TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
NecesidadesApetenciasYDeseos_1Bach.pdf
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NECESIDADES, APETENCIAS Y DESEOS
(Guión para el profesor1
)
Según una definición actual, economía “es la manera en la que satisfacemos unas
necesidades ilimitadas con unos recursos escasos (limitados)”. La misma etimología
de la palabra “Economía” (del griego oikos-nomos = casa - reglas, normas) habla de
cómo “gestionar el hogar”, y esto no se refiere solo a cómo tenerlo limpito y ordenado
sino a que no falte lo necesario. Como se ve, el tema de la necesidad va íntimamente
unido a la economía.
La definición habla de necesidades, PERO también de que estas son
ilimitadas. De ser así, la economía estaría fundamentada en la eterna insatisfacción
del ya tengo lo que quiero, pero ahora se me queda corto y NECESITO más. Yo, yo,
yo, y siempre más….
Planteamiento a los alumnos: Como nada nos satisface, necesitamos encontrar o
crear cosas que sí nos satisfagan, luego… Es gracias a esta eterna insatisfacción que
nos movemos, que somos creativos y resolutivos. ¿Qué opináis sobre este
planteamiento? (nota para el profesor: el planteamiento expuesto es tramposo, pues
también se puede ser creativo por gusto, por placer, no solo por insatisfacción)
Dinámica: Antes de iniciar esta sesión, habremos pegado por el aula las 7 tiras de 3
términos y las 4 definiciones que conforman el documento llamado “Definiciones de
la RAE”.pdf. Con esto ya hecho, y llegados a este punto de la sesión, indicaremos a
los alumnos que deberán levantarse de sus sitios y recorrer las paredes del aula a fin
de leer estas 3 palabras y 4 definiciones que están pegadas en las paredes. Una vez
leídas, deberán despegarlas y juntar cada una de la definición/es a la palabra que ellos
consideren que va asociada. Disponen de 3min. (Para hacer más amena la actividad y
añadir un puntito de dificultad por desconcentración, podemos poner de fondo el
archivo audiovisual llamado “Rainbow Bunchie 10 hours“) NOTA: cuando terminen
les indicaremos que son las definiciones más ajustadas a economía que ofrece la RAE
referidas a dichos términos y les mostraremos la solución (por ejemplo, proyectando el
referido archivo, llamado “Definiciones de la RAE”.pdf):
APETITO:
o 1. m. Impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades.
(Luego el apetito está ligado al deseo)
DESEAR:
o 1. tr. Aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute
de algo. (Luego el deseo está ligado a la posesión)
NECESIDAD:
o 3. f. Carencia de las cosas que son menester para la conservación
de la vida. (Luego es algo irrenunciable ya que, de no tenerlo,
morimos)
o 2. f. Aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir.
(También es algo irrenunciable pues es algo a lo que no te puedes
resistir, como cuando alguien sufre una patología o adicción ellas)
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Estas ideas están sacadas de Lluch Fechina, Enrique, (2010). POR UNA ECONOMÍA ALTRUISTA. Apuntes
cristianos de comportamiento económico. Capítulo 1 “LAS NECESIDADES, LAS APETENCIAS Y LOS
DESEOS”, Boadilla del Monte, Madrid, España. Ed. PPC.
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Según muestran las definiciones, lo que a veces empieza como un deseo
puede acabar como una necesidad incontrolable que incluso nos lleve a actuar de una
manera que no nos gustaría comportarnos. Ejemplos extremos pero cotidianos de esto
lo tenemos tanto en las patologías como en las fuertes adicciones, aunque en mucho
menos grado también lo vemos, por ejemplo, cuando hacemos una compra que
deseamos (como una motocicleta) pero para poder seguir disfrutando de lo que hemos
comprado tenemos que hacernos cargo de otros gastos obligatorios (combustible,
seguros, reparaciones, impuestos, etc.)
