horas inconmutables, tiempo suficiente para que salga de ese
estado, y en el segundo caso se remite el vehículo al corralón hasta que ese día ha pasado y puede
volver a circular. El reglamento establece una regla y la autoridad competente tiene los recursos
suficientes para hacerla respetar, pues de lo contrario la norma sería inútil, como sucede con la
prohibición de usar teléfono celular mientras se conduce un automóvil. Si no se cuenta con el recurso
para inutilizar el aparato y hacer que se cumpla la regla de nada sirve la amenaza de multa, el
castigo. No es extraño encontrar junto a montones de basura un letrero que dice: “La persona que se
sorprendida tirando basura o pintando las paredes en este lugar será consignada a autoridades”. Si
examinamos los hechos, el tiradero de basura o las pintas en esos lugares, resulta obvio que ninguna
persona ha sido sorprendida.
Si el propósito es que las personas se den cuenta que al hablar por teléfono celular y conducir un
automóvil al mismo tiempo pueden provocar un accidente, la norma está de más, bastaría con dejar
que sufran accidentes hasta que aprendan. Pero eso cuesta caro a la sociedad, porque se expone la
vida del conductor y las de las demás personas que viajan con él, otros conductores o peatones. Hay
21
22. muchos adultos que no cuentan con la suficiente madurez intelectual y emocional para descubrir este
hecho y la sociedad tiene que protegerse y protegerlos mediante las normas. Decía un artículo en una
revista que los universitarios que al manejar se comunican con aparatos inteligentes tienen más
accidentes automovilísticos que los que no lo hacen. Eso es evidente porque los inteligentes son los
aparatos no los universitarios que los usan. La sociedad tiene que proteger a los hijos de sus padres
imprudentes que al volante llevan al bebe sentado en las piernas, en el asiento del acompañante o sin
el cinturón de seguridad, exponiéndolo a producirle la muerte o un traumatismo cráneo encefálico
porque les es más cómodo pasarle al niño la responsabilidad de su conducta y después decirle “te lo
dije” como si con eso se modificaran las consecuencias, argumentando que lo tienen muy consentido,
como si anularle la posibilidad de desarrollo del lóbulo frontal significara quererlo mucho, aman su
comodidad no al niño.
En la escuela es el estado mexicano el que dicta las normas para hacer valer su autoridad porque así
lo establece la Constitución en su Artículo Tercero. No se puede favorecer el desarrollo integral con
tareas absurdas donde el alumno o hace trampa o no cumple con ellas, se le lleva a mentir. No se
pueden desarrollar los valores éticos si puede comprar mercancía llamada pirata, porque no se pagan
derechos de autor, y se le incita a comprar la última moda, si se autoriza la venta de alimentos
chatarra que les van a provocar daños a la salud, si vive en un mundo de doble moral, si les importa
más enseñar que educar, no se puede esperar que el niño obedezca si el estado mismo viola sus
propias reglas y pretende establecer la voluntad de funcionarios menores. La normas van contra la
naturaleza del niño, por eso no se obedecen. Los lineamientos dados por la Constitución de la
República se convierten en el medio y ocupando el lugar de los fines.
Cualquiera que haya leído la historia se habrá dado cuenta que en las relaciones internacionales
tenemos muchos ejemplos de firma de tratados donde se establecen acuerdos porque no queda claro
que se va a hacer si uno de los firmantes no cumple la parte que le corresponde, veamos por que los
nazis invaden Polonia o Mussolini Etiopia a pesar del tratado de Versalles y los compromisos de La
Liga de las Naciones, nunca quedo claro cuál iba a ser la respuesta de los otros firmantes de los
tratados ante el incumplimiento de la norma. En cambio Epaminondas les dijo claramente a los
griegos si ustedes me hacen su general yo haré de ustedes mis soldados y así lo hizo.
