Escrito 93 sobre la oración personal a nuestro padre espiritual
Escrito 100 las fuerzas espirituales y la fuerza espiritual
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DE: JAIME DIAZ PAGE -MÉXICO-
DICIEMBRE 2013
ESCRITO 100
SOBRE LAS FUERZAS ESPIRITUALES
LA FORTALEZA ESPIRITUAL - LA COMUNIÓN CON DIOS
Amados hermanos y hermanas, los saludo en la luz y presencia del Padre Eterno.
Incluiré en este escrito varias enseñanzas sobre los temas enunciados, cuyo objetivo es que
cada ser humano establezca una alianza espiritual con Dios, con su Espíritu residente.
Un fragmento de Dios vive en nuestra mente humana, y junto a nuestra alma residen
el Espíritu de la Verdad y El Espíritu Santo. Estas fuerzas espirituales, en alianza
mutua, buscan que podamos captar la realidad de los valores espirituales y comprender
los significados universales. No nos quepa la menor duda de que los valores espirituales y
las fuerzas espirituales son totalmente reales.
Nuestro Gran Dios nos ha dado una parte de su ser eterno e infinito para residir en
nuestra mente humana; y si decidimos entregarnos a la guía-dirección de las fuerzas
espirituales que están dentro y alrededor de nosotros, sin duda alguna alcanzaremos el
glorioso y elevado destino que el Padre Divino ha dispuesto para nosotros, sus hijos del
tiempo.
El Padre divino, al donar los Ajustadores divinos y el don de la Personalidad, actúa
solo, pero para el contacto de las fuerzas espirituales con los seres inteligentes de los
universos el Padre utiliza los espíritus y las personalidades del Hijo Eterno y del
Espíritu Infinito. El Padre está presente en todas partes, pero se puede discernir su
presencia en y a través de las fuerzas espirituales, influencias y presencias que funcionan
asociadas en el Gran Universo.
Múltiples líneas de fuerza espiritual y fuentes de poder supramateriales nos
vinculan con las Deidades de Paraíso: Padre Universal-Hijo Eterno-Espíritu Infinito.
En nuestro caso, Jesús, el Hijo Creador, personifica al Padre Universal en nuestro
universo local de Nebadón. Él es un centro de personalidad para las fuerzas espirituales
del Padre y el Hijo Eterno del Paraíso.
Nuestro Padre Creador, Cristo Miguel (Jesús), está dotado de un espíritu de
presencia universal, esta presencia es el Espíritu de la Verdad que él derramó sobre la
humanidad y que permanece suspendido sobre el mundo desde hace más de 2000 años,
buscando enseñarnos la Verdad e iluminar nuestras mentes. Todos aquellos que busquen
la Verdad divina según las enseñanzas de Jesús, serán guiados por este espíritu hacia
Cristo Miguel (Jesús) quien personifica la Verdad en nuestro universo local. Es por esta
razón que Jesús dijo: “A través de este Espíritu atraeré a todos los hombres hacia mí”.
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Este Espíritu de la Verdad que Jesús derramó sobre la humanidad es una poderosa
influencia mundial que nos conduce hacia arriba y nos impulsa hacia adentro, hacia el
Paraíso, cuando decidimos conocer la Verdad y hacer la Voluntad de Dios. El impulso
espiritual hacia adentro es la fuerza más poderosa que existe en el planeta. Los
creyentes que conocen la verdad, que conocen a Dios, son las almas más progresivas y
dinámicas del Planeta.
El propósito del ministerio de las fuerzas espirituales del universo es que
podamos ser fortalecidos interiormente con poder mediante nuestro espíritu residente,
y que nuestra alma y nuestra mente logren poder espiritual para el bien.
Jesús dijo cierta vez: Venid a mí todos los que laboráis, que yo os daré descanso:
fortaleza espiritual.
Jesús enseñó que utilizáramos la fuerza espiritual para romper toda resistencia
material y pudiéramos superar todos los obstáculos terrenales que pudieran impedirnos el
logro de los valores espirituales en la nueva vida espiritual. La utilización de la fuerza
espiritual implica conectarnos con Dios en la intimidad espiritual para inspirar nuestra
mente, ennoblecer nuestra alma y tomar las decisiones correctas.
Durante toda nuestra vida, el espíritu combinado nos asiste para ayudarnos cada vez
más a situar nuestra naturaleza material-animal bajo su sabia conducción, bajo su dominio
espiritual. Existe en verdad una alianza de fuerzas espirituales y poderes divinos que
buscan liberarnos de la esclavitud material y las limitaciones finitas.
