2. ¿Dónde empieza todo?
Iris, enviada por los dioses para encontrar un
marido mortal para Tetis, fue a ver a Quirón, el
centauro, que tenía en gran consideración a su
discípulo Peleo.
Lo recomendó y él cortejó a Tetis pero ella,
sintiéndose humillada por la imposición de los
dioses, le rechazó. Tetis se transformó primero en
llama y luego en león, pero Peleo resistió y, al final,
consintió en casarse con él con cierta resignación.
Tetis, la de los pies argénteos, es una Nereida, una de las
cincuenta hijas de Nereo, «anciano dios de los mares».
Una profecía de Temis reveló que su hijo sería más grande que
su padre, así que los dioses arreglaron su matrimonio con un
hombre mortal.
3. Las bodas de Tetis y Peleo
Bodas de Tetis y Peleo. Jacob Jordaens. 1636
TETIS PELEO
AQUILES
La boda de Tetis y Peleo se celebró
en el monte Pelión en presencia de
todos los dioses … menos ERIS, la
diosa de la Discordia, que no había
sido invitada.
4. En venganza, arrojó una manzana dorada en la que decía «para la más
hermosa», y que enseguida fue codiciada por Atenea, Afrodita y Hera.
Cada diosa le hizo una oferta:
-Atenea le prometió ser un gran guerrero,
-Hera le brindó ser un gran rey y
-Afrodita le ofreció ser un gran amante, con
la más hermosa de las mujeres.
5. Juicio de Paris
El juicio de Paris,
Peter Paul Rubens ca. 1638
(Museo del Prado Madrid).
6. Paris da la manzana a Afrodita
EL juicio de Paris
P.P.Rubens, c.1630
National Gallery (Londres)
7. Y Paris cobra…: el rapto de Helena
1782-84, Venus giving Helen to Paris,
Gavin Hamilton, (1723-98)
Villa Borghese, Rome
Venus Induces Helen to Fall in
Love with Paris, Angelica
Kauffmann, 1790
8. Quién es Helena?
LEDA TINDÁREO
(Rey de Esparta)
PÓLUX HELENA CLITEMNESTRA CÁSTOR
ZEUS
(inmortales)
(se casarán con los hijos
de ATREO, Menelao y
Agamenón, hermanos
conocidos como los Átridas)
9. HELENA de Esparta > Helena de Troya
HELENA
-superaba en belleza a todos los mortales
-raptada por Teseo
-muchos pretendientes
-pacto promovido por Odiseo
-boda con Menelao
-rapto…. Guerra… rescate > vuelta a Esparta
Paris murió en la guerra, y Helena contrajo matrimonio con uno de sus
hermanos, Deífolo, que fue asesinado cuando Troya fue tomada por los
griegos Menelao perdonó a su esposa y Helena volvió a Grecia, a ser reina
de Esparta hasta la muerte de su esposo, el Átrida Menelao.
11. • Algunos autores dejan
en sus textos la sombra
de la duda:
• Para Estesícoro (s.VII-
VI), Helena no fue a
Troya sino que mientras
estaba en Egipto, fue su
fantasma el que fue a
Ilión.
• Eurípides mantiene esta
versión en su tragedia
Helena.
El rapto de Helena, Guido Reni (1631)
12. Los aqueos creen que sí y se van a por ella
NUMEROSOS HÉROES Y REYES
Por un pacto propuesto por Ulises
antes de las bodas de Helena
Cuando se estaba reclutando a los
mejores caudillos griegos para ir a la
guerra, Odiseo, rey de Ítaca, se fingió
loco para evitar ir, porque no quería
abandonar a su esposa Penélope y a
su hijo Telémaco. Se fingió loco pero
no le salió bien, y fue a la guerra con
doce naves.
13. Y tenemos la historia de la Ilíada, con combates
Menelao y Paris, asistidos
probablemente por Atenea y Afrodita
respectivamente.
Vaso ático figuras rojas.
14. Donde los dioses hacen lo que quieren
Sentados en el áureo pavimento a la vera de Zeus, los dioses celebraban consejo. La venerable Hebe escanciaba
néctar, y ellos recibían sucesivamente la copa de oro y contemplaban la ciudad de Troya. Pronto el Cronión
intentó zaherir a Hera con mordaces palabras; y hablando fingidamente, dijo:
—Dos son las diosas que protegen a Menelao, Hera argiva y Atenea alalcomenia; pero sentadas a distancia, se
contentan con mirarle; mientras que la risueña Afrodita acompaña constantemente al otro y le libra de las
Moiras, y ahora le ha salvado cuando él mismo creía perecer. Pero como la victoria quedó por Menelao, caro a
Ares, deliberemos sobre sus futuras consecuencias; si conviene promover nuevamente el funesto combate y la
terrible pelea, o reconciliar a entrambos. Si a todos pluguiera y agradara, la ciudad del rey Príamo continuaría
poblada y Menelao se llevaría la argiva Helena.
