SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 12
Descargar para leer sin conexión
DEmocrático 
BA 
TE 
POLITÍCAS PÚBLICAS PARA EL DESARROLLO 
Bolivia bajo ula luppaa 
PROPUESTAS PARA UNA AGENDA DE PAÍS 
Bolivia transita por una coyuntura crucial para su futuro. Evo Morales busca una segunda reelec-ción 
que lo convertiría en el hombre que más años ha gobernado el país, en su historia. 
Un aspecto paradójico es que si bien Bolivia vive una bonanza de ingresos económicos, por 
casi una década, no ha aprovechado, en cambio, esta oportunidad excepcional para sentar las bases de un 
desarrollo económico sostenido, con equidad, democracia y libertad. 
Restan muchos problemas y desafíos que Bolivia debe sortear para modernizarse, lograr una economía 
competitiva, reducir la pobreza y la desigualdad y cerrar las brechas de desarrollo con respecto a otros 
países de Latinoamérica, que dan pasos firmes para consolidarse como sociedades de clase media; un 
objetivo que para la sociedad boliviana está aún lejano 
El actual proceso eleccionario debió ser propicio para un debate intelectual de alto nivel en torno a 
tales problemas y desafíos. Ello no ha ocurrido, o solo muy parcialmente. Quedan sobre el tapete cuestio-nes 
fundamentales: ¿En qué medida el aumento de los ingresos públicos, ha mejorado la situación fiscal 
y si la actual distribución de recursos es sostenible, fiscalmente eficiente y socialmente equitativa? ¿Qué 
balance se desprende de la creación y expansión de empresas estatales y qué alternativas se plantean? ¿Por 
qué no se expanden y mejoran de los servicios públicos y cuáles son 
las opciones para elevar la calidad de la educación y la salud pública? 
¿El Estado Plurinacional y la nueva Constitución propician un régi-men 
de derecho y de ejercicio genuino de la ciudadanía? ¿El modelo 
de Estado es democrático y ampara la igualdad jurídico-política de 
todos los bolivianos? ¿Qué reformas institucionales son necesarias (y 
posibles) en la coyuntura nacional? ¿El empoderamiento político y 
simbólico de lo indígena mejora realmente la vida de las poblaciones 
indígenas y las integra a una Bolivia más fuerte y cohesionada? 
Los artículos de esta publicación tratan de dar respuestas a estas 
y otras cuestiones. Sus contenidos resumen un conjunto de estudios, 
desarrollados dentro del proyecto “Propuestas de Políticas para el 
Crecimiento Económico-Social y el Fortalecimiento Democrático de 
Bolivia”. Los textos completos, y otros relacionados, pueden encon-trarse 
en el blog Debate Democrático: http://undebatedemocratico.blogs-pot. 
com/ 
escriben 
Henry Oporto 
Luis Carlos Jemio 
Victor Hugo Cárdenas 
Jorge Lazarte 
Rubén Ferrufino 
Roberto Laserna 
Carlos Schlink 
Ricardo Calla 
Fernando Molina
2 |Debate Democrático 
Para que Bolivia pueda dar un salto de desarrollo tiene que poder 
formar una fuerza laboral más educada, capacitada y productiva. 
Los desafíos de 
la educación boliviana 
por Luis Carlos Jemio* 
La educación es un aspecto clave 
para promover el desarrollo de 
los países, erradicar la pobreza y 
reducir la desigualdad social. Mejorar 
el capital humano, como resultado de la 
acumulación de conocimientos y de las 
habilidades y destrezas de los individuos, 
constituye un factor fundamental para el 
crecimiento económico de largo plazo, la 
movilidad y el progreso social. 
En América Latina, los países cuyas 
poblaciones alcanzan un mayor nivel edu-cativo 
son también los que logran un ma-yor 
nivel de ingreso por habitante. Bolivia, 
en cambio, todavía se sitúa entre los países 
con menor desarrollo y mayor pobreza y 
desigualdad en América Latina. Si los bo-livianos 
queremos reducir la brecha de de-sarrollo 
con los demás países de la región, 
tenemos que elevar nuestro nivel de educa-ción, 
lo cual no es posible sin una mejora 
sustancial del sistema educativo. 
La situación del sistema educativo 
Varios autores y organismos internacio-nales 
identifican los principales proble-mas 
que enfrenta el sistema educativo bo-liviano. 
Así, el Banco Mundial identifica 
los siguientes aspectos: 
i) El bajo e inequitativo acceso a los úl-timos 
grados del nivel primario y al nivel 
secundario, donde se verifica una sustan-cial 
caída en la matricula después de los 12 
años de edad, debido a factores tales como 
la falta de oferta de los niveles educativos 
correspondientes, y a la participación en el 
mercado de trabajo, lo que mantiene a los 
niños y niñas fuera de la escuela; 
ii) La baja y desigual calidad de la edu-cación, 
con bajos niveles de rendimiento 
en las pruebas de lectura y matemáticas, 
currículos y materiales pedagógicos des-actualizados 
en la enseñanza secundaria, 
infraestructura inadecuada, clases de ta-maño 
desbalanceado, docentes con insu-ficiente 
e inadecuada formación y recur-sos 
pedagógicos; 
iii) Sistema educativo ineficiente, pues-to 
que a pesar del esfuerzo realizado para 
aumentar el gasto en el sector educativo, 
el país no logra formar los ciudadanos 
y trabajadores productivos que requiere 
para competir en la economía global. 
“La extremadamente baja tasa de 
matriculación en el nivel de educación 
secundaria se traduce en importantes 
brechas en la fuerza laboral boliviana, 
en una insuficiente cantidad de personas 
altamente especializadas y, por último, 
en barreras significativas para lograr un 
desarrollo y crecimiento sostenido en un 
futuro cercano.”Banco Mundial (2006). 
Disparidades educativas 
Existe una relación directa entre el nivel 
de ingreso de un país y los años de edu-cación 
alcanzados por su población. Esto 
se explica por el gran impacto que tiene la 
educación en la productividad laboral. La 
relación directa que se da entre los años 
de escolaridad de la población y el nivel 
de PIB per cápita, confirma la importan-cia 
de la educación para aumentar el nivel 
de vida de la población. En Latinoaméri-ca, 
los países que han alcanzado mayores 
niveles de PIB per cápita, invirtieron en 
educación desde mucho antes. Como re-sultado, 
las diferencias existentes entre los 
países en cuanto a los años de escolaridad 
de la población, tienden a ser mayores en 
los grupos poblacionales de 25 a 59 años 
que en los grupos de 15 a 24 años. Ade-más, 
en los países de mayores ingresos, las 
diferencias entre los años de educación en-tre 
sus grupos poblacionales más jóvenes y 
los de mayor edad tienden a ser menores 
que para los países de ingresos menores. 
Bolivia, con relación a países con simi-lar 
nivel de ingreso per cápita, muestra ni-veles 
algo mayores de años de educación 
de su población. En consecuencia, para 
que Bolivia no haya alcanzado un mayor 
nivel de ingreso -acorde con los años de 
escolaridad de su población-, la explica-ción 
está en un déficit de calidad muy 
grande del sistema educativo nacional. 
Por otro lado, hay una brecha significa-tiva 
entre los años de educación alcanzados 
en las áreas urbana y rural, en todos los paí-ses 
de la región: la población urbana tiene 
un mayor número de años educativos que 
la población rural. Empero, Bolivia es el 
país que presenta una mayor brecha urba-no- 
rural, puesto la población urbana tiene 
en promedio 10,8 años cursados, frente a 
solo 5,8 años en promedio de la población 
rural; una diferencia de 5 años de educa-ción. 
En los países con menores brechas 
urbano-rurales (Uruguay, Costa Rica, Chi-le) 
la diferencia es de solo 2,5 años. 
Las disparidades de educación en Bo-livia 
también se dan entre sus regiones. 
La población mayor a 19 años de La Paz, 
Cochabamba, Oruro, Santa Cruz, Beni y 
Pando, registra años promedio superiores 
a la media nacional de 9,1 años. Contra-riamente, 
las poblaciones de Chuquisaca, 
Potosí y Tarija están por debajo de la me-dia 
nacional, en términos de años de edu-cación 
cursados. 
Gasto en Educación 
Una de las variables que mide el esfuerzo 
de los países por mejorar los niveles edu-cativos 
de sus habitantes es el gasto en 
educación. El vínculo entre PIB per cápita 
y gasto en educación es muy significativo 
cuando se considera como indicador el gas-to 
público por alumno. De hecho, hay una 
correlación muy alta entre estas dos varia-bles: 
cuando mayor es su nivel de PIB per 
cápita, los países destinan un mayor nivel 
de gasto por estudiante matriculado. Los 
países con mayores niveles de ingreso de la 
región (Chile y Uruguay), dedican entre 5 y 
6 veces más de gasto público por estudiante 
de la educación pública que los países con 
ingresos bajos (Bolivia y Nicaragua). 
Bolivia se sitúa entre los países con 
menor nivel ingreso y de gasto público 
por estudiante. Lo que se advierte es que 
los aumentos registrados en el gasto pú-blico 
en educación, no han generado una 
mejoría equivalente en la cobertura de 
la matrícula. Es prácticamente un hecho 
que la Meta de Desarrollo del Milenio, 
de lograr la cobertura universal de la ma-trícula 
neta en la educación primaria, no 
será cumplida para el año 2015. 
Mejorar la calidad educativa 
UDAPE, en 2002, proponía como medi-das 
para mejorar la cobertura y calidad de 
la educación: 
- Incrementar la carga horaria y mejo-rar 
y ampliar la infraestructura escolar, 
para consolidar la aplicación de los cu-rrículos. 
Se deberían también introducir 
tecnologías de información y comunica-ción 
a la enseñanza en los niveles prima-rio 
y secundario. 
- Elevar el desempeño docente mediante 
el mejoramiento de la formación, la ca-pacitación 
en servicios, incentivos a los 
profesores e incremento del número de 
maestros titulados. 
- Profundizar la descentralización y la ca-pacidad 
de gestión del sistema educativo 
nacional a través de una mayor coordi-nación 
entre niveles de administración y 
fortalecimiento de la capacidad norma-tiva 
del órgano rector. 
- Consolidar los programas para la niñez 
que complementen los esfuerzos reali-zados 
desde la oferta, asegurando su 
sostenibilidad, como el desayuno esco-lar, 
el bono escolar, el transporte esco-lar 
y acciones para mejorar la nutrición 
de la niñez. 
El Banco Mundial subraya la necesidad de 
evaluar el rendimiento escolar, como una 
forma de medir la calidad del sistema edu-cativo. 
En Bolivia se implementó un siste-ma 
de evaluación (SIMECAL), que en su 
momento fue calificado internacionalmen-te 
entre los mejores sistemas de medición 
del rendimiento escolar. A pesar de su ex-celencia 
técnica, las pruebas en primaria se 
tomaran esporádicamente, para luego ser 
descontinuadas y finalmente abandonadas. 
Es preciso que Bolivia participe en prue-bas 
internacionales de medición de apren-dizaje, 
como la prueba PISA, un test estan-darizado 
para estudiantes de 15 años en 
matemáticas, lenguaje y ciencia. México y 
Perú decidieron participar en esta prueba, 
sabiendo de antemano que no iban a ob-tener 
buenos resultados, pero valorando la 
utilidad de disponer de resultados compa-rativos 
con otros países. ¿Nos atreveremos 
en Bolivia a hacer lo mismo? 
*Economista, ex Ministro de Hacienda.
Debate Democrático |3 
Bolivia necesita un proyecto educativo, y el Estado debe recuperar su 
función rectora, en el marco de un proceso de descentralización de la 
gestión educativa, con participación social. 
Pacto nacional por la educación 
por Víctor Hugo Cárdenas* 
Es evidente que las deficiencias del 
sistema educativo boliviano están 
relacionadas con la baja y des-igual 
cobertura de la matrícula educativa, 
la baja calidad de la educación y la baja 
eficiencia del gasto público en educación. 
A ello se añade la débil institucionalidad, 
la centralidad del proceso educativo en 
el docente, los métodos tradicionales de 
enseñanza, la resistencia gremial del ma-gisterio 
sindicalizado, la falta de voluntad 
política de la élite política y la corporativi-zación 
del Estado que renuncia a la recto-ría 
o conducción de la educación. 
Reformas educativas 
En los dos últimos siglos, nuestro país 
desarrolló cuatro transformaciones edu-cativas. 
La primera fue la reforma educa-tiva 
liberal desarrollada a inicios del siglo 
XX. Difundió el positivismo pedagógico 
y la ideología del progreso liberal, creó 
la primera Escuela Normal de Maestros 
y aplicó modernos métodos científicos, 
educativos y didácticos. Luego, a media-dos 
del siglo XX, fue construida e imple-mentada 
la reforma educativa contenida 
en el Código de la Educación Boliviana, 
cuyo mayor mérito fue ampliar las puer-tas 
del acceso escolar, sentar las bases de 
la educación rural paralela a la urbana y 
configurar la trayectoria del magisterio 
rural y urbano. 
A fines del siglo XX, comenzó la for-mulación 
y ejecución del Programa de 
Reforma Educativa (PRE) que consolidó 
un pensamiento pedagógico centrado en 
el estudiante, una metodología construc-tivista 
y un nuevo diseño curricular con 
una parte común y otra diversificada que 
redujo a cinco áreas la tradicional disper-sión 
curricular. Además postuló la inter-culturalidad, 
la participación social y el 
mejoramiento de la calidad educativa. 
Desde el 2006, el actual gobierno pro-puso 
al país la denominada “revolución 
educativa” mediante la Ley Avelino Siña-ni- 
Elizardo Pérez, sustentada, según sus 
autores, en la descolonización, la intra e 
interculturalidad y la educación técnica y 
productiva bajo un modelo denominado 
“sociocomunitario productivo”. A pesar 
de que sus autores se empeñaron en inau-gurar 
un paradigma distinto, un análisis 
cuidadoso demuestra que sus aspectos 
positivos son continuidades del PRE, los 
aspectos más controversiales consisten en 
la sobreideologización y los retrocesos 
corresponden al retorno de la concepción 
gremialista de la educación, al centralis-mo 
y a la utilización política del magiste-rio 
sindicalizado. 
No existe un proyecto educativo 
La nueva ley educativa, formulada de for-ma 
improvisada, es una norma que carece 
del respaldo de un estudio técnico y de un 
programa de ejecución que sirva de orien-tación 
al gobierno en sus negociaciones 
con la cooperación internacional. Falta 
definir los objetivos de corto, mediano y 
largo plazo de la transformación educati-va, 
los ritmos del proceso, las prioridades 
establecidas, los actores involucrados y el 
financiamiento respectivo. Por su parte, 
la sociedad está preocupada por la edu-cación 
pero aún no comprometida con el 
cambio educativo 
Desde el 2006, el Estado renunció a 
la rectoría de la gestión educativa (pre-cio 
pagado al magisterio para lograr su 
apoyo), se sometió al condicionamiento 
corporativo de las dirigencias sindicales y 
retrocedió en el débil proceso de descen-tralización 
a nivel local impulsado por el 
Programa de Reforma Educativa y la Par-ticipación 
Popular. 
Por tanto, es preciso definir en un Pac-to 
Social Nacional por la Educación, el 
rol del Estado, del magisterio y de la so-ciedad. 
Se debe recuperar el proceso de 
descentralización y autonomías apoyado 
en procesos de planificación participativa. 
El Estado debe promover dicho pacto 
a través de la formación de una comisión 
de personalidades que identifiquen los 
pasos de la construcción de un proyecto 
educativo nacional. También se debe ela-borar 
un diagnóstico de la educación bo-liviana, 
avanzar en la desideologización 
del Ministerio de Educación y someterla 
a una selección de personal, meritocrática 
y despartidizada. Urge un acuerdo entre 
los niveles del Estado sobre competencias, 
funciones y atribuciones en el marco de la 
descentralización y del pacto fiscal para 
frenar la involución centralista en la ges-tión 
política, administrativa y curricular 
en desmedro de las instancias subnacio-nales. 
También se debe definir las formas 
e instancias de la participación social. 
Más recursos a educación 
El gasto en educación respecto al PIB 
ha crecido en el período 1990-2002 de 
3,4% a 6,1% considerando universidades, 
mientras que el gasto sin universidades 
creció de 2,4% a 4,7% en el mismo pe-riodo. 
En anteriores gobiernos, el gasto 
total en educación respecto al gasto total 
del gobierno se ha incrementado de 9,6% 
en 1990 a 19,2% en el año 2002, mien-tras 
que el gasto sin universidades creció 
de 6,9% a 14,7%. Lamentablemente este 
apoyo creciente fue reduciéndose en los 
siguientes años en favor de otras priori-dades. 
Hoy el gobierno no apoya a edu-cación. 
Por ejemplo, según los montos de 
inversión pública en el Presupuesto Ge-neral 
2011, la educación y la cultura sólo 
recibirían 9% frente a un 33% de transpor-tes 
o el 13% de hidrocarburos. 
Uno de los componentes del pacto 
educativo debe ser el aumento de presu-puesto 
asignado a educación y lograr un 
acuerdo fiscal financiero en el marco del 
Pacto Fiscal. 
Formación docente 
Las Escuelas Normales son monopolio 
del magisterio sindicalizado; es la capi-tulación 
estatal ante el gremialismo do-cente. 
La nueva ley de educación excluye 
a las universidades en la formación de 
personal docente y garantiza el escalafón 
y la inamovilidad docente en la Consti-tución 
(artículo 96, III) para consolidar 
la inercia laboral, el olvido del desempe-ño, 
el premio y estímulo a los docentes 
más activos. Para la formación de post-grado, 
se creó la Universidad Pedagógi-ca, 
dependiente del Ministerio de Edu-cación. 
El PROFOCOM ejecuta apenas 
un programa de licenciatura y maestría 
con sesiones de fines de semana y con 
facilitadores deficientes y de escasa ex-periencia 
de aula. 
El nuevo currículo educativo posee 
una visión étnica, ideológica y cultural, 
en desmedro de lo científico – tecno-lógico. 
Hubo disminución de las horas 
de lenguaje y matemáticas en favor de 
las nuevas materias en contraposición a 
las tendencias de la mayoría de países 
que incrementan las horas aula. A nivel 
nacional, en el currículo base, la ideo-logización 
de la descolonización y la 
intraculturalidad se sobrepuso a las vi-siones 
de interculturalidad. Tampoco se 
asimiló de forma positiva las propuestas 
curriculares de los Consejos Educativos 
(aymara, quechua, amazónico), creados 
durante la reforma educativa y de los 
recientes institutos de lengua y cultura 
indígenas. 
El apresuramiento de su diseño ha 
generado una falta de equilibrio y cohe-rencia 
entre objetivos, actividades y eva-luación. 
De ahí que exista una enorme 
dificultad de desarrollar procesos educa-tivos 
y de evaluar las cuatro dimensiones 
(saber, ser, hacer y decidir). 
Dados todos estos problemas es ne-cesario 
reevaluar las virtudes y defectos 
de los supervisores tradicionales y de la 
propuesta de asesores pedagógicos para 
mejorar la eficacia de los cambios en las 
unidades y núcleos escolares. 
Otras cuestiones fundamentales son la 
necesidad de contar con un plan de for-mación 
docente, mejorar la relación nor-males- 
universidades, diseñar el currículo 
base con personal especializado y definir 
el desarrollo de una innovadora metodo-logía 
de aprendizaje, como también es-tablecer 
el marco de la descentralización 
para la educación y el papel de los gobier-nos 
subnacionales. 
*Ex Vicepresidente de la República.
4 |Debate Democrático 
Una constitución que dure, sea consistente, y cohesione al país, sólo 
puede ser fruto de un pacto de convivencia entre todos, que es la 
deuda no saldada de la Asamblea Constituyente. 
Reforma constitucional: 
Ideas para abrir el debate 
por Jorge Lazarte* 
La CPE actual tiene un poco más 
de cinco años de vida, tiempo 
muy corto con respecto a lo que 
se supone debe durar una constitución, 
pero ya suficiente, en el caso boliviano, 
como para detectar de manera manifiesta 
las falencias del texto constitucional. Es-tas 
constataciones están impulsando cada 
vez más la idea de proceder a reformar la 
constitución. 
Disfuncionalidades prematuras 
Lo que pudo aparecer tempranamente 
como un exceso crítico presuntamente 
nutrido en incomprensiones o prejuicios 
acerca del carácter “experimental” de la 
nueva Constitución, ahora es una necesi-dad, 
una vez que su puesta en marcha ha 
ido revelando toda suerte de disfunciona-lidades 
en las distintas materias constitu-cionales, 
tanto de concepción como de 
construcción. Una de ellas, muy grave y 
que está produciendo una suerte de con-senso 
nacional, es la constatación compar-tida 
por gobierno, oposición y buena parte 
de la opinión del país, del “fracaso” de la 
“revolución jurídica” anunciada en enero 
del 2001, y por tanto la urgencia, también 
compartida, de reexaminar una vez más el 
“problema” judicial en procura de encon-trarle 
un remedio que sea congruente con 
la importancia capital del tema. 
Sin embargo, no es el único indicador 
de las fallas constitucionales, aunque sea 
el más comentado por haber estallado de-jando 
ver sus males profundos. También 
se han producido inconsistencias en el 
régimen electoral o en el régimen de de-rechos; 
o en el de autonomías, o en vicios 
de de redacción de artículos contradicto-rios. 
Respecto a varias de estas falencias 
el gobierno mismo ha intentado atenuar-las 
con leyes o disposiciones legales pos-teriores, 
que modifican en los hechos la 
Constitución en campos como el de las 
autonomías, el control social, y también 
porque emite declaraciones públicas acer-ca 
de significados inexistentes en la sin-gularidad 
del “modelo de Estado”. Esta 
suma de falencias puede convertir a la 
Constitución, paradójicamente, en fuente 
de conflictos e inestabilidad política. 
Silogismo de la democracia 
Esta constitución, con sus huecos y dis-torsiones, 
ha sido proclamada insistente-mente 
como una profundización de la de-mocracia. 
El propósito esencial de nuestro 
análisis es examinar la pertinencia de esta 
afirmación, ordenando y exponiendo con 
cierto detalle la fuente misma de esas falen-cias 
y contrastarla con la democracia. 
Esto quiere decir que sostenemos una 
idea de democracia ajena a nuestra histo-ria 
pero que es cada vez más un patrimo-nio 
de la comunidad internacional, for-jado 
en un largo y accidentado proceso 
histórico. Esta idea la sintetizamos en lo 
que llamamos “silogismo de la democra-cia”. 
Esto es, una democracia asociada a 
los derechos fundamentales y al Estado 
de derecho, este último pensado como 
una “forma” particular de organización 
y funcionamiento del poder y de sus ins-tituciones, 
y condición sin la cual el con-junto 
de derechos pueden ser proclama-dos 
pero no realizados ni garantizados. 
Este Estado de derecho –que no es el del 
siglo XIX, ni es la pura legalidad- está 
basado en una cierta visión de la socie-dad 
y del poder. El Estado de derecho 
es una forma de relacionamiento entre 
gobernantes y gobernados, vinculados 
por una suerte de pacto a través del cual 
puede ponerse un atajo al despotismo de 
los de “arriba” y la “anarquía” de los de 
“abajo”. Es, pues, una cultura política 
distinta de la predominante hoy. Un Es-tado 
de derecho no es solo lo que impide 
sino también lo que facilita. 
Vicios de origen y de contenido 
Los principios anteriores nos permiten po-ner 
de manifiesto las disfuncionalidades 
de la constitución. A unas las llamamos 
de “forma”, o “momentos constitucio-nales”, 
que se refieren a las condiciones 
y reglas bajo las cuales fueron aprobadas, 
y que pueden afectar la durabilidad de las 
constituciones. La constitución actual tie-ne 
vicios de origen por las irregularidades 
en que se incurrió en la Constituyente, que 
aprobó un proyecto violando sus propios 
reglamentos, la ley que especificaba los 
procedimientos de aprobación, y la mis-ma 
constitución de entonces; y también 
por haber sido modificada en su redacción 
original por un Congreso que usurpó las 
funciones de la Asamblea Constituyente. 
Además, y no es menor su importancia, 
esta constitución no fue “pactada”, como 
esperaba mayoritariamente la población, y 
en una de los supuestos de su propia dura-bilidad. 
Por todas estas razones es que el 
Poder Judicial de entonces había declarado 
que el proyecto de constitución “no había 
nacido a la vida jurídica” del país. Aunque 
el proyecto constitucional fue posterior-mente 
votado por referendo, no fue ni es 
buena idea democrática apelar a la “sobe-ranía” 
popular para santificar ilegalidades. 
Las otras disfuncionalidades, más ac-tuales 
y vivenciales, son de “contenido” o 
“sustanciales”, y nos remiten al “modelo 
político” de Estado “plurinacional”. Son 
los desencajes e inconsistencias de con-cepción 
y estructura resultantes de una 
cierta idea de democracia, que es más 
del siglo XIX que siglo del actual; de una 
representación de “nación”, que es colo-nial; 
y de un ciego prejuicio anti-republi-cano. 
Este trípode ideológico descansa en 
una visión no democrática de sociedad y 
del poder, difícilmente conciliable con la 
democracia. 
Las claves de la reforma: hacia un pacto de 
convivencia democrática 
Para corregir las disfuncionalidades de la 
Constitución, y eliminar sus riesgos, son 
necesarias nuevas claves de pensamiento 
constitucional que, además, puedan cons-tituir 
el núcleo o visión de sociedad y de 
poder compartido por la población, por 
encima de sus diversidades. 
La premisa es diferenciar los derechos 
de los pueblos indígenas y el proyecto po-lítico 
de poder que invocó esos derechos 
para legitimarse. La confusión entre am-bas 
realidades produce el “poder total”, 
que “estatiza” en derecho y de hecho a 
los llamados movimientos sociales, lo que 
nos recuerda la dura experiencia del Es-tado 
“corporativo” del siglo XX. Luego, 
hay necesidad de redefinir el contenido de 
lo “plurinacional”, y resituarlo allí donde 
es más procedente su existencia, que es en 
la sociedad y no en el Estado. Un Estado 
es principio de unidad y no puede confun-dirse 
con la diversidad que reconoce. 
Por último, repensar un modelo políti-co 
alternativo, cuyo vector puede conden-sase 
en una idea de democracia asociada 
con los derechos fundamentales y el Esta-do 
de derecho; en una idea de “nación” 
como “nación democrática”, y en la repú-blica 
como “res-publica”. Con ello la base 
social del Estado se des-etniza y se pone 
en su lugar a los ciudadanos. 
Está claro que en la medida en que el 
“modelo político” constitucional es la 
matriz sobre la cual se han levantado las 
distintas columnas constitucionales, su 
reformulación afectará trasversalmente el 
texto constitucional. Sin embargo, estas 
reformas son la condición para desactivar 
las virtualidades autoritarias y des-estabili-zantes 
de la constitución, preservando y ga-rantizando 
a la vez el régimen de derechos. 
Hay que tomar en serio una constitu-ción 
y romper con otra tradición de vivir 
como si no hubiera constitución. Tomar 
en serio una constitución edificada sobre 
los cimientos de una idea de democracia 
y Estado de derecho, es quizá el camino 
para resolver de otra manera los viejos 
problemas históricos con los que nació 
el país, y los que estuvieron en la base de 
la demanda social de “refundar” Bolivia. 
Además, puede ser el marco adecuado 
para enfrentar los desafíos del mundo 
contemporáneo, que no lo es la consti-tución 
actual. Tomar en serio el Estado 
de derecho también quiere decir que una 
constitución nunca es meramente simbó-lica, 
como suele pensarse en sociedades 
en situación de anomia generalizada. Los 
principios constitucionales son “manda-tos 
vinculantes.” 
*Polítólogo, fue miembro de la Asamblea Constituyente.
Debate Democrático |5 
La vía para mejorar la gestión y los resultados de las empresas 
estatales en su transformación en sociedades mixtas. 
¿Mejorar las empresas estatales? 
por Rubén Ferrufino* 
Las empresas estatales han sido y 
serán parte de la historia económi-ca 
del país. El actual gobierno, ha 
definido un rol de intervención directa del 
Estado, como generador de bienes y servi-cios, 
priorizando la explotación de recursos 
naturales y con miras a la generación de ex-cedentes. 
En ese contexto, las políticas de 
creación y funcionamiento de empresas en 
los sectores de manufactura y de servicios 
son menos explícitas y están menos insti-tucionalizadas. 
De este modo, una parte 
del modelo parece estar funcionando, ge-nerándose 
excedentes, además de cumplir 
objetivos no solo comerciales; en cambio, 
la otra parte, parece no funcionar todavía. 
En ambos casos, existen espacios para nue-vas 
políticas orientadas a mejorar la gestión 
empresarial en el sector público. 
En el ámbito académico, se reconoce 
que no existe ninguna teoría que demues-tre, 
a ciencia cierta, que la propiedad 
(pública o privada) de los medios de pro-ducción, 
sea el factor determinante de su 
desempeño y rendimientos. Los enfoques 
más objetivos apuntan al problema de la 
relación entre el Principal y el Agente, 
cuestión esta que también se observa en 
las corporaciones privadas con propie-dad 
diluida. En lo que sí muchos coinci-den 
es que la variable más influyente en 
el desempeño empresarial (sea público o 
privado) es la capacidad de gestión, que 
incluye la gobernanza empresarial. 
En la experiencia boliviana hay razo-nes 
que explican la intervención estatal 
en el ámbito empresarial, tales como la 
existencia de monopolios naturales, las 
fallas de mercado y la necesidad de exter-nalidades, 
entre otras. En cambio, la bús-queda 
de otros objetivos – como la pro-moción 
de la equidad social, el impulso 
industrial, el desarrollo de manufacturas-, 
