2. Las escuelas sistémicas se suelen caracterizar por
el liderazgo de unos terapeutas, que encuentran
una forma particular de profundizar en las nociones
sistémicas básicas que les permite desarrollar un
estilo propio de trabajo con las familias. Su énfasis
está en definir y aplicar su propio estilo, explorando
todas sus posibilidades.
La principal característica de los mismos es que
centran sus objetivos terapéuticos específicamente
en la modificación de patrones de interacción entre
las personas
.
3. A pesar de tener un estilo característico, los líderes
de estas escuelas intercambian muchas ideas con
los de las demás, y en la práctica la mayoría de los
terapeutas sistémicos no se limitan a “militar” en
una escuela sino que conocen gran parte de las
aportaciones de todas ellas.
Casi la totalidad de los programas de formación en
terapia familiar sistémica imparten contenidos
derivados de varias escuelas. Así, en la práctica los
terapeutas suelen integrar técnicas y
procedimientos provenientes de escuelas diversas
en función de su idoneidad para tratar el caso que
les ocupa, aunque tengan sus preferencias y, a su
vez, vayan desarrollando un estilo propio.
4. La evolución del modelo sistémico dejó de estar
ligada a la investigación, y se orientó a la intervención
clínica, a la creación de una nueva modalidad de
terapia. Sin embargo, las técnicas y estrategias
terapéuticas más fundamentales se desarrollaron en
las dos décadas siguientes, un período caracterizado
por la formación y desarrollo de diversas escuelas de
terapia sistémica.
En la práctica los terapeutas suelen integrar técnicas
y procedimientos provenientes de escuelas diversas
en función de su idoneidad para tratar el caso que
les ocupa, aunque tengan sus preferencias y, a su
vez, vayan desarrollando un estilo propio.
5. INICIOS HISTÓRICOS
La terapia sistémica en sus modalidades de
tratamiento individual, de pareja o familiar, cuenta con
más de cincuenta años de historia.
Hay tres momentos históricos en el devenir sistémico:
6. • Epistemología Sistémica: la Teoría General de los Sistemas de
Ludwin Von Bertalanffy; la Cibernética de primer orden postulada por
Norbert Wiener; y la Teoría Pragmática de la Comunicación Humana
de Paul Watzlawick, Janet Beavin y Don Jackson.
• Primeros modelos teóricos-clínicos sistémicos: el Modelo de Palo
Alto, el ModeloEstructural, la Escuela de Roma, La Escuela de Milán y
el Modelo Estratégico.
• La cibernética: de segundo orden postulada por Heinz von Foerster,
Humberto Maturana y Francisco Varela entre otros, aparecen las
nuevas terapias posmodernas: la individual, de las Narrativas, la
Conversacional y la Feminista.
8. En 1958, Don Jackson fundó el Mental Research
Insititute (MRI) en Palo Alto, en el mismo edificio, y como
parte de la misma organización de salud mental (Palo
Alto Medical Research Foundation) que el Equipo de
Palo Alto. El MRI funcionó paralelamente a dicho equipo
hasta la disolución del segundo en 1961. Nació como
necesidad de canalizar los intereses más clínicos, de
formación y de asistencia, orientado al desarrollo de
nuevas técnicas terapéuticas basadas en el modelo
sistémico que daba sus primeros pasos.
9.
10.
11. La principal aportación conceptual de esta escuela
consiste en el particular análisis del problema que
realizan en función del patrón interaccionar en el que se
inserta. Tomando el esquema de la causalidad circular,
investigan la secuencia de (inter)acciones que rodean
al problema. Básicamente, les interesa determinar
quien hace algo cuando aparece el problema, y qué
hace, para intentar solucionarlo. Ellos consideran los
problemas, o mejor dicho las dificultades, como parte
esencial e inevitable del desarrollo humano.
12. el eslogan de esta escuela es “la solución es el
problema”.
El ciclo vital supone afrontar innumerables dificultades,
algunas más normativas o generales (p. ej., el control de
esfínteres, conseguir independizarse de los padres, el
nido vacío) y otras características sólo de algunas
evoluciones familiares (duelo, divorcio, enfermedad,
etc.), pero al fin y al cabo naturales, propias de la vida.
Estas dificultades se van resolviendo (o aceptando) de
forma también natural, con los propios recursos de la
persona que las afronta o con la ayuda de la familia o de
otras personas de su medio o red social. No tienen
porque convertirse en problemas, aunque en ocasiones
puedan general malestar y dolor.
13. El ciclo vital supone afrontar innumerables
dificultades, algunas más normativas o generales (p.
ej., el control de esfínteres, conseguir independizarse
de los padres, el nido vacío) y otras características
sólo de algunas evoluciones familiares (duelo,
divorcio, enfermedad, etc.), pero al fin y al cabo
naturales, propias de la vida. Estas dificultades se
van resolviendo (o aceptando) de forma también
natural, con los propios recursos de la persona que
las afronta o con la ayuda de la familia o de otras
personas de su medio o red social. No tienen porque
convertirse en problemas, aunque en ocasiones
puedan general malestar y dolor.