El afán de los padres de darles a sus hijos todo lo que piden rompe la norma y retrasa la maduración
cerebral en particular la del lóbulo frontal, estructura encargada de planear la acción a seguir, de
advertir las consecuencias de los actos y realizar la autocritica, deja al niño indefenso, desprotegido
ante cualquier situación adversa porque no sabe que hacer cuando le dicen que no hay, más que su
escándalo, su pataleta, y si ya es adulto el ridículo si es que se da cuenta, porque tiene que ofrecer, no
pedir, disculpas por su conducta inapropiada. Hay padres que dicen que en la casa se hace lo que el
hijo dice, no se puede delegar la responsabilidad de definir ese límite al criterio del niño hasta que nos
aseguremos que las normas han sido aprendidas, hasta que lo descubra, tenemos que seguir
enseñándoles. El darle al hijo lo que los padres no tuvieron de niños es un embuste, ya no son los
mismos momentos ni las mismas personas, porque no ofrecerles lo que si tuvieron, disfrutaron y por lo
tanto ya conocen
Las normas en la familia, elaboradas por los padres, deben estar hechas con autoridad, basadas en
el respeto a la naturaleza y tienen la misma finalidad: proteger al niño, si se equivocan, corrigen la
norma, no al niño. Por eso establecen un orden para comer, los alimentos que el niño puede ingerir
porque no lo dañan, los horarios de sueño para que recupere las energías perdidas y organizar la
información que recibió su cerebro durante el día así como el tiempo para usar videojuegos o ver la
televisión. Es interesante analizar el porqué padres y maestros establecen reglas que sus hijos o
22
23. alumnos no van a poder cumplir porque van contra la naturaleza y provocan luchas de poder con los
hijos y alumnos perdiendo autoridad, de lo cual se quejan. Muchos padres le compran un televisor a su
hijo y lo colocan en su habitación y después se quejan de que lo apaga ya muy tarde, se desvelan y
por la mañana no se quieren levantar para ir a la escuela,
empiezan las discusiones, los regaños y los pleitos,
amenazas que no se cumplen. Pero ¿se han preguntado
porque compraron un televisor y lo colocaron donde lo
hicieron? ¿Están haciendo uso de su libertad o son esclavos
del consumismo?
Cada necesidad genera un mecanismo para satisfacerla,
cada derecho engendra una obligación, aunque en el caso
del niño ésta no está totalmente en él, las va adquiriendo en
la medida en que se amplían sus necesidades. En un
extremo el recién nacido necesita equilibrar su nivel de
glucosa cuando este baja, necesita alimentarse, genera un
mecanismo llamado llanto para avisar a los adultos de su necesidad. En el otro extremo el adulto para
poder satisfacer esa necesidad, ese derecho a comer y compartir la comida engendra la obligación
de conseguir los recursos para satisfacerlo realizando una actividad productiva.
A veces se confunden los derechos con las obligaciones, los padres tienen
la obligación de educar a sus hijos, no el derecho, si los padres no son
responsables el estado tiene que hacerse cargo y cumplir o hacer cumplir
con la obligación. Si tenemos niños trabajando o en la calle se debe a que
la familia, la sociedad, el estado no cumple con su obligación de
proporcionarles alimentación, salud, casa, vestido y educación. No basta
con hablar de los derechos de los niños y si no queda claro quién tiene la
obligación de satisfacer esos derechos.
Si el individuo no obtiene la comida se muere de hambre, no le cae un rayo o algo por el estilo, es decir,
no recibe ningún castigo por su conducta, simplemente se da la consecuencia congruente con el
hecho, no se cumple la amenaza del adulto que consideró que el castigo era la consecuencia lógica si
se desobedecía la normas, nunca “Sí no haces la tarea, no ves la televisión”, como dicen los padres o
“si sacas buenas calificaciones te llevo a pasear o te compro lo que pidas”; ¿qué tiene que ver una
cosa con la otra? Que diferencia con te toca poner la mesa, comes cuando la pongas y si no la pones
no comes hasta que lo hagas. El niño tiene derecho, como parte del entretenimiento o diversión, a ver
su programa de televisión o jugar un videojuego y una vez terminado de usar el aparato se apaga y se
presentan al niño dos opciones: apagarla él mismo o que la apaguen los padres para que su cerebro
se vea en la necesidad de planear la siguiente acción. El niño goza de la propiedad funcional del
aparato, es su propiedad mientras lo está usando dentro de las normas que los padres pusieron,
media hora de videojuego, su programa de televisión, entre otros, Si los padres quieren y pueden
comprarle un juguete o llevar al niño de paseo que lo hagan, ¿por qué van a privarse y a privarle de
ese placer al hijo sólo porque no hizo la tarea o le pusieron en la escuela una calificación baja? Las
calificaciones altas se obtienen estudiando cuando no se anula el deseo de aprender y los juguetes y
los paseos se reciben de los padres porque ellos deben, quieren y pueden hacerlo.