resulta mucho más controvertida y de du-dosa 
justificación. 
Las empresas mixtas como alternativa 
Nuestra convicción es que es que, ac-tualmente, 
la posibilidad de mejorar la 
gestión y los resultados de las empresas 
estatales reside en su conversión en em-presas 
mixtas. Las ventajas más impor-tantes 
tienen que ver con la posibilidad de 
lograr un mayor apalancamiento finan-ciero, 
promover la transparencia, reducir 
el problema Principal-Agente, mejorar la 
gobernanza de las empresas, contribuir a 
la formación de tejido productivo y tam-bién 
poner resguardos a las presiones sec-toriales, 
corporativas y políticas, que son 
parte de la explicación de muchos de los 
fracasos de las empresas estatales, en casi 
todas las experiencias en el mundo. 
Por otra parte, es evidente que se re-quieren 
criterios transversales para decidir 
racionalmente la creación, transferencia o 
eventual cierre de empresas del sector pú-blico. 
El manejo de los recursos naturales 
es, sin duda, un factor importante, pero 
también existen otros como la prestación 
de servicios públicos, particularmente 
cuando estos se acercan a la definición 
de “perfectos”, y donde no existe la po-sibilidad 
de excluir consumidores por el 
no pago y además son bienes y servicios 
cuyo uso no implica rivalidad de consu-mo 
simultáneo. Los monopolios natura-les 
y otros escenarios donde es posible ca-lificar 
una falla de mercado, son también 
criterios para la consideración de solucio-nes 
empresariales estatales. Lo mismo se 
puede pensar de aquellos proyectos que 
tienen una rentabilidad muy extendida 
en el largo plazo y que no podrían ser 
encarados por privados, como es el caso 
de muchos proyectos de infraestructura. 
Otros criterios que suelen ser conside-rados 
son la promoción del desarrollo 
industrial, la generación de crecimiento 
con equidad regional y la generación de 
empleo. En estos últimos casos, sin em-bargo, 
las experiencias internacionales, y 
la misma experiencia boliviana, se hallan 
en tela de juicio por sus resultados. 
El eje de nuestra propuesta es la tran-sición 
hacia empresas mixtas donde se 
pueda combinar, adecuadamente, el man-dato 
de desarrollo y social -que es respon-sabilidad 
del Estado- con algunas carac-terísticas 
deseables de la administración 
privada; particularmente la gobernanza 
institucional, que es la base de experien-cias 
empresariales exitosas, podría susten-tarse 
y consolidarse, a partir de esquemas 
público-privados. De hecho, en los secto-res 
extractivos hay ejemplos importantes 
donde las empresas estatales abren su 
capital social a inversores privados que, 
bajo esta modalidad de participación, se 
integran a la estructura societaria de las 
empresas y pueden beneficiarse de sus re-tornos, 
gozando de la debida protección 
legal a sus derechos de minorías. Ecope-trol, 
de Colombia, es uno de esos casos 
exitosos de sociedad público-privada. 
Con respecto a aquellas otras empre-sas, 
orientadas a promover el desarro-llo 
industrial, un esquema de empresas 
mixtas permitiría que el sector público 
invierta en el capital social de empresas 
privadas, pero sin tomar el control admi-nistrativo 
de las mismas, y aprovechando 
la existencia de los promotores (campeo-nes). 
De este modo, las empresas estata-les 
con misión de desarrollo industrial y 
regional, podrían conformarse con porta-folios 
de inversión como principal activo; 
esto, a diferencia de la imagen tradicional 
de empresa estatal integrada con plantas, 
maquinarias y otros procesos complejos 
de transformación. La idea es que el Es-tado 
apoye aportando capital, y asociado 
a empresarios privados pequeños y me-dianos; 
vale decir, que tomaría participa-ciones 
sin llegar al control operativo, para 
luego salir, después de un lapso pruden-cial, 
con ganancia de capital. 
En cuanto hace a los objetivos de re-distribución 
de ingresos y promoción de 
equidad e inclusión económica, pensa-mos 
que una mejor alternativa a la partici-pación 
empresarial del Estado es delegar 
esas funciones a las entidades descentra-lizadas 
de sector público. Sus ventajas 
son muchas, incluyendo la posibilidad de 
lograr especialización y competencias re-levantes 
para alcanzar un mayor impacto 
social del uso de los recursos públicos. 
Gobernanza empresarial 
Desde nuestro punto de vista, nada es tan 
importante como mejorar la gobernanza 
y la gestión administrativa para el logro 
de resultados empresariales positivos. En 
el esquema de empresas mixtas, que pos-tulamos, 
el Directorio es el órgano clave 
para construir equilibrios razonables entre 
los objetivos empresariales, sociales y de 
desarrollo, y a ello ayudaría evitar que las 
autoridades políticas ejerzan directamente 
cargos de “directores”; en todo caso, se ne-cesitan 
mecanismos de selección basados 
en la idoneidad técnica y los méritos, y al 
margen de consideraciones políticas, para 
contar con directores dedicados, rentados y 
experiencia en el sector o rubro de negocio. 
También es preciso que las funciones 
gerenciales estén totalmente separadas de 
las funciones directivas. Los equilibrios de 
objetivos, intereses y visiones, correspon-den 
al Directorio; la responsabilidad geren-cial 
debe concentrarse en las tareas de ges-tión, 
y con un mandato claro. La estructura 
empresarial debe ser tal que la Gerencia 
responda exclusivamente a su Directorio, y 
se cierren las posibilidades de que el poder 
político interfiera en la contratación de per-sonal, 
compras de insumos y otras activida-des 
críticas de la administración. 
Acceso a mercados de capital 
Habría muchas ventajas de insertar a las 
empresas estatales mixtas a los mercados 
de capital. La principal de ellas es la trans-parencia 
y el monitoreo sistemático de sus 
resultados de gestión. En América Latina 
hay varios casos de empresas estatales de 
primera línea que están listadas en merca-dos 
de capital, lo cual les ha significado 
acceder a financiamiento y favorecerse, 
además, de la participación accionaria de 
ciudadanos (directa o indirectamente); lo 
mismo que de entidades sin fines de lucro. 
En cuanto al problema del Principal- 
Agente, se requiere alinear los intereses 
de los administradores y directores con 
los de los Principales. Para ello se pueden 
concebir formas de retribución de los tra-bajadores 
con acciones de las empresas 
mixtas, de modo que una parte de ella 
estuviera ligada al valor de las empresas, 
lo que a su vez depende de los resultados 
de la gestión. Se plantea, así, la necesidad 
de contar con un Código de Gobernanza 
para las empresas mixtas, que incluya un 
sistema de monitoreo estatal especializa-do 
y de gestión por resultados. 
En suma, se trata de avanzar hacia una 
“economía mixta” donde caben formas 
variadas de empresas y de alianzas pú-blico- 
privadas y otras iniciativas de com-plementación 
y colaboración entre estos 
dos sectores, superándose concepciones 
excluyentes. Este sería el marco general 
de política y con referencia al cual tengan 
cabida mecanismos más instrumentales 
como las sociedades mixtas (propiamen-te 
dichas), los fondos de capital de riesgo, 
incubadoras, etcétera. 
*Economista.
6 |Debate Democrático 
“En vano incorporamos poncho y 
pollera en la justicia”: Evo Morales 
La justicia se por Henry Oporto* 
Mientras se desnuda el fracaso 
de la política judicial, y son 
más evidentes los efectos de-plorables 
de la elección popular de magis-trados, 
el sistema judicial se desmorona y 
crecen los síntomas de colapso en la ad-ministración 
de justicia. 
Crece la mora judicial: Según datos oficia-les, 
las causas resueltas en todas las ma-terias 
judiciales, apenas alcanzan al 31% 
de las causas ingresadas, mientras que 
las causas pendientes llegan al 69%. De 
cada tres causas radicadas en los juzga-dos, 
al menos dos son causas pendientes. 
En ciertas materias (Instrucción Cautelar, 
Ejecución Penal y Administrativo-Coacti-vo 
Fiscal) las causas rezagadas se sitúan 
entre 85 y 90%. 
Sobrecarga procesal en los juzgados: La bre-cha 
entre el aumento de las causas y el 
reducido número de juzgados es cre-ciente. 
Como resultado, el promedio de 
casos por juez no ha dejado de crecer, 
alcanzado proporciones extraordinarias 
e inauditas. El promedio nacional en 
materia de Instrucción Cautelar Penal, 
es de 2.470 casos por juez. En las ciu-dades 
de Cochabamba y Santa Cruz este 
promedio supera incluso los 3.000 casos 
por juez, en un solo año. Pocos países en 
el mundo deben presentar cifras de una 
concentración tan grande causas en tan 
pocos funcionarios. 
La acumulación de la carga judicial es 
también efecto de la sañuda persecución 
judicial contra opositores y funcionarios 
de anteriores gobiernos; muchos de estos 
casos llevan años, sea para mantener la 
presión o simplemente por el temor de los 
jueces de cerrar los casos. 
Jueces y fiscales saturados: El drama de fal-ta 
de jueces se reproduce en el Ministerio 
Público. Entre 2008 y 2011, el número de 
fiscales en todo el país creció en apenas 
2%, un incremento ridículo y insuficiente 
frente al crecimiento de las causas que, en 
el mismo período aumentaron un 13.5%. 
Así, entre los años 2008 y el 2012, el nú-mero 
de causas por fiscal (como prome-dio 
nacional), en las nueve capitales de 
departamentos, había subido de 165 a 
El sistema judicial colapsado
Debate Democrático |7 
nos muere 
En la judicatura no se paga el 
trabajo sino la sumisión. 
179 causas. No obstante, en los últimos 
dos años esta cifra puede incluso haber 
aumentado; datos no oficiales indican 
que en las ciudades del eje central, el pro-medio 
de causas atendidas por cada fiscal 
bordearía los 500 casos 
Procesos sin sentencia: Comparando los da-tos 
de la gestión 2010, las imputaciones 
formales presentadas durante ese año, 
alcanzaron a 20.670 en todo el país. En 
cambio, las sentencias dictadas por los 
tribunales fueron apenas 874; esta cifra, 
que representa un escaso 4% del número 
de imputaciones, dice por sí misma de la 
falta de justicia para miles de personas y 
familias. 
Cárceles hacinadas: Con la falta de senten-cias 
de los tribunales, aumenta tambin la 
cantidad de presos sin sentencia ejecuto-riada. 
Según el Defensor del Pueblo, la 
población carcelaria en Bolivia hasta el 
año 2011, alcanzaba a 13.500 presos, de 
los cuales una inmensa mayoría (83.6%) 
eran detenidos sin sentencia, lo que es 
una flagrante violación de los derechos 
humanos. Esta enorme masa de privados 
de libertad, sin sentencia ejecutoriada, 
que no deberían estar en las cárceles y que 
no obstante están condenados a condicio-nes 
infrahumanas de prisión, es una de las 
principales causas de la sobrepoblación 
carcelaria, estimada en 233%. Bolivia es 
el segundo país en el hemisferio con el 
mayor hacinamiento carcelario (Observa-torio 
de Seguridad de la OEA). 
Menos presupuesto para justicia: Si para el 
2005, el gasto en el Sector Justicia (Poder 
Judicial, Fiscalía y Ministerio Público) 
era algo menos del 2% del gasto total del 
sector público, durante los nueve años si-guientes 
ese porcentaje ha caído; en 2013, 
el presupuesto programado del Sector 
Justicia (Bs. 826.727.362), fue apenas el 
0.36% del PGN (Bs. 228.285.224.092) 
El descalabro institucional 
La elección de autoridades judiciales, ha 
cumplido con creces el objetivo de captu-ra 
de la administración de justicia, para 
someterla y manipularla según los inte-reses 
y necesidades del poder político. 
Todo ello a costa de agravar los males de 
la justicia. Al desaparecer todo vestigio de 
independencia, institucionalidad, carrera 
judicial y meritocracia, lo que vale ahora 
es la sumisión con los gobernantes, el pa-drinazgo, 
el cuoteo político y sindical, la 
habilidad para sobrevivir en aguas turbu-lentas. 
Hay una inversión de valores que 
ha puesto a la justicia patas arriba. 
Los tribunales son una chacota; impe-ra 
el caos, las trifulcas internas, las pug-nas 
de poder, la presión corporativa y la 
inestabilidad crónica. Jueces y fiscales es-tán 
sometidos a premios y castigos y son 
enteramente desechables. Han surgido in-éditas 
redes de corrupción y extorsión. El 
sistema judicial está atorado, nada funcio-na 
y nadie cree en la justicia. La aventura 
del gobierno ha devenido en una judicatu-ra 
disfuncional y corrupta; un verdadero 
descalabro institucional. 
La consecuencia del descalabro judi-cial 
es la falta de justicia, que afecta a la 
inmensa mayoría de los bolivianos, direc-ta 
o indirectamente. El Estado plurina-cional 
es incapaz de proveer un servicio 
básico a la sociedad como es la justicia, o 
sea un sistema judicial que funcione y sea 
accesible y oportuno y, por cierto, idóneo 
y confiable en sus fallos. Despojado de 
toda independencia y capacidad efectiva 
para su función institucional -que incluye 
el control de la constitucionalidad de las 
leyes-, el sistema judicial ha perdido la je-rarquía 
de un poder de Estado; su condi-ción 
actual es la de un órgano subsidiario 
del poder político. 
Para salvar la justicia 
es preciso un Pacto de Estado 
Son tan abrumadores los problemas de 
la justicia, que si no hacemos algo efec-tivo, 
y pronto, las consecuencias pueden 
ser muy graves. Es preciso evitar que los 
juzgados y tribunales, saturados de carga 
procesal, colapsen irremediablemente. Ya 
no se trata únicamente del descrédito de 
las autoridades judiciales elegidas o im-puestas 
a dedo. El malestar social es tal 
que expresiones de repudio y descalifica-ción 
pueden tomar cada vez más fuerza. 
La situación actual no admite más par-ches, 
improvisaciones o medidas cosmé-ticas. 
Hay que tomar el toro por las astas 
y encarar la crisis en toda su dimensión. 
Urge un acuerdo político, respaldado 
por la sociedad. Esta es la idea de un pac-to 
de Estado, que pueda encaminar una 
reforma institucional profunda, integral y 
de largo plazo, más allá de un gobierno u 
otro, de modo que las acciones correcti-vas 
tengan continuidad y que las transfor-maciones 
puedan madurar en sus logros y 
resultados, evitando el círculo vicioso de 
reformas y contrarreformas, que desman-telan 
todo lo precedente o que siempre 
están comenzando desde cero. Este pacto 
de Estado resulta tanto más necesario por 
cuanto es impensable arreglar la justicia 
sin restituir el principio de la independen-cia 
judicial como la piedra angular sobre 
la que debe operar la gestión judicial; y 
también para hacer posible una reingenie-ría 
en el sistema judicial, abarcando todas 
sus instituciones -incluso la Policía y la 
Contraloría-. Una reingeniería institucio-nal 
sustentada en principios meritocrá-ticos, 
que revalorice la carrera judicial y 
la profesionalización de la justicia, como 
la mejor garantía para que la judicatura 
responda a las necesidades del país, tanto 
como a los requerimientos de la gente. 
Para todo eso es imperativo un con-senso 
nacional básico, de tal manera que 
la política judicial sea consistente, eficaz 
y perdurable en el tiempo, independien-temente 
de quién ejerza el gobierno. Un 
consenso así requiere del acuerdo y el 
compromiso de los partidos, en su máxi-mo 
nivel, y luego refrendado en el parla-mento, 
como depositario de la soberanía 
popular. Un Pacto de Estado por la Justi-cia, 
bien puede comenzar con un acuerdo 
político para conformar una Comisión de 
Notables, presidida por el Defensor del 
Pueblo e integrada por otras cuatro perso-nalidades 
probas y de reconocida trayec-toria 
y credibilidad. Esta comisión tendría 
la misión, en un plazo determinando –por 
ejemplo, 90 días-, de formular un Plan de 
Regeneración e Institucionalización de la Jus-ticia, 
con el compromiso de los partidos 
de viabilizar sus propuestas a través de las 
acciones constitucionales, legales, regla-mentarias 
y administrativas necesarias. 
Una fórmula que funcionó en el pasado 
La idea de una Comisión de Notables se 
inspira en la experiencia de la Corte Elec-toral 
de “notables”, constituida a partir de 
un acuerdo político (en 1991) para supe-rar 
una delicada crisis política que había 
sido provocada, dos años antes, por los 
desmanes y la actuación parcializada de 
“la banda de los 4” -entonces integrada 
por representantes de los partidos polí-ticos-. 
Para la percepción generalizada, 
los resultados de los comicios de 1989 
fueron manipulados y favorecieron la 
elección de uno de los candidatos presi-denciales, 
lo que derivó en el descrédito 
de la autoridad electoral y en general del 
sistema electoral. Afortunadamente para 
la democracia boliviana, los partidos po-líticos 
tuvieron entonces la capacidad de 
reaccionar oportunamente, entregando 
la conducción del sistema electoral a un 
grupo de “cinco ciudadanos notables”, 
encabezados por Huáscar Cajías, y asu-miendo 
el compromiso de someterse a las 
decisiones de este nuevo árbitro electoral. 
Sin duda, aquella fue una decisión pro-videncial, 
que permitiría reencauzar los 
procesos electorales y restablecer la con-fianza 
en el sistema electoral. 
Entre la situación vivida entonces por 
el sistema electoral, y la que hoy soporta 
la justicia, puede trazarse un paralelo. Y 
si entonces fue posible remontar aquella 
crisis mediante un acuerdo interpartida-rio, 
y la conformación de un renovado ór-gano 
electoral independiente e imparcial, 
que era una prenda de garantía para todos 
los actores políticos y la ciudadanía en 
general, ¿por qué no aplicar una fórmula 
igual al momento dramático que atravie-sa 
la justicia? 
Un Plan de Regeneración e Institucio-nalización 
de la Justicia, tendría que seña-lar 
un conjunto de propuestas concretas 
en aspectos tales como el presupuestario 
de la judicatura, la actualización de có-digos 
y normas, la formación y capaci-tación 
de jueces y fiscales, la transparen-cia 
en la gestión judicial, el combate a la 
corrupción, el régimen penitenciario, la 
jurisdicción indígena, etcétera. Pero esto 
no es suficiente. La situación de emergen-cia 
en la justicia, amerita otras medidas 
excepcionales que puedan aliviar la carga 
procesal -acorde a la gravedad del pro-blema-, 
y devolverle a la ciudadanía una 
cierta confianza en la utilidad del sistema 
judicial. 
*Sociólogo.
8 |Debate Democrático 
La visión del Estado empresario, como paradigma del liderazgo estatal en el 
desarrollo, choca con obstáculos insalvables. Es preferible la alternativa de intervenir 
mediante compras en lugar de un ineficiente Estado inversionista y productor. 
¿Empresas o compras estatales? 
por Roberto Laserna* 
Mejorar EstadoBol SA 
Las empresas estatales suelen dar prio-ridad 
a objetivos de empleo, activación 
de economías locales, ampliación de ca-pacidades 
productivas o redistribución 
de ingresos, y no a la maximización de 
utilidades, como es el caso de las empre-sas 
privadas. Sin embargo, cuando éstas 
alcanzan su objetivo, suelen también 
alcanzar otros, por ejemplo, eficiencia 
energética, productividad y estabilidad la-boral, 
sostenibilidad financiera, inclusión 
social a través de mercados. En las em-presas 
públicas el desprecio por la eficien-cia 
económica puede conducir a que se 
pongan en riesgo los objetivos explícitos 
o, aún peor, que se generen pérdidas que, 
a la larga, afectarán otras políticas públi-cas 
y pueden provocar más problemas de 
los que resuelvan, como los de equidad, 
por ejemplo, que surgen cuando las pér-didas 
obligan a subsidiar la ineficiencia 
en desmedro de grupos más necesitados. 
Por eso, aun cuando la maximización de 
utilidades no sea su objetivo principal, las 
empresas públicas deberían cuando me-nos 
funcionar sin pérdidas. 
Un estudio realizado por Rubén Fe-rrufino, 
recoge información reciente de 
23 empresas públicas. Las que registran 
utilidades son en su mayor parte las que 
se encuentran en actividades extractivas, 
como YPFB y Comibol, que en realidad 
son mecanismos de captación de las ren-tas 
de recursos naturales. También dan 
utilidades empresas con una posición oli-gopólica, 
como ENDE y BOA. Pero las 
que han sido constituidas recientemente 
y se desenvuelven en el ámbito manufac-turero 
están generando pérdidas o tienen 
ganancias que desaparecerían si no con-taran 
con el financiamiento concesional 
del Estado o, peor aún, sin las compras 
que realizan otras entidades públicas, que 
funcionan como mercados cautivos. 
La pregunta que se planteó en un de-bate 
sobre el tema, luego de esta revisión, 
fue qué puede hacerse para mejorar el 
desempeño de las empresas. La respuesta 
más directa es que una buena administra-ción 
produce mejores resultados que una 
mala, y deberían establecerse normas que 
permitan lograrlo. Por ejemplo, separar 
el ámbito de la política y el de la gestión, 
con directorios independientes y remune-rados, 
y participación en bolsas de valores 
a fin de garantizar transparencia y defen-sa 
de los derechos de las minorías accio-narias. 
Esto implica proponer que las em-presas 
estatales funcionen simulando ser 
privadas pero con una priorización clara 
de sus objetivos, que pueden ser distintos. 
Tal vez eso sea posible, pero estimo que 
no es muy probable. 
Como lo hemos argumentado en “La 
Trampa del Rentismo”, la debilidad ins-titucional 
se acentúa por los conflictos y 
disputas que provoca la abundancia de 
recursos en el Estado, si dicha abundan-cia 
está relacionada a la disponibilidad de 
rentas de recursos naturales y no a una 
estructura productiva más fuerte y diver-sificada, 
través de los impuestos. Es muy 
fácil que el rentismo se contagie del Esta-do 
a la sociedad. Las expectativas de cap-tura 
de una parte de esas rentas alientan 
los conflictos haciendo que sea de interés 
común la debilidad de las instituciones y 
el incumplimiento de las normas. Esto no 
ocurre en coincidencia con el aumento 
de recursos fiscales sino debido a dicho 
aumento. Tampoco es coincidencia que 
surja en esta misma época una política 
que promueve la creación de empresas 
estatales. 
Desventajas de las estatales 
Las empresas estatales tienen por lo me-nos 
tres características que las ponen en 
desventaja para gestionar los recursos y 
alcanzar los objetivos que se les asignen. 
El primero deviene del hecho de que la 
decisión de invertir suele ser política. 
Es decir, la identificación del producto 
o servicio a producir y la asignación de 
recursos públicos para hacerlo no res-ponden 
a necesidades del mercado sino a 
estrategias políticas. Explotar un recurso, 
dinamizar una zona, satisfacer una pre-sión, 
resolver una necesidad que los po-líticos 
consideran prioritaria son motivos 
habituales. Por tanto, hay más voluntad 
(o voluntarismo) que una evaluación de 
costo beneficio, que es lo que predomina 
en el campo privado. La probabilidad de 
que esa decisión tenga justificación eco-nómica 
es tan baja que resulta más bien 
una casualidad. 
En segundo lugar, la asignación de 
recursos no pasa por filtros competitivos. 
Las empresas estatales no buscan finan-ciamiento 
sobre la base de su proyecto. 
Cuando no lo tienen garantizado (por 
transferencia de recursos públicos), lo 
tienen facilitado por la garantía estatal. 
El acceso a esta fuente de financiamien-to 
permite a las empresas estatales eludir 
los engorrosos procedimientos de evalua-ción 
técnica, financiera, de riesgo y de 
garantías que exigen los bancos y otras 
instituciones financieras. Finalmente, la 
relación entre propietario y administra-dor 
(principal y agente) no depende de la 
empresa sino de la calidad de la represen-tación 
política y de las instituciones de-mocráticas. 
Si éstas son muy débiles o hay 
mediaciones imperfectas, cualquier grupo 
puede plantear exigencias a la empresa a 
título de ser dueños de la misma, y la ges-tión 
se vea agobiada por presiones. 
Gran parte de la literatura que res-palda 
el estatismo productivo insiste en 
que las empresas públicas no deben ser 
evaluadas por sus utilidades sino por sus 
efectos en la provisión de ingresos y en la 
creación de empleo. Si así fuera, deberían 
ser evaluadas en comparación con otros 
mecanismos de distribución de ingresos; 
entonces se verá que hay otras formas de 
hacerlo, a menos costo y con mejores re-sultados. 
Ej: los bonos. 
La alternativa 
Estas reflexiones y observaciones no son 
un alegato en contra de la intervención del 
estado en la economía. Pero sí contra una 
forma de intervención que es ineficiente 
y costosa para la sociedad. Existe una al-ternativa. 
Si lo que se pretende es aprove-char 
un recurso, dinamizar una zona, o 
satisfacer una necesidad, el Estado puede 
lograrlo más rápida y eficientemente con 
un sistema de adquisiciones que garantice 
la competencia entre proveedores y pre-mie 
a quienes ofrezcan mejores medios 
para satisfacer una necesidad, tanto de 
calidad como de precio. Los economistas 
saben que las necesidades son finitas pero 
las maneras de satisfacerlas son infinitas. 
¿Cómo mejorar la nutrición de los niños 
si solamente consideramos leche escolar y 
galletas? ¿No funcionará mejor una tabli-lla 
de tarwi y quinua con plátanos secos y 
un jugo de frutas? Mediante sus compras, 
el estado puede estimular la economía y 
crear empleos con mucha mayor eficien-cia 
que por la producción directa de unos 
pocos bienes, además de impulsar la in-novación 
y distribuir mejor los recursos. 
Un sistema de adquisiciones abierto a 
la innovación y transparente puede esti-mular 
la competencia generando múlti-ples 
iniciativas. Por supuesto, siempre hay 
riesgo de corrupción y que las compras 
beneficien a los favoritos políticos o ami-gos 
de los burócratas. Pero es más fácil de 
identificar y corregir que en el caso de las 
empresas, que también hacen compras, y 
los errores son considerablemente menos 
costosos. Las empresas estatales son difí-ciles 
de cerrar y muchas veces la inversión 
realizada es irrecuperable. Si en una com-pra 
no se logran los resultados esperados 
o hay corrupción, se suspende el ciclo y se 
abre un nuevo concurso. 
Mi conclusión es que no hay condicio-nes 
institucionales para que las empresas 
estatales operen bien. Aún si se superara 
esa enorme dificultad, ellas tienen mu-chas 
desventajas como instrumento de 
desarrollo y no son la mejor opción. La 
intervención estatal sería más eficaz a tra-vés 
de un sistema transparente, abierto y 
competitivo de compras. 
*Economista.
Debate Democrático |9 
El pacto fiscal debe repartir en partes iguales los 
ingresos por coparticipación tributaria entre el 
gobierno central y los gobiernos subnacionales. 
El pacto fiscal: 
la asignatura pendiente 
por Carlos Schlink* 
La nueva Constitución, la Ley Mar-co 
de Autonomías y Descentrali-zación, 
y la Ley de Clasificación y 
Definición de Impuestos y de Regulación 
para la Creación y/o Modificación de 
Impuestos, han generado un nuevo esce-nario 
para el proceso de descentralización 
y la distribución de los recursos públicos, 
iniciado veinte años atrás como Ley de 
Participación Popular. 
Tales transformaciones normativas, sin 
embargo, han ido en desmedro de las Enti-dades 
Territoriales Autónomas (gobiernos 
departamentales y gobiernos municipa-les). 
Como resultado, las transferencias 
intergubernamentales se encuentran hoy 
día bajo el control del gobierno central, el 
cual, dotado de leyes y decretos supremos, 
han venido recortando los recursos a las 
entidades subnacionales, siendo las rega-lías 
las únicas transferencias no afectadas. 
En las líneas que siguen, se adelanta 
una propuesta de Pacto Fiscal, desde el 
ámbito departamental. Pacto Fiscal que 
es concebido como un acuerdo de ca-rácter 
técnico y político sobre la política 
fiscal del gobierno central y de los gobier-nos 
subnacionales, y cuyos objetivos fun-damentales 
son la estabilidad macroeco-nómica, 
la autonomía fiscal sub-nacional, 
la equidad distributiva, la eficiencia en la 
ejecución del gasto y la responsabilidad y 
disciplina fiscal. 
Distribución de Recursos Públicos: 50/50 
La CPE y la ley de autonomías, vigen-tes, 
incrementan las responsabilidades 
de gasto en los gobiernos subnacionales, 
provocando desequilibrios financieros 
importantes en la ejecución de sus com-petencias, 
y poniendo en riesgo, en un 
mediano plazo, su salud financiera. Otro 
problema que se puede detectar es que el 
actual sistema de transferencias a los go-biernos 
departamentales, municipales y 
universidades, ha generado considerables 
desequilibrios horizontales; incluso un in-cremento 
de la desigualdad de ingresos de 
los municipios. 
Partiendo de esta realidad, y con el 
propósito de corregir las distorsiones 
actuales, así como de avanzar hacia los 
objetivos deseados de un Pacto Fiscal, 
planteamos una nueva fórmula de distri-bución 
fiscal, fundamentada en criterios 
poblacionales y de pobreza; ambos cri-terios 
son esenciales a fin de reducir las 
brechas existentes, y favorecer con una 
mejor asignación de recursos a los depar-tamentos 
y municipios menos poblados y 
económicamente más rezagados. 
Nuestra propuesta considera, como 
parámetro de referencia, el costeo compe-tencial 
realizado por el gobierno departa-mental 
de Santa Cruz, en 2013, 
Concretamente, sugerimos una nueva 
asignación de los recursos de coparticipa-ción 
tributaria, ampliando la distribución 
