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SEMÓNIDES DE AMORGOS
DE LAS MUJERES
Con un estudio preliminar de MARIA FERNANDA BRASETE
La crítica a las mujeres en el Fr. 7 de Semónides de Amorgos
Traducción: E. J. Ríos
Semónides de Amorgos
Datos Biográficos
Semónides de Amorgos
[Σιμωνίδης Ἀμοργῖνος]
Es junto a Hiponacte y Arquíloco de Paros
uno de los grandes poetas yámbicos griegos.
Su vida sólo se conoce por medio de dos
artículos del Suda, una enciclopedia
bizantina del siglo X.
Era hijo de Crinos y oriundo de Samos.
Organizó la colonización de la isla de
Amorgos, en las Cícladas, donde fundó tres
ciudades: Minoa, Egiala y Arcesina, el
mismo se estableció en Minoa.
Sin embargo, la historia no de ser
necesariamente verídica, pues corresponde
extrañamente a la biografía de Arquíloco,
registrado luego de la fundación de Thasos,
colonia de Paros.
Según otros datos, sólo Minoa es findada por
Samos Egiala y Arcesina fueron fundadas
por Naxos. La historia pudo haber sido
inventada para reconciliar la tradición, la una
haciendo de Samos la patria de Semónides,
la otra aludiendo a Amorgos.
La fecha de su florecimiento (apogeo) no es conocida con exactitud. Los cronistas citan
muchas fechas. La vigésima olimpiada (700-697 a. C.) según Clemente de Alejandría.
La Suda lo sitúa 490 años después de la guerra de Troyacerca del siglo VII a. C.
El poeta caminando, estatua muchas veces identificada como efigie de
Semónides de Amorgos
Los críticos modernos opinan generalmente que posiblemente es contemporáneo de
Arquíloco. De todas formas se ha sostenido que las imágenes captadas por Semónides
en su poema sobre las mujeres traicionan su conocimiento sobre la teoría jónica de los
cuatro elementos, evidentemente por esta razón, Semónides ha sido ubicado más bien en
el siglo VI a. C.
Su nombre se transcribe normalmente como «Simonides» del griego Σιμωνίδης /
Simōnidēs. La única fuente que atestigua Σημωνίδης / Sēmōnidēs ortográficamente es
por parte del gramático bizantino Georges Choeroboscos, quien, de este modo, lo
distingue de su homónimo el poeta mélico Simonides de Ceos. Modernamente se ha
mantenido esta grafía por razones puramente acomodaticias.
Obra.
La Suda le atribuye una elegía en dos libros, unos yambos, una historia de Samos y
otros escritos. Ninguna de esas obras ha permanecido íntegra en nuestros días, sin
embargo, se conservan muchos fragmentos de éstas, de los cuales, el más largo consta
de 118 versos. Preservado por una cita de Estobeo, se trata de un poema sobre las
mujeres que constituye la primera obra misógina de la literatura occidental. Simonides
en esta obra define a la mujer según (10) diez razas (castas), creadas por Dios, de las
cuales ocho corresponden a animales (el perro, el asno, el cerdo, el zorro, la comadreja,
el simio, la yegua, la abeja) y dos a los elementos (el mar y la tierra). La mujer abeja es
el único tipo de mujer que aprueba el poeta. Ya desde Hesíodo, la abeja se asimila al
hombre, oponiéndola al abejorro el cual caracteriza a la mujer. Todas las otras razas de
mujeres presentan innumerables defectos, la mujer-tierra encarna la necedad, la mujer –
perro la inmoralidad, la mujer-mar la hipocresía, la mujer-cerdo la suciedad, la mujer-
simio la peor desgracia, haciendo con todas esas tipologías, todo un cuadro de la mujer.
Por ejemplo, la mujer-tierra es descrita de este modo:
«Los dioses olímpicos han dotado al marido de una retrasada mental. Este género de
mujer desconoce por completo lo que está bien y lo que está mal. El único talento que
ella posee es el de comer. Y así, si la divinidad envía un mal invierno, ella tirita de frío
pero es incapaz de lanzar leña al fuego»
Semónides ataca tanto a mujeres como a hombres: La Suda le atribuye muchos
enemigos y precisa que él fue el primero en utilizar yambos para la invectiva. Luciano
de Samósata, cita en otra parte a una de sus víctimas, un tal Orodikides, por cierto
totalmente desconocido. Por supuesto no se trata de un personaje real: cada uno de los
poetas yámbicos solía atribuirse un ‘pica pleitos’, así por ejemplo, Lycambo para
Arquíloco de Paros o Boupalos para Hiponacte.
Semónides es asimismo un acerbo observador de la existencia humana:
«No hay mortal que no espere llegar, en años venideros, a obtener riqueza y fortuna;
pero la lamentable senectud los sorprende mucho antes que logren obtener su objetivo.