En la medida que el niño va creciendo e independizándose de los padres, haciéndose responsable de
su supervivencia, de la calidad de su vida y tomando decisiones, adquiere obligaciones, por eso
preguntamos a esa edad que le toca hacer, de que ya es capaz de hacerse responsable. Las normas
23
24. deben ser claras, congruentes para el niño, de acuerdo con esa edad, que le toca hacer para manejar
su independencia y responsabilidad que va adquiriendo en su proceso de desarrollo y crecimiento.
Explicadas y aplicadas en la práctica, de manera que no necesite preguntar si existe algún
inconveniente para comprometerse a realizar alguna actividad, a jugar con sus amigos fuera de la
casa o ir de paseo o excursión; prender la televisión, comer determinado alimento a cierta hora. Nunca
si los padres quieren o no, no tiene por que estar rogando, es denigrante para el niño, tampoco estar
llamando por teléfono celular para que le amplíen el permiso. Decir “¿me das permiso?” es sólo una
forma de preguntar si existe ese inconveniente para llevar a cabo una acción, no sujetarse a la
voluntad del otro, como el adulto con las direccionales del auto avisa que va a dar vuelta a la
izquierda o a la derecha para que le cedan el paso, no para que le permitan dar la vuelta. Si no hay
inconveniente, ¿para qué pregunta?, si existe ese inconveniente, ¿para que pregunta? Ya se conoce la
norma que tiene que ser siempre objetiva.
Un adolescente educado bajo estos conceptos, tiene claras las reglas, “pide permiso”
para asistir a la presentación de un grupo musical en un estadio o a un baile o reunión
con sus amigos. Si lo hace es porque sabe que le van a dar autorización,
porque ya se le enseñó a manejar cierto tipo de riesgos, por lo tanto ya tuvo la
precaución de reunir el dinero para pagar la entrada, que sería un obstáculo
para que pudiera ir. Sin embargo, en la primera ocasión los padres le
contestan “déjame pensarlo”, lo que quiere decir que van a examinar con
calma las condiciones de seguridad con que cuentan las instalaciones para
que disfrute del evento sin riesgos y si hay alguno buscar la manera de
superarlo o decirle de una vez que no puede ir porque los inconvenientes son
insuperables, si él no lo comprende en ese momento ya lo comprenderá,
descubrirá que los padres tienen razón siempre y cuando mantengan la
firmeza. No significa meditar si tienen ganas de permitirle o no asistir como
muchos adultos creen, o si está castigado o se lo merece como premio, o si
les dan miedo los riesgos, la falta de objetividad los lleva a ceder ante los berrinches o la insistencia
del hijo porque no tienen argumentos válidos, es una lucha de poder que el niño o adolescente,
muchas veces, por no decir siempre, gana, porque maneja mejor que el adulto las situaciones
emocionales y los sentimientos de culpa de los padres.
Unos padres acuerdan con su hijo o hija adolescente que acuda a una fiesta con sus amigos con la
condición de que a determinada hora debe estar en la casa, o estar en la puerta del lugar de la
reunión esperándolos. Deben dejar claro qué va a suceder si el hijo o hija no cumple su parte del
convenio, si no está en la puerta o si el papá o la mamá del amigo en ese momento pide que espere un
rato más, lo único que puede pasar de manera congruente es negarse a la petición de los familiares o
que el padre entre a la reunión para recordar el acuerdo, no pedirle al muchacho que acompañe a su
padre porque se le deja la posibilidad de decir que no quiere y el progenitor no sabrá qué hacer ante
esa negativa.
No es prudente estar en la puerta esperando hasta que salga o en la casa hasta que llegue, una hora
después, y se le diga que nunca vuelva a pedir permiso, como una madre enojada que le dice a su hijo
que imprudentemente le dio un rozón al coche, “no vuelves a manejar en tu vida”, en vez de enseñarle a
manejar adecuadamente para que no vuelva a suceder, pues olvida que los niños y los adolescentes
crecen, se convierten en adultos y toman sus propias decisiones.
Los lineamientos se establecen y se le enseñan al niño, tantas veces como sea necesario, hasta que
descubra la conveniencia de respetarlos, en eso consiste la autoridad. No esperemos que el niño las
24
25. entienda de inmediato porque ya se las dijimos, como argumentan muchos adultos. No va de acuerdo
con la naturaleza, que una persona enseñe algo no significa que la otra lo haya aprendido, sobre todo
cuando está en proceso de desarrollo, son dos caras de un mismo fenómeno existe una relación
dialéctica.
