Escrito 98 sobre la autorrealización espiritual humana
Escrito 24 dotaciones espirituales
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DE: JAIME DIAZ (MEXICO)
MARZO 2004
ESCRITO 24
LAS DOTACIONES ESPIRITUALES EN EL
HOMBRE
Amados buscadores de la Verdad Divina, reciban todos ustedes un saludo
cordial; que la verdad del Padre Eterno prevalezca en todos nosotros.
La Revelación Ampliada de la Verdad que representa El Libro de Urantia nos
habla de las tres dotaciones espirituales presentes en todos los seres humanos. Estas
dotaciones favorecen el logro evolutivo y la supervivencia de nuestra conciencia en la
eternidad. Es necesario incluir en este escrito las verdades sobre el Alma, el Espíritu de
la Verdad y el Espíritu Santo, en virtud de la importante interrelación que tiene nuestra
alma con las dotaciones espirituales de la Personalidad, la Mente y el Ajustador del
Pensamiento, así como la maravillosa influencia del enlace espiritual dual del Espíritu
de la Verdad y el Espíritu Santo para el desarrollo del alma. Realizamos este escrito de
acuerdo a la información proporcionada por la revelación contenida en El Libro de
Urantia.
Las Dotaciones Espirituales que recibimos los seres humanos al venir a este
mundo físico son las siguientes:
1 La Personalidad (Dotación)
2 La Mente (Dotación)
3 El Ajustador del Pensamiento (Dotación)
A Verdades sobre el Alma
B Verdades sobre el Espíritu de la Verdad
C Verdades sobre el Espíritu Santo
Entiendo que la primera y segunda dotación espiritual se encuentran presentes
en nosotros antes de nuestro nacimiento físico en este mundo. Me baso en la declaración
de un Melquisedek de Nebadon (revelador) quien nos dice lo siguiente: “Un niño ya
existe alrededor de nueve meses antes de que él experimente el nacimiento” 1130:6.
Al hablar de “un niño” se habla de una “persona” con dotación completa de vida,
aunque este no haya desarrollado su cuerpo físico en su totalidad. El revelador es muy
preciso en sus palabras al expresar “un niño ya existe”. La tercera y última dotación la
recibimos durante la infancia, cerca de cumplir los seis años de edad, al realizar nuestra
primera elección moral. 1478:4.
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1 - La Personalidad
La personalidad es el don incomparable que el Padre Universal confiere a las
energías vivientes y asociadas de nuestra materia, mente y espíritu, y que sobrevive al
sobrevivir nuestra alma morontial. Nuestra personalidad no es el cuerpo, ni la mente,
ni el espíritu, ni el alma. La personalidad es, en nosotros, una realidad que no varía en
nuestra experiencia siempre cambiante, ella unifica todos los factores asociados de
nuestra individualidad. (Prólogo, pág. 9) El Don de la personalidad no reside
específicamente en alguna de nuestras energías vivientes y asociadas, pero interactúa
con todas ellas. Jesús nos enseña que la Personalidad es una dotación cósmica que
puede coexistir con cambios ilimitados y que retiene su identidad en la presencia misma
de todos esos cambios, por siempre y para siempre. 1434:5.
La personalidad que nos ha otorgado el Padre Universal funciona a través de la
interasociación de las energías materiales, mentales y espirituales que se encuentran
presentes en nosotros. Las energías asociadas de carácter material, mental y espiritual,
constituyen el “vehículo orgánico” para la manifestación de nuestra personalidad.
194:3.
La existencia de la personalidad es independiente de la dotación del Ajustador
del Pensamiento, nuestra chispa divina. La personalidad se encarga de unificar y
coordinar nuestras energías vivientes y asociadas. La personalidad es exclusiva,
distinta y original en cada uno de nosotros, no existen dos iguales. La personalidad se
distingue por dos fenómenos automanifestantes de conducta reactiva mortal, la
autoconciencia y el libre albedrío. La dotación de este don divino nos confiere la
dignidad de la ciudadanía cósmica. La personalidad nos permite reconocer las tres
realidades mentales básicas del cosmos, que son: 1.- El reconocimiento matemático de
la uniformidad de la causación física. 2.- El reconocimiento razonado de la obligación
de la conducta moral y 3.- La comprensión por la fe de la comunión de adoración a la
Deidad, asociada al servicio amoroso a la humanidad. 194:5; 195:2, 3, 4, 5.
