El documento presenta tres perspectivas sobre la sabiduría: la cristiana, la budista y una definición general. La perspectiva cristiana señala que la sabiduría proviene de Dios y requiere obediencia a sus mandamientos. La budista define la sabiduría como percibir la naturaleza común de todas las cosas y la ley mística que existe en cada persona. La definición general la describe como el más alto grado de conocimiento, una conducta prudente o un conocimiento profundo en ciencias o artes.
1. Sábados para Develar y Compartir
SABIDURIA
Ina Claudia Sánchez Pulido
Rio de Janeiro, 14 de Noviembre del 2009
2. I. Punto de vista - Cristiano
La sabiduría es una función de la mente educada, que los escritores
bíblicos afirman que proviene del Señor (Job 28:20, 23, 27; Sal. 111:10)
y la relacionan con la obediencia a los mandamientos de Dios (Sal.
37:30, 31; Pr. 2:1, 2).
Job, la verdadera sabiduría capacita al hombre para enfrentar con
ecuanimidad las vicisitudes de la vida; sólo al contemplar a Dios y
confiar en él puede relacionarse sabiamente con las frustraciones, y las
dificultades de la existencia. David también buscó a Dios para recibir
sabiduría (Sal. 51:6). Un salmo atribuido a Moisés pide a Dios que
enseñe a los hombres a contar de tal manera sus días, que logren
alcanzar la sabiduría (Sal. 90:12). Job 12:12, se considera que la
sabiduría se desarrolla con la experiencia por la que Dios permite pasar
a los que le temen.
3. En el NT la palabra “sabiduria” Contrasta la sabiduría
del mundo (1 Co. 1:22; 3:19) con la sabiduría de Dios (Ro.
11:33;1Co. 2:7; 1:21; Stg. 3: 17). Se dice que Cristo es la
"sabiduría de Dios" (1 Co. 1:24), por el hecho de que su
vida y sus palabras manifestaron la sabiduría divina, y
porque la salvación lograda por medio de él demuestra la
sabiduría de Dios al establecer la forma cómo se podía
redimir a los seres humanos. Pablo predicaba la "sabiduría
de Dios en misterio" (vs 6,7), refiriéndose al maravilloso y
profundo plan de salvación, que ni siquiera los ángeles
podían sondear plenamente (1 P.1:12). Los que necesitan
sabiduría para hacer frente a circunstancias que están más
allá de su capacidad o su dominio, pueden pedirla a Dios
con fe, y se les proporcionará (Stg. 1:5, 6).
4. La “Inteligencia Espiritual”, la Biblia la denomina
sabiduría.
La persona con el coeficiente intelectual, emocional y
espiritual más alto de la tierra: Salomón.
Salomón llegó a ser tan sabio que “no ha habido otro
antes” como él “ni después se levantará otro como él” (1
Reyes 3:12). La verdadera sabiduría no es una característica
innata, sino que, como en el caso de Salomón (1 Reyes 3:3-
15), proviene directamente de Dios: “Porque Jehová da la
sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la
inteligencia” (Proverbios 2:6).
5. En el libro de Proverbios, el sabio rey declaró que la
sabiduría es para todo el que la quiera; todos estamos
invitados a aceptarla (9:4, 16). Este concepto es reforzado
por Santiago, que afirma: “Y si alguno de vosotros tiene
falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada” (1:5).
Si bien Dios ofrece a todos la sabiduría, hay algunas
condiciones para recibirla. Se requiere un apartamiento del
mal, ya que “el temor de Jehová es el principio de la
sabiduría” (Proverbios 9:10); es “aborrecer el mal” (8:13).
Además, es indispensable reconocer que la verdadera
sabiduría proviene de Dios, y no es algo que pueda
producir el ser humano. Aquel que piensa lo contrario,
entra en un camino sin retorno: “¿Has visto hombre sabio
en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de
él” (26:12).
6. El conocimiento de las ciencias humanas nunca puede
reemplazar al “temor de Jehová”. La verdadera sabiduría no
se adquiere en la escuela ni en la universidad, sino en
Jehová: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”
(Proverbios 1:7). No olvidemos que, al fin de cuentas, “el
fin de todo discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus
mandamientos; porque esto es el todo del hombre”
(Eclesiastés 12:13). No es reduccionismo simplista ni
antiintelectualismo; tampoco estoy diciendo que sea inútil
buscar el conocimiento humano. Solo estoy haciendo un
llamado a reflexionar en nuestras prioridades, ya que la
promesa divina es clara: “Mas buscad primera mente el
reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6:33).
7. II. Punto de vista - Budismo
En la religión occidental, el creyente puede acercarse a Dios
a través de su fe, pero nunca puede llegar a convertirse en
Dios. Pero en el budismo, uno jamás puede separarse de la
sabiduría (Ley Mística) porque esta sabiduría existe en el
corazón de cada persona.
Sabiduría es percibir la naturaleza básica, común a
todas las cosas sin ninguna discriminación entre ellas, es
también percibir los aspectos individuales de todos los
fenómenos, de tal forma que podemos tomar el adecuado
curso de acción en todas y cada una de las situaciones
que se nos presenten.
