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EPISTOLAS GENERALES
SANTIAGO
SEMANA 2
EPISTOLAS GENERALES
Pocos libros de la Biblia han sido más atacados que el de
Santiago. La controversia ha girado alrededor de su autoría, su
fecha, sus destinatarios, su canonicidad y su unidad.
Es una “buena epístola que despierta”, y fue diseñada para
exhortar y animar, desafiar y convencer, reprender y revivir,
describir la santidad práctica y conducir a los creyentes hacia la
meta de una fe que actúa.
EPISTOLAS GENERALES
Santiago es severamente ético y a la vez,
refrescantemente práctico.
Considerada como una de las epístola universales,
Santiago, al igual que las de Pedro, Juan y Judas,
es una encíclica dirigida, no a iglesias o personas
particulares, sino a una esfera de creyentes más
amplia.
EPISTOLAS GENERALES
Autor. El autor humano de esta epístola no se identifica fácilmente.
El N.T. menciona al menos a cuatro hombres que se llamaron Santiago
(Jacobo):
(1) el hijo de Zebedeo y hermano de Juan (Mr. 1:19),
(2) el hijo de Alfeo (Mr. 3:18),
(3) el hermano de Judas (no Iscariote; Lc. 6:16), y
(4) el medio hermano del Señor (Gá. 1:19). En gr., Santiago es
realmente Jacobo (Iakōbos).
EPISTOLAS GENERALES
¿Quién de ellos escribió esta epístola?
Jacobo, el hijo de Zebedeo, no pudo escribirla puesto que fue martirizado bajo el
gobierno de Herodes Agripa I antes de que esta epístola se escribiera (Hch. 12:2)
Es poco probable que el hijo de Alfeo, prácticamente desconocido, fuera el autor,
aunque algunos, especialmente los católicos romanos, igualan al hijo de Alfeo con el
hermano del Señor.
Afirman que Jacobo realmente era el primo de Jesús nacido de María, la esposa de
Cleofás (Alfeo) y hermana de la virgen María.
Sin embargo, esta aseveración viola la interpretación lit. de “hermano”, y es
claramente un intento por apoyar el dogma de la virginidad perpetua de María.
EPISTOLAS GENERALES
En la Biblia se hacen referencias continuas a los medio hermanos y hermanas del
Señor y cuatro de sus hermanos se nombran específicamente: Jacobo, José, Simón y
Judas (Mt. 13:55).
Jacobo, el hermano de Judas (no el Iscariote) no figuró como persona importante en
la iglesia primitiva. Difícilmente podría ser el autor de esta epístola.
Por lo tanto, parece claro que el autor es Jacobo, el medio hermano del Señor, quien
llegó a ser el líder reconocido de la iglesia de Jerusalén.
EPISTOLAS GENERALES
Esta conclusión está sustentada por el tono autoritario de la carta, y
por las marcadas similitudes que hay en el idioma griego, entre esta
epístola y el discurso de Jacobo registrado en Hechos 15.
Aunque Santiago se crio en el mismo hogar junto con el Señor
Jesús, aparentemente no llegó a ser creyente sino hasta después de
la resurrección de Cristo.
EPISTOLAS GENERALES
Juan escribió, “porque ni aun sus hermanos creían en él” (Juan 7:5)
El encuentro de Santiago con el Señor resucitado seguramente lo trajo a la fe
salvífica.
Cristo “apareció a Jacobo, después a todos los apóstoles” (1 Co. 15:7).
Posteriormente, Pablo nombró a Jacobo, a Pedro y a Juan, como los que se
consideraban “columnas” de la iglesia (Gálatas 2:9).
La evidencia más fuerte para aceptar la autoría de la epístola de Santiago
claramente favorece al medio hermano de Cristo. Además, Orígenes, Eusebio, Cirilo
de Jerusalén, Atanasio, Agustín y muchos otros escritores primitivos apoyaron este
punto de vista.
EPISTOLAS GENERALES
Fecha. La fecha de la epístola está estrechamente relacionada con su autor.
Algunos niegan que Jacobo escribió esta epístola debido al excelente griego que
utiliza. Colocan el escrito entre 80 y 150 d.C., pero esto difícilmente se justifica.
Jacobo era obviamente un galileo muy inteligente que dominaba tanto el arameo
como el griego
Flavio Josefo, el historiador del primer siglo, registra que Jacobo fue martirizado en
el año 62 d.C., por lo que la epístola debió haberse escrito antes de esa fecha.
Puesto que no se menciona el concilio de Jerusalén (49 d.C), en el cual Santiago
jugó un papel muy activo, es probable que la carta fuera escrita entre 45 y 48 d.C.
EPISTOLAS GENERALES
Destinatarios.
Esta epístola fue dirigida claramente a “las doce tribus que están en la dispersión”
(Stg. 1:1), y tiene un marcado sabor judío.
El libro tiene la sustancia y autoridad de los profetas, así como el estilo y la belleza
de los salmos.
EPISTOLAS GENERALES
Canonicidad. Es interesante subrayar que Santiago se omitió en algunas
de las versiones y colecciones primitivas de libros sagrados.
La colección más antigua conocida, el canon de Muratori del s. II, no
incluye Hebreos, Santiago y las epístolas de Pedro. No fue sino hasta los
s. IV y V que Santiago apareció incluido consistentemente en el canon.
Parece que mientras las iglesias de Roma y Cartago dudaban de la
canonicidad de Santiago, las iglesias de Jerusalén y Alejandría la usaron
desde una fecha temprana, y se incluye en las colecciones de libros de
Asia Menor.
EPISTOLAS GENERALES
Estilo. El libro de Santiago es tanto un discurso como una epístola. Aunque inicia
con el saludo acostumbrado de una carta, no contiene las referencias personales
que comúnmente se encontrarían en una misiva, ni la bendición en la conclusión.
Esta así llamada “epístola”, fue preparada obviamente para leerse en público como
un sermón en las congregaciones a las que se dirige.
El tono es claramente autoritario, pero no autocrático.
Santiago incluyó 54 imperativos en sus 108 versiculos. ¡Un promedio de un
llamamiento a la acción por cada dos versículos!
EPISTOLAS GENERALES
El estilo de Santiago es tanto enérgico como vívido, porque comunica
conceptos profundos en palabras frescas, bien escogidas.
Las oraciones son cortas, simples y directas. El autor utilizó muchas metáforas y
símiles con un toque de imaginación poética.
De hecho, el libro de Santiago probablemente tiene más figuras de lenguaje,
analogías e imágenes de la naturaleza (V. “Referencias a la Naturaleza en el libro
de Santiago”, en el Apéndice, pág. 276), que todas las epístolas de Pablo juntas.
Las exhortaciones, preguntas retóricas, e ilustraciones de la vida diaria
condimentan este pequeño libro.
EPISTOLAS GENERALES
Además de su único e innovador estilo, Santiago tiene un número poco
usual de referencias o paralelismos con otros escritos.
Hace menciones de Abraham, Rahab, Job, Elías, la ley y los diez
mandamientos, e incluye alusiones a pasajes de veintiún de los libros del
A.T.: Génesis hasta Deuteronomio, Josué, 1 Reyes, Salmos, Proverbios,
Eclesiastés, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, y siete de los doce
profetas menores.
EPISTOLAS GENERALES
BOSQUEJO
I. Permanezcan firmes con confianza (cap. 1)
A. Presentación y saludo (1:1)
B. Regocíjense en diversas pruebas (1:2–12)
1.Actitud en las pruebas (1:2)
2.Ventaja de las pruebas (1:3–4)
3.Ayuda para las pruebas (1:5–12)
C. Resistan la tentación mortal (1:13–18)
1.La fuente de la tentación (1:13–14)
2.Pasos de la tentación (1:15–16)
3.Solución para la tentación (1:17–18)
D. Descansen en la verdad divina (1:19–27)
1.Receptividad de la palabra (1:19–21)
2. Disposición de responder a la palabra (1:22–25)
3. Sumisión a la palabra (1:26–27)
EPISTOLAS GENERALES
II. Sirvan con compasión (cap. 2)
A. Acepten a otros (2:1–13)
1. Cortesía para todos (2:1–4)
2. Compasión para todos (2:5–9)
3. Consistencia en todo (2:10–13)
B. Ayuden a otros (2:14–26)
1. Expresión de la fe genuina (2:14–17)
2. Evidencia de la fe genuina (2:18–20)
3. Ejemplos de la fe genuina (2:21–26)
EPISTOLAS GENERALES
III. Hablen con cuidado (cap. 3)
A. Controlen el habla (3:1–12)
1. La lengua es poderosa (3:1–5)
2. La lengua es perversa (3:6–8)
3. La lengua está contaminada (3:9–12)
B. Cultiven el pensamiento (3:13–18)
1. La sabiduría es humilde (3:13)
2. La sabiduría extiende gracia (3:14–16)
3. La sabiduría es pacífica (3:17–18)
EPISTOLAS GENERALES
IV. Sométanse con contrición (cap. 4)
A. Conviertan el odio en humildad (4:1–6)
1. Causa del conflicto (4:1–2)
2. Consecuencia del conflicto (4:3–4)
3. Cura para el conflicto (4:5–6)
B. Conviertan la crítica en justicia (4:7–12)
1. Consejo para la justicia (4:7–9)
2. Ventaja de la justicia (4:10–11)
3. Autor de la justicia (4:12)
C. Conviertan la arrogancia en fe (4:13–17)
1. Declaración de la arrogancia (4:13)
2. Sentencia sobre la arrogancia (4:14)
3. Solución para la arrogancia (4:15–17)
EPISTOLAS GENERALES
V. Compartan con preocupación (cap. 5)
A. Compartan sus posesiones (5:1–6)
1. Preocupación por la riqueza (5:1)
2. Destrucción de la riqueza (5:2–3)
3. Condenación en la riqueza (5:4–6)
B. Compartan con paciencia (5:7–12)
1. Esencia de la paciencia (5:7–9)
2. Ejemplos de la paciencia (5:10–11)
3. Evidencia de la paciencia (5:12)
C. Compartan en oración (5:13–20)
1. Sensibilidad a las necesidades (5:13)
2. Súplica por las necesidades (5:14–18)
3. Importancia de las necesidades (5:19–20)
EPISTOLAS GENERALES
I. Permanezcan firmes con confianza (cap. 1)
A. Presentación y saludo (1:1)
1:1. La carta comienza de manera convencional: incluye el nombre del escritor, las
personas a quienes se dirige, y una palabra de saludo. Santiago se conformó con
incluir una introducción simple.
El escritor se presentó de manera modesta. No indicó la posición que tenía en la
iglesia, o el hecho de que fuera hermano del Señor.
La falta de título sugiere que era bien conocido, y que tenía autoridad como para
enviar una carta de este tipo.
EPISTOLAS GENERALES
Regocíjense en diversas pruebas (1:2–12)
Con mucha frecuencia, las pruebas producen quejas y reclamos. Esta
clase de respuesta no contribuye a la madurez cristiana. Sólo empeora
las cosas. Las pruebas no deben verse como tribulaciones, sino como
exámenes.
Una prueba se aplica para ver si un estudiante puede pasar el curso
o no. Santiago da consejos sólidos acerca de cómo sacar altas
calificaciones en cada prueba. El que llega con la actitud correcta a la
prueba, que entiende la ventaja que ésta tiene, y que sabe cómo
obtener ayuda en medio de ella, ciertamente ha alcanzado madurez.
EPISTOLAS GENERALES
ACTITUD EN LAS PRUEBAS (1:2)
1:2. Resulta sorprendente el consejo que Santiago da a los judíos creyentes que estaban siendo
perseguidos y esparcidos entre las naciones paganas: tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas.
Las pruebas deben enfrentarse con una actitud de gozo. No deben verse como castigo, maldición o
calamidad, sino como algo que debe producir regocijo.
Además, deben producir “sumo gozo” (lit., “todo gozo”; i.e., gozo que es completo o que no está
mezclado)
Aunque el mandato de Santiago fue directo y enérgico, él no sermoneó a su audiencia. Se identificó
con ellos. Se dirigió a ellos cálidamente como hermanos míos. Esta forma de dirigirse a las personas
es característica de la epístola. Él usó esta forma familiar en no menos de 15 ocasiones. Los
mandatos directos de Santiago van acompañados de una profunda compasión.
EPISTOLAS GENERALES
VENTAJA DE LAS PRUEBAS (1:3–4)
1:3. Los cristianos pueden enfrentar las pruebas con gozo debido a que hay
grandes ventajas que resultan de ellas.
Esta no es una revelación nueva. Es un simple recordatorio. Santiago escribió
sabiendo, lit.,“conociendo por medio de la experiencia” (ginōskontes).
Todo mundo ha experimentado el dolor tanto de los problemas, como el
beneficio resultante de la persistencia.
Es la parte verdadera o la porción aprobada de la fe la que produce
perseverancia.
EPISTOLAS GENERALES
1:4. La perseverancia es sólo el comienzo de los beneficios.
Hay aún más ventajas en las pruebas. Mas tenga la paciencia su obra
completa. Así como la fe probada y verdadera obra para producir perseverancia,
así también se debe permitir a la perseverancia continuar su obra perfecta o
acabada para producir dos productos finales de madurez y plenitud espiritual.
Esta es, lógicamente, la elevada meta que sirve como tema unificador de la
epístola.
El punto central de Santiago era mostrar cómo alcanzar la madurez espiritual.