La declaración de un Mensajero Solitario de Orvonton nos aporta un dato muy
puntual. “La conciencia humana descansa suavemente sobre el mecanismo
electroquímico que está más abajo, y toca delicadamente el sistema de energía
espíritu-morontial que está más arriba.” Parece indicarnos que nuestra conciencia
humana descansa suavemente sobre la parte superior de nuestro cuerpo físico, en
nuestra cabeza, en conexión con nuestro espíritu, alma y mente que se encuentran
ubicados más arriba, que representan el sistema espíritu-morontial. (1216:6; 8:7).
2 - La Mente
La Mente es una cualidad de la realidad universal. La mente es el mecanismo
del organismo humano que piensa, percibe y siente. La totalidad de la experiencia
consciente e inconsciente. La inteligencia asociada con la vida emocional, que alcanza
hacia arriba el nivel del espíritu mediante la adoración y la sabiduría. 8: 6, 8.
Al respecto de la mente, leemos: “El hombre mortal tiene un núcleo
espiritual. La mente es un sistema de energía personal que existe alrededor de un
núcleo espiritual divino y que funciona en un ambiente material.” (142:1)
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Entendemos que el revelador se refiere al Ajustador del Pensamiento, al referirse al
núcleo espiritual divino, la chispa divina que reside en nuestra mente.
La mente nos ha sido otorgada por el Espíritu Creativo del Universo, la
Ministra Divina de nuestro universo local. Ella funciona a través de los siete espíritus
ayudantes de la mente, que no deben considerarse como entidades, sino más bien como
circuitos que representan un nivel de conciencia de la Ministra Divina; estos siete
espíritus ayudantes están siempre subordinados a la acción y presencia de su madre
creativa. Los siete espíritus reciben los nombres de: intuición – entendimiento – valor
– conocimiento – asesoramiento – adoración – sabiduría. Se requiere de la función
coordinada de los siete espíritus ayudantes para calificar a la mente humana para la
recepción de un Ajustador. 378:2; 404:2; 401:5,6; 1187:1; 402:1.
La dotación de la mente nos habilita para tomar decisiones morales, que nos
ayudan a asemejarnos a nuestro Ajustador Divino que proviene de Dios y que es Dios.
“Es por la mente que vivimos o morimos espiritualmente, rechazando el potencial
de la existencia eterna”. La mente es todo lo que tenemos de la realidad universal que
está sujeta a nuestra voluntad durante nuestra corta vida en la tierra. Nuestra alma, el yo
morontial, ilustrará fielmente la cosecha de nuestras decisiones temporales durante
nuestra vida temporal. 1177:3; 1216:5, 6.
Nuestro yo material y personal debe elegir cooperar con el Ajustador
residente para crear y fomentar el yo morontial, el alma evolucionaria y
potencialmente inmortal. La mente es el instrumento cósmico sobre el cual nuestra
voluntad humana puede tocar la discordia de la destrucción, o sobre el cual nuestra
misma voluntad puede extraer las melodías exquisitas de la identificación con Dios y la
consiguiente supervivencia eterna. La mente es nuestro buque, el Ajustador es nuestro
piloto, y nuestra voluntad humana es el capitán. 1216:3; 1217: 1, 4.
Jesús de Nazaret nos dice: “Aunque la mente no es la sede de la naturaleza
espiritual, es en verdad la entrada que conduce a ella”. Asimismo nos enseña que la
mente es la puerta de entrada al alma, la naturaleza espiritual del hombre que debe
reconocer la verdad y responder al llamado espiritual del evangelio, para producir en
nosotros los resultados permanentes para la verdadera transformación de nuestro
carácter. Un Melquisedek de Nebadon nos enseña: “Son vuestros pensamientos los
que os conducen hacia Dios”. Mediante pensamientos elevados y espiritualizados
podemos hacer contacto con nuestro espíritu divino, la presencia de Dios en nuestra
mente. Por medio de la oración inteligente podemos ampliar nuestra capacidad para
recibir la presencia del espíritu residente de nuestro Padre Celestial. 1733:1; 1705:4;
1104:7; 1640:3; 2088:5.
3 - El Ajustador del Pensamiento - El Espíritu Divino
El espíritu divino que reside en nuestra mente humana es el Ajustador del
Pensamiento o Monitor Misterioso. Este espíritu inmortal es pre-personal –no es una
personalidad, pero está destinado a volverse una parte de nuestra personalidad, siempre
y cuando alcancemos el estado de criatura mortal sobreviviente. 8: 9.