No se le puede decir a un niño: “si te sales ya no te dejo entrar”, o a un adolescente, “no vuelves a tener
permiso” cuando se le hizo tarde en una fiesta o se pasó el rato platicando con sus amigos o hablando
por teléfono. Eso no es congruente con la realidad, tampoco se le puede aplicar un castigo o aceptar
una disculpa, por la misma razón. Los castigos sirven para llenar al niño de temores, de culpas, nunca
se ha demostrado que remedien algo, salvo aprender a eludirlos por medio de las mentiras y se
ofrecen disculpas cuando se reconoce el error, se tiene la intención de mantener el vínculo afectivo
para lo cual es necesario no volver a cometer esa error.
Es terrible que un niño en vez de respeto tenga miedo a sus padres o a sus maestros de quienes espera
apoyo y comprensión, dispuestos a enseñar otra vez cuando se equivoca. Tratemos de imaginar a un
niño que rompió un cristal cuyo dueño lo persigue para golpearlo y la alternativa que tiene es correr a
su casa donde le esperan sus padres para castigarlo igual o peor que el del dueño del cristal. Muchos
adultos han vivido esta experiencia con sus padres y la repiten con sus hijos, amenazándolos con
castigarlos si cometen un error en lugar de volver a enseñarles la conducta que esperan que observen.
La escuela sigue el mismo modelo para estructurar las normas si toma en cuenta que así como hay
una necesidad vital de alimentarse, también por naturaleza hay un valor vital, una necesidad de
saber, deseo o afán de saber, igual que como se produce el hambre por la baja de glucosa en la
sangre, descubrir la ignorancia lleva a generar mecanismos para aprender. Si queremos que el niño
coma incrementamos el hambre si queremos que aprenda le llevamos a que descubra cuantas cosas
ignora, incrementamos su afán de saber, el maestro genera preguntas, no da respuestas. Para
satisfacer el afán de saber el hombre adquiere la obligación de buscar el conocimiento. El niño
pequeño fija la mirada, manipula, se mueve, se lleva el objeto a la boca, pregunta, por eso es tan fácil
enseñar cuando se respeta la naturaleza del niño, su desarrollo cognitivo.
Si se le dan al niño los datos de un tronco de conocimientos, en este caso descubrirá las leyes bajo las
cuales éste opera dice Doman en su libro cuando demuestra la posibilidad de enseñar matemáticas a
los bebés o enseñarles a leer. Así como existen necesidades vitales, deseo de aprender, también existe
el deseo de pertenecer a un grupo y más ampliamente de trascender en la vida. Por eso los grupos
sociales tienen normas estructuradas a partir de los datos de un tranco común que el niño descubre en
su proceso de desarrollo y crecimiento. Si quiere pertenecer a un grupo tiene que acatar las normas de
cortesía, de respeto al derecho de los demás, estas las aprende a través del ejemplo o de hacer como
lo hacen los demás.
Si le hablamos niño aprenderá a hablar, si le decimos aprenderá a decir, si le leemos, le mostramos
palabras y frases aprenderá a leer y si le dejamos que se exprese por medio de signos gráficos
aprenderá a escribir, si le dejamos que descubra la conveniencia de respetar las normas aprenderá a
hacerlo. Si al niño se le permite colaborar en las labores de la casa y se le va enseñando que le toca
hacer, acaba asumiendo su responsabilidad y participando en esas labores cuando que descubre
que es un miembro de esa familia..
25
26. Por que se quejan los adultos de una
juventud mal educada si ellos la
están educando
APRENDIENDO A OBEDECER
L
os niños tienen que aprender a obedecer y de hecho los recién nacidos saben hacerlo porque
obedecen las leyes de la naturaleza, se mantienen esclavos del determinismo biológico porque su
estructura cerebral en ese momento no puede cuestionarla o dominarla, aunque tratan de hacerlo por
medio del berrinche que significa “hágase mi voluntad”. Sin embargo, para poder dominar a la
naturaleza, cuestionarla y encaminarse a la libertad, su sistema nervioso está diseñado para madurar;
para crear una estructura superior que descubre lo que hace la inferior y así poder controlarla, sabe en
el inconsciente o biológicamente en sus estructuras menos complejas que hay que conocer a la
naturaleza para poder dominarla, como decía Bacon, conocer sus leyes y respetarlas, de otro modo
estaremos en constante lucha con ella, perdiendo siempre la batalla porque nosotros formamos parte
de la misma y queramos o no estamos sujetos a las leyes naturales.