EPISTOLAS GENERALES
AYUDA PARA LAS PRUEBAS (1:5–12)
1:5. Para aquellos que se sienten confundidos y frustrados por la alta meta: “sin
que os falte cosa alguna”, Santiago escribió, y si alguno de vosotros tiene falta
de sabiduría, pídala a Dios.
La ayuda está siempre disponible de parte del “Dios dador” (tou didontos
theou).
Para aquellos que necesitan sabiduría, este valioso recurso está disponible con
sólo solicitarlo. Santiago asumió que sus lectores sentirían la necesidad de
sabiduría (sofias), no sólo de conocimiento. Dios no sólo proveerá sabiduría, sino
que lo hará generosamente.
EPISTOLAS GENERALES
1:6–8. Sin embargo, para recibir la sabiduría divina en medio de las pruebas, el
creyente debe ser sabio al pedir. Primero, debe pedir con fe. Pida con fe, no
dudando nada (diakrinomenos, palabra trad. “dudando”, sugiere vacilación).
No debe atreverse a llegar a Dios como una onda del mar, que es arrastrada
por el viento [horizontalmente] y echada de una parte a otra [verticalmente].
Dios no se complace de el hombre de doble ánimo (lit., “de dos almas”,
dipsyj̱os; cf. 4:8) que es inconstante en todos sus caminos, como un ebrio
inestable y tambaleante. La respuesta de Dios depende de la seguridad que se
tiene en él.
EPISTOLAS GENERALES
1:9–11. Además, el que pide sabiduría necesita evidenciar esperanza. Cualquiera
que sea su posición social o económica, el creyente debe ver las ventajas eternas.
La prominencia social desaparece, la riqueza se desvanece como la flor de la
hierba cuando es puesta al calor del sol, y la fama también se marchitará.
La esperanza en lo eterno es la evidencia de la fe auténtica.
EPISTOLAS GENERALES
1:12. Finalmente, el que pide sabiduría debe estar firme y lleno de amor.
Dios bendice al que soporta la tentación. En este v., Santiago regresa al
tema con el que inició este pasaje en los vv. 2–3; ambos se refieren a las
“pruebas”, los “exámenes” y a la “perseverancia”.
El cristiano que constantemente soporta (jypomenei) las pruebas
(peirasmon) y ha resistido la prueba (dokimos genomenos; cf. dokimion
en v. 3), recibirá la corona de vida.
Esta “corona” consiste en la vida, i.e., la corona es la vida (cf. Ap. 2:10). “La
vida que se promete es probablemente la vida de aquí y ahora; vida en
plenitud, vida sin que falte nada”
EPISTOLAS GENERALES
Dios promete una vida así a los que le aman. El amor por Dios
permite a los creyentes que sufren pruebas descansar
confiadamente en él. Su firmeza revela su amor.
Pedir sabiduría con fe (Stg. 1:6–8), esperanza (vv. 9–11) y amor (v.
12), trae, no solamente la bendición de la sabiduría, sino también la
bendición de la victoria
EPISTOLAS GENERALES
Resistan la tentación mortal (1:13–18)
Los creyentes están en peligro de caer ante los ataques y
presiones de las pruebas. Pero también están sujetos a caer ante
las atracciones y placeres de la tentación.
Así como una reacción equivocada a las pruebas obstruirá la
madurez y el crecimiento espiritual, así también lo hará una
respuesta incorrecta a la tentación.
Santiago bosquejó la fuente de la tentación, los pasos de la
tentación, y la solución para ella.
EPISTOLAS GENERALES
. LA FUENTE DE LA TENTACIÓN (1:13–14)
1:13. Santiago incluye una aguda reprensión para aquellos que
encuentran excusas fáciles para su pecado. Para librarse de la
responsabilidad dicen: “fui tentado por Dios” o “de parte de Dios” (apo
theou), Santiago dejó muy claro que Dios no puede ser tentado.
No hay nada en Dios a lo cual pueda apelar el mal. Lit. él es “no
tentable” (apeirastos; cf. el comentario de He. 4:15). Además, él no
tienta a nadie. A menudo, Dios prueba, pero nunca tienta.
EPISTOLAS GENERALES
1:14. La fuente de la tentación está dentro de la persona.
Por su propia concupiscencia, codicia, o deseo interno es
atraído y seducido.
Este deseo interno conduce a la persona (exelkomenos) al igual
que un pez es sacado de su escondedero, y después inducido
(deleazomenos, del vb. deleazō, “poner carnada, atrapar un pez
con carnada, o cazar con trampas”) a la muerte. De esta forma, la
misma persona construye y pone la carnada de su propia trampa.
EPISTOLAS GENERALES
2. PASOS DE LA TENTACIÓN (1:15–16)
1:15–16. Aquí son muy vívidas las imágenes biológicas. La codicia o
concupiscencia concibe, y de este acto, nace el pecado. El padre que no se
menciona seguramente es Satanás. El hijo grotesco, el pecado, madura y produce
su propia descendencia, la muerte.
Los pasos son todos muy claros: la codicia desenfrenada da lugar al pecado, y el
pecado no confesado trae la muerte.
Parece raro que sea el pecado el que da a luz la muerte. Pero aunque parezca
extraño, Santiago advirtió a sus queridos hermanos y hermanas que iban a leer esta
“genealogía”, que no se dejaran engañar o desviar.
EPISTOLAS GENERALES
3. SOLUCIÓN PARA LA TENTACIÓN (1:17–18)
1:17–18. En gr., las palabras, toda buena dádiva y todo don perfecto desciende
de lo alto.
El Padre de las luces da salvación y vida, y no cambia. Las sombras del sol
cambian, pero ¡no hay variación en el que hizo el sol! En agudo contraste con la
escena de muerte que resulta del deseo descontrolado, se encuentra la brillante
escena de la nueva vida que emana de la palabra de verdad (v. 18; cf. Ef. 1:13; Col.
1:5). El padre de las tinieblas—Satanás (Hch. 26:18; Col. 1:13)—genera descendencia
de pecado y muerte.
Entonces, la solución para la tentación es permanecer en una relación cercana con el
Padre y responder constantemente a su palabra. Uno debe descansar en el inmutable
Señor de luz y confiar en su “palabra de verdad” (cf. Ef. 1:13; Col. 1:5; 2 Ti. 2:15) la
EPISTOLAS GENERALES
Descansen en la verdad divina (1:19–27)
A fin de cuentas, la clave tanto para responder a las pruebas
como para resistir la tentación se encuentra en la reacción que
uno tenga a la palabra de Dios.
La receptividad a la palabra, la disposición a responder a ella y
la sujeción a ella, son esenciales para el crecimiento espiritual.
Uno debe aceptar la palabra de Dios, actuar con base en ella y
permanecer en ella.
EPISTOLAS GENERALES
RECEPTIVIDAD DE LA PALABRA (1:19–21)
1:19–20. Nuevamente Santiago se identifica con sus lectores llamándolos: mis
amados hermanos, y después aclara que lo que sigue es de gran importancia, por
medio de la frase “tengan presente esto” (A continuación presenta un mandato con
tres aspectos diferentes:
todo hombre sea pronto para oir,
tardo para hablar,
tardo para airarse. Lógicamente, el que escucha en una discusión en lugar de
apabullar al otro, es el que es lento para la ira (cf. 3:1–12).
La ira no puede producir la justicia de Dios, meta a la que está dedicada esta
epístola.
EPISTOLAS GENERALES
1:21. De aquí que sea esencial quitar o remover toda
inmundicia (ryparian, se usa sólo aquí en el N.T.; cf. rypara,
“andrajoso”, en 2:2), y toda abundancia de malicia, y con
mansedumbre recibir la palabra implantada (emfyton, que
se usa sólo aquí en el N.T.) y es distinta a “injertada”.
La palabra debe nacer desde dentro y arraigarse en el suelo
fértil del alma. Es esa palabra de Dios la que puede salvar
vuestras almas.
EPISTOLAS GENERALES
2. DISPOSICIÓN DE RESPONDER A LA PALABRA (1:22–25)
1:22. Sin embargo, no es suficiente recibir la palabra; uno debe responder a ella en
obediencia activa.
El mandamiento es claro, sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores. Uno debe “convertirse” o “seguir convirtiéndose” (ginesthe), en hacedor de
la palabra, no solamente en oidor.
. “Engañándoos” proviene de un vb. que se usa en el N.T. sólo aquí y en
Colosenses 2:4. Paralogizomai significa “estafar o engañar por medio de un
razonamiento falso”. El engaño viene de pensar que han hecho todo lo necesario,
cuando realmente el escuchar la palabra es sólo el comienzo
1:23–24. El que es oidor y no hace nada, es semejante al hombre que considera
en un espejo su rostro natural … y luego olvida cómo era.
EPISTOLAS GENERALES
3.SUMISIÓN A LA PALABRA (1:26–27)
La receptividad a la palabra y la disposición de responder a su revelación debe ir acompañada de un
nuevo enfoque hacia la vida. Uno debe someterse y vivir en obediencia continua y en una práctica
perpetua.
1:26. Aquél que es verdaderamente maduro lo demostrará por medio de un hablar controlado.
Las prácticas rituales externas que una persona pudiera pensar que son dignas de alabanza se
consideran vanas (mataios, “fútiles, infructuosas, inútiles”) si no existe un control paralelo o un freno para
su lengua, tema que se trata con mayor amplitud en 3:1–12.
Tal persona engaña su corazón (apatōn kardian jeautou, lit., “hace errar o seducir su propio corazón”;
cf. una palabra diferente para engañar en 1:22).
1:27. Una religión limpia y pura es aquella en que la conducta y el carácter están disciplinados de
acuerdo con la palabra de Dios. La palabra gr. thrēskeia (religión) aparece sólo cuatro veces en el N.T.,
dos de ellas aquí (cf. Col. 2:18; Hch. 26:5). Es obvio que el énfasis de Dios no está en el ritual religioso,
sino en la vida recta.
EPISTOLAS GENERALES
II. Sirvan con compasión (cap. 2)
El que se relaciona adecuadamente con la Biblia
también lo hace con el cuerpo de Cristo.
El que permanece con confianza sirve con compasión.
Santiago acaba de aclarar que los verdaderos
creyentes encuentran su expresión en el servicio, un
servicio que exige que el creyente aprenda a aceptar a
otros sin prejuicios y a ayudar a otros sin presunción
EPISTOLAS GENERALES
Acepten a otros (2:1–13)
Santiago se vuelve más y más específico y directo en sus amonestaciones e
instrucciones. Obviamente estaba descontento por las inconsistencias de los hermanos.
Atacó las actitudes que los creyentes mostraban hacia otros, y después se quejó de
que no actuaban como debían.
Primero condenó la actitud de favoritismo y dio sugerencias de cómo combatir ese
obstáculo a la madurez espiritual.
Uno debe aprender a aceptar a otros, cualquiera que sea su posición o clase. Debe
mostrar cortesía, compasión y consistencia hacia todos. La equidad, el amor y la
fidelidad son ingredientes vitales.
EPISTOLAS GENERALES
2:12–13. La obediencia total es la clave. Uno debe hablar y actuar en
forma habitual (tiempo pres. imper. en gr.) como quien ha de ser juzgado
por la ley.
La ley de Dios, debido a sus sabias restricciones, trae verdadera libertad
(cf. 1:25). La desobediencia a la ley de Dios trae esclavitud; y para aquellos
que han actuado sin misericordia, el juicio divino será sin misericordia.
Así como el amor triunfa sobre el prejuicio, la misericordia triunfa sobre
el juicio.
Dios ha ordenado leyes inalterables. Se requiere de una obediencia
completa y consistente si se pretende alcanzar la madurez espiritual.
EPISTOLAS GENERALES
Ayuden a otros (2:14–26)
Así como la ley del amor no da excusa para mostrar favoritismo hacia
las personas, de la misma manera la posesión de la fe no da licencia
para eliminar las buenas obras.
El creyente debe no solamente demostrar su amor al aceptar
gustosamente a otros, sino también mostrar su fe al ayudar
responsablemente a los demás.
Santiago continúa en su carta enfatizando la expresión de la fe
genuina, bosquejando la evidencia de la fe auténtica y finalmente,
citando ejemplos de esa fe.
EPISTOLAS GENERALES
EXPRESIÓN DE LA FE GENUINA (2:14–17)
2:14. Otro cambio en el argumento de la epístola puede apreciarse por el uso
que Santiago hace de la frase hermanos míos. Introduce este párrafo con la
pregunta retórica ¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene
obras? E
l énfasis no está en la verdadera naturaleza de la fe, sino en una pretensión
falsa de que se tiene fe. Lo que Santiago condenó es la apariencia espuria de
tener fe.
¿Podrá la fe salvarle? En gr., se anticipa una respuesta negativa. Decir
únicamente que se tiene fe no es suficiente. La fe genuina se evidencia por
medio de las obras.
EPISTOLAS GENERALES
2:15–16. La pregunta retórica es seguida de una ilustración hipotética
pero real: y si (“supongamos”, NVI95) un hermano o una hermana están
desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, ¿cómo
reaccionamos?
Para alguien que está en necesidad de las cosas básicas de la vida, los
buenos deseos sentimentales le benefician muy poco, como la despedida
judía id en paz (cf. Jue. 18:6; 1 S. 1:17; 2 S. 15:9; Mr. 5:34; Lc. 7:50).
Si no se hace nada por llenar la urgente necesidad de ropa que abrigue y
comida que satisfaga, ¿de qué aprovecha?