14. ES un dispositivo terapéutico de diez sesiones, cuyo enfoque está
puesto en la reducción del síntoma, posibilitando en el paciente un
cambio mínimo (Weakland: 1968).
Un cambio que implique una disminución en la tensión que el
problema ocasiona. La intervención terapéutica por excelencia en
este primer modelo clínico ha sido la reformulación panorámica
(Hirsh, 1988). Esta estrategia consiste en producir un cambio en los
esquemas referenciales o en el modelo internalizado del mundo que
poseen los integrantes del sistema.
15. Este modelo interno dirige la acción, los sentimientos y las
interpretaciones que habitualmente tenemos todos. Se trata de
reformular ciertas ideas preconcebidas equívocamente que tenemos
del mundo y del otro. Por ejemplo, un padre que considera que su
hijo por ser retraído tiene un comportamiento patológico; la
intervención terapéutica tendrá como finalidad cambiar el rótulo de
“retraído” por el de “observador”. Así ese padre podrá considerar
que su hijo es un silencioso observador de la realidad, y que su
forma de ser es muy particular, pero no patológica
16. El terapeuta en este modelo adopta una posición one
down (Weakland: 1968), también denominada posición
de humildad. El terapeuta le reconoce al paciente
todos sus esfuerzos y el compromiso con la terapia, sin
lo cual el cambio no se hubiera podido llevar a cabo.
Es una estrategia tendiente a reforzar la capacidad
transformadora que posee el paciente. En otras
palabras, el terapeuta aporta algo, pero el paciente es
quien hace el mayor esfuerzo.
17. Su origen se sitúa ya en la década de los sesenta, por parte de un
grupo de destacados psicoanalistas de Milán, que empezaron a
estudiar la sistémica que venía de EE. UU. Tuvieron intensos
contactos con Watzlawick y otros miembros de la escuela
interaccional del MRI, y realizaron una lectura muy fiel y profunda
de Bateson, hasta que su fascinación por el modelo sistémico fue
tan intensa que cuatro de ellos fundaron el Centro per il Studio
della Famiglia. Se comenta en el mundo sistémico el simbolismo
de la coincidencia entre la muerte de Jackson y el nacimiento de
esta escuela en 1968.
18.
19.
20. El equipo de Milán describe su método de entrevista, que ha sido una
guía maestra para gran parte de los terapeutas sistémicos. El
proceso se inicia ya en el mismo contacto para la petición de
consulta. Mediante una ficha telefónica se recoge información básica
sobre el derivante y la familia que permita elaborar una hipótesis
circular inicial acerca de la función específica que para cada miembro
de la familia cumple el síntoma del paciente identificado. Aunque
sea sólo un contacto telefónico inicial, su análisis detallado pueden
aportar elementos orientadores acerca de las expectativas que tiene
la familia del tratamiento (a veces 40 relacionadas con el mensaje
que ha dado el derivante) y, por tanto, de sus parámetros
organizativos.
21. Este equipo pone su acento en la significación, se han destacado por la
implementación de la co-terapia, pareja de terapeutas de distinto sexo
que tratan a un integrante psicótico.
Tres ejes conducen el accionar del terapeuta: la formulación de hipótesis,
la circularidad y la neutralidad.
22. La formulación de
hipótesis se
propone responder
a una pregunta:
“¿Qué función
cumple el síntoma
en la pareja, en la
familia nuclear y en
la familia extensa?”
(Selvini Palazzoli:
1968)
La circularidad nos
remite a la
capacidad del
terapeuta de
indagar el feedback
en una familia, en
otras palabras,
como se da el
intercambio de
energía, materia e
información entre
sus miembros y con
su entorno
inmediato.
De Andolfi
rescatan la
neutralidad,
brindándole el
mismo sentido
que le diera
aquel terapeuta
romano.
23. Entre las principales técnicas que utilizan se destacan: la connotación
positiva, el interrogatorio circular y las intervenciones paradójicas.
• La connotación positiva consiste en atribuir un significado positivo
a la conducta problema o síntoma (a menudo en términos de
generoso sacrificio) y del contexto relacional donde adquiere su
funcionalidad, especificando la contribución de cada uno de sus
miembros a la pauta circular. A menudo, se describen estos
comportamientos como inspirados por algún motivo noble, como el
de mantener la familia unida.
24. • El interrogatorio circular (Selvini Palazzoli: 1968) se
caracteriza por una serie de preguntas que formulan los
terapeutas a los integrantes de la familia, ej.: se pregunta a la
hija ¿como se comporta el papa cuando llega del trabajo?. No
se trata solo de resignificar una situación conflictiva, sino que
el padre escuche en palabras de su hija cómo se comporta él
en las circunstancias y pueda reflexionar y cambiar.
• La intervención paradójica consiste en proponer de manera
controlada aquello que constituye el problema con ciertos
matices, de modo que se rompa la secuencia habitual de
interacción o rutina. Puede tomar la forma de pedir un cambio
lento, el peligro de cambiar y la prescripción del síntoma.
25. Hoy en día, dada la utilidad del genograma y los efectos
altamente movilizantes que provocan en los pacientes el
interrogatorio circular, estas dos técnicas de intervención son
empleados por muchos terapeutas que no poseen una formación
sistémica.