Así se expresó. Atenea y Hera, que tenían los asientos contiguos y pensaban en causar daño a los teucros, se
mordieron los labios. Atenea, aunque airada contra su padre y poseída de feroz cólera, guardó silencio y nada
dijo; pero a Hera no le cupo la ira en el pecho y exclamó:
—¡Crudelísimo Cronión! ¡Qué palabras proferiste! ¿Quieres que sea vano e ineficaz mi trabajo y el sudor que
me costó? Mis corceles se fatigaron, cuando reunía el ejército contra Príamo y sus hijos. Haz lo que dices, pero
no todos los dioses te lo aprobaremos.
15. Los dioses juegan…Y los humanos, ¿son
libres?
AQUEOS TROYANOS
1. Atenea
2. Hera
3. Poseidón
4. Hermes
5. Hefesto
6. Tetis
1. Ares
2. Ártemis
3. Apolo
4. Afrodita
5. Leto
6. Escamandro (río)
Afrodita herida por Diomedes es asistida por Iris y Ares,
Ingress
16. La Ilíada nos cuenta la cólera de Aquiles…
"Canta, oh diosa, la cólera del Pelida
Aquiles; cólera funesta que causó
infinitos males a los aqueos y precipitó
al Hades muchas almas valerosas de
héroes, a quienes hizo presa de perros
y pasto de aves —cumplíase la
voluntad de Zeus—desde que se
separaron disputando el Atrida, rey de
hombres, y el divino Aquiles... “
Aquiles en la corte del rey Licomedes (detalle).
Colección Borghese, Museo del Louvre.
17. Empieza con una peste que diezma el ejército
aqueo
-Décimo año de guerra
-Consulta al sacerdote de Apolo
-Crises declara que Agamenón debe
devolver a Criseida
-El caudillo aqueo se opone, y al final
accede con la condición de quedarse
el botín de Aquiles, Briseida.
Crises ante Agamenón, Cerámica negra de figuras
rojas, Museo del Louvre.
18. Entonces, Aquiles entra en cólera…
Aquiles disputa con Agamenón,
J. H. Tischbein, 1776
Contestó el rey de hombres Agamemnón:
—Huye, pues, si tu ánimo a ello te incita; no
te ruego que por mí te quedes; otros hay a
mi lado que me honrarán, y especialmente
el próvido Zeus. Me eres más odioso que
ningún otro de los reyes, alumnos de Zeus,
porque siempre te han gustado las riñas,
luchas y peleas. Si es grande tu fuerza un
dios te la dio. Vete a la patria llevándote las
naves y los compañeros, y reina sobre los
mirmidones; […] Puesto que Febo Apolo me
quita a Criseida, la mandaré en mi nave con
mis amigos; y encaminándome yo mismo a
tu tienda, me llevaré a Briseida, la de
hermosas mejillas, tu recompensa, para que
sepas cuanto más poderoso soy …
20. Patroclo lucha con la armadura de Aquiles .
PATROCLO lucha en lugar de Aquiles, con su
armadura, y muere a manos de Héctor, lo que
provoca la cólera en Aquiles.
Aquiles llora sobre el cadáver de Patroclo
(detalle de un óleo de Gavin Hamilton, c. 1762)
21. Los héroes mueren: la muerte de Patroclo
Con lánguida voz le respondiste, caballero Patroclo:
— ¡Héctor! Jáctate ahora con altaneras palabras, ya que te
han dado la victoria Jove Cronión y Apolo; los cuales me
vencieron fácilmente, quitándome la armadura de los
hombros. Si veinte guerreros como tú me hubiesen hecho
frente, todos habrían muerto vencidos por mi lanza. Matóme
el hado funesto valiéndose de Leto y de Euforbo entre los
hombres; y tú llegas el tercero, para despojarme de las
armas. Otra cosa voy a decirte, que fijarás en la memoria.
Tampoco tú has de vivir largo tiempo, pues la muerte y el
hado cruel se te acercan, y sucumbirás a manos del eximio
Aquileo, descendiente de Eaco.