EPISTOLAS GENERALES
2:17. La presunción vana, fe … en sí misma, o fe en y por sí misma, sin
ninguna evidencia de obras, está muerta.
La fe sin obras es una fe inútil; ¡improductiva, estéril, árida, está muerta!
Las falsas pretensiones quedan silenciadas por la evidencia.
EPISTOLAS GENERALES
EJEMPLOS DE LA FE GENUINA (2:21–26)
Como prueba final de su tesis, Santiago dio dos ejemplos bíblicos:
Abraham, el reverenciado patriarca,
y Rahab la prostituta redimida. Él presentó cada ejemplo en forma de pregunta.
2:21. ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac
sobre el altar? Esta pregunta se entiende a menudo como que se opone directamente a la declaración de
Pablo, de que la fe de Abraham, no sus obras, hicieron que Dios lo declarara justo (Ro. 4:1–5). No
obstante, Pablo estaba argumentando a favor de la prioridad de la fe.
Santiago lo hace a favor de la prueba de la fe. Pablo declaró que Abraham tuvo fe, y que por tanto fue
justificado, o declarado justo (Gn. 15:6), antes de la circuncisión (Gn. 17:11; cf. Ro. 4:9). Santiago explicó
que la fe de Abraham se hizo patente por medio del sacrificio de Isaac (Gn. 22:12), y por tanto, fue
justificado, o declarado justo. Las obras sirven como el barómetro de la justificación, mientras que la fe es
la base para la justificación.
EPISTOLAS GENERALES
2:25. Asimismo también (lit., “y de la misma forma también”; jomoiōs de kai) Rahab
la ramera, ¿no fue declarada justa por sus acciones, al recibir a los mensajeros
(angelous) y ayudarlos a escapar? (Jos. 2; 6)
2:26. La conclusión es clarísima. La fe y las obras son tan esenciales la una para la
otra, como lo son el cuerpo y el espíritu.
Sin el espíritu, o el “aliento” (pneumatos) de vida, el cuerpo está muerto.
Sin la evidencia de las obras, la fe puede tenerse por muerta. No es genuina. La fe
verdadera continuamente contribuye al crecimiento y desarrollo espiritual.
El creyente no sólo ha de permanecer firme, confiando en la palabra de Dios, aunque
esté pasando por pruebas y tentaciones (cap. 1), sino que también debe servir a sus
hermanos y hermanas en Cristo (cap. 2). Debe aceptar a todos los miembros de la
familia de Dios sin favoritismo (vv. 1–13), y ayudarlos con una fe que obra (vv. 14–26).
Para lograr madurez espiritual, el creyente debe ser lo que Dios quiere que sea y hacer
lo que Dios quiere que haga.
EPISTOLAS GENERALES
III. Hablen con cuidado (cap. 3)
Otro indicador de la madurez espiritual es el hablar del creyente.
Santiago dedicó una buena porción de su epístola a atacar a la lengua
corrupta y descuidada.
No obstante, exhortó a sus lectores pidiéndoles no sólo lenguas
controladas (3:1–12), sino también pensamientos controlados (3:13–18).
Después de todo, la boca está conectada con la mente.
El hablar atractivo demanda una fuente sabia.
Se necesitan, tanto el hablar controlado, como el pensamiento cultivado.
EPISTOLAS GENERALES
Controlen el habla (3:1–12)
De su discurso acerca de la fe estéril, Santiago procedió a discutir el hablar estéril. El
tema de no refrenar la lengua, mencionado anteriormente (1:26), se amplía ahora.
Tan preocupantes como aquéllos que tienen fe sin obras, son los cristianos que
sustituyen las palabras por las obras.
La lengua debe estar controlada. Aunque es pequeña, la lengua es poderosa y
proclive a la perversión y contaminación.
EPISTOLAS GENERALES
3:1. Santiago sugirió moderación y control en la multiplicación de los maestros. Obviamente,
muchos de los nuevos judíos cristianos aspiraban a enseñar, y por tanto, querían obtener el rango y
admiración que se concedía a los rabíes.
Es dudoso que la referencia aquí sea a los maestros oficiales del rango apostólico o profético.
Eran más bien maestros no oficiales (didaskaloi) de las reuniones de la sinagoga de la iglesia,
donde se concedía mucha amplitud para que aun los extraños hablaran. Con frecuencia, Pablo hizo
uso de esta cortesía dada a los visitantes. El reclamo de Santiago era simplemente que
demasiados cristianos estaban ansiosos de hablar y lucirse (cf. Jn. 3:10; 9:40–41).
La enseñanza debe hacerse, pero aquéllos que la realizan, deben entender su responsabilidad,
ya que si enseñan mal recibirán mayor condenación (“serán juzgados con más severidad”,
NVI95).
La condenación de un maestro es mayor debido a que, habiendo profesado que tiene un claro
conocimiento del deber del creyente, con mucha más razón debe ceñirse a él.
EPISTOLAS GENERALES
3:2. Santiago no se limitó a señalar con el dedo a los
ofensores, sino que se incluye a sí mismo: Porque todos
ofendemos muchas veces. Nada parece hacer tropezar más
al creyente que una lengua descuidada.
Si un creyente no ofende (lit., “no tropieza”) en palabra, éste
es varón perfecto, pleno, maduro, persona completa (teleios
anēr) y es capaz de “refrenar” todo el cuerpo.
La madurez espiritual requiere una lengua domada.
EPISTOLAS GENERALES
3:3–5. La lengua puede ser pequeña, pero ejerce mucha influencia.
Tres ilustraciones aclaran este punto: el freno y el caballo, el timón y el
barco, la flama y el bosque.
El uso que Santiago hace de imágenes tomadas de los fenómenos
naturales es similar al que hizo Jesucristo.
El argumento es claro. Así como el pequeño freno dirige a grandes
caballos, las grandes naves son dirigidas por un pequeño timón, y un
pequeño fuego enciende un gran bosque, así la lengua es un miembro
pequeño, pero se jacta de grandes cosas. ¡La lengua es pequeña, pero
poderosa!
EPISTOLAS GENERALES
LA LENGUA ES PERVERSA (3:6–8)
3:6. La lengua no solamente es poderosa; también es perversa. Es pequeña y tiene influencia pero, lo que es
peor, puede ser satánica e infecciosa.
La lengua es un fuego (cf. Pr. 16:27; 26:18–22), un mundo de maldad. Ella está puesta (kathistatai) entre los
miembros, o partes de la anatomía de uno, y corrompe, contamina, o mancha todo el cuerpo. Además, inflama
todo el curso de la vida (lit., “la rueda de la existencia” o “la rueda del nacimiento”, ton troj̱ on tēs geneseōs).
3:8. Nadie puede domar la lengua, porque es un mal que no puede ser refrenado, es rebelde, inestable,
desenfrenada, como el hombre “de doble ánimo” de 1:8. Peor aún, la lengua está llena de veneno mortal (cf. Sal.
140:3). Como el veneno de una serpiente, la lengua está cargada con las toxinas del odio y de las habladurías que
conducen a la muerte.
EPISTOLAS GENERALES
LA LENGUA ESTÁ CONTAMINADA (3:9–12)
3:9–10. Al igual que la lengua de una serpiente que se divide en dos
puntas, con la lengua descontrolada bendecimos o “decimos una buena
palabra” (eulogoumen) acerca del Dios y Padre (este es el único lugar
donde el N.T. usa este título para referirse a Dios), pero también
maldecimos “deseamos el mal” (katarōmetha) a los hombres … hechos
a la semejanza de Dios (cf. Gn. 1:27; 9:6; Col. 3:10).
De una misma boca proceden tanto la bendición como la maldición, y
esto es totalmente incongruente. El apóstol hace hincapié en esto
diciendo: Hermanos míos, esto no debe ser así.
EPISTOLAS GENERALES
Cultiven el pensamiento (3:13–18)
Una clave para el hablar correcto es pensar correctamente. La lengua
está contenida en una cavidad de dientes y labios, pero aun así, se
escapa. No es la inteligencia la que mantiene la cerradura de esa
cavidad; es la sabiduría—una sabiduría que se caracteriza por la
humildad, la gracia y la paz.
EPISTOLAS GENERALES
LA SABIDURÍA ES HUMILDE (3:13)
3:13. Santiago formuló la pregunta retórica, ¿Quién es sabio y entendido entre
vosotros?
“Sabio” (sofos; cf. sofias en 1:5) describe a una persona con discernimiento moral y
habilidad en los asuntos prácticos de la vida.
“Entendido” (epistēmōn) se refiere a la percepción intelectual y a la agudeza científica.
Si es así, que lo muestre. Este es un caso en que se aplica la frase “diciendo y
haciendo”.
La sabiduría no se mide mostrando y mencionando los títulos académicos, sino por los
hechos. No es asunto de adquirir la verdad en conferencias, sino de aplicarla a la vida.
La buena conducta y las buenas obras se reflejan mejor en la humildad de la sabiduría
y la sabia mansedumbre (prautēti sofias). El hombre verdaderamente sabio es
humilde.
EPISTOLAS GENERALES
LA SABIDURÍA EXTIENDE GRACIA (3:14–16)
3:14. En la verdadera sabiduría no hay lugar para los celos amargos (“envidias”) o
para la contención (“rivalidad que causa divisiones”, erithian de eritheuē, “tejer la lana”,
i.e., trabajar para obtener una ganancia personal). Este no es ningún motivo para
gloriarse. Jactarse (lit., “gloriarse”, katakauj̱asthe) en tales actitudes es negar, o mentir
contra la verdad.
3:15–16. La envidia y las contiendas son indicadores claros de que la así llamada
sabiduría de uno no proviene de lo alto (cf. 1:17), sino que es terrenal, animal
(“natural, sensual”, psyj̱ ikē) y diabólica (“demoniaca”, daimoniōdēs). Los celos y la
contención o rivalidad, sólo pueden producir perturbación (desorden), o confusión, y
toda obra perversa. Una persona verdaderamente sabia no busca gloria o ganancia;
sino que extiende la gracia y es dadivosa.
EPISTOLAS GENERALES
LA SABIDURÍA ES PACÍFICA (3:17–18)
3:17. La sabiduría que es de lo alto (cf. 1:17) es
primeramente pura o “santa” después pacífica, amable o “que
soporta”, benigna (“dócil”, o “razonable”), llena de misericordia y
de buenos frutos, sin incertidumbre (cf. “imparcial” [NVI95]; “no
dudando” en 1:6), y sin hipocresía (“sincera”, NVI95).
3:18. El fruto de justicia es el resultado de sembrar la semilla
de la paz. El hombre verdaderamente sabio es un hombre de paz.
EPISTOLAS GENERALES
Para alcanzar la madurez espiritual, y la santidad práctica—que es el
tema de este libro—el creyente debe aprender a hablar con cuidado.
El hablar con gracia viene de un espíritu sabio. Una lengua controlada
solamente es posible teniendo un pensamiento cultivado. Una boca llena
de alabanza procede de una mente llena de pureza.
El creyente debe permanecer firme y confiado (cap. 1), servir
compasivamente (cap. 2), y hablar cuidadosamente (cap. 3). Debe ser lo
que Dios quiere que sea, hacer lo que él quiere que haga y hablar como el
Señor quiere que hable.
EPISTOLAS GENERALES
IV. Sométanse con contrición (cap. 4)
Las guerras, pleitos, pasiones, codicia, envidia, soberbia, y pecado, son
palabras que manchan esta porción de la carta de Santiago como gotas de tinta
negra. En agudo contraste con las palabras finales del cap. 3, “el fruto de justicia
se siembra en paz para aquellos que hacen la paz”, el cap. 4 inicia con “las
guerras y los pleitos”.
Santiago confrontó con gran valor esta indeseable conducta.
Además, dio instrucciones claras acerca de cómo calmar las tormentas que
resultan en detrimento del crecimiento y la madurez espiritual. El creyente debe
convertir el odio en humildad, el juicio en justicia, y la soberbia en fe.
EPISTOLAS GENERALES
CAUSA DEL CONFLICTO (4:1–2)
4:1. Como lo había hecho antes, Santiago introduce esta nueva sección con una
pregunta retórica: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿De
dónde vienen las “guerras” (lit., “el estado de guerra”, polemoi) y “los pleitos” (lit.,
“disputas individuales” o “batallas”, maj̱ai)?
Santiago contesta su propia pregunta diciendo: de vuestras pasiones, las cuales
combaten en vuestros miembros.
El conflicto surge de (ek) los deseos sensuales o placeres internos (jēdonōn, cf. v. 3).
El hedonismo, la filosofía del “playboy” que convierte al placer en el fin principal de la
humanidad, todavía batalla en el corazón de las personas.
EPISTOLAS GENERALES
4:2. La guerra es fruto de los deseos ilícitos.
La concupiscencia trae consigo el asesinato.
La codicia resulta en la frustración de no cumplir los antojos tan ardientemente
deseados.
Todo conduce a “las guerras” y “los pleitos” que “combaten” contra las personas
que se mencionan en el v. 1. La última parte del v. 2, no tenéis lo que deseáis
porque no pedís, se entiende mejor cuando se relaciona con el v. 3.
Santiago no afirmó que la razón por la que los deseos no eran satisfechos era que
las personas no pedían a Dios que los cumpliera. Simplemente revela que la fuente
de conflicto está en la profundidad del codicioso corazón humano.
