2. Cuerpo humano y
cuerpo no humano
¿Cuál es la diferencia entre
nuestro cuerpo y una piedra?
S i o b s e r v a m o s
detenidamente nos
percatamos que en a nivel
ontológico aparentemente
somos iguales ya que
somos un cuerpo como lo
es la piedra, porque ocupa
un espacio y un tiempo
concreto.
3. Sin embargo en el caso del hombre la experiencia
del cuerpo humano va en una doble dirección:
tenemos dos cuerpos que entran en contacto, el
cuerpo tocado y el cuerpo que toca.
Así pues, el cuerpo humano (hombre) difiere
esencialmente de cuerpo no-humano (piedra) no
solo por la composición química, sino porque el
no-humano es todo exterioridad (está allí),
mientras que el cuerpo humano es, además de
exterioridad, exteriorización de algo
esencialmente interno.
5. Haciendo un análisis de cómo funcionamos, pareciera que el hombre tiene
una doble “dimensión”, por llamarlo de alguna forma: el hombre exterior
que está habitado por un hombre interior.
Es así como nos damos cuenta de que mi cuerpo no es sólo un modo de
actuar sobre el mundo, sino la condición imprescindible de habitarlo y de
vivir mi experiencia irrepetible en él.
El cuerpo humano va más allá de la simple corporeidad animal porque,
en cuanto humano, lleva en sí mismo la vitalidad interior que es el alma.
Cuando veo a otro hombre, su presencia sensible me da de él un cuerpo
que manifiesta una forma particular, que se mueve, que tiene
comportamientos externos y visibles.
La homogeneidad somática (o sea, la unidad homogénea del cuerpo
humano) y el dinamismo manifestado en el hombre son tan evidentes que
él lo expresa de inmediato reconociendo a otro hombre semejante a él.
6. • Así pues, el cuerpo se presenta
como un campo expresivo muy
fértil que expresa la intimidad
del hombre.
• La percepción de mi cuerpo es
diferente de la del otro. Es mío
porque es el instrumento
inmediato para relacionarme con
las cosas. Mi cuerpo es
percibido desde dentro de él, es
el “intra-cuerpo”
• El cuerpo hace del hombre un
personaje espacial. Me coloca en
un lugar y me excluye de todos
los demás; puedo cambiar de
lugar pero ese será siempre mi
aquí.
8. El hombre y la mujer expresan con el lenguaje de
sus cuerpos toda su realidad como personas. Es
justamente la masculinidad y la feminidad la
fuente directa del lenguaje corporal.
En el nivel del lenguaje del cuerpo, el hombre y
la mujer se manifiestan a sí mismos
recíprocamente del modo más pleno y más
profundo. El cuerpo, en cuanto sexual, expresa
la vocación del hombre a la reciprocidad y a la
donación mutua de sí.