2. A continuación se presenta un caso clínico en el cual se hace referencia al
importante complemento del ejercicio físico en el medio acuático en el
tratamiento de la Esclerosis Múltiple. Resaltar que el ejercicio físico por sí
solo no modifica la evolución de la enfermedad, pero sí favorece la salud
integral del paciente y previene de las posibles complicaciones derivadas
de la inactividad y el sedentarismo, en busca de la máxima funcionalidad y
mejora de la calidad de vida
3. Se observa hipertonía, espasticidad y rigidez en pelvis y miembros
inferiores (MMII) con marcha en bloque, tipo robot y sin disociación de
cintura pélvica y escapular.
Limitada flexión de rodillas y caderas en la marcha, con
mayores dificultades en pierna derecha, cuyo pie es arrastrado.
Dificultades de coordinación y equilibrio, así como una
marcada inestabilidad lumbopélvica.
Respecto a los miembros superiores presenta debilidad muscular pero no
espasticidad.
4. Educar el patrón de la marcha
Trabajar la disociación
Trabajar básculas pélvicas
Incidir en actividades de equilibrio y propiocepción
Trabajar la percepción del esquema corporal
Mejorar la movilidad, flexibilidad y coordinación general
Mejorar la fuerza de miembros inferiores y superiores
Mantener y mejorar la capacidad funcional y autonomía personal
5.
6. De cara a los resultados de esta terapia en la población con Esclerosis
Múltiple se han observado resultados positivos en el mantenimiento de la
fuerza muscular, resistencia, función respiratoria, percepción del dolor,
amplitud de movimiento, calidad de vida, fatiga, niveles de depresión y/o
ansiedad tras diferentes programas de terapia acuática. Dicha evidencia
resulta muy interesante, sin embargo está basada en pocos estudios, con
una muestra de pacientes pequeña y sin grupo control