EPISTOLAS GENERALES
CONSECUENCIA DEL CONFLICTO (4:3–4)
4:3. La manera correcta de que los cristianos cubran sus necesidades
legítimas es pidiendo a Dios. En gr., el vb. pedís está queriendo decir,
“pedir para sí”.
Una razón por la que el creyente no recibe lo que pide es porque pide
mal (lit., “con maldad” o “equivocadamente”, kakōs). La cláusula de
propósito que sigue lo aclara aún más, para gastar en vuestros propios
deleites. “Gastar” podría trad. “derrochar”. “Deleites” de nuevo es la
palabra gr. j̱ ēdonais (cf. v.1).
¡Dios jamás proveerá para que se haga un “derroche hedonístico”!
EPISTOLAS GENERALES
4:4. En lugar del acostumbrado “hermanos míos”, Santiago se dirige ásperamente
a ellos con la frase: ¡Oh almas adúlteras! De nuevo formula una aguda pregunta:
¿No sabéis que la amistad (filia) del mundo (cf. “mundo” en 1:27) es enemistad
contra Dios?
Después añade: cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios. La consecuencia es peor aún que terminar con las
manos vacías; ¡un cristiano rebelde que tiene una relación ilegítima con el mundo
está en enemistad con Dios!
EPISTOLAS GENERALES
4:6. Dios resiste a los soberbios.
La palabra “resiste” o “se opone” es antitassetai, un término militar que significa
“batallar en contra de”.
Sin embargo, Dios da gracia a los humildes. Ya sea que el creyente sea llamado a
resistir a su espíritu humano que tiende hacia la envidia, o a regocijarse en el Espíritu
Santo que celosamente anhela la edificación de cada creyente, el llamamiento es a
rehuir el orgullo y someterse humildemente a la autoridad de Dios.
La cura para el conflicto es un espíritu humilde que es recompensado por el favor
inmerecido de Dios.
Santiago continúa mostrando en los vv. 7–12 la forma en que la humildad se relaciona
con la justicia pacífica.
EPISTOLAS GENERALES
CONSEJO PARA LA JUSTICIA (4:7–9)
4:7 En los vv. 7–9 se da una serie de mandamientos (diez imperativos) los cuales, si
se siguen, contribuyen a la armonía y la santidad. Santiago hizo un llamado a la
consagración (v. 7), a la limpieza (v. 8) y a la contrición (v. 9).
Al igual que un imán, el llamamiento a la consagración tiene dos polos, uno positivo y
otro negativo: Someteos … a Dios; y resistid al diablo.
“Someteos” es un término militar que significa “estar subordinado” o “rendir
obediencia”.
“Resistid” (antistēte) significa “tomar una posición en contra de”. Es decir, tomen una
posición en contra del diablo, y huirá de vosotros.
EPISTOLAS GENERALES
4:8. Por otro lado, les dice: acercaos a Dios, y como consecuencia, él
se acercará a vosotros. Pero, para acercarse a Dios, es necesaria la
limpieza. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble
ánimo, purificad vuestros corazones. Tanto “limpiad” como “purificad”
son vbs. que se refieren a la limpieza ceremonial, una figura que hablaba
elocuentemente a los judíos convertidos. La necesidad de la limpieza es
clara a partir de la manera en la que Santiago se dirigió a sus lectores
“pecadores” y a “los de doble ánimo”
EPISTOLAS GENERALES
VENTAJA DE LA JUSTICIA (4:10–11)
4:10. La clave es la humildad. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. El
camino que conduce hacia arriba va cuesta abajo. El humillado se convierte en el
exaltado. Hay una marcada ventaja en la humildad—a fin de cuentas trae honra.
4:11. Murmurar y juzgarse los unos a los otros es totalmente incongruente con el
espíritu humilde que Dios desea.
Además, criticar a otros es realmente enjuiciar la ley de Dios, pero su ley es un
mandamiento sobre todas las personas.
Nadie debe asumir una posición soberbia por encima de la ley. El que murmura es
sentenciado por la ley, y el que se erige en juez es expuesto por ella; sólo la persona
humilde alcanza honra. La verdadera justicia se logra cuando un creyente se somete a
EPISTOLAS GENERALES
Conviertan la arrogancia en fe (4:13–17)
DECLARACIÓN DE LA ARROGANCIA (4:13)
4:13. El ataque de Santiago fue directo. El ofensor al que Santiago ataca es un típico
hombre de negocios que hace sus planes sin tomar en cuenta a Dios.
Además, es impositivo en cuanto a sus planes de viaje: hoy y mañana iremos a tal
ciudad; y muestra una absoluta confianza acerca del tiempo: estaremos allá un año;
aparte, es egoísta en sus relaciones comerciales, traficaremos, y ganaremos.
EPISTOLAS GENERALES
SENTENCIA SOBRE LA ARROGANCIA (4:14)
4:14. Para los comerciantes egoístas, Santiago simplemente dijo, no
sabéis lo que será mañana.
Los planes del hombre son siempre tentativos, no son suyos. El tiempo no
es suyo. De hecho la vida no es suya.
Después Santiago lanza otra de sus famosas preguntas ¿qué es vuestra
vida? La respuesta es neblina (“vapor, un soplo de vaho”).
Los creyentes necesitan tener esta perspectiva piadosa acerca de su
peregrinar terrenal. Entre otras cosas, ataca la presunción justo desde su
raíz, misma que se encuentra en el pantano egoísta y arrogante del cual
emergió.
EPISTOLAS GENERALES
SOLUCIÓN PARA LA ARROGANCIA (4:15–17)
4:15. La clave para evitar la presunción es mantener una perspectiva piadosa.
En lugar de hacer grandes planes en la esfera humana, uno debe expandir su
visión para incluir a Dios en el cuadro.
En lugar de la presunción vana, uno debería decir: Si el Señor quiere, viviremos y
haremos esto o aquello.
Estas no son palabras que deben usarse como talismán, sino una actitud realista
que afecta todo el ser y la conducta de uno.
EPISTOLAS GENERALES
4:16. Para asegurarse de que sus lectores entendieran, Santiago reitera que la
jactancia es mala, así como lo es la soberbia. La jactancia egoísta debe ser
reemplazada por la confianza que honra a Dios. La cura para la arrogancia es la
confianza.
4:17. Es probable que la oración con la que concluye el cap. 4, al que sabe hacer lo
bueno, y no lo hace, le es pecado, se relacione no solamente con el asunto de la
presunción, sino también con todo el consejo que se ha dado hasta aquí en la epístola.
“Y” (lit., “por tanto”, oun) apoya esta idea.
Los lectores de Santiago no podían argumentar ignorancia. La carta está llena de
exhortaciones para hacer el bien. Desobedecer es claramente pecado.
EPISTOLAS GENERALES
V. Compartan con preocupación (cap. 5)
Santiago continúa su ataque sobre los comerciantes egoístas que tienen éxito en sus
planes de negocios, y que no solamente obtienen ganancias, sino que se consideran
ricos debido a sus riquezas acumuladas.
Santiago declaró que esas riquezas son inútiles.
La espiritualidad consiste en compartir, no en acumular posesiones.
Finalmente, para todos los creyentes, ya sea que estuvieran bendecidos, cargados, o
descarriados, Santiago les instó a que practicaran la alabanza, la oración y la
persuasión.
Los comentarios finales de Santiago se centran en el compartir—
compartir las posesiones de uno,
compartir con paciencia
y compartir en oración.
EPISTOLAS GENERALES
DESTRUCCIÓN DE LA RIQUEZA (5:2–3)
5:2–3. Las riquezas se pudren, y las ropas pueden ser destruidas por la polilla.
La historia que aquí se insinúa no es de ir de “pobre a rico”, sino de “rico a pobre”. El
oro y la plata son los metales más codiciados, y por mucho tiempo se han considerado
como los estándares materiales del mundo.
A pesar de que no se oxidan, ni se enmohecen, el oro puede oscurecerse, y la plata
se mancha. Su moho (ios, o “veneno”, como en 3:8 y Ro. 3:13) es un testimonio de la
necedad del hombre rico y consumirá sus carnes como fuego. Así como los metales
pierden su brillo, el veneno de la avaricia carcome a las personas. El moho de los
tesoros es un testimonio de esta enfermedad de los ricos. Acumular riquezas para los
días postreros sólo proporciona más combustible para el fuego que consumirá a los
perdidos.
EPISTOLAS GENERALES
CONDENACIÓN EN LA RIQUEZA (5:4–6)
5:4–5. No es la riqueza en sí la que está condenada, sino la actitud codiciosa hacia
ella, y las horribles acciones por medio de las cuales se obtuvo.
Dios no es sordo a los lamentos de injusticia que salen tanto del jornal retenido por
medio del fraude, como de los trabajadores que han sido oprimidos por los ricos. Los
judíos convertidos estaban bien conscientes de que la ley de Dios prohibía retener los
salarios (Lv. 19:13; Dt. 24:15) y oprimir a los pobres (Pr. 3:27–28; Am. 8:4–6; Mal. 3:5).
EPISTOLAS GENERALES
ESENCIA DE LA PACIENCIA (5:7–9)
5:7. Por tanto … tened paciencia, dijo Santiago como un corolario directo acerca del
juicio que vendrá sobre los ricos perversos. “Tened paciencia” (makrothymēsate) viene
de una palabra compuesta de “largo” (makros) y “ánimo” (thymos). La idea es ajustar el
reloj del ánimo de uno para que corra un largo período. Es pensar sensatamente.
Enfocarse en la parte final de la carrera de la vida. Es tener un fusible duradero. Mirar
hacia adelante, hasta la venida del Señor.
La esencia de la paciencia se ve con mayor detalle en el labrador, que espera el
precioso fruto de la tierra y pacientemente (makrothymōn) aguarda hasta que llega la
lluvia necesaria.
5:8. La aplicación es clara. Así como el labrador, cada creyente debe tener paciencia
y afirmar su corazón; porque la venida del Señor se acerca. El regreso del Señor
(parousia) debería estimular a cada creyente a la paciencia y a la persistencia.
EPISTOLAS GENERALES
5:9. Santiago invitó a los creyentes a dejar de quejarse, no fuera que
fueran condenados, porque Jesús el juez está delante de la puerta.
En vista de la esperanza del pronto regreso de Cristo, los creyentes
deben dejar los conflictos insignificantes a los cuales Santiago aludió en
el cap. 4.
Los hijos de Dios debemos estar en guardia para el regreso de Cristo.
Al hacerlo así, se fomenta la buena conducta y la armonía mutua.
EPISTOLAS GENERALES
EJEMPLOS DE LA PACIENCIA (5:10–11)
5:10. Santiago recordó a sus hermanos judíos acerca de los profetas, que soportaron
mucha aflicción con paciencia (makrothymia, lit., “longanimidad” cf. v. 7) mientras
hablaban en nombre del Señor.
5:11. He aquí (“en verdad”, NVI95), tenemos por bienaventurados (lit., “felices o
afortunados” makarizomen) a los que sufren.
Después, Santiago presenta otro ejemplo bien conocido y reverenciado de paciencia,
Job. El Señor honró la paciencia de Job al multiplicar sus bendiciones (cf. Job 42:12).
Santiago lo resumió así: El Señor es muy misericordioso y compasivo. “Muy
misericordioso”
EPISTOLAS GENERALES
EVIDENCIA DE LA PACIENCIA (5:12)
5:12. Pero sobre todo, hermanos míos concluyó Santiago, no juréis, i.e., no hagáis
un juramento en vano.
Para aquéllos que verdaderamente muestran la persistencia y la paciencia que se
recomienda a los creyentes, no hay necesidad de hacer juramentos, ni por el cielo, ni
por la tierra, asegurando que su palabra es veraz.
El testimonio debe ser tal, que cuando uno dice sí significa sí, y cuando dice no, eso
es justo lo que se quiere decir (cf. Mt. 5:37).
El pronto regreso del Señor, el juez que está a la puerta (Stg. 5:9), es motivación
suficiente para practicar esta clase de honestidad y confianza.
EPISTOLAS GENERALES
SENSIBILIDAD A LAS NECESIDADES (5:13)
5:13. Quizá las dos debilidades más grandes en la iglesia promedio de nuestros días
son las áreas de la oración y la alabanza. La razón para esas debilidades tiene sus
raíces en la insensibilidad.
Hay mucha necesidad de oración y muchas razones para alabar. El sufrimiento
debería traer consigo la oración. La satisfacción de nuestras necesidades debería traer
consigo la alabanza. Santiago utilizó varias preguntas para enfatizar estos puntos.
¿Está alguno entre vosotros afligido? “Afligido” (kakopathei, “sufriendo maltrato”; cf.
v. 10) se relaciona con el sufrimiento que viene de cualquier fuente. ¿Está alguno
alegre? Cante alabanzas. “Alabanza” (psalletō) originalmente significaba “tocar un
instrumento de cuerdas”.
EPISTOLAS GENERALES
SÚPLICA POR LAS NECESIDADES (5:14–18)
5:14–15. Santiago formula una tercera pregunta y la contesta en su totalidad. ¿Está
alguno enfermo entre vosotros? Para el creyente caído, desanimado, preocupado y
cansado, se asegura la restauración, y la oración de fe de los ancianos salvará al
enfermo (lit., “al cansado”; i.e. “lo restaurará del desánimo y la derrota espiritual”) y el
Señor lo levantará.
5:16. La conclusión es clara: Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad
unos por otros. La preocupación mutua de los unos por los otros es la manera de
combatir el desánimo y el decaimiento. La cura está en la confesión personal y la
preocupación en la oración. Es la oración eficaz del justo la que trae la ansiada cura
proveniente de Dios.