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El Padre Celestial, aunque reside personalmente en el Paraíso, también se
encuentra presente en los mundos del espacio, en las mentes de sus incontables hijos
temporales, morando en ellos en la forma de Monitores Misteriosos. El fragmento de
Dios reside en la mente del hombre, Dios ha descendido en forma de Ajustador para
tornarse el socio experiencial del hombre en el logro del destino excelso que así ha sido
ordenado. 1176:3.
Los reveladores declaran: “Pero sabemos que un fragmento de Dios vive en la
mente humana.” “El hombre mortal tiene un núcleo espiritual”. 172:2; 142:1.
El Ajustador divino es el fragmento pre-personal del mismísimo Padre
Universal morando en nuestra mente humana. El monitor divino proviene del Paraíso
Universal, el origen de todas las cosas y seres. Su residencia en el Paraíso se encuentra
en una de las siete esferas del Padre llamada Divinington. El Ajustador llega al niño
humano antes de cumplir 6 años, tiempo promedio (5 años, 10 meses y 4 días), cuando
éste realiza su primera actividad moral. 1478:4.
Un Mensajero Solitario de Orvonton nos habla sobre los Ajustadores divinos
diciendo:
“No debe pensarse que los Ajustadores viven en el cerebro material de los seres
humanos. No son parte orgánica de las criaturas físicas de los reinos. “El Ajustador del
Pensamiento se puede visualizar en forma más apropiada como residiendo dentro
de la mente mortal del hombre más bien que como existiendo dentro de los
confines de un órgano físico especifico”. 1203:2
“El Ajustador es la fuente del logro espiritual y la esperanza del carácter
divino dentro de vosotros.” “El Ajustador es el Padre Divino de tu verdadero yo,
tu yo más elevado y en avance.” 1193:3,5.
“Es realmente una maravilla de condescendencia divina que los excelsos y
perfectos Ajustadores se ofrezcan a sí mismos para existir verdaderamente en la
mente de las criaturas materiales, tales como los mortales de Urantia, para
efectivamente consumar la unión de prueba con los seres de origen animal de la tierra.”
“Proceden directamente del Padre Universal.” “No son seres creados; son entidades
fragmentadas que constituyen de hecho la presencia del Dios Infinito” “El Ajustador es
la posibilidad del hombre para lograr la eternidad; el hombre es la posibilidad del
Ajustador para lograr personalidad” “Vuestro Ajustador individual trabaja para
espiritualizaros” “Los Ajustadores están saturados de amor bello y autodonante del
Padre de los espíritus. Os aman divina y verdaderamente; son los prisioneros de la
esperanza espiritual confinados en la mente del hombre. Esperan anhelosamente
que vuestra mente mortal alcance la divinidad para que pueda terminar su
soledad, para que puedan ser liberados con vosotros de las limitaciones de la
vestimenta material y de la indumentaria del tiempo” “Los Ajustadores del
Pensamiento son espíritus, espíritus puros” “Son de Dios, y en cuanto podemos
discernir, son Dios”. 1192:6; 1182:4,7; 1177:3.
“Y el Ajustador constantemente se comunica, indirectamente, y sin
reconocimiento con el sujeto humano, especialmente durante aquellas experiencias
sublimes de contacto adorador de la mente con el espíritu en la superconciencia”
1203:2.
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Nos enseñan que los Ajustadores trabajan en los altos niveles de nuestra mente
humana, buscando incesantemente producir duplicados morontiales de cada uno de
nuestros conceptos intelectuales. Los Ajustadores trabajan para construir las
contrapartes espirituales, las transcripciones morontiales de nuestro verdadero yo en
avance, para los fines de supervivencia. El Ajustador trabaja constantemente para
espiritualizar nuestra mente y evolucionar nuestra alma morontial, la que hará posible
nuestra existencia consciente por toda eternidad. 1205: 1, 2; 1207: 2.
Podemos mejorar la armonía con nuestro Ajustador divino al basar nuestra
vida en la conciencia más alta de los valores de la verdad, la belleza y la bondad,
coordinando estas cualidades divinas mediante la sabiduría, la adoración, la fe y el
amor; amando a Dios y deseando ser como él; amando al hombre y deseando servirle
con sinceridad; aceptando con regocijo nuestra ciudadanía cósmica. 1206: 4, 5, 6, 7, 8.