Apenas acabó de hablar, la muerte le cubrió con su manto: el
alma voló de los miembros y descendió al Hades, llorando su
suerte porque dejaba un cuerpo vigoroso y joven.
Menelao sostiene el cadáver de Patroclo
22. Héctor sabe que Troya caerá y se despide de
su esposa
“A ella a su vez le dijo el gran Héctor, el de resplandeciente casco: “En verdad, mujer,
todo esto me afecta a mí también. Pero siento una terrible vergüenza ante los troyanos y
las troyanas que arrastran su peplo si, como un cobarde, trato de mantenerme lejos del
combate. Y tampoco me incita a ello mi corazón, puesto que he aprendido a ser valiente
siempre y a pelear entre los primeros troyanos, tratando de alcanzar la gran fama de mi
padre y la mía propia... Vendrá un día en que perezca la sagrada Ilión y Príamo y el
pueblo de Príamo, el de la buena lanza de fresno. Pero no me preocupa tanto el dolor de
los troyanos en el futuro, ni el de la propia Hécuba y el del rey Príamo, ni el dolor de mis
hermanos...cuanto tu dolor, cuando alguno de los aqueos de túnicas de bronce te lleve
prisionera, llorosa y te prive de la libertad. Y estando en Argos, tendrías que tejer a las
órdenes de otra y llevar agua de la fuente, una y otra vez... y un duro destino pesará
sobre ti. Y un día dirá alguno, al verte llorar: “He ahí a la mujer de Héctor, que era el más
fuerte entre los troyanos domadores de caballos, cuando luchaban alrededor de Ilión”.
Así hablará alguno algún día y tu dolor volverá a renovarse por la falta de un hombre tal
como para apartar de ti el día de la esclavitud”. Habiendo hablado así, el ilustre Héctor
tendió las manos hacia su hijo, mas éste se echó para atrás, gritando, sobre el pecho de
la nodriza de hermosa cintura, despavorido a la vista de su padre y aterrado ante el casco
y su penacho de crines de caballo, cuando lo vio agitarse terriblemente desde el extremo
del yelmo. Se echó a reír el padre, así como la venerable madre. Y al instante el ilustre
Héctor se quitó el casco de la cabeza, depositándolo en el suelo entre mil resplandores, y
tras besar a su hijo y mecerlo en sus brazos, dijo … ( Ilíada, VI, 440-ss) Héctor se despide de Andrómaca (Tischbein)
23. • Aquiles y los griegos avanzan contra los
troyanos, empujándolos hacia la ciudad.
Héctor, aconsejado por Apolo, se mezcla entre
las tropas, pero cuando Aquiles mata a su
hermano Polidoro, Héctor le hace frente. Apolo
ayuda otra vez a Héctor, retirándolo del
combate.
• Sin embargo, Héctor queda fuera de las puertas
y es perseguido por Aquiles: dan tres vueltas a
las murallas hasta que Aquiles mata a Héctor,
clavándole la lanza en la base del cuello, el
único lugar desprotegido por su armadura.
Héctor se enfrenta a Aquiles…
Aquiles da muerte a Héctor, (Rubens)
26. • Y Príamo suplicó a Aquileo, dirigiéndole estas palabras:
Acuérdate de tu padre, oh Aquileo, semejante a los dioses, que tiene la misma edad
que yo y ha llegado a los funestos umbrales de la vejez. Quizás los vecinos
circunstantes le oprimen y no hay quien le salve del infortunio y la ruina; pero al
menos aquél, sabiendo que tú vives, se alegra en su corazón y espera de día en
día que ha de ver a su hijo, llegado de Troya. Mas yo, desdichadísimo, después
que engendré hijos valientes en la espaciosa Ilión, puedo decir que de ellos
ninguno me queda. Cincuenta tenía cuando vinieron los aqueos: diecinueve eran
de una misma madre; a los restantes, diferentes mujeres los dieron a luz en el
palacio. A los más el furibundo Ares les quebró las rodillas; y el que era único para
mí y defendía la ciudad y a sus habitantes, a éste tu lo mataste poco ha mientras
combatía por la patria, a Héctor; por quien vengo ahora a las naves de los
aqueos, con un cuantioso rescate, a fin de redimir su cadáver. Respeta a los
dioses, Aquileo y apiádate de mí, acordándote de tu padre; yo soy aún más digno
de compasión que él, puesto que me atreví a lo que ningún otro mortal de la
tierra: a llevar a mis labios la mano del hombre matador de mis hijos. (Hom. Il.
XXIV )