EPISTOLAS GENERALES
IMPORTANCIA DE LAS NECESIDADES (5:19–20)
5:19–20. La última recomendación de Santiago a sus lectores tiene un
toque de ternura, y una clara nota de ánimo para quienes han ayudado a
otros que se han cansado y han caído en el camino.
Hermanos, escribió, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de
la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al
pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá
multitud de pecados.
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Nts 404 epistolas generales week 2 slides 2020

  • 1. 1
  • 2. 2
  • 4. EPISTOLAS GENERALES Pocos libros de la Biblia han sido más atacados que el de Santiago. La controversia ha girado alrededor de su autoría, su fecha, sus destinatarios, su canonicidad y su unidad. Es una “buena epístola que despierta”, y fue diseñada para exhortar y animar, desafiar y convencer, reprender y revivir, describir la santidad práctica y conducir a los creyentes hacia la meta de una fe que actúa.
  • 5. EPISTOLAS GENERALES Santiago es severamente ético y a la vez, refrescantemente práctico. Considerada como una de las epístola universales, Santiago, al igual que las de Pedro, Juan y Judas, es una encíclica dirigida, no a iglesias o personas particulares, sino a una esfera de creyentes más amplia.
  • 6.
  • 7. EPISTOLAS GENERALES Autor. El autor humano de esta epístola no se identifica fácilmente. El N.T. menciona al menos a cuatro hombres que se llamaron Santiago (Jacobo): (1) el hijo de Zebedeo y hermano de Juan (Mr. 1:19), (2) el hijo de Alfeo (Mr. 3:18), (3) el hermano de Judas (no Iscariote; Lc. 6:16), y (4) el medio hermano del Señor (Gá. 1:19). En gr., Santiago es realmente Jacobo (Iakōbos).
  • 8. EPISTOLAS GENERALES ¿Quién de ellos escribió esta epístola? Jacobo, el hijo de Zebedeo, no pudo escribirla puesto que fue martirizado bajo el gobierno de Herodes Agripa I antes de que esta epístola se escribiera (Hch. 12:2) Es poco probable que el hijo de Alfeo, prácticamente desconocido, fuera el autor, aunque algunos, especialmente los católicos romanos, igualan al hijo de Alfeo con el hermano del Señor. Afirman que Jacobo realmente era el primo de Jesús nacido de María, la esposa de Cleofás (Alfeo) y hermana de la virgen María. Sin embargo, esta aseveración viola la interpretación lit. de “hermano”, y es claramente un intento por apoyar el dogma de la virginidad perpetua de María.
  • 9. EPISTOLAS GENERALES En la Biblia se hacen referencias continuas a los medio hermanos y hermanas del Señor y cuatro de sus hermanos se nombran específicamente: Jacobo, José, Simón y Judas (Mt. 13:55). Jacobo, el hermano de Judas (no el Iscariote) no figuró como persona importante en la iglesia primitiva. Difícilmente podría ser el autor de esta epístola. Por lo tanto, parece claro que el autor es Jacobo, el medio hermano del Señor, quien llegó a ser el líder reconocido de la iglesia de Jerusalén.
  • 10. EPISTOLAS GENERALES Esta conclusión está sustentada por el tono autoritario de la carta, y por las marcadas similitudes que hay en el idioma griego, entre esta epístola y el discurso de Jacobo registrado en Hechos 15. Aunque Santiago se crio en el mismo hogar junto con el Señor Jesús, aparentemente no llegó a ser creyente sino hasta después de la resurrección de Cristo.
  • 11. EPISTOLAS GENERALES Juan escribió, “porque ni aun sus hermanos creían en él” (Juan 7:5) El encuentro de Santiago con el Señor resucitado seguramente lo trajo a la fe salvífica. Cristo “apareció a Jacobo, después a todos los apóstoles” (1 Co. 15:7). Posteriormente, Pablo nombró a Jacobo, a Pedro y a Juan, como los que se consideraban “columnas” de la iglesia (Gálatas 2:9). La evidencia más fuerte para aceptar la autoría de la epístola de Santiago claramente favorece al medio hermano de Cristo. Además, Orígenes, Eusebio, Cirilo de Jerusalén, Atanasio, Agustín y muchos otros escritores primitivos apoyaron este punto de vista.
  • 12. EPISTOLAS GENERALES Fecha. La fecha de la epístola está estrechamente relacionada con su autor. Algunos niegan que Jacobo escribió esta epístola debido al excelente griego que utiliza. Colocan el escrito entre 80 y 150 d.C., pero esto difícilmente se justifica. Jacobo era obviamente un galileo muy inteligente que dominaba tanto el arameo como el griego Flavio Josefo, el historiador del primer siglo, registra que Jacobo fue martirizado en el año 62 d.C., por lo que la epístola debió haberse escrito antes de esa fecha. Puesto que no se menciona el concilio de Jerusalén (49 d.C), en el cual Santiago jugó un papel muy activo, es probable que la carta fuera escrita entre 45 y 48 d.C.
  • 13. EPISTOLAS GENERALES Destinatarios. Esta epístola fue dirigida claramente a “las doce tribus que están en la dispersión” (Stg. 1:1), y tiene un marcado sabor judío. El libro tiene la sustancia y autoridad de los profetas, así como el estilo y la belleza de los salmos.
  • 14. EPISTOLAS GENERALES Canonicidad. Es interesante subrayar que Santiago se omitió en algunas de las versiones y colecciones primitivas de libros sagrados. La colección más antigua conocida, el canon de Muratori del s. II, no incluye Hebreos, Santiago y las epístolas de Pedro. No fue sino hasta los s. IV y V que Santiago apareció incluido consistentemente en el canon. Parece que mientras las iglesias de Roma y Cartago dudaban de la canonicidad de Santiago, las iglesias de Jerusalén y Alejandría la usaron desde una fecha temprana, y se incluye en las colecciones de libros de Asia Menor.
  • 15. EPISTOLAS GENERALES Estilo. El libro de Santiago es tanto un discurso como una epístola. Aunque inicia con el saludo acostumbrado de una carta, no contiene las referencias personales que comúnmente se encontrarían en una misiva, ni la bendición en la conclusión. Esta así llamada “epístola”, fue preparada obviamente para leerse en público como un sermón en las congregaciones a las que se dirige. El tono es claramente autoritario, pero no autocrático. Santiago incluyó 54 imperativos en sus 108 versiculos. ¡Un promedio de un llamamiento a la acción por cada dos versículos!
  • 16. EPISTOLAS GENERALES El estilo de Santiago es tanto enérgico como vívido, porque comunica conceptos profundos en palabras frescas, bien escogidas. Las oraciones son cortas, simples y directas. El autor utilizó muchas metáforas y símiles con un toque de imaginación poética. De hecho, el libro de Santiago probablemente tiene más figuras de lenguaje, analogías e imágenes de la naturaleza (V. “Referencias a la Naturaleza en el libro de Santiago”, en el Apéndice, pág. 276), que todas las epístolas de Pablo juntas. Las exhortaciones, preguntas retóricas, e ilustraciones de la vida diaria condimentan este pequeño libro.
  • 17. EPISTOLAS GENERALES Además de su único e innovador estilo, Santiago tiene un número poco usual de referencias o paralelismos con otros escritos. Hace menciones de Abraham, Rahab, Job, Elías, la ley y los diez mandamientos, e incluye alusiones a pasajes de veintiún de los libros del A.T.: Génesis hasta Deuteronomio, Josué, 1 Reyes, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, y siete de los doce profetas menores.
  • 18. EPISTOLAS GENERALES BOSQUEJO I. Permanezcan firmes con confianza (cap. 1) A. Presentación y saludo (1:1) B. Regocíjense en diversas pruebas (1:2–12) 1.Actitud en las pruebas (1:2) 2.Ventaja de las pruebas (1:3–4) 3.Ayuda para las pruebas (1:5–12) C. Resistan la tentación mortal (1:13–18) 1.La fuente de la tentación (1:13–14) 2.Pasos de la tentación (1:15–16) 3.Solución para la tentación (1:17–18) D. Descansen en la verdad divina (1:19–27) 1.Receptividad de la palabra (1:19–21) 2. Disposición de responder a la palabra (1:22–25) 3. Sumisión a la palabra (1:26–27)
  • 19. EPISTOLAS GENERALES II. Sirvan con compasión (cap. 2) A. Acepten a otros (2:1–13) 1. Cortesía para todos (2:1–4) 2. Compasión para todos (2:5–9) 3. Consistencia en todo (2:10–13) B. Ayuden a otros (2:14–26) 1. Expresión de la fe genuina (2:14–17) 2. Evidencia de la fe genuina (2:18–20) 3. Ejemplos de la fe genuina (2:21–26)
  • 20. EPISTOLAS GENERALES III. Hablen con cuidado (cap. 3) A. Controlen el habla (3:1–12) 1. La lengua es poderosa (3:1–5) 2. La lengua es perversa (3:6–8) 3. La lengua está contaminada (3:9–12) B. Cultiven el pensamiento (3:13–18) 1. La sabiduría es humilde (3:13) 2. La sabiduría extiende gracia (3:14–16) 3. La sabiduría es pacífica (3:17–18)
  • 21. EPISTOLAS GENERALES IV. Sométanse con contrición (cap. 4) A. Conviertan el odio en humildad (4:1–6) 1. Causa del conflicto (4:1–2) 2. Consecuencia del conflicto (4:3–4) 3. Cura para el conflicto (4:5–6) B. Conviertan la crítica en justicia (4:7–12) 1. Consejo para la justicia (4:7–9) 2. Ventaja de la justicia (4:10–11) 3. Autor de la justicia (4:12) C. Conviertan la arrogancia en fe (4:13–17) 1. Declaración de la arrogancia (4:13) 2. Sentencia sobre la arrogancia (4:14) 3. Solución para la arrogancia (4:15–17)
  • 22. EPISTOLAS GENERALES V. Compartan con preocupación (cap. 5) A. Compartan sus posesiones (5:1–6) 1. Preocupación por la riqueza (5:1) 2. Destrucción de la riqueza (5:2–3) 3. Condenación en la riqueza (5:4–6) B. Compartan con paciencia (5:7–12) 1. Esencia de la paciencia (5:7–9) 2. Ejemplos de la paciencia (5:10–11) 3. Evidencia de la paciencia (5:12) C. Compartan en oración (5:13–20) 1. Sensibilidad a las necesidades (5:13) 2. Súplica por las necesidades (5:14–18) 3. Importancia de las necesidades (5:19–20)
  • 23. EPISTOLAS GENERALES I. Permanezcan firmes con confianza (cap. 1) A. Presentación y saludo (1:1) 1:1. La carta comienza de manera convencional: incluye el nombre del escritor, las personas a quienes se dirige, y una palabra de saludo. Santiago se conformó con incluir una introducción simple. El escritor se presentó de manera modesta. No indicó la posición que tenía en la iglesia, o el hecho de que fuera hermano del Señor. La falta de título sugiere que era bien conocido, y que tenía autoridad como para enviar una carta de este tipo.
  • 24. EPISTOLAS GENERALES Regocíjense en diversas pruebas (1:2–12) Con mucha frecuencia, las pruebas producen quejas y reclamos. Esta clase de respuesta no contribuye a la madurez cristiana. Sólo empeora las cosas. Las pruebas no deben verse como tribulaciones, sino como exámenes. Una prueba se aplica para ver si un estudiante puede pasar el curso o no. Santiago da consejos sólidos acerca de cómo sacar altas calificaciones en cada prueba. El que llega con la actitud correcta a la prueba, que entiende la ventaja que ésta tiene, y que sabe cómo obtener ayuda en medio de ella, ciertamente ha alcanzado madurez.
  • 25.
  • 26. EPISTOLAS GENERALES ACTITUD EN LAS PRUEBAS (1:2) 1:2. Resulta sorprendente el consejo que Santiago da a los judíos creyentes que estaban siendo perseguidos y esparcidos entre las naciones paganas: tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas. Las pruebas deben enfrentarse con una actitud de gozo. No deben verse como castigo, maldición o calamidad, sino como algo que debe producir regocijo. Además, deben producir “sumo gozo” (lit., “todo gozo”; i.e., gozo que es completo o que no está mezclado) Aunque el mandato de Santiago fue directo y enérgico, él no sermoneó a su audiencia. Se identificó con ellos. Se dirigió a ellos cálidamente como hermanos míos. Esta forma de dirigirse a las personas es característica de la epístola. Él usó esta forma familiar en no menos de 15 ocasiones. Los mandatos directos de Santiago van acompañados de una profunda compasión.
  • 27. EPISTOLAS GENERALES VENTAJA DE LAS PRUEBAS (1:3–4) 1:3. Los cristianos pueden enfrentar las pruebas con gozo debido a que hay grandes ventajas que resultan de ellas. Esta no es una revelación nueva. Es un simple recordatorio. Santiago escribió sabiendo, lit.,“conociendo por medio de la experiencia” (ginōskontes). Todo mundo ha experimentado el dolor tanto de los problemas, como el beneficio resultante de la persistencia. Es la parte verdadera o la porción aprobada de la fe la que produce perseverancia.
  • 28.