de 25% a 50%, y con la siguiente estruc-tura 
Coparticipación tributaria actual Coparticipación tributaria propuesta 
Municipios 20% 
de participación: 18% para goberna-ciones; 
25% para municipios; 7% para 
universidades públicas; el restante el 50% 
de los impuestos nacionales sería retenido 
por el Tesoro General de la Nación. 
Como resultado de aplicar esta fórmu-la 
50/50, en la asignación de los ingresos 
provenientes de impuestos nacionales, se 
espera cambiar y reforzar el modelo de 
fiscalización y financiación autonómica. 
De esta manera, los gobiernos subnacio-nales 
podrán mejorar la prestación de 
servicios a la población y, especialmente, 
salud y educación; además de procurarse 
más equilibrio y equidad fiscal entre las 
regiones. Asimismo, deberá incrementar-se 
la inversión pública, con base en la pla-nificación 
departamental. 
Lo cierto es que hoy en día hay un 
exceso de recursos fiscales en manos del 
gobierno nacional y muchos menos de los 
necesarios en los niveles subnacionales, 
especialmente en el ámbito departamen-tal, 
para gestionar las competencias tras-pasadas. 
Nuestra propuesta fiscal busca, 
precisamente, corregir este desbalance, 
que perjudica a la economía de las regio-nes 
y debilita el régimen autonómico. Al 
repartir de la torta fiscal en mitades igua-les, 
una parte para el gobierno nacional, 
y otra para los gobiernos subnacionales 
y universidades, se logra equilibrar mejor 
las cuestas fiscales, sin dañar la estabili-dad 
macroeconómica. 
Complementariamente a la nueva fór-mula 
de distribución de los recursos de 
coparticipación tributaria, urgen otras 
DEPARTAMENTOS 
Universidades 7% 
medidas de política presupuestaria, tribu-taria 
y crédito público. 
Política presupuestaria 
Los presupuestos de las entidades terri-toriales 
autónomas deben ser aprobados 
por sus órganos deliberantes, y simple-mente 
anexados para su aprobación en 
la Asamblea Legislativa Plurinacional. 
Con ello se evitará que los presupuestos 
determinados por los gobiernos subna-cionales 
sean modificados discrecional-mente 
por el Ministerio de Economía y 
Finanzas Públicas, tal como sucede en la 
actualidad, en detrimento de los intereses 
regionales. Los techos presupuestarios 
tienen que establecerse en base a criterios 
técnicos y no a criterios políticos. 
Asimismo, el gasto corriente de las 
entidades territoriales tiene que ser defi-nido 
en forma individualizada, conside-rando 
las características de los proyectos 
de inversión y las diferentes realidades 
socio-económicas. Tiene que haber una 
asignación porcentual variable, y toda 
modificación presupuestaria -tanto de 
inversión como de gasto corriente-, debe 
realizarse por cada una de las entidades 
territoriales, en ejercicio de su autonomía. 
Política tributaria 
Para el mejor control, seguimiento y eficien-cia 
en las recaudaciones tributarias, es nece-saria 
la transferencia de algunos impuestos, 
desde el nivel central al nivel departamen-tal. 
Tiene mucho más sentido económico 
y práctico, que tributos como el Impuesto 
50% 
a las Transacciones Financieras, Impuesto 
al Juego – IJ, Impuesto a la Participación 
en Juegos – IPJ y los Regímenes Simplifi-cados, 
Integrado y Agropecuario, sean de 
competencia departamental y no nacional. 
En la redefinición del sistema tri-butario 
de los gobiernos autónomos es 
también primordial abrir el dominio tri-butario, 
para la creación de impuestos 
propios, que generen nuevos ingresos a 
los departamentos y municipios, y como 
resultado de un mayor esfuerzo tributa-rio 
y recaudador. Los impuestos, tasas y 
contribuciones especiales, creados y/o 
modificados, deben ser aprobados por el 
nivel sub-nacional correspondiente, res-petándose 
las competencias exclusivas de 
las entidades territoriales autónomas esta-blecidas 
en la Constitución. 
Crédito público 
Los gobiernos subnacionales deben tener 
la facultad de negociar, por sí mismos, las 
condiciones financieras para la obtención 
de créditos externos. Su endeudamiento 
externo e interno debe corresponder a la 
capacidad financiera de cada una de las 
entidades territoriales, con arreglo a la 
aprobación de sus respectivas instancias 
legislativas, y sujeta a la ratificación de 
la Asamblea Legislativa Plurinacional, 
conforme el artículo 322 de la CPE. Por 
último, se debe uniformar la concesiona-lidad 
de un crédito externo, para todos los 
niveles de gobierno. 
*Economista; Director de Tesoro, Gobernación de Santa Cruz. 
Gobierno Central 75% 
Municipios 25% 
Gobernaciones 18% 
Universidades 5% 
Gobierno Central 50%
10 |Debate Democrático 
La salud pública está en estado grave, esperando por una cirugía 
mayor, que pueda reformar el sistema sanitario, enfocada al Seguro 
Universal de Salud y la reingeniería institucional del sector. 
Seguro universal de salud: núcleo 
y horizonte de la reforma sanitaria 
por Henry Oporto* 
Hospitales colapsados, desprovis-tos 
de personal médico, equipos 
y medicamentos; servicios de 
mala calidad; colas cotidianas de pacien-tes 
en busca de “ficha”; enfermos de cán-cer, 
diabetes y otras enfermedades graves, 
que requieren intervenciones especializa-das 
y no son atendidos; alrededor de 40% 
de la población sin seguro de salud y que 
no acude a los servicios públicos. Tal es el 
cuadro patético que exhibe la salud públi-ca 
en Bolivia. 
El gobierno de Evo Morales ha des-cuidado 
la salud pública. Lo poco que 
ha hecho, lo ha hecho mal, sin ninguna 
política clara, interrumpiendo programas 
e improvisando otros, designando autori-dades 
a cual peores, copando cargos con 
militantes y allegados políticos, aumentan-do 
gastos burocráticos pero sin invertir en 
equipos ni infraestructura. Tras años de su-cesivos 
fracasos, se ahonda la brecha entre 
los problemas y la capacidad institucional 
para resolverlos. Tanto así que la tasa de 
mortalidad materna ha vuelto a despuntar, 
y no porque falte dinero. De hecho, vivi-mos 
una bonanza fiscal que, no obstante, 
se derrocha en clientelismo, corrupción y 
gastos superfluos, pero la salud permanece 
relegada, con un presupuesto incipiente, 
con médicos y personal sanitario escaso y 
mal pagado. Lo insólito es que el gasto en 
Defensa y en Gobierno (2013), fue seis ve-ces 
más que el gasto en Salud; ciertamente, 
la política pública está patas arriba. 
El sistema de salud necesita de una re-forma 
integral y profunda; que construya 
sobre lo que tenemos, que no es poco, a 
pesar de sus falencias. ¿Qué es lo que te-nemos? 
De una parte, un sistema de Se-guridad 
Social, constituido por las cajas 
de salud, que brinda cobertura al 39% de 
la población (4 millones de personas), y 
que requiere ser reestructurado. De otra, 
los seguros públicos (SUMI, SSPAM y 
dos departamentales en Tarija y Beni), 
que atienden al 22% de la población (2.3 
millones personas), y que a la vista de su 
negligente administración actual, urge 
que sean rescatados y mejorados. Y para 
ello no se necesita de más dinero, puesto 
que la ejecución presupuestaria del SUMI 
no supera el 80%; existen dineros que 
simplemente no se están usando. 
La seguridad social y los seguros pú-blicos 
-debidamente reformados y forta-lecidos- 
son los cimientos para edificar 
un sistema sanitario universal, equitativo 
y eficiente. Por cierto, es preciso diseñar 
políticas eficaces para articular ambos sis-temas, 
y generar sinergia y complementa-ción 
entre sus estructuras y servicios. La 
clave es una reingeniería institucional. 
Precisamente, este es el punto focal de la 
propuesta de política de salud, que formu-la 
el experto Guillermo Aponte. 
Seguro Universal de Salud 
Dado que la cobertura de la seguridad so-cial 
y de los seguros públicos llega al 61% 
de la población, lo que resta es incorporar 
al 41%, que ha quedado al margen. Hasta 
hace una década atrás, este objetivo pare-cía 
utópico e inalcanzable -simplemente 
porque no había dinero para financiar un 
seguro universal-. Pero hoy en día la si-tuación 
es diferente: el Estado está en me-jor 
posición fiscal para asumir buena par-te 
de dicho costo; además, que se pueden 
implementar estrategias financieras inteli-gentes 
para apalancar recursos y ampliar 
las fuentes de financiamiento, incluso con 
el aporte de los propios beneficiarios. 
Según Guillermo Aponte, lograr un 
Seguro Universal de Salud (SUS) no es 
solo factible sino imperativo. El objetivo 
sería incorporar al sistema de salud a 4.7 
millones de bolivianos, comprendidos en-tre 
los 5 y los 60 años. Ciertamente que 
ello no podrá hacerse de una vez. Habrá 
que avanzar progresivamente, comen-zando 
por un Seguro de Enfermedades 
Graves y, también, por un Seguro para 
Discapacitados. Los estudios técnicos 
determinarán las pautas de costos, finan-ciamiento, 
oferta sanitaria y modelos de 
atención. Y el SUS sería la estrategia prin-cipal 
para reformar el sistema sanitario, 
incluyendo la descentralización adminis-trativa 
territorial. 
Reingeniería del sistema de salud 
El principio básico que propugna Apon-te 
es especializar y diferenciar funciones, 
ya que concentrar roles en una misma 
entidad es ineficiente y provoca muchos 
efectos perversos. La propuesta, entonces, 
es separar las tareas normativas de las de 
prestación sanitaria, de prevención de ries-gos, 
de afiliación y cobro de aportes, de 
gestión financiera, de supervisión y regula-ción 
de los servicios, de modo que esas dis-tintas 
funciones correspondan a institucio-nes 
diferentes, y así ganar en calidad de los 
servicios y también en transparencia y en 
una mejor administración de los recursos. 
La reingeniería institucional comporta-ría 
cambios en el papel de la Caja Nacio-nal 
de Salud, que pasaría a ser únicamente 
proveedor de servicios médicos, dejando 
las labores de afiliación, registro, cobro de 
aportes y juicios coactivos. Estas funciones 
serían trasladadas a una Tesorería de Segu-ros 
de Salud. Se propone, también, que la 
gestión de accidentes de trabajo y enferme-dades 
profesionales así como el control de 
las obligaciones patronales y la prevención 
de riesgos laborales e higiene y seguridad 
industrial, sean delegadas a Mutualidades 
de Riesgo Profesional, conformadas por or-ganizaciones 
civiles sin fines de lucro, de-bidamente 
acreditadas. 
La supervisión de la calidad de los ser-vicios 
de salud -públicos y privados-, lo 
mismo que la fiscalización de los recursos 
económicos asignados a los entes gestores, 
deben ser competencia de una Superinten-dencia 
de Salud, concebida como un orga-nismo 
regulador independiente, eminente-mente 
técnico y con plena autonomía de 
gestión, y con la facultad legal de recibir 
reclamos de los usuarios, reunir y transpa-rentar 
la información y aplicar sanciones. 
Todo ello supone reinventar un Mi-nisterio 
de Salud altamente profesional 
y capaz de ejercer la rectoría del sistema, 
definir políticas y normas, planificar con 
visión estratégica, controlar la ejecución 
de los programas nacionales, coordinar el 
funcionamiento de las entidades del siste-ma, 
participar de las políticas medioam-bientales 
y de sanidad básica. Asimismo, 
reforzar el rol de las gobernaciones, tras-pasándoles 
la administración del personal 
sanitario y otras tareas que bien pueden 
ser desempeñadas en el ámbito departa-mental 
y de forma descentralizada. 
El modelo de financiamiento 
El estudio de Aponte sugiere que él SUS 
sea financiado combinando el régimen 
contributivo de la Seguridad Social, con 
el régimen no contributivo de los seguros 
públicos. La extensión de la cobertura a 
la población no atendida actualmente, 
conlleva la necesidad de una contribución 
estatal mucho mayor -su cuantía debe ser 
determinada mediante estudios específi-cos-. 
De acuerdo a una estimación preli-minar, 
se requieren recursos adicionales 
del orden de los 4.000 millones de bolivia-nos, 
equivalentes al 3.5% del Presupuesto 
General del Estado, lo cual supone que el 
presupuesto del Sector Salud debería au-mentar 
del actual 5.6% al 9.1% del PGN. 
Aponte propone constituir un Patri-monio 
Autónomo en Fideicomiso, con 
un aporte fiscal extraordinario equiva-lente 
a ese 3.5% del PGN. Dicho aporte 
provendría de una fracción de la renta del 
gas, a ser determinada –otro porcentaje 
debería destinarse a educación-. De este 
modo, se haría justicia a la noción de que 
el gas debe servir, ante todo, para mejorar 
el capital humano. 
*El autor expone y comenta el estudio de Guillermo Aponte, 
titulado: “Seguro Universal de Salud”.
Debate Democrático |11 
Cómo definir lo “indígena”? ¿Estamos hablando de culturas indígenas? ¿De grupos 
étnicos indígenas? ¿De pueblos indígenas? ¿De naciones indígenas? ¿De la raza 
indígena? ¿De las razas indígenas? ¿Da lo mismo? ¿Es todo intercambiable? 
La agenda indígena en tiempos 
del Estado Plurinacional 
por Ricardo Calla* 
El reconocimiento de la diversidad 
cultural o pluriculturalidad del país 
ha pasado a ser uno de los ejes 
centrales de las transformaciones consti-tucionales. 
Desde abordajes y posiciona-mientos 
no sólo conceptual y termino-lógicamente 
diferenciados sino incluso 
enconadamente confrontados en la dis-puta 
política, ese reconocimiento termi-nó 
produciendo textos constitucionales 
con terminologías referidas a la diversidad 
cultural, muy distintas entre sí. En 1994, 
la CPE reconoció la característica “mul-tiétnica”, 
“pluricultural” y “multilingüe” 
de una Bolivia concebida todavía como 
“República”. En 2009, la nueva CPE 
pasó más bien a reconocer la caracterís-tica 
“plurinacional” y “la pluralidad y 
el pluralismo…cultural y lingüístico” de 
una Bolivia esta vez concebida ya princi-palmente 
sólo como Estado: un “Estado 
Plurinacional”. 
La compleja lucha contra el racismo 
La incorporación masiva al manejo del Es-tado 
y sus cúspides, sistemas intermedios 
y de base y como parte estructural de la 
élite política boliviana de las poblaciones 
con rasgos de apariencia física “indígena” 
o “mestizo-indígena” hace parte ya de una 
época de cambios irreversibles ocurridos 
en el país. Es el resultado de una acumula-ción 
de coyunturas, de ritmo lento unas y 
de ritmo rápido otras, que fueron quebran-do 
las barreras del racismo institucionali-zado 
que caracterizó al Estado oligárquico 
en Bolivia; el mismo que impidió cual-quier 
rol sustantivo de la población feno-típicamente 
“indígena” o “mestizo-indíge-na” 
en sus estructuras y funcionamiento y 
cuyo desmontaje paulatino, que comenzó 
hace seis décadas, continuó hasta ser susti-tuido 
por otro en donde lo “indígena” ya 
muestra amplios derechos de existencia y 
presencia reconocidos. 
La pregunta de quién gobierna actual-mente 
en Bolivia, puede responderse, afir-mándose 
el país está gobernado por un 
personal de Estado de rasgos físicos “indí-genas”, 
“mestizo-indígenas”, “mestizos”, 
“mestizo-eurodescendientes” y “eurodes-cendientes” 
sin que la presencia de los 
dos últimos grupos excluya los anteriores. 
Ello no significa decir que la lucha con-tra 
el racismo y la exclusión sufridos por 
siglos por las poblaciones indígenas deba 
ser descuidada y que caídas en situacio-nes 
previas –o nuevas, como las de algún 
“racismo al revés”– de discriminación 
racial no puedan presentarse. Por la lar-ga 
historia del racismo en Bolivia debiera 
ser claro que una de las agendas de acción 
básicas es la lucha contra el racismo en 
todas sus formas y en la perspectiva de 
construir escenarios de respeto, tolerancia 
e interacción solidaria en la sociedad. 
Ello alude a uno de los temas mayores 
para la agenda de los movimientos indíge-nas 
(y campesinos): la lucha contra el des-pliegue 
del racismo inverso (ahora contra 
los segmentos “mestizos” y eurodescen-dientes) 
que ha venido despuntando por 
obra de los “indianismos” en los propios 
movimientos sociales. En Bolivia, país 
siempre propenso a radicalismos de uno 
u otro corte, debiera preocupar el hecho 
innegable de que el gobierno del MAS no 
ha dejado de generar y alimentar odios 
raciales entre los segmentos eurodescen-dientes, 
“mestizos” e indígenas a nombre 
combatir el racismo sufrido por los indí-genas 
durante siglos. 
El reconocimiento de los ayllus andinos 
No puede pasarse por alto la cada vez 
más afianzada presencia en el debate boli-viano 
de un fuerte reduccionismo lingüístico 
que ha llevado a que en la CPE se defina 
a lo que ahora se denominan “naciones 
indígenas” –desplazando a un segundo 
lugar la denominación previamente pre-dominante 
de “pueblos indígenas”–, desde 
los nombres de los idiomas prehispánicos aún 
existentes y subsistentes en Bolivia. La re-ducción 
de la cultura al idioma es uno de 
los errores de la nueva Constitución con 
serias consecuencias para la comprensión 
de la diversidad cultural. La CPE convier-te 
el nombre de los idiomas prehispánicos 
en el nombre a secas de unas supuestas 
correspondientes “naciones” indígenas. 
Así, puesto que se asume que existirían 
36 idiomas prehispánicos en el país se 
asume, a su vez, que también existirían 36 
“naciones” indígenas. 
La tendencia dominante es ligar a cier-tos 
reduccionismos con la simplificación 
de pensar la realidad indígena desde ca-tegorías 
abstractas como las de “cultura, 
“pueblo” y “nación”, que con frecuencia 
terminan omitiendo toda referencia a lo 
real concreto de un país. 
Desde nuestra perspectiva, por el con-trario, 
es necesario asimilar que los ayllus 
andinos son eso, ayllus, sin que se fuerce 
una definición de los mismos desde cate-gorías 
abstractas. Se trata, por tanto, de 
aceptar la existencia de los ayllus como 
ayllus y a partir de ello impulsar su reco-nocimiento 
constitucional, legal, social, 
económico y político como parte del país 
y del Estado, o sea como entidades de 
pleno derecho y como la más maciza e 
importante realidad indígena andina a ser 
recuperada por quienes creen en el dere-cho 
de lo indígena a ser parte de Bolivia. 
La opción por la democracia 
El autoritarismo se expresa en su diversas 
instituciones estatales y no estatales por, 
entre otros, el verticalismo y la concen-tración 
de poder, el desconocimiento de 
ordenamientos legales y normas institu-cionales, 
la arbitrariedad y discrecionali-dad 
en las decisiones, el abuso de poder, 
el recurso a la violencia física y simbólica, 
el lenguaje del insulto y la intimidación, 
la manipulación de la información y la 
corrupción como forma de vida y de ejer-cicio 
del poder. 
Los movimientos y poblaciones in-dígenas 
en tal contexto estructural y de 
coyuntura han sido y son, por una parte, 
objeto directo de la represión y la violen-cia 
estatal, y por ello víctimas del auto-ritarismo, 
y, por otra parte, son también 
tributarios del autoritarismo convirtién-dose 
en agencias del mismo. Por supuesto 
que la cultura autoritaria coexiste en Bo-livia 
con una cultura política democrática, 
también destacable y de arraigos fuertes. 
Así autoritarismo y democracia conviven en 
tensión como culturas, ya sea en el Esta-do, 
sus diversos poderes y en el ejército, 
en los sindicatos o gremios, en los ayllus 
o comunidades, en los pueblos indígenas o 
cooperativas, en las iglesias o sectas, en 
las juntas o asociaciones, en las empresas 
o corporaciones. 
Los ayllus andinos y los pueblos indíge-nas 
de las tierras bajas, los movimientos 
indígenas y sus líderes, tienen la respon-sabilidad 
de definir como parte medular 
de su programa el cómo avanzar en la 
construcción de la democracia en su pro-pio 
seno y en cómo también contribuir 
al afianzamiento de la democracia y del 
Estado de derecho como sistema de nor-mas, 
reglas y conductas prevalecientes, 
entendiendo que solo optando por la de-mocracia 
podrán rehuir y salvarse de los 
riesgos del racismo, el nacionalismo y el au-toritarismo 
que amenazan con liquidar los 
sistemas morales y conceptuales pro vida 
y pro naturaleza. 
La consulta previa como 
derecho de consentimiento 
Es destacable la lucha a favor de la de-mocracia 
participativa, que la CIDOB y 
la CONAMAQ libran con el gobierno 
del MAS con relación al “Derecho a la 
Consulta” –previa, libre e informada– de los 
pueblos indígenas. Así, habiendo presenta-do 
el gobierno una propuesta de Ley de 
Consulta Previa (mayo 2014), CIDOB y 
CONAMAQ plantean un técnico y deta-llado 
cuestionamiento a ese anteproyecto. 
El punto que marca el espíritu democráti-co 
de su posición de es el que señala: “La 
finalidad de la Consulta es la obtención 
del consentimiento. Los tratados y la ju-risprudencia 
internacional consideran 
que el consentimiento de los pueblos y 
naciones indígenas originarias deben dar-se: 
i) cuando el Estado quiera trasladar a 
la población indígena; ii) cuando se va a 
depositar desechos tóxicos; iii) cuando se 
va a instalar bases militares; iv) cuando 
exista una obra o proyecto de gran enver-gadura, 
que ponga en riesgo la sobrevi-vencia 
de los pueblos indígenas” 
CIDOB y CONAMAQ no demandan 
“derecho a veto”, sino el “derecho al con-sentimiento”, 
con lo cual buscan estable-cer 
un marco de diálogo entre Estado e 
indígenas para la consulta. 
*Sociólogo y antropólogo.
12 |Debate Democrático 
El Estado Plurinacional es una combinación compleja y contradictoria entre 
el esfuerzo liberal de igualación, el esfuerzo nacionalista de integración y el 
esfuerzo comunitarista de reconocimiento de identidades indígenas. 
Posiciones ideológicas frente 
al Estado Plurinacional 
por Fernando Molina* 
Al formular el primer plan de una 
sociedad liberal, el egregio John 
Locke estableció que ésta debía 
garantizarla igualdad entre los hombres, 
que en su opinión constituía “ley natu-ral”. 
Pero Locke hablaba de un tipo espe-cífico 
de igualdad, que ahora llamaríamos 
“igualdad legal y política”: no negaba que 
los seres humanos fueran distintos entre 
sí por muchas razones, solo pensaba que 
todos debían gozar de los mismos dere-chos 
y las mismas posibilidades para de-cidir 
sobre su destino común. Según el 
liberalismo, en esta igualdad se funda una 
comunidad política justa. 
Respuesta ante la cuestión indígena 
La igualdad legal y política se ha blandido 
como respuesta a la “cuestión indígena” 
desde la fundación misma de Bolivia. En la 
opinión liberal convencional, la concesión 
de derechos ciudadanos a los indígenas sir-ve 
como antídoto contra la discriminación 
que éstos sufren. Para defender esta posi-ción 
no es necesario confiar ingenuamente 
en la eficacia de las definiciones legales en 
la transformación de la realidad; basta con 
señalar que la brecha entre el postulado y 
su realización, que procede de causas em-píricas, 
no invalida la justeza de los valores 
implícitos en el primero. En otras palabras, 
si se discrimina a los indígenas es porque 
se rompe la ley republicana, que es ciega 
a las diferencias étnicasy por tanto equita-tiva; 
ergo, la solución consiste en cumplir 
efectivamente esta ley (y no, como piensan 
otros, en modificarla). 
La igualdad liberal es una igualdad 
“formal”, esto es, indiferente o neutral 
respecto a las peculiaridades reales de los 
grupos poblacionales. Sin embargo, puesto 
que no le es posible extenderse a todos los 
habitantes de la tierra, encuentra su límite 
en un tipo de peculiaridad, la nacional. Las 
ventajas de la ley liberal solo pueden bene-ficiar 
a los miembros de un país. Quienes 
no pertenecen a éste, es decir, quienes no 
comparten la misma identidad legal, no 
se admiten como iguales. En este punto, 
entonces, una peculiaridad real limita el 
potencial homogeneizador, la fuerza igua-ladora 
del liberalismo; por más que quie-ra, 
éste no puede trascender las fronteras 
nacionales; a cambio de esta concesión, el 
liberalismo se arraiga en el Estado nacio-nal, 
lo que loviabiliza, tanto al reducirlo a 
una escala factible como al dotar de una 
base emocional –el patriotismo– a su plan-teamiento 
racional. “En tanto somos bo-livianos, 
tenemos derechos iguales…, etc. 
”Surge así la sociedad moderna “normal”, 
que resulta de una articulación entre libe-ralismo 
y Estado nacional. 
Ningún liberalismo, empero, puede ser 
nacionalista en el sentido fuerte de la pala-bra. 
El nacionalismo busca la integración 
de la población en un proyecto histórico 
único, que implica una ideología común. 
Para eso pasa por encima de los escrúpulos 
formalistas de la sociedad liberal: adapta la 
ley a sus necesidades (no sus necesidades a 
la ley) y excluye de la comunidad política 
a los focos de resistencia contra su movi-miento 
(la “antinación”). Su autoconfian-za 
arrolladora en una verdad nacional no 
tiene que ver con la ecuanimidad liberal de 
derechos iguales para todos. 
El Estado del 52 
Pese a estas diferencias de método, las 
medidas adoptadas por el nacionalismo 
en 1952 para librar a los indígenas de las 
ataduras económicas y políticas que has-ta 
entonces les habían impedido formar 
plenamente parte de Bolivia –esto es, la 
reforma agraria, el voto universal y la 
educación obligatoria general– tuvieron, 
en la evaluación final, un sentido lockea-no. 
No fueron pasos en dirección de una 
sociedad colectivista, sino que crearon la 
base fundamental de la sociedad de mer-cado 
y la democracia: una comunidad de 
individuos con iguales derechos legales 
y políticos. Pero el esfuerzo nacionalista 
para subsumir a las identidades indíge-nas 
en una identidad nacional mayor, 
que fue exitoso en parte, fracasó en otra 
parte por la debilidad de tal mercado y 
tal democracia (esta es la diferencia entre 
el caso boliviano y el mexicano). Como 
resultado de este fracaso, hasta ahora la 
exclusión indígena –o la “selección nega-tiva” 
de una parte de la población en el 
mercado y la democracia –sigue siendo 
un problema lacerante. 
La solución que para este problema 
proponen los liberales convencionales no 
es otra que la que ya conocemos: el cum-plimiento 
de la ley igualitaria. Execran, en 
cambio, de las reformas legales que ofre-cen 
derechos “especiales” o adicionales 
a los indígenas, ya que destruyen el más 
fundamental de los principios sobre los 
que reposa la sociedad moderna: la pro-hibición 
de los privilegios de nacimiento 
o emergentes de la raza o la casta a la que 
cada quien pertenece. La solución de los 
nacionalistas convencionales –muy debi-litados 
hoy en día– es también la misma: 
más subsunción de los indígenas dentro 
de la nación boliviana mestiza. 
El proyecto comunistarista 
Una respuesta distinta y relativamente 
nueva –aunque sus supuestos filosóficos 
se remonten a Aristóteles– es la “comuni-tarista”, 
que pretende sustituir la ilusión 
de la igualdad formal por el reconocimien-to 
de la diferencia, y por tanto saltarse la 
articulación “sociedad liberal-Estado na-cional” 
o, lo que es lo mismo, “salirse” de 
la sociedad moderna, para experimentar 
una nueva forma de organización colecti-va 
basada en las identidades particulares 
y no en los derechos generales. Una for-mulación 
extrema de esta propuesta fue 
presentada por Álvaro García Linera en 
mayo de 2003, antes de ser vicepresiden-te, 
en el artículo “Autonomías indígenas”, 
en el que se plantea, entre otras cosas “el 
derecho de las nacionalidades y comuni-dades 
culturales indígenas a la libre de-terminación 
y, por tanto, a la autonomía 
política” y “un Ejecutivo y una Cámara 
Legislativa Nacional Indígenas (aymara, 
qheswa…) de entre cuyos miembros es 
elegido el ejecutivo del régimen autóno-mo. 
Esta asamblea ejerce sus funciones 
sobre la jurisdicción territorial continua 
del territorio de la comunidad cultural 
(urbana-rural) y es elegida directamente 
por los propios miembros (de esta)…” 
El Estado Plurinacional creado por la 
Constitución de 2009 no concreta plena-mente 
ninguna de estas filosofías políticas. 
Resulta de la definición de que el país con-tiene 
36 identidades nacionales distintas, 
pero no es un Estado comunitarista, ya que 
solo una de estas naciones, la boliviana, 
goza de “autonomía política”, es decir, de 
“un Ejecutivo y una Cámara Legislativa…” 
En esa medida, el Estado Plurinacional 
continúa el proyecto nacionalista previo, 
que era de integración de la población en 
una sola identidad, aunque con la diferen-cia 
de que esta identidad ya no se imagina 
homogénea (una sola tradición, una sola 
lengua, una sola mezcla racial), sino plu-ral. 
Las nuevas identidades subnacionales 
gozan de determinados derechos colectivos 
que no comparten con el resto de la comu-nidad 
política, lo que imposibilita que el 
Estado Plurinacional sea plenamente libe-ral, 
pero a la vez estos derechos colectivos 
no anulan y ni siquiera son un freno para 
los derechos generales de los individuos. 
En verdad, el límite efectivo para las 
libertades individuales no son las nuevas 
identidades“nacionales”, sino el viejo 
dogmatismo nacionalista que busca impo-ner 
un proyecto social único, excluyente y 
antiliberal. Al mismo tiempo que repite el 
método político de su antecesor, el nuevo 
proyecto nacionalista se diferencia de éste 
en que imagina la nación boliviana tanto 
como un conglomerado de naciones indí-genas 
–una concesión al comunitarismo–, 
cuanto como un conglomerado de indivi-duos 
iguales ante la ley –una concesión al 
liberalismo. 
*Periodista y escritor.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