El niño pequeño llora cuando siente hambre y pide comida, cuando su vejiga está llena excreta la
orina y así con todas las demás funciones fisiológicas sobre las que más adelante toma el control una
estructura cerebral superior, para poder introducir modificaciones. Cuando pueda cuestionar y decidir
por lo menos si obedece en ese momento o más tarde o si puede hacer cambios mayores gracias a la
aparición de una estructura superior, podrá modificar los elementos básicos de la naturaleza para
construir la inteligencia, que ya significa un nivel superior de maduración cerebral.
En el universo lingüístico que conforman las relaciones familiares y sociales, una de las primeras reglas
que tiene que aprender o reafirmar el niño, pues ya sabe que sucede con sus funciones biológicas, es
que cuando la naturaleza dice que sí, es sí y cuando la naturaleza dice que no, es no, significa hay
pero se va a acabar o no hay pero va a haber. Para que lo descubra es necesario que cuando los
padres dicen si es si y cuando dicen no es no y de ahí hacer extensivo este principio mediante las
26
27. analogías, es decir aplicándolo a otras situaciones. Cuando necesita aire respira y cuando sus
pulmones están llenos ya no puede meter más aire y por lo tanto espira, cuando tiene hambre, pide y
cuando no la tiene deja de comer o no acepta la comida. Principios lógicos que el niño descubre con
el tiempo si no entorpecemos su desarrollo diciéndole que “cuando quiero hay” y cuando no quiero no
hay. Así es como los padres, en primer lugar, y los adultos en general tendrán que enseñar a sus hijos, y
nunca decir que no y cambiar de parecer cuando el niño está enojado, haciendo berrinche, porque
entonces la lección será mal enseñada y en consecuencia mal aprendida y el niño y más tarde el
adulto querrá que la naturaleza se sujete a sus caprichos y eso no sucede nunca porque ni siquiera a
nosotros la naturaleza nos dotó para que seamos los dueños de nuestras emociones y sentimientos.
El niño pequeño demuestra que es un ser inteligente en todo momento, especialmente cuando
aprende a hablar, ya no digamos la estructuración del lenguaje, fenómeno mucho más complejo que
realiza desde los primeros meses de vida, no sólo lo que corresponde a lo que llamamos habla si no a
la comprensión del lenguaje donde va más adelantado. Para
poder hablar, el niño oye las palabras que pronuncia el adulto,
después las repite eligiendo de todos los sonidos que emite los que
debe suprimir, no los que debe emitir como muchas personas
creen, para pronunciar la palabra que oyó y al oírse decirla a sí
mismo, compara lo qué está escuchando de sus labios con lo que
escuchó de labios del adulto y a base de repetir una y otra vez y
escucharse, va ajustando su pronunciación hasta que la hace
igual, hasta que la repite correctamente, como la oyó pronunciar,
existe una relación dialéctica entre el educador y el educando, no
hay necesidad de corregirlo, señalar continuamente su error,
obligarlo a repetir hasta que lo haga bien, ni hacerle sentir que
sabemos más que él.
En forma parecida adquiere la gramática de la lengua, nunca se
le enseñamos, él descubre la clave por eso construye las frases y las oraciones utilizando sustantivos,
verbos y adverbios correctamente, aprende a decir, a hacer saber a los otros lo que desea, va
abstrayendo en la acción las reglas gramaticales para poder expresar su pensamiento y de la misma
manera que abstrae las reglas de comportamiento de la familia así como los valores predominantes
en ella y aprende a respetar por medio de las analogía que su cerebro descubre..
Para Hofstadter (2009) “Nuestra rica actividad mental está hecha de millones de analogías no muy
trascendentes” pero “lo que ocurre es que esas pequeñas analogías nos resultan tan evidentes que
cuando usamos la palabra analogía parece sugerir algo más sofisticado”. Por eso no es fácil saber
como descubre el niño el significado del respeto, pero si exigimos que haga uso de él cuando se
relacione con sus mayores. Ignoramos la existencia de su capacidad de descubrirlas cuando vive la
aplicación de las normas elaboradas por los adultos padres o maestros porque estos los confunden.
Mediante esas analogías el niño va descubriendo, que la reacción ante una situación A puede ser
aplicable a una situación B. El respeto que el adulto manifiesta hacia su naturaleza puede ser
aplicable al respeto que el niño debe manifestar en su relación con los demás de ahí surge de pronto
un significado donde menos se esperaba, según Hofstadter “una idea tan profunda como simple”. El padre
dice “no me invitaron, pero tampoco me dijeron que no fuera” el adolescente dice cuando los padres no
actúan con firmeza “no me dijiste que si pero tampoco me dijiste que no”.