  • 29. EPISTOLAS GENERALES 1:4. La perseverancia es sólo el comienzo de los beneficios. Hay aún más ventajas en las pruebas. Mas tenga la paciencia su obra completa. Así como la fe probada y verdadera obra para producir perseverancia, así también se debe permitir a la perseverancia continuar su obra perfecta o acabada para producir dos productos finales de madurez y plenitud espiritual. Esta es, lógicamente, la elevada meta que sirve como tema unificador de la epístola. El punto central de Santiago era mostrar cómo alcanzar la madurez espiritual.
  • 30. EPISTOLAS GENERALES AYUDA PARA LAS PRUEBAS (1:5–12) 1:5. Para aquellos que se sienten confundidos y frustrados por la alta meta: “sin que os falte cosa alguna”, Santiago escribió, y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios. La ayuda está siempre disponible de parte del “Dios dador” (tou didontos theou). Para aquellos que necesitan sabiduría, este valioso recurso está disponible con sólo solicitarlo. Santiago asumió que sus lectores sentirían la necesidad de sabiduría (sofias), no sólo de conocimiento. Dios no sólo proveerá sabiduría, sino que lo hará generosamente.
  • 31.
  • 32. EPISTOLAS GENERALES 1:6–8. Sin embargo, para recibir la sabiduría divina en medio de las pruebas, el creyente debe ser sabio al pedir. Primero, debe pedir con fe. Pida con fe, no dudando nada (diakrinomenos, palabra trad. “dudando”, sugiere vacilación). No debe atreverse a llegar a Dios como una onda del mar, que es arrastrada por el viento [horizontalmente] y echada de una parte a otra [verticalmente]. Dios no se complace de el hombre de doble ánimo (lit., “de dos almas”, dipsyj̱os; cf. 4:8) que es inconstante en todos sus caminos, como un ebrio inestable y tambaleante. La respuesta de Dios depende de la seguridad que se tiene en él.
  • 33.
  • 34. EPISTOLAS GENERALES 1:9–11. Además, el que pide sabiduría necesita evidenciar esperanza. Cualquiera que sea su posición social o económica, el creyente debe ver las ventajas eternas. La prominencia social desaparece, la riqueza se desvanece como la flor de la hierba cuando es puesta al calor del sol, y la fama también se marchitará. La esperanza en lo eterno es la evidencia de la fe auténtica.
  • 35.
  • 36. EPISTOLAS GENERALES 1:12. Finalmente, el que pide sabiduría debe estar firme y lleno de amor. Dios bendice al que soporta la tentación. En este v., Santiago regresa al tema con el que inició este pasaje en los vv. 2–3; ambos se refieren a las “pruebas”, los “exámenes” y a la “perseverancia”. El cristiano que constantemente soporta (jypomenei) las pruebas (peirasmon) y ha resistido la prueba (dokimos genomenos; cf. dokimion en v. 3), recibirá la corona de vida. Esta “corona” consiste en la vida, i.e., la corona es la vida (cf. Ap. 2:10). “La vida que se promete es probablemente la vida de aquí y ahora; vida en plenitud, vida sin que falte nada”
  • 37.
  • 38. EPISTOLAS GENERALES Dios promete una vida así a los que le aman. El amor por Dios permite a los creyentes que sufren pruebas descansar confiadamente en él. Su firmeza revela su amor. Pedir sabiduría con fe (Stg. 1:6–8), esperanza (vv. 9–11) y amor (v. 12), trae, no solamente la bendición de la sabiduría, sino también la bendición de la victoria
  • 39. EPISTOLAS GENERALES Resistan la tentación mortal (1:13–18) Los creyentes están en peligro de caer ante los ataques y presiones de las pruebas. Pero también están sujetos a caer ante las atracciones y placeres de la tentación. Así como una reacción equivocada a las pruebas obstruirá la madurez y el crecimiento espiritual, así también lo hará una respuesta incorrecta a la tentación. Santiago bosquejó la fuente de la tentación, los pasos de la tentación, y la solución para ella.
  • 40. EPISTOLAS GENERALES . LA FUENTE DE LA TENTACIÓN (1:13–14) 1:13. Santiago incluye una aguda reprensión para aquellos que encuentran excusas fáciles para su pecado. Para librarse de la responsabilidad dicen: “fui tentado por Dios” o “de parte de Dios” (apo theou), Santiago dejó muy claro que Dios no puede ser tentado. No hay nada en Dios a lo cual pueda apelar el mal. Lit. él es “no tentable” (apeirastos; cf. el comentario de He. 4:15). Además, él no tienta a nadie. A menudo, Dios prueba, pero nunca tienta.
  • 41.
  • 42. EPISTOLAS GENERALES 1:14. La fuente de la tentación está dentro de la persona. Por su propia concupiscencia, codicia, o deseo interno es atraído y seducido. Este deseo interno conduce a la persona (exelkomenos) al igual que un pez es sacado de su escondedero, y después inducido (deleazomenos, del vb. deleazō, “poner carnada, atrapar un pez con carnada, o cazar con trampas”) a la muerte. De esta forma, la misma persona construye y pone la carnada de su propia trampa.
  • 43.
  • 44. EPISTOLAS GENERALES 2. PASOS DE LA TENTACIÓN (1:15–16) 1:15–16. Aquí son muy vívidas las imágenes biológicas. La codicia o concupiscencia concibe, y de este acto, nace el pecado. El padre que no se menciona seguramente es Satanás. El hijo grotesco, el pecado, madura y produce su propia descendencia, la muerte. Los pasos son todos muy claros: la codicia desenfrenada da lugar al pecado, y el pecado no confesado trae la muerte. Parece raro que sea el pecado el que da a luz la muerte. Pero aunque parezca extraño, Santiago advirtió a sus queridos hermanos y hermanas que iban a leer esta “genealogía”, que no se dejaran engañar o desviar.
  • 45. EPISTOLAS GENERALES 3. SOLUCIÓN PARA LA TENTACIÓN (1:17–18) 1:17–18. En gr., las palabras, toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto. El Padre de las luces da salvación y vida, y no cambia. Las sombras del sol cambian, pero ¡no hay variación en el que hizo el sol! En agudo contraste con la escena de muerte que resulta del deseo descontrolado, se encuentra la brillante escena de la nueva vida que emana de la palabra de verdad (v. 18; cf. Ef. 1:13; Col. 1:5). El padre de las tinieblas—Satanás (Hch. 26:18; Col. 1:13)—genera descendencia de pecado y muerte. Entonces, la solución para la tentación es permanecer en una relación cercana con el Padre y responder constantemente a su palabra. Uno debe descansar en el inmutable Señor de luz y confiar en su “palabra de verdad” (cf. Ef. 1:13; Col. 1:5; 2 Ti. 2:15) la
  • 46.
  • 47. EPISTOLAS GENERALES Descansen en la verdad divina (1:19–27) A fin de cuentas, la clave tanto para responder a las pruebas como para resistir la tentación se encuentra en la reacción que uno tenga a la palabra de Dios. La receptividad a la palabra, la disposición a responder a ella y la sujeción a ella, son esenciales para el crecimiento espiritual. Uno debe aceptar la palabra de Dios, actuar con base en ella y permanecer en ella.
  • 48. EPISTOLAS GENERALES RECEPTIVIDAD DE LA PALABRA (1:19–21) 1:19–20. Nuevamente Santiago se identifica con sus lectores llamándolos: mis amados hermanos, y después aclara que lo que sigue es de gran importancia, por medio de la frase “tengan presente esto” (A continuación presenta un mandato con tres aspectos diferentes: todo hombre sea pronto para oir, tardo para hablar, tardo para airarse. Lógicamente, el que escucha en una discusión en lugar de apabullar al otro, es el que es lento para la ira (cf. 3:1–12). La ira no puede producir la justicia de Dios, meta a la que está dedicada esta epístola.
  • 49.
  • 50. EPISTOLAS GENERALES 1:21. De aquí que sea esencial quitar o remover toda inmundicia (ryparian, se usa sólo aquí en el N.T.; cf. rypara, “andrajoso”, en 2:2), y toda abundancia de malicia, y con mansedumbre recibir la palabra implantada (emfyton, que se usa sólo aquí en el N.T.) y es distinta a “injertada”. La palabra debe nacer desde dentro y arraigarse en el suelo fértil del alma. Es esa palabra de Dios la que puede salvar vuestras almas.
  • 51. EPISTOLAS GENERALES 2. DISPOSICIÓN DE RESPONDER A LA PALABRA (1:22–25) 1:22. Sin embargo, no es suficiente recibir la palabra; uno debe responder a ella en obediencia activa. El mandamiento es claro, sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores. Uno debe “convertirse” o “seguir convirtiéndose” (ginesthe), en hacedor de la palabra, no solamente en oidor. . “Engañándoos” proviene de un vb. que se usa en el N.T. sólo aquí y en Colosenses 2:4. Paralogizomai significa “estafar o engañar por medio de un razonamiento falso”. El engaño viene de pensar que han hecho todo lo necesario, cuando realmente el escuchar la palabra es sólo el comienzo 1:23–24. El que es oidor y no hace nada, es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural … y luego olvida cómo era.
  • 52. EPISTOLAS GENERALES 3.SUMISIÓN A LA PALABRA (1:26–27) La receptividad a la palabra y la disposición de responder a su revelación debe ir acompañada de un nuevo enfoque hacia la vida. Uno debe someterse y vivir en obediencia continua y en una práctica perpetua. 1:26. Aquél que es verdaderamente maduro lo demostrará por medio de un hablar controlado. Las prácticas rituales externas que una persona pudiera pensar que son dignas de alabanza se consideran vanas (mataios, “fútiles, infructuosas, inútiles”) si no existe un control paralelo o un freno para su lengua, tema que se trata con mayor amplitud en 3:1–12. Tal persona engaña su corazón (apatōn kardian jeautou, lit., “hace errar o seducir su propio corazón”; cf. una palabra diferente para engañar en 1:22). 1:27. Una religión limpia y pura es aquella en que la conducta y el carácter están disciplinados de acuerdo con la palabra de Dios. La palabra gr. thrēskeia (religión) aparece sólo cuatro veces en el N.T., dos de ellas aquí (cf. Col. 2:18; Hch. 26:5). Es obvio que el énfasis de Dios no está en el ritual religioso, sino en la vida recta.
  • 53.
  • 54. EPISTOLAS GENERALES II. Sirvan con compasión (cap. 2) El que se relaciona adecuadamente con la Biblia también lo hace con el cuerpo de Cristo. El que permanece con confianza sirve con compasión. Santiago acaba de aclarar que los verdaderos creyentes encuentran su expresión en el servicio, un servicio que exige que el creyente aprenda a aceptar a otros sin prejuicios y a ayudar a otros sin presunción
  • 55. EPISTOLAS GENERALES Acepten a otros (2:1–13) Santiago se vuelve más y más específico y directo en sus amonestaciones e instrucciones. Obviamente estaba descontento por las inconsistencias de los hermanos. Atacó las actitudes que los creyentes mostraban hacia otros, y después se quejó de que no actuaban como debían. Primero condenó la actitud de favoritismo y dio sugerencias de cómo combatir ese obstáculo a la madurez espiritual. Uno debe aprender a aceptar a otros, cualquiera que sea su posición o clase. Debe mostrar cortesía, compasión y consistencia hacia todos. La equidad, el amor y la fidelidad son ingredientes vitales.
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  • 57.
  • 58. EPISTOLAS GENERALES 2:12–13. La obediencia total es la clave. Uno debe hablar y actuar en forma habitual (tiempo pres. imper. en gr.) como quien ha de ser juzgado por la ley. La ley de Dios, debido a sus sabias restricciones, trae verdadera libertad (cf. 1:25). La desobediencia a la ley de Dios trae esclavitud; y para aquellos que han actuado sin misericordia, el juicio divino será sin misericordia. Así como el amor triunfa sobre el prejuicio, la misericordia triunfa sobre el juicio. Dios ha ordenado leyes inalterables. Se requiere de una obediencia completa y consistente si se pretende alcanzar la madurez espiritual.
  • 59.
  • 60. EPISTOLAS GENERALES Ayuden a otros (2:14–26) Así como la ley del amor no da excusa para mostrar favoritismo hacia las personas, de la misma manera la posesión de la fe no da licencia para eliminar las buenas obras. El creyente debe no solamente demostrar su amor al aceptar gustosamente a otros, sino también mostrar su fe al ayudar responsablemente a los demás. Santiago continúa en su carta enfatizando la expresión de la fe genuina, bosquejando la evidencia de la fe auténtica y finalmente, citando ejemplos de esa fe.
  • 61. EPISTOLAS GENERALES EXPRESIÓN DE LA FE GENUINA (2:14–17) 2:14. Otro cambio en el argumento de la epístola puede apreciarse por el uso que Santiago hace de la frase hermanos míos. Introduce este párrafo con la pregunta retórica ¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? E l énfasis no está en la verdadera naturaleza de la fe, sino en una pretensión falsa de que se tiene fe. Lo que Santiago condenó es la apariencia espuria de tener fe. ¿Podrá la fe salvarle? En gr., se anticipa una respuesta negativa. Decir únicamente que se tiene fe no es suficiente. La fe genuina se evidencia por medio de las obras.
  • 62.
  • 63. EPISTOLAS GENERALES 2:15–16. La pregunta retórica es seguida de una ilustración hipotética pero real: y si (“supongamos”, NVI95) un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, ¿cómo reaccionamos? Para alguien que está en necesidad de las cosas básicas de la vida, los buenos deseos sentimentales le benefician muy poco, como la despedida judía id en paz (cf. Jue. 18:6; 1 S. 1:17; 2 S. 15:9; Mr. 5:34; Lc. 7:50). Si no se hace nada por llenar la urgente necesidad de ropa que abrigue y comida que satisfaga, ¿de qué aprovecha?