Verdades sobre el Alma
Nuestra alma es una adquisición experiencial, es fruto de nuestra experiencia
humana y espiritual. Cuando elegimos “hacer la voluntad del Padre que está en el
cielo”, nuestro espíritu residente, el Ajustador, se convierte en el Padre de una nueva
realidad en nuestra experiencia humana. Nuestra mente es la madre de esta misma
realidad que surge. La sustancia de esta nueva realidad no es material ni espiritual, es
morontial, es el alma emergente e inmortal que está destinada a sobrevivir la muerte
física y a empezar su ascensión al Paraíso, donde encontrará a su Padre Creador, el
Padre Universal. 8: 10.
En la siguiente declaración observamos que el revelador se refiere a la presencia
y formación del alma en nuestra mente humana, pues dice: “La mente material del
hombre mortal es el telar cósmico que lleva el tejido morontial sobre el cual el
Ajustador del Pensamiento residente teje los diseños espirituales de carácter
universal, de valores duraderos, y significados divinos-un alma sobreviviente de
destino último y carrera sin fin, un finalista potencial. 1217:6.
Leemos también que: “El alma comparte las cualidades tanto de la mente
humana como del espíritu divino” (1219.4).
Existen tres factores para la creación evolutiva del alma humana: 1 la mente
humana; 2 el espíritu divino; 3 la relación entre la mente y el espíritu divino que
connota un valor y un significado que no se encuentran en ninguno de los dos primeros
factores; la realidad de esta relación singular no es ni material ni espiritual, sino
morontial, esta realidad es el Alma. 1218: 1, 2, 3, 4.
Un Mensajero Solitario de Orvonton declara que: “La personalidad humana se
identifica con la mente y el espíritu, vinculados en enlace funcional por la vida en
un cuerpo material. Este enlace funcional de mente y espíritu no da como
resultado una combinación de las cualidades o atributos de la mente y del espíritu,
sino mas bien da un valor universal enteramente nuevo, original y único de
perduración potencialmente eterna: EL ALMA” 1218:1.
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Jesús nos enseña que la naturaleza espiritual es nuestra alma, puesto que
durante la enseñanza en Tiro y refiriéndose al hombre, dijo: “…mediante la fe puede
elevar su naturaleza espiritual hacia la luz solar de la verdad celestial, y producir
realmente los nobles frutos del espíritu”. “…que los cimientos intelectuales y morales
de su carácter tengan tal solidez que sostengan adecuadamente la superestructura de su
naturaleza espiritual que aumenta y se ennoblece, la cual transformará así la mente
mortal para después, en asociación con esa mente recreada, conseguir desarrollar el
alma de destino inmortal”. “Vuestra naturaleza espiritual –el alma creada
conjuntamente—es un producto viviente, pero la mente y la moral del individuo son
el terreno del que deben brotar esas manifestaciones superiores del desarrollo humano y
del destino divino. 1737:5; 1738:1.
Jesús nos ilustra: “El alma es la parte del hombre que refleja su yo, discierne
la verdad y percibe al espíritu, y que eleva para siempre al ser humano por encima
del nivel del mundo animal. La conciencia del yo, en sí misma y por sí misma, no es
el alma. La conciencia moral del yo es la verdadera autorrealización humana y
constituye el fundamento del alma humana. El alma es esa parte del hombre que
representa el valor potencial de supervivencia de la experiencia humana. La
elección moral y la consecución espiritual, la capacidad para conocer a Dios y el
impulso de ser semejante a El, son las características del alma. El alma no puede
existir sin pensamiento moral y sin actividad espiritual. Un alma estancada es un
alma moribunda. Pero el alma del hombre es distinta del espíritu divino que reside
dentro de la mente. El espíritu divino llega al mismo tiempo que la mente humana
efectúa su primera actividad moral, y en esa ocasión es cuando nace el alma”
1478:4. Nota: El espíritu divino es el Ajustador del Pensamiento residente en la mente
humana.
“La salvación o la pérdida de un alma dependen de que la conciencia moral
alcance o no el estado de supervivencia mediante una alianza eterna con el espíritu
inmortal asociado que le ha sido dado. La salvación es la espiritualización de la
autorrealización de la conciencia moral, que adquiere de este modo un valor de
supervivencia. Todos los tipos de conflictos del alma consisten en la falta de
armonía entre la conciencia de sí moral o espiritual, y la conciencia de sí
puramente intelectual” 1478:6.