En un primer nivel el niño habla, en un segundo nivel el niño dice, hablar es el medio, decir es el fin, en
un primer nivel el niño hace las letras conforme al modelo que le enseño la maestra, en un segundo
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28. nivel el niño escribe. Los segundos niveles son los objetivos y los primeros niveles corresponden a los
medios. Si se establece como objetivo el primer nivel el segundo se entorpece, hará muy bonita letra
pero no sabe escribir. Dejándolo decir aprenderá a hablar, favoreciendo la escritura aprenderá a
escribir, empleando como medio para llegar a ese fin una letra clara y legible o usará una maquina
que le facilite el trabajo.
Cuando asiste a la escuela y le enseñan a escribir entiende perfectamente si se le pide que copie una
palabra hasta que le salga igual a la del modelo que se le puso, pero no entiende, como tampoco lo
haríamos nosotros, porque no es congruente, si se le ordena repetirla 20 ó 100 veces para que mejore
su letra o corrija su ortografía. Él se da cuenta que ese procedimiento no mejora su escritura ni corrige
su ortografía, se lo hace saber al adulto, pero en lugar de escuchar sus argumentos pensando que
puede tener razón y modificar el procedimiento de enseñanza, se considera que el niño es rebelde
porque cuestiona la autoridad, no se valoran sus argumentos y no se le respeta como un niño
inteligente.
Es importante resaltar que el cerebro para construir los mensajes funciona haciendo uso de dos
funciones básicas que encontramos desde los receptores y efectores externos o internos, por el control
que sobre ellos ejerce su corteza en un circuito de retroalimentación y que son: permitir el paso del
impulso o impedir su entrada 0 y 1 en el sistema binario.
La primera función llamada facilitación es más primitiva que la segunda denominada inhibición, que
aparece después y por lo tanto es más compleja, en el proceso de desarrollo la flexión es antes de la
extensión, requiere de la maduración propia de la estructura y de estar colocado en un ambiente que
favorezca su desarrollo. Por razones biológicas y lógicas, no se puede impedir o inhibir el paso de un
impulso si éste no está en la entrada del receptor o pasando por la vía nerviosa y ésta es una de las
razones fundamentales que hacen tan importante respetar las negativas del niño preguntándole que
piensa hacer.
Cuando el niño dice “no”, inhibe la entrada o la salida de información, pero el sistema no se apaga,
procede a planear la siguiente acción para que ese no se vuelva si. En el caso de la entrada o
recepción lleva a cabo un proceso más complejo que el simple hecho de dejar la puerta abierta, no
puede decir “no me gusta” si en su memoria no está el recuerdo de haber facilitado antes la entrada
de información que no forzosamente tuvo que ser la gustativa, puede ser esta misma asociada con la
visual o la olfativa. En cuanto a la salida de información, a la acción, hablamos de la capacidad de
decir “no” cuando se le propone que realice tal o cual acción, a hacerse responsable de sus actos, la
última etapa del desarrollo moral. Se dice de algunas personas que son impulsivas cuando quieren
decir que no son capaces de controlar sus impulsos, el lóbulo frontal no está ejerciendo su acción
inhibidora. Aplicar un castigo es contraproducente porque una vez aplicado el problema queda
resuelto si lo tiró lo va a dejar tirado no desarrolla la función de autocritica. Por eso como dijimos arriba,
provocamos la elaboración del plan preguntando ¿Qué vas a hacer? Porque también implícitamente
estamos preguntando ¿Qué no vas a hacer? ¿Cómo lo vas a hacer?, ¿Cómo no lo vas a hacer?, ¿en
que te ayudo?, ¿en que no te ayudo? Nunca decimos no me hizo la tarea, me reprobó o expresiones
parecidas.
¿Por qué en lugar de decir al niño? “¿cómo sabes que no te gusta si no lo has probado?”, no lo
cuestionan “¿cómo vas a saber cuál es su sabor si no lo pruebas?” Este planteamiento implica la
posibilidad de que en el futuro próximo, enfrente, exista un factor desconocido que podría dejar pasar
y se respeta su capacidad de decisión, de quitar el inhibidor o mantenerlo y por lo tanto de favorecer la
maduración cerebral al dejar actuar al sistema, misma que empleará cuando alguna persona le invite
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