El desarrollo del lenguaje en los niños de 0 a 3 años
1. El desarrollo del lenguaje en los niños de 0 a 3 años.
Cómo se desarrolla el lenguaje en los bebés?
Diversos autores coinciden en que el desarrollo de lenguaje verbal comprende
dos etapas:
Etapa Pre-lingüística: Es considerada como la etapa del nivel fónico puro,
comprende las expresiones vocales y sonidos que realiza el bebé desde el
llanto hasta los gorjeos y balbuceos en el primer año de vida. Esta etapa que
muchas veces es dejada de lado, es la que permitirá formar las bases
necesarias para la producción de sonidos, sílabas y palabras.
Etapa Lingüística: Esta etapa empieza cuando el niño expresa la primera
palabra, ya no solo realiza emisiones fónicas sino que empezará a expresarse
verbalmente a través de palabras y frases con contenido semántico y
sintáctico.
Es necesario recalcar que el desarrollo de estos periodos se refiere al lenguaje
expresivo del niño y que previamente y en mayor proporción se estará
desarrollando el lenguaje comprensivo.
Secuencia de desarrollo del lenguaje por edades
De 0 a 1 mes: El bebé prestará atención a los sonidos o gritos. Se
comunicará a través del llanto buscando la satisfacción de sus
necesidades.
2 meses: Produce ruidos y llantos diferenciados según la necesidad del
niño o la causa que lo produce.
3 meses: Emite vocalizaciones y sonidos guturales “ga, ga” “gu, gu”,
empezará a producir balbuceos con algunas consonantes y vocales.
4 meses: Existirá mayor interés por parte del bebé hacia las personas y
los objetos, empezará a darse cuenta que los sonidos que emite
producirán un efecto en su entorno, aprenderá la función de la
comunicación verbal, por ende las vocalizaciones y gorjeos aumentarán.
6 meses: Por medio de los balbuceos empezará a conversar con las
demás personas, emitirá más vocales unidas a consonantes para formar
2. sílabas pa/, /ma/, /ba/, /ta/.
8 meses: Es la etapa del parloteo, emitirá más silabas seguidas a modo
de respuesta a sus conversaciones, por ejemplo: “da-da”, “ba-ba”, “ma-ma”.
10 meses: Responde a su nombre y a consignas simples tales como
“no”, “ven”. Vocaliza de manera más articulada, empieza a imitar
palabras.
12 meses: Imita las palabras y la entonación de los adultos. Comprende
órdenes y prohibiciones y dice 2 o 3 palabras en promedio.
18 meses: Su nivel de comprensión mejora notablemente, empieza a
pedir las cosas señalando o nombrando los objetos, puede pronunciar
correctamente un promedio de 10 palabras, señala algunas partes de su
cuerpo cuando se lo piden.
2 años: Se interesa más por la comunicación verbal, ya es capaz de
expresar frases de dos a tres palabras y utilizar algunos pronombres
personales (mío, tú, yo).
3 años: Existe un incremento rápido del vocabulario, cada día aprende
más palabras, su lenguaje ya es comprensible. El uso del lenguaje es
mayor y lo utiliza al conversar con los demás o cuando está solo.
4 años: A esta edad el niño prácticamente domina la gramática, su
vocabulario sigue desarrollándose, utiliza pronombres, verbos, artículos.
Esta edad es caracterizada por las
preguntas ¿qué es? ¿Por qué? ¿Para qué?
Este es el proceso normal del desarrollo del lenguaje en los niños, es
posible que algunos salgan de los estándares establecidos, pero es
común, ya que cada niño es diferente como también su entorno.
Cómo estimular el lenguaje en los niños:
Háblele y comuníquese con su bebé, el empezará a conversar con usted por
medio de balbuceos, sonidos y luego palabras.
Responda verbalmente y con mucho afecto a los sonidos producidos por el
3. bebé.
Haga juegos de labio para que él lo imite, haga sonidos y soplos, imite y
refuerce también los sonidos producidos por el bebé tratando de estimular la
producción de palabras. Por ejemplo si dice “ma”, diga usted “ma”…. ¡mamá!”.
Ponga énfasis al vocalizar las sílabas o palabras, la articulación debe ser clara
y lenta.
Enséñele canciones sencillas y cortas acompañadas de gestos y palmadas.
Enséñele cómo se llaman lo objetos que señala o interesan al niño.
Juegue a producir sonidos onomatopéyicos (sonidos de animales perro, gato,
pato, etc.)
Muéstrele láminas, fotos, cuentos, para aumentar el vocabulario del niño.
No corrija al niño cuando no pronuncia adecuadamente los fonemas, evite
decir “no así no se dice, es así…”, es suficiente con que lo escuche a usted
pronunciar dicha palabra de la manera correcta y que intente hacerlo, poco a
poco irá mejorando, no lo presione demasiado.
Incentívelo a comunicarse, a pedir las cosas a través de palabras o frases. No
olvide felicitarlo y mostrarse contenta cuando logra hacerlo.
4.- Aspectos fonológicos.
El sonido del lenguaje.
La percepción del sentido de la entonación.
Niveles en la adquisición fonológica
Desde el punto de vista piagetiano, el niño organiza activamente los
conocimientos que va adquiriendo. No sólo percibe y produce, sino que
participa activamente en la construcción del sistema de sonidos de su lengua.
