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Cambios en la cultura de la terapia: una postura
filos6fica
Mi enfoque colectivo en psicoterapia se ha desarrollado
en el fluir de innumerables conversaciones <&erap6uticas*
y
conversaciones acerca de la terapia mantenidas durante
aiios con clientes, colegas, estudiantes y conmigo misma en
un intento de describir y explicar nuestras experiencias a
otros y a nosotros mismos. Esas conversaciones sobre una
terapia que ha dado buenos o malos resultados han influido
sobre mis ideas y mi trabajo. Cuando pienso en ellas, vuelvo
una y otra vez a 10s aspectos centrales de mi terapia: 1 s -
guaje, conversaci6n, relaci6n. i C u a es la diferencia entre )
una conversaci6n terap6utica exitosa y otra que no lo es? I
iHay diferencias entre una conversaci6nconun buen amigo 1
y una conversaci6n terapeutica con un extraiio? iQu6 in- 1
fluencia ejerce lo que ocurre en el consultorio de terapia so- ,
bre la vida de unapersona &era del consultorio?iDe d6nde
proviene ulo nuevo,, que 10s clientes suelen describir como'
una sensaci6n de libertad o de esperanza? iDe qu6 manera
contribuye la terapeuta a esa sensacibn? iEn qu6 es cexper-
to,>un terapeuta? Y lo mfis importante: json estas las pre9 -
guntas que debemos hacernos?
En mi biisqueda de un m6todo para pensar sobre nues-
tras experiencias y sobre este tip0 de preguntas, me f
u
iale-
jando cada vez miis del modernismo. Algo no encajaba. Me
senti atraida, a veces a sabiendas y a veces sin quererlo, por
10s supuestos filos6ficosposmodernos, que parecfan ade-
cuarse a mis experiencias y liberarme. El pensamiento pos-
moderno, en el sentido amplio del t6rmin0, ha sido el punto
de partida de mi trabajo actual, y sigue d6ndole sentido,
aunque soy consciente de que habrii algo miis all6 de ese
pensamiento. Si bien mi enfoque se ha conocido como enfo-
que colaborativo de 10s sistemas de lengua~e
(Anderson,
-
.
- -
1993, 19951,en este libro lo llamo simplemente enfoque co-
laboratiuo. Estos t6rminos se refieren a mi conceptualiza-
ci6n de la terapia: un sistema de lenguaje y un aconteci-
miento lingiiisticoquereline a lagente en una relacidny una
conversacidn colaboratiuas -una blisqueda conjunta de
posibilidades.
IEl context0 de mi enfoque ha sido provisto por pensa-
dores (te6ricos, fil6sofos, psic6logos sociales, feministas, te-
rapeutas familiares) que criticaron la autoridad cientifica
como base del conocimientoy ofrecieronotros criterios para
indagar y comprender la psicologia humana. Es este d e s d o
paradigmgtico -revolucionario, potencialmente explosivo,
y naturalmente marginado- que plantean las teorias del
construccionismo social, de la hermen6utica y de la narrati-
va, lo que para mi constituye el pensamiento posmoderno.
He sidotestigo y participe de esta revoluci6ndesde10sterre-
nos de la terapia familiar y de la psicologia, aunque en el
primer0 de esos terrenos se desenvolvieron en lo sustancial
mi crecimiento e identidad profesionales como la mayorfa
de mis contribuciones clinicas y acad6micas.
Mi anfilisis critic0 de la psicoterapia en general, y mis
puntos de vista propios, son parte de la historia del <<grupo
Galvestonn o, mfis formalmente, el Houston Galveston Ins-
titute (Anderson, Goolishian, Pulliam y Winderman, 1986;
Goolishian y Anderson, 1990). El Instituto es una organi-
zaci6n privada sin fines de lucro, dedicada a la prfictica cli-
nica, la investigacibn y la educacibn, cuyos on'genes se re-
montan a la terapia de impact0 miiltiple (MacGregoret al.,
1964), una de las primeras formas de terapia familiar. La
mayor parte de 10sclientes del Instituto son involuntarios o
han sido tratados sin 6dto en otras instituciones; las hen-
tes de derivaci6n son organismos de protecci6n del menor,
juzgados de familia, albergues para victimas de violencia
--dom6stica y otras instituciones encargadas de identificar a
quienes se apartan de las normas sociales.Tambi6nhe teni-
do la fortuna de ser invitada a ensefiar y consultar en otros
contextosy paises, lo que me ha permitido recoger experien-
cias iinicas y variadas que a su vez influyeron sobre mi
practica y mi ideologfa.
Estos contextos profesionales han provisto ciertas carac-
ten'sticas comunes muy importantes: la colaboraci6n con co-
legas inquisitivos que cuestionaron paradigmas familiares
y exploraron las -fronteras de nuevos paradigmas; situacio-
nes de ensefianza donde la maestra tambi6n era aprendiz; y
la oportunidad de alternar con representantes (individuos,
familias, sistemas amplios y organizaciones) de una vasta
gama de entornos socioecon6micos,culturales y 6tnicos que
pasaban por muy diversas dificultades en suvida cotidiana.
Tanto mi enfoque colaborativo posmoderno como este
libro se basan en las siguientes premisas filos6ficas:
1
. Los sistemas humanos son sistemas de generaci6n de
lenguaje y sentido.
2. Son mAs formas de acci6n social que procesos menta-
les individuales independientes cuando construyen rea-
lidad.
3
. Una mente individual es un compuesto social, y por lo
tanto el propio ser es un compuesto social,relacional.
4. La realidad y el sentido que nos atribuimos y que atri-
buimos a otros y alas experiencias y acontecimientos de
nuestra vida son fen6menos interaccionales creados y
vivenciados por individuos en una conversaci6ny acci6n
con otros y con nosotros.
5. El lenguaje es generador; da orden y sentido a nuestra
vida y a nuestro mundo, y opera como una forma de
participaci6n social.
.6. El conocimiento es relacional, estfi insert0 en el lengua-
je y nuestras prficticas cotidianas donde tambien se ge-
nera.
De estas premisas derivan profundas consecuencias para
toda empresahumana y para quienes participamos en esas
empresas; especialmente, para la terapia y 10sterapeutas:
qu6 pensamos de 10s seres humanos y de nuestro papel en
suvida, c6mo pensamos y participamos en un sistema tera-
p6utic0, en el proceso de la terapia, en la relaci6n terap6u-
tica. Esas premisas diferencian mi filosofiay practica colec-
tivas de otras versiones posmodernas, e implican un movi-
miento en las definiciones de sistema social, proceso tera-
p6utic0, y posici6n de la terapeuta
Desde
Un sistema social definido Un sistema basado en el con-
por una estmctura de roles texto,y producto dela comu-
nicaci6n social
man (1981) llam6 el uparadigma evolutivon en terapia fa-
miliar (Dell, 1982;Dell y Goolishian, 1979; Elkaim, 1981;
Selvini-Palazzoli, Boscolo, Cecchin y Prata, 1978).14Esta
orientaci6n llamada evolutiva nos alej6 del concept0 de ho-
meostasis y de causaci6n (lineal y circular). Desde una
~ e ~ s c t i v ~ ~ ~ ~ ~ _ a ~ ~ ~ . ~ ~ ~ ~ ~ . m a s . ~ . e ~ r ? x ~ e s . ~ u _ e . ~ c ~ d ~ -
j
-
a
n de encontrarse .
en.,~..
un cambio d i s c o n t . ~ , ~ ~ & o m . e n
desequilibrio,son no linea_les,,
se organizan
.__.-
solos.~sanauto-
recursivos (Briggs y ~ e a t , m Z ~ P r ~ ~ o ~ i n e
y Stengers,
.~
1 9 8 4 ) . r ~ c a m b i o
sist6micoaparece entonces azaraso, im-
predecible, discontinuo, y conduce siempre a niveles mzis
altos de complejidad. La aplicaci6n de estos conceptos a 10s
sistemashumanos signSc6 que n
ila terapia ni 10sterapeu-
tas podian, por si solos, amplificar una fluctuaci6nmas que
otra, o determinar la orientaci6n del cambio (Dell, 1982;
Dell y bolishian, 1979).Los terapeutas no controlaban el
sistema, ni podfan controlarlo,sinoque eran una parte acti-
va de un proceso evolutivo mutuo. Como afirmaron Dell y
Goolishian (1981),<<La
perspectiva de 10ssistemas evoluti-
vos eleva el proceso sobre la estructura, y la flexibilidady el
carnbio, sobre la estabilidad. Como ocurre con la pauta del
oleajeen la confluenciade dos nos, el proceso es determina-
do por ambos flujos. (pAg. 178).El proceso determina la es-
tructura.
Nuestro grupo en Galveston combin6 nuestra fascina-
ci6n por 10s sistemas evolutivos con nuestro inter& por el
lenguaje.16Este vuelco hacia el lenguaje, en particular el
l4 VCase Foundations offamily therapy:A conceptualframeworkfor sys-
tems change, de Lynn Hoffman (1981),a mi juicio la mejor descripci6n y
explicaci6n de la historia de la terapia familiar hasta 10safios 70.
l5 El Gsico Ilya Prigogine propuso la noci6n de restructuras disipativasn
que designan a estas sistemas muy alejados del equilibrio. Para mante-
nerse estables, deben cambiar constantemente. SegiinPrigogine, la reali-
dad 9,por lo tanto, el cambio,es multidimensional y no produceni surge de
un basamento de tip0 piramidal. Mas bien, se evolucionade manera noje-
r&quica, camo una red, y la red de descripciones se hace cada vez m6s
eampleja (vCase Briggs y Peat, 1984,p6gs. 167-78).
I6 La fuente original del inter66 del grupo de Galveston por el lenguaje
fue el libro Pragmatics of human communication, de Watzlawick, Beaven
y Jackson (1967).Mis tarde recibimos la influenda de Maturana (=The
organization of the living,,, 1975,y -Biology of language: Epistemology of
realitp, 1978)y, a partir de 10sprimeros aiios de la d6cada de 1980,de la
hermenbutica y el eanstruccionismosocial.
lenguaje desde el punto de vista de la hermen6utica y las
teorias socio-construccionistas,nos permiti6 abandonar por
completo el mecanicismo de las metaforas de la cibern6tica
y de 10ssistemas sociales estructurados como una cebolla o
una pirzimide (Andersony Goolishian, 1989, 1990~).
A par-
tir de una couceptualizaci6nde 10ssistemashumanos como
sistemas lingiiisticos -sistemas de comunicaci6n fluidos,
en constante evoluci6n, que existen en el lenguaj-, de-
sarrollamos 10s conceptos de ~sistemas
determinados por
problemas,, (Anderson, Goolishian, Pulliam y Winderman,
1986)y <<sistemas
de disoluci6n de problemasu (Andersony
Goolishian, 1988b;Goolishiany Anderson, 1987~).
Apertura de un espacio por otro: nuevas
agitacionesparadigmaticas
La terapia familiar se desarroll6 como una ideologia
fundadora, centrada en las interacciones dentro del siste-
ma. No interesa la cantidad de personas que participan en
terapia.17Esta revoluci6n conceptual,nacida hace medio si-
glo, represent6 un salto audaz al territorio fronterizo y des-
conocido de un cambioparadigmAtico en la comprensi6n de
la conducta humana. Hoy es innegable la influencia de la
terapia familiar sobre la psicoterapia en general -sobre su
teoria, su przictica, su investigaci6n y la educaci6n de sus
profesionales-. La terapia familiar abri6 el espacio para un
cambio paradigmzitico que mud6 a la psicoterapia desde su
anclaje en la pregunta del por qu6 (una perspectiva unidi-
reccional, de causa-efecto,orientada hacia el pasado) hasta
un nuevo anclaje en la pregunta del qu6 (centrada en las
conductas,la comunicaci6n, el lenguaje, las creencias).Este
nuevo paradigma llev6 sobre todo a reconocer la contextua-
l7 Reconozco que hay un debate sobre si la terapia familiar es una ideo-
logia o un praceso centrado en la cantidad de personas en un consultorio,
Y sobre si es una disciplina separada y distinta o una subespecialidad,
Por ejemplo de la psicologia. Creo que estos debates oscurecen la esencia
de la terapia familiar, que consiste en un cambio paradigmitico. VBanse
Shields, Wynne, McDaniel y Gawinski (1994);Anderson (1994)y Hardy
(1994).
catiuo, que guia a1hombre desde las oscuras cavernas del
tiempo hasta el luminoso cielo de una presencia eternaa
(Spanos, 1985, p6g. 56). El conocimiento es representativo
de un mundo objetivo, que existe con independencia de la
mente y 10s sentimientos; es subjetivamente observable y
verificable; y es universal y acumulativo. De este conoci-
miento derivan grandes teorias generalizadoras; el mo-
dernism~
es un discurso monovocal donde domina la wer-
dad. y se valora la estabilidad.
El fil6sofoRichard Rorty (1979)indic6que en esta tradi-
ci6n moderna del conocimiento representativo, el conoci-
miento <<corn0
una yuxtaposici6n de representaciones exac-
taw (pgg. 1631, el entendimiento es como un espejo que
refleja la naturaleza. El individuo es un ser cognitive cuya
mente opera como un sistema representacional similar a
una computadora. El entendimiento actda como una
representaci6n mental interna de la realidad. La realidad
-lo que es- es un hecho fijo, a priori, empirico, inde-
pendiente del observador. Desde esta perspectiva, como lo
propone el profesor de filosofia G. B. Madison (19881, el
mundo
aes completo en si mismo y simplemente estg a la espera de
que un sujeto cognoscentevenga y forme una "representa-
ci6nmental" de 6
1(. ..) Si [elobservador]puede conectar sus
ideas de la manera corrects, el resultado serk una "repre-
sentaci6n" verdadera o algo parecido a la realidad "objeti-
va". (p&. x).
Desde esta perspectiva, el sujeto cognoscente es au-
t6nomo y separado de aquello que observa, describe y ex-
plica, se trate de algofisico como una tormenta ode algohu-
mano como una multitud. El individuo que conoce es la
fuente y validacidn de todo conocimiento. El individuo es
privilegiado.
En esta versi6n modernista, ellenguaje es el medio para
el conocimiento; es decir, el conocimientose comunica a tra-
v6s del lenguaje. La funci6n del lenguaje (palabras y simbo-
los,verbales y noverbales),igual que la del conocimiento,es
ofi-ecerun cuadro correct0 que represente el mundo y nues-
tras experiencias en el mundo, referido a lo que es real. Los
seres humanos utilizan el lenguaje como un medio para
transmitir pensamientos y sentimientos, ocomouna expre-
si6n (Heidegger,citado en Palmer, 1985,pgg. 20).
La psicoterapia desde una perspectiva moderna
El modernism0y sus verdades proveen 10scimientos de
las humanidades y las cienciassociales.Nuestra cultura de
la psicoterapia unuestras teorias, prgcticas e investiga-
ci6n, tanto en psicologia como en psiquiama, asistencia so-
cial y terapia familiar- tienen en ese discurso dominante
su base histhrica y son su reflejo; 6
1ha elevado alterapeuta
ala posici6n de un observadorindependiente con accesopri-
vilegiado a1conocimiento de lanaturaleza humana, las per-
sonalidades individuales, la vida de relacibn, las conductas
normales y anormales, 10spensamientos, sentimientos y
emociones. Este conocimiento permite a 10sterapeutas ob-
servar, describir y explicar objetivamente 10s comporta-
mientos. Con esta autoridad de conocimiento y verdad, 10s
terapeutas mantienen una posici6n dualista y jedrquica, y
es asi como su saber predomina sobre el saber marginal, co-
tidiano, no profesiond de 10sclientes.
Desde una perspectiva moderna, el conocimiento y, por
lo tanto, la verdad, es piramidal: construye una jerarquia.
Un terapeuta, en tanto representante de un discurso social
y cultural dominante, sabe cukl es la historia humana y
cugldeberia ser.Este saberdeZterapeuta, basado en teorias,
prejuicios y experiencias profesionales y personales, actda
como una estructura a priori que predetermina el conoci-
miento que un terapeuta trae a la sesibn,y se impone a1co-
nocimiento del cliente. El terapeuta se convierte en un ex-
perto en observar, revelar y deconstruir la historia tal como
realmente es y tal como deberia ser. El conocimiento del te-
rapeuta da forma a sus observaciones y las valida; actda
como una uretro-referencia*y uproyecta el pasado en el fu-
turon (Giorgi, 1990,pgg. 76).
El discursomodernista perpetcia la noci6n de las met@-
ras uniuersales, descubribles, para la descripcidn humana,
ideas fijas monovocales y determinadas unilateralmente,
sobre la naturaleza humana universal y la conducta indivi-
dual. Estas verdades pasan por alto el mundo interperso-
nal, social,econ6rnico y politico en quevivimos -un mundo
en constante y rgpido cambio-, y las variaciones que exis-
ten dentro de este mundo. Como 10sestereotipos descriptos
por la fil6sofafeminists Lorraine Code (19881,estas verda-
des se convierten simplemente en dogmas, <cproductos
de la
tradici6n cultural, adquiridos como parte del proceso de
aculturaci6n*(pdg. 192).Aglomeran gente, problemas y so-
lucionesen grupos homog6neos que enmascaran y descono-
cen sutilezasy diferencias.
La terapia modernista es unproyecto lideradopor el te-
rapeuta, influidopor lasverdades dominantes de la cultura,
y que conduce aposibilidades determinadas por el terapeu-
ta. Estas verdades se expresan en diagn6sticos, objetivos, y
estrategias de tratamiento que se determinan apriori y se
aplican indiscriminadamente. Asu vez, 10spensamientos y
las acciones del terapeuta pueden validar y reificar su pre-
conocimiento,y hacer que sepierda odesechelo singular, ri-
co y complejo en un individuo o un grupo de individuos. A
medida que el pre-conocimientoy la voz monovacal se for-
man, 10sresultantes pensamientos y acciones del terapeuta
tienden a dominar y silenciar la voz del cliente. A1 mismo
tiempo, creo, las met&forasy narrativas familiaressehacen
autolimitantes, reduciendo la capacidad creativa e imagi-
nativa delterapeuta y, por lotanto, la posibilidad de una no-
vedad desconocida --que puede emerger cuando se hacen
presentes las voces del cliente, el terapeuta, y otras perso-
nas-. Creo k e m e n t e que privilegiar nuestras voces de
terapeutas contribuye a perpetuar la desigualdad insti-
tucional, tanto en el nivel local de la relaci6n terapeuta-
cliente como en el nivel universal de la relaci6n individuo-
familia-sociedad-por ejemplo, al ignorar o apoyar genera-
lizaciones sexistas, racistas orelacionadas con la edad.
El discurso modernista promueve la noci6n dualista y
jerdrquica del cliente como sujeto de indagaci6n y observa-
cwn, y coloca al terapeuta en la posici6n superior de exper-
to. En este discurso, 10sparticipantes son entidades estdti-
cas separadas --cliente y terapeuta-, y no participates
que interactcien en una empresa conjunta. El aspecto rela-
cionalde la noci6n del individuo-en-relaci6npasa a segundo
piano. El cliente, en tanto sujeto de indagaci6n que no sabe,
es liberado del problema malvado por un terapeuta que sa-
be y es un experto en la naturaleza y la conducta humanas:
el h6roe libertador.
Un lenguaje de psicoterapia basado en un discurso
modernista es un lenguaje basado en una deficiencia y se
presupone que representa adecuadamente la realidad
conductal y mental. Para utilizar nuevamente la m6tafora
de Rorty (1979) de la mente-espejo, al sujeto de indagaci6n
(el cliente) se lo considera defectuoso,fallidoy disfuncional.
Los diagn6sticos operan como c6digos culturales y profesio-
nales para recolectar, analizar y ordenar datos a la espera
de ser descubiertos.Amedida que se descubren similitudes
y pautas, la gente y sus problemas se asignan a un sistema
de categorias de deficiencia,mantenido a traves dellengua-
je y elvocabulario de nuestros discursos.Esto crea la ilusi6n
de un conocimiento psicol6gico generalizable. El lengua-
je y 10svocabularios de la psicoterapia, entonces, son im-
personales y desconocen el cardcter singular de cada in-
dividuo y cada situaci6n (Gergen, Hoffman y Anderson,
1995).Las etiquetas profesionales y culturales clasifican y
asignan a las personas; no nos dicen nada sobre ellas. El
psic6logonoruego Jan Smedslund (1978,1990,1993) ha es-
crib abundantemente sobre las diferencias entre la reali-
dad objetivay psicosocial,y proponelo que 6
1llama <<psicolo-
gfa de sentido comk.: en pocas palabras, esas explicacio-
nes psicol6gicas <<consideradas
correctas por todos 10s que
hablan el idioma en el que se las formulw, (1990,pdg. 46).
Desde esta perspectiva moderna, la psicoterapia es una
tecnologfa: un ser humano es una mdquina, y el terapeuta,
un t6cnico que trabaja con maquinas humanas defectuosas
(Anderson y Goolishian, 19883, 1991~).
Para retomar la
comparaci6n mente-espejo de Rorty (1979): si la mente es
representational --corn0 un espej-, y si le aparecen man-
chas y no puede reflejar la realidad con exactitud, entonces
la tarea del terapeuta es <&speccionar,reparar y p u b >el
espejo defectuoso (p6.g.12).El papel del terapeuta es diag-
nosticar la disfunci6n o el defect0 (en la conducta indivi-
dual, en las pautas de interacci6n, en las creencias, o en las
historias) en el sistema humano en cuesti6n (individuo,
pareja, familia),y devolver al sistema un estado normative
(unindividuo diferenciado, una pareja complementaria,
una familia funcional). En esta perspectiva, el lenguaje es
el medio, la herramienta que nos permite usar nuestra
valen necesariamente a nihilismo, solipsismo o relativis-
mo. Prescindir de la noci6n de verdad no significa que ma-
da exists,,; adoptar una posici6n pluralists no significa que
<<todo
valga.. Por el contrario, el posmodernismo alienta la
critica social, desde una perspectiva posmoderna todo estg
sujeto a cuestionamiento, incluyendo el posmodernismo.
Ahora que entramos en el periodo posmodernoy la realidad
objetiva desaparece, no se atribuye m4s verdad a las teo-
rias cientificas organizadoras aceptadas, en particular las
de las ciencias sociales, que a otras descripcionesoficciones
(Kuhn, 1970).
Sibien me interesa todo el paisaje posmoderno, 10spun-
tos centrales de mi conce~tualizaciin
&apoyan en dos uers-
~~ ~
- -
pectivas interpretativas: la hermeneutica fikg6fica con-
temporhea y el construccionismosocial.Desde mi punto de
-
-
.
vista, ambosllevan a una tran&nnac16n de la cultura de la
Hacia una transformaci6n
La hermen6utica filos6fica contemporhea y el construc-
0cionismo socialven a 10ssistemas humanos como entidades
complejasintegradas por individuos que piensan, interpre-
tan y comprenden.
-. Una y otra cuestionan la aplicaci6n de
las explicacionestradicionales de las cienciasEsicas y natu-
rales a
1 anglisis de 10ssistemas humanos, y consideran que
i la uprecomprensi6n,, -
-
a tales e
-
e
s no per-
-mite apreciar la comuleiidad d? lo human~.
Ni la una ni el
otro ofrecen un Umarco te6rico sistem4tic0, con su corres-
pondiente metodologfan(Semin,1990,p6g. 151);en cambio,
10sdos prcsentanln,marco para la critic.+de 10sc o m t o s
-_
_
_
-
c
-
.
-
-
-
-
-
-
-
-
modernistas, y una alternat~va.
---"
Aunquc distintos, e ~ m c c i o n i s m o
social y la herme-
2 n6utica tienen similitudes. Ambos examinan 10ssupuestos
gue muevena~g,s_crs~nnc~a-s-sY29r~~~'Ca~~nas:
c6mo
producimos y comprendemos a 10s indivlduos y las insti-
tuciones sociales; c6mo participamos en lo que creamos,
j vivenciamos y describimos (Giddens, 1984).A m b o s z -
parten una perspectiva colnprensiua que acentuarlse~zti-
. - -..
do -sentldo construlTo, no impuesto-.. Por ejemplo, 10s
- - .-.-
significados de las palabras, 10ssignificadosque atribuimos
a 10sacontecimientosy experienciasde nuestra vida, inclu-
yendo nuestras identidades, son creados por individuos que
conversan e interactiian con otros y consigo nlismos, y son
siempre susceptibles de una variedad de interpretaciones.
Ademgs, tanto para la hermen6utica comopara el construc-
cionismo social, <<El
sentido ha de verse (. ..) como una co-
Ce producci6n de q u i e n p - i ; 8
-
7
-
c~mparten
el mlsmo poder acg$o de compet&icia lingxifs-
( ~ u e a ~ - P . o 1 1 ~ r ~ ~ T ; T 7 ~ G b
-
guaje desempeiia un papel central; creencias v pra~tkag
se
@ vincula con, se crean en,y ocurren en el1enguaj.e. Tanto 10s
construccionistas sociales como 10s hermeneutas cuestio-
-
nan que el entendimientopueda refleiar. revelar o s
e
r
-
;
lado (Gergen, 1990).
Hermendutica
La hermen6utica es uno de 10sprimeros cuestionamien-
tos a la teoria cartesiana del conocimiento, que separaba a1
observadorde lo observado.Hist6ricamente, la hermen6uti-
ca se remonta a1 siglo XVII, y surgi6 inicialmente como un
enfoquepara el an4lisis y la interpretaci6n comcta del tex-
to bl%licoy 'de otros textos literarios --el lector descubre e
interprets la palabra escrita-. En la tradici6n de iluminis-
ta, el int6rprete era como Hermes, elm-eIxs&&-od-los dio-
ses, quien debfacom~rend~~terpr-ee~1eesigpi_S_c_ado9,po
Oif-$
-
a entonces poder <<traducir,
expresary_explicar-sus
intenciones alos mortales. (Mueller-Vollmer,1989,p4g. 1
)
.
.Tr.- ~. -.
n a rad~clon
hermenkutica temprana, el foco estaba
puesto sobre eltexto,no sobre el interprete oelcuestionador
del texto. Hacia fines del siglo XVIII, y m4s a h en el XlX
bajo la influencia de 10s fil6sofos Friedrich Wilhelm
Schleiermacher y Wilhelm Dilthey, la hermeneutica fue
rompiendo con esta tradici6n textual, se convirti6en un m
&
todo para intepretar y comprender la conducta humana, y
 ~-
..
surmo
---.--
-.
.
.
como
.
.