1 Situación de la Educación en Perú
1 Situación de la Educación en Perú1 Situación de la Educación en Perú
1 Situación de la Educación en PerúGerardo Lazaro
 
Tarea 4 -_competencias_comunicativas
Tarea 4 -_competencias_comunicativasTarea 4 -_competencias_comunicativas
Tarea 4 -_competencias_comunicativasJose Manuel Cruz
 
Clase 3 educ secundaria
Clase 3 educ secundariaClase 3 educ secundaria
Clase 3 educ secundariaMaría Villena
 
Retos y dilemas sobre el financiamiento de la ES
Retos y dilemas sobre el financiamiento de la ESRetos y dilemas sobre el financiamiento de la ES
Retos y dilemas sobre el financiamiento de la ESAngel Cuá
 
Problematica de la educacion peruana
Problematica de la educacion peruanaProblematica de la educacion peruana
Problematica de la educacion peruanaCristina Carrasco
 
Desarrollo general de la educación en américa latina
Desarrollo general de la educación en américa latinaDesarrollo general de la educación en américa latina
Desarrollo general de la educación en américa latinaGuisela Rodriguez
 
Educación ¿Qué Falta?
Educación ¿Qué Falta?Educación ¿Qué Falta?
Educación ¿Qué Falta?educarepdom
 
Reforma educacional
Reforma  educacionalReforma  educacional
Reforma educacionalsussy555
 
5. texto de reflexion contexto demografico
5. texto de reflexion contexto demografico5. texto de reflexion contexto demografico
5. texto de reflexion contexto demograficomariscal80
 
Calidad y productividad en la docencia de la educación superior
Calidad y productividad en la docencia de la educación superiorCalidad y productividad en la docencia de la educación superior
Calidad y productividad en la docencia de la educación superiorAlma De la Fuente
 
Trabajo coste
Trabajo costeTrabajo coste
Trabajo costecampnuria
 
100903 04 educacion-palanca_desarrollo_socioeconomico_hugo_diaz
100903 04 educacion-palanca_desarrollo_socioeconomico_hugo_diaz100903 04 educacion-palanca_desarrollo_socioeconomico_hugo_diaz
100903 04 educacion-palanca_desarrollo_socioeconomico_hugo_diazEMPRESARIOS HACIENDO PAÍS
 
Desafios Educacion Chilena
Desafios Educacion ChilenaDesafios Educacion Chilena
Desafios Educacion ChilenaEmprende Futuro
 
Reflexión de la Lectura
Reflexión de la LecturaReflexión de la Lectura
Reflexión de la Lecturalory22
 
El sistema educativo colombiano
El sistema educativo colombianoEl sistema educativo colombiano
El sistema educativo colombianoANDREROMEPALA
 

La actualidad más candente (20)

1 Situación de la Educación en Perú
1 Situación de la Educación en Perú1 Situación de la Educación en Perú
1 Situación de la Educación en Perú
 
Tarea 4 -_competencias_comunicativas
Tarea 4 -_competencias_comunicativasTarea 4 -_competencias_comunicativas
Tarea 4 -_competencias_comunicativas
 
Clase 3 educ secundaria
Clase 3 educ secundariaClase 3 educ secundaria
Clase 3 educ secundaria
 
Paso 2 grupo 502005_45
Paso 2 grupo 502005_45Paso 2 grupo 502005_45
Paso 2 grupo 502005_45
 
Retos y dilemas sobre el financiamiento de la ES
Retos y dilemas sobre el financiamiento de la ESRetos y dilemas sobre el financiamiento de la ES
Retos y dilemas sobre el financiamiento de la ES
 
Modulo iii
Modulo iiiModulo iii
Modulo iii
 
Problematica de la educacion peruana
Problematica de la educacion peruanaProblematica de la educacion peruana
Problematica de la educacion peruana
 
ODM
ODMODM
ODM
 
Desarrollo general de la educación en américa latina
Desarrollo general de la educación en américa latinaDesarrollo general de la educación en américa latina
Desarrollo general de la educación en américa latina
 
Educación ¿Qué Falta?
Educación ¿Qué Falta?Educación ¿Qué Falta?
Educación ¿Qué Falta?
 
Reforma educacional
Reforma  educacionalReforma  educacional
Reforma educacional
 
5. texto de reflexion contexto demografico
5. texto de reflexion contexto demografico5. texto de reflexion contexto demografico
5. texto de reflexion contexto demografico
 
Calidad y productividad en la docencia de la educación superior
Calidad y productividad en la docencia de la educación superiorCalidad y productividad en la docencia de la educación superior
Calidad y productividad en la docencia de la educación superior
 
Trabajo coste
Trabajo costeTrabajo coste
Trabajo coste
 
La educación en el perú
La educación en el perúLa educación en el perú
La educación en el perú
 
100903 04 educacion-palanca_desarrollo_socioeconomico_hugo_diaz
100903 04 educacion-palanca_desarrollo_socioeconomico_hugo_diaz100903 04 educacion-palanca_desarrollo_socioeconomico_hugo_diaz
100903 04 educacion-palanca_desarrollo_socioeconomico_hugo_diaz
 
Desafios Educacion Chilena
Desafios Educacion ChilenaDesafios Educacion Chilena
Desafios Educacion Chilena
 
Reflexión de la Lectura
Reflexión de la LecturaReflexión de la Lectura
Reflexión de la Lectura
 
El sistema educativo colombiano
El sistema educativo colombianoEl sistema educativo colombiano
El sistema educativo colombiano
 
Ds05 lectura
Ds05 lecturaDs05 lectura
Ds05 lectura
 

Similar a Separata debate democrático

Reformas Educativas En AméRica Latina
Reformas Educativas En AméRica LatinaReformas Educativas En AméRica Latina
Reformas Educativas En AméRica LatinaIRMA REYES RICRA
 
Reformas educativas-en-amrica-latina-1234554787285113-3
Reformas educativas-en-amrica-latina-1234554787285113-3Reformas educativas-en-amrica-latina-1234554787285113-3
Reformas educativas-en-amrica-latina-1234554787285113-3Iliana Fuentes Guzmán
 
¿Para qué nos movilizamos?
¿Para qué nos movilizamos?¿Para qué nos movilizamos?
¿Para qué nos movilizamos?seba_godoyn
 
Educacion Y Desigualdad
Educacion Y DesigualdadEducacion Y Desigualdad
Educacion Y Desigualdadalmafelisa
 
Analisis las desigualdades mas alla del acceso
Analisis las desigualdades mas alla del accesoAnalisis las desigualdades mas alla del acceso
Analisis las desigualdades mas alla del accesolizethe
 
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesoProducto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesolizethe
 
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesoProducto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesolizethe
 
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesoProducto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesolizethe
 
Brechas 2010 -_presentacion_mexicanos_primero_16.noviembre.2010
Brechas 2010 -_presentacion_mexicanos_primero_16.noviembre.2010Brechas 2010 -_presentacion_mexicanos_primero_16.noviembre.2010
Brechas 2010 -_presentacion_mexicanos_primero_16.noviembre.2010Christian
 
07 julio-2010
07 julio-201007 julio-2010
07 julio-2010feutfsm
 
LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA (2011-2016) DE OLLANTA HUMALA
LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA (2011-2016) DE OLLANTA HUMALA LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA (2011-2016) DE OLLANTA HUMALA
LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA (2011-2016) DE OLLANTA HUMALA MARGA YSABEL LÓPEZ RUIZ
 
Problematica en la Educacion Dominicana
Problematica en la Educacion DominicanaProblematica en la Educacion Dominicana
Problematica en la Educacion Dominicanaeiwagarcia
 

Similar a Separata debate democrático (20)

Ensayo educacion
Ensayo educacionEnsayo educacion
Ensayo educacion
 
Reformas Educativas En AméRica Latina
Reformas Educativas En AméRica LatinaReformas Educativas En AméRica Latina
Reformas Educativas En AméRica Latina
 
Reformas educativas-en-amrica-latina-1234554787285113-3
Reformas educativas-en-amrica-latina-1234554787285113-3Reformas educativas-en-amrica-latina-1234554787285113-3
Reformas educativas-en-amrica-latina-1234554787285113-3
 
Educacion
EducacionEducacion
Educacion
 
Educacion
EducacionEducacion
Educacion
 
Educacion
EducacionEducacion
Educacion
 
¿Para qué nos movilizamos?
¿Para qué nos movilizamos?¿Para qué nos movilizamos?
¿Para qué nos movilizamos?
 
