2. La Cenicienta es un cuento de hadas folclórico que cuenta con varias versiones, orales y
escritas, antiguas y modernas, procedentes de varios lugares del mundo, especialmente
del continente eurásico . En el sistema de clasificación de Aarne-Thompson, se adscribe al
grupo de los cuentos folclóricos ordinarios (II), dentro de él, al de los ayudantes
sobrenaturales (500 - 559), y en concreto al subtipo 510 A: el de la heroína perseguida.
Una de las formas del cuento de la Cenicienta más conocidas en occidente es la
del francés Charles Perrault, que escribió en 1697 una versión de la historia transmitida
mediante tradición oral; la de Perrault se conoce con el título Cendrillon ou La petite
pantoufle de verre (Cenicienta o El zapatito de cristal). Anterior a ella es la del
italiano Giambattista Basile: La Gata Cenicienta (en italiano, La Gatta Cenerentola; en el
original napolitano, La gatta cennerentola), que bebe de la tradición juliana; en esa zona,
se habla el napolitano, y en ese idioma está escrito el cuento de Basile. El cuento forma
parte de la obra Pentamerón.
En Alemania, la versión de la Cenicienta que forma parte de la colección de cuentos de
hadas (Märchen) de los Hermanos Grimm Kinder- und Hausmärchen (Cuentos de la
infancia y del hogar) es hasta ahora la más popular. La versión del año 1812 de los
Hermanos Grimm varía sin embargo en muchos detalles de la francesa, lo que no es
extraño si se toma en cuenta que cada país europeo tiene su propia tradición oral del
personaje.
Historia
3. La rivalidad fraterna entre la
biblia y la Cenicienta
La temática de la rivalidad entre hermanos se encuentra dentro de la Biblia en el Antiguo Testamento,
concretamente en el Génesis.
La primera referencia a este tema es la historia de Caín y Abel. La Biblia dice que Caín era agricultor y Abel pastor
de ovejas y que un día ambos realizaron una ofrenda a Dios con los frutos de sus respectivos trabajos, y se
complació en Abel pero no en Caín, provocando en este último la envidia de su hermano. A pesar de que Dios
aconsejó a Caín que obrara bien, consumido por la envidia mató a su hermano. Consecuentemente, Dios castigó
al malvado hermano a vagar por la tierra. En relación a la Cenicienta, Caín sería el equivalente bíblico de la
madrastra envidiosa y maltratadora, y Abel la Cenicienta reducida a criada.
La segunda referencia a la rivalidad entre hermanos es Esaú y Jacob. Hijos ambos de Isaac y Rebeca, Esaú era un
hombre diestro en la caza y preferido por su padre, mientras que Jacob era hogareño y amado más por su madre.
Un día Esaú volvió exhausto de cazar y renunció a la primogenitura por un guiso de lentejas que estaba
preparando su hermano. Cuando Isaac era ya un hombre anciano y ciego, resolvió dar su bendición a Esaú, a
quien mandó que fuera de caza. Pero Rebeca hizo un guiso con dos cabritos, y vistió a Jacob con los vestidos de
su hermano y le puso las pieles de los animales muertos en los brazos, pues era lampiño mientras que su
hermano mayor era velludo. Isaac, engañado por la treta de su esposa, y dio su bendición a Jacob. Cuando
regresó Esaú, su padre le dijo que ya había dado su bendición, con lo cual este se enfureció y juró matar a su
hermano. Jacob tuvo que huir a casa de su tío Labán, hermano de su madre. En este caso, Jacob pasa de ser la
Cenicienta criada, pues él aunque no esté degradado por nadie pasaba gran parte de su vida junto al hogar, tener
un final feliz, mientras que Esaú se convierte en Cenicienta degradada.
La última referencia bíblica acerca de la rivalidad entre hermanos es la de José, hijo de Jacob. Era el hijo favorito
de su padre, provocando la envidia de sus hermanos. La envidia de estos se acentuó más cuando José les contó
dos sueños: en uno las gavillas de sus hermanos se postraban ante la suya, y en el otro el sol, la luna y once
estrellas se inclinaban ante él. Un día, Jacob mandó a José a que viera dónde estaban sus hermanos, quienes lo
hubieran matado si no hubiese intercedido el mayor de todos, Rubén, quien ordenó qe lo tiraran a una cisterna
vacía ya que quería devolver a José a su padre. Pero en la ausencia del mayor, Judá y los otros hermanos
vendieron al favorito de su padre por veinte siclos de plata a unos ismaelitas. Rubén decidió entonces matar a un
cabrito y esparcir la sangre sobre la túnica de José, regalo de su padre, para que Jacob creyera que había sido
devorado. Los ismaelitas vendieron a José a un eunuco del faraón. Con el tiempo se acabó convirtiendo en el
hombre que gobernó la casa del faraón gracias a que le interpretó dos sueños. Relacionándolo con Cenicienta,
José mismo provocó la envidia de sus hermanos, y que estos, enfurecidos, lo degradaran vendiéndolo como
esclavo.