. . una hdisciplina filos6fica genuina y u,na teo- d-c(
n&eneral iie las cienci'as~~ci$lesy
humanas. (Mueller- .
v o l ~ ~ ~ ~ l 9 8 9 ,
p6g. ix).5
Richard Palmer (1984)
prefiere la frase filosofia de la interpretaci67r,
mas que teoria d e la interpretacidn (pag. 149).
terpretativa por parte del sujeto de la experienciai.(pag. 19).
Las estructuras biol6gicas del sujeto cognoscente son cri-
ticas para el constructivismo;por ejemplo, la relaci6n entre
10s procesos mentales interiores y las experiencias con el
mundo exterior. Von Foerster (1984) dice que la cognici6n 1
ucomputa descripciones de una realidad,, (pag. 47). Todo
constructivismopone el acento en el entendimiento delindi-
vidnn i
.
El constructivismo, advierte Gergen (1994), ase inserta
en la tradition del individualism0 occidental>,(pig. 68), 1
mientras que el construccionismo social se aleja de la idea
de la mente constructors individual y cuestiona la noci6n
del individuo aut6nomo. El individuoya no es el objeto dis-
creto de comprensi6n, o el creador de sentido. El entendi-
miento no crea significaci6n;en cambio, la mente es signifi-
caci6n.
Para el construccionismosocial, es el contexto interac- I
cional y comunal el que produce signSicaci6n;la mente es
I
relacional, y el desarrollo de sentido es discursive. Shotter
(19936) habla de arealidades conversacionales~~.
El cons-
truccionismo social va mas alla de la contextualizaci6n so-
cial de la conducta y la simple relatividad. El contexto es
conceptualizado como un dominio multirrelacional y lin-
giiistico, donde las conductas, 10ssentimientos, las emocio-
nes y las comprensionesson comunales. Ocurren dentro de
una pluralidad compleja y en constante cambio de redes de
relaciones y procesos sociales, y dentro de dominios, prac-
ticas y discursos localesy mas amplios. Menciono mipropia
distinci6n entre construccionismo social y constructivismo
porque el Bnfasis en 10sprocesos sociales y el Bnfasis en el
entendimiento constructor individual presuponen conse-
cuencias diferentespara la teoria y la practica de la psicote-
rapia.
Mi imagen posmoderna
No afirmo que la imagen posmodernaque he bosquejado
representa todos 10scolores del posmodernismo. No es asi.
I
Miimagen es s61oun pequeiio bosquejo que resumey repre-
sentalas tonalidadesposmodernasque por ahora he elegido
80
adoptar en mi trabajo. Hay dos senderosposmodernos,aun-
que por supuesto no e s t h totalmente separados. Uno lleva
a1paisaje de lo <yadicho. -la existencia y el efecto de 10s
discursos, narrativas y convenciones culturales-. El otro
lleva a lo *todaviano dichos -la novedad que ocurre en el
dialogo-. Hoy en dia es este dtimo paisaje -1as premi-
sas posmodernas de la hermengutica contemporhea y del
construccionismo social, con sus tesis sobre la naturaleza
interrelacional del conocimientoy la noci6n del sf-mismo co-
mo una construcci6n lingiifsticatransformada en el lengua-
je-- el que sirve como punto central de mi base conceptual,
y el que provee las tonalidades dominantes en el enfoque de
10s sistemas de lenguaje colaborativos. Estas tonalidades
dan inteligibilidad a mis experiencias, se corresponden con
mis experiencias y han dado forma a mis experiencias. En
la actualidad, mis pensamientos y acciones como terapeuta
y las preguntas que tengo sobre la terapia se centran en
esta como un proceso de conversaciones dial6gicas interio-
res y exteriores.Me interesan el cambioola transformaci6n
en este proceso: c6mo se crea conocimiento, como surge la
novedad en el encuentro terapButico,c6moparticipa la tera-
peuta en este proceso creativo y c6mo es una terapeuta en
relaci6n con un cliente.
Si quiere usted continuar ahora con las tonalidades do-
minantes del conocimiento,ellenguaje,y elself en mipaisa-
je posmoderno,loinvito a quepase a la Terceraparte de este
libro. Si le interesa mas ver c6mo conceptualize mi enfoque
colaborativode la terapia y c6mo es en la practica, pase a la
Segunda parte.
Segundaparte. La coproducci6n de
sistemas de lenguaje, de relaciones y de
procesos: socios en un didogo
Suspensi6n delpreconocimientoy atenci6n a la pericia del
cliente
A1 crecer nuestro inter& por el conocimiento de la otra
persona, nuestro propio conocimientose hizo menos impor-
tante. Espontheamente, nos encontramos suspendiendo
n
u
-
t
o
s -nuestras Iustonas, nuestros
p;ejuicios, nuestGs opiniones acerca de c6mo deberfan ser
las familias, de c6mo deberian construirse las narrativas,
de cu6les narrativas eran mas litiles-. Los.~~suspendimos~~
en el sentido de que 10s<<colgamos,>
a la vista, para que tanto
nosotros como 10sdemiis pudibramos estar cons.cie.ntes de
su existencia, observarlos, reflexiongz acerca de ellos, po-
nerlos en duda. cuestionarlos y camb_ipl,os.Cuanto %
a
s
suspendiamos nuestro propio conocimiento,rn_Bsluggpque-
daba para oir la voz del cliente y para que su pericia acce-
diera al primer plano.
Indagacidn compartida -
7 fr0C-e 2 0 cdi@ b&b
Descubrimos que cuanto mas nos sumergfarnos, como
aprendices inquisitivos, en el lenguaje y 10ssignificados de
nuestros clientes, tanto mas reconociamos, alent6bamos y
escuchabamossu voz. Nuema posici6n de apren&en i
n
v
i
-
taba, en forma natural y esponthea, a una
--
indagacion mu-
tua o compartida. Los clientes se envolvicron con nosotros
en un proceso compartido de exploration de 10sproblemas
Y desarrollo de posibilidades. La terapia dej6 de ser un <'ha-
blar &
, y se convirti6 en un <<hablar
con.. Clientey terapeu-
ta, y cualesquiera otros envueltos en la conversaci6n, se
unian
-___ en un proceso de.d.ary.ra~ib&,
unintercambio, un dia-
logo. un entrecruzamie,n.~.
de-i.des,opiniones y preguntas.
__
Era una conversaci6n de doble via, a la que empezamos a
describir como un proceso dial6gic0, donde la terapeuta ya
(
I no era la editora de la historia del cliente que usaba el len-
guaje como herramienta editorial, sino q a autora mas de
las historias nuevas, generadas en el lenguaje y a travbs de
la relaci6n7m p r ~ ~ e s ~ T d 6 ~ C o - d ~ 1 ~ t k F a ~ ~ p a p e l
dei
terapeuta en ku creaci6n pasaron a ser el focrde nuestro
trabajo. La importancia denuestro conocimiento,y por ende
el contenido, pasaron a segundo plano.
Incertidumbre
La combinaci6n de estas experienciasnos provoc6 un es-
tad0 constante de incertidumbre, en tanto comprendimos
que era imposible predeterminar o prcdecir el resultado y
las consecuencias de nuestras conversacionesterapbuticas.
C o ~ ~ z a m o s
a apreciar y valorar esta sensaci6n de impre-
- .
decibilidad, aue nos hacla sentir comodosy libres. N
-
0
3 sEn-
'
tiamos libres de <<no
saber* (Anderson, 19906;Anderson y ,,
-
~oolishian,
1992),de no tener que saber. No necesit6bamos
ser expertos en c6mo deberian vivir 10sclientes, en las pre-
guntas correctas o cn la mejor narrativa. No teniamos que
ser expcrtos en -
E
s
t
a libertad de no saber, a su
vez, expandi6 nuestra imaginaci6n y nuestra creatividad.
El "no saber. devinouna idea p~votal
para nuestro abordaje 1
de 10ssistemas lingiiisticos coproductivos;introdujo una di- "
ferencia significativaentre mis ideas acerca de la terapia y
la posici6n del terapeuta, y las de otros.
La influencia de las voces de estudiantes
En buena medida, la conciencia de estas caracteristicas
especialesfue estimulada por las observaciones,preguntas
y criticas de nuestros estudiantes, que nos obligaron a bus-
car nuevas maneras de entender, describir y explicarnues-
tro trabajo. Los estudiantes a menudo comentaban sobre la
forma positiva en que hablabamos acerca de nuestros clien-
tes, sefialandoquenuestros modalesy attitudes eran respe-
tuosos y humildes. Les impresionaba nuestro inter& por
cada cliente,y elhecho de que realmente nos gustaran estas
personas que para otros serian detestables. Les sorprendia
que muchos clientes a 10sque se les habia ordenado recibir
psicoterapia no s61o vinieran a la primera sesi6n sino que
continuaran. En su intento por describir nuestro abordaje
terapbutico, una estudiante coment6: US^ estuviera obser-
vando y no supiera quibn es la terapeuta, me pregunto si la
podria identificar..
7. La voz de 10sclientes: consejos przicticos
de 10sexpertos para crear conversaciones
dial6gicasy relaciones colaborativas
<Paraalcanzar lo que no sabes, debes seguirel camino & la
ignorancia,,.
T. S. Eliot
<Enrealidad, nadie ue unaflor--es tanpequeria-, no tene-
mos tiempo, y ver lleva tiempo, como tener un amigo lleua
tiempo,.
Georgia O'Keeffe
La voz del cliente ha sidomuy importante para la evolu-
ci6n de mi enfoque colaborativo-materapia (Anderson,
-55, 1996a,'Tg9~~;;a~~on$%olishian,1988b,
1992;Anderson, Goolishian y Winderman, 19866; Gooli-
shim yAnderson, 1990).Esto seha debido a la curiosidady
fascinaci6n
-.
.
.
.
.
. .. -que
.
.
.
. -.
mc inspiran
- - .
.
.
.
.
.
.
. las d.cscripcionesque hacen 10s
clientcs de sus experiencias~n.
la terapiay!o~t_ccapatas,
y-a-mi-~bfiiiicci6n de &e las opiniones del consurnidor so11
esenciales para el desarrollo y perfeccionamiento de todo
producto. Esto no quiere decir que mi pr p6sito sea formu-
lar una terapia disefiada por 10s clientes. Lo que ocurre es
que en el curso de mi pr4ctica me he dado cuenta de lo mu-

tho que aprendf de mis clientes,y dela infl encia que suvoZ
ha tenido sobre mis pensamientos y acciones como terapeu-
ta. De ahi que me dedique a la investigaci6ncomo parte de
mi pr4ctica clinica cotidiana. S i e m p ~ e q ~ ~ - p ~ e d o ,
entrevisto
a 10s clientes de mipropia p r s a , y a1osd.e~rivagcl~~~r.a
-- ........
~ ~ ~ ~ ~ & L ~ ~ ~ s ~ e x P 1 e n e p ~ i a ~ c ~ n , ~ ~ ~ e n t o s
A -.
exitosos
.
.
. --.. y
e x i t o ? i n $ ~ x ~ n d o
su_s
:~~erienc:i~n!e~,,~fofes?ona-
IGSqGe 10stratan.
. . . . . . . . . . . . . . . .
Porque presto atenci6n a lo que dicen 10s clientes, he
dec&lo una vez m6s, 10sclientes ensefian y 10sterap&tas
aprenden, invirtiendo 10spapeles tradicionales del terapeu-
ta que sabe y el cliente que no sabe.l
Aqui presentare lo que he aprendido escuchando 10sre-
latos de 10sclientes en primera persona, sus reflexiones so-
bre la terapia y sobre sus relaciones con terapeutas.2 Inclu-
yo las voces de mis propios clientes, las de clientes de otros
terapeutas con quienes he conversadouna solavez y-las de
clientes a quienes entreviste especificamenteacerca&%us
experienciasterapeuticas. Partiendo de estos consejo&%?:ex-
pertos, propongo un an4lisis y un marco de referencia p&a
crear lo que llamoconversacionesdial6gicas.yrelaciones na-
rrativas colaboratiz-un proceso y una-relaci6n
riza+s por la conexi6n, la colaboraci6ny la construcci6n.
"' -T;
1 concept0 cTaTe para este enfoque conversational y
relacional es e1,de no-saber (Anderson, 1990;Anderson y
Goolishian, 198827, 1992; Goolishian y Anderson, 1987a,
sabe?
.<Noson respetuosos. Dicen lo que estd escrito[lo que apren-
dieron de 10sZibros]. Describen losproblemas en suspropios
tirminos>>.
m e r -la ilusi6n de entender, o la seguridad de un
m6tod- reduce la posibilidad de ver, y empeora nuestra
.
-
-
- -..-------
Esta es m a idea presentada por mi colegaArlene Katz.
Los nombres de 10sclientes y otras caracteristicasidentiticadoras han
sido modificados.
/
'
sordera para lo inesperado, lo no-dichoy lo todavia no-dicho
(Anderson y Goolishian, 1988b). Si siempre oimos y escu-
chamos de la misma manera, no podemos ver n
i oir lo dife-
rente y lo ~ c o .
La posici6n de no-saber, apoyada en movi-
mientos posmodernos como la hermenkutica contempor&-
nea y el construccionismosocial (Gergen, 1982; Shapiro y
Sica, 1984;Shotter y.Gergen, 1989;Wachterhauser, 1986a),
cuestiona el dualism0sujeto-objetooconocedor-coocido.Se
basa en el supuesto de que la c r r i f i -
cados es siempre un proceso intersubjetivo. que da lugiir a
p
;
s
i
b
i
l
i
d
a
d
e
s
- .
-
- de esasposibi-
Zidades es el diciZogo.
El no-saber dude a la actitud y creenciadelterapeuta de
que 61no tiene acceso a una informaci6n privilegiada, que
nunca puede comprender plenamente a otra persona, que
necesita mantenerse en un estado constante de ser infor-
mado por el otroy de aprender m& sobrelo que seha dicho
. o puede no haberse dicho. El no-s&er es una postura inter:
pretativa que se apoya eLel an6lisis continuo de la expe-
,
.
-
T
'
-
---..- ------- "
1
-
-
-
-
"
-
-
-
pn~ia$aGmo
.
a
-
s
* .-.,.".,..cm-oa..
ocurre en .uncontexto,y t
-
m
o es narra-
_
_
I
" .... . -'-."-..l .
.
.
>
. -.",-
d&p8~,,eLcliente.
La mGrpretaci6n es siempre a o g o
entre terapeuta y ~ l i e n t e , ~
no el resultadode alguna na-
rrativa te6rica privilegiadapor lo que elterapeuta entiende,
por supericia, su experienciaosu modelo conceptual.El no-
saber incluye varios aspectos que lo ayudan a mantenerse
constantemente informado por su cliente,y a seguir apren-
diendo.
Incertidumbre
VoZuntad de dudal: La incertidumbre requiere que pon-
gamos en suspenso, <<colgandon
frente a n o s o t r x s t r o s
~ . . -
discursos profesionales~Personal~s~ominantes
-lo que
sabemos o creemos saber-; que nos mantengamos cons-
cientes de nosotros mismos y de 10sotros, y abiertos a exa-
minarnos y a ser examinadospor 10sotros. Tenemosque ser
capaces de no entender d e m a s i a d o w t e , de aban-
donar supuestos y estereotipos prematuros, de cuestionar-
lo que pensamos que sabemos y de no apreciar nuestro co-
nocimiento m4s que el del cliente. Necesitamos una mente
abierta a 10scuestionamientos, al cambioy a lo inesperado.
Esto nos permite abrir en nuestra mente un espaciopara el
I
otro, ese espacio para las posibilidades que constituye un
aspecto critico del didogo.
VoZuntadde arriesgar. En mi consultorio,elterapeutano
est6 seguro, no est6 protegido por su saber. La posici6n de
ko-saber es a n e r a b l e ; 10sterapeutas tambi6n corren el
Gesgode cambiar.Hay ciertoriesgo en dejar a 10sclientes el
centro del escenarioy la decisi6n sobre lo que van a contar y
el mod0 en que lo barb, en lugar de guiarse por lo que uno
piensa que es importante oir. Creo necesario desechar 10s
supuestos y categorias generalizantes, derivados de textos
previos al contexto actual (Becker, 1984,p4g. 435). Lamen-
tablemente, 10sterapeutas tienden a valorar en demasia la
formulaci6n temprana de diagn6sticos, interpret-es,
metas y estrategias de tratamiento (Gergen,Hoflinan+An-
derson, 1995). Las evaluacionesprematuras pueden h&er
que un terapeuta formulepreguntas cuxo prop6sitosea ve-
rificar las realidades del terapeuta mzis que aprender las
del clipnte. El saber -bajo la forma de un diagnhstico del
DSM-V; un supuesto clinic0 o una hip6tesis de investiga-
ci6n- puede hacer que el terapeuta oinvestigador actiie de
mod0 tal que lo confirme(Jones, 1986;Scarr, 1985).Cuando
escuchamos y respondemos selectivamente a la historia de
un cliente desde una postura de saber, buscamos, intencio-
nalmente ono, confirmarnuestras creencias,prejuicios, ex-
pectativas yverdades aprendidas. Una actitud de escuchay
respuesta selectiva puede obstaculizar el intercambio dia-
16gic0,con la consecuenciade restringir la amplitud del dis-
curso, provocar un cierre premature del relato del cliente y
empobrecer las opciones tanto para el cliente como para el
terapeuta. Aqui lo decisivono es tanto que el terapeuta ten-
w a s p?econcebidas, sino lo que haga con esas ideas.
Cuando buscamos lo que nos es familiar, nos cegamos para
lo que es especial de cada cliente y iinico de su situaci6n. I
Gergen (1988b) advierte: &Jna vez fijados en una deter-
minada interpretaci6n, aumentar la cantidad de aconteci- i
mientos no refuerza la interpretaci6n. Meramente demues-
tra la agilidad conceptualdel observador que le permite ge-
nerar una aparente-coherencia entre las interpretaciones,>
(p&. 36).
La postura de no-saber hace que la terapia y las pregun-
tas del terapeuta se distingan de la exploraci6ndiagn6stica I
traditional. Si realmente no sabemos, entonces debemos
-der. Para aprender, tratamos de ente e el
cliente nos & m n X S F i i i ~ d & d a d ,el s a b e r x n d e r
siempre estan en camino. El terapeuta debe arriesgarse a
ser un aprendiz con cada nuevo cliente; es una experiencia
radical que nos hace humildes y nos libera.
-
Humildad
El no-saber implicahumildad acerca de lo que uno sabe.
El terapeuta esta m6s interesado en aprender lo que un
cliente tiene
-___l,_.- que decir que
--.----
en b u s ~ a ~ s p o n e r ,
validar o
' promover su propio conocimiento o intereses. Por ejemplo,
yo no pensaria que una madre que teme que su hijo de once
aiios carnine solo a la escuela o duenna en casa de un ami-
go sea <'sobreprotectora,,.No trataria de que sienta opiense
comoyo.-
En cambio,
...... -.....habl-a con eUa de mse'_ra~al
q
5
epu-
diellamo~xp!o~ar
y.dlesarrp!!ay juntas p?@?!es. asLoses,
.
.
.
.
.
.
.
-
sentimientos
,....
.
y _ ~ s ~ . e ~ @ ~ . q u e , ~ ~
ada~tenasuser--:
paciones, sus creenci-asy sus ~ ~ r c u n s h c i a s ~ ~ e s ,
no alas
mias. TraT-<ae aprender mas sobre susmiedos; averigua-
&ZiuUiiiiedo m4s grande y lo que influye en su estilo paren-
t a ~ Z R I Z ~ ~ t . r % ~ e n t e ~ u e
la aconseja, .y de ser asi, qu6 le
aconseja?iSe habl&a.de.estos temas en su familia, y de ser
---- .......... ,
a,sl!c6mose manejaban? La
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
. intenci6n de mis preguntas
seria aprender mas, participar en sunarrativa tal como esy
tah-iilbbpodrisef No @efFi%-que estas u otras preguntas
-- - . , -......
le dieran la impresi6n de que yo estuviera buscando una
respuesta particular, o que existiera una respuesta correc-
ta. Tampoco supondria que mis experiencias, opiniones y
teorias acerca de la relaci6n madre /hijo se corresponderh
con las de ella. Silas ofreciera,lo haria humildemente. Esto
no quiere decir que me muestre d6bil, insegura otimida, si-
no que prefiero no darme demasiada importancia.
La posici6n de no-saber me protege de 10s cierres artifi-
ciales y prematuros que suelen ser la consecuencia de un
resultado preplaneado. Operar desdeuna posici6n de saber
independientepredetermina las posibilidades y destruye el
codesarrollo de nuevos significados a partir de las historias
Y nan-ativas generadas en terapia. Las terapias orientadas
hacia metas (talescomo interrumpir pautas disfuncionales,
impulsar una soluci6n, buscar una excepci6n o crear una
narrativa sustitutiva), y basadas en el conocimiento,teoria
o experiencia preexistentes, limitan las opciones disponi-
bles en'el discurso terap6utico porque acentuan y buscan
solamente lo que ya se sabe.
Los requisites del no-saber
El terapeuta debe ser un experto en no basar sus-gm-
~
prensiones, explicaciones e interpretaciones
.
. _ . en emrien-
cias, conocGiSGn"ZTjT~~e'rIdla"des
previos. Para ello, atiende al
-
aprendiendo y tratando de entender las preocupacioI1R~4~s
d e s a ~ d ~ ' i i ~ ~ f ~ r ~ d ~ - ~ ' ~ l i T S t ~ ~ d e
su cliente dialogando, .
puntos de vista y las expectativas del cfiente. El tera3&3&
realmente cjuiere aprender cl sentido que ticnen lascos&
para el cliente; cluiere captar la historiadel clientc, no de-
terminar suiausa. El terapeuta no sabe a priori cual es la
intenci6n de cualquier con~ersaci6n
o acci6n, sino que de-
pend. de la explicaci6n del cliente; aprende el significado
de lo que dice un cliente, del mismo ~1ient.e.~
El terapeuta
aprende que 10s aparentes sinsentidos tienen sentido para
el cliente.
I Shotter (1993e,pag. 130,n. 1)se refiere a lo que esta posici6n de no-
saber requiere del terapeuta. Sugiere que la tarea del terapeuta es
~"sentir"
al otro Gnico que tiene frente a si, como es ser esa otra persona.
De manera que el terapeuta no debe solamente repensar la naturaleza de
la comunicaci6n, sin0 tambien la naturaleza de su conocimiento(delotro),
como algo que comienza con una secuencia de sentimientos vagas, frag-
mentarios, que con el tiempo han de integrarse en una totalidad "sentida",
un todo que funcionara como una '"oase", en tbrminos de la cual puedajuz-
garse la adeeuaci6n de una formulaci6n lingiiistica de su naturaleza (. ..)
Y quizas esa sera la tarea mas dificil para ellos (10s terapeutas) porque,
entrenados para pensar y actuar en forma aut6noma, con un "plan" o un
"cuadro"en mente, ahora t e n d r h que iiprender a "andar a tientas", a res-
Ponder creativamente a sus circunstaneias, y de hecho eso es lo que ha-
cemos siempre, sintiendo, por asi decir, en algo que alguien expresa, la
Yforma"de un problems, y haeiendo una pregunta que esperamos que ela-
rifique las easas..
Lo que el no-saber no significa: el conocimientoprofesional
preaprendido
No-saber, enlas palabras de Jacques Denida (19781,
"no
significa que no sabemos nada, sino que estamos mds all&
del conocimientoabsoluto (. :
.
) acerchdonos al criterio que
anuncia y decide su cierre.. No-saber no significa retener
informaci6n, sim~1'ar
estupidez, engaiiar o ser neutral.
Y
o no cuestiono que10s terapeutas tengan un conoci-
miento preaprendido -te6rico y vivencial, profesional y
personal-. Grandes cantidades de tiempo, dineroy energia
han sidodedicados al avance delconocimientoen diagnosti-
car, predecir y tratar. No sugieroque este aprendizaje deba
opueda ser borrado. El tera6euta no pucde ser una pantalla
en blanco, vacia de ideas, opi&Fn>%y-p7ejuicios. No p u d e
~- -
Y
ser neutral. Por el contra&, cada uno de nosotros trae a1
consultono experienciasvitale-Srionalesy profesiones,
_. _-,.
valores, preferencias y convicc~zpes.
Debemos ser capaces
___.__- __ -
d5Xeiiler=@~ y.,pr.omover
~ . .
-"-.
nuestras-
.. ..... y
b
y ,
sentimien~s.
A mi me interesa lo que incomoramos. Debemos p
&

Y
. ger cuestionados y cuestionarnos a nosotr0.smismos; em-
u
b a r c a r n o ~ g ~ ~ ~ ~ ~ ~ 9 $ ~ : ; 7 1 i e n t e
1.ab & q u x
-
igualitaria y mutua de la com&ren_s$n. Un proceso colabo-
I-... P-'r..- -
ralxvo tal dismmuye el nesgo de que, aun sin quererlo, ex-
plotemos nuestro poder social como terapeutas con la fina-
lidad de preservar nuestra propia base de conocimientoo la
de nuestras instituciones y discursos culturales.
El siguiente es un ejemplo de la posici6n de no-saber.
Un colegapsiquiatra --competente y creative, pero frus-
trado- pidi6 una consulta con Harry Goolishian acerca de
un cliente que a su juicio tenia un problema intratable, y
con quien se sentia en un atollade~-o.~
El cliente, Lars, un
marino mercante noruego, crefa que tenfa una enfermedad
cr6nica y que estaba contagiando a otros,incluso matzindo-
Este cliente ha sido meneionadoen trabajas anteriores("Cause Ander-
son, 1995;Anderson y Goolishian, 1992). Utilizo la historia aqui porque
ejemplificaen forma dram6tica la posici6n de la que estoy hablando.
10s.Aunque Lars habia hablado algo sobre dificultades en
sumatrimonio y suincapacidad actual de trabajar, fijaba su
atenci6n en la enfermedad. Estaba perturbado y asustado.
Durante la entrevista, Harry pregunt6 a Lars: <<iCu&to
tiempo ha tenido esta enfermedad?~.