EDUCACION 2020.pdf
EDUCACION 2020.pdfEDUCACION 2020.pdf
EDUCACION 2020.pdf
 
Carta respuesta del ministerio
Carta respuesta del ministerioCarta respuesta del ministerio
Carta respuesta del ministerio
 
Respuesta del ministerio de educación a las demandas septiembre 2012
Respuesta del ministerio de educación a las demandas septiembre 2012Respuesta del ministerio de educación a las demandas septiembre 2012
Respuesta del ministerio de educación a las demandas septiembre 2012
 
Educacion Y Desigualdad
Educacion Y DesigualdadEducacion Y Desigualdad
Educacion Y Desigualdad
 
Analisis las desigualdades mas alla del acceso
Analisis las desigualdades mas alla del accesoAnalisis las desigualdades mas alla del acceso
Analisis las desigualdades mas alla del acceso
 
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesoProducto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
 
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesoProducto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
 
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del accesoProducto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
Producto 3 analisis las desigualdades mas alla del acceso
 
14 educacion integral
14 educacion integral14 educacion integral
14 educacion integral
 
Brechas 2010 -_presentacion_mexicanos_primero_16.noviembre.2010
Brechas 2010 -_presentacion_mexicanos_primero_16.noviembre.2010Brechas 2010 -_presentacion_mexicanos_primero_16.noviembre.2010
Brechas 2010 -_presentacion_mexicanos_primero_16.noviembre.2010
 
07 julio-2010
07 julio-201007 julio-2010
07 julio-2010
 
LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA (2011-2016) DE OLLANTA HUMALA
LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA (2011-2016) DE OLLANTA HUMALA LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA (2011-2016) DE OLLANTA HUMALA
LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA (2011-2016) DE OLLANTA HUMALA
 
Problematica en la Educacion Dominicana
Problematica en la Educacion DominicanaProblematica en la Educacion Dominicana
Problematica en la Educacion Dominicana
 

Más de DebateDemocratico

Cuando la política hace aguas
Cuando la política hace aguasCuando la política hace aguas
Cuando la política hace aguasDebateDemocratico
 
Minería: el día después de Panduro
Minería: el día después de PanduroMinería: el día después de Panduro
Minería: el día después de PanduroDebateDemocratico
 
Energías renovables en Bolivia, Francesco Zaratti
Energías renovables en Bolivia, Francesco ZarattiEnergías renovables en Bolivia, Francesco Zaratti
Energías renovables en Bolivia, Francesco ZarattiDebateDemocratico
 
Nota de prensa, wise comunica los resultados de la encuesta 2015, conectando ...
Nota de prensa, wise comunica los resultados de la encuesta 2015, conectando ...Nota de prensa, wise comunica los resultados de la encuesta 2015, conectando ...
Nota de prensa, wise comunica los resultados de la encuesta 2015, conectando ...DebateDemocratico
 
Encuesta wise 2015: CONECTANDO LA EDUCACIÓN CON EL MUNDO REAL
Encuesta wise 2015: CONECTANDO LA EDUCACIÓN CON EL MUNDO REALEncuesta wise 2015: CONECTANDO LA EDUCACIÓN CON EL MUNDO REAL
Encuesta wise 2015: CONECTANDO LA EDUCACIÓN CON EL MUNDO REALDebateDemocratico
 
Los retos de la educación, UMSA, 15 de abril de 2016
Los retos de la educación, UMSA, 15 de abril de 2016Los retos de la educación, UMSA, 15 de abril de 2016
Los retos de la educación, UMSA, 15 de abril de 2016DebateDemocratico
 
Los retos de la educación boliviana
Los retos de la educación bolivianaLos retos de la educación boliviana
Los retos de la educación bolivianaDebateDemocratico
 
Proyecto de ley. transparencia, acceso a la información y buen gobierno
Proyecto de ley. transparencia, acceso a la información y buen gobiernoProyecto de ley. transparencia, acceso a la información y buen gobierno
Proyecto de ley. transparencia, acceso a la información y buen gobiernoDebateDemocratico
 
Una mirada al sector hidrocarburos. Hugo del Granado
Una mirada al sector hidrocarburos. Hugo del GranadoUna mirada al sector hidrocarburos. Hugo del Granado
Una mirada al sector hidrocarburos. Hugo del GranadoDebateDemocratico
 
Estado plurinacional e ideologías. Fernando Molina
Estado plurinacional e ideologías. Fernando MolinaEstado plurinacional e ideologías. Fernando Molina
Estado plurinacional e ideologías. Fernando MolinaDebateDemocratico
 
Pacto nacional por la educación, Victor Hugo Cárdenas
Pacto nacional por la educación, Victor Hugo CárdenasPacto nacional por la educación, Victor Hugo Cárdenas
Pacto nacional por la educación, Victor Hugo CárdenasDebateDemocratico
 
Educación boliviana. ayer, hoy y mañana Cristina mejía
Educación boliviana. ayer, hoy y mañana  Cristina mejíaEducación boliviana. ayer, hoy y mañana  Cristina mejía
Educación boliviana. ayer, hoy y mañana Cristina mejíaDebateDemocratico
 
Nueva crónica, empresas o compras estatales
Nueva crónica, empresas o compras estatalesNueva crónica, empresas o compras estatales
Nueva crónica, empresas o compras estatalesDebateDemocratico
 
Nueva cronica: la justicia se nos muere
Nueva cronica: la justicia se nos muereNueva cronica: la justicia se nos muere
Nueva cronica: la justicia se nos muereDebateDemocratico
 
El pacto fiscal deseado y posible. Waldo Gutierrez, presentación
El pacto fiscal deseado y posible. Waldo Gutierrez, presentaciónEl pacto fiscal deseado y posible. Waldo Gutierrez, presentación
El pacto fiscal deseado y posible. Waldo Gutierrez, presentaciónDebateDemocratico
 
Pacto fiscal comentarios de Waldo Gutierrez
Pacto fiscal comentarios de Waldo GutierrezPacto fiscal comentarios de Waldo Gutierrez
Pacto fiscal comentarios de Waldo GutierrezDebateDemocratico
 
Pacto fiscal Carlos Schlink. presentación
Pacto fiscal Carlos Schlink. presentaciónPacto fiscal Carlos Schlink. presentación
Pacto fiscal Carlos Schlink. presentaciónDebateDemocratico
 
Seguro universal de salud. artículo nueva crónica
Seguro universal de salud. artículo nueva crónicaSeguro universal de salud. artículo nueva crónica
Seguro universal de salud. artículo nueva crónicaDebateDemocratico
 
Seguro universal de salud. comentario de Juan Carlos Capra
Seguro universal de salud. comentario de Juan Carlos CapraSeguro universal de salud. comentario de Juan Carlos Capra
Seguro universal de salud. comentario de Juan Carlos CapraDebateDemocratico
 

Más de DebateDemocratico (20)

Agua y poder
Agua y poderAgua y poder
Agua y poder
 
Cuando la política hace aguas
Cuando la política hace aguasCuando la política hace aguas
Cuando la política hace aguas
 
Minería: el día después de Panduro
Minería: el día después de PanduroMinería: el día después de Panduro
Minería: el día después de Panduro
 
Energías renovables en Bolivia, Francesco Zaratti
Energías renovables en Bolivia, Francesco ZarattiEnergías renovables en Bolivia, Francesco Zaratti
Energías renovables en Bolivia, Francesco Zaratti
 
Nota de prensa, wise comunica los resultados de la encuesta 2015, conectando ...
Nota de prensa, wise comunica los resultados de la encuesta 2015, conectando ...Nota de prensa, wise comunica los resultados de la encuesta 2015, conectando ...
Nota de prensa, wise comunica los resultados de la encuesta 2015, conectando ...
 
Encuesta wise 2015: CONECTANDO LA EDUCACIÓN CON EL MUNDO REAL
Encuesta wise 2015: CONECTANDO LA EDUCACIÓN CON EL MUNDO REALEncuesta wise 2015: CONECTANDO LA EDUCACIÓN CON EL MUNDO REAL
Encuesta wise 2015: CONECTANDO LA EDUCACIÓN CON EL MUNDO REAL
 
Los retos de la educación, UMSA, 15 de abril de 2016
Los retos de la educación, UMSA, 15 de abril de 2016Los retos de la educación, UMSA, 15 de abril de 2016
Los retos de la educación, UMSA, 15 de abril de 2016
 
Los retos de la educación boliviana
Los retos de la educación bolivianaLos retos de la educación boliviana
Los retos de la educación boliviana
 
Proyecto de ley. transparencia, acceso a la información y buen gobierno
Proyecto de ley. transparencia, acceso a la información y buen gobiernoProyecto de ley. transparencia, acceso a la información y buen gobierno
Proyecto de ley. transparencia, acceso a la información y buen gobierno
 
Una mirada al sector hidrocarburos. Hugo del Granado
Una mirada al sector hidrocarburos. Hugo del GranadoUna mirada al sector hidrocarburos. Hugo del Granado
Una mirada al sector hidrocarburos. Hugo del Granado
 
Estado plurinacional e ideologías. Fernando Molina
Estado plurinacional e ideologías. Fernando MolinaEstado plurinacional e ideologías. Fernando Molina
Estado plurinacional e ideologías. Fernando Molina
 
Pacto nacional por la educación, Victor Hugo Cárdenas
Pacto nacional por la educación, Victor Hugo CárdenasPacto nacional por la educación, Victor Hugo Cárdenas
Pacto nacional por la educación, Victor Hugo Cárdenas
 
Educación boliviana. ayer, hoy y mañana Cristina mejía
Educación boliviana. ayer, hoy y mañana  Cristina mejíaEducación boliviana. ayer, hoy y mañana  Cristina mejía
Educación boliviana. ayer, hoy y mañana Cristina mejía
 
Nueva crónica, empresas o compras estatales
Nueva crónica, empresas o compras estatalesNueva crónica, empresas o compras estatales
Nueva crónica, empresas o compras estatales
 
Nueva cronica: la justicia se nos muere
Nueva cronica: la justicia se nos muereNueva cronica: la justicia se nos muere
Nueva cronica: la justicia se nos muere
 
El pacto fiscal deseado y posible. Waldo Gutierrez, presentación
El pacto fiscal deseado y posible. Waldo Gutierrez, presentaciónEl pacto fiscal deseado y posible. Waldo Gutierrez, presentación
El pacto fiscal deseado y posible. Waldo Gutierrez, presentación
 
Pacto fiscal comentarios de Waldo Gutierrez
Pacto fiscal comentarios de Waldo GutierrezPacto fiscal comentarios de Waldo Gutierrez
Pacto fiscal comentarios de Waldo Gutierrez
 
Pacto fiscal Carlos Schlink. presentación
Pacto fiscal Carlos Schlink. presentaciónPacto fiscal Carlos Schlink. presentación
Pacto fiscal Carlos Schlink. presentación
 
Seguro universal de salud. artículo nueva crónica
Seguro universal de salud. artículo nueva crónicaSeguro universal de salud. artículo nueva crónica
Seguro universal de salud. artículo nueva crónica
 
Seguro universal de salud. comentario de Juan Carlos Capra
Seguro universal de salud. comentario de Juan Carlos CapraSeguro universal de salud. comentario de Juan Carlos Capra
Seguro universal de salud. comentario de Juan Carlos Capra
 

Último

HISTORIA DE PIURA PERIODO INCAICO VVVVVVVVV
HISTORIA DE PIURA PERIODO INCAICO VVVVVVVVVHISTORIA DE PIURA PERIODO INCAICO VVVVVVVVV
HISTORIA DE PIURA PERIODO INCAICO VVVVVVVVVFlorMezones
 
CIRCULAR 11-2024 ENTREGA DE UTILES ESCOLARES NIVELES PREPRIMARIA PRIMARIA Y M...
CIRCULAR 11-2024 ENTREGA DE UTILES ESCOLARES NIVELES PREPRIMARIA PRIMARIA Y M...CIRCULAR 11-2024 ENTREGA DE UTILES ESCOLARES NIVELES PREPRIMARIA PRIMARIA Y M...
CIRCULAR 11-2024 ENTREGA DE UTILES ESCOLARES NIVELES PREPRIMARIA PRIMARIA Y M...FAUSTODANILOCRUZCAST
 
artedelaguerraelectoral-090503210726-phpapp01.pdf
artedelaguerraelectoral-090503210726-phpapp01.pdfartedelaguerraelectoral-090503210726-phpapp01.pdf
artedelaguerraelectoral-090503210726-phpapp01.pdfsamuelmorales61
 
Revista Ejército nº 989 mar-abr 2024.pdf
Revista Ejército nº 989 mar-abr 2024.pdfRevista Ejército nº 989 mar-abr 2024.pdf
Revista Ejército nº 989 mar-abr 2024.pdfEjército de Tierra
 
Plan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial - Antigua Guatemala.pdf
Plan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial - Antigua Guatemala.pdfPlan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial - Antigua Guatemala.pdf
Plan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial - Antigua Guatemala.pdfGabrich4
 
Ley 27430 - Reforma tributaria - Impuesto tabaco.pdf
Ley 27430 - Reforma tributaria - Impuesto tabaco.pdfLey 27430 - Reforma tributaria - Impuesto tabaco.pdf
Ley 27430 - Reforma tributaria - Impuesto tabaco.pdfPedro Martinez
 
17emes journees commemoratives de la Bolsa de Bielsa
17emes journees commemoratives de la Bolsa de Bielsa17emes journees commemoratives de la Bolsa de Bielsa
17emes journees commemoratives de la Bolsa de BielsaPhilippe Villette
 
RÚBRICA DE EVALUACIÓN PARA EDUCACIÓN BÁSICA COMUNITARIA_INICIAL.pdf
RÚBRICA DE EVALUACIÓN PARA EDUCACIÓN BÁSICA COMUNITARIA_INICIAL.pdfRÚBRICA DE EVALUACIÓN PARA EDUCACIÓN BÁSICA COMUNITARIA_INICIAL.pdf
RÚBRICA DE EVALUACIÓN PARA EDUCACIÓN BÁSICA COMUNITARIA_INICIAL.pdfmarcusdabsh
 
Presupuesto asignado a fracking 2018-2024.pdf
Presupuesto asignado a fracking 2018-2024.pdfPresupuesto asignado a fracking 2018-2024.pdf
Presupuesto asignado a fracking 2018-2024.pdfSUSMAI
 
La paz total, en la presidencia de gustavo Petro.pdf
La paz total, en la presidencia de gustavo Petro.pdfLa paz total, en la presidencia de gustavo Petro.pdf
La paz total, en la presidencia de gustavo Petro.pdfyehinicortes
 
POLÍTICA CRIMINAL - SEGURIDAD CIUDADANA Y TECNOLOGÍA.pptx
POLÍTICA CRIMINAL - SEGURIDAD CIUDADANA Y TECNOLOGÍA.pptxPOLÍTICA CRIMINAL - SEGURIDAD CIUDADANA Y TECNOLOGÍA.pptx
POLÍTICA CRIMINAL - SEGURIDAD CIUDADANA Y TECNOLOGÍA.pptxBeyker Chamorro
 
Instructivo Plan Operativo Anual Alcaldías 2024
Instructivo Plan Operativo Anual Alcaldías 2024Instructivo Plan Operativo Anual Alcaldías 2024
Instructivo Plan Operativo Anual Alcaldías 2024acjg36
 

Último (12)

HISTORIA DE PIURA PERIODO INCAICO VVVVVVVVV
HISTORIA DE PIURA PERIODO INCAICO VVVVVVVVVHISTORIA DE PIURA PERIODO INCAICO VVVVVVVVV
HISTORIA DE PIURA PERIODO INCAICO VVVVVVVVV
 
CIRCULAR 11-2024 ENTREGA DE UTILES ESCOLARES NIVELES PREPRIMARIA PRIMARIA Y M...
CIRCULAR 11-2024 ENTREGA DE UTILES ESCOLARES NIVELES PREPRIMARIA PRIMARIA Y M...CIRCULAR 11-2024 ENTREGA DE UTILES ESCOLARES NIVELES PREPRIMARIA PRIMARIA Y M...
CIRCULAR 11-2024 ENTREGA DE UTILES ESCOLARES NIVELES PREPRIMARIA PRIMARIA Y M...
 
artedelaguerraelectoral-090503210726-phpapp01.pdf
artedelaguerraelectoral-090503210726-phpapp01.pdfartedelaguerraelectoral-090503210726-phpapp01.pdf
artedelaguerraelectoral-090503210726-phpapp01.pdf
 
Revista Ejército nº 989 mar-abr 2024.pdf
Revista Ejército nº 989 mar-abr 2024.pdfRevista Ejército nº 989 mar-abr 2024.pdf
Revista Ejército nº 989 mar-abr 2024.pdf
 
Plan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial - Antigua Guatemala.pdf
Plan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial - Antigua Guatemala.pdfPlan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial - Antigua Guatemala.pdf
Plan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial - Antigua Guatemala.pdf
 
Ley 27430 - Reforma tributaria - Impuesto tabaco.pdf
Ley 27430 - Reforma tributaria - Impuesto tabaco.pdfLey 27430 - Reforma tributaria - Impuesto tabaco.pdf
Ley 27430 - Reforma tributaria - Impuesto tabaco.pdf
 
17emes journees commemoratives de la Bolsa de Bielsa
17emes journees commemoratives de la Bolsa de Bielsa17emes journees commemoratives de la Bolsa de Bielsa
17emes journees commemoratives de la Bolsa de Bielsa
 
RÚBRICA DE EVALUACIÓN PARA EDUCACIÓN BÁSICA COMUNITARIA_INICIAL.pdf
RÚBRICA DE EVALUACIÓN PARA EDUCACIÓN BÁSICA COMUNITARIA_INICIAL.pdfRÚBRICA DE EVALUACIÓN PARA EDUCACIÓN BÁSICA COMUNITARIA_INICIAL.pdf
RÚBRICA DE EVALUACIÓN PARA EDUCACIÓN BÁSICA COMUNITARIA_INICIAL.pdf
 
Presupuesto asignado a fracking 2018-2024.pdf
Presupuesto asignado a fracking 2018-2024.pdfPresupuesto asignado a fracking 2018-2024.pdf
Presupuesto asignado a fracking 2018-2024.pdf
 
La paz total, en la presidencia de gustavo Petro.pdf
La paz total, en la presidencia de gustavo Petro.pdfLa paz total, en la presidencia de gustavo Petro.pdf
La paz total, en la presidencia de gustavo Petro.pdf
 
POLÍTICA CRIMINAL - SEGURIDAD CIUDADANA Y TECNOLOGÍA.pptx
POLÍTICA CRIMINAL - SEGURIDAD CIUDADANA Y TECNOLOGÍA.pptxPOLÍTICA CRIMINAL - SEGURIDAD CIUDADANA Y TECNOLOGÍA.pptx
POLÍTICA CRIMINAL - SEGURIDAD CIUDADANA Y TECNOLOGÍA.pptx
 
Instructivo Plan Operativo Anual Alcaldías 2024
Instructivo Plan Operativo Anual Alcaldías 2024Instructivo Plan Operativo Anual Alcaldías 2024
Instructivo Plan Operativo Anual Alcaldías 2024
 

