El documento analiza cómo los sistemas de poder del Estado someten a las personas y las vuelven insignificantes y obedientes. Las instituciones democráticas se vuelven represoras y los altos funcionarios toman las decisiones por la gente. Las personas se vuelven sujetos sujetados, sin historia ni identidad propia. El autor argumenta que las personas deben quitarse la venda de los ojos y reclamar su autonomía y libertad frente a un mundo cambiante e inestable controlado por los sistemas de poder.
Carta X. La insignificancia de nos/otros: Hacia la sociedad vendada.
1. La insignificancia de nos/otros:
Hacia la sociedad vendada.
Por: Gerardo Yorhendi Ceballos Marín1
V
ivir significa ser afectado en nuestro
contexto, ¿A que me refiero con esto? La
dicotomía individuo-colectividad en un
mundo global se vuelve más confuso, es decir, en-
tender las maneras como nos/otros convivimos en
un mundo cada vez, más aparente. Esta apariencia
en una realidad llena de símbolos, formas, colores
y sabores ya definidos y establecidos por el sistema
legítimo del estado impuestas a través de meca-
nismos de supervivencia, control social y some-
timiento de la fuerza del Estado, de la seguridad
pública, de los sistemas penitenciarios, de los hos-
pitales y las empresas farmacéuticas, del sistema
psiquiátrico, y por supuesto del sistema educativo
y de nuestras instituciones sociales-democráticas.
Ahora bien, todos estos sistemas de poder
y/o sistemas pastorales —como lo dice Michel
Foucault— nos/otros estamos sometidos a la con-
fesión,es decir,el propio sistema nos somete al con-
trol-confesionario, siendo vigilados para alimentar
el sistema capitalista, que engloba a las sociedades
más desarrolladas, pero al mismo tiempo, aparta a
las sociedades que tienen menos, entonces ¿Cómo
es posible una sociedad global? Aquí me parece
una contradicción. En este sentido, para el capita-
lismo, es necesario la existencia de los pobres, para
mantener a los monopolios y países desarrollados.
Así, este sometimiento se vuelve una regla de jue-
go social: la insignificancia. Esta insignificancia
del que nos habla Cornelius Castoriadis, que nos
vuelve más mudos, quietos, sistémicos y obedien-
tes, por los sistemas del poder del Estado.
En este sentido,las instituciones “democráti-
cas”, se vuelven represoras para una sociedad sujeta-
da, donde el poder ejercido por los altos funciona-
rios, movilizan y toman las decisiones de nuestras
instituciones y de nuestras vidas.Me atrevo a decir,
que somos secuestrados por nuestra propia demo-
cracia, una democracia en quiebra, cambiante y
llena de rupturas, móviles históricos como: corrup-
ción, violencia e impunidad, son las causas, por la
cual, surgen nuevas luchas sociales, las maneras y
las prácticas sociales de la vida cotidiana demanda
nuevas políticas públicas no productivas.
Así, nos volvemos insignificantes, somos su-
jetos sujetados, —como la filosofía del amo y el
esclavo— quien trabaja más, es porque ama, y el
que ama es el más débil, por lo contrario, el amo
se alimenta de la debilidad del esclavo. En este
orden de ideas, nuestras instituciones nos vendan
los ojos y nos hacen mudos. En efecto, los meca-
nismos de poder te vuelven obsoleto, nos hemos
convertido en seres psico-sociales sin sentidos, ni
significados. Valga la pena decir, que nos volvemos
seres sin historias, sin peculiaridades, sin pasiones,
sin imaginación, sin metas y como resultado viene
la crisis de un proceso de identidad, de la creación de
un “si mismo” en autonomía para la colectividad y
esta se pierde.
El filósofo italiano Cornelius, Castoriadis men-
ciona:
Evidentemente, no puedo saber si todo eso es sufi-
ciente para invertir la situación. Lo que es seguro, es
que los que tienen consciencia de la gravedad de la
situación deben hacer todo lo que esté al alcance de
su mano, ya sea con la palabra, con lo escrito o sim-
plemente con la actitud en el lugar que ocupan para
que la gente despierte de su letargo contemporáneo
y empiece a actuar en el sentido de la libertad.
En efecto, el gobierno está cómodo, que si-
guas viendo la televisión, el gobierno está cómodo
mantenerte trabajando sin parar, y está es la es-
trategia del sistema capitalista. Es pecado hablar
todo y callar más. Emmanuel Kant tenía razón: a
mayor libertad, mayor responsabilidad.Ahora asume
tu responsabilidad desde tu autonomía para con-
seguir tu libertad, ¿Cómo? Quítate la venda de los
ojos, resignifica y revélate ante un mundo cambian-
te e inestable.Termino este escrito con la siguiente
pregunta ¿Y tú tienes autonomía?.
cartax
1
Estudiante del Doctorado en “Conocimiento y Cultura en América Latina” del Instituto de Investigación
Pensamiento y Cultura en América Latina (IPECAL) de la CdMX.
*Contacto: yorhendi@gmail.com | Cel. 2281347180 | Xalapa, Veracruz, México | Viernes 07 de febrero del 2020 | 13:17pm.