Evidentemente sor-
prendido, y tras una larga pausa, Lars cont6 c6mo comenz6
todo, incluyendo 10snumerosos intentos de medicos y psi-
quiatras de aliviar su crecientemiedo y su convicci6nde pa-
decer una enfermedad contagiosa.Cuandoera unjoven ma-
rino mercante en el Lejano Oriente, habia tenido sexo con
una prostituta. Enseguida, y recordando las conferencias
sobre enfermedades ven6reas que habia escuchado en su
barco, temi6 haberse expuesto a una horrible enfermedad
sexual. Presa del phico, acudi6 a una clinicalocal, dom&la
enfermera no le crey6, le dijo bruscamente que alli nok+&-
taban a perversos sexuales,,, que 61<<no
necesitaba mediz-
na, sino confesi6n y Diosn, y lo expuls6 de.la sala de espe-
ra. De regreso a su hogar, y todavia temeroso de infectar a
otros, rrio a varios m6dicos. <<Nadie
me crey6>,,
dijo.En diver-
sas oc lsiones fue derivado a consulta psiquidtrica. Nadie
pudo aliviar sus miedos y convicciones acerca de su enfer-
medad contagiosa. Con el tiempo se convenci6 de que nadie
comprendia la seriedad de su contaminaci6n.
Harry mostr6 inter& en el dilema de Lars y le dej6 con-
tar suhistoria a sumanera. Lars sefuerelajando, inclusose
anim6 un poco, y comenz6 a compartir la curiosidad de Ha-
rry.El prop6sito de Harry no era cuestionar la realidad ola
historia de Lars, ni manipularlo para que abandonara su
delirio.Harry querfa aprenderla historia de Lars, ser sensi-
ble a esa historia, mantener coherencia con la historia.
Los colegas que observaron la entrevista criticaron la
pregunta de Harry uiCu&to tiempo ha tenido esta enfer-
medad?,,. Temian que la pregunta reforzara el adeliriohipo-
condriaco,del hombre. Sugirieron que hubiera sidom&sse-
guro, m&sneutral, preguntar <<&CuAnto
tiempo ha creido
que tem'a esta enfermedad?>>.
Pero la posici6n de no-saber
no le permitia a Harry tomar la postura de que la historia
de Lars era delirante. Lars dijo que estaba enfermo. Por lo
tanto,Harry querfa aprendermds acercade su enfermedad.
Esto requeria preguntas de no-saber.
Tratar de comprendera Lars y lo quepodria aparecer co-
mo su <&slate. o su npsicosis,, era un paso esencial en el
Pero para mi la narrativa es algo m& que una metkfora
&eraria: es un proceso discursivoreflexivo, de ida y vuelta,
que construye nuestras experienciasy es a su vez utilizado
para comprm s t r a s expenenclas. 6 1vehculo de este
proceso es w.
Lo usamos para construir, organizar
y ~ e n i s c a d ~ ~
n u shistonas? Lo que creamos
ns una ewresi6n denuestro uso dellenrmaie:nuestros voca-
-- - - -
bularios y accione<silo adquieren sentido a trav6s de nues-
tra semhtica. Es imposible separar el sentido de la acci6n:
se reflejan entre si, y su relaci6n no es causal. Los limites
de nuestro lenguaje restringen lo que es posible expresar:
nuestras estructuras narrativas, nuestras historias y, por lo
tanto, nuestros futuros. Nueswas narrativas, entanto pr4c-
ticas discursivas, e s t hsujetas a constanteevoluci6ny cam-
bio. De mod0que las historias no sonhechos completes, sino
entidades enproceso de construcci6n.La narrativa eslafor-
ma en que imaginamos alternativas y creamos posibilida-
des,y laforma en quehacemos reales esas ~ ~ c i o n e s . ~
Lana-
rrativa es la fuente de las transformaciones.
' Las narrativas son creadas, vividas y compartidas por
individuos que conversan e interacikan con otros y consigo
mismos. Son la forma en que usamos el lenguaje para re-
lacionarnos con otros y con nosotros mismos. El psic6logo
Jerome Bruner (1990), entre otros (Dunn, 1988; Nelson,
1989),sugiere que 10s niiios gprenden a temprana edad a
organizar sus experiencias en forma narrativa, por medio
de las historias que oyen y que aprenden a contar. Es a tra-
v6s de la narrativa como construimosel sentido de nuestra
vida cotidiana, y pensamosy explicamosnuestro mundo co-
mo es y como debiera ser. Las narrativas son las 'historias
[quel sirven como recursos comunitarios que las personas
utilizan en sus relaciones,, (Gergen,1994,p4g. 189).El pos-
Uso historia y narrativa indistintamente.
B-er (1990)explica que la narrativano s610permite, sin0 que tam-
b i b restringe:-Hay una quiebra que es el resultado del mero empobreci-
miento,de10srecursosnarrativos--en la infraclasepermanentedel gueto
urban-, en la segunda y tercera generaci6n del campamento de refu-
giados palestinos,en las aldeas africanas a
1 sur del Sahara afectadospor
la sequia cr6nica. No es que se hayaperdido por completola capacidad de
dar forma narrativaa la experiencia,sino que la narrativadel "peoresce-
nario"llega a dominar tanto la vida cotidiana que la variaci6nparece im-
posibleu (pggs. 96-7).
modernists Lyotard (1984)sostiene que las narrativas son
nuestros ahculos sociales,, (pero ataca decididamente la
noci6n de una metanarrativa --corn0 en el caso de una gran
teoria s o c i a l ,por considerar que creaprivilegiosy opresio-
nes). Es decir que, como propone Anthony Giddens (1984),
tanto el individuo como la sociedad .se constituyenen y por
mdio deprcicticas inveteradas,>
(pag. 222).
I La narrativa corn esquema discursivo
La narrativa es un esquema discursivo situado en con-
textos locales,individuales, y en contextosm4s amplios,co-
mo las reglas y convenciones culturales. Las narrativas lo-
I
cales individuales y las culturales m4s amplias encajan
mas en otras e interact6an unas con otras. Como dice Bru-
ner (19901,la narrativa humana <<hate deintermediaria en-
tre el mundo can6nico de la cultura y el mundo m4s idiosin-
cr4sico de las creencias, 10sdeseos y las esperanzas. (p4g.
52). Las narrativas se crean, cuentan y oyen en el context0
de este esquema cultural. Lo que puede parecer ordenado o
desordenado esta influidopor la cultura y es el producto de
un acuerdo compartido. Para servir a estas funciones, las
narrativas han de ser abarcadoras, coherentes y conecta-
das. En nuestra cultura occidental, organizamos nuestras
historias en el tiempo, con comienzos, medios y finales. Cu-
bren el pasado, el presente y el futuro, se conectanen forma
secuencialy tambi6n se entrelazan en el tiempo.
Las historias siempre se sitfian en una cronologia, por-
que sin eso 10s cambios en nuestra vida serfan ininteligi-
bles. Para compartir nuestra vida con otros, tomamos 10s
fragmentos de nuestras narrativas y 10s organizamos en
versiones historiadas viables, influidas por nuestros re-
cuerdos,contextoseintenciones.Por ejemplo,cuandotrata-
mos de encontrarle sentido a un sueiio,contarle a un amigo
nuestras vacaciones o recordar un hecho de nuestra niiiez,
lo hacemos en forma narrativa. Bruner, quien desde ha-
ce mucho se ha interesado en la relaci6n entre narrativa y
sentido, sostiene que <<la
narrativa se ocupa de las vicisitu-
des de la intenci6n humana. (1986, p4g. 1
6
)
,y usa las ex-
presiones <<mod0
narrativo de pensamiento,, y nestructuras
narrativas. (Bruner, 1990)para referirse a1 lenguaje que
empleamos para <<enmarcar>,
nuestras experienciasy nues-
tros recuerdos de experiencias.Dice B r ~ n e r : ~
*Laspersonas no abordan el mundo un sucesopor vez, como
no abordan un texto una oraci6n por vez. A1 contrario, en-
marcan 10s sucesos y las oraciones dentro de estructuras
m5s amplias (. ..) &as estructuras mAs amplias [estructura
narrativa] brindan el contexto interpretative para 10scom-
ponentes que abarcan,, (1990,p5g. 64).
@
r (1990) identifica las caracteristicas que debe
-
.
reunir una narrativa: a) sigue una secuencia,'una secuen-
ciz h i c a de sucesos, estados mentales (. ..)que carecen de
vida o significadopropios,, (p5g. 43) fuera de la estructura;
b) es f5cticamenteindiferente, npuede ser "real" o"imagina-
ria" (. ..) tiene una estructura que es interna a1 discurso
(. ..) la secuencia de sus oraciones, m5s que la verdad o fal-
sedad de cualquiera de ellas, es lo que determinala codigu-
raci6n general o argumenton (p5g. 441, y c) maneja de una
manera linica el abandon0del chon, presentando lo excep-
cionaly extraordinario de manera tal que mitiga y hace po-
sible, opor lo menos comprensible,la desviaci6nrespecto de
ltural estbdar (p5g.47).
l a w994)se centra en la inteligibilidad de la narra-
tiva: << as narrativas son formas de inteligibilidad que dan
cuenta de 10ssucesos en el tiempo. Las acciones individua-
les (. ..)obtienen su significado de su inclusi6n en la narra-
tivan (p5g. 224). Gergen sugiere que una narrativa bienfor-
mada, inteligible,suelereunir ciertos criterios:a)tiene una
conclusibn establecida, valuada; b) 10s sucesos narrados
convienen a la conclusi6n y sirven a su prop6sito; c) 10ssu-
cesos e s t h ordenados en el tiempo; d) 10spersonajes man-
tienen una identidad continua y coherente en el tiempo;
e) 10ssucesos se vinculan causalmente y sirven como expli-
caci6n del resultado, y f ) hay un principio y un f
i
n
.Gergen
tambi6n advierte que las narrativas dependen de otras na-
rrativas, culturales, sociales,politicas e histbricas, tanto lo-
cales como universales, que las abarcan.
Bruner (1986)sostiene que necesitamos das modos de pensamiento,
dos modos de construir y organizarexperiencias:el paradigmitico (induc-
tivo, objetivo y axiorndtico)y el narrativo (subjetivo, reflexivo y fluido)
(pigs. 11-43).
Desde la perspectiva narrativista, un ser posmoderno es
una expresi6n de esta capacidad dellenguaje y la narraci6n:
el si-mismo que cuenta la historia se forma v m-
F
fgrma a traves del proceso de contar la histaria. Los seres
humanos siempre nos hemos relacionado con otros a traves
del contar y escuchar historias sobre nosotros y 10s otros.
Siempre hemos e
n
t
e
n
d
- podqu6-iamos
ser a partir de las historias que nos contamos. .<Entender
-
-
-
. .
...---
(. ..) por medio del lenguaje es la forma primordial de ser-
en-el-mundo (. ..) Este proceso de autoformaci6n y auto-
comprensi6nnunca se termina o completa. (Woolfolk, Sass
y Messer, 1988,p6g. 17).
El profesor defilosofia G. B. Madison (19881,influidopor
Paul Ricoeur, dice que a trav6s de la narrativa. del conhr
&storias, entendemos nuestra experienciavivida y le otor-
gamos significado e-hteligibilidad:,
, '
"El si-mismoes la forma en que nos relatamos, explicamos,
hablamos sobre nuestras acciones (. ..) El sf-mismo es la
unidad de una narrativa continua, una narrativa que dura
mil y una noches y mAs a h , hasta que, como diria Proust,
llegala noche a la que no suceden i n g h albm (p5gs. 161-2).
Estas narrativas continuas e s t h contenidas en otras y
se entrelazan con ellas. Las historias propias y de otros de-
. -
terminan qui6nes somos. En el mejor de 10scasos. soy uno
de 10s muchos autores deQa cambiante narrativa que me
c p , .. . S
locales y universales, y en 10scontextos culturales, sociales
y pofiticosde ETiTiacer narrativo.
Zdentidades cambiantes y continuidad a trau6s del cambio
El ser de la perspectiva narrativista posmoderna no es
una entidad estable y duradera, limitada o fijada en el es-
pacio o el tiempo; no es la simple acumulaci6nde experien-
cia, ni la expresi6n de caracteristicas neurofisiol6gicas. La
identidad no u s a en la continuidad odiscontinuidad psi-
col6gica de la personalidad, sinoe ~ l a _ ~ . ~ n g ~ ~ i ~ , d e - ~ _
rrativa enpw-ezo. Como indica Rorty (1979),10sseres hu-
m a n o s ~ o ~ g e n x r a d o r e s
de nuevas narrati-
-
vas, mzis que seres susceptibles de ser fijados en una des-
3cripci6n. El sf-mimo es una autobiogrda en desarrollo o,
para ser m&se x a c t o ~ f f a m u l -
tifac6tica que escribimos y editamos constantemente. Es la
expresi6n siempre cambiante de nuestras narrativas, un
ser-y-devenir por el lenguaje y las historias que contamos
en nuestro contincointentode encontrarles sentido almun-
doy anosotros mismos. El si-mismo,por lo tanto, esM siem-
pre envueltoen un devenir conversado, en una construcci6n
y reconstrucci6n que ocurre a trav6s de la continua interac-
ci6n (Andersony Goolishian,1988a;GoolishianyAnderson,
1994).Vivimos nuestras narrativas y nuestras narrativas
devienen nuestro vivir, nuestras realidades devienen nues-
tras historias y nuestras historias devienen nuestras reali-
dades. Al igual que el pasado, el presente y el futuro, son
procesos reflexivos que no pueden separarse. Esta reflexivi-
dad provee la continuidad del proceso constante de compo-
ner y recomponer nuestras vidas.
Ricoeur sugiere que
<<a
diferencia de la identidad abstracts de lo Mismo, esta
identidad narrativa, que constituye la constancia del si-
mismo, puede incluir cambios y mutaciones dentro de la
cohesi6n de un ciclovital. El sujeto aparece entonces como
el lector y el escritor de su propia vida, como lo concebia
Proust. Tal como lo confirmael an6lisis literario de la auto-
biografia, la historia de una vida se reconfigura constante-
mente atrav6s delashistorias veridicasoficticiasque el su-
jeto se cuenta acerca de simismo. Estarecodiguraci6n hace
que la vida sea un paiio tejido con historias contadas,, (cita-
do en Joy, 1993,pzig. 297).
La psic6loga canadiense Morny Joy (1993) ofrece un ejem-
plo de esta revisi6n constante cuando sostiene que la vida
de una persona no es una narrativa estAtica con una ~ c a
linea argumental sino un proceso, un emosaico dinCimico*.
.Podemos decir que la vida de una persona es una combi-
naci6n de muchas lineas narrativas diferentes. Cada linea
presta cohesi6ny coherenciaalas miiltiplesintluencias que
incesantemente amenazan abrwnarnos. La persona cons-
truye una linea argumental particular en respuesta a una
situaci6n o experiencia especifica que requiere una aclara-
ci6n. La linea argumental puede ayudar a que la persona
establezca una cabeza de puente desde donde le sea posible
organizar temziticamente un conjunto de sucesos que de
otra manera resultm'an demasiado ca6ticos o demasiado
perturbadores. Tambi6n puede ayudar a expresar acciones
estrasgicas, de tipo politico o 6tic0, en respuesta a esa mis-
ma situaci6n~
(pzigs. 296-7).
Si nos atenemos a la premisa de que la narrativa es algo
dinzimico y continuo, jc6mo desarrollamos una identidad
propia?jLa identidad propia eslomismoquela continuidad
propia? En otras palabras, si siempre estamos envueltos en
un devenir conversacional, jc6mo podemos tener continui-
dad al mismo tiempo que nos transformamos?
Desde elpunto devista posmoderno,la identidad, lacon-
tinuidad, olo m w e i + u n o snuestra-pmsonalzdad, con-
Zste en el mantenimiento de una coherencia y una conti-
iiudad entre las historias aue contamos acerca de -
0
s
rmsmos, con tal que podamos construir narrativas que ex-
phquen nuestra falta de coherencia cmummtmosmisGos
y con el caos de la vida. Nuestras narrativas de identidad
consisten en dar forma y expresi6n alyo que nos decimos
-
y que decimos a otros- que somos,que hemos sidoy que
seremos. Creo que el propio ser,h6oe ovictima, deviene la
persona o personas que requierea nuestras historias (Ger-
gen, 1994). Somos tantos anosotros misrnos,, como 10s sf-
mismos potencialmente insertos en nuestras conversaci~-
.nes y creados por estasj En esta lfnea, el psicoanalisEiRoy
Schafer d e k e al propio ser como a n fen6meno vivencial,
un conjunto de formas -m&s o menos estables, mzis o me-
nos sentidas emocionalmente-- de contarnos qui6nes so-
mos y c6mo seguimos siendo los mismos a trav6s del cam-
bio,, (citadoen Madison, 1988,pzig. 160).
La teoria de la narrativa, con este sesgo discursive, fue
uno de 10s primeros retos a la perspectiva moderna del
propio ser, y una de las primeras exploracionesde las posi-
bilidades implicitas en la definici6n del propio ser como un
contador de historias, un producto del proceso humano de
generar sentido a trav6s de la actividad lingiiistica. Para
entender mejor lafascinateidea posmoderna de u n s a -
rratiuo, relacional y social, quiz&sea 6til que nos detenga-
mos un momento y echemos una mirada a las perspectivas
modernistas sobre lo propio y la identidad.
El propio ser modern0 conocible
La tradici6n filos6ficaoccidentaldel sigloXXha desarro-
llado vocabularios y narrativas de la persona como un ser
consistente, observable y conocible, por si misma y por 10s
otros. Esta noci6n del propio ser y la concepci6nde la perso-
na como un sistema motivacionaly cognitivobien delimita-
do, linico e integrado, y comp el centro de la emocibn,la con-
ciencia y la capacidad dejuicio, han influido poderosamen-
te en la teoria y la prhctica psicol6gicas. Es una noci6n fir-
memente arraigada en el dualism0 cartesiano, que trata la
mente y el cuerpo como entidades separadas y considera a
la primera como un espacio autosuficiente. En un sentido
metafisico, esta noci6n del yo supone que existe algo esen-
cial en el ser humano, una esencia humana. En un sentido
epistemol6gic0, supone que el yo es una entidad que exis-
te, es duradera y puede ser conocida: observada, medida y
cuantificada. El propio ser posee calidad y cantidad.
La pregunta ((iQu6
eslopropw?,,siempreha sidocentral
en psicologia y en psicoterapia.Los lenguajes psicoterap6u-
ticos -tanto el del psicoanalista que describe un incons-
ciente impulsive y de base biol6gica, como el del terapeuta
familiar que define a la familia como la cuna de nuestra
identidad- forman parte de narrativas modernistas. Todos
esos lenguajes contienen el elemento de la historia huma-
na conocible -propios seres que pueden ser descubiertos,
identificados y descriptos por otros y por nosotros-. El
propio ser se constituye en la entidad abarcadora que de al-
giin mod0 sustenta todo -mociones, sentimientos, pensa-
mientos y acciones-. La persona dueiia de si es dueiia de
sus acciones y sus capacidades.
En la perspectiva modernista, el propio ser es una enti-
dad abstractsaxiomhtica,distinta y separada de otras cons-
trucciones piscol6gicas. Cada persona es un sucesoindepen-
diente en el universe, un individuo aut6nomo y autodeter-
minado, y un sistema motivacional y cognitivo integrado,
delimitadoy iinico, que es el centro de conciencia, emoci6nY
juicio: un sf-mismo encapsulado (Anderson y Goolishian,
1988a; Goolishian, 1989; Goolishian y Anderson, 1992,
1994).El propio ser se distingue claramente de lo que no es
propio, del otro. El tema de indagaci6n psicol6gica es el in-
dividuo ola familia, omhs precisamente el interior del indi-
viduo o la familia. La mayoria de 10sfendmenos psicol6gi-
cos, como el del propio ser, admiten una explicaci6n causal,
esencialista, fundamental. Las clasificaciones psicol6gicas
de la conducta se basan en esta noci6n modernista del pro-
pio ser y de la identidad propia.
Por ejemplo, la psicologia cognitiva actual explica 10sfe-
n6menospsicol6gicosdela mente, incluyendo el propio ser y
la conciencia,por las acciones internas del sistema nervioso
central. Como una computadora, la mente y el propio ser
procesan informaci6n cotejkdola con un criterio o sintaxis
intrhsecos al sistema. El yo se conecta con la experiencia
interior y con el mundo exterior. Incluyo en este tipo de psi-
cologia cognitivaa la teoria cibernbtica de 10ssistemas, que
aplica una metsora mec&nica a 10ssistemas humanos y a
la terapia familiar, e incluso ciertas versiones del construc-
tivism~
radical y de la teoria de 10sconstructos personales.
Frecuentemente, estas teorias reducen la intenci6n huma-
na y el entendimiento a la estructura biol6gica y el funcio-
namiento de sistemas fisiol6gicos, o a componentes de un
sistema que <<computa,,,
y as<produce el proceso psicol6gico
que llamamos L
opropio, o el-proceso interactional que lla-
mamos familia.
iQu6 ocurre con el propio ser y la identidad propia si
adherimos a la noci6n de que el lenguaje no representa a1
propio ser sino que es parte inextricable del propio ser, un
entretejido de 10syo, 10sa mi y 10sa ti?
El propio ser como concept0
si-mismoscomo creacionessocialesy linguisticas:
muchosyo
Nuestxolenguaje esambiguo.Consideremospor ejemplo
el t6rmino yo. Pareciera referirse a un objeto. El lingiiista
Emile Benveniste fue uno de 10sprimeros en cuestionar la
noci6n traditional del yo en la filosofia occidental. En su
clasico articulo .La subjetividaden el lenguaje. (1971),sos-
tuvo que el propio ser se construye y comprende en el len-
guaje. S 3Benveniste, el lenguaje es responsable por la
e e pro~io
ser,yes impm&le concebirun lenguaje sin
pronombres persodes. <<Yo
serefiere al act0de discurso3-
'dividual en el que es pronunciado, y con ello designa al ha-
blanten (citado en Madison, 1988, pag. 161). S e e n la in-
terpretaci6n que Madisonhace de Benveniste, *Elyo existe
en el interior y por medio de decir "yo"; el yo no es un s ~ e t o ,
no es sustancia preexistente que habla: 5s como suiet-
sujetohablanteu (p&. 161),El yo no e
-
& m d i s c u r s o ; secreay sostieneen ellenguaje y en el
chscurso. En otras palabras, la persona construye su des-
cripci6n personal en el lenguaje y a traves del lenguaje;
es ci*emos que somos es una construcci6nl i n w t i c a .
Ely no es un sujeto o sustancia preexistente en el sentido
temoldgico o metafisico; e p suieto h a b m
a (Gada-
mer, 1975).Para Benveniste,
concienciapropia s6lo es posible si se tiene experiencia
de ella por contraste. Digoyo cuandoestoy hablando con al-
guien que serA el tzi en mi discurso. El di6logo es constituti-
vo de la persona, porque implica que, recfprocamente; yo
deviene tzi en el discurso de quien a su vez se designa a sf
mismo comoyo,, (ditadoen Madison, 1988,pag. 162).
La propuesta del posmodernismo es que el yo no es una
entidad ni un ser ~ c o .
No hay un xhicoyo nuclear, algofijo
y tangible que est6dentro deunoy a lo que Sepueda acceder
despues de quitar varias c
a
p
a
s
.
- o
se compone de muchas narra&ys, experiencias y relaGo-
-- -
.
ncs, pero el conjuntode todas eUas no constituye un s
*
o
- -----
m un vo nuaear. El vo (v el otro)es un conce~to
creado. una
" " ." A
narrativa construida lingiiisticamente y que existe en el
&&logo y en la relacidn (Benveniste, 1971; Bruner, 1986,
1990: Gadamer. 1975: Gereen. 1989. 1991b. 1994: Harr6.
1995;Rorty, 1979;~ho'ker,
T989).~ e s d e
esta persphva, ei
yo es un propio ser dial6gicoy n a r r a w la identidad es
~ i d ~ d c i d ~ a 1 6 g i c a
y zrratiua. Gergen (1989) sostie-
-_Z
ne q u e - e f a ~ t t ~ o C & i e n t ~
G
i
i
&
d
n soy?.) <<no
es, como
-
/
suele suponerse, el producto de una exploraci6n profunda
de 10svericuetos de la psique (. ..)Es mcis bien una habili-
dad discursiva, un "saber c6mo" mas que un "saber qu&>
(pAg. 75). Shotter (1995~)
dice que
-
<<en
lugar de adoptar la preocupaci6n cartesiana de saber
c6mo nosotros, individuos aislados, llegamos a conocer 10s
objetos y entidades del mundo que nos rodea, o a expresar
nuestras experiencias internas, nosotros nos construccio-
nistas socialesl nos hemos interesado mas en averiguar c6-
--.
moarimero desarrollamos y mantenemos ciertasformas de
.... -
relacionarnos con otros en una.conversation, y c o ' m o ~ ~ ~ ~
-
desde el interior de esas relaciones sostenidas por la conver-
. -
sacion, llegamos a explicar a nuestro entorno,, (p&. 385).
Las identidades son ahora relativas a una perspectiva, a
un punto de vista que a su vez es relativo a nuestras inten-
ciones. Es posible entonces describiral propio ser de muchf-
simas maneras distintas. Se infiere de esto que no hay dos
propios seres, dos mentes que sean exactamente iguales
(Harr6,1995, pag. 372).
Desde la perspectiva narrativa, el propio ser, el narra-
dor, es muchosyo, ocupa muchas posicionesy tiene muchas
voces. Como lo expresan Hermans y sus colegas:
-
. 1
'<Lasvoces funcionan como losper%onajes
interactuantes de
una historia. Una vez que el autor pone en movimiento a un
personaje, ese personaje adquierevida propia y cubre cierta
necesidad narrativa. Cada personaje tiene una historia pa-
ra contar, basada en sus propias experienciasdesde su pro-
pio punto de vista. Con sus diferentes voces, estos persona-
jes intercambian informaci6n acerca de sus respectivos a
mis y de sus mundos, todo lo cud da como resultado un pro-
pio ser complejo, estructurado narrativamente* (Hermans,
Kempen y Van Loon, 1992,pags. 28-9).
Los m'ticos del posmodernismo,yen particular del cons-
truccionismo social, suelen quejarse de que en estas pers-
pectivas el individuo se pierde: la persona pierde sus dere-
chos individuales, se convierteen un titere de una sociedad
que amenaza arrebatarle sus derechos humanos, y deja de
ser personalmente responsable. Y
o creo que ocurre todo lo
contrario. El individuo y la responsabilidad individual ocu-
pan una posici6n de primordial importancia. La diferencia
estk en c6mo se conciben el individuoy su responsabilidad.
Porque estamos absortos en 10sotros,porque no somos soli-
tarios, porque somos seres relacionales, nos vemos obliga-
dos a ser m&sresponsables, no menos. Pero, como expongo
en el capitdo 5,1a_responsabiIidadse hace compartida.