Separata debate democrático

  • 1. DEmocrático BA TE POLITÍCAS PÚBLICAS PARA EL DESARROLLO Bolivia bajo ula luppaa PROPUESTAS PARA UNA AGENDA DE PAÍS Bolivia transita por una coyuntura crucial para su futuro. Evo Morales busca una segunda reelec-ción que lo convertiría en el hombre que más años ha gobernado el país, en su historia. Un aspecto paradójico es que si bien Bolivia vive una bonanza de ingresos económicos, por casi una década, no ha aprovechado, en cambio, esta oportunidad excepcional para sentar las bases de un desarrollo económico sostenido, con equidad, democracia y libertad. Restan muchos problemas y desafíos que Bolivia debe sortear para modernizarse, lograr una economía competitiva, reducir la pobreza y la desigualdad y cerrar las brechas de desarrollo con respecto a otros países de Latinoamérica, que dan pasos firmes para consolidarse como sociedades de clase media; un objetivo que para la sociedad boliviana está aún lejano El actual proceso eleccionario debió ser propicio para un debate intelectual de alto nivel en torno a tales problemas y desafíos. Ello no ha ocurrido, o solo muy parcialmente. Quedan sobre el tapete cuestio-nes fundamentales: ¿En qué medida el aumento de los ingresos públicos, ha mejorado la situación fiscal y si la actual distribución de recursos es sostenible, fiscalmente eficiente y socialmente equitativa? ¿Qué balance se desprende de la creación y expansión de empresas estatales y qué alternativas se plantean? ¿Por qué no se expanden y mejoran de los servicios públicos y cuáles son las opciones para elevar la calidad de la educación y la salud pública? ¿El Estado Plurinacional y la nueva Constitución propician un régi-men de derecho y de ejercicio genuino de la ciudadanía? ¿El modelo de Estado es democrático y ampara la igualdad jurídico-política de todos los bolivianos? ¿Qué reformas institucionales son necesarias (y posibles) en la coyuntura nacional? ¿El empoderamiento político y simbólico de lo indígena mejora realmente la vida de las poblaciones indígenas y las integra a una Bolivia más fuerte y cohesionada? Los artículos de esta publicación tratan de dar respuestas a estas y otras cuestiones. Sus contenidos resumen un conjunto de estudios, desarrollados dentro del proyecto “Propuestas de Políticas para el Crecimiento Económico-Social y el Fortalecimiento Democrático de Bolivia”. Los textos completos, y otros relacionados, pueden encon-trarse en el blog Debate Democrático: http://undebatedemocratico.blogs-pot. com/ escriben Henry Oporto Luis Carlos Jemio Victor Hugo Cárdenas Jorge Lazarte Rubén Ferrufino Roberto Laserna Carlos Schlink Ricardo Calla Fernando Molina
  • 2. 2 |Debate Democrático Para que Bolivia pueda dar un salto de desarrollo tiene que poder formar una fuerza laboral más educada, capacitada y productiva. Los desafíos de la educación boliviana por Luis Carlos Jemio* La educación es un aspecto clave para promover el desarrollo de los países, erradicar la pobreza y reducir la desigualdad social. Mejorar el capital humano, como resultado de la acumulación de conocimientos y de las habilidades y destrezas de los individuos, constituye un factor fundamental para el crecimiento económico de largo plazo, la movilidad y el progreso social. En América Latina, los países cuyas poblaciones alcanzan un mayor nivel edu-cativo son también los que logran un ma-yor nivel de ingreso por habitante. Bolivia, en cambio, todavía se sitúa entre los países con menor desarrollo y mayor pobreza y desigualdad en América Latina. Si los bo-livianos queremos reducir la brecha de de-sarrollo con los demás países de la región, tenemos que elevar nuestro nivel de educa-ción, lo cual no es posible sin una mejora sustancial del sistema educativo. La situación del sistema educativo Varios autores y organismos internacio-nales identifican los principales proble-mas que enfrenta el sistema educativo bo-liviano. Así, el Banco Mundial identifica los siguientes aspectos: i) El bajo e inequitativo acceso a los úl-timos grados del nivel primario y al nivel secundario, donde se verifica una sustan-cial caída en la matricula después de los 12 años de edad, debido a factores tales como la falta de oferta de los niveles educativos correspondientes, y a la participación en el mercado de trabajo, lo que mantiene a los niños y niñas fuera de la escuela; ii) La baja y desigual calidad de la edu-cación, con bajos niveles de rendimiento en las pruebas de lectura y matemáticas, currículos y materiales pedagógicos des-actualizados en la enseñanza secundaria, infraestructura inadecuada, clases de ta-maño desbalanceado, docentes con insu-ficiente e inadecuada formación y recur-sos pedagógicos; iii) Sistema educativo ineficiente, pues-to que a pesar del esfuerzo realizado para aumentar el gasto en el sector educativo, el país no logra formar los ciudadanos y trabajadores productivos que requiere para competir en la economía global. “La extremadamente baja tasa de matriculación en el nivel de educación secundaria se traduce en importantes brechas en la fuerza laboral boliviana, en una insuficiente cantidad de personas altamente especializadas y, por último, en barreras significativas para lograr un desarrollo y crecimiento sostenido en un futuro cercano.”Banco Mundial (2006). Disparidades educativas Existe una relación directa entre el nivel de ingreso de un país y los años de edu-cación alcanzados por su población. Esto se explica por el gran impacto que tiene la educación en la productividad laboral. La relación directa que se da entre los años de escolaridad de la población y el nivel de PIB per cápita, confirma la importan-cia de la educación para aumentar el nivel de vida de la población. En Latinoaméri-ca, los países que han alcanzado mayores niveles de PIB per cápita, invirtieron en educación desde mucho antes. Como re-sultado, las diferencias existentes entre los países en cuanto a los años de escolaridad de la población, tienden a ser mayores en los grupos poblacionales de 25 a 59 años que en los grupos de 15 a 24 años. Ade-más, en los países de mayores ingresos, las diferencias entre los años de educación en-tre sus grupos poblacionales más jóvenes y los de mayor edad tienden a ser menores que para los países de ingresos menores. Bolivia, con relación a países con simi-lar nivel de ingreso per cápita, muestra ni-veles algo mayores de años de educación de su población. En consecuencia, para que Bolivia no haya alcanzado un mayor nivel de ingreso -acorde con los años de escolaridad de su población-, la explica-ción está en un déficit de calidad muy grande del sistema educativo nacional. Por otro lado, hay una brecha significa-tiva entre los años de educación alcanzados en las áreas urbana y rural, en todos los paí-ses de la región: la población urbana tiene un mayor número de años educativos que la población rural. Empero, Bolivia es el país que presenta una mayor brecha urba-no- rural, puesto la población urbana tiene en promedio 10,8 años cursados, frente a solo 5,8 años en promedio de la población rural; una diferencia de 5 años de educa-ción. En los países con menores brechas urbano-rurales (Uruguay, Costa Rica, Chi-le) la diferencia es de solo 2,5 años. Las disparidades de educación en Bo-livia también se dan entre sus regiones. La población mayor a 19 años de La Paz, Cochabamba, Oruro, Santa Cruz, Beni y Pando, registra años promedio superiores a la media nacional de 9,1 años. Contra-riamente, las poblaciones de Chuquisaca, Potosí y Tarija están por debajo de la me-dia nacional, en términos de años de edu-cación cursados. Gasto en Educación Una de las variables que mide el esfuerzo de los países por mejorar los niveles edu-cativos de sus habitantes es el gasto en educación. El vínculo entre PIB per cápita y gasto en educación es muy significativo cuando se considera como indicador el gas-to público por alumno. De hecho, hay una correlación muy alta entre estas dos varia-bles: cuando mayor es su nivel de PIB per cápita, los países destinan un mayor nivel de gasto por estudiante matriculado. Los países con mayores niveles de ingreso de la región (Chile y Uruguay), dedican entre 5 y 6 veces más de gasto público por estudiante de la educación pública que los países con ingresos bajos (Bolivia y Nicaragua). Bolivia se sitúa entre los países con menor nivel ingreso y de gasto público por estudiante. Lo que se advierte es que los aumentos registrados en el gasto pú-blico en educación, no han generado una mejoría equivalente en la cobertura de la matrícula. Es prácticamente un hecho que la Meta de Desarrollo del Milenio, de lograr la cobertura universal de la ma-trícula neta en la educación primaria, no será cumplida para el año 2015. Mejorar la calidad educativa UDAPE, en 2002, proponía como medi-das para mejorar la cobertura y calidad de la educación: - Incrementar la carga horaria y mejo-rar y ampliar la infraestructura escolar, para consolidar la aplicación de los cu-rrículos. Se deberían también introducir tecnologías de información y comunica-ción a la enseñanza en los niveles prima-rio y secundario. - Elevar el desempeño docente mediante el mejoramiento de la formación, la ca-pacitación en servicios, incentivos a los profesores e incremento del número de maestros titulados. - Profundizar la descentralización y la ca-pacidad de gestión del sistema educativo nacional a través de una mayor coordi-nación entre niveles de administración y fortalecimiento de la capacidad norma-tiva del órgano rector. - Consolidar los programas para la niñez que complementen los esfuerzos reali-zados desde la oferta, asegurando su sostenibilidad, como el desayuno esco-lar, el bono escolar, el transporte esco-lar y acciones para mejorar la nutrición de la niñez. El Banco Mundial subraya la necesidad de evaluar el rendimiento escolar, como una forma de medir la calidad del sistema edu-cativo. En Bolivia se implementó un siste-ma de evaluación (SIMECAL), que en su momento fue calificado internacionalmen-te entre los mejores sistemas de medición del rendimiento escolar. A pesar de su ex-celencia técnica, las pruebas en primaria se tomaran esporádicamente, para luego ser descontinuadas y finalmente abandonadas. Es preciso que Bolivia participe en prue-bas internacionales de medición de apren-dizaje, como la prueba PISA, un test estan-darizado para estudiantes de 15 años en matemáticas, lenguaje y ciencia. México y Perú decidieron participar en esta prueba, sabiendo de antemano que no iban a ob-tener buenos resultados, pero valorando la utilidad de disponer de resultados compa-rativos con otros países. ¿Nos atreveremos en Bolivia a hacer lo mismo? *Economista, ex Ministro de Hacienda.
  • 3. Debate Democrático |3 Bolivia necesita un proyecto educativo, y el Estado debe recuperar su función rectora, en el marco de un proceso de descentralización de la gestión educativa, con participación social. Pacto nacional por la educación por Víctor Hugo Cárdenas* Es evidente que las deficiencias del sistema educativo boliviano están relacionadas con la baja y des-igual cobertura de la matrícula educativa, la baja calidad de la educación y la baja eficiencia del gasto público en educación. A ello se añade la débil institucionalidad, la centralidad del proceso educativo en el docente, los métodos tradicionales de enseñanza, la resistencia gremial del ma-gisterio sindicalizado, la falta de voluntad política de la élite política y la corporativi-zación del Estado que renuncia a la recto-ría o conducción de la educación. Reformas educativas En los dos últimos siglos, nuestro país desarrolló cuatro transformaciones edu-cativas. La primera fue la reforma educa-tiva liberal desarrollada a inicios del siglo XX. Difundió el positivismo pedagógico y la ideología del progreso liberal, creó la primera Escuela Normal de Maestros y aplicó modernos métodos científicos, educativos y didácticos. Luego, a media-dos del siglo XX, fue construida e imple-mentada la reforma educativa contenida en el Código de la Educación Boliviana, cuyo mayor mérito fue ampliar las puer-tas del acceso escolar, sentar las bases de la educación rural paralela a la urbana y configurar la trayectoria del magisterio rural y urbano. A fines del siglo XX, comenzó la for-mulación y ejecución del Programa de Reforma Educativa (PRE) que consolidó un pensamiento pedagógico centrado en el estudiante, una metodología construc-tivista y un nuevo diseño curricular con una parte común y otra diversificada que redujo a cinco áreas la tradicional disper-sión curricular. Además postuló la inter-culturalidad, la participación social y el mejoramiento de la calidad educativa. Desde el 2006, el actual gobierno pro-puso al país la denominada “revolución educativa” mediante la Ley Avelino Siña-ni- Elizardo Pérez, sustentada, según sus autores, en la descolonización, la intra e interculturalidad y la educación técnica y productiva bajo un modelo denominado “sociocomunitario productivo”. A pesar de que sus autores se empeñaron en inau-gurar un paradigma distinto, un análisis cuidadoso demuestra que sus aspectos positivos son continuidades del PRE, los aspectos más controversiales consisten en la sobreideologización y los retrocesos corresponden al retorno de la concepción gremialista de la educación, al centralis-mo y a la utilización política del magiste-rio sindicalizado. No existe un proyecto educativo La nueva ley educativa, formulada de for-ma improvisada, es una norma que carece del respaldo de un estudio técnico y de un programa de ejecución que sirva de orien-tación al gobierno en sus negociaciones con la cooperación internacional. Falta definir los objetivos de corto, mediano y largo plazo de la transformación educati-va, los ritmos del proceso, las prioridades establecidas, los actores involucrados y el financiamiento respectivo. Por su parte, la sociedad está preocupada por la edu-cación pero aún no comprometida con el cambio educativo Desde el 2006, el Estado renunció a la rectoría de la gestión educativa (pre-cio pagado al magisterio para lograr su apoyo), se sometió al condicionamiento corporativo de las dirigencias sindicales y retrocedió en el débil proceso de descen-tralización a nivel local impulsado por el Programa de Reforma Educativa y la Par-ticipación Popular. Por tanto, es preciso definir en un Pac-to Social Nacional por la Educación, el rol del Estado, del magisterio y de la so-ciedad. Se debe recuperar el proceso de descentralización y autonomías apoyado en procesos de planificación participativa. El Estado debe promover dicho pacto a través de la formación de una comisión de personalidades que identifiquen los pasos de la construcción de un proyecto educativo nacional. También se debe ela-borar un diagnóstico de la educación bo-liviana, avanzar en la desideologización del Ministerio de Educación y someterla a una selección de personal, meritocrática y despartidizada. Urge un acuerdo entre los niveles del Estado sobre competencias, funciones y atribuciones en el marco de la descentralización y del pacto fiscal para frenar la involución centralista en la ges-tión política, administrativa y curricular en desmedro de las instancias subnacio-nales. También se debe definir las formas e instancias de la participación social. Más recursos a educación El gasto en educación respecto al PIB ha crecido en el período 1990-2002 de 3,4% a 6,1% considerando universidades, mientras que el gasto sin universidades creció de 2,4% a 4,7% en el mismo pe-riodo. En anteriores gobiernos, el gasto total en educación respecto al gasto total del gobierno se ha incrementado de 9,6% en 1990 a 19,2% en el año 2002, mien-tras que el gasto sin universidades creció de 6,9% a 14,7%. Lamentablemente este apoyo creciente fue reduciéndose en los siguientes años en favor de otras priori-dades. Hoy el gobierno no apoya a edu-cación. Por ejemplo, según los montos de inversión pública en el Presupuesto Ge-neral 2011, la educación y la cultura sólo recibirían 9% frente a un 33% de transpor-tes o el 13% de hidrocarburos. Uno de los componentes del pacto educativo debe ser el aumento de presu-puesto asignado a educación y lograr un acuerdo fiscal financiero en el marco del Pacto Fiscal. Formación docente Las Escuelas Normales son monopolio del magisterio sindicalizado; es la capi-tulación estatal ante el gremialismo do-cente. La nueva ley de educación excluye a las universidades en la formación de personal docente y garantiza el escalafón y la inamovilidad docente en la Consti-tución (artículo 96, III) para consolidar la inercia laboral, el olvido del desempe-ño, el premio y estímulo a los docentes más activos. Para la formación de post-grado, se creó la Universidad Pedagógi-ca, dependiente del Ministerio de Edu-cación. El PROFOCOM ejecuta apenas un programa de licenciatura y maestría con sesiones de fines de semana y con facilitadores deficientes y de escasa ex-periencia de aula. El nuevo currículo educativo posee una visión étnica, ideológica y cultural, en desmedro de lo científico – tecno-lógico. Hubo disminución de las horas de lenguaje y matemáticas en favor de las nuevas materias en contraposición a las tendencias de la mayoría de países que incrementan las horas aula. A nivel nacional, en el currículo base, la ideo-logización de la descolonización y la intraculturalidad se sobrepuso a las vi-siones de interculturalidad. Tampoco se asimiló de forma positiva las propuestas curriculares de los Consejos Educativos (aymara, quechua, amazónico), creados durante la reforma educativa y de los recientes institutos de lengua y cultura indígenas. El apresuramiento de su diseño ha generado una falta de equilibrio y cohe-rencia entre objetivos, actividades y eva-luación. De ahí que exista una enorme dificultad de desarrollar procesos educa-tivos y de evaluar las cuatro dimensiones (saber, ser, hacer y decidir). Dados todos estos problemas es ne-cesario reevaluar las virtudes y defectos de los supervisores tradicionales y de la propuesta de asesores pedagógicos para mejorar la eficacia de los cambios en las unidades y núcleos escolares. Otras cuestiones fundamentales son la necesidad de contar con un plan de for-mación docente, mejorar la relación nor-males- universidades, diseñar el currículo base con personal especializado y definir el desarrollo de una innovadora metodo-logía de aprendizaje, como también es-tablecer el marco de la descentralización para la educación y el papel de los gobier-nos subnacionales. *Ex Vicepresidente de la República.
  • 4. 4 |Debate Democrático Una constitución que dure, sea consistente, y cohesione al país, sólo puede ser fruto de un pacto de convivencia entre todos, que es la deuda no saldada de la Asamblea Constituyente. Reforma constitucional: Ideas para abrir el debate por Jorge Lazarte* La CPE actual tiene un poco más de cinco años de vida, tiempo muy corto con respecto a lo que se supone debe durar una constitución, pero ya suficiente, en el caso boliviano, como para detectar de manera manifiesta las falencias del texto constitucional. Es-tas constataciones están impulsando cada vez más la idea de proceder a reformar la constitución. Disfuncionalidades prematuras Lo que pudo aparecer tempranamente como un exceso crítico presuntamente nutrido en incomprensiones o prejuicios acerca del carácter “experimental” de la nueva Constitución, ahora es una necesi-dad, una vez que su puesta en marcha ha ido revelando toda suerte de disfunciona-lidades en las distintas materias constitu-cionales, tanto de concepción como de construcción. Una de ellas, muy grave y que está produciendo una suerte de con-senso nacional, es la constatación compar-tida por gobierno, oposición y buena parte de la opinión del país, del “fracaso” de la “revolución jurídica” anunciada en enero del 2001, y por tanto la urgencia, también compartida, de reexaminar una vez más el “problema” judicial en procura de encon-trarle un remedio que sea congruente con la importancia capital del tema. Sin embargo, no es el único indicador de las fallas constitucionales, aunque sea el más comentado por haber estallado de-jando ver sus males profundos. También se han producido inconsistencias en el régimen electoral o en el régimen de de-rechos; o en el de autonomías, o en vicios de de redacción de artículos contradicto-rios. Respecto a varias de estas falencias el gobierno mismo ha intentado atenuar-las con leyes o disposiciones legales pos-teriores, que modifican en los hechos la Constitución en campos como el de las autonomías, el control social, y también porque emite declaraciones públicas acer-ca de significados inexistentes en la sin-gularidad del “modelo de Estado”. Esta suma de falencias puede convertir a la Constitución, paradójicamente, en fuente de conflictos e inestabilidad política. Silogismo de la democracia Esta constitución, con sus huecos y dis-torsiones, ha sido proclamada insistente-mente como una profundización de la de-mocracia. El propósito esencial de nuestro análisis es examinar la pertinencia de esta afirmación, ordenando y exponiendo con cierto detalle la fuente misma de esas falen-cias y contrastarla con la democracia. Esto quiere decir que sostenemos una idea de democracia ajena a nuestra histo-ria pero que es cada vez más un patrimo-nio de la comunidad internacional, for-jado en un largo y accidentado proceso histórico. Esta idea la sintetizamos en lo que llamamos “silogismo de la democra-cia”. Esto es, una democracia asociada a los derechos fundamentales y al Estado de derecho, este último pensado como una “forma” particular de organización y funcionamiento del poder y de sus ins-tituciones, y condición sin la cual el con-junto de derechos pueden ser proclama-dos pero no realizados ni garantizados. Este Estado de derecho –que no es el del siglo XIX, ni es la pura legalidad- está basado en una cierta visión de la socie-dad y del poder. El Estado de derecho es una forma de relacionamiento entre gobernantes y gobernados, vinculados por una suerte de pacto a través del cual puede ponerse un atajo al despotismo de los de “arriba” y la “anarquía” de los de “abajo”. Es, pues, una cultura política distinta de la predominante hoy. Un Es-tado de derecho no es solo lo que impide sino también lo que facilita. Vicios de origen y de contenido Los principios anteriores nos permiten po-ner de manifiesto las disfuncionalidades de la constitución. A unas las llamamos de “forma”, o “momentos constitucio-nales”, que se refieren a las condiciones y reglas bajo las cuales fueron aprobadas, y que pueden afectar la durabilidad de las constituciones. La constitución actual tie-ne vicios de origen por las irregularidades en que se incurrió en la Constituyente, que aprobó un proyecto violando sus propios reglamentos, la ley que especificaba los procedimientos de aprobación, y la mis-ma constitución de entonces; y también por haber sido modificada en su redacción original por un Congreso que usurpó las funciones de la Asamblea Constituyente. Además, y no es menor su importancia, esta constitución no fue “pactada”, como esperaba mayoritariamente la población, y en una de los supuestos de su propia dura-bilidad. Por todas estas razones es que el Poder Judicial de entonces había declarado que el proyecto de constitución “no había nacido a la vida jurídica” del país. Aunque el proyecto constitucional fue posterior-mente votado por referendo, no fue ni es buena idea democrática apelar a la “sobe-ranía” popular para santificar ilegalidades. Las otras disfuncionalidades, más ac-tuales y vivenciales, son de “contenido” o “sustanciales”, y nos remiten al “modelo político” de Estado “plurinacional”. Son los desencajes e inconsistencias de con-cepción y estructura resultantes de una cierta idea de democracia, que es más del siglo XIX que siglo del actual; de una representación de “nación”, que es colo-nial; y de un ciego prejuicio anti-republi-cano. Este trípode ideológico descansa en una visión no democrática de sociedad y del poder, difícilmente conciliable con la democracia. Las claves de la reforma: hacia un pacto de convivencia democrática Para corregir las disfuncionalidades de la Constitución, y eliminar sus riesgos, son necesarias nuevas claves de pensamiento constitucional que, además, puedan cons-tituir el núcleo o visión de sociedad y de poder compartido por la población, por encima de sus diversidades. La premisa es diferenciar los derechos de los pueblos indígenas y el proyecto po-lítico de poder que invocó esos derechos para legitimarse. La confusión entre am-bas realidades produce el “poder total”, que “estatiza” en derecho y de hecho a los llamados movimientos sociales, lo que nos recuerda la dura experiencia del Es-tado “corporativo” del siglo XX. Luego, hay necesidad de redefinir el contenido de lo “plurinacional”, y resituarlo allí donde es más procedente su existencia, que es en la sociedad y no en el Estado. Un Estado es principio de unidad y no puede confun-dirse con la diversidad que reconoce. Por último, repensar un modelo políti-co alternativo, cuyo vector puede conden-sase en una idea de democracia asociada con los derechos fundamentales y el Esta-do de derecho; en una idea de “nación” como “nación democrática”, y en la repú-blica como “res-publica”. Con ello la base social del Estado se des-etniza y se pone en su lugar a los ciudadanos. Está claro que en la medida en que el “modelo político” constitucional es la matriz sobre la cual se han levantado las distintas columnas constitucionales, su reformulación afectará trasversalmente el texto constitucional. Sin embargo, estas reformas son la condición para desactivar las virtualidades autoritarias y des-estabili-zantes de la constitución, preservando y ga-rantizando a la vez el régimen de derechos. Hay que tomar en serio una constitu-ción y romper con otra tradición de vivir como si no hubiera constitución. Tomar en serio una constitución edificada sobre los cimientos de una idea de democracia y Estado de derecho, es quizá el camino para resolver de otra manera los viejos problemas históricos con los que nació el país, y los que estuvieron en la base de la demanda social de “refundar” Bolivia. Además, puede ser el marco adecuado para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo, que no lo es la consti-tución actual. Tomar en serio el Estado de derecho también quiere decir que una constitución nunca es meramente simbó-lica, como suele pensarse en sociedades en situación de anomia generalizada. Los principios constitucionales son “manda-tos vinculantes.” *Polítólogo, fue miembro de la Asamblea Constituyente.
