El documento analiza cómo las identidades populares ya no se definen de forma épica o fundamentalista, sino que son el resultado de procesos de negociación e hibridación cultural. Se pasa de concepciones fijas de la identidad a entenderla como negociada a través de factores globales como los medios, la economía y los símbolos. Lo popular se define no por una esencia sino por su posición frente a las clases dominantes, y involucra tanto conflicto como negociación a través de compromisos desiguales.