El documento describe a Dinamarca como un país con un alto nivel de bienestar, igualdad de oportunidades y consenso político. Los gobiernos daneses se han basado tradicionalmente en pactos entre partidos de centro izquierda y derecha desde 1909, lo que ha permitido sostener un sistema que funciona y genera igualdad. El documento sugiere que España podría aprender de este modelo danés de consenso.
1. El Correo de Andalucía
Lunes, 4 de enero de 2016
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/ ESPAÑA /
Iñaki Ortega
Doctor en Economía y profesor de Deusto
Josu Gómez
Presidente de la Fundación Glocal
Aftale
En ese país, el
matrimonio
homosexual fue
legalizado antes
que en ningún
otro y los
jóvenes se
emancipan diez
años antes que
los españoles
E
xiste un país en el mundo en
el que la transparencia en la
acción de gobierno es inne-
gociable, a la vez que tienen
la monarquía más antigua de
Europa junto a la española.
Sus ciudadanos gozan de
una de las mayores cotas de bienestar, como
nos recuerda el índice de desarrollo huma-
no de la ONU y aunque pagan muchos im-
puestos para que, por ejemplo sus universi-
dades sean gratuitas, también se dan las
mayores facilidades de la OCDE para crear
una empresa, conforme al informe Doing
Business del Banco Mundial. Su salario mí-
nimo interprofesional es el más alto del
mundo pero a la vez su mercado laboral es
el más flexible de Europa. Tres de cada cua-
tro trabajadores pertenecen a un sindicato y
su tasa de desempleo es tan baja que roza el
llamado paro técnico. Su agricultura tecnifi-
cada es líder global, aplican la llamada eco-
nomía circular con normalidad, reutilizan-
do sus recursos y usando energías renova-
bles. Al mismo tiempo su economía es muy
dependiente del exterior con mucha impor-
tancia de las exportaciones.
En ese país, el matrimonio homosexual
fue legalizado antes que en ningún otro y los
jóvenes se emancipan diez años antes que
los españoles. La corrupción política es la
menor del planeta y sus habitantes aparecen
en los ranking de Forbes como los más feli-
ces y satisfechos con su país. Su capital ha si-
do elegida este año por la revista Monocle
como la mejor del planeta para vivir en ella.
Más de la mitad van a trabajar en bici-
cleta pero también son miembros activos
de la OTAN participando, con apoyo ciuda-
dano, en misiones militares en Irak y Afga-
nistán. Ocho de cada diez habitantes con-
firman su pertenencia a la iglesia patria y
una aplastante mayoría están bautizados y
confirmados.
Los juguetes más preciados para los Reyes
Magos estos días vienen de ese país y no del
sudeste asiático. Allí nació LEGO y sigue li-
derando la industria juguetera compitiendo
no por precio sino aplicando la llamada in-
novación abierta, son los propios niños los
que diseñan las nuevas colecciones.
El secreto para conciliar todos esos con-
trastes y hacerlo de modo exitoso se llama
en su lengua aftale. Acordar, que es su tra-
ducción al castellano, es lo habitual en sus
gobiernos desde 1909, fecha de la última ma-
yoría absoluta. Pactos de partidos de centro
izquierda y centro derecha son habituales
porque lo importante es sostener un sistema
que funciona y genera igualdad de oportuni-
dades, progreso y a la vez es competitivo.
Ese país es Dinamarca pero podríamos
ser nosotros también, por todo lo que tene-
mos en común con ellos: historia, estado so-
cial y de derecho, monarquía constitucio-
nal, cultura y calidad de vida. Hay otras
cuestiones que nos separan, y mucho de los
daneses, que han protagonizado –por des-
gracia– la vida española en los últimos años:
corrupción, exclusión social o falta de ver-
tebración. Aftale, –acuerdo–, es la fórmula
mágica que aplican y en la cual, los españo-
les, tras el resultado de la generales, vamos
a tener que doctorarnos, en estos próximos
meses, si queremos parecernos a nuestros
vecinos los daneses.
El acuerdo y el consenso es así hoy una
necesidad de este tiempo que reivindica la
figura de estadistas frente a la de los oportu-
nistas, de quienes tienden puentes para
construir un proyecto en común frente a
quienes los dinamitan en su propia miopía
del momento que hoy vive España.
Y es que, nuestro país vive hoy un tiempo
de retos y desafíos en los ámbitos políticos,
territoriales, políticos y sociales. Aspectos
fundamentales para la construcción de la Es-
paña del siglo XXI que marcan la apertura de
un nuevo tiempo de consenso entre todos
alejado del cultivo del odio frentista sirva
para lo más importante: construir un espacio
de progreso y bienestar en común
Algo que ya hicimos ya con éxito en una
transición democrática que ha sido ejemplo
en todo el mundo y considerada como patri-
monio de la humanidad por la ejemplaridad
de su ejecución por quienes entonces tuvie-
ron ante sí la responsabilidad de construir
desde el acuerdo dicho tiempo. Tiempo
aquel protagonizado por personalidades co-
mo Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago
Carrillo, La Pasionaria, Tierno Galván, Solé
Tura, Enrique Curiel, Manuel Fraga, Marceli-
no Camacho, Herrero de Miñón, Pasqual Ma-
ragall o Arzallus, todos ellos estadistas, con
sus luces y sus sombras, pero que fueron ca-
paces, desde sus diferencias, de construir
espacios en común para todos.
Hoy cuando la renuncia al patriotismo y
el sentimiento cainita vuelven a aparecer, es
imprescindible reivindicar, nuestros éxitos y
nuestra capacidad de superación en la histo-
ria. De ese modo serviremos a la construc-
ción de un tiempo nuevo en donde igualar lo
mejor de países como Dinamarca e incluso
superarlos no sea una quimera sino una rea-
lidad alcanzable. ~
Pactos de partidos de centro izquierda y centro derecha
son habituales porque lo importante es sostener un sistema
que funciona y genera igualdad de oportunidades