1.- “La semilla oculta del alma humana es un espíritu inmortal.” (Jesús). 2.-
“Al principio, esta alma inmortal es de naturaleza totalmente morontial, pero
posee tal capacidad de desarrollo que invariablemente asciende a los verdaderos
niveles espirituales de fusión con los espíritus de la Deidad, generalmente con el
mismo espíritu del Padre Universal que inició tal fenómeno creador en la mente de
la criatura.” (Mensajero Solitario). 1459:6; 1219:2.
Se nos instruye que nuestra alma morontial saturada de verdad, belleza, y
bondad, valores de realización de la conciencia de Dios, se vuelve verdaderamente
indestructible. 1219:6.
Nota: “Morontia es un término que designa un inmenso nivel intermedio
entre lo material y lo espiritual. Puede designar realidades personales o
impersonales, energías vivientes o no vivientes. La urdimbre de la morontia es
espiritual, su trama es material.” (Pág.9:2).
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Sobre el Espíritu de la Verdad y el Espíritu Santo
El Espíritu de la Verdad es el Espíritu-Don que el Hijo Creador Miguel
(Jesús de Nazaret) ha derramado a todo ser humano que nace en la Tierra (Urantia). Es
el espíritu instructor interno, que fomenta y personaliza la verdad, “porque la
comprensión de la verdad es lo que constituye la forma más elevada de libertad
humana” (Págs. 2060-2061). “y que el Espíritu de la Verdad reside con el alma
humana;” (pag. 17:2).
El Espíritu de la Verdad nos ayuda a recordar y a comprender las palabras
del Maestro. Nos ayuda a dar fe de las enseñanzas de Jesús. Nos conduce hacia toda
verdad espiritual, “al conocimiento en expansión de la experiencia de la conciencia
espiritual, viviente y creciente, de la realidad de la filiación eterna y ascendente con
Dios”. (Pág. 2061) Desde la donación del Espíritu de la Verdad, estamos sujetos a la
enseñanza y guía de una triple dotación espiritual: El espíritu del Padre (el Ajustador
del Pensamiento); el Espíritu del Hijo (el Espíritu de la Verdad) y el Espíritu del
Espíritu (el Espíritu Santo). (Págs. 2061-2062).
Estas tres realidades de la personalidad del Padre, del Hijo y del Espíritu
pueden ser captadas por nuestra personalidad en una actitud de oración y adoración a
la presencia divina. 1165:5.
Se nos enseña que el Espíritu de la Verdad funciona al unísono con la
presencia del espíritu de la Ministra Divina, el Espíritu Santo; y que este enlace
espiritual dual, está en suspenso sobre los mundos, buscando enseñar la verdad e
iluminar espiritualmente las mentes de los hombres y conducirlos al Paraíso. 379:4
Aunque el Espíritu de la Verdad fue derramado sobre toda carne, este Espíritu
está casi totalmente limitado en función y poder, debido a nuestra recepción
personal de aquello que constituye la suma y sustancia de la misión de Jesús de
Nazaret: el Evangelio del Reino. El Espíritu Santo es en parte independiente de
nuestra actitud humana y está parcialmente condicionado por nuestras decisiones y la
cooperación de nuestra voluntad humana. Sin embargo, el ministerio del Espíritu Santo
aumenta su efectividad, santificando y espiritualizando nuestra vida interior cuando más
completamente obedecemos las guías divinas. 379: 5. En la medida que aceptamos y
ponemos en práctica las enseñanzas espirituales de Jesús en nuestra vida interior,
sirviendo al hombre y consagrando nuestra voluntad a hacer la voluntad del Padre de
todo corazón, en esa medida actuarán para nosotros los Espíritus de la Verdad y el
Espíritu Santo, bendiciendo nuestra naturaleza espiritual, el alma, para el logro de
nuestra supervivencia eterna.
Nos revelan que como individuos no poseemos una porción o entidad
segregada del Espíritu de la Verdad y del Espíritu Santo, que estos dos ministerios
no tienen contacto con los centros de pensamiento de nuestras mentes individuales, y
que tampoco residen en ellos como lo hacen los Ajustadores Divinos. 379:6.
La dote inicial de la supermente, la Ministra Divina del universo local, a
nosotros, es el Espíritu Santo, que infaliblemente aparece en la personalidad humana,
creando en la mente la capacidad de autorrealizar la sobrevivencia humana, tanto en el
concepto teológico como en la experiencia real de nuestra personalidad. La primera