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La noble vocación del maestro y su labor transformadora
1. EXECIENCIA EN EL AULA DE CLASE
Dentro de la práctica educativa en la institución donde laboro he comprendido al
MAESTRO COMO UN SER REFLEXIVO. Las narraciones forman parte de nuestra
cultura, nos han acompañado desde siempre puesto que usualmente escuchamos
historias contadas por terceros o por los propios protagonistas, experiencias que
nos ayudan a expresar lo que fue, es y será la historia y que muestra como somos,
ya que la manera particular de contar una historia refleja nuestra forma de ver el
mundo de acuerdo como lo señala Brunner (2003) “el yo es un producto de nuestros
relatos y no una cierta esencia por descubrir cavando en los confines de la
subjetividad”. En otras palabras, si no hubiese la posibilidad de narrar historias no
existiría la identidad. Se abordan las experiencias educativas de los maestros
asumidas como el conjunto de vivencias derivadas de la práctica rutinaria de educar
y de las relaciones maestro alumno que han impuesto un sello particular a la vida
de los actores por la conjugación de sentimientos despertados en ellos al reconstruir
la experiencia. Como muestra de lo anterior algunas de las vivencias de los
docentes narran tristes realidades; por otra parte, otras vivencias muestran cuánto
se puede lograr con recursos limitados, manifestando la noble vocación de ser
maestro. La vida cotidiana en las escuelas es incierta y acelerada pues pasan
muchas cosas al mismo tiempo y por ello resulta muy conveniente recopilar y
estudiar historias de vida que permitan entender el contexto propio el docente y del
que poco se sabe. En una época donde la tecnología pareciera ocultar el rostro al
carácter humano, vale la pena reivindicar y mostrar la condición del maestro puesto
que son ellos los expuestos a las más complejas situaciones, y aunque vivenciadas
sus experiencias vuelven a conmoverlos, se regocijan y se sienten satisfechos
cuando el aprendizaje de su estudiantes es agradecido con una sonrisa y registran
un enorme placer cuando son reconocidos en la calle por sus antiguos estudiantes
y con frases de agradecimiento reconocen su labor y aunque los paisajes escolares
suelen estar impregnados por el sufrimiento, y el dolor nada logra opacar la felicidad
por los logros alcanzados al realizar el más noble de los oficios. De forma categórica
esto permitiría aumentar la motivación hacia la labor docente y a su vez elevar la
honra de los educadores reducida en los últimos años. Después de la anterior
disertación se asume la Educación como una práctica social que se desarrolla y
responde a un contexto histórico y social específico. Este enfoque implica que el
trabajo del maestro trasciende el ambiente del aula por tanto se concibe como un
agente transformador de su entorno. En palabras de Carr y Kemmis (1988) es “una
fuerza que actúa tanto a favor de la continuidad social como del cambio social.
Mediante el poder de la práctica educativa, los docentes desempeñan una función
vital en el cambio del mundo en que vivimos”.