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DE: JAIME DÍAZ PAGE (MÉXICO)
DICIEMBRE 2010
ESCRITO 69
EL AJUSTADOR- LA MENTE- EL ALMA- LA
PERSONALIDAD
SOBRE EL AJUSTADOR DEL PENSAMIENTO
El Ajustador mora en nuestra mente humana, es la dádiva del Padre eterno. Su
misión consiste en ser el Padre Universal para cada uno de nosotros. Trata de elevar
espiritualmente la mente humana y trasladar nuestra alma inmortal a las alturas divinas
y a los niveles espirituales de la perfección del Paraíso. Mediante nuestro
consentimiento, transforma nuestra naturaleza humana en la naturaleza divina del
finalista eterno. 1176:3; 1185:1.
El Ajustador es el potencial de nuestra nueva y próxima orden de existencia, que
permite lograr, mediante nuestra voluntad personal y consentimiento, la filiación
eterna con Dios. El Ajustador trabaja con nuestra mente, con el propósito de construir
mediante ajustes y espiritualización una nueva mente para los nuevos y próximos
mundos. El Ajustador busca asegurar la sobrevivencia de nuestra alma surgente. El
Ajustador es la fuente para nuestro logro espiritual, así como la esperanza del
carácter divino dentro de nosotros. Nuestras creaciones mentales que tienen valor de
sobrevivencia son duplicadas por el Ajustador en contrapartes espirituales que
persisten en nuestra alma o mente intermedia, para nuestra resurrección en los
mundos de sobrevivencia. 1191:5,6; 1192:1; 1193:3,4; 1205:2; 1218:6.
SOBRE LA MENTE
La mente es el mecanismo que nos permite pensar, percibir y sentir. Mediante la
sabiduría y la adoración (*) puede elevarse hasta el nivel del espíritu. La mente es
un sistema de energía personal que existe alrededor de nuestro núcleo espiritual divino
(el Ajustador) y que funciona en el ambiente material. La relación de mente–espíritu,
constituye el potencial universal que nos permite eternizar nuestra personalidad. 8:8;
142:1.
La mente nos ha sido otorgada por el Espíritu Creativo de nuestro universo local
(Ministra divina). La mente nos permite tomar decisiones morales para lograr
semejanza con el Ajustador divino que proviene de Dios y es Dios. La mente es la
tierra humana de la cual el espíritu divino (el Ajustador) debe producir el alma
morontial con la cooperación de nuestra personalidad. La mente está sujeta a nuestro
libre albedrío, y es por ella que vivimos o morimos. 378:2; 1177:3; 1216:2, 5,6.
Según usemos la mente durante nuestra vida terrenal, aceptaremos o
rechazaremos el potencial de la vida eterna. Nuestra alma mostrará la cosecha de las
decisiones morales que realizamos. Lo que nuestra mente desea comprender, ser, y el
hecho de anhelar a Dios, es lo que asegura la sobrevivencia y constituye nuestra
identificación con el espíritu, produciendo la ascensión espiritual en el universo del
Padre Universal. 1216:6.
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SOBRE EL ALMA
Cuando la mente humana efectúa su primera actividad moral, llega el Espíritu
divino a la mente y es en esa ocasión cuando nace el alma. (Jesús). 1478:4.
El alma es aquella parte nuestra que refleja nuestro “yo”, discierne la verdad y
percibe al espíritu de Dios. El alma es una adquisición experiencial. Es producto de
nuestro desarrollo espiritual, al mantener una conexión viva o real con las verdaderas
fuerzas espirituales del Padre: El Espíritu interior, El Espíritu de la Verdad y El
Espíritu Santo. 1478:4; 8:10; 1095:5.
Existen tres factores para el crecimiento gradual de nuestra alma: 1.- La mente;
2.- el espíritu divino; 3.- la relación entre la mente y el espíritu divino. La
vinculación voluntaria mente-espíritu divino, da como resultado un valor nuevo,
original y único, de potencial duradero y eterno: el Alma. Nuestra alma toma
consciencia de la mente y del Ajustador según avanza nuestro desarrollo espiritual.
1218:1, 2, 3, 4, 5,8; 1219:3.
La relación espiritual voluntaria, es en verdad la experiencia religiosa
genuina, en la que nuestra alma surgente, mediante la comunión con Dios (*), se
apropia gradualmente los valores divinos de sobrevivencia: verdad-belleza y
bondad. Así el alma sobrevive a la vida física de nuestra personalidad, convirtiéndose
en el embrión del futuro vehículo de la identidad de nuestra personalidad
sobreviviente. Sin los valores de sobrevivencia en el alma, nuestra vida humana no
tiene ningún significado; el alma-personalidad no sobrevive. 1219:1, 4,6.
Hacer la voluntad de Dios, es el secreto para la sobrevivencia eterna. Jesús
nos dice: “Yo soy la resurrección y la vida; el que crea en mí, aunque muera,
vivirá. En verdad, el que viva y crea en mí en realidad nunca morirá”. “Yo soy el
secreto de la sobrevivencia eterna”. 1221:2,3; 1843:1; 1965:13.
SOBRE LA PERSONALIDAD
La Personalidad es el don divino que el Padre Universal otorga a nuestras
energías vivientes y asociadas de cuerpo, mente y espíritu, y puede sobrevivir si
sobrevive el alma. La personalidad no es el cuerpo, ni la mente, ni el espíritu, ni el
alma. No reside específicamente en alguna de estas energías, pero interactúa con ellas.
La personalidad confiere la autoconciencia y el libre albedrío, y tiene prerrogativas
de elección. Es función de nuestra personalidad unificar y coordinar las energías
vivientes y asociadas. Las energías asociadas de cuerpo, mente y espíritu, constituyen el
vehículo orgánico para la manifestación de nuestra personalidad humana. La
personalidad comprende mediante la fe, la adoración íntima a Dios, asociada al
servicio amoroso a la humanidad. 194:5; 194:3; 195:2, 3, 4,5.
La personalidad puede sobrevivir a la vida terrenal, si elige hacer la voluntad
del Padre, alcanzando progresivamente a Dios. El deseo de hacer la voluntad del
Padre debe ser supremo en el alma y debe dominar la mente del hijo ascendente de
Dios. La tranquilidad y estabilidad, dependen de las decisiones y elecciones de nuestra
personalidad y la identificación con el Espíritu divino. 1434:2,4 (Jesús); 1217:2.