Otros son exterminados por funestas enfermedades. Otros son aniquilados por Ares…
Los unos encuentran la muerte por el asalto de la tormenta…mientras que aún hay
otros que, impelidos por un mal hado, se cuelgan de un dogal y abandonan
voluntariamente la luz del día»
MARÍA FERNANDA BRASETE
La crítica a las mujeres en el fr. 7 de Semónides de Amorgos
Sátira, parodia y caricatura: desde la Antigüedad a nuestros días 55
* * * * * * * * * *
Resumen: El poema de Semónides de Amorgos sobre las mujeres (Fr. 7 West) es el
fragmento más extenso conservado de la poesía yámbica griega de época arcaica. En él, el
poeta presenta una reflexión pesimista de cariz misógino sobre el carácter femenino, en una
narrativa original que cataloga diez tipos de mujer, ocho basadas en modelos animales (la
cerda, la zorra, la perra, la mula, la comadreja, la yegua, la mona y la abeja) y dos en
elementos de la naturaleza (la tierra y la mar). En este estudio se pretende demostrar que
esa caracterización tipológica era innovadora y respondía a una doble finalidad de este
género de poesía: satírica y humorística. Puesto que el poema se destinaría a un contexto
simpótico, un espacio típicamente masculino, la mujer y su naturaleza constituirían una
temática que conducirían al hombre a reflexionar, de una manera seria y divertida al mismo
tiempo, sobre su propia condición.
Palabras clave: Yambo; Semónides; crítica; sátira; caricatura; misoginia; mujer; poesía
arcaica; simposio; Hesíodo.
Resumo: O poema de Semónides de Amorgos sobre as mulheres (Fr. 7 West) é o mais
extenso fragmento preservado da poesia iâmbica grega da época arcaica. Nele o poeta
apresenta uma reflexão pessimista de cariz misógino sobre o carácter feminino, numa
narrativa original que cataloga dez tipos de mulher, oito baseadas em modelos animais (a
porca, a raposa, a cadela, a burra, a doninha, a égua, a macaca e a abelha) e dois em
elementos da natureza (a terra e o mar). Pretende-se demonstrar, neste estudo, que essa
caracterização tipológica era inovadora e respondia a uma dupla finalidade: satírica e
humorística. Uma vez que o poema se destinaria a um contexto simpótico, um espaço
tipicamente masculino, a mulher e a sua natureza constituiriam uma temática que levaria o
homem a reflectir, de um modo simultaneamente sério e divertido, sobre a sua própria
condição.
Palavras-chave: Iambo; Semónides; crítica; sátira; caricatura; misoginia; mulheres; poesia
arcaica; simpósio; Hesíodo.
Abstract: Semonides of Amorgos’ poem on women (Fr. 7 West) is the longest extant
fragment of iambic archaic Greek poetry. In it, the poet unfolds a pessimistic and
misogynistic reflection on female character, resorting to an original narrative form that
catalogues ten types of women, eight based on animal models (the sow, the fox, the bitch,
the female donkey, the weasel, the mare, the female monkey and the bee) and two inspired
by elements of nature (the earth and the sea). In this paper, we intend to show that this
typological classification was innovative and pursued a twofold purpose peculiar to this
kind of poetry, both satirical and humouristic. Since the poem would be intended for a
sympotic context, a typically masculine space, woman and female nature would constitute a
theme that would lead man to reflect in both a serious and an amusing way about his own
condition.
Keywords: iamb; Semonides; criticism; satire; caricature; mysoginy; women; archaic
poetry; symposium; Hesiod.
Résumé: Le poème de Semonide d’Amorgos sur les femmes (Fr. 7 West) est le plus grand
fragment préservé de poésie iambique grecque de l’époque archaïque. Le poète nous y
donne une réflexion pessimiste à tendance misogyne du caractère féminin, dans un récit
original qui catalogue dix types de femmes, huit ayant pour base des modèles d’animaux (la
truie, le renard, la chienne, l’âne, la belette, la jument, le singe et l’abeille) et deux des
éléments de la nature (la terre et la mer). Dans cette étude, nous prétendons démontrer que
cette caractérisation typologique était innovatrice et avait à un double objectif dans ce genre
de poésie: satirique et humoristique. Dans la mesure où le poème était destiné à un
symposium, un espace typiquement masculin, la femme et la nature de la femme devinrent
une thématique qui poussa l’homme à réfléchir tout à la fois sérieusement et de façon
divertissante, à sa condition.
Mots-clé: Iambe; Semonide; critique; satire; caricature; misogynie; femme; poésie
archaïque; symposium; Hésiode.
La crítica a las mujeres en el Fr. 7 de Semónides de Amorgos
´
MARIA FERNANDA BRASETE
Universidad de Aveiro
1. El yambo de Semónides de Amorgos1
sobre las mujeres (Fr.7 West) no es uno de los
textos canónicos de la poesía arcaica griega, y sus cualidades poéticas han merecido, no
pocas veces, comentarios nada elogiosos2
. Sin embargo, se trata del fragmento más
extenso del género3
que a pesar de estar incompleto4
se ofrece como uno de los más
antiguos y curiosos testimonios de misoginia en la literatura occidental.