Para lograr la madurez espiritual necesitamos trabajar, y el trabajo requiere de
energía. ¿En donde encontraremos el poder para conseguir esto? Las cosas materiales se
dan por evidentes, pero Jesús nos ha dicho que no sólo del pan material vive el hombre.
Entonces, si tenemos un cuerpo físico normal y una salud razonable, debiéramos
buscar el incentivo necesario que actúe como estímulo para activar las fuerzas
espirituales que están latentes en nosotros. Tomando en cuenta que Jesús nos ha dicho
que Dios vive en nuestra mente: a) qué podemos hacer para liberar los poderes de
divinidad e infinidad que están ligados a nuestra alma? b) qué podemos hacer para dar
paso a Dios en nosotros y que él refresque y ennoblezca nuestra alma? c) de qué mejor
manera podemos activar los poderes latentes para el bien, que permanecen ligados a
nuestra alma?
La excitación emocional no es recomendable porque agota el poder de nuestra
mente y cuerpo. Entonces, de donde surge la energía para que hagamos estas cosas? El
secreto de todo este asunto está envuelto en la comunión espiritual, en la adoración a
Dios mediante la fe. Recordemos que Jesús nos enseñó que la fe en Dios actúa para
liberar los poderes de divinidad e infinidad de la chispa divina en nosotros mismos.
Desde el punto de vista humano, es un asunto de meditación y relajación
simultánea. La meditación logra o realiza el contacto de la mente con el Espíritu, o de
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otro modo, la meditación conecta nuestra mente con el Espíritu; la relajación (descanso)
alcanzada, determina la capacidad de nuestra alma para recibir el contenido espiritual.
Al comulgar con Dios, hacemos la voluntad de Dios, entonces surge la fortaleza y
desaparece la debilidad, aparece el valor y se disipa el temor; todo esto constituye la
adoración. Cuando repetimos estas experiencias, producimos hábitos dadores de
fortaleza y hábitos de adoración. Estos hábitos nos otorgan carácter espiritual, y éste es
reconocido por nuestros semejantes como el carácter de una “personalidad madura”.
Amados hermanos y hermanas, mientras más se multiplican los atractivos y
encantos en nuestra civilización, más urgente es que apliquemos estos hábitos de
protección para que conservemos y aumentemos nuestra energía espiritual.
Jesús se apartaba frecuentemente para comulgar con el Padre en el cielo, para reunir
fuerza y sabiduría. Jesús realizaba en aislamiento (a solas) la meditación adoradora.
Jesús buscaba nuevas reservas de sabiduría y energía para enfrentar las múltiples
demandas del servicio social. Buscaba acelerar y profundizar el supremo propósito del
vivir -Hacer la voluntad del Padre- sometiendo verdaderamente su personalidad total
a la conciencia del contacto con la divinidad.
Esta práctica de adoración de nuestro Maestro Jesús, brinda la relajación
necesaria que renueva nuestra mente y la iluminación que inspira y ennoblece nuestra
alma; dándonos también el valor que nos permite enfrentar decididamente nuestros
problemas y la autocomprensión para eliminar el temor que nos debilita. La práctica de
la adoración nos trae la conciencia de unión con la divinidad, dándonos la seguridad
necesaria para atrevernos a ser como Dios es. La relajación producida por la adoración o
comunión espiritual que realizaba nuestro Maestro Jesús, alivia la tensión, elimina los
conflictos y aumenta significativamente los recursos de nuestra personalidad.
NOTA: La relajación consiste en sentarse cómodamente, cerrar los ojos, calmar la
respiración y dirigir la atención mental con devoción hacia Dios, al Espíritu interior. “La
meditación espiritual implica la técnica de la oración y la adoración a Dios”. En la
oración pedimos lo que nos falta en sentido espiritual, y en la adoración sólo escuchamos
a Dios con todo nuestro amor, permaneciendo un tiempo en acallada receptividad, para
permitir la acción del Espíritu sobre nuestra alma que permanece en adoración atenta.
Se sugiere para el proceso de meditación y relajación un tiempo de 20 a 30 minutos
diarios, o lo que cada quien desee en su corazón ofrecer al Padre Divino, que es amor
infinito.
Entonces, cuando por nuestra propia voluntad tomamos la decisión moral de
conocer a Dios, realizamos un contacto creativo y auténtico con las fuerzas espirituales
del universo que están bajo el control de nuestro Ajustador del Pensamiento. Estas
fuerzas son los ministros espirituales asociados que trabajan al unísono y en combinación
con nuestro Espíritu residente: el Espíritu de la Verdad y el Espíritu Santo.