Otra critica &
s que el concept0 de propios seres mdti-
ples, construidos socialmente, conduceaun propio ser frag-
mentado. Hermans et al. (1992)responden que
<<la
multiplicidad del propio ser no lleva a su fragmentaci6n,
porque es un mismoyo el qye vay viene mas bastardillas son
mias] entre varias posiciones. Gracias a esta identidad, co-
existen en el propio ser lo variante y lo invariante, lo conti-
nuo y lo discontinue,, (p&s. 28-9).
Lo realmente interesante es que el cambioy la continuidad
coexistan.Un buen ejemplo es el personaje del rey Jorge 111
en La locura del rey Jorge (Evansy Hyther, 1995). Cuando
el rey recita partes de la obra de Shakespeare El rey Lear,
el lord canciller observa: aSu Majestad parece m&svos
mismo.. Alo cual el rey responde: .iParezco? Si, siempre he
sido yo mismo, incluso cuando estaba enfermo. Es s610 que
ahoraparezco nas bastardillas son mias] yo mismo, y eso es
lo importante. Me acuerdo de c6mo parecern. Mgs tarde,
cuando el pueblo celebra su regreso ('Nuestro viejo Rey ha
vuelto.), el rey contesta: <<No
supongsis que soy la persona
que era. El Rey es 6
1mismo otra vez*. En otras palabras, lo
que 10sotros perciben como dos reyes Jorge diferentes, es el
mismo rey Jorgeyendoy uiniendo.
Parece importante ahora volver a la noci6n de narrativa
en psicoterapia, y c6mo seinserta en el desplazamiento des-
de el self modern0 hasta el posmoderno.
Visiones de la identidad en psicoterapia
El yo como cuentista
Hace unos veinte aiios, algunos psicoterapeutas y tebri-
cos de la clfnica comenzaron a trascender 10slimites de la
psicologia cognitivamodernista, con su concepci6ndelyo co-
mo una mkquina de computar, y adoptaron una perspecti-
va interpretativa.4 El commin denominador de esta nueva
orientaci6n es la idea del individuo o yo como narrador o
cuentista. El giro hacia la interpretacibn se origin6 en dos
senderos distintos pero superpuestos. Uno representa la
emergencia de la narrativa en tanto cuento, y se organiza
en torno de la noci6n delyo como cuentista, lahistoria como
algo creado dentro del yo. Desde este punto de vista, la psi-
coterapia es un sucesohistoriado. El otro sender0represen-
tala emergencia de un inter& por ellenguaje y el diaogo,y
se centra en el yo como un proceso social,dial6gico. En este -p
caso la narrativa es creada <&uerm,
delyo, y la terapia se de-
fine como un suceso dial6gico.
Quizas el intento m&stemprano de bosquejar el papel de
la narrativa en la psicoterapia se origin6 en el movimiento
psicoanalitico; seremonta a la primacia que Freud otorg6 a1
descubrimiento del pasada o del por qud. En su trabajo
aconstrucciones en el anaisis,>,
de 1937,Freud (1964)sugi-
ri6 que cuando el proceso de asociaci6n libre y el anaisis de
las defensasyoicas no alcanzan para recobrar 10snecesarios
recuerdos edipicos de la niiiez, el analista puede permitirse
<construb>
una historia que se aproxime a la que se obten-
dria si el paciente pudiera re~ordar.~
<<El
camino que parte de la construcci6n del analista debia
culminar en el recuerdo del analizado; ahora bien, no siem-
pre lleva tan lejos. Con harta frecuencia,no consiguellevar
El surgimiento del yo como narrador en ciencias sociales y en psicote-
rapia merece mAs atenci6n para la que aqui no disponemosde espacio. El
lector puede consultar Mitchell (1981)y Sarbin (1986, 1990).
MASadelante en este mismo trabajo, sin embargo,Freud parece recha-
zar la posicidn narrativa, comparando este proceso con el delirio psic6tico
y advirtiendocontra sus peligros.
a1 paciente hasta el recuerdo de lo reprimido. En lugar de
ello, si el anaisis ha sidoejecutadode manera corrects, uno
alcanza en 61 una convicci6n cierta sobre la verdad de la
construcci6n, que en lo terap6utico rinde lo mismo que un
recuerdo recuperado. Bajo qu6 condiciones acontece esto,
y c6mo es posible que un sustituto al parecer no integral
produzca, no obstante, todo el efecto,he ahi materia de una
investigaci6n ultenon>(p6gs. 265-6 [pgg. 267 de la versi6n
castellana, en Obras completas, Buenos Aires: Amorrortu
editores, vol. 231).
El consensogeneral, sin embargo,es que el inter6s de 10s
psicoterapeutas por la narrativa fie despertado por 10s es-
critos de 10spsicoanalistas Roy Schafer (1981) y Donald
Spence (1984),y 10spsic6logosDonald Polkinghorne (1988)
y Jerome Bruner (1986, 19901, que introdujeron la noci6n
delyo comonarrador ocuentista, y delinearon elpapel de la
narrativa en la psicoterapia. Spence (1984) extiende la no-
ci6n freudiana de que un analista, cuando 10srecuerdos del
paciente son irrecuperables, a lo sumopodrd construir una
historia que se asemeje tanto como sea posible a 10s suce-
sos infantiles relacionadoscon el problema, de mod0 que la
narrativa construida se aproxime a lo que pudo ser. Para
Spence, la tarea del terapeuta no era el descubrimiento
arqueol6gico de una realidad escondida e irrecuperable,
sino el desarrollo de una narrativa, la construcci6n de una
historia de vida que se adecuara a las circunstancias a h a -
les del paciente sin preocuparse por la weracidad arqueol6-
gica. de la construcci6n..Spence introdujo la expresio>ver-
dad narrativa para designar la nueva narrativa c o n e d a
en el curso del psicoandisis. La verdad de la narrativa es
lrienos importante que su adecuaci6n a la historia real del
paciente. La historia construida debe ser coherente, vivida
y adecuada, y a1 mismo tiempo ser congruente con 10s re-
cuerdos -reales pero irrecuperables- de la infancia. Esto
podria explicaren parte por qu6algunospsicoterapeutas in-
tentan explicar las dificultades actuales de sus pacientes
mediante el recurso de asociarlas con recuerdos reprimidos
de abuso sexual (Crews, 1995).
EnLanguage and insight, Schafer adopt6una perspecti-
wittgensteiniana y socio-construccionista. Para
(
=
$ ( s e eel a n a s i s de Madison, 1988,p6g 160),
---
es la manifestaci6n de una accibn, la acci6n de hablar acer-
a e uno mismo. Su punto devista es que siempre estamos
contando, a 10sotros y a nosotrosmismos,historias de qui6-
nes somos, y que las historias se incluyen siempre en otras
historias. El yo es la manera m6s o menos estable, m6s o
menos emotional, como nos contamos a nosotros mismos,
y l ~ c o n t a m o s
a otros. a G n e s somos y q
u
i
6
-
0
s
siendo e
_
nmedio de nuestro constante c a m b i o w se in-
teres6, como Spence, en el contenldo de la narrativa cons-
truida, pero tambi6n se ocup6 del proceso narrativo, el m6-
todo de construcci6n, la conversaci6n narrativa. -
6
1
, el
c@o. La tarea del terapeuta es ayudar a 10s~akdesa
volver a contar las-historias de su vida de manera tal que el
k b i o sea narrativamente concebible,creiblev a1cauzab.k
or semi-
cial. La narrativa utilizada en sstos eqfpques psicoanaliti-
cos se centra en el contenido y su utilidad, no en el proceso
narrativo. El escritor Kevin Murray (1995)sefialauna dife-
rencia entrela ruta del contenidoy la delproceso: q.Unove a
la narrativa como un espacio mental que s h e a1progreso
de un individuoen elmundo,mientras que el otrohace dela
narrativa una parte de ese mismo mundo. (p6g. 187).
-eundo sender0 del giro interpretativo en psicote-
ry5a llev6 a1surgimiento de *
-
&
t
e
r
6
s por ellenguaje y el
.--
didogo, donde10spuntos claveson elyo dial6~ico
v
=
-
te;apia comoacontecer dial6co. Consideremos este giro
interpretativo. iC6m0 se crean las significaciones que nos
atribuimos y que atribuimos a 10s sucesos de nuestra vida
dialbgicamente? iC6mo se preservan y modifican en el
tiempo? LYc6mo participan 10sterapeutas en este proceso?
Unaperspectiva relacwml delyoy la iclentidad narrativa
En el centro de las numerosas narrativas que emergen
-elmso de l a o r s a n i z a c i 6 n d e a n las
--
-
d
o
s en f o r m a ~ o & s
dad: adoptan una forma narrativa. El fil6sofoAnthonyKer-
by (1991) sugiere:
aDesde una perspectiva n a r r a t i v a G n o es visto comoun
dato lingiiistico que se limita a emplear el lenguaje como
una herramienta, sino mzis bien como un product0 del len-
-
1
0 quepodriamos llamar elyo imulicito.&edcciresau-
tmeferentes. El propio ser o sujeto es el resultado de una
praxis discursiva, mzis que una entidad sustancial dotada
de prioridad ontol6gicarespecto de la praxis, o de prioridad
epistemol6gica eB%-anto
originador de significado>>
(pQ. 4).
Para Polkinghorne (1988),es a trav6s delas historias co-
mo adquirimos nuestras <identidades
narrativass:
<<Logramos
nuestra identidad personal y nuestro esquema
propio por medio de la confihracibn narrativa, y damos in-
tegridad a nuestra existencia cuando la entendemos como
la expresi6n de ma historia iinica en desarrollo. Estamgs
en el medio dc
,
dad c5mo
el ar@iiieni76,Coljlfoi5me nuevos sucesos sevan agregando a
nuestra vida. El yo, pues, no es una cosa estzitica ouna sus-
tancia, sinoun configurarde sucesospersonales enuna uni-
dad hist6rica que incluye no solamente lo que uno ha sido
sino tambien anticipaciones de lo que uno ser& (pgg. 150).
Como el desarrollo de cugquier otra narrativa, el de las
narrativas que definen al yo ocurre en un contexto socialy
local que incluyeconversacionesy accionescon otros signifi-
cativos, incluidos nosotros mismos. La perspectiva linm-
tica y dial6gica acenhia la n
a
t
- de un vo que
emerge de relacionesy se actualiza en ellas, y nuestra capa-
c&i?iddb crear-significaciones a t,rsv&qdrl 1
,
- a conversacih.
Esta es laperspectiva linguistico-relacwnaldel yo que pro-
pone Gergen (1987, 1989, 1991b), donde lo propio (como
tambi6n lo otro) se realiza en el lenguaje y el diaogo y de-
viene un propio ser lingiusticodial6gico. Como sugeri ante-
riormente, esto implica que una narrativa nunca represen-
t s s a linica voz, sino un propio ser de autoria mmiltiple, y
sue, en tanto nos constituimos en el diglogo, estamos en
constantecambip. Sarbin (1990) ofrece la interesante r
e
-
'

'
flexi6n ddeque nuestras narrativas de nosotros mismos, por
ocurrir en un contextosocial,son10sproductos de una cola-
boraci6n obligatoriau (pzig. 60).
No es mi prop6sito minimizar lo que parece ser una ca-
racteristica de la naturaleza humana, nuestra constante
bfisqueda de nosotros mismos y de la autocomprensi6n,olo
que Madison (1988) denomina nuestros <<propios
seres de-
seosos.. Para Madison, el propio ser .es una funci6n de la
conversaci6n con otros propios seres tambien deseosos,una
funci6n de las narrativas que nos refuerzan, urdidas tanto
en nuestras conversacionescasuales comoen las mzis serias
que duran toda la noche. (p8g. 166).El deseo a1 que se re-
fiere Madison es la exaltaci6n de uno mismo, el uno-mismo
que queremos ser y que potencialmente podemos ser. Ma-
dison tambi6n insiste en la conversaci6ncon 10sotros: MES-
tamos siempre intentando, siempre deseando, con otros
propios seres, poder convertirnos en el uno mismo que de-
seamos ser, y poder ser quienes somas,, (pzig. 166)
Bajtin (1981)tambi6n ve a1yo narrador desde una pers-
pectiva dial6gica. In£luy6 mucho sobre-6l.el estilo literario
de Dostoievski, cuyas historias no son narradas por un au-
tor sino por muchos personajes, cada uno de 10scuales oii-e-
ce una versi6n distinta de la historia. En su anzilisis de la
construcci6n de personajes en Dostoievski, Bajtin sugiere
que cada personaje (o autor) es una pluralidad de voces
independientes (por ejemplo otro personaje, la conciencia,
10spensamientos interioresu otroimaginado),que dialogan
en lo que 61llama unapolifonia. Para Baitin, el yo es como
una novela polif6nica; n
_
oes una entidad, una voz ouna po-
sici6n ii+i-g,-sino ur& multiplicidad de cada una de ella<
-Corn0 sefialan Hermans et al. (1992), <Elconcept0 del yo
como novela polif6nica (. ..) hace posible que un individuo
Viva en una multiplicidad de mundos, donse caaa frimd'u
tiene su proaio autor-uecuenta una h
i
s
-
mente independencia de @autores de 10s otros m u n d ~ >
(p4g. 28).Y
o dudo, sin embargo, que emerjan en forma rela-
tivamente independiente de 10sotros.
Refiriendosealas narrativas de pacientes que emergen,
o no, en una consulta m6dica, Rita Charon (1993)tambi6n
dude a este tip0 de polifonia, o de yos narradores:
<<Cuando
alguien cuenta algo acerca de si mismo en una si-
tuaci6n m6dica o psicoterap6utica, hay un yo que cuenta y
un yo que es contado. [Comotodo contar], el contar terap6u-
tic0 genera un autor, un autor implicit0 y un personaje (. ..)
Aunque 10srelatos que 10spacientes hacen sobre simismos
e s t h basados en sucesos reales, la naturaleza de la situa-
ci6n narrativa hace que 10spacientes produzcan cierta ver-
si6n de 10ssucesos reaZes Das bastardillas sonmiasl (. ..)A1
contrario de lo que suele suponerse,entonces,el paciente no
es la persona (. ..) es necesario oiry reconocer mmiltiples vo-
ces contradictorias,.fquelen su conjuntocomponen ala per-
sona que sufre, (cdg. 89).
Las historias y las nociones propias no son sinouna versi6n
entremuchas que influyen sobrela situaci6n narrativa. Los
propios seres que emergen de esas historias varian en rela-
ci6n con el contexto socialy las conversacionescon otros en
A-
ese contexto.
La dehici6n lingiiistica y relacional del yo contrasta
marcadamente con su definici6n psicol6gica habitual, a la
que Bruner (1990)ridiculiza por ser <<lo
medido por 10stests
de esquema propio,, (pdg. 101). Con arreglo a la metdfora
narrativa, las historias (propias y otras) determinan qui6-
nes somos o quienes creemos -nosotros y otros- que so-
mos (Bruner, 1986, 1990; Gergen, 1994; Gergen y Gergen,
1986, 1988;Kitzinger, 1987; Shotter, 1988, 1991a; Surrey,
1991).Para Bruner (1990),
.Los propios seres que constnrimosson10sresultados de es-
te proceso Danarrativa, el contar, el lenguajel de construc-
ci6n de signScados (. ..) Losprogos seresno sonniicleosde
conciencia aislados, encerrados en la mente, sinq,que e s t h
"distribuidos" interpersonalmente. Ni tampoco crecen sin
rakes, respondiendo solamente a1 presenie; reciben ade-
mds significadode las circunstancias histhricas que dieron
forma a la cultura de la cud sonuna expresi6n,, (p&. 138h6
Debemostener presente, entonces,quelas historias propias
que escuchamos en terapia no son la iinica historia posible,
ni son necesariamente mcis uertdicas que otras historias.
La definici6n del propio ser ofrecida por Bruner (1986) se parece mu-
cho a la del construccionista social; sin embargo, Bruner se autodefine
constructivists (pAg. 130).
La wuanguardk>donde sucedw el cambio
La psicologia social, sobre todo la teoria del construccio-
nismo social, f i e el terreno donde rcreci6 el inter& por lo
personal -por la persona, la iniciativa, la acci6n m&sque
por las causas, conductasy objetos- y dondeemergi6la no-
ci6n de la construccidn social del propio sen, (Shotter, 1989,
pdg. 135).Aunque son muchos 10sautores que merecen ser
reconocidospor haber estado a la vanguardia de este movi-
miento (Gergen, 1982,1989;Harr6,1979,1983; Harr6 y Se-
cord, 1972; Polkinghorne, 1988;Potter y Wetherell, 1987;-
Shotter, 1975,1989),las contribuciones cruciales han sido I
las de Gergen, Harr6 y Shotter. Con algunas variantes, 10s ..
---
tres
- han e n f o c a d ~ t e a c i o n
cie la identidad, -
no-
_suestructura." -
El primer intento visible de atribuir una iduencia pri-
mordial a 10saspectos socialesy relacionales de la construc-
ci6n delpropio serha sido,quiza,lainvestigaci6nde Gergen
(1977) sobre el esquema propio y la estima propia que va-
rian se* el contextosocialy 10scomentariosde10spartici-
pantes de ese contexto.A partir de sus observaciones, G
e
%
-
-
gen propuso el concept0 de auton'a relaciond, y 8up;irioque
, T I propio ser y la ideiifEGa -
d
a
d
c
s narrati-
vas, conshuidas socialmcnte en el lenyaje. Las identida-
des propias son una funci6n de las historias, conshuidas so-
cialmente, que narramos contiquamente, a los otros y a no-
, sotrosmismos. Nuestras identidades propias sonuna mani-
4 festaci6n de nuestras conversacionesy acciones con otros y
con nosotrosmismos,y son generadas por ellas. Estas reali-
i dades narrativas, socialmente construidas, otorgan signifi-
cado y organizaci6n no solamente a 10ssucesos y experien-
; cias de nuestra vida, sino a nuestras identidades propias,
j cuyas definicionesy explicacionescainbian constantemente
$ . a medida que la interacci6n socialvaria. Este proceso es si-
c. milar a lo que Bruner (1990)denomin6 *producci6nde sen-
: tido,, (pdg. 12).
- -
El concept0 de un y o relational*, construido socialmen-
te (Gergen, 1973, 1985, 1991b),trasciende 10s-cogceptosde
.
- --
2
'Gergen, Harr6 y Shotter tambi6n estAn a la vanguardia del reto a las
$ tradiciones modemistas de la psicologia en general, y a sus pretensiones
5 cientffieasen particular.
autoria y coautorfaindividual (Gergen, 1973;Gergeny Tay-
lor, 1969;Morse y Gergen, 1970),y describe en cambio a1
~ r o p i o
ser comoma
--construcci6n social con multiples au-
. ... . ~ .-__.
<<Los
relatos narratives est6.n insertos en la acci6n social.
Los sucesos se hacen visibles socialmente (. ..) y por lo co-
m
- son utilizad02-paraestablecer expectativashacia suce-
sos futuros (. ..)Las narrativas propias no son, fundamen-
talmente, posesiones del individuo;m4s bien son productos
del intercambio social -posesiones del sociusn (Gergen y
Gergen, 1988,p4g.
Es decir que una narrativa nunca representa una voz
singular. Siemprc somos t a n t o s ~ i o s
seres y propios..~e-
res po@nc-idescomo 10sque se insertan en nuestras convsr-
-
s a x n e s y ~Xac~ones.
Gergen (1994)aclara que estas identi-
-
d X F ~ r % p t ~ s ,
que nos marcan qui6nes simos o creemos
ser, como la idea misma de un propio ser, <<no
son impulsos
personales que devienen sociales,sinoprocesos sociales que
se realizan en el sitio de lo personal,, (pag. 210). De hecho,
Gergen (19883)llega a afirmar:
<<No
es preciso suponer que la naturaleza humana es una
propiedad de individuos sinmaresy aislados,y que lo rela-
cional es un product0 se~undario'~
problematico.Lo que su-
giero es un an4lisis donde 1'0individual es una propiedad
que emerped
-
x
n
d
e la relaci6n precede ala
<-
denti id ad. Si se aceptara esto, el conflict~
no tendrfa que
preceder, necesariamente, a la comuni6n~
(pag. 405).
Shotter (1989)insiste en que debemos prestar atenci6n
no solamente a la construcci6ndelyo sinotambi6n a la cons-
truccibn y a la importancia del otro, el td. <<No
adeo simple-
mente "desde" mis propios planes y deseos, independiente-
mente de las circunstancias socialesen las que obro,sino en
cierto sentido tambi6n "hacia" las oportunidades de acturn-
D e s ~ u e s
Gereen (1994) correeirs esta Dara Daner de relieve la noci6n
- - A A
de relaciones: ~ L a s
narrativas prapias no son, fundamentalmente, pose-
siones del individuo, sino posesiones de las reladones;produdos del inter-
cambio social. (psgs. 187-8).
296
que se me ofrecen. ..La relaci6n es nuestra, n - w
m
> (p4g. 144). ~ h o t g r
describe la f
o
r
m
- del td en la
comunicaci6n (y la relaci6nj como a n proceso por el cual
podemos, en el cwso de la comunicaci6n, in-formar lo que
somos, es decir, ayudarnos a devenir personas de uno u otro
tipo,, (p4g. 145).Asi, las narrativas que yo cuento sobre ti
son parte del proceso de t u identidad, y viceversa. Ham6
(1983),como Gergen y Shotter, postula la construcci6n con-
versacional de la persona, como tambi6n de las institucio-
nes y ~r~anizaciones.~
La ruta lingiifstica, dial6gica y relacional nos lleva mas
all4 de la terapia narrativa como un contar y construir his-
torias, y mas all&
del yo como narrador. Porque si no tras-
cendemos estas nociones, sucumbiremosa 10sriesgos de la
objetividad modernist= qui6n elige y dirije la historia a ser
contada, c6mo es contada y qu6 emerge de ella.
El proceso narratiuo: una advertencia
La teoria narrativa, por supuesto, ha mostrado su utili-
dad en una variedad de ciencias socialesademas de la psico-
terapia: en la medicina,la antropologia,el derecho,la teoria
de la cultura, y la administraci6n y desarrollo de organiza-
ciones (Brody, 1987; Bruner, 1990; Charon, 1993; Coles,
1989; Davis, 1992; Feldman;' 1990; Kleinman, 1988a,
1988b;Sachs, 1985; Sherwin, 1993;Turner, 1980;Wilkins,
1983). Todos estos autores concuerdan en que nuestras
-__-
narr&yas constmdas socialmenteson la hnica naturazza
huiana que conocemos: nuestras c o m p r e n s i o n e s , ~ s
descnpclones, nuestros m6todos para observar la organiza-
ci6n social, las herramientas con las que entendemos pro-
blemas y nuestros modos de acci6n no son sino expresiones
de nuestro uso del lenguaje, nuestros vocabularies y nues-
tras historias. El profesional -abogado, m6dic0, antrop610-
go o psicoterapeuta- participa con el cliente en unproceso
narrativo de contar,recontar y crear, de inventar y reinven-
tar el pasado, presente y futuro del cliente. -
Otros autores, por ejempla 10s psie6logos Jonathan Pottery T. R. Sar-
bin, forman parte de una rama denominadapsicoZogianarrativa, y tam-
bi6n se interesan por la narrativa de la psicologfamisma.
El mod0 como10sprofesionales participamosen este pro-
" -
ceso narrati50, la posicion
C: - que
-..
-
.
.
. adoFtamos
..
.
...
.-
. y
. ...
nuestra
-- forma
_det.uar marcan la drferenaa-entre un pr.o.ceeo_.moderno Y
uno posmoderno-los profesionales somos especialmente
responsables por la forma en que nos posicionamos y las
elecciones que hacemos en el proceso de contar, oir y crear
narrativas, en el-procesode construcci6n conjunta de la
nueva narrativa. Los psicoterapeutas, por ejemplo, elegi-
mos cu6ndo hablar con y acerca de 10sclientes, de qu6 ha-
blar con ellos y c6mo participar en la manera en que nos
cuentan sus historias. Y, ya creamos que el lenguaje es re-
presentational oque esformante, somosresponsables por el
mod0 en que lo usamos, laspalabras que elegimos, y por la
influencia de estas decisionesen el relato que emerge, el re-
lato que es privilegiado o que se considera verdadero. Por
ejemplo,nuestras preguntas sobre la conducta de un padre
hacia su hija pueden atribuir significaciones diferentes
-buena, mala o cuestionable-- a la misma conducta. Lo
que intentemos indagar,y la manera de hacerlo,influira so-
bre la forma que adopte la historia de un conflicto entre un
cliente y su jefe: de qui6n es la culpa, qui6n deberia haber
hecho, ohacer, cierta cosa.Tambi6npuede indicar de qu6la-
do estamos o cud suponemosque deberia ser la soluci6n.
En otra &-eaprofesional, la del derecho, Sherwin (1993)
seiiala que las prActicas e instituciones legales son creadas
socialmente y se sostienen e n prActicas discursivas profe-
sionales y construccionesnarrativas. Sherwin critica lauti-
lizaci6n del discurso legal dominante como una herramien-
ta que permite a una persona en posici6n de poder guiar o
contar la historia de otra, con el resultado de que la versi6n
profesional se imponga sobre la del cliente. Igual que un te-
rapeuta, un abogadopuede controlar el flujo de 10stemas y
marcar el paso, y de esa manera dominar la interacci6n y,
por lo tanto, la historia que emerge. Usando casos de divor-
cio como ejemplo, Sherwin muestra c6mo alas abogados
construyeronla identidad de sus clientes (...)y recontaron
las historias de susclientes para quereflejaran yfacilitaran
un aspecto de realidad legal,,(pgg.46). Sherwinexhorta ala
profesional legal a que examine seriamente c6mo el discur-
so dorninante crea las leyesy sostienelas ideologiaslegales.
Lo mismo vale para las teorias y prAdicas psicoterap6uti-
cas, incluidos 10sdiagn6sticos.