Ingram (1983) afirma que ante la tarea de adquirir el sistema adulto de sonidos,
el niño establece estructuras básicas en su mente. A medida que va adoptando
palabras y las asimila a sus estructuras, aumenta su habilidad y pronto se ve
en la necesidad de cambiarlas para que sean más parecidas al modelo adulto.
Por lo tanto, el niño adquiere el sistema adulto creando sus propias estructuras
y cambiándolas a continuación en la medida en que conoce mejor el sistema.
Según este autor, para hacer una descripción precisa de la fonología de un
4. niño, debemos considerar tres niveles de representación: percepción,
organización y producción.
Niveles en la adquisición fonológica
Desde el punto de vista piagetiano, el niño organiza activamente los
conocimientos que va adquiriendo. No sólo percibe y produce, sino que
participa activamente en la construcción del sistema de sonidos de su lengua.
Ingram (1983) afirma que ante la tarea de adquirir el sistema adulto de sonidos,
el niño establece estructuras básicas en su mente. A medida que va adoptando
palabras y las asimila a sus estructuras, aumenta su habilidad y pronto se ve
en la necesidad de cambiarlas para que sean más parecidas al modelo adulto.
Por lo tanto, el niño adquiere el sistema adulto creando sus propias estructuras
y cambiándolas a continuación en la medida en que conoce mejor el sistema.
Según este autor, para hacer una descripción precisa de la fonología de un
niño, debemos considerar tres niveles de representación: percepción,
organización y producción.
Percepción
Si bien existen controversias en cuanto a los resultados de distintas
investigaciones realizadas sobre percepción en niños, Ingram (1992) considera
que se pueden extraer algunas conclusiones generales. Una de ellas es que el
niño nace con una habilidad mayor de lo que siempre se ha pensado para la
percepción del habla. Estudios de habituación-deshabituación en infantes que miden la
tasa de
chupeteo o el ritmo cardíaco, han revelado que los bebés dan muestras de una
habilidad temprana para discriminar diferencias muy sutiles entre sílabas. Los
datos más convincentes se han dado a los 5-6 meses de edad. Sin embargo,
5. estos estudios hacen referencia a una percepción fonética: los niños no tienen
que discriminar palabras con significado sino oposiciones entre sílabas.
El niño deberá desarrollar la capacidad para determinar qué sonidos del habla
se utilizan para señalar diferencias de significado. Este tipo de percepción,
fonémica o lingüística, comienza a desarrollarse después del año de edad,
cuando empieza a hacer un análisis de las palabras que percibe. Garnica
(1973) establece que los niños continúan desarrollando gradualmente su
capacidad perceptual entre las edades de 1 y 2 años, pero la percepción no es
total a los 2 años ya que probablemente para determinados fonemas o sílabas
más complejas, continúa desarrollándose más allá de esta edad.
Respecto a la relación entre percepción y producción, existe evidencia brindada
por distintos autores de un fenómeno observado en niños pequeños
denominado fenómeno fis, en el cual el niño dice mal una palabra pero corrige
al adulto cuando produce el mismo error. Este hecho indica que la percepción
precede a la producción.
Producción
La producción implica la realización fonética, abarcando los sonidos que
aparecen realmente en el habla del niño. Emitir los sonidos implica además de
una integridad neuroanatómica, un dominio práxico y un aprendizaje. Existen
sonidos que ofrecen mayor dificultad articulatoria que otros. Se llama repertorio
fonético al conjunto de sonidos que el niño es capaz de producir.
Se ha observado en la producción de niños pequeños, un fenómeno
denominado fenómeno puzzle: el niño realiza correctamente un sonido en
contextos donde no tiene que aparecer y lo emite incorrectamente en contextos
donde ese sonido es requerido. En estos casos, los errores no parecen tener
6. una causa física. Por lo tanto, estos sonidos que el niño es capaz de producir aunque
inapropiadamente, se incluyen dentro de su repertorio fonético, aunque
no formarán parte de su repertorio fonológico.
Organización
El nivel de organización refleja la manera en que el niño está estructurando el
sistema. Se llama repertorio fonológico al conjunto de sonidos que el niño usa
contrastivamente, para diferenciar significados. Debido a la inmadurez de sus
aparatos auditivo y articulatorio, a las limitaciones de procesamiento -que
incluyen limitaciones atencionales y de memoria- y a la poca experiencia con el
lenguaje, el niño pequeño usa estrategias propias ante la necesidad de
comunicarse con el adulto.
Los procesos fonológicos son estrategias de simplificación que modifican una
forma adulta convirtiéndola en una más sencilla y manejable para el niño. Las
simplificaciones de la palabra adulta no son aleatorias sino que siguen patrones
identificables, afectando a clases de fonemas y secuencias de fonemas. Ingram
(1983) explica que estos procesos tienen lugar entre las edades de 1:6 y 4:0
años.
El niño tendrá la tarea adquirir en forma progresiva el sistema del adulto al que
está expuesto mediante la eliminación de los procesos fonológicos que están
operando en su sistema. A partir del dominio de sus habilidades, de la
experiencia con el lenguaje y de la interacción con el adulto, el niño se ve
obligado a hacer una revisión de sus producciones (feedback o monitoreo) y
establece la modificación del proceso, enriqueciendo su sistema de contrastes.