  • 64. EPISTOLAS GENERALES 2:17. La presunción vana, fe … en sí misma, o fe en y por sí misma, sin ninguna evidencia de obras, está muerta. La fe sin obras es una fe inútil; ¡improductiva, estéril, árida, está muerta! Las falsas pretensiones quedan silenciadas por la evidencia.
  • 65.
  • 66. EPISTOLAS GENERALES EJEMPLOS DE LA FE GENUINA (2:21–26) Como prueba final de su tesis, Santiago dio dos ejemplos bíblicos: Abraham, el reverenciado patriarca, y Rahab la prostituta redimida. Él presentó cada ejemplo en forma de pregunta. 2:21. ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Esta pregunta se entiende a menudo como que se opone directamente a la declaración de Pablo, de que la fe de Abraham, no sus obras, hicieron que Dios lo declarara justo (Ro. 4:1–5). No obstante, Pablo estaba argumentando a favor de la prioridad de la fe. Santiago lo hace a favor de la prueba de la fe. Pablo declaró que Abraham tuvo fe, y que por tanto fue justificado, o declarado justo (Gn. 15:6), antes de la circuncisión (Gn. 17:11; cf. Ro. 4:9). Santiago explicó que la fe de Abraham se hizo patente por medio del sacrificio de Isaac (Gn. 22:12), y por tanto, fue justificado, o declarado justo. Las obras sirven como el barómetro de la justificación, mientras que la fe es la base para la justificación.
  • 67. EPISTOLAS GENERALES 2:25. Asimismo también (lit., “y de la misma forma también”; jomoiōs de kai) Rahab la ramera, ¿no fue declarada justa por sus acciones, al recibir a los mensajeros (angelous) y ayudarlos a escapar? (Jos. 2; 6) 2:26. La conclusión es clarísima. La fe y las obras son tan esenciales la una para la otra, como lo son el cuerpo y el espíritu. Sin el espíritu, o el “aliento” (pneumatos) de vida, el cuerpo está muerto. Sin la evidencia de las obras, la fe puede tenerse por muerta. No es genuina. La fe verdadera continuamente contribuye al crecimiento y desarrollo espiritual. El creyente no sólo ha de permanecer firme, confiando en la palabra de Dios, aunque esté pasando por pruebas y tentaciones (cap. 1), sino que también debe servir a sus hermanos y hermanas en Cristo (cap. 2). Debe aceptar a todos los miembros de la familia de Dios sin favoritismo (vv. 1–13), y ayudarlos con una fe que obra (vv. 14–26). Para lograr madurez espiritual, el creyente debe ser lo que Dios quiere que sea y hacer lo que Dios quiere que haga.
  • 68.
  • 69. EPISTOLAS GENERALES III. Hablen con cuidado (cap. 3) Otro indicador de la madurez espiritual es el hablar del creyente. Santiago dedicó una buena porción de su epístola a atacar a la lengua corrupta y descuidada. No obstante, exhortó a sus lectores pidiéndoles no sólo lenguas controladas (3:1–12), sino también pensamientos controlados (3:13–18). Después de todo, la boca está conectada con la mente. El hablar atractivo demanda una fuente sabia. Se necesitan, tanto el hablar controlado, como el pensamiento cultivado.
  • 70. EPISTOLAS GENERALES Controlen el habla (3:1–12) De su discurso acerca de la fe estéril, Santiago procedió a discutir el hablar estéril. El tema de no refrenar la lengua, mencionado anteriormente (1:26), se amplía ahora. Tan preocupantes como aquéllos que tienen fe sin obras, son los cristianos que sustituyen las palabras por las obras. La lengua debe estar controlada. Aunque es pequeña, la lengua es poderosa y proclive a la perversión y contaminación.
  • 71. EPISTOLAS GENERALES 3:1. Santiago sugirió moderación y control en la multiplicación de los maestros. Obviamente, muchos de los nuevos judíos cristianos aspiraban a enseñar, y por tanto, querían obtener el rango y admiración que se concedía a los rabíes. Es dudoso que la referencia aquí sea a los maestros oficiales del rango apostólico o profético. Eran más bien maestros no oficiales (didaskaloi) de las reuniones de la sinagoga de la iglesia, donde se concedía mucha amplitud para que aun los extraños hablaran. Con frecuencia, Pablo hizo uso de esta cortesía dada a los visitantes. El reclamo de Santiago era simplemente que demasiados cristianos estaban ansiosos de hablar y lucirse (cf. Jn. 3:10; 9:40–41). La enseñanza debe hacerse, pero aquéllos que la realizan, deben entender su responsabilidad, ya que si enseñan mal recibirán mayor condenación (“serán juzgados con más severidad”, NVI95). La condenación de un maestro es mayor debido a que, habiendo profesado que tiene un claro conocimiento del deber del creyente, con mucha más razón debe ceñirse a él.
  • 72. EPISTOLAS GENERALES 3:2. Santiago no se limitó a señalar con el dedo a los ofensores, sino que se incluye a sí mismo: Porque todos ofendemos muchas veces. Nada parece hacer tropezar más al creyente que una lengua descuidada. Si un creyente no ofende (lit., “no tropieza”) en palabra, éste es varón perfecto, pleno, maduro, persona completa (teleios anēr) y es capaz de “refrenar” todo el cuerpo. La madurez espiritual requiere una lengua domada.
  • 73. EPISTOLAS GENERALES 3:3–5. La lengua puede ser pequeña, pero ejerce mucha influencia. Tres ilustraciones aclaran este punto: el freno y el caballo, el timón y el barco, la flama y el bosque. El uso que Santiago hace de imágenes tomadas de los fenómenos naturales es similar al que hizo Jesucristo. El argumento es claro. Así como el pequeño freno dirige a grandes caballos, las grandes naves son dirigidas por un pequeño timón, y un pequeño fuego enciende un gran bosque, así la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. ¡La lengua es pequeña, pero poderosa!
  • 74. EPISTOLAS GENERALES LA LENGUA ES PERVERSA (3:6–8) 3:6. La lengua no solamente es poderosa; también es perversa. Es pequeña y tiene influencia pero, lo que es peor, puede ser satánica e infecciosa. La lengua es un fuego (cf. Pr. 16:27; 26:18–22), un mundo de maldad. Ella está puesta (kathistatai) entre los miembros, o partes de la anatomía de uno, y corrompe, contamina, o mancha todo el cuerpo. Además, inflama todo el curso de la vida (lit., “la rueda de la existencia” o “la rueda del nacimiento”, ton troj̱ on tēs geneseōs). 3:8. Nadie puede domar la lengua, porque es un mal que no puede ser refrenado, es rebelde, inestable, desenfrenada, como el hombre “de doble ánimo” de 1:8. Peor aún, la lengua está llena de veneno mortal (cf. Sal. 140:3). Como el veneno de una serpiente, la lengua está cargada con las toxinas del odio y de las habladurías que conducen a la muerte.
  • 75.
  • 76. EPISTOLAS GENERALES LA LENGUA ESTÁ CONTAMINADA (3:9–12) 3:9–10. Al igual que la lengua de una serpiente que se divide en dos puntas, con la lengua descontrolada bendecimos o “decimos una buena palabra” (eulogoumen) acerca del Dios y Padre (este es el único lugar donde el N.T. usa este título para referirse a Dios), pero también maldecimos “deseamos el mal” (katarōmetha) a los hombres … hechos a la semejanza de Dios (cf. Gn. 1:27; 9:6; Col. 3:10). De una misma boca proceden tanto la bendición como la maldición, y esto es totalmente incongruente. El apóstol hace hincapié en esto diciendo: Hermanos míos, esto no debe ser así.
  • 77. EPISTOLAS GENERALES Cultiven el pensamiento (3:13–18) Una clave para el hablar correcto es pensar correctamente. La lengua está contenida en una cavidad de dientes y labios, pero aun así, se escapa. No es la inteligencia la que mantiene la cerradura de esa cavidad; es la sabiduría—una sabiduría que se caracteriza por la humildad, la gracia y la paz.
  • 78. EPISTOLAS GENERALES LA SABIDURÍA ES HUMILDE (3:13) 3:13. Santiago formuló la pregunta retórica, ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? “Sabio” (sofos; cf. sofias en 1:5) describe a una persona con discernimiento moral y habilidad en los asuntos prácticos de la vida. “Entendido” (epistēmōn) se refiere a la percepción intelectual y a la agudeza científica. Si es así, que lo muestre. Este es un caso en que se aplica la frase “diciendo y haciendo”. La sabiduría no se mide mostrando y mencionando los títulos académicos, sino por los hechos. No es asunto de adquirir la verdad en conferencias, sino de aplicarla a la vida. La buena conducta y las buenas obras se reflejan mejor en la humildad de la sabiduría y la sabia mansedumbre (prautēti sofias). El hombre verdaderamente sabio es humilde.
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  • 80. EPISTOLAS GENERALES LA SABIDURÍA EXTIENDE GRACIA (3:14–16) 3:14. En la verdadera sabiduría no hay lugar para los celos amargos (“envidias”) o para la contención (“rivalidad que causa divisiones”, erithian de eritheuē, “tejer la lana”, i.e., trabajar para obtener una ganancia personal). Este no es ningún motivo para gloriarse. Jactarse (lit., “gloriarse”, katakauj̱asthe) en tales actitudes es negar, o mentir contra la verdad. 3:15–16. La envidia y las contiendas son indicadores claros de que la así llamada sabiduría de uno no proviene de lo alto (cf. 1:17), sino que es terrenal, animal (“natural, sensual”, psyj̱ ikē) y diabólica (“demoniaca”, daimoniōdēs). Los celos y la contención o rivalidad, sólo pueden producir perturbación (desorden), o confusión, y toda obra perversa. Una persona verdaderamente sabia no busca gloria o ganancia; sino que extiende la gracia y es dadivosa.
  • 81. EPISTOLAS GENERALES LA SABIDURÍA ES PACÍFICA (3:17–18) 3:17. La sabiduría que es de lo alto (cf. 1:17) es primeramente pura o “santa” después pacífica, amable o “que soporta”, benigna (“dócil”, o “razonable”), llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre (cf. “imparcial” [NVI95]; “no dudando” en 1:6), y sin hipocresía (“sincera”, NVI95). 3:18. El fruto de justicia es el resultado de sembrar la semilla de la paz. El hombre verdaderamente sabio es un hombre de paz.
  • 82.
  • 83.
  • 84. EPISTOLAS GENERALES Para alcanzar la madurez espiritual, y la santidad práctica—que es el tema de este libro—el creyente debe aprender a hablar con cuidado. El hablar con gracia viene de un espíritu sabio. Una lengua controlada solamente es posible teniendo un pensamiento cultivado. Una boca llena de alabanza procede de una mente llena de pureza. El creyente debe permanecer firme y confiado (cap. 1), servir compasivamente (cap. 2), y hablar cuidadosamente (cap. 3). Debe ser lo que Dios quiere que sea, hacer lo que él quiere que haga y hablar como el Señor quiere que hable.
  • 85. EPISTOLAS GENERALES IV. Sométanse con contrición (cap. 4) Las guerras, pleitos, pasiones, codicia, envidia, soberbia, y pecado, son palabras que manchan esta porción de la carta de Santiago como gotas de tinta negra. En agudo contraste con las palabras finales del cap. 3, “el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz”, el cap. 4 inicia con “las guerras y los pleitos”. Santiago confrontó con gran valor esta indeseable conducta. Además, dio instrucciones claras acerca de cómo calmar las tormentas que resultan en detrimento del crecimiento y la madurez espiritual. El creyente debe convertir el odio en humildad, el juicio en justicia, y la soberbia en fe.
  • 86. EPISTOLAS GENERALES CAUSA DEL CONFLICTO (4:1–2) 4:1. Como lo había hecho antes, Santiago introduce esta nueva sección con una pregunta retórica: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿De dónde vienen las “guerras” (lit., “el estado de guerra”, polemoi) y “los pleitos” (lit., “disputas individuales” o “batallas”, maj̱ai)? Santiago contesta su propia pregunta diciendo: de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros. El conflicto surge de (ek) los deseos sensuales o placeres internos (jēdonōn, cf. v. 3). El hedonismo, la filosofía del “playboy” que convierte al placer en el fin principal de la humanidad, todavía batalla en el corazón de las personas.
  • 87. EPISTOLAS GENERALES 4:2. La guerra es fruto de los deseos ilícitos. La concupiscencia trae consigo el asesinato. La codicia resulta en la frustración de no cumplir los antojos tan ardientemente deseados. Todo conduce a “las guerras” y “los pleitos” que “combaten” contra las personas que se mencionan en el v. 1. La última parte del v. 2, no tenéis lo que deseáis porque no pedís, se entiende mejor cuando se relaciona con el v. 3. Santiago no afirmó que la razón por la que los deseos no eran satisfechos era que las personas no pedían a Dios que los cumpliera. Simplemente revela que la fuente de conflicto está en la profundidad del codicioso corazón humano.
  • 88.