En el mismo sentido, las autoras feministas en 10scam-
pos de la 6losofiay lapsicologia han criticadoa la cienciaso-
cial oficial,y particularmente a la psicologia,por basarse en
10smodos cientificos modernistas. Kitzinger (1987,p a . 24)
observa que esos modos otorgan al profesional un .aura de
objetividad,,, convierten a1individuo en la unidad de estu-
dioy conceptualizaci6n,y generan definicionesnormativas,
incluyendo definiciones normativas de grupos oprimidos y
marginados socialmente. La percepci6n cle esa pericia pro-
fesional contribuyea perpetuar la legitimidad de la discipli-
na. Esta bibliografia feminista se apoyaen las nociones pos-
modernistas de un propio ser y una identidad propia cons-
truidos, interpretados e influidos por discursos sociocultu-
rales, hist6ricos y politicos, siempre abiertos a un proceso
constante de revisibn, critica esas nociones y hace sus pro-
pios aportes. (Paraotros trabajos compatibles con esta defi-
nici6n del si-mismo,v6anse Flax, 1990;M. Gergen, 1994,
1995;Grimshaw, 1988;hooks, 1984;Joy, 1993;Kerby, 1991;
Kitzinger, 1987;Ricoeur, 1988,1991).ComoRicoeur, sostie-
nen que la .identidad propim no es lo mismo que un ~propio
ser nuclear*(Flax,1990;Kitzinger,1989).Desdeel punto de
vista de un yo construido socialmente,dialbgicamente,y de
una identidad propia en constanterefomulaci6n, unyo nu-
clear narrador (un propio ser nuclear) es un mito.1° El yo
narrador y el yo construido social y dial6gicamente son
reflexivos; el narrador sehace en el proceso de narrar.
Cecelia Kitzinger (1987),pscc610ga feminista y acad6mi-
ca, por ejemplo, cuestiona el uso de lesbianismo como cate-
goria psicol6gica. Sostiene que el 6nfasis individualists y
humanists de la psicologfaliberal contemporhea persona-
liza lo politico, promoviendo la realidad de una 'identidad
privada y despolitizadaa (p4g. 45), evitando e ignorando lo
que ella ve como una posici6n institutional, sociopolitica y
so~iocultural.~
Kitzinger oeece una provocativa y persua-
loEl psiquiatra RoderickAnscombe (1989)ofrece m a interesante pers-
pectiva sobre lo que 61 llama uel mito del propio ser verdadero~.
Suriere
~ - -
que la noci6n del propioser vcrdadcro (cquivalenrc,en su rcrminola~a,
a1
propio ser nuclear)cumple una funci6n important<.en la psieoterapia.In-
ventadopor la imaginaddn del pacientey del terapeuta, Eirve como punto
de partida para la curiosidad y como una direcci6n o potencial para las
aspiradones del paciente.
l1 Kitzinger (1987)sugiere que, de hecho, esta definici6ndel lesbianis-
mo sinre como una forma de control social (pig. 39).
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  • 12. Cambios en la cultura de la terapia: una postura filos6fica Mi enfoque colectivo en psicoterapia se ha desarrollado en el fluir de innumerables conversaciones <&erap6uticas* y conversaciones acerca de la terapia mantenidas durante aiios con clientes, colegas, estudiantes y conmigo misma en un intento de describir y explicar nuestras experiencias a otros y a nosotros mismos. Esas conversaciones sobre una terapia que ha dado buenos o malos resultados han influido sobre mis ideas y mi trabajo. Cuando pienso en ellas, vuelvo una y otra vez a 10s aspectos centrales de mi terapia: 1 s - guaje, conversaci6n, relaci6n. i C u a es la diferencia entre ) una conversaci6n terap6utica exitosa y otra que no lo es? I iHay diferencias entre una conversaci6nconun buen amigo 1 y una conversaci6n terapeutica con un extraiio? iQu6 in- 1 fluencia ejerce lo que ocurre en el consultorio de terapia so- , bre la vida de unapersona &era del consultorio?iDe d6nde proviene ulo nuevo,, que 10s clientes suelen describir como' una sensaci6n de libertad o de esperanza? iDe qu6 manera contribuye la terapeuta a esa sensacibn? iEn qu6 es cexper- to,>un terapeuta? Y lo mfis importante: json estas las pre9 - guntas que debemos hacernos? En mi biisqueda de un m6todo para pensar sobre nues- tras experiencias y sobre este tip0 de preguntas, me f u iale- jando cada vez miis del modernismo. Algo no encajaba. Me senti atraida, a veces a sabiendas y a veces sin quererlo, por 10s supuestos filos6ficosposmodernos, que parecfan ade- cuarse a mis experiencias y liberarme. El pensamiento pos- moderno, en el sentido amplio del t6rmin0, ha sido el punto de partida de mi trabajo actual, y sigue d6ndole sentido, aunque soy consciente de que habrii algo miis all6 de ese pensamiento. Si bien mi enfoque se ha conocido como enfo- que colaborativo de 10s sistemas de lengua~e (Anderson, - . - -
  • 13. 1993, 19951,en este libro lo llamo simplemente enfoque co- laboratiuo. Estos t6rminos se refieren a mi conceptualiza- ci6n de la terapia: un sistema de lenguaje y un aconteci- miento lingiiisticoquereline a lagente en una relacidny una conversacidn colaboratiuas -una blisqueda conjunta de posibilidades. IEl context0 de mi enfoque ha sido provisto por pensa- dores (te6ricos, fil6sofos, psic6logos sociales, feministas, te- rapeutas familiares) que criticaron la autoridad cientifica como base del conocimientoy ofrecieronotros criterios para indagar y comprender la psicologia humana. Es este d e s d o paradigmgtico -revolucionario, potencialmente explosivo, y naturalmente marginado- que plantean las teorias del construccionismo social, de la hermen6utica y de la narrati- va, lo que para mi constituye el pensamiento posmoderno. He sidotestigo y participe de esta revoluci6ndesde10sterre- nos de la terapia familiar y de la psicologia, aunque en el primer0 de esos terrenos se desenvolvieron en lo sustancial mi crecimiento e identidad profesionales como la mayorfa de mis contribuciones clinicas y acad6micas. Mi anfilisis critic0 de la psicoterapia en general, y mis puntos de vista propios, son parte de la historia del <<grupo Galvestonn o, mfis formalmente, el Houston Galveston Ins- titute (Anderson, Goolishian, Pulliam y Winderman, 1986; Goolishian y Anderson, 1990). El Instituto es una organi- zaci6n privada sin fines de lucro, dedicada a la prfictica cli- nica, la investigacibn y la educacibn, cuyos on'genes se re- montan a la terapia de impact0 miiltiple (MacGregoret al., 1964), una de las primeras formas de terapia familiar. La mayor parte de 10sclientes del Instituto son involuntarios o han sido tratados sin 6dto en otras instituciones; las hen- tes de derivaci6n son organismos de protecci6n del menor, juzgados de familia, albergues para victimas de violencia --dom6stica y otras instituciones encargadas de identificar a quienes se apartan de las normas sociales.Tambi6nhe teni- do la fortuna de ser invitada a ensefiar y consultar en otros contextosy paises, lo que me ha permitido recoger experien- cias iinicas y variadas que a su vez influyeron sobre mi practica y mi ideologfa. Estos contextos profesionales han provisto ciertas carac- ten'sticas comunes muy importantes: la colaboraci6n con co- legas inquisitivos que cuestionaron paradigmas familiares y exploraron las -fronteras de nuevos paradigmas; situacio- nes de ensefianza donde la maestra tambi6n era aprendiz; y la oportunidad de alternar con representantes (individuos, familias, sistemas amplios y organizaciones) de una vasta gama de entornos socioecon6micos,culturales y 6tnicos que pasaban por muy diversas dificultades en suvida cotidiana. Tanto mi enfoque colaborativo posmoderno como este libro se basan en las siguientes premisas filos6ficas: 1 . Los sistemas humanos son sistemas de generaci6n de lenguaje y sentido. 2. Son mAs formas de acci6n social que procesos menta- les individuales independientes cuando construyen rea- lidad. 3 . Una mente individual es un compuesto social, y por lo tanto el propio ser es un compuesto social,relacional. 4. La realidad y el sentido que nos atribuimos y que atri- buimos a otros y alas experiencias y acontecimientos de nuestra vida son fen6menos interaccionales creados y vivenciados por individuos en una conversaci6ny acci6n con otros y con nosotros. 5. El lenguaje es generador; da orden y sentido a nuestra vida y a nuestro mundo, y opera como una forma de participaci6n social. .6. El conocimiento es relacional, estfi insert0 en el lengua- je y nuestras prficticas cotidianas donde tambien se ge- nera. De estas premisas derivan profundas consecuencias para toda empresahumana y para quienes participamos en esas empresas; especialmente, para la terapia y 10sterapeutas: qu6 pensamos de 10s seres humanos y de nuestro papel en suvida, c6mo pensamos y participamos en un sistema tera- p6utic0, en el proceso de la terapia, en la relaci6n terap6u- tica. Esas premisas diferencian mi filosofiay practica colec- tivas de otras versiones posmodernas, e implican un movi- miento en las definiciones de sistema social, proceso tera- p6utic0, y posici6n de la terapeuta Desde Un sistema social definido Un sistema basado en el con- por una estmctura de roles texto,y producto dela comu- nicaci6n social
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  • 27. man (1981) llam6 el uparadigma evolutivon en terapia fa- miliar (Dell, 1982;Dell y Goolishian, 1979; Elkaim, 1981; Selvini-Palazzoli, Boscolo, Cecchin y Prata, 1978).14Esta orientaci6n llamada evolutiva nos alej6 del concept0 de ho- meostasis y de causaci6n (lineal y circular). Desde una ~ e ~ s c t i v ~ ~ ~ ~ ~ _ a ~ ~ ~ . ~ ~ ~ ~ ~ . m a s . ~ . e ~ r ? x ~ e s . ~ u _ e . ~ c ~ d ~ - j - a n de encontrarse . en.,~.. un cambio d i s c o n t . ~ , ~ ~ & o m . e n desequilibrio,son no linea_les,, se organizan .__.- solos.~sanauto- recursivos (Briggs y ~ e a t , m Z ~ P r ~ ~ o ~ i n e y Stengers, .~ 1 9 8 4 ) . r ~ c a m b i o sist6micoaparece entonces azaraso, im- predecible, discontinuo, y conduce siempre a niveles mzis altos de complejidad. La aplicaci6n de estos conceptos a 10s sistemashumanos signSc6 que n ila terapia ni 10sterapeu- tas podian, por si solos, amplificar una fluctuaci6nmas que otra, o determinar la orientaci6n del cambio (Dell, 1982; Dell y bolishian, 1979).Los terapeutas no controlaban el sistema, ni podfan controlarlo,sinoque eran una parte acti- va de un proceso evolutivo mutuo. Como afirmaron Dell y Goolishian (1981),<<La perspectiva de 10ssistemas evoluti- vos eleva el proceso sobre la estructura, y la flexibilidady el carnbio, sobre la estabilidad. Como ocurre con la pauta del oleajeen la confluenciade dos nos, el proceso es determina- do por ambos flujos. (pAg. 178).El proceso determina la es- tructura. Nuestro grupo en Galveston combin6 nuestra fascina- ci6n por 10s sistemas evolutivos con nuestro inter& por el lenguaje.16Este vuelco hacia el lenguaje, en particular el l4 VCase Foundations offamily therapy:A conceptualframeworkfor sys- tems change, de Lynn Hoffman (1981),a mi juicio la mejor descripci6n y explicaci6n de la historia de la terapia familiar hasta 10safios 70. l5 El Gsico Ilya Prigogine propuso la noci6n de restructuras disipativasn que designan a estas sistemas muy alejados del equilibrio. Para mante- nerse estables, deben cambiar constantemente. SegiinPrigogine, la reali- dad 9,por lo tanto, el cambio,es multidimensional y no produceni surge de un basamento de tip0 piramidal. Mas bien, se evolucionade manera noje- r&quica, camo una red, y la red de descripciones se hace cada vez m6s eampleja (vCase Briggs y Peat, 1984,p6gs. 167-78). I6 La fuente original del inter66 del grupo de Galveston por el lenguaje fue el libro Pragmatics of human communication, de Watzlawick, Beaven y Jackson (1967).Mis tarde recibimos la influenda de Maturana (=The organization of the living,,, 1975,y -Biology of language: Epistemology of realitp, 1978)y, a partir de 10sprimeros aiios de la d6cada de 1980,de la hermenbutica y el eanstruccionismosocial. lenguaje desde el punto de vista de la hermen6utica y las teorias socio-construccionistas,nos permiti6 abandonar por completo el mecanicismo de las metaforas de la cibern6tica y de 10ssistemas sociales estructurados como una cebolla o una pirzimide (Andersony Goolishian, 1989, 1990~). A par- tir de una couceptualizaci6nde 10ssistemashumanos como sistemas lingiiisticos -sistemas de comunicaci6n fluidos, en constante evoluci6n, que existen en el lenguaj-, de- sarrollamos 10s conceptos de ~sistemas determinados por problemas,, (Anderson, Goolishian, Pulliam y Winderman, 1986)y <<sistemas de disoluci6n de problemasu (Andersony Goolishian, 1988b;Goolishiany Anderson, 1987~). Apertura de un espacio por otro: nuevas agitacionesparadigmaticas La terapia familiar se desarroll6 como una ideologia fundadora, centrada en las interacciones dentro del siste- ma. No interesa la cantidad de personas que participan en terapia.17Esta revoluci6n conceptual,nacida hace medio si- glo, represent6 un salto audaz al territorio fronterizo y des- conocido de un cambioparadigmAtico en la comprensi6n de la conducta humana. Hoy es innegable la influencia de la terapia familiar sobre la psicoterapia en general -sobre su teoria, su przictica, su investigaci6n y la educaci6n de sus profesionales-. La terapia familiar abri6 el espacio para un cambio paradigmzitico que mud6 a la psicoterapia desde su anclaje en la pregunta del por qu6 (una perspectiva unidi- reccional, de causa-efecto,orientada hacia el pasado) hasta un nuevo anclaje en la pregunta del qu6 (centrada en las conductas,la comunicaci6n, el lenguaje, las creencias).Este nuevo paradigma llev6 sobre todo a reconocer la contextua- l7 Reconozco que hay un debate sobre si la terapia familiar es una ideo- logia o un praceso centrado en la cantidad de personas en un consultorio, Y sobre si es una disciplina separada y distinta o una subespecialidad, Por ejemplo de la psicologia. Creo que estos debates oscurecen la esencia de la terapia familiar, que consiste en un cambio paradigmitico. VBanse Shields, Wynne, McDaniel y Gawinski (1994);Anderson (1994)y Hardy (1994).
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  • 31. catiuo, que guia a1hombre desde las oscuras cavernas del tiempo hasta el luminoso cielo de una presencia eternaa (Spanos, 1985, p6g. 56). El conocimiento es representativo de un mundo objetivo, que existe con independencia de la mente y 10s sentimientos; es subjetivamente observable y verificable; y es universal y acumulativo. De este conoci- miento derivan grandes teorias generalizadoras; el mo- dernism~ es un discurso monovocal donde domina la wer- dad. y se valora la estabilidad. El fil6sofoRichard Rorty (1979)indic6que en esta tradi- ci6n moderna del conocimiento representativo, el conoci- miento <<corn0 una yuxtaposici6n de representaciones exac- taw (pgg. 1631, el entendimiento es como un espejo que refleja la naturaleza. El individuo es un ser cognitive cuya mente opera como un sistema representacional similar a una computadora. El entendimiento actda como una representaci6n mental interna de la realidad. La realidad -lo que es- es un hecho fijo, a priori, empirico, inde- pendiente del observador. Desde esta perspectiva, como lo propone el profesor de filosofia G. B. Madison (19881, el mundo aes completo en si mismo y simplemente estg a la espera de que un sujeto cognoscentevenga y forme una "representa- ci6nmental" de 6 1(. ..) Si [elobservador]puede conectar sus ideas de la manera corrects, el resultado serk una "repre- sentaci6n" verdadera o algo parecido a la realidad "objeti- va". (p&. x). Desde esta perspectiva, el sujeto cognoscente es au- t6nomo y separado de aquello que observa, describe y ex- plica, se trate de algofisico como una tormenta ode algohu- mano como una multitud. El individuo que conoce es la fuente y validacidn de todo conocimiento. El individuo es privilegiado. En esta versi6n modernista, ellenguaje es el medio para el conocimiento; es decir, el conocimientose comunica a tra- v6s del lenguaje. La funci6n del lenguaje (palabras y simbo- los,verbales y noverbales),igual que la del conocimiento,es ofi-ecerun cuadro correct0 que represente el mundo y nues- tras experiencias en el mundo, referido a lo que es real. Los seres humanos utilizan el lenguaje como un medio para transmitir pensamientos y sentimientos, ocomouna expre- si6n (Heidegger,citado en Palmer, 1985,pgg. 20). La psicoterapia desde una perspectiva moderna El modernism0y sus verdades proveen 10scimientos de las humanidades y las cienciassociales.Nuestra cultura de la psicoterapia unuestras teorias, prgcticas e investiga- ci6n, tanto en psicologia como en psiquiama, asistencia so- cial y terapia familiar- tienen en ese discurso dominante su base histhrica y son su reflejo; 6 1ha elevado alterapeuta ala posici6n de un observadorindependiente con accesopri- vilegiado a1conocimiento de lanaturaleza humana, las per- sonalidades individuales, la vida de relacibn, las conductas normales y anormales, 10spensamientos, sentimientos y emociones. Este conocimiento permite a 10sterapeutas ob- servar, describir y explicar objetivamente 10s comporta- mientos. Con esta autoridad de conocimiento y verdad, 10s terapeutas mantienen una posici6n dualista y jedrquica, y es asi como su saber predomina sobre el saber marginal, co- tidiano, no profesiond de 10sclientes. Desde una perspectiva moderna, el conocimiento y, por lo tanto, la verdad, es piramidal: construye una jerarquia. Un terapeuta, en tanto representante de un discurso social y cultural dominante, sabe cukl es la historia humana y cugldeberia ser.Este saberdeZterapeuta, basado en teorias, prejuicios y experiencias profesionales y personales, actda como una estructura a priori que predetermina el conoci- miento que un terapeuta trae a la sesibn,y se impone a1co- nocimiento del cliente. El terapeuta se convierte en un ex- perto en observar, revelar y deconstruir la historia tal como realmente es y tal como deberia ser. El conocimiento del te- rapeuta da forma a sus observaciones y las valida; actda como una uretro-referencia*y uproyecta el pasado en el fu- turon (Giorgi, 1990,pgg. 76). El discursomodernista perpetcia la noci6n de las met@- ras uniuersales, descubribles, para la descripcidn humana, ideas fijas monovocales y determinadas unilateralmente, sobre la naturaleza humana universal y la conducta indivi-
  • 32. dual. Estas verdades pasan por alto el mundo interperso- nal, social,econ6rnico y politico en quevivimos -un mundo en constante y rgpido cambio-, y las variaciones que exis- ten dentro de este mundo. Como 10sestereotipos descriptos por la fil6sofafeminists Lorraine Code (19881,estas verda- des se convierten simplemente en dogmas, <cproductos de la tradici6n cultural, adquiridos como parte del proceso de aculturaci6n*(pdg. 192).Aglomeran gente, problemas y so- lucionesen grupos homog6neos que enmascaran y descono- cen sutilezasy diferencias. La terapia modernista es unproyecto lideradopor el te- rapeuta, influidopor lasverdades dominantes de la cultura, y que conduce aposibilidades determinadas por el terapeu- ta. Estas verdades se expresan en diagn6sticos, objetivos, y estrategias de tratamiento que se determinan apriori y se aplican indiscriminadamente. Asu vez, 10spensamientos y las acciones del terapeuta pueden validar y reificar su pre- conocimiento,y hacer que sepierda odesechelo singular, ri- co y complejo en un individuo o un grupo de individuos. A medida que el pre-conocimientoy la voz monovacal se for- man, 10sresultantes pensamientos y acciones del terapeuta tienden a dominar y silenciar la voz del cliente. A1 mismo tiempo, creo, las met&forasy narrativas familiaressehacen autolimitantes, reduciendo la capacidad creativa e imagi- nativa delterapeuta y, por lotanto, la posibilidad de una no- vedad desconocida --que puede emerger cuando se hacen presentes las voces del cliente, el terapeuta, y otras perso- nas-. Creo k e m e n t e que privilegiar nuestras voces de terapeutas contribuye a perpetuar la desigualdad insti- tucional, tanto en el nivel local de la relaci6n terapeuta- cliente como en el nivel universal de la relaci6n individuo- familia-sociedad-por ejemplo, al ignorar o apoyar genera- lizaciones sexistas, racistas orelacionadas con la edad. El discurso modernista promueve la noci6n dualista y jerdrquica del cliente como sujeto de indagaci6n y observa- cwn, y coloca al terapeuta en la posici6n superior de exper- to. En este discurso, 10sparticipantes son entidades estdti- cas separadas --cliente y terapeuta-, y no participates que interactcien en una empresa conjunta. El aspecto rela- cionalde la noci6n del individuo-en-relaci6npasa a segundo piano. El cliente, en tanto sujeto de indagaci6n que no sabe, es liberado del problema malvado por un terapeuta que sa- be y es un experto en la naturaleza y la conducta humanas: el h6roe libertador. Un lenguaje de psicoterapia basado en un discurso modernista es un lenguaje basado en una deficiencia y se presupone que representa adecuadamente la realidad conductal y mental. Para utilizar nuevamente la m6tafora de Rorty (1979) de la mente-espejo, al sujeto de indagaci6n (el cliente) se lo considera defectuoso,fallidoy disfuncional. Los diagn6sticos operan como c6digos culturales y profesio- nales para recolectar, analizar y ordenar datos a la espera de ser descubiertos.Amedida que se descubren similitudes y pautas, la gente y sus problemas se asignan a un sistema de categorias de deficiencia,mantenido a traves dellengua- je y elvocabulario de nuestros discursos.Esto crea la ilusi6n de un conocimiento psicol6gico generalizable. El lengua- je y 10svocabularios de la psicoterapia, entonces, son im- personales y desconocen el cardcter singular de cada in- dividuo y cada situaci6n (Gergen, Hoffman y Anderson, 1995).Las etiquetas profesionales y culturales clasifican y asignan a las personas; no nos dicen nada sobre ellas. El psic6logonoruego Jan Smedslund (1978,1990,1993) ha es- crib abundantemente sobre las diferencias entre la reali- dad objetivay psicosocial,y proponelo que 6 1llama <<psicolo- gfa de sentido comk.: en pocas palabras, esas explicacio- nes psicol6gicas <<consideradas correctas por todos 10s que hablan el idioma en el que se las formulw, (1990,pdg. 46). Desde esta perspectiva moderna, la psicoterapia es una tecnologfa: un ser humano es una mdquina, y el terapeuta, un t6cnico que trabaja con maquinas humanas defectuosas (Anderson y Goolishian, 19883, 1991~). Para retomar la comparaci6n mente-espejo de Rorty (1979): si la mente es representational --corn0 un espej-, y si le aparecen man- chas y no puede reflejar la realidad con exactitud, entonces la tarea del terapeuta es <&speccionar,reparar y p u b >el espejo defectuoso (p6.g.12).El papel del terapeuta es diag- nosticar la disfunci6n o el defect0 (en la conducta indivi- dual, en las pautas de interacci6n, en las creencias, o en las historias) en el sistema humano en cuesti6n (individuo, pareja, familia),y devolver al sistema un estado normative (unindividuo diferenciado, una pareja complementaria, una familia funcional). En esta perspectiva, el lenguaje es el medio, la herramienta que nos permite usar nuestra
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  • 35. valen necesariamente a nihilismo, solipsismo o relativis- mo. Prescindir de la noci6n de verdad no significa que ma- da exists,,; adoptar una posici6n pluralists no significa que <<todo valga.. Por el contrario, el posmodernismo alienta la critica social, desde una perspectiva posmoderna todo estg sujeto a cuestionamiento, incluyendo el posmodernismo. Ahora que entramos en el periodo posmodernoy la realidad objetiva desaparece, no se atribuye m4s verdad a las teo- rias cientificas organizadoras aceptadas, en particular las de las ciencias sociales, que a otras descripcionesoficciones (Kuhn, 1970). Sibien me interesa todo el paisaje posmoderno, 10spun- tos centrales de mi conce~tualizaciin &apoyan en dos uers- ~~ ~ - - pectivas interpretativas: la hermeneutica fikg6fica con- temporhea y el construccionismosocial.Desde mi punto de - - . vista, ambosllevan a una tran&nnac16n de la cultura de la Hacia una transformaci6n La hermen6utica filos6fica contemporhea y el construc- 0cionismo socialven a 10ssistemas humanos como entidades complejasintegradas por individuos que piensan, interpre- tan y comprenden. -. Una y otra cuestionan la aplicaci6n de las explicacionestradicionales de las cienciasEsicas y natu- rales a 1 anglisis de 10ssistemas humanos, y consideran que i la uprecomprensi6n,, - - a tales e - e s no per- -mite apreciar la comuleiidad d? lo human~. Ni la una ni el otro ofrecen un Umarco te6rico sistem4tic0, con su corres- pondiente metodologfan(Semin,1990,p6g. 151);en cambio, 10sdos prcsentanln,marco para la critic.+de 10sc o m t o s -_ _ _ - c - . - - - - - - - - modernistas, y una alternat~va. ---" Aunquc distintos, e ~ m c c i o n i s m o social y la herme- 2 n6utica tienen similitudes. Ambos examinan 10ssupuestos gue muevena~g,s_crs~nnc~a-s-sY29r~~~'Ca~~nas: c6mo producimos y comprendemos a 10s indivlduos y las insti- tuciones sociales; c6mo participamos en lo que creamos, j vivenciamos y describimos (Giddens, 1984).A m b o s z - parten una perspectiva colnprensiua que acentuarlse~zti- . - -.. do -sentldo construlTo, no impuesto-.. Por ejemplo, 10s - - .-.- significados de las palabras, 10ssignificadosque atribuimos a 10sacontecimientosy experienciasde nuestra vida, inclu- yendo nuestras identidades, son creados por individuos que conversan e interactiian con otros y consigo nlismos, y son siempre susceptibles de una variedad de interpretaciones. Ademgs, tanto para la hermen6utica comopara el construc- cionismo social, <<El sentido ha de verse (. ..) como una co- Ce producci6n de q u i e n p - i ; 8 - 7 - c~mparten el mlsmo poder acg$o de compet&icia lingxifs- ( ~ u e a ~ - P . o 1 1 ~ r ~ ~ T ; T 7 ~ G b - guaje desempeiia un papel central; creencias v pra~tkag se @ vincula con, se crean en,y ocurren en el1enguaj.e. Tanto 10s construccionistas sociales como 10s hermeneutas cuestio- - nan que el entendimientopueda refleiar. revelar o s e r - ; lado (Gergen, 1990). Hermendutica La hermen6utica es uno de 10sprimeros cuestionamien- tos a la teoria cartesiana del conocimiento, que separaba a1 observadorde lo observado.Hist6ricamente, la hermen6uti- ca se remonta a1 siglo XVII, y surgi6 inicialmente como un enfoquepara el an4lisis y la interpretaci6n comcta del tex- to bl%licoy 'de otros textos literarios --el lector descubre e interprets la palabra escrita-. En la tradici6n de iluminis- ta, el int6rprete era como Hermes, elm-eIxs&&-od-los dio- ses, quien debfacom~rend~~terpr-ee~1eesigpi_S_c_ado9,po Oif-$ - a entonces poder <<traducir, expresary_explicar-sus intenciones alos mortales. (Mueller-Vollmer,1989,p4g. 1 ) . .Tr.- ~. -. n a rad~clon hermenkutica temprana, el foco estaba puesto sobre eltexto,no sobre el interprete oelcuestionador del texto. Hacia fines del siglo XVIII, y m4s a h en el XlX bajo la influencia de 10s fil6sofos Friedrich Wilhelm Schleiermacher y Wilhelm Dilthey, la hermeneutica fue rompiendo con esta tradici6n textual, se convirti6en un m & todo para intepretar y comprender la conducta humana, y ~- .. surmo ---.-- -. . . como . . . . una hdisciplina filos6fica genuina y u,na teo- d-c( n&eneral iie las cienci'as~~ci$lesy humanas. (Mueller- . v o l ~ ~ ~ ~ l 9 8 9 , p6g. ix).5 Richard Palmer (1984) prefiere la frase filosofia de la interpretaci67r, mas que teoria d e la interpretacidn (pag. 149).