Sabiendo que aparte de los deseos existen las necesidades, diferenciemos 2
tipos de necesidades:
1) Necesidades básicas: todo lo que necesitamos cubrir para tener una buena
salud física: alimentación, vivienda y vestido (que nos protegen de las
inclemencias del tiempo), descansar y asistencia sanitaria para cuando caemos
enfermos. Nota: todos las necesitamos, sí, aunque no en la misma cantidad.
2) Necesidades sociales o de la condición: aquello que hace falta para poder
vivir con dignidad en nuestro entorno, o para poder trabajar dignamente: por
ejemplo, un camionero necesita un camión, o… (que ellos pongan más
ejemplos en 30sg) Nota: estas necesidades no son las mismas para todos, sino
que dependen de dónde vivimos y del trabajo que tengamos.
Estos dos tipos de necesidades tienen algo muy importante en común:
sean básicas o no, son limitadas, pues necesitamos lo que necesitamos y no más.
Por ejemplo, no necesitamos comer sin parar, ni varias casas, ni mil camiones, ni…
Por el contrario, los deseos sí pueden ser ilimitados. Casi seguro que todos hemos
experimentado el tener algo que deseábamos, pero al poco tiempo se nos quedaba
corto y queríamos más. Pensemos en una persona joven que quiere una moto para
sentirse libre: tiene la moto y mola, pero al poco piensa que los de 18 tienen coche y
esos sí son libres de verdad y mola más, así que ¡a por un coche! Ya tiene el coche,
pero ¿y esa sensación de velocidad en las curvas? ¡Quiero una moto de 250!! Vale, ya
la tengo, pero… ¿Y así hasta cuándo? De no parar esta dinámica, siempre habrá un
vacío que buscaremos llenar satisfaciendo otro deseo material.
Pero también hay que señalar que otro de los motivos por los que generamos
deseos de un modo ilimitado es porque nuestra propia naturaleza humana nos lleva a
buscar nuevas metas y objetivos que a su vez nos impulsan a desear cosas nuevas. Y
esto no es necesariamente negativo.
Concluyendo esta primera parte, si aplicamos todo esto a la economía,
podremos apreciar un cierto egoísmo económico, algo así como si la economía de
mercado buscase anular la voluntad de las personas para hacernos desear cosas, y
que nuestros deseos se conviertan en necesidades que sentiremos que no podemos
vivir sin verlas satisfechas. Es como si la economía no diferenciase, bien por interés o
por desconocimiento, entre necesidades limitadas y deseos ilimitados. Es como si le
interesase relacionar A (las necesidades y los deseos) con B (el consumo de los
bienes y los servicios), A (la necesidad y deseo de desplazarse y ser libre) con B (la
moto, que sí satisface el desplazamiento, pero no necesariamente la necesidad
profunda e interna de libertad)
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¿Cuál es la Postura de la Iglesia frente al tema de las necesidades y los deseos?
Una aclaración inicial ¿Por qué preguntar por la postura de la Iglesia al respecto?
Pues por algo tan básico como que la Iglesia está integrada por personitas que no
viven encerradas en templos, ajenos a la realidad social, una de las cuales, por cierto,
es la economía.
El cristianismo es una religión tan humana que llega a afirmar que el mismo
Dios se hizo humano, en la persona de Jesús. Será con esta vocación de humanidad
que intente dar respuesta y buscar soluciones a los problemas que a todos nos
afectan.
Es cierto que la tradición y la doctrina de la Iglesia no han hablado
expresamente de economía, pero sí lo ha hecho sobre riqueza y pobreza. Luego ya
tenemos un comienzo.
Si acudimos al Antiguo Testamento, podemos leer cómo los antiguos israelitas
tenían muy claro que las necesidades son limitadas y, como tal, pueden ser cubiertas.
Así, por ejemplo, cuando el libro de Éxodo narra cuando los judíos salieron de Egipto,
atravesaron el Mar Rojo y llegaron al desierto, allí Dios les mandó el maná para que
pudiesen sobrevivir. Y dice así: “Al medirlo luego, vieron que el que había recogido
más no le sobraba, ni le faltaba al que había recogido menos; cada uno tenía lo
necesario para alimentarse” (Ex 16,18) Es decir, todos tuvieron lo suficiente para cubrir
sus necesidades, la que fuese, pero ni más ni menos.
