Escrito 92 los placeres físicos, el alma y el alimento espiritual
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DE: JAIME DÍAZ PAGE –MÉXICO-
MARZO 2013
ESCRITO 92
LOS PLACERES FÍSICOS - EL ALIMENTO ESPIRITUAL DEL
ALMA Y SU SOBREVIVENCIA
(TOMANDO CONCIENCIA)
CONSIDERAR LOS SIGUIENTE: Los seres humanos no somos el cuerpo físico ni
la mente que poseemos por la gracia de Dios; sólo son medios para nuestra
experiencia humana y espiritual (toma de conciencia). No somos materia, somos
conciencia, una personalidad que Dios nos dio, personalidad que puede sobrevivir
si sobrevive nuestra alma por nuestra propia elección. El alma de sobrevivencia se
conforma mediante la fe en la divinidad durante nuestra vida humana en alianza
voluntaria con nuestra chispa divina interior (Dios). 9:1; 194:1.
1.- Nuestras almas no pueden satisfacerse ni alimentarse espiritualmente mediante
los placeres físicos. Tenemos derecho a disfrutar de los placeres físicos y a
satisfacer los afectos humanos, beneficiándonos de las asociaciones humanas y las
instituciones temporales, pero estos no son los cimientos eternos sobre los cuales
debemos construir la Personalidad Inmortal, que debe trascender el espacio,
conquistar el tiempo y lograr el destino eterno de la perfección divina. 942:5. 1096:3.
2.- Todas las instituciones humanas están muy impregnadas de la búsqueda del
placer. El amor del hogar y de los hijos está en peligro. La humanidad peligra al
posponer su entrada al reino con la búsqueda tonta de los placeres de la inmadurez,
permitiéndose las satisfacciones del egoísmo. 942:3,5; 1829:1.
3.- Aunque agotemos todos los recursos del arte, el color, el sonido, el ritmo, la
música y el adorno personal, nunca podremos alimentar ni elevar espiritualmente
nuestra alma (el vehículo de sobrevivencia) mediante el Espíritu. 942:5.
4.- Si nuestra alma durante la vida humana no logra integrar un valor de
sobrevivencia espiritual, finalmente se extingue, no vuelve a aparecer nunca más en
el universo, es como si no hubiera existido (No hay reencarnación). 1478: 4,5; 37:2.
5.- Las almas de las personas que no manifiestan crecimiento espiritual, son en
verdad almas que se están muriendo, y pueden extinguirse para siempre. ¿“De que le
sirve a un hombre ganar todo el mundo, si este pierde su alma?” (Jesús). 1760:2.
6.- Cuando durante nuestra vida humana perdemos todo deseo de elegir Hacer la
voluntad del Padre: conocerlo y asemejarse a él, es entonces que nuestra sentencia
queda sellada. Jesús nos dice que las “consecuencias de la vida y de la muerte”
están frente nosotros: los placeres pecaminosos del tiempo contra las rectas
realidades de la eternidad. 64:2; 1745:1.
7.- El destino de extinción de un alma se disuelve tan solo mediante el valiente
esfuerzo de fe del más humilde e ignorante de los hijos de Dios en la tierra. Esta fe
salvadora nace cuando un hombre comprende en su corazón, que los valores
humanos pueden transformarse en su experiencia personal, desde lo material a lo
espiritual, desde lo humano a lo divino y desde el tiempo a la eternidad. 1118:2.