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  • 39. terpretativa por parte del sujeto de la experienciai.(pag. 19). Las estructuras biol6gicas del sujeto cognoscente son cri- ticas para el constructivismo;por ejemplo, la relaci6n entre 10s procesos mentales interiores y las experiencias con el mundo exterior. Von Foerster (1984) dice que la cognici6n 1 ucomputa descripciones de una realidad,, (pag. 47). Todo constructivismopone el acento en el entendimiento delindi- vidnn i . El constructivismo, advierte Gergen (1994), ase inserta en la tradition del individualism0 occidental>,(pig. 68), 1 mientras que el construccionismo social se aleja de la idea de la mente constructors individual y cuestiona la noci6n del individuo aut6nomo. El individuoya no es el objeto dis- creto de comprensi6n, o el creador de sentido. El entendi- miento no crea significaci6n;en cambio, la mente es signifi- caci6n. Para el construccionismosocial, es el contexto interac- I cional y comunal el que produce signSicaci6n;la mente es I relacional, y el desarrollo de sentido es discursive. Shotter (19936) habla de arealidades conversacionales~~. El cons- truccionismo social va mas alla de la contextualizaci6n so- cial de la conducta y la simple relatividad. El contexto es conceptualizado como un dominio multirrelacional y lin- giiistico, donde las conductas, 10ssentimientos, las emocio- nes y las comprensionesson comunales. Ocurren dentro de una pluralidad compleja y en constante cambio de redes de relaciones y procesos sociales, y dentro de dominios, prac- ticas y discursos localesy mas amplios. Menciono mipropia distinci6n entre construccionismo social y constructivismo porque el Bnfasis en 10sprocesos sociales y el Bnfasis en el entendimiento constructor individual presuponen conse- cuencias diferentespara la teoria y la practica de la psicote- rapia. Mi imagen posmoderna No afirmo que la imagen posmodernaque he bosquejado representa todos 10scolores del posmodernismo. No es asi. I Miimagen es s61oun pequeiio bosquejo que resumey repre- sentalas tonalidadesposmodernasque por ahora he elegido 80 adoptar en mi trabajo. Hay dos senderosposmodernos,aun- que por supuesto no e s t h totalmente separados. Uno lleva a1paisaje de lo <yadicho. -la existencia y el efecto de 10s discursos, narrativas y convenciones culturales-. El otro lleva a lo *todaviano dichos -la novedad que ocurre en el dialogo-. Hoy en dia es este dtimo paisaje -1as premi- sas posmodernas de la hermengutica contemporhea y del construccionismo social, con sus tesis sobre la naturaleza interrelacional del conocimientoy la noci6n del sf-mismo co- mo una construcci6n lingiifsticatransformada en el lengua- je-- el que sirve como punto central de mi base conceptual, y el que provee las tonalidades dominantes en el enfoque de 10s sistemas de lenguaje colaborativos. Estas tonalidades dan inteligibilidad a mis experiencias, se corresponden con mis experiencias y han dado forma a mis experiencias. En la actualidad, mis pensamientos y acciones como terapeuta y las preguntas que tengo sobre la terapia se centran en esta como un proceso de conversaciones dial6gicas interio- res y exteriores.Me interesan el cambioola transformaci6n en este proceso: c6mo se crea conocimiento, como surge la novedad en el encuentro terapButico,c6moparticipa la tera- peuta en este proceso creativo y c6mo es una terapeuta en relaci6n con un cliente. Si quiere usted continuar ahora con las tonalidades do- minantes del conocimiento,ellenguaje,y elself en mipaisa- je posmoderno,loinvito a quepase a la Terceraparte de este libro. Si le interesa mas ver c6mo conceptualize mi enfoque colaborativode la terapia y c6mo es en la practica, pase a la Segunda parte.
  • 40. Segundaparte. La coproducci6n de sistemas de lenguaje, de relaciones y de procesos: socios en un didogo
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  • 50. Suspensi6n delpreconocimientoy atenci6n a la pericia del cliente A1 crecer nuestro inter& por el conocimiento de la otra persona, nuestro propio conocimientose hizo menos impor- tante. Espontheamente, nos encontramos suspendiendo n u - t o s -nuestras Iustonas, nuestros p;ejuicios, nuestGs opiniones acerca de c6mo deberfan ser las familias, de c6mo deberian construirse las narrativas, de cu6les narrativas eran mas litiles-. Los.~~suspendimos~~ en el sentido de que 10s<<colgamos,> a la vista, para que tanto nosotros como 10sdemiis pudibramos estar cons.cie.ntes de su existencia, observarlos, reflexiongz acerca de ellos, po- nerlos en duda. cuestionarlos y camb_ipl,os.Cuanto % a s suspendiamos nuestro propio conocimiento,rn_Bsluggpque- daba para oir la voz del cliente y para que su pericia acce- diera al primer plano. Indagacidn compartida - 7 fr0C-e 2 0 cdi@ b&b Descubrimos que cuanto mas nos sumergfarnos, como aprendices inquisitivos, en el lenguaje y 10ssignificados de nuestros clientes, tanto mas reconociamos, alent6bamos y escuchabamossu voz. Nuema posici6n de apren&en i n v i - taba, en forma natural y esponthea, a una -- indagacion mu- tua o compartida. Los clientes se envolvicron con nosotros en un proceso compartido de exploration de 10sproblemas Y desarrollo de posibilidades. La terapia dej6 de ser un <'ha- blar & , y se convirti6 en un <<hablar con.. Clientey terapeu- ta, y cualesquiera otros envueltos en la conversaci6n, se unian -___ en un proceso de.d.ary.ra~ib&, unintercambio, un dia- logo. un entrecruzamie,n.~. de-i.des,opiniones y preguntas. __ Era una conversaci6n de doble via, a la que empezamos a describir como un proceso dial6gic0, donde la terapeuta ya ( I no era la editora de la historia del cliente que usaba el len- guaje como herramienta editorial, sino q a autora mas de las historias nuevas, generadas en el lenguaje y a travbs de la relaci6n7m p r ~ ~ e s ~ T d 6 ~ C o - d ~ 1 ~ t k F a ~ ~ p a p e l dei terapeuta en ku creaci6n pasaron a ser el focrde nuestro trabajo. La importancia denuestro conocimiento,y por ende el contenido, pasaron a segundo plano. Incertidumbre La combinaci6n de estas experienciasnos provoc6 un es- tad0 constante de incertidumbre, en tanto comprendimos que era imposible predeterminar o prcdecir el resultado y las consecuencias de nuestras conversacionesterapbuticas. C o ~ ~ z a m o s a apreciar y valorar esta sensaci6n de impre- - . decibilidad, aue nos hacla sentir comodosy libres. N - 0 3 sEn- ' tiamos libres de <<no saber* (Anderson, 19906;Anderson y ,, - ~oolishian, 1992),de no tener que saber. No necesit6bamos ser expertos en c6mo deberian vivir 10sclientes, en las pre- guntas correctas o cn la mejor narrativa. No teniamos que ser expcrtos en - E s t a libertad de no saber, a su vez, expandi6 nuestra imaginaci6n y nuestra creatividad. El "no saber. devinouna idea p~votal para nuestro abordaje 1 de 10ssistemas lingiiisticos coproductivos;introdujo una di- " ferencia significativaentre mis ideas acerca de la terapia y la posici6n del terapeuta, y las de otros. La influencia de las voces de estudiantes En buena medida, la conciencia de estas caracteristicas especialesfue estimulada por las observaciones,preguntas y criticas de nuestros estudiantes, que nos obligaron a bus- car nuevas maneras de entender, describir y explicarnues- tro trabajo. Los estudiantes a menudo comentaban sobre la forma positiva en que hablabamos acerca de nuestros clien- tes, sefialandoquenuestros modalesy attitudes eran respe- tuosos y humildes. Les impresionaba nuestro inter& por cada cliente,y elhecho de que realmente nos gustaran estas personas que para otros serian detestables. Les sorprendia que muchos clientes a 10sque se les habia ordenado recibir psicoterapia no s61o vinieran a la primera sesi6n sino que continuaran. En su intento por describir nuestro abordaje terapbutico, una estudiante coment6: US^ estuviera obser- vando y no supiera quibn es la terapeuta, me pregunto si la podria identificar..
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  • 91. 7. La voz de 10sclientes: consejos przicticos de 10sexpertos para crear conversaciones dial6gicasy relaciones colaborativas <Paraalcanzar lo que no sabes, debes seguirel camino & la ignorancia,,. T. S. Eliot <Enrealidad, nadie ue unaflor--es tanpequeria-, no tene- mos tiempo, y ver lleva tiempo, como tener un amigo lleua tiempo,. Georgia O'Keeffe La voz del cliente ha sidomuy importante para la evolu- ci6n de mi enfoque colaborativo-materapia (Anderson, -55, 1996a,'Tg9~~;;a~~on$%olishian,1988b, 1992;Anderson, Goolishian y Winderman, 19866; Gooli- shim yAnderson, 1990).Esto seha debido a la curiosidady fascinaci6n -. . . . . . .. -que . . . . -. mc inspiran - - . . . . . . . . las d.cscripcionesque hacen 10s clientcs de sus experiencias~n. la terapiay!o~t_ccapatas, y-a-mi-~bfiiiicci6n de &e las opiniones del consurnidor so11 esenciales para el desarrollo y perfeccionamiento de todo producto. Esto no quiere decir que mi pr p6sito sea formu- lar una terapia disefiada por 10s clientes. Lo que ocurre es que en el curso de mi pr4ctica me he dado cuenta de lo mu- tho que aprendf de mis clientes,y dela infl encia que suvoZ ha tenido sobre mis pensamientos y acciones como terapeu- ta. De ahi que me dedique a la investigaci6ncomo parte de mi pr4ctica clinica cotidiana. S i e m p ~ e q ~ ~ - p ~ e d o , entrevisto a 10s clientes de mipropia p r s a , y a1osd.e~rivagcl~~~r.a -- ........ ~ ~ ~ ~ ~ & L ~ ~ ~ s ~ e x P 1 e n e p ~ i a ~ c ~ n , ~ ~ ~ e n t o s A -. exitosos . . . --.. y e x i t o ? i n $ ~ x ~ n d o su_s :~~erienc:i~n!e~,,~fofes?ona- IGSqGe 10stratan. . . . . . . . . . . . . . . . . Porque presto atenci6n a lo que dicen 10s clientes, he dec&lo una vez m6s, 10sclientes ensefian y 10sterap&tas aprenden, invirtiendo 10spapeles tradicionales del terapeu- ta que sabe y el cliente que no sabe.l Aqui presentare lo que he aprendido escuchando 10sre- latos de 10sclientes en primera persona, sus reflexiones so- bre la terapia y sobre sus relaciones con terapeutas.2 Inclu- yo las voces de mis propios clientes, las de clientes de otros terapeutas con quienes he conversadouna solavez y-las de clientes a quienes entreviste especificamenteacerca&%us experienciasterapeuticas. Partiendo de estos consejo&%?:ex- pertos, propongo un an4lisis y un marco de referencia p&a crear lo que llamoconversacionesdial6gicas.yrelaciones na- rrativas colaboratiz-un proceso y una-relaci6n riza+s por la conexi6n, la colaboraci6ny la construcci6n. "' -T; 1 concept0 cTaTe para este enfoque conversational y relacional es e1,de no-saber (Anderson, 1990;Anderson y Goolishian, 198827, 1992; Goolishian y Anderson, 1987a, sabe? .<Noson respetuosos. Dicen lo que estd escrito[lo que apren- dieron de 10sZibros]. Describen losproblemas en suspropios tirminos>>. m e r -la ilusi6n de entender, o la seguridad de un m6tod- reduce la posibilidad de ver, y empeora nuestra . - - - -..------- Esta es m a idea presentada por mi colegaArlene Katz. Los nombres de 10sclientes y otras caracteristicasidentiticadoras han sido modificados. / '
  • 92. sordera para lo inesperado, lo no-dichoy lo todavia no-dicho (Anderson y Goolishian, 1988b). Si siempre oimos y escu- chamos de la misma manera, no podemos ver n i oir lo dife- rente y lo ~ c o . La posici6n de no-saber, apoyada en movi- mientos posmodernos como la hermenkutica contempor&- nea y el construccionismosocial (Gergen, 1982; Shapiro y Sica, 1984;Shotter y.Gergen, 1989;Wachterhauser, 1986a), cuestiona el dualism0sujeto-objetooconocedor-coocido.Se basa en el supuesto de que la c r r i f i - cados es siempre un proceso intersubjetivo. que da lugiir a p ; s i b i l i d a d e s - . - - de esasposibi- Zidades es el diciZogo. El no-saber dude a la actitud y creenciadelterapeuta de que 61no tiene acceso a una informaci6n privilegiada, que nunca puede comprender plenamente a otra persona, que necesita mantenerse en un estado constante de ser infor- mado por el otroy de aprender m& sobrelo que seha dicho . o puede no haberse dicho. El no-s&er es una postura inter: pretativa que se apoya eLel an6lisis continuo de la expe- , . - T ' - ---..- ------- " 1 - - - - " - - - pn~ia$aGmo . a - s * .-.,.".,..cm-oa.. ocurre en .uncontexto,y t - m o es narra- _ _ I " .... . -'-."-..l . . . > . -.",- d&p8~,,eLcliente. La mGrpretaci6n es siempre a o g o entre terapeuta y ~ l i e n t e , ~ no el resultadode alguna na- rrativa te6rica privilegiadapor lo que elterapeuta entiende, por supericia, su experienciaosu modelo conceptual.El no- saber incluye varios aspectos que lo ayudan a mantenerse constantemente informado por su cliente,y a seguir apren- diendo. Incertidumbre VoZuntad de dudal: La incertidumbre requiere que pon- gamos en suspenso, <<colgandon frente a n o s o t r x s t r o s ~ . . - discursos profesionales~Personal~s~ominantes -lo que sabemos o creemos saber-; que nos mantengamos cons- cientes de nosotros mismos y de 10sotros, y abiertos a exa- minarnos y a ser examinadospor 10sotros. Tenemosque ser capaces de no entender d e m a s i a d o w t e , de aban- donar supuestos y estereotipos prematuros, de cuestionar- lo que pensamos que sabemos y de no apreciar nuestro co- nocimiento m4s que el del cliente. Necesitamos una mente abierta a 10scuestionamientos, al cambioy a lo inesperado. Esto nos permite abrir en nuestra mente un espaciopara el I otro, ese espacio para las posibilidades que constituye un aspecto critico del didogo. VoZuntadde arriesgar. En mi consultorio,elterapeutano est6 seguro, no est6 protegido por su saber. La posici6n de ko-saber es a n e r a b l e ; 10sterapeutas tambi6n corren el Gesgode cambiar.Hay ciertoriesgo en dejar a 10sclientes el centro del escenarioy la decisi6n sobre lo que van a contar y el mod0 en que lo barb, en lugar de guiarse por lo que uno piensa que es importante oir. Creo necesario desechar 10s supuestos y categorias generalizantes, derivados de textos previos al contexto actual (Becker, 1984,p4g. 435). Lamen- tablemente, 10sterapeutas tienden a valorar en demasia la formulaci6n temprana de diagn6sticos, interpret-es, metas y estrategias de tratamiento (Gergen,Hoflinan+An- derson, 1995). Las evaluacionesprematuras pueden h&er que un terapeuta formulepreguntas cuxo prop6sitosea ve- rificar las realidades del terapeuta mzis que aprender las del clipnte. El saber -bajo la forma de un diagnhstico del DSM-V; un supuesto clinic0 o una hip6tesis de investiga- ci6n- puede hacer que el terapeuta oinvestigador actiie de mod0 tal que lo confirme(Jones, 1986;Scarr, 1985).Cuando escuchamos y respondemos selectivamente a la historia de un cliente desde una postura de saber, buscamos, intencio- nalmente ono, confirmarnuestras creencias,prejuicios, ex- pectativas yverdades aprendidas. Una actitud de escuchay respuesta selectiva puede obstaculizar el intercambio dia- 16gic0,con la consecuenciade restringir la amplitud del dis- curso, provocar un cierre premature del relato del cliente y empobrecer las opciones tanto para el cliente como para el terapeuta. Aqui lo decisivono es tanto que el terapeuta ten- w a s p?econcebidas, sino lo que haga con esas ideas. Cuando buscamos lo que nos es familiar, nos cegamos para lo que es especial de cada cliente y iinico de su situaci6n. I Gergen (1988b) advierte: &Jna vez fijados en una deter- minada interpretaci6n, aumentar la cantidad de aconteci- i mientos no refuerza la interpretaci6n. Meramente demues- tra la agilidad conceptualdel observador que le permite ge- nerar una aparente-coherencia entre las interpretaciones,> (p&. 36). La postura de no-saber hace que la terapia y las pregun- tas del terapeuta se distingan de la exploraci6ndiagn6stica I
  • 93. traditional. Si realmente no sabemos, entonces debemos -der. Para aprender, tratamos de ente e el cliente nos & m n X S F i i i ~ d & d a d ,el s a b e r x n d e r siempre estan en camino. El terapeuta debe arriesgarse a ser un aprendiz con cada nuevo cliente; es una experiencia radical que nos hace humildes y nos libera. - Humildad El no-saber implicahumildad acerca de lo que uno sabe. El terapeuta esta m6s interesado en aprender lo que un cliente tiene -___l,_.- que decir que --.---- en b u s ~ a ~ s p o n e r , validar o ' promover su propio conocimiento o intereses. Por ejemplo, yo no pensaria que una madre que teme que su hijo de once aiios carnine solo a la escuela o duenna en casa de un ami- go sea <'sobreprotectora,,.No trataria de que sienta opiense comoyo.- En cambio, ...... -.....habl-a con eUa de mse'_ra~al q 5 epu- diellamo~xp!o~ar y.dlesarrp!!ay juntas p?@?!es. asLoses, . . . . . . . - sentimientos ,.... . y _ ~ s ~ . e ~ @ ~ . q u e , ~ ~ ada~tenasuser--: paciones, sus creenci-asy sus ~ ~ r c u n s h c i a s ~ ~ e s , no alas mias. TraT-<ae aprender mas sobre susmiedos; averigua- &ZiuUiiiiedo m4s grande y lo que influye en su estilo paren- t a ~ Z R I Z ~ ~ t . r % ~ e n t e ~ u e la aconseja, .y de ser asi, qu6 le aconseja?iSe habl&a.de.estos temas en su familia, y de ser ---- .......... , a,sl!c6mose manejaban? La . . . . . . . . . . . . . . intenci6n de mis preguntas seria aprender mas, participar en sunarrativa tal como esy tah-iilbbpodrisef No @efFi%-que estas u otras preguntas -- - . , -...... le dieran la impresi6n de que yo estuviera buscando una respuesta particular, o que existiera una respuesta correc- ta. Tampoco supondria que mis experiencias, opiniones y teorias acerca de la relaci6n madre /hijo se corresponderh con las de ella. Silas ofreciera,lo haria humildemente. Esto no quiere decir que me muestre d6bil, insegura otimida, si- no que prefiero no darme demasiada importancia. La posici6n de no-saber me protege de 10s cierres artifi- ciales y prematuros que suelen ser la consecuencia de un resultado preplaneado. Operar desdeuna posici6n de saber independientepredetermina las posibilidades y destruye el codesarrollo de nuevos significados a partir de las historias Y nan-ativas generadas en terapia. Las terapias orientadas hacia metas (talescomo interrumpir pautas disfuncionales, impulsar una soluci6n, buscar una excepci6n o crear una narrativa sustitutiva), y basadas en el conocimiento,teoria o experiencia preexistentes, limitan las opciones disponi- bles en'el discurso terap6utico porque acentuan y buscan solamente lo que ya se sabe. Los requisites del no-saber El terapeuta debe ser un experto en no basar sus-gm- ~ prensiones, explicaciones e interpretaciones . . _ . en emrien- cias, conocGiSGn"ZTjT~~e'rIdla"des previos. Para ello, atiende al - aprendiendo y tratando de entender las preocupacioI1R~4~s d e s a ~ d ~ ' i i ~ ~ f ~ r ~ d ~ - ~ ' ~ l i T S t ~ ~ d e su cliente dialogando, . puntos de vista y las expectativas del cfiente. El tera3&3& realmente cjuiere aprender cl sentido que ticnen lascos& para el cliente; cluiere captar la historiadel clientc, no de- terminar suiausa. El terapeuta no sabe a priori cual es la intenci6n de cualquier con~ersaci6n o acci6n, sino que de- pend. de la explicaci6n del cliente; aprende el significado de lo que dice un cliente, del mismo ~1ient.e.~ El terapeuta aprende que 10s aparentes sinsentidos tienen sentido para el cliente. I Shotter (1993e,pag. 130,n. 1)se refiere a lo que esta posici6n de no- saber requiere del terapeuta. Sugiere que la tarea del terapeuta es ~"sentir" al otro Gnico que tiene frente a si, como es ser esa otra persona. De manera que el terapeuta no debe solamente repensar la naturaleza de la comunicaci6n, sin0 tambien la naturaleza de su conocimiento(delotro), como algo que comienza con una secuencia de sentimientos vagas, frag- mentarios, que con el tiempo han de integrarse en una totalidad "sentida", un todo que funcionara como una '"oase", en tbrminos de la cual puedajuz- garse la adeeuaci6n de una formulaci6n lingiiistica de su naturaleza (. ..) Y quizas esa sera la tarea mas dificil para ellos (10s terapeutas) porque, entrenados para pensar y actuar en forma aut6noma, con un "plan" o un "cuadro"en mente, ahora t e n d r h que iiprender a "andar a tientas", a res- Ponder creativamente a sus circunstaneias, y de hecho eso es lo que ha- cemos siempre, sintiendo, por asi decir, en algo que alguien expresa, la Yforma"de un problems, y haeiendo una pregunta que esperamos que ela- rifique las easas..