Por otro lado, en el Nuevo Testamento tenemos el Padre Nuestro, que es la
oración principal del cristianismo. En él se pide a Dios lo siguiente: “Danos hoy nuestro
pan de cada día”, es decir, el alimento necesario para pasar el día, solo ese, no más ni
menos. Y era esta la actitud que intentaban vivir los primeros cristianos, pues de ellos
se nos que lo que tenían “lo ponían a disposición de los apóstoles para repartirlo entre
todos según las necesidades de cada uno” (Hch 4,35). Primero procuraban saber qué
se necesitaba y luego, entre todos, procuraban cubrir esas necesidades limitadas.
Por lo que toca a la Doctrina Social de la Iglesia, la primera encíclica que habla de
temas sociales es la Rerum novarum. En su apartado 17 dice: “todo el que ha recibido
abundancia de bienes, sean éstos del cuerpo y externos, sean del espíritu, los ha
recibido para perfeccionamiento propio, y, al mismo tiempo, para que, como ministro
de la Providencia divina, los emplee en beneficio de los demás.” Por su parte, la
Constitución pastoral Gaudium et spes 69 afirma lo siguiente: “Por lo demás, el
derecho a poseer una parte de bienes suficiente para sí mismos y para sus familias es
un derecho que a todos corresponde." O sea, todos necesitamos un mínimo de bienes
materiales que nos permitan vivir con dignidad, y esto es un derecho de todos.
Como se va viendo, para el cristianismo no es lo mismo el luchar por tener lo
necesario, que el considerar los deseos como algo ilimitado, o vivir para acumular.
Esto último sería un problema desde la cosmovisión cristiana “Pues los que quieren
enriquecerse caen en la tentación y en la trampa de deseos insensatos y funestos que
hunden a los hombres en la ruina y en la perdición” (1 Tim 6,9). Jesús da una
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advertencia más radical aún: “Guardaos bien de toda avaricia que, aunque uno esté en
la abundancia, no tiene asegurada la vida con sus riquezas” (Lc 12,15)
Pregunta a los alumnos: ¿Existen las personas que siempre necesitan cosas
nuevas y, por tanto, también necesitan más dinero para adquirirlas? ¿Existen las
personas que constantemente están endeudadas para vivir por encima de sus
posibilidades? Y si existen… ¿este estilo de vida les dará auténtica y profunda
felicidad? (Posible reflexión a los alumnos tras sus respuestas: desear sin límites lleva
a dos puntos: 1) la pérdida de libertad, pues se vive para satisfacer los deseos; 2) una
eterna e interna insatisfacción de no saber con qué cosas llenar ese vacío interior)
Cuando un cristiano lee esta frase del apóstol Juan: “El mundo pasa y con él,
sus deseos insaciables; pero el que hace la voluntad de Dios vive para siempre”
(1Jn 2,17), no lee que las cosas sean malas, ni que no precisemos de cosas con las
que satisfacer lo que de verdad necesitamos, o que no podamos desear algo con
naturalidad. Lo que escucha es una llamada a no desear las cosas con ansia, con
profunda inquietud, pues esto podría llevar a una persona a ser esclava de sus
deseos, lo que le causaría un profundo daño.
Bien, la Iglesia enseña esto. Perfecto. Pero entonces qué nos dice para saber
cómo vivir nuestras necesidades y deseos sin que acabemos nosotros viviendo para
ellos. Pues para la Iglesia el primer paso sería tomar conciencia de que todas las
necesidades son limitadas, y precisamente por serlo, también deberían ser limitados
nuestros deseos. OK, pero... ¿Y por qué afirma esto? Por 5 motivos:
1) Porque desear sin límites conduce a una eterna insatisfacción, y estar
eternamente insatisfechos nos impide gozar de la paz que da el saber que se
ha obtenido lo que se necesita.