  • 5. Debate Democrático |5 La vía para mejorar la gestión y los resultados de las empresas estatales en su transformación en sociedades mixtas. ¿Mejorar las empresas estatales? por Rubén Ferrufino* Las empresas estatales han sido y serán parte de la historia económi-ca del país. El actual gobierno, ha definido un rol de intervención directa del Estado, como generador de bienes y servi-cios, priorizando la explotación de recursos naturales y con miras a la generación de ex-cedentes. En ese contexto, las políticas de creación y funcionamiento de empresas en los sectores de manufactura y de servicios son menos explícitas y están menos insti-tucionalizadas. De este modo, una parte del modelo parece estar funcionando, ge-nerándose excedentes, además de cumplir objetivos no solo comerciales; en cambio, la otra parte, parece no funcionar todavía. En ambos casos, existen espacios para nue-vas políticas orientadas a mejorar la gestión empresarial en el sector público. En el ámbito académico, se reconoce que no existe ninguna teoría que demues-tre, a ciencia cierta, que la propiedad (pública o privada) de los medios de pro-ducción, sea el factor determinante de su desempeño y rendimientos. Los enfoques más objetivos apuntan al problema de la relación entre el Principal y el Agente, cuestión esta que también se observa en las corporaciones privadas con propie-dad diluida. En lo que sí muchos coinci-den es que la variable más influyente en el desempeño empresarial (sea público o privado) es la capacidad de gestión, que incluye la gobernanza empresarial. En la experiencia boliviana hay razo-nes que explican la intervención estatal en el ámbito empresarial, tales como la existencia de monopolios naturales, las fallas de mercado y la necesidad de exter-nalidades, entre otras. En cambio, la bús-queda de otros objetivos – como la pro-moción de la equidad social, el impulso industrial, el desarrollo de manufacturas-, resulta mucho más controvertida y de du-dosa justificación. Las empresas mixtas como alternativa Nuestra convicción es que es que, ac-tualmente, la posibilidad de mejorar la gestión y los resultados de las empresas estatales reside en su conversión en em-presas mixtas. Las ventajas más impor-tantes tienen que ver con la posibilidad de lograr un mayor apalancamiento finan-ciero, promover la transparencia, reducir el problema Principal-Agente, mejorar la gobernanza de las empresas, contribuir a la formación de tejido productivo y tam-bién poner resguardos a las presiones sec-toriales, corporativas y políticas, que son parte de la explicación de muchos de los fracasos de las empresas estatales, en casi todas las experiencias en el mundo. Por otra parte, es evidente que se re-quieren criterios transversales para decidir racionalmente la creación, transferencia o eventual cierre de empresas del sector pú-blico. El manejo de los recursos naturales es, sin duda, un factor importante, pero también existen otros como la prestación de servicios públicos, particularmente cuando estos se acercan a la definición de “perfectos”, y donde no existe la po-sibilidad de excluir consumidores por el no pago y además son bienes y servicios cuyo uso no implica rivalidad de consu-mo simultáneo. Los monopolios natura-les y otros escenarios donde es posible ca-lificar una falla de mercado, son también criterios para la consideración de solucio-nes empresariales estatales. Lo mismo se puede pensar de aquellos proyectos que tienen una rentabilidad muy extendida en el largo plazo y que no podrían ser encarados por privados, como es el caso de muchos proyectos de infraestructura. Otros criterios que suelen ser conside-rados son la promoción del desarrollo industrial, la generación de crecimiento con equidad regional y la generación de empleo. En estos últimos casos, sin em-bargo, las experiencias internacionales, y la misma experiencia boliviana, se hallan en tela de juicio por sus resultados. El eje de nuestra propuesta es la tran-sición hacia empresas mixtas donde se pueda combinar, adecuadamente, el man-dato de desarrollo y social -que es respon-sabilidad del Estado- con algunas carac-terísticas deseables de la administración privada; particularmente la gobernanza institucional, que es la base de experien-cias empresariales exitosas, podría susten-tarse y consolidarse, a partir de esquemas público-privados. De hecho, en los secto-res extractivos hay ejemplos importantes donde las empresas estatales abren su capital social a inversores privados que, bajo esta modalidad de participación, se integran a la estructura societaria de las empresas y pueden beneficiarse de sus re-tornos, gozando de la debida protección legal a sus derechos de minorías. Ecope-trol, de Colombia, es uno de esos casos exitosos de sociedad público-privada. Con respecto a aquellas otras empre-sas, orientadas a promover el desarro-llo industrial, un esquema de empresas mixtas permitiría que el sector público invierta en el capital social de empresas privadas, pero sin tomar el control admi-nistrativo de las mismas, y aprovechando la existencia de los promotores (campeo-nes). De este modo, las empresas estata-les con misión de desarrollo industrial y regional, podrían conformarse con porta-folios de inversión como principal activo; esto, a diferencia de la imagen tradicional de empresa estatal integrada con plantas, maquinarias y otros procesos complejos de transformación. La idea es que el Es-tado apoye aportando capital, y asociado a empresarios privados pequeños y me-dianos; vale decir, que tomaría participa-ciones sin llegar al control operativo, para luego salir, después de un lapso pruden-cial, con ganancia de capital. En cuanto hace a los objetivos de re-distribución de ingresos y promoción de equidad e inclusión económica, pensa-mos que una mejor alternativa a la partici-pación empresarial del Estado es delegar esas funciones a las entidades descentra-lizadas de sector público. Sus ventajas son muchas, incluyendo la posibilidad de lograr especialización y competencias re-levantes para alcanzar un mayor impacto social del uso de los recursos públicos. Gobernanza empresarial Desde nuestro punto de vista, nada es tan importante como mejorar la gobernanza y la gestión administrativa para el logro de resultados empresariales positivos. En el esquema de empresas mixtas, que pos-tulamos, el Directorio es el órgano clave para construir equilibrios razonables entre los objetivos empresariales, sociales y de desarrollo, y a ello ayudaría evitar que las autoridades políticas ejerzan directamente cargos de “directores”; en todo caso, se ne-cesitan mecanismos de selección basados en la idoneidad técnica y los méritos, y al margen de consideraciones políticas, para contar con directores dedicados, rentados y experiencia en el sector o rubro de negocio. También es preciso que las funciones gerenciales estén totalmente separadas de las funciones directivas. Los equilibrios de objetivos, intereses y visiones, correspon-den al Directorio; la responsabilidad geren-cial debe concentrarse en las tareas de ges-tión, y con un mandato claro. La estructura empresarial debe ser tal que la Gerencia responda exclusivamente a su Directorio, y se cierren las posibilidades de que el poder político interfiera en la contratación de per-sonal, compras de insumos y otras activida-des críticas de la administración. Acceso a mercados de capital Habría muchas ventajas de insertar a las empresas estatales mixtas a los mercados de capital. La principal de ellas es la trans-parencia y el monitoreo sistemático de sus resultados de gestión. En América Latina hay varios casos de empresas estatales de primera línea que están listadas en merca-dos de capital, lo cual les ha significado acceder a financiamiento y favorecerse, además, de la participación accionaria de ciudadanos (directa o indirectamente); lo mismo que de entidades sin fines de lucro. En cuanto al problema del Principal- Agente, se requiere alinear los intereses de los administradores y directores con los de los Principales. Para ello se pueden concebir formas de retribución de los tra-bajadores con acciones de las empresas mixtas, de modo que una parte de ella estuviera ligada al valor de las empresas, lo que a su vez depende de los resultados de la gestión. Se plantea, así, la necesidad de contar con un Código de Gobernanza para las empresas mixtas, que incluya un sistema de monitoreo estatal especializa-do y de gestión por resultados. En suma, se trata de avanzar hacia una “economía mixta” donde caben formas variadas de empresas y de alianzas pú-blico- privadas y otras iniciativas de com-plementación y colaboración entre estos dos sectores, superándose concepciones excluyentes. Este sería el marco general de política y con referencia al cual tengan cabida mecanismos más instrumentales como las sociedades mixtas (propiamen-te dichas), los fondos de capital de riesgo, incubadoras, etcétera. *Economista.
  • 6. 6 |Debate Democrático “En vano incorporamos poncho y pollera en la justicia”: Evo Morales La justicia se por Henry Oporto* Mientras se desnuda el fracaso de la política judicial, y son más evidentes los efectos de-plorables de la elección popular de magis-trados, el sistema judicial se desmorona y crecen los síntomas de colapso en la ad-ministración de justicia. Crece la mora judicial: Según datos oficia-les, las causas resueltas en todas las ma-terias judiciales, apenas alcanzan al 31% de las causas ingresadas, mientras que las causas pendientes llegan al 69%. De cada tres causas radicadas en los juzga-dos, al menos dos son causas pendientes. En ciertas materias (Instrucción Cautelar, Ejecución Penal y Administrativo-Coacti-vo Fiscal) las causas rezagadas se sitúan entre 85 y 90%. Sobrecarga procesal en los juzgados: La bre-cha entre el aumento de las causas y el reducido número de juzgados es cre-ciente. Como resultado, el promedio de casos por juez no ha dejado de crecer, alcanzado proporciones extraordinarias e inauditas. El promedio nacional en materia de Instrucción Cautelar Penal, es de 2.470 casos por juez. En las ciu-dades de Cochabamba y Santa Cruz este promedio supera incluso los 3.000 casos por juez, en un solo año. Pocos países en el mundo deben presentar cifras de una concentración tan grande causas en tan pocos funcionarios. La acumulación de la carga judicial es también efecto de la sañuda persecución judicial contra opositores y funcionarios de anteriores gobiernos; muchos de estos casos llevan años, sea para mantener la presión o simplemente por el temor de los jueces de cerrar los casos. Jueces y fiscales saturados: El drama de fal-ta de jueces se reproduce en el Ministerio Público. Entre 2008 y 2011, el número de fiscales en todo el país creció en apenas 2%, un incremento ridículo y insuficiente frente al crecimiento de las causas que, en el mismo período aumentaron un 13.5%. Así, entre los años 2008 y el 2012, el nú-mero de causas por fiscal (como prome-dio nacional), en las nueve capitales de departamentos, había subido de 165 a El sistema judicial colapsado
  • 7. Debate Democrático |7 nos muere En la judicatura no se paga el trabajo sino la sumisión. 179 causas. No obstante, en los últimos dos años esta cifra puede incluso haber aumentado; datos no oficiales indican que en las ciudades del eje central, el pro-medio de causas atendidas por cada fiscal bordearía los 500 casos Procesos sin sentencia: Comparando los da-tos de la gestión 2010, las imputaciones formales presentadas durante ese año, alcanzaron a 20.670 en todo el país. En cambio, las sentencias dictadas por los tribunales fueron apenas 874; esta cifra, que representa un escaso 4% del número de imputaciones, dice por sí misma de la falta de justicia para miles de personas y familias. Cárceles hacinadas: Con la falta de senten-cias de los tribunales, aumenta tambin la cantidad de presos sin sentencia ejecuto-riada. Según el Defensor del Pueblo, la población carcelaria en Bolivia hasta el año 2011, alcanzaba a 13.500 presos, de los cuales una inmensa mayoría (83.6%) eran detenidos sin sentencia, lo que es una flagrante violación de los derechos humanos. Esta enorme masa de privados de libertad, sin sentencia ejecutoriada, que no deberían estar en las cárceles y que no obstante están condenados a condicio-nes infrahumanas de prisión, es una de las principales causas de la sobrepoblación carcelaria, estimada en 233%. Bolivia es el segundo país en el hemisferio con el mayor hacinamiento carcelario (Observa-torio de Seguridad de la OEA). Menos presupuesto para justicia: Si para el 2005, el gasto en el Sector Justicia (Poder Judicial, Fiscalía y Ministerio Público) era algo menos del 2% del gasto total del sector público, durante los nueve años si-guientes ese porcentaje ha caído; en 2013, el presupuesto programado del Sector Justicia (Bs. 826.727.362), fue apenas el 0.36% del PGN (Bs. 228.285.224.092) El descalabro institucional La elección de autoridades judiciales, ha cumplido con creces el objetivo de captu-ra de la administración de justicia, para someterla y manipularla según los inte-reses y necesidades del poder político. Todo ello a costa de agravar los males de la justicia. Al desaparecer todo vestigio de independencia, institucionalidad, carrera judicial y meritocracia, lo que vale ahora es la sumisión con los gobernantes, el pa-drinazgo, el cuoteo político y sindical, la habilidad para sobrevivir en aguas turbu-lentas. Hay una inversión de valores que ha puesto a la justicia patas arriba. Los tribunales son una chacota; impe-ra el caos, las trifulcas internas, las pug-nas de poder, la presión corporativa y la inestabilidad crónica. Jueces y fiscales es-tán sometidos a premios y castigos y son enteramente desechables. Han surgido in-éditas redes de corrupción y extorsión. El sistema judicial está atorado, nada funcio-na y nadie cree en la justicia. La aventura del gobierno ha devenido en una judicatu-ra disfuncional y corrupta; un verdadero descalabro institucional. La consecuencia del descalabro judi-cial es la falta de justicia, que afecta a la inmensa mayoría de los bolivianos, direc-ta o indirectamente. El Estado plurina-cional es incapaz de proveer un servicio básico a la sociedad como es la justicia, o sea un sistema judicial que funcione y sea accesible y oportuno y, por cierto, idóneo y confiable en sus fallos. Despojado de toda independencia y capacidad efectiva para su función institucional -que incluye el control de la constitucionalidad de las leyes-, el sistema judicial ha perdido la je-rarquía de un poder de Estado; su condi-ción actual es la de un órgano subsidiario del poder político. Para salvar la justicia es preciso un Pacto de Estado Son tan abrumadores los problemas de la justicia, que si no hacemos algo efec-tivo, y pronto, las consecuencias pueden ser muy graves. Es preciso evitar que los juzgados y tribunales, saturados de carga procesal, colapsen irremediablemente. Ya no se trata únicamente del descrédito de las autoridades judiciales elegidas o im-puestas a dedo. El malestar social es tal que expresiones de repudio y descalifica-ción pueden tomar cada vez más fuerza. La situación actual no admite más par-ches, improvisaciones o medidas cosmé-ticas. Hay que tomar el toro por las astas y encarar la crisis en toda su dimensión. Urge un acuerdo político, respaldado por la sociedad. Esta es la idea de un pac-to de Estado, que pueda encaminar una reforma institucional profunda, integral y de largo plazo, más allá de un gobierno u otro, de modo que las acciones correcti-vas tengan continuidad y que las transfor-maciones puedan madurar en sus logros y resultados, evitando el círculo vicioso de reformas y contrarreformas, que desman-telan todo lo precedente o que siempre están comenzando desde cero. Este pacto de Estado resulta tanto más necesario por cuanto es impensable arreglar la justicia sin restituir el principio de la independen-cia judicial como la piedra angular sobre la que debe operar la gestión judicial; y también para hacer posible una reingenie-ría en el sistema judicial, abarcando todas sus instituciones -incluso la Policía y la Contraloría-. Una reingeniería institucio-nal sustentada en principios meritocrá-ticos, que revalorice la carrera judicial y la profesionalización de la justicia, como la mejor garantía para que la judicatura responda a las necesidades del país, tanto como a los requerimientos de la gente. Para todo eso es imperativo un con-senso nacional básico, de tal manera que la política judicial sea consistente, eficaz y perdurable en el tiempo, independien-temente de quién ejerza el gobierno. Un consenso así requiere del acuerdo y el compromiso de los partidos, en su máxi-mo nivel, y luego refrendado en el parla-mento, como depositario de la soberanía popular. Un Pacto de Estado por la Justi-cia, bien puede comenzar con un acuerdo político para conformar una Comisión de Notables, presidida por el Defensor del Pueblo e integrada por otras cuatro perso-nalidades probas y de reconocida trayec-toria y credibilidad. Esta comisión tendría la misión, en un plazo determinando –por ejemplo, 90 días-, de formular un Plan de Regeneración e Institucionalización de la Jus-ticia, con el compromiso de los partidos de viabilizar sus propuestas a través de las acciones constitucionales, legales, regla-mentarias y administrativas necesarias. Una fórmula que funcionó en el pasado La idea de una Comisión de Notables se inspira en la experiencia de la Corte Elec-toral de “notables”, constituida a partir de un acuerdo político (en 1991) para supe-rar una delicada crisis política que había sido provocada, dos años antes, por los desmanes y la actuación parcializada de “la banda de los 4” -entonces integrada por representantes de los partidos polí-ticos-. Para la percepción generalizada, los resultados de los comicios de 1989 fueron manipulados y favorecieron la elección de uno de los candidatos presi-denciales, lo que derivó en el descrédito de la autoridad electoral y en general del sistema electoral. Afortunadamente para la democracia boliviana, los partidos po-líticos tuvieron entonces la capacidad de reaccionar oportunamente, entregando la conducción del sistema electoral a un grupo de “cinco ciudadanos notables”, encabezados por Huáscar Cajías, y asu-miendo el compromiso de someterse a las decisiones de este nuevo árbitro electoral. Sin duda, aquella fue una decisión pro-videncial, que permitiría reencauzar los procesos electorales y restablecer la con-fianza en el sistema electoral. Entre la situación vivida entonces por el sistema electoral, y la que hoy soporta la justicia, puede trazarse un paralelo. Y si entonces fue posible remontar aquella crisis mediante un acuerdo interpartida-rio, y la conformación de un renovado ór-gano electoral independiente e imparcial, que era una prenda de garantía para todos los actores políticos y la ciudadanía en general, ¿por qué no aplicar una fórmula igual al momento dramático que atravie-sa la justicia? Un Plan de Regeneración e Institucio-nalización de la Justicia, tendría que seña-lar un conjunto de propuestas concretas en aspectos tales como el presupuestario de la judicatura, la actualización de có-digos y normas, la formación y capaci-tación de jueces y fiscales, la transparen-cia en la gestión judicial, el combate a la corrupción, el régimen penitenciario, la jurisdicción indígena, etcétera. Pero esto no es suficiente. La situación de emergen-cia en la justicia, amerita otras medidas excepcionales que puedan aliviar la carga procesal -acorde a la gravedad del pro-blema-, y devolverle a la ciudadanía una cierta confianza en la utilidad del sistema judicial. *Sociólogo.
  • 8. 8 |Debate Democrático La visión del Estado empresario, como paradigma del liderazgo estatal en el desarrollo, choca con obstáculos insalvables. Es preferible la alternativa de intervenir mediante compras en lugar de un ineficiente Estado inversionista y productor. ¿Empresas o compras estatales? por Roberto Laserna* Mejorar EstadoBol SA Las empresas estatales suelen dar prio-ridad a objetivos de empleo, activación de economías locales, ampliación de ca-pacidades productivas o redistribución de ingresos, y no a la maximización de utilidades, como es el caso de las empre-sas privadas. Sin embargo, cuando éstas alcanzan su objetivo, suelen también alcanzar otros, por ejemplo, eficiencia energética, productividad y estabilidad la-boral, sostenibilidad financiera, inclusión social a través de mercados. En las em-presas públicas el desprecio por la eficien-cia económica puede conducir a que se pongan en riesgo los objetivos explícitos o, aún peor, que se generen pérdidas que, a la larga, afectarán otras políticas públi-cas y pueden provocar más problemas de los que resuelvan, como los de equidad, por ejemplo, que surgen cuando las pér-didas obligan a subsidiar la ineficiencia en desmedro de grupos más necesitados. Por eso, aun cuando la maximización de utilidades no sea su objetivo principal, las empresas públicas deberían cuando me-nos funcionar sin pérdidas. Un estudio realizado por Rubén Fe-rrufino, recoge información reciente de 23 empresas públicas. Las que registran utilidades son en su mayor parte las que se encuentran en actividades extractivas, como YPFB y Comibol, que en realidad son mecanismos de captación de las ren-tas de recursos naturales. También dan utilidades empresas con una posición oli-gopólica, como ENDE y BOA. Pero las que han sido constituidas recientemente y se desenvuelven en el ámbito manufac-turero están generando pérdidas o tienen ganancias que desaparecerían si no con-taran con el financiamiento concesional del Estado o, peor aún, sin las compras que realizan otras entidades públicas, que funcionan como mercados cautivos. La pregunta que se planteó en un de-bate sobre el tema, luego de esta revisión, fue qué puede hacerse para mejorar el desempeño de las empresas. La respuesta más directa es que una buena administra-ción produce mejores resultados que una mala, y deberían establecerse normas que permitan lograrlo. Por ejemplo, separar el ámbito de la política y el de la gestión, con directorios independientes y remune-rados, y participación en bolsas de valores a fin de garantizar transparencia y defen-sa de los derechos de las minorías accio-narias. Esto implica proponer que las em-presas estatales funcionen simulando ser privadas pero con una priorización clara de sus objetivos, que pueden ser distintos. Tal vez eso sea posible, pero estimo que no es muy probable. Como lo hemos argumentado en “La Trampa del Rentismo”, la debilidad ins-titucional se acentúa por los conflictos y disputas que provoca la abundancia de recursos en el Estado, si dicha abundan-cia está relacionada a la disponibilidad de rentas de recursos naturales y no a una estructura productiva más fuerte y diver-sificada, través de los impuestos. Es muy fácil que el rentismo se contagie del Esta-do a la sociedad. Las expectativas de cap-tura de una parte de esas rentas alientan los conflictos haciendo que sea de interés común la debilidad de las instituciones y el incumplimiento de las normas. Esto no ocurre en coincidencia con el aumento de recursos fiscales sino debido a dicho aumento. Tampoco es coincidencia que surja en esta misma época una política que promueve la creación de empresas estatales. Desventajas de las estatales Las empresas estatales tienen por lo me-nos tres características que las ponen en desventaja para gestionar los recursos y alcanzar los objetivos que se les asignen. El primero deviene del hecho de que la decisión de invertir suele ser política. Es decir, la identificación del producto o servicio a producir y la asignación de recursos públicos para hacerlo no res-ponden a necesidades del mercado sino a estrategias políticas. Explotar un recurso, dinamizar una zona, satisfacer una pre-sión, resolver una necesidad que los po-líticos consideran prioritaria son motivos habituales. Por tanto, hay más voluntad (o voluntarismo) que una evaluación de costo beneficio, que es lo que predomina en el campo privado. La probabilidad de que esa decisión tenga justificación eco-nómica es tan baja que resulta más bien una casualidad. En segundo lugar, la asignación de recursos no pasa por filtros competitivos. Las empresas estatales no buscan finan-ciamiento sobre la base de su proyecto. Cuando no lo tienen garantizado (por transferencia de recursos públicos), lo tienen facilitado por la garantía estatal. El acceso a esta fuente de financiamien-to permite a las empresas estatales eludir los engorrosos procedimientos de evalua-ción técnica, financiera, de riesgo y de garantías que exigen los bancos y otras instituciones financieras. Finalmente, la relación entre propietario y administra-dor (principal y agente) no depende de la empresa sino de la calidad de la represen-tación política y de las instituciones de-mocráticas. Si éstas son muy débiles o hay mediaciones imperfectas, cualquier grupo puede plantear exigencias a la empresa a título de ser dueños de la misma, y la ges-tión se vea agobiada por presiones. Gran parte de la literatura que res-palda el estatismo productivo insiste en que las empresas públicas no deben ser evaluadas por sus utilidades sino por sus efectos en la provisión de ingresos y en la creación de empleo. Si así fuera, deberían ser evaluadas en comparación con otros mecanismos de distribución de ingresos; entonces se verá que hay otras formas de hacerlo, a menos costo y con mejores re-sultados. Ej: los bonos. La alternativa Estas reflexiones y observaciones no son un alegato en contra de la intervención del estado en la economía. Pero sí contra una forma de intervención que es ineficiente y costosa para la sociedad. Existe una al-ternativa. Si lo que se pretende es aprove-char un recurso, dinamizar una zona, o satisfacer una necesidad, el Estado puede lograrlo más rápida y eficientemente con un sistema de adquisiciones que garantice la competencia entre proveedores y pre-mie a quienes ofrezcan mejores medios para satisfacer una necesidad, tanto de calidad como de precio. Los economistas saben que las necesidades son finitas pero las maneras de satisfacerlas son infinitas. ¿Cómo mejorar la nutrición de los niños si solamente consideramos leche escolar y galletas? ¿No funcionará mejor una tabli-lla de tarwi y quinua con plátanos secos y un jugo de frutas? Mediante sus compras, el estado puede estimular la economía y crear empleos con mucha mayor eficien-cia que por la producción directa de unos pocos bienes, además de impulsar la in-novación y distribuir mejor los recursos. Un sistema de adquisiciones abierto a la innovación y transparente puede esti-mular la competencia generando múlti-ples iniciativas. Por supuesto, siempre hay riesgo de corrupción y que las compras beneficien a los favoritos políticos o ami-gos de los burócratas. Pero es más fácil de identificar y corregir que en el caso de las empresas, que también hacen compras, y los errores son considerablemente menos costosos. Las empresas estatales son difí-ciles de cerrar y muchas veces la inversión realizada es irrecuperable. Si en una com-pra no se logran los resultados esperados o hay corrupción, se suspende el ciclo y se abre un nuevo concurso. Mi conclusión es que no hay condicio-nes institucionales para que las empresas estatales operen bien. Aún si se superara esa enorme dificultad, ellas tienen mu-chas desventajas como instrumento de desarrollo y no son la mejor opción. La intervención estatal sería más eficaz a tra-vés de un sistema transparente, abierto y competitivo de compras. *Economista.