  • 94. Lo que el no-saber no significa: el conocimientoprofesional preaprendido No-saber, enlas palabras de Jacques Denida (19781, "no significa que no sabemos nada, sino que estamos mds all& del conocimientoabsoluto (. : . ) acerchdonos al criterio que anuncia y decide su cierre.. No-saber no significa retener informaci6n, sim~1'ar estupidez, engaiiar o ser neutral. Y o no cuestiono que10s terapeutas tengan un conoci- miento preaprendido -te6rico y vivencial, profesional y personal-. Grandes cantidades de tiempo, dineroy energia han sidodedicados al avance delconocimientoen diagnosti- car, predecir y tratar. No sugieroque este aprendizaje deba opueda ser borrado. El tera6euta no pucde ser una pantalla en blanco, vacia de ideas, opi&Fn>%y-p7ejuicios. No p u d e ~- - Y ser neutral. Por el contra&, cada uno de nosotros trae a1 consultono experienciasvitale-Srionalesy profesiones, _. _-,. valores, preferencias y convicc~zpes. Debemos ser capaces ___.__- __ - d5Xeiiler=@~ y.,pr.omover ~ . . -"-. nuestras- .. ..... y b y , sentimien~s. A mi me interesa lo que incomoramos. Debemos p & Y . ger cuestionados y cuestionarnos a nosotr0.smismos; em- u b a r c a r n o ~ g ~ ~ ~ ~ ~ ~ 9 $ ~ : ; 7 1 i e n t e 1.ab & q u x - igualitaria y mutua de la com&ren_s$n. Un proceso colabo- I-... P-'r..- - ralxvo tal dismmuye el nesgo de que, aun sin quererlo, ex- plotemos nuestro poder social como terapeutas con la fina- lidad de preservar nuestra propia base de conocimientoo la de nuestras instituciones y discursos culturales. El siguiente es un ejemplo de la posici6n de no-saber. Un colegapsiquiatra --competente y creative, pero frus- trado- pidi6 una consulta con Harry Goolishian acerca de un cliente que a su juicio tenia un problema intratable, y con quien se sentia en un atollade~-o.~ El cliente, Lars, un marino mercante noruego, crefa que tenfa una enfermedad cr6nica y que estaba contagiando a otros,incluso matzindo- Este cliente ha sido meneionadoen trabajas anteriores("Cause Ander- son, 1995;Anderson y Goolishian, 1992). Utilizo la historia aqui porque ejemplificaen forma dram6tica la posici6n de la que estoy hablando. 10s.Aunque Lars habia hablado algo sobre dificultades en sumatrimonio y suincapacidad actual de trabajar, fijaba su atenci6n en la enfermedad. Estaba perturbado y asustado. Durante la entrevista, Harry pregunt6 a Lars: <<iCu&to tiempo ha tenido esta enfermedad?~. Evidentemente sor- prendido, y tras una larga pausa, Lars cont6 c6mo comenz6 todo, incluyendo 10snumerosos intentos de medicos y psi- quiatras de aliviar su crecientemiedo y su convicci6nde pa- decer una enfermedad contagiosa.Cuandoera unjoven ma- rino mercante en el Lejano Oriente, habia tenido sexo con una prostituta. Enseguida, y recordando las conferencias sobre enfermedades ven6reas que habia escuchado en su barco, temi6 haberse expuesto a una horrible enfermedad sexual. Presa del phico, acudi6 a una clinicalocal, dom&la enfermera no le crey6, le dijo bruscamente que alli nok+&- taban a perversos sexuales,,, que 61<<no necesitaba mediz- na, sino confesi6n y Diosn, y lo expuls6 de.la sala de espe- ra. De regreso a su hogar, y todavia temeroso de infectar a otros, rrio a varios m6dicos. <<Nadie me crey6>,, dijo.En diver- sas oc lsiones fue derivado a consulta psiquidtrica. Nadie pudo aliviar sus miedos y convicciones acerca de su enfer- medad contagiosa. Con el tiempo se convenci6 de que nadie comprendia la seriedad de su contaminaci6n. Harry mostr6 inter& en el dilema de Lars y le dej6 con- tar suhistoria a sumanera. Lars sefuerelajando, inclusose anim6 un poco, y comenz6 a compartir la curiosidad de Ha- rry.El prop6sito de Harry no era cuestionar la realidad ola historia de Lars, ni manipularlo para que abandonara su delirio.Harry querfa aprenderla historia de Lars, ser sensi- ble a esa historia, mantener coherencia con la historia. Los colegas que observaron la entrevista criticaron la pregunta de Harry uiCu&to tiempo ha tenido esta enfer- medad?,,. Temian que la pregunta reforzara el adeliriohipo- condriaco,del hombre. Sugirieron que hubiera sidom&sse- guro, m&sneutral, preguntar <<&CuAnto tiempo ha creido que tem'a esta enfermedad?>>. Pero la posici6n de no-saber no le permitia a Harry tomar la postura de que la historia de Lars era delirante. Lars dijo que estaba enfermo. Por lo tanto,Harry querfa aprendermds acercade su enfermedad. Esto requeria preguntas de no-saber. Tratar de comprendera Lars y lo quepodria aparecer co- mo su <&slate. o su npsicosis,, era un paso esencial en el
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  • 138. Pero para mi la narrativa es algo m& que una metkfora &eraria: es un proceso discursivoreflexivo, de ida y vuelta, que construye nuestras experienciasy es a su vez utilizado para comprm s t r a s expenenclas. 6 1vehculo de este proceso es w. Lo usamos para construir, organizar y ~ e n i s c a d ~ ~ n u shistonas? Lo que creamos ns una ewresi6n denuestro uso dellenrmaie:nuestros voca- -- - - - bularios y accione<silo adquieren sentido a trav6s de nues- tra semhtica. Es imposible separar el sentido de la acci6n: se reflejan entre si, y su relaci6n no es causal. Los limites de nuestro lenguaje restringen lo que es posible expresar: nuestras estructuras narrativas, nuestras historias y, por lo tanto, nuestros futuros. Nueswas narrativas, entanto pr4c- ticas discursivas, e s t hsujetas a constanteevoluci6ny cam- bio. De mod0que las historias no sonhechos completes, sino entidades enproceso de construcci6n.La narrativa eslafor- ma en que imaginamos alternativas y creamos posibilida- des,y laforma en quehacemos reales esas ~ ~ c i o n e s . ~ Lana- rrativa es la fuente de las transformaciones. ' Las narrativas son creadas, vividas y compartidas por individuos que conversan e interacikan con otros y consigo mismos. Son la forma en que usamos el lenguaje para re- lacionarnos con otros y con nosotros mismos. El psic6logo Jerome Bruner (1990), entre otros (Dunn, 1988; Nelson, 1989),sugiere que 10s niiios gprenden a temprana edad a organizar sus experiencias en forma narrativa, por medio de las historias que oyen y que aprenden a contar. Es a tra- v6s de la narrativa como construimosel sentido de nuestra vida cotidiana, y pensamosy explicamosnuestro mundo co- mo es y como debiera ser. Las narrativas son las 'historias [quel sirven como recursos comunitarios que las personas utilizan en sus relaciones,, (Gergen,1994,p4g. 189).El pos- Uso historia y narrativa indistintamente. B-er (1990)explica que la narrativano s610permite, sin0 que tam- b i b restringe:-Hay una quiebra que es el resultado del mero empobreci- miento,de10srecursosnarrativos--en la infraclasepermanentedel gueto urban-, en la segunda y tercera generaci6n del campamento de refu- giados palestinos,en las aldeas africanas a 1 sur del Sahara afectadospor la sequia cr6nica. No es que se hayaperdido por completola capacidad de dar forma narrativaa la experiencia,sino que la narrativadel "peoresce- nario"llega a dominar tanto la vida cotidiana que la variaci6nparece im- posibleu (pggs. 96-7). modernists Lyotard (1984)sostiene que las narrativas son nuestros ahculos sociales,, (pero ataca decididamente la noci6n de una metanarrativa --corn0 en el caso de una gran teoria s o c i a l ,por considerar que creaprivilegiosy opresio- nes). Es decir que, como propone Anthony Giddens (1984), tanto el individuo como la sociedad .se constituyenen y por mdio deprcicticas inveteradas,> (pag. 222). I La narrativa corn esquema discursivo La narrativa es un esquema discursivo situado en con- textos locales,individuales, y en contextosm4s amplios,co- mo las reglas y convenciones culturales. Las narrativas lo- I cales individuales y las culturales m4s amplias encajan mas en otras e interact6an unas con otras. Como dice Bru- ner (19901,la narrativa humana <<hate deintermediaria en- tre el mundo can6nico de la cultura y el mundo m4s idiosin- cr4sico de las creencias, 10sdeseos y las esperanzas. (p4g. 52). Las narrativas se crean, cuentan y oyen en el context0 de este esquema cultural. Lo que puede parecer ordenado o desordenado esta influidopor la cultura y es el producto de un acuerdo compartido. Para servir a estas funciones, las narrativas han de ser abarcadoras, coherentes y conecta- das. En nuestra cultura occidental, organizamos nuestras historias en el tiempo, con comienzos, medios y finales. Cu- bren el pasado, el presente y el futuro, se conectanen forma secuencialy tambi6n se entrelazan en el tiempo. Las historias siempre se sitfian en una cronologia, por- que sin eso 10s cambios en nuestra vida serfan ininteligi- bles. Para compartir nuestra vida con otros, tomamos 10s fragmentos de nuestras narrativas y 10s organizamos en versiones historiadas viables, influidas por nuestros re- cuerdos,contextoseintenciones.Por ejemplo,cuandotrata- mos de encontrarle sentido a un sueiio,contarle a un amigo nuestras vacaciones o recordar un hecho de nuestra niiiez, lo hacemos en forma narrativa. Bruner, quien desde ha- ce mucho se ha interesado en la relaci6n entre narrativa y sentido, sostiene que <<la narrativa se ocupa de las vicisitu- des de la intenci6n humana. (1986, p4g. 1 6 ) ,y usa las ex- presiones <<mod0 narrativo de pensamiento,, y nestructuras narrativas. (Bruner, 1990)para referirse a1 lenguaje que
  • 139. empleamos para <<enmarcar>, nuestras experienciasy nues- tros recuerdos de experiencias.Dice B r ~ n e r : ~ *Laspersonas no abordan el mundo un sucesopor vez, como no abordan un texto una oraci6n por vez. A1 contrario, en- marcan 10s sucesos y las oraciones dentro de estructuras m5s amplias (. ..) &as estructuras mAs amplias [estructura narrativa] brindan el contexto interpretative para 10scom- ponentes que abarcan,, (1990,p5g. 64). @ r (1990) identifica las caracteristicas que debe - . reunir una narrativa: a) sigue una secuencia,'una secuen- ciz h i c a de sucesos, estados mentales (. ..)que carecen de vida o significadopropios,, (p5g. 43) fuera de la estructura; b) es f5cticamenteindiferente, npuede ser "real" o"imagina- ria" (. ..) tiene una estructura que es interna a1 discurso (. ..) la secuencia de sus oraciones, m5s que la verdad o fal- sedad de cualquiera de ellas, es lo que determinala codigu- raci6n general o argumenton (p5g. 441, y c) maneja de una manera linica el abandon0del chon, presentando lo excep- cionaly extraordinario de manera tal que mitiga y hace po- sible, opor lo menos comprensible,la desviaci6nrespecto de ltural estbdar (p5g.47). l a w994)se centra en la inteligibilidad de la narra- tiva: << as narrativas son formas de inteligibilidad que dan cuenta de 10ssucesos en el tiempo. Las acciones individua- les (. ..)obtienen su significado de su inclusi6n en la narra- tivan (p5g. 224). Gergen sugiere que una narrativa bienfor- mada, inteligible,suelereunir ciertos criterios:a)tiene una conclusibn establecida, valuada; b) 10s sucesos narrados convienen a la conclusi6n y sirven a su prop6sito; c) 10ssu- cesos e s t h ordenados en el tiempo; d) 10spersonajes man- tienen una identidad continua y coherente en el tiempo; e) 10ssucesos se vinculan causalmente y sirven como expli- caci6n del resultado, y f ) hay un principio y un f i n .Gergen tambi6n advierte que las narrativas dependen de otras na- rrativas, culturales, sociales,politicas e histbricas, tanto lo- cales como universales, que las abarcan. Bruner (1986)sostiene que necesitamos das modos de pensamiento, dos modos de construir y organizarexperiencias:el paradigmitico (induc- tivo, objetivo y axiorndtico)y el narrativo (subjetivo, reflexivo y fluido) (pigs. 11-43). Desde la perspectiva narrativista, un ser posmoderno es una expresi6n de esta capacidad dellenguaje y la narraci6n: el si-mismo que cuenta la historia se forma v m- F fgrma a traves del proceso de contar la histaria. Los seres humanos siempre nos hemos relacionado con otros a traves del contar y escuchar historias sobre nosotros y 10s otros. Siempre hemos e n t e n d - podqu6-iamos ser a partir de las historias que nos contamos. .<Entender - - - . . ...--- (. ..) por medio del lenguaje es la forma primordial de ser- en-el-mundo (. ..) Este proceso de autoformaci6n y auto- comprensi6nnunca se termina o completa. (Woolfolk, Sass y Messer, 1988,p6g. 17). El profesor defilosofia G. B. Madison (19881,influidopor Paul Ricoeur, dice que a trav6s de la narrativa. del conhr &storias, entendemos nuestra experienciavivida y le otor- gamos significado e-hteligibilidad:, , ' "El si-mismoes la forma en que nos relatamos, explicamos, hablamos sobre nuestras acciones (. ..) El sf-mismo es la unidad de una narrativa continua, una narrativa que dura mil y una noches y mAs a h , hasta que, como diria Proust, llegala noche a la que no suceden i n g h albm (p5gs. 161-2). Estas narrativas continuas e s t h contenidas en otras y se entrelazan con ellas. Las historias propias y de otros de- . - terminan qui6nes somos. En el mejor de 10scasos. soy uno de 10s muchos autores deQa cambiante narrativa que me c p , .. . S locales y universales, y en 10scontextos culturales, sociales y pofiticosde ETiTiacer narrativo. Zdentidades cambiantes y continuidad a trau6s del cambio El ser de la perspectiva narrativista posmoderna no es una entidad estable y duradera, limitada o fijada en el es- pacio o el tiempo; no es la simple acumulaci6nde experien- cia, ni la expresi6n de caracteristicas neurofisiol6gicas. La identidad no u s a en la continuidad odiscontinuidad psi- col6gica de la personalidad, sinoe ~ l a _ ~ . ~ n g ~ ~ i ~ , d e - ~ _ rrativa enpw-ezo. Como indica Rorty (1979),10sseres hu- m a n o s ~ o ~ g e n x r a d o r e s de nuevas narrati- -
  • 140. vas, mzis que seres susceptibles de ser fijados en una des- 3cripci6n. El sf-mimo es una autobiogrda en desarrollo o, para ser m&se x a c t o ~ f f a m u l - tifac6tica que escribimos y editamos constantemente. Es la expresi6n siempre cambiante de nuestras narrativas, un ser-y-devenir por el lenguaje y las historias que contamos en nuestro contincointentode encontrarles sentido almun- doy anosotros mismos. El si-mismo,por lo tanto, esM siem- pre envueltoen un devenir conversado, en una construcci6n y reconstrucci6n que ocurre a trav6s de la continua interac- ci6n (Andersony Goolishian,1988a;GoolishianyAnderson, 1994).Vivimos nuestras narrativas y nuestras narrativas devienen nuestro vivir, nuestras realidades devienen nues- tras historias y nuestras historias devienen nuestras reali- dades. Al igual que el pasado, el presente y el futuro, son procesos reflexivos que no pueden separarse. Esta reflexivi- dad provee la continuidad del proceso constante de compo- ner y recomponer nuestras vidas. Ricoeur sugiere que <<a diferencia de la identidad abstracts de lo Mismo, esta identidad narrativa, que constituye la constancia del si- mismo, puede incluir cambios y mutaciones dentro de la cohesi6n de un ciclovital. El sujeto aparece entonces como el lector y el escritor de su propia vida, como lo concebia Proust. Tal como lo confirmael an6lisis literario de la auto- biografia, la historia de una vida se reconfigura constante- mente atrav6s delashistorias veridicasoficticiasque el su- jeto se cuenta acerca de simismo. Estarecodiguraci6n hace que la vida sea un paiio tejido con historias contadas,, (cita- do en Joy, 1993,pzig. 297). La psic6loga canadiense Morny Joy (1993) ofrece un ejem- plo de esta revisi6n constante cuando sostiene que la vida de una persona no es una narrativa estAtica con una ~ c a linea argumental sino un proceso, un emosaico dinCimico*. .Podemos decir que la vida de una persona es una combi- naci6n de muchas lineas narrativas diferentes. Cada linea presta cohesi6ny coherenciaalas miiltiplesintluencias que incesantemente amenazan abrwnarnos. La persona cons- truye una linea argumental particular en respuesta a una situaci6n o experiencia especifica que requiere una aclara- ci6n. La linea argumental puede ayudar a que la persona establezca una cabeza de puente desde donde le sea posible organizar temziticamente un conjunto de sucesos que de otra manera resultm'an demasiado ca6ticos o demasiado perturbadores. Tambi6n puede ayudar a expresar acciones estrasgicas, de tipo politico o 6tic0, en respuesta a esa mis- ma situaci6n~ (pzigs. 296-7). Si nos atenemos a la premisa de que la narrativa es algo dinzimico y continuo, jc6mo desarrollamos una identidad propia?jLa identidad propia eslomismoquela continuidad propia? En otras palabras, si siempre estamos envueltos en un devenir conversacional, jc6mo podemos tener continui- dad al mismo tiempo que nos transformamos? Desde elpunto devista posmoderno,la identidad, lacon- tinuidad, olo m w e i + u n o snuestra-pmsonalzdad, con- Zste en el mantenimiento de una coherencia y una conti- iiudad entre las historias aue contamos acerca de - 0 s rmsmos, con tal que podamos construir narrativas que ex- phquen nuestra falta de coherencia cmummtmosmisGos y con el caos de la vida. Nuestras narrativas de identidad consisten en dar forma y expresi6n alyo que nos decimos - y que decimos a otros- que somos,que hemos sidoy que seremos. Creo que el propio ser,h6oe ovictima, deviene la persona o personas que requierea nuestras historias (Ger- gen, 1994). Somos tantos anosotros misrnos,, como 10s sf- mismos potencialmente insertos en nuestras conversaci~- .nes y creados por estasj En esta lfnea, el psicoanalisEiRoy Schafer d e k e al propio ser como a n fen6meno vivencial, un conjunto de formas -m&s o menos estables, mzis o me- nos sentidas emocionalmente-- de contarnos qui6nes so- mos y c6mo seguimos siendo los mismos a trav6s del cam- bio,, (citadoen Madison, 1988,pzig. 160). La teoria de la narrativa, con este sesgo discursive, fue uno de 10s primeros retos a la perspectiva moderna del propio ser, y una de las primeras exploracionesde las posi- bilidades implicitas en la definici6n del propio ser como un contador de historias, un producto del proceso humano de generar sentido a trav6s de la actividad lingiiistica. Para entender mejor lafascinateidea posmoderna de u n s a - rratiuo, relacional y social, quiz&sea 6til que nos detenga-
  • 141. mos un momento y echemos una mirada a las perspectivas modernistas sobre lo propio y la identidad. El propio ser modern0 conocible La tradici6n filos6ficaoccidentaldel sigloXXha desarro- llado vocabularios y narrativas de la persona como un ser consistente, observable y conocible, por si misma y por 10s otros. Esta noci6n del propio ser y la concepci6nde la perso- na como un sistema motivacionaly cognitivobien delimita- do, linico e integrado, y comp el centro de la emocibn,la con- ciencia y la capacidad dejuicio, han influido poderosamen- te en la teoria y la prhctica psicol6gicas. Es una noci6n fir- memente arraigada en el dualism0 cartesiano, que trata la mente y el cuerpo como entidades separadas y considera a la primera como un espacio autosuficiente. En un sentido metafisico, esta noci6n del yo supone que existe algo esen- cial en el ser humano, una esencia humana. En un sentido epistemol6gic0, supone que el yo es una entidad que exis- te, es duradera y puede ser conocida: observada, medida y cuantificada. El propio ser posee calidad y cantidad. La pregunta ((iQu6 eslopropw?,,siempreha sidocentral en psicologia y en psicoterapia.Los lenguajes psicoterap6u- ticos -tanto el del psicoanalista que describe un incons- ciente impulsive y de base biol6gica, como el del terapeuta familiar que define a la familia como la cuna de nuestra identidad- forman parte de narrativas modernistas. Todos esos lenguajes contienen el elemento de la historia huma- na conocible -propios seres que pueden ser descubiertos, identificados y descriptos por otros y por nosotros-. El propio ser se constituye en la entidad abarcadora que de al- giin mod0 sustenta todo -mociones, sentimientos, pensa- mientos y acciones-. La persona dueiia de si es dueiia de sus acciones y sus capacidades. En la perspectiva modernista, el propio ser es una enti- dad abstractsaxiomhtica,distinta y separada de otras cons- trucciones piscol6gicas. Cada persona es un sucesoindepen- diente en el universe, un individuo aut6nomo y autodeter- minado, y un sistema motivacional y cognitivo integrado, delimitadoy iinico, que es el centro de conciencia, emoci6nY juicio: un sf-mismo encapsulado (Anderson y Goolishian, 1988a; Goolishian, 1989; Goolishian y Anderson, 1992, 1994).El propio ser se distingue claramente de lo que no es propio, del otro. El tema de indagaci6n psicol6gica es el in- dividuo ola familia, omhs precisamente el interior del indi- viduo o la familia. La mayoria de 10sfendmenos psicol6gi- cos, como el del propio ser, admiten una explicaci6n causal, esencialista, fundamental. Las clasificaciones psicol6gicas de la conducta se basan en esta noci6n modernista del pro- pio ser y de la identidad propia. Por ejemplo, la psicologia cognitiva actual explica 10sfe- n6menospsicol6gicosdela mente, incluyendo el propio ser y la conciencia,por las acciones internas del sistema nervioso central. Como una computadora, la mente y el propio ser procesan informaci6n cotejkdola con un criterio o sintaxis intrhsecos al sistema. El yo se conecta con la experiencia interior y con el mundo exterior. Incluyo en este tipo de psi- cologia cognitivaa la teoria cibernbtica de 10ssistemas, que aplica una metsora mec&nica a 10ssistemas humanos y a la terapia familiar, e incluso ciertas versiones del construc- tivism~ radical y de la teoria de 10sconstructos personales. Frecuentemente, estas teorias reducen la intenci6n huma- na y el entendimiento a la estructura biol6gica y el funcio- namiento de sistemas fisiol6gicos, o a componentes de un sistema que <<computa,,, y as<produce el proceso psicol6gico que llamamos L opropio, o el-proceso interactional que lla- mamos familia. iQu6 ocurre con el propio ser y la identidad propia si adherimos a la noci6n de que el lenguaje no representa a1 propio ser sino que es parte inextricable del propio ser, un entretejido de 10syo, 10sa mi y 10sa ti? El propio ser como concept0 si-mismoscomo creacionessocialesy linguisticas: muchosyo Nuestxolenguaje esambiguo.Consideremospor ejemplo el t6rmino yo. Pareciera referirse a un objeto. El lingiiista
  • 142. Emile Benveniste fue uno de 10sprimeros en cuestionar la noci6n traditional del yo en la filosofia occidental. En su clasico articulo .La subjetividaden el lenguaje. (1971),sos- tuvo que el propio ser se construye y comprende en el len- guaje. S 3Benveniste, el lenguaje es responsable por la e e pro~io ser,yes impm&le concebirun lenguaje sin pronombres persodes. <<Yo serefiere al act0de discurso3- 'dividual en el que es pronunciado, y con ello designa al ha- blanten (citado en Madison, 1988, pag. 161). S e e n la in- terpretaci6n que Madisonhace de Benveniste, *Elyo existe en el interior y por medio de decir "yo"; el yo no es un s ~ e t o , no es sustancia preexistente que habla: 5s como suiet- sujetohablanteu (p&. 161),El yo no e - & m d i s c u r s o ; secreay sostieneen ellenguaje y en el chscurso. En otras palabras, la persona construye su des- cripci6n personal en el lenguaje y a traves del lenguaje; es ci*emos que somos es una construcci6nl i n w t i c a . Ely no es un sujeto o sustancia preexistente en el sentido temoldgico o metafisico; e p suieto h a b m a (Gada- mer, 1975).Para Benveniste, concienciapropia s6lo es posible si se tiene experiencia de ella por contraste. Digoyo cuandoestoy hablando con al- guien que serA el tzi en mi discurso. El di6logo es constituti- vo de la persona, porque implica que, recfprocamente; yo deviene tzi en el discurso de quien a su vez se designa a sf mismo comoyo,, (ditadoen Madison, 1988,pag. 162). La propuesta del posmodernismo es que el yo no es una entidad ni un ser ~ c o . No hay un xhicoyo nuclear, algofijo y tangible que est6dentro deunoy a lo que Sepueda acceder despues de quitar varias c a p a s . - o se compone de muchas narra&ys, experiencias y relaGo- -- - . ncs, pero el conjuntode todas eUas no constituye un s * o - ----- m un vo nuaear. El vo (v el otro)es un conce~to creado. una " " ." A narrativa construida lingiiisticamente y que existe en el &&logo y en la relacidn (Benveniste, 1971; Bruner, 1986, 1990: Gadamer. 1975: Gereen. 1989. 1991b. 1994: Harr6. 1995;Rorty, 1979;~ho'ker, T989).~ e s d e esta persphva, ei yo es un propio ser dial6gicoy n a r r a w la identidad es ~ i d ~ d c i d ~ a 1 6 g i c a y zrratiua. Gergen (1989) sostie- -_Z ne q u e - e f a ~ t t ~ o C & i e n t ~ G i i & d n soy?.) <<no es, como - / suele suponerse, el producto de una exploraci6n profunda de 10svericuetos de la psique (. ..)Es mcis bien una habili- dad discursiva, un "saber c6mo" mas que un "saber qu&> (pAg. 75). Shotter (1995~) dice que - <<en lugar de adoptar la preocupaci6n cartesiana de saber c6mo nosotros, individuos aislados, llegamos a conocer 10s objetos y entidades del mundo que nos rodea, o a expresar nuestras experiencias internas, nosotros nos construccio- nistas socialesl nos hemos interesado mas en averiguar c6- --. moarimero desarrollamos y mantenemos ciertasformas de .... - relacionarnos con otros en una.conversation, y c o ' m o ~ ~ ~ ~ - desde el interior de esas relaciones sostenidas por la conver- . - sacion, llegamos a explicar a nuestro entorno,, (p&. 385). Las identidades son ahora relativas a una perspectiva, a un punto de vista que a su vez es relativo a nuestras inten- ciones. Es posible entonces describiral propio ser de muchf- simas maneras distintas. Se infiere de esto que no hay dos propios seres, dos mentes que sean exactamente iguales (Harr6,1995, pag. 372). Desde la perspectiva narrativa, el propio ser, el narra- dor, es muchosyo, ocupa muchas posicionesy tiene muchas voces. Como lo expresan Hermans y sus colegas: - . 1 '<Lasvoces funcionan como losper%onajes interactuantes de una historia. Una vez que el autor pone en movimiento a un personaje, ese personaje adquierevida propia y cubre cierta necesidad narrativa. Cada personaje tiene una historia pa- ra contar, basada en sus propias experienciasdesde su pro- pio punto de vista. Con sus diferentes voces, estos persona- jes intercambian informaci6n acerca de sus respectivos a mis y de sus mundos, todo lo cud da como resultado un pro- pio ser complejo, estructurado narrativamente* (Hermans, Kempen y Van Loon, 1992,pags. 28-9). Los m'ticos del posmodernismo,yen particular del cons- truccionismo social, suelen quejarse de que en estas pers- pectivas el individuo se pierde: la persona pierde sus dere- chos individuales, se convierteen un titere de una sociedad que amenaza arrebatarle sus derechos humanos, y deja de ser personalmente responsable. Y o creo que ocurre todo lo
  • 143. contrario. El individuo y la responsabilidad individual ocu- pan una posici6n de primordial importancia. La diferencia estk en c6mo se conciben el individuoy su responsabilidad. Porque estamos absortos en 10sotros,porque no somos soli- tarios, porque somos seres relacionales, nos vemos obliga- dos a ser m&sresponsables, no menos. Pero, como expongo en el capitdo 5,1a_responsabiIidadse hace compartida. Otra critica & s que el concept0 de propios seres mdti- ples, construidos socialmente, conduceaun propio ser frag- mentado. Hermans et al. (1992)responden que <<la multiplicidad del propio ser no lleva a su fragmentaci6n, porque es un mismoyo el qye vay viene mas bastardillas son mias] entre varias posiciones. Gracias a esta identidad, co- existen en el propio ser lo variante y lo invariante, lo conti- nuo y lo discontinue,, (p&s. 28-9). Lo realmente interesante es que el cambioy la continuidad coexistan.Un buen ejemplo es el personaje del rey Jorge 111 en La locura del rey Jorge (Evansy Hyther, 1995). Cuando el rey recita partes de la obra de Shakespeare El rey Lear, el lord canciller observa: aSu Majestad parece m&svos mismo.. Alo cual el rey responde: .iParezco? Si, siempre he sido yo mismo, incluso cuando estaba enfermo. Es s610 que ahoraparezco nas bastardillas son mias] yo mismo, y eso es lo importante. Me acuerdo de c6mo parecern. Mgs tarde, cuando el pueblo celebra su regreso ('Nuestro viejo Rey ha vuelto.), el rey contesta: <<No supongsis que soy la persona que era. El Rey es 6 1mismo otra vez*. En otras palabras, lo que 10sotros perciben como dos reyes Jorge diferentes, es el mismo rey Jorgeyendoy uiniendo. Parece importante ahora volver a la noci6n de narrativa en psicoterapia, y c6mo seinserta en el desplazamiento des- de el self modern0 hasta el posmoderno. Visiones de la identidad en psicoterapia El yo como cuentista Hace unos veinte aiios, algunos psicoterapeutas y tebri- cos de la clfnica comenzaron a trascender 10slimites de la psicologia cognitivamodernista, con su concepci6ndelyo co- mo una mkquina de computar, y adoptaron una perspecti- va interpretativa.4 El commin denominador de esta nueva orientaci6n es la idea del individuo o yo como narrador o cuentista. El giro hacia la interpretacibn se origin6 en dos senderos distintos pero superpuestos. Uno representa la emergencia de la narrativa en tanto cuento, y se organiza en torno de la noci6n delyo como cuentista, lahistoria como algo creado dentro del yo. Desde este punto de vista, la psi- coterapia es un sucesohistoriado. El otro sender0represen- tala emergencia de un inter& por ellenguaje y el diaogo,y se centra en el yo como un proceso social,dial6gico. En este -p caso la narrativa es creada <&uerm, delyo, y la terapia se de- fine como un suceso dial6gico. Quizas el intento m&stemprano de bosquejar el papel de la narrativa en la psicoterapia se origin6 en el movimiento psicoanalitico; seremonta a la primacia que Freud otorg6 a1 descubrimiento del pasada o del por qud. En su trabajo aconstrucciones en el anaisis,>, de 1937,Freud (1964)sugi- ri6 que cuando el proceso de asociaci6n libre y el anaisis de las defensasyoicas no alcanzan para recobrar 10snecesarios recuerdos edipicos de la niiiez, el analista puede permitirse <construb> una historia que se aproxime a la que se obten- dria si el paciente pudiera re~ordar.~ <<El camino que parte de la construcci6n del analista debia culminar en el recuerdo del analizado; ahora bien, no siem- pre lleva tan lejos. Con harta frecuencia,no consiguellevar El surgimiento del yo como narrador en ciencias sociales y en psicote- rapia merece mAs atenci6n para la que aqui no disponemosde espacio. El lector puede consultar Mitchell (1981)y Sarbin (1986, 1990). MASadelante en este mismo trabajo, sin embargo,Freud parece recha- zar la posicidn narrativa, comparando este proceso con el delirio psic6tico y advirtiendocontra sus peligros.