Ojo: con esto no se afirma que la insatisfacción sea mala en sí misma. Está
más que comprobado que una sana insatisfacción puede generar una tensión
positiva que mueve a crear cosas, a innovar, a trabajar duro para superarse o a
generar riqueza que ayude a los demás. La crítica sería para cuando dicha
tensión se convierte en algo autodestructivo que nos frustra y anula como
personas, como seres libres.
2) Porque estar continuamente insatisfechos, deseando nuevas cosas, nos puede
crear nuevas necesidades…
a. porque podemos llegar a confundir un deseo no satisfecho con una
necesidad no satisfecha. Por ejemplo, el niño que viendo un juguete en
un escaparate lo desea y llora porque lo quiere. Los padres le dicen que
ya tiene muchos, pero él les responde: ¡es que lo necesito!
b. porque si por ejemplo queremos un coche caro y lo compramos,
tendremos el coche caro, pero con él, también tendremos que pagar un
buen seguro, piezas y reparaciones caras, etc.
3) Porque una economía egoísta lleva a que las personas se endeuden y
dependan de quien les presta. Lleva a vivir para trabajar (para pagar las
eternas deudas) en vez de trabajar para vivir. Puede incluso llevar a perder
aquello que nos define como personas, nuestra libertad. Como ejemplo se
cuenta de un empresario que estaba encantado de que sus trabajadores se
endeudaran a más no poder, pues así podía exigirles lo que quisiera ya que lo
no se podrían permitir el lujo de quedarse sin empleo (para pagar las eternas
deudas)
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4) Porque considerar los deseos como algo ilimitado conduce al egoísmo, a no
pensar más que en uno mismo y sus deseos. ¿Cómo voy a dar al otro algo que
yo necesito, si deseo tenerlo todo? Desde esta postura no cabe el otro, la
generosidad o el altruismo. Y para el cristianismo Dios es Amor, y el amor ya
se sabe que es de todo menos egoísta.
5) Porque puede conducir a la idolatría, peligro este puramente religioso. Nos
referimos a cuando se hacen de los deseos un dios que eternamente está
presente en la vida de sus fieles para pedirles que vivan para satisfacerlos.
Por el contrario, satisfacer necesidades y deseos, PERO sabiendo que son
limitados, nos ayuda a vivir felices y a crecer como personas. Y también por 5 motivos:
1) Porque aprender a vivir cubriendo solo una cantidad limitada de necesidades y
deseos no es de pusilánimes, pelagatos, gandules o vagos sin afán de
superación, sino de personas que se dan la oportunidad de tener otras metas
en las que poder concentrarse, sabedoras de que como no necesitan nada
más, pueden hacer otras cosas. Y sabedoras, también, de que pueden vivir
esforzándose, pero no ya por necesidad sino por el mero gustazo de la auto
superación, de ser feliz por dedicarse a lo que le satisface y a lo que sabe que
debe hacer.
2) Porque aquí no se admite el auto engaño de confundir deseo con necesidad.
Podré querer algo que no necesito, y podré adquirirlo, pero lo haré porque
quiero, siendo responsable y consciente de las consecuencias de mis actos, no
engañado. Esta es una actitud adulta.
3) Porque con esta actitud, si una persona se endeuda, se endeudará con una
cantidad llevadera, no excesiva, y solo para adquirir los bienes que necesita y
que utilizará por mucho tiempo. Lo contrario, nos esclaviza.
4) Porque si soy consciente de que yo tengo unas necesidades que cubrir,
también podré ser consciente de que otros también tienen otras necesidades
que cubrir, y no siempre pueden hacerlo. Desde esta postura, la solidaridad
para con los necesitados sí tiene cabida.
5) Porque ser consciente de que las necesidades y los deseos son limitados abre
la vida a otros horizontes a los que libremente podremos dirigirnos, más allá de
un estar eternamente cubriendo nuevas necesidades y deseos.
Reflexión final: la economía no tiene por qué ser egoísta. Nuestro comportamiento
económico puede considerar las necesidades (básicas, sociales o de la condición)
como limitadas. Y, aunque los deseos no tienen por qué ser limitados, el considerarlos
limitados es la opción más liberadora y solidaria.