  • 9. Debate Democrático |9 El pacto fiscal debe repartir en partes iguales los ingresos por coparticipación tributaria entre el gobierno central y los gobiernos subnacionales. El pacto fiscal: la asignatura pendiente por Carlos Schlink* La nueva Constitución, la Ley Mar-co de Autonomías y Descentrali-zación, y la Ley de Clasificación y Definición de Impuestos y de Regulación para la Creación y/o Modificación de Impuestos, han generado un nuevo esce-nario para el proceso de descentralización y la distribución de los recursos públicos, iniciado veinte años atrás como Ley de Participación Popular. Tales transformaciones normativas, sin embargo, han ido en desmedro de las Enti-dades Territoriales Autónomas (gobiernos departamentales y gobiernos municipa-les). Como resultado, las transferencias intergubernamentales se encuentran hoy día bajo el control del gobierno central, el cual, dotado de leyes y decretos supremos, han venido recortando los recursos a las entidades subnacionales, siendo las rega-lías las únicas transferencias no afectadas. En las líneas que siguen, se adelanta una propuesta de Pacto Fiscal, desde el ámbito departamental. Pacto Fiscal que es concebido como un acuerdo de ca-rácter técnico y político sobre la política fiscal del gobierno central y de los gobier-nos subnacionales, y cuyos objetivos fun-damentales son la estabilidad macroeco-nómica, la autonomía fiscal sub-nacional, la equidad distributiva, la eficiencia en la ejecución del gasto y la responsabilidad y disciplina fiscal. Distribución de Recursos Públicos: 50/50 La CPE y la ley de autonomías, vigen-tes, incrementan las responsabilidades de gasto en los gobiernos subnacionales, provocando desequilibrios financieros importantes en la ejecución de sus com-petencias, y poniendo en riesgo, en un mediano plazo, su salud financiera. Otro problema que se puede detectar es que el actual sistema de transferencias a los go-biernos departamentales, municipales y universidades, ha generado considerables desequilibrios horizontales; incluso un in-cremento de la desigualdad de ingresos de los municipios. Partiendo de esta realidad, y con el propósito de corregir las distorsiones actuales, así como de avanzar hacia los objetivos deseados de un Pacto Fiscal, planteamos una nueva fórmula de distri-bución fiscal, fundamentada en criterios poblacionales y de pobreza; ambos cri-terios son esenciales a fin de reducir las brechas existentes, y favorecer con una mejor asignación de recursos a los depar-tamentos y municipios menos poblados y económicamente más rezagados. Nuestra propuesta considera, como parámetro de referencia, el costeo compe-tencial realizado por el gobierno departa-mental de Santa Cruz, en 2013, Concretamente, sugerimos una nueva asignación de los recursos de coparticipa-ción tributaria, ampliando la distribución de 25% a 50%, y con la siguiente estruc-tura Coparticipación tributaria actual Coparticipación tributaria propuesta Municipios 20% de participación: 18% para goberna-ciones; 25% para municipios; 7% para universidades públicas; el restante el 50% de los impuestos nacionales sería retenido por el Tesoro General de la Nación. Como resultado de aplicar esta fórmu-la 50/50, en la asignación de los ingresos provenientes de impuestos nacionales, se espera cambiar y reforzar el modelo de fiscalización y financiación autonómica. De esta manera, los gobiernos subnacio-nales podrán mejorar la prestación de servicios a la población y, especialmente, salud y educación; además de procurarse más equilibrio y equidad fiscal entre las regiones. Asimismo, deberá incrementar-se la inversión pública, con base en la pla-nificación departamental. Lo cierto es que hoy en día hay un exceso de recursos fiscales en manos del gobierno nacional y muchos menos de los necesarios en los niveles subnacionales, especialmente en el ámbito departamen-tal, para gestionar las competencias tras-pasadas. Nuestra propuesta fiscal busca, precisamente, corregir este desbalance, que perjudica a la economía de las regio-nes y debilita el régimen autonómico. Al repartir de la torta fiscal en mitades igua-les, una parte para el gobierno nacional, y otra para los gobiernos subnacionales y universidades, se logra equilibrar mejor las cuestas fiscales, sin dañar la estabili-dad macroeconómica. Complementariamente a la nueva fór-mula de distribución de los recursos de coparticipación tributaria, urgen otras DEPARTAMENTOS Universidades 7% medidas de política presupuestaria, tribu-taria y crédito público. Política presupuestaria Los presupuestos de las entidades terri-toriales autónomas deben ser aprobados por sus órganos deliberantes, y simple-mente anexados para su aprobación en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Con ello se evitará que los presupuestos determinados por los gobiernos subna-cionales sean modificados discrecional-mente por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, tal como sucede en la actualidad, en detrimento de los intereses regionales. Los techos presupuestarios tienen que establecerse en base a criterios técnicos y no a criterios políticos. Asimismo, el gasto corriente de las entidades territoriales tiene que ser defi-nido en forma individualizada, conside-rando las características de los proyectos de inversión y las diferentes realidades socio-económicas. Tiene que haber una asignación porcentual variable, y toda modificación presupuestaria -tanto de inversión como de gasto corriente-, debe realizarse por cada una de las entidades territoriales, en ejercicio de su autonomía. Política tributaria Para el mejor control, seguimiento y eficien-cia en las recaudaciones tributarias, es nece-saria la transferencia de algunos impuestos, desde el nivel central al nivel departamen-tal. Tiene mucho más sentido económico y práctico, que tributos como el Impuesto 50% a las Transacciones Financieras, Impuesto al Juego – IJ, Impuesto a la Participación en Juegos – IPJ y los Regímenes Simplifi-cados, Integrado y Agropecuario, sean de competencia departamental y no nacional. En la redefinición del sistema tri-butario de los gobiernos autónomos es también primordial abrir el dominio tri-butario, para la creación de impuestos propios, que generen nuevos ingresos a los departamentos y municipios, y como resultado de un mayor esfuerzo tributa-rio y recaudador. Los impuestos, tasas y contribuciones especiales, creados y/o modificados, deben ser aprobados por el nivel sub-nacional correspondiente, res-petándose las competencias exclusivas de las entidades territoriales autónomas esta-blecidas en la Constitución. Crédito público Los gobiernos subnacionales deben tener la facultad de negociar, por sí mismos, las condiciones financieras para la obtención de créditos externos. Su endeudamiento externo e interno debe corresponder a la capacidad financiera de cada una de las entidades territoriales, con arreglo a la aprobación de sus respectivas instancias legislativas, y sujeta a la ratificación de la Asamblea Legislativa Plurinacional, conforme el artículo 322 de la CPE. Por último, se debe uniformar la concesiona-lidad de un crédito externo, para todos los niveles de gobierno. *Economista; Director de Tesoro, Gobernación de Santa Cruz. Gobierno Central 75% Municipios 25% Gobernaciones 18% Universidades 5% Gobierno Central 50%
  • 10. 10 |Debate Democrático La salud pública está en estado grave, esperando por una cirugía mayor, que pueda reformar el sistema sanitario, enfocada al Seguro Universal de Salud y la reingeniería institucional del sector. Seguro universal de salud: núcleo y horizonte de la reforma sanitaria por Henry Oporto* Hospitales colapsados, desprovis-tos de personal médico, equipos y medicamentos; servicios de mala calidad; colas cotidianas de pacien-tes en busca de “ficha”; enfermos de cán-cer, diabetes y otras enfermedades graves, que requieren intervenciones especializa-das y no son atendidos; alrededor de 40% de la población sin seguro de salud y que no acude a los servicios públicos. Tal es el cuadro patético que exhibe la salud públi-ca en Bolivia. El gobierno de Evo Morales ha des-cuidado la salud pública. Lo poco que ha hecho, lo ha hecho mal, sin ninguna política clara, interrumpiendo programas e improvisando otros, designando autori-dades a cual peores, copando cargos con militantes y allegados políticos, aumentan-do gastos burocráticos pero sin invertir en equipos ni infraestructura. Tras años de su-cesivos fracasos, se ahonda la brecha entre los problemas y la capacidad institucional para resolverlos. Tanto así que la tasa de mortalidad materna ha vuelto a despuntar, y no porque falte dinero. De hecho, vivi-mos una bonanza fiscal que, no obstante, se derrocha en clientelismo, corrupción y gastos superfluos, pero la salud permanece relegada, con un presupuesto incipiente, con médicos y personal sanitario escaso y mal pagado. Lo insólito es que el gasto en Defensa y en Gobierno (2013), fue seis ve-ces más que el gasto en Salud; ciertamente, la política pública está patas arriba. El sistema de salud necesita de una re-forma integral y profunda; que construya sobre lo que tenemos, que no es poco, a pesar de sus falencias. ¿Qué es lo que te-nemos? De una parte, un sistema de Se-guridad Social, constituido por las cajas de salud, que brinda cobertura al 39% de la población (4 millones de personas), y que requiere ser reestructurado. De otra, los seguros públicos (SUMI, SSPAM y dos departamentales en Tarija y Beni), que atienden al 22% de la población (2.3 millones personas), y que a la vista de su negligente administración actual, urge que sean rescatados y mejorados. Y para ello no se necesita de más dinero, puesto que la ejecución presupuestaria del SUMI no supera el 80%; existen dineros que simplemente no se están usando. La seguridad social y los seguros pú-blicos -debidamente reformados y forta-lecidos- son los cimientos para edificar un sistema sanitario universal, equitativo y eficiente. Por cierto, es preciso diseñar políticas eficaces para articular ambos sis-temas, y generar sinergia y complementa-ción entre sus estructuras y servicios. La clave es una reingeniería institucional. Precisamente, este es el punto focal de la propuesta de política de salud, que formu-la el experto Guillermo Aponte. Seguro Universal de Salud Dado que la cobertura de la seguridad so-cial y de los seguros públicos llega al 61% de la población, lo que resta es incorporar al 41%, que ha quedado al margen. Hasta hace una década atrás, este objetivo pare-cía utópico e inalcanzable -simplemente porque no había dinero para financiar un seguro universal-. Pero hoy en día la si-tuación es diferente: el Estado está en me-jor posición fiscal para asumir buena par-te de dicho costo; además, que se pueden implementar estrategias financieras inteli-gentes para apalancar recursos y ampliar las fuentes de financiamiento, incluso con el aporte de los propios beneficiarios. Según Guillermo Aponte, lograr un Seguro Universal de Salud (SUS) no es solo factible sino imperativo. El objetivo sería incorporar al sistema de salud a 4.7 millones de bolivianos, comprendidos en-tre los 5 y los 60 años. Ciertamente que ello no podrá hacerse de una vez. Habrá que avanzar progresivamente, comen-zando por un Seguro de Enfermedades Graves y, también, por un Seguro para Discapacitados. Los estudios técnicos determinarán las pautas de costos, finan-ciamiento, oferta sanitaria y modelos de atención. Y el SUS sería la estrategia prin-cipal para reformar el sistema sanitario, incluyendo la descentralización adminis-trativa territorial. Reingeniería del sistema de salud El principio básico que propugna Apon-te es especializar y diferenciar funciones, ya que concentrar roles en una misma entidad es ineficiente y provoca muchos efectos perversos. La propuesta, entonces, es separar las tareas normativas de las de prestación sanitaria, de prevención de ries-gos, de afiliación y cobro de aportes, de gestión financiera, de supervisión y regula-ción de los servicios, de modo que esas dis-tintas funciones correspondan a institucio-nes diferentes, y así ganar en calidad de los servicios y también en transparencia y en una mejor administración de los recursos. La reingeniería institucional comporta-ría cambios en el papel de la Caja Nacio-nal de Salud, que pasaría a ser únicamente proveedor de servicios médicos, dejando las labores de afiliación, registro, cobro de aportes y juicios coactivos. Estas funciones serían trasladadas a una Tesorería de Segu-ros de Salud. Se propone, también, que la gestión de accidentes de trabajo y enferme-dades profesionales así como el control de las obligaciones patronales y la prevención de riesgos laborales e higiene y seguridad industrial, sean delegadas a Mutualidades de Riesgo Profesional, conformadas por or-ganizaciones civiles sin fines de lucro, de-bidamente acreditadas. La supervisión de la calidad de los ser-vicios de salud -públicos y privados-, lo mismo que la fiscalización de los recursos económicos asignados a los entes gestores, deben ser competencia de una Superinten-dencia de Salud, concebida como un orga-nismo regulador independiente, eminente-mente técnico y con plena autonomía de gestión, y con la facultad legal de recibir reclamos de los usuarios, reunir y transpa-rentar la información y aplicar sanciones. Todo ello supone reinventar un Mi-nisterio de Salud altamente profesional y capaz de ejercer la rectoría del sistema, definir políticas y normas, planificar con visión estratégica, controlar la ejecución de los programas nacionales, coordinar el funcionamiento de las entidades del siste-ma, participar de las políticas medioam-bientales y de sanidad básica. Asimismo, reforzar el rol de las gobernaciones, tras-pasándoles la administración del personal sanitario y otras tareas que bien pueden ser desempeñadas en el ámbito departa-mental y de forma descentralizada. El modelo de financiamiento El estudio de Aponte sugiere que él SUS sea financiado combinando el régimen contributivo de la Seguridad Social, con el régimen no contributivo de los seguros públicos. La extensión de la cobertura a la población no atendida actualmente, conlleva la necesidad de una contribución estatal mucho mayor -su cuantía debe ser determinada mediante estudios específi-cos-. De acuerdo a una estimación preli-minar, se requieren recursos adicionales del orden de los 4.000 millones de bolivia-nos, equivalentes al 3.5% del Presupuesto General del Estado, lo cual supone que el presupuesto del Sector Salud debería au-mentar del actual 5.6% al 9.1% del PGN. Aponte propone constituir un Patri-monio Autónomo en Fideicomiso, con un aporte fiscal extraordinario equiva-lente a ese 3.5% del PGN. Dicho aporte provendría de una fracción de la renta del gas, a ser determinada –otro porcentaje debería destinarse a educación-. De este modo, se haría justicia a la noción de que el gas debe servir, ante todo, para mejorar el capital humano. *El autor expone y comenta el estudio de Guillermo Aponte, titulado: “Seguro Universal de Salud”.
  • 11. Debate Democrático |11 Cómo definir lo “indígena”? ¿Estamos hablando de culturas indígenas? ¿De grupos étnicos indígenas? ¿De pueblos indígenas? ¿De naciones indígenas? ¿De la raza indígena? ¿De las razas indígenas? ¿Da lo mismo? ¿Es todo intercambiable? La agenda indígena en tiempos del Estado Plurinacional por Ricardo Calla* El reconocimiento de la diversidad cultural o pluriculturalidad del país ha pasado a ser uno de los ejes centrales de las transformaciones consti-tucionales. Desde abordajes y posiciona-mientos no sólo conceptual y termino-lógicamente diferenciados sino incluso enconadamente confrontados en la dis-puta política, ese reconocimiento termi-nó produciendo textos constitucionales con terminologías referidas a la diversidad cultural, muy distintas entre sí. En 1994, la CPE reconoció la característica “mul-tiétnica”, “pluricultural” y “multilingüe” de una Bolivia concebida todavía como “República”. En 2009, la nueva CPE pasó más bien a reconocer la caracterís-tica “plurinacional” y “la pluralidad y el pluralismo…cultural y lingüístico” de una Bolivia esta vez concebida ya princi-palmente sólo como Estado: un “Estado Plurinacional”. La compleja lucha contra el racismo La incorporación masiva al manejo del Es-tado y sus cúspides, sistemas intermedios y de base y como parte estructural de la élite política boliviana de las poblaciones con rasgos de apariencia física “indígena” o “mestizo-indígena” hace parte ya de una época de cambios irreversibles ocurridos en el país. Es el resultado de una acumula-ción de coyunturas, de ritmo lento unas y de ritmo rápido otras, que fueron quebran-do las barreras del racismo institucionali-zado que caracterizó al Estado oligárquico en Bolivia; el mismo que impidió cual-quier rol sustantivo de la población feno-típicamente “indígena” o “mestizo-indíge-na” en sus estructuras y funcionamiento y cuyo desmontaje paulatino, que comenzó hace seis décadas, continuó hasta ser susti-tuido por otro en donde lo “indígena” ya muestra amplios derechos de existencia y presencia reconocidos. La pregunta de quién gobierna actual-mente en Bolivia, puede responderse, afir-mándose el país está gobernado por un personal de Estado de rasgos físicos “indí-genas”, “mestizo-indígenas”, “mestizos”, “mestizo-eurodescendientes” y “eurodes-cendientes” sin que la presencia de los dos últimos grupos excluya los anteriores. Ello no significa decir que la lucha con-tra el racismo y la exclusión sufridos por siglos por las poblaciones indígenas deba ser descuidada y que caídas en situacio-nes previas –o nuevas, como las de algún “racismo al revés”– de discriminación racial no puedan presentarse. Por la lar-ga historia del racismo en Bolivia debiera ser claro que una de las agendas de acción básicas es la lucha contra el racismo en todas sus formas y en la perspectiva de construir escenarios de respeto, tolerancia e interacción solidaria en la sociedad. Ello alude a uno de los temas mayores para la agenda de los movimientos indíge-nas (y campesinos): la lucha contra el des-pliegue del racismo inverso (ahora contra los segmentos “mestizos” y eurodescen-dientes) que ha venido despuntando por obra de los “indianismos” en los propios movimientos sociales. En Bolivia, país siempre propenso a radicalismos de uno u otro corte, debiera preocupar el hecho innegable de que el gobierno del MAS no ha dejado de generar y alimentar odios raciales entre los segmentos eurodescen-dientes, “mestizos” e indígenas a nombre combatir el racismo sufrido por los indí-genas durante siglos. El reconocimiento de los ayllus andinos No puede pasarse por alto la cada vez más afianzada presencia en el debate boli-viano de un fuerte reduccionismo lingüístico que ha llevado a que en la CPE se defina a lo que ahora se denominan “naciones indígenas” –desplazando a un segundo lugar la denominación previamente pre-dominante de “pueblos indígenas”–, desde los nombres de los idiomas prehispánicos aún existentes y subsistentes en Bolivia. La re-ducción de la cultura al idioma es uno de los errores de la nueva Constitución con serias consecuencias para la comprensión de la diversidad cultural. La CPE convier-te el nombre de los idiomas prehispánicos en el nombre a secas de unas supuestas correspondientes “naciones” indígenas. Así, puesto que se asume que existirían 36 idiomas prehispánicos en el país se asume, a su vez, que también existirían 36 “naciones” indígenas. La tendencia dominante es ligar a cier-tos reduccionismos con la simplificación de pensar la realidad indígena desde ca-tegorías abstractas como las de “cultura, “pueblo” y “nación”, que con frecuencia terminan omitiendo toda referencia a lo real concreto de un país. Desde nuestra perspectiva, por el con-trario, es necesario asimilar que los ayllus andinos son eso, ayllus, sin que se fuerce una definición de los mismos desde cate-gorías abstractas. Se trata, por tanto, de aceptar la existencia de los ayllus como ayllus y a partir de ello impulsar su reco-nocimiento constitucional, legal, social, económico y político como parte del país y del Estado, o sea como entidades de pleno derecho y como la más maciza e importante realidad indígena andina a ser recuperada por quienes creen en el dere-cho de lo indígena a ser parte de Bolivia. La opción por la democracia El autoritarismo se expresa en su diversas instituciones estatales y no estatales por, entre otros, el verticalismo y la concen-tración de poder, el desconocimiento de ordenamientos legales y normas institu-cionales, la arbitrariedad y discrecionali-dad en las decisiones, el abuso de poder, el recurso a la violencia física y simbólica, el lenguaje del insulto y la intimidación, la manipulación de la información y la corrupción como forma de vida y de ejer-cicio del poder. Los movimientos y poblaciones in-dígenas en tal contexto estructural y de coyuntura han sido y son, por una parte, objeto directo de la represión y la violen-cia estatal, y por ello víctimas del auto-ritarismo, y, por otra parte, son también tributarios del autoritarismo convirtién-dose en agencias del mismo. Por supuesto que la cultura autoritaria coexiste en Bo-livia con una cultura política democrática, también destacable y de arraigos fuertes. Así autoritarismo y democracia conviven en tensión como culturas, ya sea en el Esta-do, sus diversos poderes y en el ejército, en los sindicatos o gremios, en los ayllus o comunidades, en los pueblos indígenas o cooperativas, en las iglesias o sectas, en las juntas o asociaciones, en las empresas o corporaciones. Los ayllus andinos y los pueblos indíge-nas de las tierras bajas, los movimientos indígenas y sus líderes, tienen la respon-sabilidad de definir como parte medular de su programa el cómo avanzar en la construcción de la democracia en su pro-pio seno y en cómo también contribuir al afianzamiento de la democracia y del Estado de derecho como sistema de nor-mas, reglas y conductas prevalecientes, entendiendo que solo optando por la de-mocracia podrán rehuir y salvarse de los riesgos del racismo, el nacionalismo y el au-toritarismo que amenazan con liquidar los sistemas morales y conceptuales pro vida y pro naturaleza. La consulta previa como derecho de consentimiento Es destacable la lucha a favor de la de-mocracia participativa, que la CIDOB y la CONAMAQ libran con el gobierno del MAS con relación al “Derecho a la Consulta” –previa, libre e informada– de los pueblos indígenas. Así, habiendo presenta-do el gobierno una propuesta de Ley de Consulta Previa (mayo 2014), CIDOB y CONAMAQ plantean un técnico y deta-llado cuestionamiento a ese anteproyecto. El punto que marca el espíritu democráti-co de su posición de es el que señala: “La finalidad de la Consulta es la obtención del consentimiento. Los tratados y la ju-risprudencia internacional consideran que el consentimiento de los pueblos y naciones indígenas originarias deben dar-se: i) cuando el Estado quiera trasladar a la población indígena; ii) cuando se va a depositar desechos tóxicos; iii) cuando se va a instalar bases militares; iv) cuando exista una obra o proyecto de gran enver-gadura, que ponga en riesgo la sobrevi-vencia de los pueblos indígenas” CIDOB y CONAMAQ no demandan “derecho a veto”, sino el “derecho al con-sentimiento”, con lo cual buscan estable-cer un marco de diálogo entre Estado e indígenas para la consulta. *Sociólogo y antropólogo.
  • 12. 12 |Debate Democrático El Estado Plurinacional es una combinación compleja y contradictoria entre el esfuerzo liberal de igualación, el esfuerzo nacionalista de integración y el esfuerzo comunitarista de reconocimiento de identidades indígenas. Posiciones ideológicas frente al Estado Plurinacional por Fernando Molina* Al formular el primer plan de una sociedad liberal, el egregio John Locke estableció que ésta debía garantizarla igualdad entre los hombres, que en su opinión constituía “ley natu-ral”. Pero Locke hablaba de un tipo espe-cífico de igualdad, que ahora llamaríamos “igualdad legal y política”: no negaba que los seres humanos fueran distintos entre sí por muchas razones, solo pensaba que todos debían gozar de los mismos dere-chos y las mismas posibilidades para de-cidir sobre su destino común. Según el liberalismo, en esta igualdad se funda una comunidad política justa. Respuesta ante la cuestión indígena La igualdad legal y política se ha blandido como respuesta a la “cuestión indígena” desde la fundación misma de Bolivia. En la opinión liberal convencional, la concesión de derechos ciudadanos a los indígenas sir-ve como antídoto contra la discriminación que éstos sufren. Para defender esta posi-ción no es necesario confiar ingenuamente en la eficacia de las definiciones legales en la transformación de la realidad; basta con señalar que la brecha entre el postulado y su realización, que procede de causas em-píricas, no invalida la justeza de los valores implícitos en el primero. En otras palabras, si se discrimina a los indígenas es porque se rompe la ley republicana, que es ciega a las diferencias étnicasy por tanto equita-tiva; ergo, la solución consiste en cumplir efectivamente esta ley (y no, como piensan otros, en modificarla). La igualdad liberal es una igualdad “formal”, esto es, indiferente o neutral respecto a las peculiaridades reales de los grupos poblacionales. Sin embargo, puesto que no le es posible extenderse a todos los habitantes de la tierra, encuentra su límite en un tipo de peculiaridad, la nacional. Las ventajas de la ley liberal solo pueden bene-ficiar a los miembros de un país. Quienes no pertenecen a éste, es decir, quienes no comparten la misma identidad legal, no se admiten como iguales. En este punto, entonces, una peculiaridad real limita el potencial homogeneizador, la fuerza igua-ladora del liberalismo; por más que quie-ra, éste no puede trascender las fronteras nacionales; a cambio de esta concesión, el liberalismo se arraiga en el Estado nacio-nal, lo que loviabiliza, tanto al reducirlo a una escala factible como al dotar de una base emocional –el patriotismo– a su plan-teamiento racional. “En tanto somos bo-livianos, tenemos derechos iguales…, etc. ”Surge así la sociedad moderna “normal”, que resulta de una articulación entre libe-ralismo y Estado nacional. Ningún liberalismo, empero, puede ser nacionalista en el sentido fuerte de la pala-bra. El nacionalismo busca la integración de la población en un proyecto histórico único, que implica una ideología común. Para eso pasa por encima de los escrúpulos formalistas de la sociedad liberal: adapta la ley a sus necesidades (no sus necesidades a la ley) y excluye de la comunidad política a los focos de resistencia contra su movi-miento (la “antinación”). Su autoconfian-za arrolladora en una verdad nacional no tiene que ver con la ecuanimidad liberal de derechos iguales para todos. El Estado del 52 Pese a estas diferencias de método, las medidas adoptadas por el nacionalismo en 1952 para librar a los indígenas de las ataduras económicas y políticas que has-ta entonces les habían impedido formar plenamente parte de Bolivia –esto es, la reforma agraria, el voto universal y la educación obligatoria general– tuvieron, en la evaluación final, un sentido lockea-no. No fueron pasos en dirección de una sociedad colectivista, sino que crearon la base fundamental de la sociedad de mer-cado y la democracia: una comunidad de individuos con iguales derechos legales y políticos. Pero el esfuerzo nacionalista para subsumir a las identidades indíge-nas en una identidad nacional mayor, que fue exitoso en parte, fracasó en otra parte por la debilidad de tal mercado y tal democracia (esta es la diferencia entre el caso boliviano y el mexicano). Como resultado de este fracaso, hasta ahora la exclusión indígena –o la “selección nega-tiva” de una parte de la población en el mercado y la democracia –sigue siendo un problema lacerante. La solución que para este problema proponen los liberales convencionales no es otra que la que ya conocemos: el cum-plimiento de la ley igualitaria. Execran, en cambio, de las reformas legales que ofre-cen derechos “especiales” o adicionales a los indígenas, ya que destruyen el más fundamental de los principios sobre los que reposa la sociedad moderna: la pro-hibición de los privilegios de nacimiento o emergentes de la raza o la casta a la que cada quien pertenece. La solución de los nacionalistas convencionales –muy debi-litados hoy en día– es también la misma: más subsunción de los indígenas dentro de la nación boliviana mestiza. El proyecto comunistarista Una respuesta distinta y relativamente nueva –aunque sus supuestos filosóficos se remonten a Aristóteles– es la “comuni-tarista”, que pretende sustituir la ilusión de la igualdad formal por el reconocimien-to de la diferencia, y por tanto saltarse la articulación “sociedad liberal-Estado na-cional” o, lo que es lo mismo, “salirse” de la sociedad moderna, para experimentar una nueva forma de organización colecti-va basada en las identidades particulares y no en los derechos generales. Una for-mulación extrema de esta propuesta fue presentada por Álvaro García Linera en mayo de 2003, antes de ser vicepresiden-te, en el artículo “Autonomías indígenas”, en el que se plantea, entre otras cosas “el derecho de las nacionalidades y comuni-dades culturales indígenas a la libre de-terminación y, por tanto, a la autonomía política” y “un Ejecutivo y una Cámara Legislativa Nacional Indígenas (aymara, qheswa…) de entre cuyos miembros es elegido el ejecutivo del régimen autóno-mo. Esta asamblea ejerce sus funciones sobre la jurisdicción territorial continua del territorio de la comunidad cultural (urbana-rural) y es elegida directamente por los propios miembros (de esta)…” El Estado Plurinacional creado por la Constitución de 2009 no concreta plena-mente ninguna de estas filosofías políticas. Resulta de la definición de que el país con-tiene 36 identidades nacionales distintas, pero no es un Estado comunitarista, ya que solo una de estas naciones, la boliviana, goza de “autonomía política”, es decir, de “un Ejecutivo y una Cámara Legislativa…” En esa medida, el Estado Plurinacional continúa el proyecto nacionalista previo, que era de integración de la población en una sola identidad, aunque con la diferen-cia de que esta identidad ya no se imagina homogénea (una sola tradición, una sola lengua, una sola mezcla racial), sino plu-ral. Las nuevas identidades subnacionales gozan de determinados derechos colectivos que no comparten con el resto de la comu-nidad política, lo que imposibilita que el Estado Plurinacional sea plenamente libe-ral, pero a la vez estos derechos colectivos no anulan y ni siquiera son un freno para los derechos generales de los individuos. En verdad, el límite efectivo para las libertades individuales no son las nuevas identidades“nacionales”, sino el viejo dogmatismo nacionalista que busca impo-ner un proyecto social único, excluyente y antiliberal. Al mismo tiempo que repite el método político de su antecesor, el nuevo proyecto nacionalista se diferencia de éste en que imagina la nación boliviana tanto como un conglomerado de naciones indí-genas –una concesión al comunitarismo–, cuanto como un conglomerado de indivi-duos iguales ante la ley –una concesión al liberalismo. *Periodista y escritor.