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Capital Federal recibe 8 veces más subsidios para ómnibus que el interior
1. 3 de Abril de 2016 – Número 646
CAPITAL RECIBE 8 VECES MÁS SUBSIDIOS
PARA ÓMNIBUS QUE EL INTERIOR
La crispación por la reducción de los subsidios en Buenos Aires es otra evidencia
del centralismo prevaleciente. Es incoherente hablar de “tarifazo” cuando en el
interior del país el acceso a los servicios públicos es mucho más limitado y, cuando
está disponible, desde hace años que se pagan tarifas mucho más cercanas a los
costos reales. El esquema de ofrecer servicios públicos casi gratis a una parte de la
población a costa del esfuerzo del resto es insustentable y muy injusto.
Una de las herencias más pesadas que dejó el anterior gobierno es el enorme déficit fiscal.
Al año 2015, el desequilibrio del sector público nacional ascendió a $226 mil millones que
equivalen a 4% del Producto Bruto Interno (PBI). El déficit llega al 7% del PBI si no se
contabilizan como ingresos las transferencias al Tesoro desde el Banco Central, ANSES y
otros organismos públicos. Esto obliga a una masiva emisión monetaria que es la principal
causa de la muy alta inflación.
Bajar la inflación requiere disminuir este déficit. Como la presión impositiva está a nivel
récord, no queda otro camino que reducir el gasto público. Dentro de las principales
erogaciones del Estado se destacan los subsidios a la energía y al transporte público. A esta
finalidad, en el año 2015 se asignaron $226 mil millones, es decir, el equivalente al déficit
fiscal. Con el objetivo de reducir estos gastos, el gobierno aplicó actualizaciones sobre las
tarifas de electricidad, gas y, más recientemente, sobre las del transporte público.
Dentro de los subsidios al transporte, el 73% se canaliza a las empresas de colectivos
urbanos de corta distancia. En relación a este componente, la información oficial publicada
por el Ministerio de Transporte señala que para el año 2015:
• El total de subsidios a ómnibus urbanos fue de unos $33 mil millones, o sea, un
equivalente a $774 por habitante por año para todo el país.
• En la Ciudad de Buenos Aires, los subsidios a los ómnibus urbanos ascendieron a
$4.203 por habitante por año.
• En el resto de las provincias, los subsidios a los ómnibus urbanos representaron
$512 por habitante por año.
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2. Estos datos muestran la fuerte concentración geográfica que prevalece en la distribución de
los subsidios al transporte urbano. La Ciudad de Buenos Aires recibe 8 veces más
subsidios por habitantes que el resto del país. Parte se explica por el flujo de personas
que ingresan los días laborables a la Capital proveniente del Gran Buenos Aires. Pero una
porción muy importante es el resultado de una política discriminatoria contra el interior.
Prueba de ello es que, aún con la reducción de subsidios, el boleto de colectivo en la Ciudad
de Buenos Aires sigue siendo inferior al que prevalece en el interior.
La discriminación se replica en el resto de los servicios públicos. Por ejemplo, en la
Ciudad de Buenos Aires se pagaba apenas el 18% del costo de la electricidad cuando en la
mayor parte del resto del país hace años que las tarifas fueron actualizadas. En el caso del
gas también operan privilegios para Buenos Aires ya que prácticamente toda su población
dispone del servicio, mientras que en el interior las tasas de conexión varían entre el 63% en
la región centro y menos del 50% en las provincias del norte. El caso más injusto es el de
agua y cloacas. Mientras que el servicio se subsidia con impuestos nacionales en la Ciudad
de Buenos Aires, en el interior es masiva la carencia de conexión a red de agua y cloacas.
El “porteñismo” que prevalece en los análisis de política pública resulta irritante.
Frente a la decisión de reducir (no eliminar) un mecanismo altamente distorsivo e injusto
aparecieron reacciones de rechazo, incluso dentro de la misma coalición gobernante. ¿Por
qué la actualización de tarifas en Capital es cuestionable pero no merecen comentarios los
costos y la falta de servicios en el resto del país? Sólo por ignorancia o por desprecio a los
habitantes del interior se puede sostener semejante contradicción.
La experiencia de la última década con los subsidios demuestra los daños que
producen el manejo oportunista y poco profesional del Estado. También lo difícil que
resulta volver a esquemas sustentables y equitativos cuando se enquistan los privilegios y la
irracionalidad. Mientras se asume con una actitud mansa el pago de seguridad privada,
prepagas y colegios privados ante el abandono del Estado de sus responsabilidades básicas
en materia de seguridad, educación y salud, se considera un derecho que los servicios de
agua, electricidad, gas, trenes y ómnibus sean casi gratis para una parte de la población.
Subsidios a los ómnibus de corta distancia por habitante
Año 2015
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