  • 144. a1 paciente hasta el recuerdo de lo reprimido. En lugar de ello, si el anaisis ha sidoejecutadode manera corrects, uno alcanza en 61 una convicci6n cierta sobre la verdad de la construcci6n, que en lo terap6utico rinde lo mismo que un recuerdo recuperado. Bajo qu6 condiciones acontece esto, y c6mo es posible que un sustituto al parecer no integral produzca, no obstante, todo el efecto,he ahi materia de una investigaci6n ultenon>(p6gs. 265-6 [pgg. 267 de la versi6n castellana, en Obras completas, Buenos Aires: Amorrortu editores, vol. 231). El consensogeneral, sin embargo,es que el inter6s de 10s psicoterapeutas por la narrativa fie despertado por 10s es- critos de 10spsicoanalistas Roy Schafer (1981) y Donald Spence (1984),y 10spsic6logosDonald Polkinghorne (1988) y Jerome Bruner (1986, 19901, que introdujeron la noci6n delyo comonarrador ocuentista, y delinearon elpapel de la narrativa en la psicoterapia. Spence (1984) extiende la no- ci6n freudiana de que un analista, cuando 10srecuerdos del paciente son irrecuperables, a lo sumopodrd construir una historia que se asemeje tanto como sea posible a 10s suce- sos infantiles relacionadoscon el problema, de mod0 que la narrativa construida se aproxime a lo que pudo ser. Para Spence, la tarea del terapeuta no era el descubrimiento arqueol6gico de una realidad escondida e irrecuperable, sino el desarrollo de una narrativa, la construcci6n de una historia de vida que se adecuara a las circunstancias a h a - les del paciente sin preocuparse por la weracidad arqueol6- gica. de la construcci6n..Spence introdujo la expresio>ver- dad narrativa para designar la nueva narrativa c o n e d a en el curso del psicoandisis. La verdad de la narrativa es lrienos importante que su adecuaci6n a la historia real del paciente. La historia construida debe ser coherente, vivida y adecuada, y a1 mismo tiempo ser congruente con 10s re- cuerdos -reales pero irrecuperables- de la infancia. Esto podria explicaren parte por qu6algunospsicoterapeutas in- tentan explicar las dificultades actuales de sus pacientes mediante el recurso de asociarlas con recuerdos reprimidos de abuso sexual (Crews, 1995). EnLanguage and insight, Schafer adopt6una perspecti- wittgensteiniana y socio-construccionista. Para ( = $ ( s e eel a n a s i s de Madison, 1988,p6g 160), --- es la manifestaci6n de una accibn, la acci6n de hablar acer- a e uno mismo. Su punto devista es que siempre estamos contando, a 10sotros y a nosotrosmismos,historias de qui6- nes somos, y que las historias se incluyen siempre en otras historias. El yo es la manera m6s o menos estable, m6s o menos emotional, como nos contamos a nosotros mismos, y l ~ c o n t a m o s a otros. a G n e s somos y q u i 6 - 0 s siendo e _ nmedio de nuestro constante c a m b i o w se in- teres6, como Spence, en el contenldo de la narrativa cons- truida, pero tambi6n se ocup6 del proceso narrativo, el m6- todo de construcci6n, la conversaci6n narrativa. - 6 1 , el c@o. La tarea del terapeuta es ayudar a 10s~akdesa volver a contar las-historias de su vida de manera tal que el k b i o sea narrativamente concebible,creiblev a1cauzab.k or semi- cial. La narrativa utilizada en sstos eqfpques psicoanaliti- cos se centra en el contenido y su utilidad, no en el proceso narrativo. El escritor Kevin Murray (1995)sefialauna dife- rencia entrela ruta del contenidoy la delproceso: q.Unove a la narrativa como un espacio mental que s h e a1progreso de un individuoen elmundo,mientras que el otrohace dela narrativa una parte de ese mismo mundo. (p6g. 187). -eundo sender0 del giro interpretativo en psicote- ry5a llev6 a1surgimiento de * - & t e r 6 s por ellenguaje y el .-- didogo, donde10spuntos claveson elyo dial6~ico v = - te;apia comoacontecer dial6co. Consideremos este giro interpretativo. iC6m0 se crean las significaciones que nos atribuimos y que atribuimos a 10s sucesos de nuestra vida dialbgicamente? iC6mo se preservan y modifican en el tiempo? LYc6mo participan 10sterapeutas en este proceso? Unaperspectiva relacwml delyoy la iclentidad narrativa En el centro de las numerosas narrativas que emergen -elmso de l a o r s a n i z a c i 6 n d e a n las -- - d o s en f o r m a ~ o & s dad: adoptan una forma narrativa. El fil6sofoAnthonyKer- by (1991) sugiere:
  • 145. aDesde una perspectiva n a r r a t i v a G n o es visto comoun dato lingiiistico que se limita a emplear el lenguaje como una herramienta, sino mzis bien como un product0 del len- - 1 0 quepodriamos llamar elyo imulicito.&edcciresau- tmeferentes. El propio ser o sujeto es el resultado de una praxis discursiva, mzis que una entidad sustancial dotada de prioridad ontol6gicarespecto de la praxis, o de prioridad epistemol6gica eB%-anto originador de significado>> (pQ. 4). Para Polkinghorne (1988),es a trav6s delas historias co- mo adquirimos nuestras <identidades narrativass: <<Logramos nuestra identidad personal y nuestro esquema propio por medio de la confihracibn narrativa, y damos in- tegridad a nuestra existencia cuando la entendemos como la expresi6n de ma historia iinica en desarrollo. Estamgs en el medio dc , dad c5mo el ar@iiieni76,Coljlfoi5me nuevos sucesos sevan agregando a nuestra vida. El yo, pues, no es una cosa estzitica ouna sus- tancia, sinoun configurarde sucesospersonales enuna uni- dad hist6rica que incluye no solamente lo que uno ha sido sino tambien anticipaciones de lo que uno ser& (pgg. 150). Como el desarrollo de cugquier otra narrativa, el de las narrativas que definen al yo ocurre en un contexto socialy local que incluyeconversacionesy accionescon otros signifi- cativos, incluidos nosotros mismos. La perspectiva linm- tica y dial6gica acenhia la n a t - de un vo que emerge de relacionesy se actualiza en ellas, y nuestra capa- c&i?iddb crear-significaciones a t,rsv&qdrl 1 , - a conversacih. Esta es laperspectiva linguistico-relacwnaldel yo que pro- pone Gergen (1987, 1989, 1991b), donde lo propio (como tambi6n lo otro) se realiza en el lenguaje y el diaogo y de- viene un propio ser lingiusticodial6gico. Como sugeri ante- riormente, esto implica que una narrativa nunca represen- t s s a linica voz, sino un propio ser de autoria mmiltiple, y sue, en tanto nos constituimos en el diglogo, estamos en constantecambip. Sarbin (1990) ofrece la interesante r e - ' ' flexi6n ddeque nuestras narrativas de nosotros mismos, por ocurrir en un contextosocial,son10sproductos de una cola- boraci6n obligatoriau (pzig. 60). No es mi prop6sito minimizar lo que parece ser una ca- racteristica de la naturaleza humana, nuestra constante bfisqueda de nosotros mismos y de la autocomprensi6n,olo que Madison (1988) denomina nuestros <<propios seres de- seosos.. Para Madison, el propio ser .es una funci6n de la conversaci6n con otros propios seres tambien deseosos,una funci6n de las narrativas que nos refuerzan, urdidas tanto en nuestras conversacionescasuales comoen las mzis serias que duran toda la noche. (p8g. 166).El deseo a1 que se re- fiere Madison es la exaltaci6n de uno mismo, el uno-mismo que queremos ser y que potencialmente podemos ser. Ma- dison tambi6n insiste en la conversaci6ncon 10sotros: MES- tamos siempre intentando, siempre deseando, con otros propios seres, poder convertirnos en el uno mismo que de- seamos ser, y poder ser quienes somas,, (pzig. 166) Bajtin (1981)tambi6n ve a1yo narrador desde una pers- pectiva dial6gica. In£luy6 mucho sobre-6l.el estilo literario de Dostoievski, cuyas historias no son narradas por un au- tor sino por muchos personajes, cada uno de 10scuales oii-e- ce una versi6n distinta de la historia. En su anzilisis de la construcci6n de personajes en Dostoievski, Bajtin sugiere que cada personaje (o autor) es una pluralidad de voces independientes (por ejemplo otro personaje, la conciencia, 10spensamientos interioresu otroimaginado),que dialogan en lo que 61llama unapolifonia. Para Baitin, el yo es como una novela polif6nica; n _ oes una entidad, una voz ouna po- sici6n ii+i-g,-sino ur& multiplicidad de cada una de ella< -Corn0 sefialan Hermans et al. (1992), <Elconcept0 del yo como novela polif6nica (. ..) hace posible que un individuo Viva en una multiplicidad de mundos, donse caaa frimd'u tiene su proaio autor-uecuenta una h i s - mente independencia de @autores de 10s otros m u n d ~ > (p4g. 28).Y o dudo, sin embargo, que emerjan en forma rela- tivamente independiente de 10sotros. Refiriendosealas narrativas de pacientes que emergen, o no, en una consulta m6dica, Rita Charon (1993)tambi6n dude a este tip0 de polifonia, o de yos narradores: <<Cuando alguien cuenta algo acerca de si mismo en una si- tuaci6n m6dica o psicoterap6utica, hay un yo que cuenta y un yo que es contado. [Comotodo contar], el contar terap6u- tic0 genera un autor, un autor implicit0 y un personaje (. ..)
  • 146. Aunque 10srelatos que 10spacientes hacen sobre simismos e s t h basados en sucesos reales, la naturaleza de la situa- ci6n narrativa hace que 10spacientes produzcan cierta ver- si6n de 10ssucesos reaZes Das bastardillas sonmiasl (. ..)A1 contrario de lo que suele suponerse,entonces,el paciente no es la persona (. ..) es necesario oiry reconocer mmiltiples vo- ces contradictorias,.fquelen su conjuntocomponen ala per- sona que sufre, (cdg. 89). Las historias y las nociones propias no son sinouna versi6n entremuchas que influyen sobrela situaci6n narrativa. Los propios seres que emergen de esas historias varian en rela- ci6n con el contexto socialy las conversacionescon otros en A- ese contexto. La dehici6n lingiiistica y relacional del yo contrasta marcadamente con su definici6n psicol6gica habitual, a la que Bruner (1990)ridiculiza por ser <<lo medido por 10stests de esquema propio,, (pdg. 101). Con arreglo a la metdfora narrativa, las historias (propias y otras) determinan qui6- nes somos o quienes creemos -nosotros y otros- que so- mos (Bruner, 1986, 1990; Gergen, 1994; Gergen y Gergen, 1986, 1988;Kitzinger, 1987; Shotter, 1988, 1991a; Surrey, 1991).Para Bruner (1990), .Los propios seres que constnrimosson10sresultados de es- te proceso Danarrativa, el contar, el lenguajel de construc- ci6n de signScados (. ..) Losprogos seresno sonniicleosde conciencia aislados, encerrados en la mente, sinq,que e s t h "distribuidos" interpersonalmente. Ni tampoco crecen sin rakes, respondiendo solamente a1 presenie; reciben ade- mds significadode las circunstancias histhricas que dieron forma a la cultura de la cud sonuna expresi6n,, (p&. 138h6 Debemostener presente, entonces,quelas historias propias que escuchamos en terapia no son la iinica historia posible, ni son necesariamente mcis uertdicas que otras historias. La definici6n del propio ser ofrecida por Bruner (1986) se parece mu- cho a la del construccionista social; sin embargo, Bruner se autodefine constructivists (pAg. 130). La wuanguardk>donde sucedw el cambio La psicologia social, sobre todo la teoria del construccio- nismo social, f i e el terreno donde rcreci6 el inter& por lo personal -por la persona, la iniciativa, la acci6n m&sque por las causas, conductasy objetos- y dondeemergi6la no- ci6n de la construccidn social del propio sen, (Shotter, 1989, pdg. 135).Aunque son muchos 10sautores que merecen ser reconocidospor haber estado a la vanguardia de este movi- miento (Gergen, 1982,1989;Harr6,1979,1983; Harr6 y Se- cord, 1972; Polkinghorne, 1988;Potter y Wetherell, 1987;- Shotter, 1975,1989),las contribuciones cruciales han sido I las de Gergen, Harr6 y Shotter. Con algunas variantes, 10s .. --- tres - han e n f o c a d ~ t e a c i o n cie la identidad, - no- _suestructura." - El primer intento visible de atribuir una iduencia pri- mordial a 10saspectos socialesy relacionales de la construc- ci6n delpropio serha sido,quiza,lainvestigaci6nde Gergen (1977) sobre el esquema propio y la estima propia que va- rian se* el contextosocialy 10scomentariosde10spartici- pantes de ese contexto.A partir de sus observaciones, G e % - - gen propuso el concept0 de auton'a relaciond, y 8up;irioque , T I propio ser y la ideiifEGa - d a d c s narrati- vas, conshuidas socialmcnte en el lenyaje. Las identida- des propias son una funci6n de las historias, conshuidas so- cialmente, que narramos contiquamente, a los otros y a no- , sotrosmismos. Nuestras identidades propias sonuna mani- 4 festaci6n de nuestras conversacionesy acciones con otros y con nosotrosmismos,y son generadas por ellas. Estas reali- i dades narrativas, socialmente construidas, otorgan signifi- cado y organizaci6n no solamente a 10ssucesos y experien- ; cias de nuestra vida, sino a nuestras identidades propias, j cuyas definicionesy explicacionescainbian constantemente $ . a medida que la interacci6n socialvaria. Este proceso es si- c. milar a lo que Bruner (1990)denomin6 *producci6nde sen- : tido,, (pdg. 12). - - El concept0 de un y o relational*, construido socialmen- te (Gergen, 1973, 1985, 1991b),trasciende 10s-cogceptosde . - -- 2 'Gergen, Harr6 y Shotter tambi6n estAn a la vanguardia del reto a las $ tradiciones modemistas de la psicologia en general, y a sus pretensiones 5 cientffieasen particular.
  • 147. autoria y coautorfaindividual (Gergen, 1973;Gergeny Tay- lor, 1969;Morse y Gergen, 1970),y describe en cambio a1 ~ r o p i o ser comoma --construcci6n social con multiples au- . ... . ~ .-__. <<Los relatos narratives est6.n insertos en la acci6n social. Los sucesos se hacen visibles socialmente (. ..) y por lo co- m - son utilizad02-paraestablecer expectativashacia suce- sos futuros (. ..)Las narrativas propias no son, fundamen- talmente, posesiones del individuo;m4s bien son productos del intercambio social -posesiones del sociusn (Gergen y Gergen, 1988,p4g. Es decir que una narrativa nunca representa una voz singular. Siemprc somos t a n t o s ~ i o s seres y propios..~e- res po@nc-idescomo 10sque se insertan en nuestras convsr- - s a x n e s y ~Xac~ones. Gergen (1994)aclara que estas identi- - d X F ~ r % p t ~ s , que nos marcan qui6nes simos o creemos ser, como la idea misma de un propio ser, <<no son impulsos personales que devienen sociales,sinoprocesos sociales que se realizan en el sitio de lo personal,, (pag. 210). De hecho, Gergen (19883)llega a afirmar: <<No es preciso suponer que la naturaleza humana es una propiedad de individuos sinmaresy aislados,y que lo rela- cional es un product0 se~undario'~ problematico.Lo que su- giero es un an4lisis donde 1'0individual es una propiedad que emerped - x n d e la relaci6n precede ala <- denti id ad. Si se aceptara esto, el conflict~ no tendrfa que preceder, necesariamente, a la comuni6n~ (pag. 405). Shotter (1989)insiste en que debemos prestar atenci6n no solamente a la construcci6ndelyo sinotambi6n a la cons- truccibn y a la importancia del otro, el td. <<No adeo simple- mente "desde" mis propios planes y deseos, independiente- mente de las circunstancias socialesen las que obro,sino en cierto sentido tambi6n "hacia" las oportunidades de acturn- D e s ~ u e s Gereen (1994) correeirs esta Dara Daner de relieve la noci6n - - A A de relaciones: ~ L a s narrativas prapias no son, fundamentalmente, pose- siones del individuo, sino posesiones de las reladones;produdos del inter- cambio social. (psgs. 187-8). 296 que se me ofrecen. ..La relaci6n es nuestra, n - w m > (p4g. 144). ~ h o t g r describe la f o r m - del td en la comunicaci6n (y la relaci6nj como a n proceso por el cual podemos, en el cwso de la comunicaci6n, in-formar lo que somos, es decir, ayudarnos a devenir personas de uno u otro tipo,, (p4g. 145).Asi, las narrativas que yo cuento sobre ti son parte del proceso de t u identidad, y viceversa. Ham6 (1983),como Gergen y Shotter, postula la construcci6n con- versacional de la persona, como tambi6n de las institucio- nes y ~r~anizaciones.~ La ruta lingiifstica, dial6gica y relacional nos lleva mas all4 de la terapia narrativa como un contar y construir his- torias, y mas all& del yo como narrador. Porque si no tras- cendemos estas nociones, sucumbiremosa 10sriesgos de la objetividad modernist= qui6n elige y dirije la historia a ser contada, c6mo es contada y qu6 emerge de ella. El proceso narratiuo: una advertencia La teoria narrativa, por supuesto, ha mostrado su utili- dad en una variedad de ciencias socialesademas de la psico- terapia: en la medicina,la antropologia,el derecho,la teoria de la cultura, y la administraci6n y desarrollo de organiza- ciones (Brody, 1987; Bruner, 1990; Charon, 1993; Coles, 1989; Davis, 1992; Feldman;' 1990; Kleinman, 1988a, 1988b;Sachs, 1985; Sherwin, 1993;Turner, 1980;Wilkins, 1983). Todos estos autores concuerdan en que nuestras -__- narr&yas constmdas socialmenteson la hnica naturazza huiana que conocemos: nuestras c o m p r e n s i o n e s , ~ s descnpclones, nuestros m6todos para observar la organiza- ci6n social, las herramientas con las que entendemos pro- blemas y nuestros modos de acci6n no son sino expresiones de nuestro uso del lenguaje, nuestros vocabularies y nues- tras historias. El profesional -abogado, m6dic0, antrop610- go o psicoterapeuta- participa con el cliente en unproceso narrativo de contar,recontar y crear, de inventar y reinven- tar el pasado, presente y futuro del cliente. - Otros autores, por ejempla 10s psie6logos Jonathan Pottery T. R. Sar- bin, forman parte de una rama denominadapsicoZogianarrativa, y tam- bi6n se interesan por la narrativa de la psicologfamisma.
  • 148. El mod0 como10sprofesionales participamosen este pro- " - ceso narrati50, la posicion C: - que -.. - . . . adoFtamos .. . ... .- . y . ... nuestra -- forma _det.uar marcan la drferenaa-entre un pr.o.ceeo_.moderno Y uno posmoderno-los profesionales somos especialmente responsables por la forma en que nos posicionamos y las elecciones que hacemos en el proceso de contar, oir y crear narrativas, en el-procesode construcci6n conjunta de la nueva narrativa. Los psicoterapeutas, por ejemplo, elegi- mos cu6ndo hablar con y acerca de 10sclientes, de qu6 ha- blar con ellos y c6mo participar en la manera en que nos cuentan sus historias. Y, ya creamos que el lenguaje es re- presentational oque esformante, somosresponsables por el mod0 en que lo usamos, laspalabras que elegimos, y por la influencia de estas decisionesen el relato que emerge, el re- lato que es privilegiado o que se considera verdadero. Por ejemplo,nuestras preguntas sobre la conducta de un padre hacia su hija pueden atribuir significaciones diferentes -buena, mala o cuestionable-- a la misma conducta. Lo que intentemos indagar,y la manera de hacerlo,influira so- bre la forma que adopte la historia de un conflicto entre un cliente y su jefe: de qui6n es la culpa, qui6n deberia haber hecho, ohacer, cierta cosa.Tambi6npuede indicar de qu6la- do estamos o cud suponemosque deberia ser la soluci6n. En otra &-eaprofesional, la del derecho, Sherwin (1993) seiiala que las prActicas e instituciones legales son creadas socialmente y se sostienen e n prActicas discursivas profe- sionales y construccionesnarrativas. Sherwin critica lauti- lizaci6n del discurso legal dominante como una herramien- ta que permite a una persona en posici6n de poder guiar o contar la historia de otra, con el resultado de que la versi6n profesional se imponga sobre la del cliente. Igual que un te- rapeuta, un abogadopuede controlar el flujo de 10stemas y marcar el paso, y de esa manera dominar la interacci6n y, por lo tanto, la historia que emerge. Usando casos de divor- cio como ejemplo, Sherwin muestra c6mo alas abogados construyeronla identidad de sus clientes (...)y recontaron las historias de susclientes para quereflejaran yfacilitaran un aspecto de realidad legal,,(pgg.46). Sherwinexhorta ala profesional legal a que examine seriamente c6mo el discur- so dorninante crea las leyesy sostienelas ideologiaslegales. Lo mismo vale para las teorias y prAdicas psicoterap6uti- cas, incluidos 10sdiagn6sticos. En el mismo sentido, las autoras feministas en 10scam- pos de la 6losofiay lapsicologia han criticadoa la cienciaso- cial oficial,y particularmente a la psicologia,por basarse en 10smodos cientificos modernistas. Kitzinger (1987,p a . 24) observa que esos modos otorgan al profesional un .aura de objetividad,,, convierten a1individuo en la unidad de estu- dioy conceptualizaci6n,y generan definicionesnormativas, incluyendo definiciones normativas de grupos oprimidos y marginados socialmente. La percepci6n cle esa pericia pro- fesional contribuyea perpetuar la legitimidad de la discipli- na. Esta bibliografia feminista se apoyaen las nociones pos- modernistas de un propio ser y una identidad propia cons- truidos, interpretados e influidos por discursos sociocultu- rales, hist6ricos y politicos, siempre abiertos a un proceso constante de revisibn, critica esas nociones y hace sus pro- pios aportes. (Paraotros trabajos compatibles con esta defi- nici6n del si-mismo,v6anse Flax, 1990;M. Gergen, 1994, 1995;Grimshaw, 1988;hooks, 1984;Joy, 1993;Kerby, 1991; Kitzinger, 1987;Ricoeur, 1988,1991).ComoRicoeur, sostie- nen que la .identidad propim no es lo mismo que un ~propio ser nuclear*(Flax,1990;Kitzinger,1989).Desdeel punto de vista de un yo construido socialmente,dialbgicamente,y de una identidad propia en constanterefomulaci6n, unyo nu- clear narrador (un propio ser nuclear) es un mito.1° El yo narrador y el yo construido social y dial6gicamente son reflexivos; el narrador sehace en el proceso de narrar. Cecelia Kitzinger (1987),pscc610ga feminista y acad6mi- ca, por ejemplo, cuestiona el uso de lesbianismo como cate- goria psicol6gica. Sostiene que el 6nfasis individualists y humanists de la psicologfaliberal contemporhea persona- liza lo politico, promoviendo la realidad de una 'identidad privada y despolitizadaa (p4g. 45), evitando e ignorando lo que ella ve como una posici6n institutional, sociopolitica y so~iocultural.~ Kitzinger oeece una provocativa y persua- loEl psiquiatra RoderickAnscombe (1989)ofrece m a interesante pers- pectiva sobre lo que 61 llama uel mito del propio ser verdadero~. Suriere ~ - - que la noci6n del propioser vcrdadcro (cquivalenrc,en su rcrminola~a, a1 propio ser nuclear)cumple una funci6n important<.en la psieoterapia.In- ventadopor la imaginaddn del pacientey del terapeuta, Eirve como punto de partida para la curiosidad y como una direcci6n o potencial para las aspiradones del paciente. l1 Kitzinger (1987)sugiere que, de hecho, esta definici6ndel lesbianis- mo sinre como una forma de control social (pig. 39).