Rechace su propia arrogancia y permítale a su sabiduría
emerger, yendo más allá del tiempo y del espacio.
8. La sabiduría aflora del corazón cuando entonamos Nam-
myoho-renge-kyo.
El maestro budista Nichiren Daishonin, definió a la Ley del
Universo, Ley Mistica, como Nam-myoho-renge-kyo.
Nam-myoho-renge-kyo es y a través de invocarlo estamos
revelando la Ley en nuestras propias vidas, colocándonos
en armonía o ritmo con el universo.
Nam-myoho-renge-kyo hace posible a cualquier persona
tomar contacto con este ilimitado potencial, la más alta
condición de vida, cada vez que lo desee. Denominamos a
este estado elevado de vida la Budeidad. En los escritos de
Nichiren Daishonin, la iluminación no es solamente una
finalidad remota, una meta casi imposible de alcanzar que
debemos perseguir vida tras vida sino que, en cambio, es
una cualidad inherente, presente siempre en toda vida, sólo
aguardando ser despertada en cualquier momento.
9. Esta Ley Mística es la entidad o verdad máxima que
impregna a todos los fenómenos en el universo, y no es un
ser personificado. El ser humano y esta Ley máxima son
supremamente inseparables - no existe brecha alguna entre
los seres humanos (todos, sin excepción) y esta Ley
Mística.
Esta verdad eterna e inalterable que reside dentro de
nosotros es la fuente donde podemos obtener la sabiduría
misericordiosa que concuerde con las circunstancias
cambiantes, así como lograr la valentía y confianza para
vivir de acuerdo a esa sabiduría. Es una Ley porque es
manifiestamente verificable en las vidas cotidianas de
cada ser humano individual.
Esta realidad máxima, verdad máxima, pureza máxima,
existe en las profundidades de cada ser humano. Por esto
los budistas consideramos que toda persona es sagrada y
esta igualmente dotada con el potencial de alcanzar la
iluminación y ser maravillosamente feliz. No hay tal cosa
como nosotros acá y ellos allá, ni tampoco están los fieles y
los impíos - todos somos entidades de la Ley Mística.
10. A los seres humanos nos cuesta aceptar nuestra
grandiosidad.
Cuando otros miraron hacia los cielos, Buda miró hacia
adentro y encontró la inestimable joya de la maravilla y el
potencial humano. Reconoció que nosotros también estamos
hechos de la “materia prima” divina de la que está hecho el
universo. Sencillamente, olvidamos quienes éramos.
Lo importante aquí es tomar conciencia de que la
invocación de Nam-myoho-renge-kyo funciona,
entendámosla o no, creamos en ella o no. De hecho,
muchas personas comienzan a invocar Nam-myoho-renge-
kyo con la expresa intención de demostrarle a quien le
transmitió la Ley que ésta no funciona e, invariablemente, se
ven sorprendidos cuando comprueban que sí funciona. Nam-
myoho-renge-kyo funciona para todo el mundo, jóvenes o
ancianos, ricos o pobres, escépticos o creyentes, ignorantes
o sabios, africanos o asiáticos.
11. Nichiren reveló la Ley de la vida, Nam-myoho-renge-kyo,
transmitiéndosela a sus seguidores y futuras generaciones
con una instrucción implícita: Aquí tienen la Ley; ahora
compruébenla frente a las realidades de la vida y del
universo. Vean si funciona siempre, bajo cualquier
condición y circunstancia. Todos aquéllos que invoquen
Nam-myoho-renge-kyo, por lo tanto, están llevando a cabo
un experimento: determinar el poder y eficacia de esta Ley
dentro de sus propias vidas.
Nunca podremos conocer la verdadera profundidad de
Nam-myoho-renge-kyo hasta que lo experimentemos de
manera directa. Para usar una analogía: es un poco como
querer explicarle el sabor del helado de frutilla a un nativo
de un remoto desierto que jamás haya probado ni las
frutillas ni el helado. Podríamos decirle que es húmedo, que
es frío, cremoso, dulce... pero una definición verbal jamás
será sustituto de la experiencia real de tomar helado de
frutilla. En el budismo, al igual que en la vida, no existe
sustituto que reemplace a la experiencia directa.
12. Nichiren Daishonin dice: "Jamás permita que las
dificultades de la vida lo perturben. Después de
todo, nadie puede escapar de los problemas, ni
siquiera los sabios y venerables. Tan solo invoque
Nam-myoho-renge-kyo y cuando beba sake,
quédese en su casa junto a su mujer. Sufra lo que
tenga que sufrir, goce lo que tenga que gozar.
Considere el sufrimiento y la alegría como
hechos de la vida y continúe invocando Nam-
myoho-rengue-kyo, pase lo que pase. ¿No sería
esto experimentar la ilimitada alegría que
proviene de la Ley? Fortalezca su fe más y más."
13. III. Punto de vista - General
Diccionario de la Real Academia Española:
1. f. Grado más alto del conocimiento.
2. f. Conducta prudente en la vida o en los
negocios.
3. f. Conocimiento profundo en ciencias, letras o
artes.