1. RESILIENCIA
Desde hace mucho tiempo, la humanidad ha observado que algunos
seres humanos logran superar condiciones severamente adversas y que,
inclusive, logran transformarlas en una ventaja o un estímulo para su
desarrollo. Werner (1992), comenzó a desarrollar una teoría luego de estudiar a
un grupo de personas desde el nacimiento hasta los 40 años, con la cual
intentaba explicar el desarrollo positivo de personas sanas en circunstancias
insanas, dicho estudio lo llevo a definir estas actitudes con el termino
invulnerabilidad. Posteriormente, se consideró el término como extremo, lo que
dio paso a un nuevo concepto “capacidad de afrontar”.
No obstante, las investigaciones acerca del tema fueron profundizadas,
concluyendo que el adjetivo resiliente, tomado del inglés resilient, expresaba
las características mencionadas anteriormente y que el sustantivo "resiliencia"
expresaba esa condición. En español y en francés (résilience) se emplea en
metalurgia e ingeniería civil para describir la capacidad de algunos materiales
de recobrar su forma original después de ser sometidos a una presión
deformadora.
La resiliencia tiene dos componentes importantes, la resistencia a la
destrucción y la capacidad para reconstruir sobre circunstancias o factores
adversos. El desarrollo de este concepto ayuda a ver con claridad que existe
esa dimensión en las personas y aporta una nueva mirada esperanzadora y
optimista.
Cabe destacar, que el dolor emocional y la tristeza son comunes en las
personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas. De
hecho, el camino hacia la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos
que afectan nuestro estado emocional, es en estas situaciones donde se
necesita esa habilidad para recuperarse de los eventos negativos.
2. Es necesario, centrarse en cada individuo como alguien único,
enfatizando las potencialidades y los recursos personales que permiten
enfrentar situaciones adversas y salir fortalecido, a pesar de estar expuesto a
factores de riesgo. Según Oscar Chapital C (2015), “en la resiliencia, muchas
veces triunfar no significa llegar en primer lugar o ser el mejor en lo que se
hace, significa el logro de cambiar uno mismo cada vez que se enfrenta la
adversidad, para no terminar derrotado por el destino”. El ser resiliente no es
ser extraordinario esta capacidad está en toda persona. La tarea es desarrollar
esta capacidad con actitud y firmeza.
En este orden de ideas, puede considerarse la resiliencia como una
actitud vital positiva a pesar de las circunstancias difíciles, representando el
lado positivo de la salud mental. Consiste también en saber aprender de la
derrota y transformarla en oportunidad de desarrollo personal. Es por ello, que
el desarrollo de una mayor resiliencia y ser conscientes de la existencia de esta
capacidad humana supone una oportunidad para superar los retos que se
presentan en el día a día y estar preparado ante esos dos o tres
acontecimientos traumáticos que se presentan en la vida de toda persona y
que pueden llegar a 'romperla'.
Hace 25 siglos Eurípides escribió “Lo esperado no se cumple y para lo
inesperado un Dios abre la puerta”, es dicha razón lo que nos conlleva a
aprender y entrenar principios de estrategia que nos permitan afrontar los
riesgos, y enfrentarnos con solvencia, a lo incierto y lo inesperado.