  • 89. EPISTOLAS GENERALES CONSECUENCIA DEL CONFLICTO (4:3–4) 4:3. La manera correcta de que los cristianos cubran sus necesidades legítimas es pidiendo a Dios. En gr., el vb. pedís está queriendo decir, “pedir para sí”. Una razón por la que el creyente no recibe lo que pide es porque pide mal (lit., “con maldad” o “equivocadamente”, kakōs). La cláusula de propósito que sigue lo aclara aún más, para gastar en vuestros propios deleites. “Gastar” podría trad. “derrochar”. “Deleites” de nuevo es la palabra gr. j̱ ēdonais (cf. v.1). ¡Dios jamás proveerá para que se haga un “derroche hedonístico”!
  • 90. EPISTOLAS GENERALES 4:4. En lugar del acostumbrado “hermanos míos”, Santiago se dirige ásperamente a ellos con la frase: ¡Oh almas adúlteras! De nuevo formula una aguda pregunta: ¿No sabéis que la amistad (filia) del mundo (cf. “mundo” en 1:27) es enemistad contra Dios? Después añade: cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. La consecuencia es peor aún que terminar con las manos vacías; ¡un cristiano rebelde que tiene una relación ilegítima con el mundo está en enemistad con Dios!
  • 91.
  • 92. EPISTOLAS GENERALES 4:6. Dios resiste a los soberbios. La palabra “resiste” o “se opone” es antitassetai, un término militar que significa “batallar en contra de”. Sin embargo, Dios da gracia a los humildes. Ya sea que el creyente sea llamado a resistir a su espíritu humano que tiende hacia la envidia, o a regocijarse en el Espíritu Santo que celosamente anhela la edificación de cada creyente, el llamamiento es a rehuir el orgullo y someterse humildemente a la autoridad de Dios. La cura para el conflicto es un espíritu humilde que es recompensado por el favor inmerecido de Dios. Santiago continúa mostrando en los vv. 7–12 la forma en que la humildad se relaciona con la justicia pacífica.
  • 93. EPISTOLAS GENERALES CONSEJO PARA LA JUSTICIA (4:7–9) 4:7 En los vv. 7–9 se da una serie de mandamientos (diez imperativos) los cuales, si se siguen, contribuyen a la armonía y la santidad. Santiago hizo un llamado a la consagración (v. 7), a la limpieza (v. 8) y a la contrición (v. 9). Al igual que un imán, el llamamiento a la consagración tiene dos polos, uno positivo y otro negativo: Someteos … a Dios; y resistid al diablo. “Someteos” es un término militar que significa “estar subordinado” o “rendir obediencia”. “Resistid” (antistēte) significa “tomar una posición en contra de”. Es decir, tomen una posición en contra del diablo, y huirá de vosotros.
  • 94.
  • 95. EPISTOLAS GENERALES 4:8. Por otro lado, les dice: acercaos a Dios, y como consecuencia, él se acercará a vosotros. Pero, para acercarse a Dios, es necesaria la limpieza. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Tanto “limpiad” como “purificad” son vbs. que se refieren a la limpieza ceremonial, una figura que hablaba elocuentemente a los judíos convertidos. La necesidad de la limpieza es clara a partir de la manera en la que Santiago se dirigió a sus lectores “pecadores” y a “los de doble ánimo”
  • 96. EPISTOLAS GENERALES VENTAJA DE LA JUSTICIA (4:10–11) 4:10. La clave es la humildad. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. El camino que conduce hacia arriba va cuesta abajo. El humillado se convierte en el exaltado. Hay una marcada ventaja en la humildad—a fin de cuentas trae honra. 4:11. Murmurar y juzgarse los unos a los otros es totalmente incongruente con el espíritu humilde que Dios desea. Además, criticar a otros es realmente enjuiciar la ley de Dios, pero su ley es un mandamiento sobre todas las personas. Nadie debe asumir una posición soberbia por encima de la ley. El que murmura es sentenciado por la ley, y el que se erige en juez es expuesto por ella; sólo la persona humilde alcanza honra. La verdadera justicia se logra cuando un creyente se somete a
  • 97.
  • 98. EPISTOLAS GENERALES Conviertan la arrogancia en fe (4:13–17) DECLARACIÓN DE LA ARROGANCIA (4:13) 4:13. El ataque de Santiago fue directo. El ofensor al que Santiago ataca es un típico hombre de negocios que hace sus planes sin tomar en cuenta a Dios. Además, es impositivo en cuanto a sus planes de viaje: hoy y mañana iremos a tal ciudad; y muestra una absoluta confianza acerca del tiempo: estaremos allá un año; aparte, es egoísta en sus relaciones comerciales, traficaremos, y ganaremos.
  • 99. EPISTOLAS GENERALES SENTENCIA SOBRE LA ARROGANCIA (4:14) 4:14. Para los comerciantes egoístas, Santiago simplemente dijo, no sabéis lo que será mañana. Los planes del hombre son siempre tentativos, no son suyos. El tiempo no es suyo. De hecho la vida no es suya. Después Santiago lanza otra de sus famosas preguntas ¿qué es vuestra vida? La respuesta es neblina (“vapor, un soplo de vaho”). Los creyentes necesitan tener esta perspectiva piadosa acerca de su peregrinar terrenal. Entre otras cosas, ataca la presunción justo desde su raíz, misma que se encuentra en el pantano egoísta y arrogante del cual emergió.
  • 100.
  • 101. EPISTOLAS GENERALES SOLUCIÓN PARA LA ARROGANCIA (4:15–17) 4:15. La clave para evitar la presunción es mantener una perspectiva piadosa. En lugar de hacer grandes planes en la esfera humana, uno debe expandir su visión para incluir a Dios en el cuadro. En lugar de la presunción vana, uno debería decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Estas no son palabras que deben usarse como talismán, sino una actitud realista que afecta todo el ser y la conducta de uno.
  • 102. EPISTOLAS GENERALES 4:16. Para asegurarse de que sus lectores entendieran, Santiago reitera que la jactancia es mala, así como lo es la soberbia. La jactancia egoísta debe ser reemplazada por la confianza que honra a Dios. La cura para la arrogancia es la confianza. 4:17. Es probable que la oración con la que concluye el cap. 4, al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado, se relacione no solamente con el asunto de la presunción, sino también con todo el consejo que se ha dado hasta aquí en la epístola. “Y” (lit., “por tanto”, oun) apoya esta idea. Los lectores de Santiago no podían argumentar ignorancia. La carta está llena de exhortaciones para hacer el bien. Desobedecer es claramente pecado.
  • 103. EPISTOLAS GENERALES V. Compartan con preocupación (cap. 5) Santiago continúa su ataque sobre los comerciantes egoístas que tienen éxito en sus planes de negocios, y que no solamente obtienen ganancias, sino que se consideran ricos debido a sus riquezas acumuladas. Santiago declaró que esas riquezas son inútiles. La espiritualidad consiste en compartir, no en acumular posesiones. Finalmente, para todos los creyentes, ya sea que estuvieran bendecidos, cargados, o descarriados, Santiago les instó a que practicaran la alabanza, la oración y la persuasión. Los comentarios finales de Santiago se centran en el compartir— compartir las posesiones de uno, compartir con paciencia y compartir en oración.
  • 104. EPISTOLAS GENERALES DESTRUCCIÓN DE LA RIQUEZA (5:2–3) 5:2–3. Las riquezas se pudren, y las ropas pueden ser destruidas por la polilla. La historia que aquí se insinúa no es de ir de “pobre a rico”, sino de “rico a pobre”. El oro y la plata son los metales más codiciados, y por mucho tiempo se han considerado como los estándares materiales del mundo. A pesar de que no se oxidan, ni se enmohecen, el oro puede oscurecerse, y la plata se mancha. Su moho (ios, o “veneno”, como en 3:8 y Ro. 3:13) es un testimonio de la necedad del hombre rico y consumirá sus carnes como fuego. Así como los metales pierden su brillo, el veneno de la avaricia carcome a las personas. El moho de los tesoros es un testimonio de esta enfermedad de los ricos. Acumular riquezas para los días postreros sólo proporciona más combustible para el fuego que consumirá a los perdidos.
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  • 106. EPISTOLAS GENERALES CONDENACIÓN EN LA RIQUEZA (5:4–6) 5:4–5. No es la riqueza en sí la que está condenada, sino la actitud codiciosa hacia ella, y las horribles acciones por medio de las cuales se obtuvo. Dios no es sordo a los lamentos de injusticia que salen tanto del jornal retenido por medio del fraude, como de los trabajadores que han sido oprimidos por los ricos. Los judíos convertidos estaban bien conscientes de que la ley de Dios prohibía retener los salarios (Lv. 19:13; Dt. 24:15) y oprimir a los pobres (Pr. 3:27–28; Am. 8:4–6; Mal. 3:5).
  • 107.
  • 108. EPISTOLAS GENERALES ESENCIA DE LA PACIENCIA (5:7–9) 5:7. Por tanto … tened paciencia, dijo Santiago como un corolario directo acerca del juicio que vendrá sobre los ricos perversos. “Tened paciencia” (makrothymēsate) viene de una palabra compuesta de “largo” (makros) y “ánimo” (thymos). La idea es ajustar el reloj del ánimo de uno para que corra un largo período. Es pensar sensatamente. Enfocarse en la parte final de la carrera de la vida. Es tener un fusible duradero. Mirar hacia adelante, hasta la venida del Señor. La esencia de la paciencia se ve con mayor detalle en el labrador, que espera el precioso fruto de la tierra y pacientemente (makrothymōn) aguarda hasta que llega la lluvia necesaria. 5:8. La aplicación es clara. Así como el labrador, cada creyente debe tener paciencia y afirmar su corazón; porque la venida del Señor se acerca. El regreso del Señor (parousia) debería estimular a cada creyente a la paciencia y a la persistencia.
  • 109.
  • 110. EPISTOLAS GENERALES 5:9. Santiago invitó a los creyentes a dejar de quejarse, no fuera que fueran condenados, porque Jesús el juez está delante de la puerta. En vista de la esperanza del pronto regreso de Cristo, los creyentes deben dejar los conflictos insignificantes a los cuales Santiago aludió en el cap. 4. Los hijos de Dios debemos estar en guardia para el regreso de Cristo. Al hacerlo así, se fomenta la buena conducta y la armonía mutua.
  • 111. EPISTOLAS GENERALES EJEMPLOS DE LA PACIENCIA (5:10–11) 5:10. Santiago recordó a sus hermanos judíos acerca de los profetas, que soportaron mucha aflicción con paciencia (makrothymia, lit., “longanimidad” cf. v. 7) mientras hablaban en nombre del Señor. 5:11. He aquí (“en verdad”, NVI95), tenemos por bienaventurados (lit., “felices o afortunados” makarizomen) a los que sufren. Después, Santiago presenta otro ejemplo bien conocido y reverenciado de paciencia, Job. El Señor honró la paciencia de Job al multiplicar sus bendiciones (cf. Job 42:12). Santiago lo resumió así: El Señor es muy misericordioso y compasivo. “Muy misericordioso”
  • 112.
  • 113. EPISTOLAS GENERALES EVIDENCIA DE LA PACIENCIA (5:12) 5:12. Pero sobre todo, hermanos míos concluyó Santiago, no juréis, i.e., no hagáis un juramento en vano. Para aquéllos que verdaderamente muestran la persistencia y la paciencia que se recomienda a los creyentes, no hay necesidad de hacer juramentos, ni por el cielo, ni por la tierra, asegurando que su palabra es veraz. El testimonio debe ser tal, que cuando uno dice sí significa sí, y cuando dice no, eso es justo lo que se quiere decir (cf. Mt. 5:37). El pronto regreso del Señor, el juez que está a la puerta (Stg. 5:9), es motivación suficiente para practicar esta clase de honestidad y confianza.
  • 114. EPISTOLAS GENERALES SENSIBILIDAD A LAS NECESIDADES (5:13) 5:13. Quizá las dos debilidades más grandes en la iglesia promedio de nuestros días son las áreas de la oración y la alabanza. La razón para esas debilidades tiene sus raíces en la insensibilidad. Hay mucha necesidad de oración y muchas razones para alabar. El sufrimiento debería traer consigo la oración. La satisfacción de nuestras necesidades debería traer consigo la alabanza. Santiago utilizó varias preguntas para enfatizar estos puntos. ¿Está alguno entre vosotros afligido? “Afligido” (kakopathei, “sufriendo maltrato”; cf. v. 10) se relaciona con el sufrimiento que viene de cualquier fuente. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. “Alabanza” (psalletō) originalmente significaba “tocar un instrumento de cuerdas”.
  • 115. EPISTOLAS GENERALES SÚPLICA POR LAS NECESIDADES (5:14–18) 5:14–15. Santiago formula una tercera pregunta y la contesta en su totalidad. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Para el creyente caído, desanimado, preocupado y cansado, se asegura la restauración, y la oración de fe de los ancianos salvará al enfermo (lit., “al cansado”; i.e. “lo restaurará del desánimo y la derrota espiritual”) y el Señor lo levantará. 5:16. La conclusión es clara: Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros. La preocupación mutua de los unos por los otros es la manera de combatir el desánimo y el decaimiento. La cura está en la confesión personal y la preocupación en la oración. Es la oración eficaz del justo la que trae la ansiada cura proveniente de Dios.
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  • 117. EPISTOLAS GENERALES IMPORTANCIA DE LAS NECESIDADES (5:19–20) 5:19–20. La última recomendación de Santiago a sus lectores tiene un toque de ternura, y una clara nota de ánimo para quienes han ayudado a otros que se han cansado y han caído en el camino. Hermanos, escribió, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados.
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