La crítica a las mujeres sería por cierto uno de los temas más antiguos de la sátira
popular en las tertulias amistosas masculinas5
, pero es en la poesía de Hesíodo que
1
No es posible fijar con exactitud la cronología de Semónides de Amorgos, pero la primera mitad del siglo
VII a. C. se presupone como la datación más probable, según los argumentos, convincentemente
argumentados por A. Pellizer & I. Tedeschi, en la “introducción” de su edición (Semónides. Testimonia et
Fragmenta (Roma 1990) ix-xvii) Sobre la cuestión cronológica del poeta, véase también el estudio de Enzio
Pellizer, “Sulla cronologia, la vita e l’opere di Semonide Amorgino” QUCC 14 (1983) 17-28.
Algunas dificultades suscitó también la grafía del nombre “Semónides”, que, en la Antigüedad, osciló
entre una forma con |ι| Σιμωνίδης y otra con |ε| Σεμωνίδης. Un gramático antiguo del siglo VI a. C.
demuestra sin embargo, que el nombre de este poeta se escribía con |ε| diferenciándose de este modo del
homónimo poeta de Ceos del siglo V a. C.
2
Una reseña crítica de las interpretaciones, generalmente poco favorables, que este poema ha merecido por
parte de los estudiosos más consagrados puede encontrarse en la “Introducción” de la edición de H. Lloyd-
Jones, Females of the Species. Semonides on Women. Whith Photographs by Don Honeyman of Sculptures by
Marcelle Quinton (New Jersey 1975) 22-3. Recientemente, Eva Stehle (Performance an Gender in Ancient
Greece (Princeton 1997) 337) consideró que “This long diatribe is rather a compendium of topoi than a
crafted poem”. En una perspective no tan peyorativa. Francisco R. Adrados (Líricos arcaicos. Elegíacos y
Yambógrafos Arcaicos, Vol I (Madrid 1990) 147) sustenta que se trata de un poema que “no es sin duda una
grande obra poética, pero sí un importante documento para la historia del espíritu griego” , especialmente si,
como A. Pellizer & I. Tedeschi (op. cit, xxxiii), lo consideramos como “una preziosa testemonianza della
considerazione in cui veniva tenuta la donna nella Ionia del’étà arcaica” cf. el estudio de Thomas K. Hubbard,
“Elemental Psychology and the Date of Semonides of Amorgos” AJPh 115.2 (1994) 175-97.
3
En la poesía griega, el término ἴαμβος, cuya etimología y origen son oscuras, no designaba un género
poético codificado y mucho menos un corpus textual compuesto en un metro específico. La poesía yámbica
arcaica admitía una cierta variedad de metros (bastaría referir los trímetros yámbicos, los tetrámetros trocaicos
y los epodos de Arquíloco) y los temas no se restringían a los de índole invectiva. Sobre estas cuestiones cf.
Martin West, Studies in Greek Elegy and Iambus (Berlin-New York 1974) 21-39, para quien este poema de
Semónides es un “Yambo genuino”, posiblemente, la pieza más antigua de la poesía griega no-épica, anterior
al siglo V a. C. (p.32) También señala el autor, que una temática semejante ― los males de la humanidad ―
se encuentra también en el otro yambógrafo, Hipónax , y este tipo de clasificación de las mujeres inspirará
posteriormente los versos elegíacos de Focílides (fr.2 Diehl). Sobre el yambo en la poesía arcaica griega, vide
el estudio de Christopher G. Douglas, insertado en la edición de D. E. Gerber, A Companion to the Greek
Lyric Poets (Leiden-New York-Köln 1997) 13-42.
4
El yambo se interrumpe en el v. 118. Seguimos la edición de A. Pelizer-I,Tedeschi (1990)
5
Compartiendo la idea seguida por Lloyd-Jones (op. cit. 24) de que el poema de Arquíloco, tenía como
objetivo principal “to amuse his audiences”, P. E. Easterling & B. M .W. Knox (ed.), The Cambridge of
Classical Literature, Vol I, Greek Literature (Cambridge 1987) 154, concluía: “The poem was undoubtedly
meant to be funny (though Stobaeus may not have thought so), and it must be seen as early exemple of
favourite dominated society”. De resto sera díficil pensar, como sugieren A. Pellizer & i. Tedeschi (op. cit.,
xxxvi), que los temas versados en los yambos de Semónides (reflexiones pesimistas sobre la brevedad de la
vida y de la juventud, exhortaciones hedonistas que apelan al goce de los placeres de la existencia,
apreciaciones negativas de las mujeres, temas gastronómicos, situaciones eróticas, símiles animalescos, e
1
encontramos, por vez primera, en la literatura griega, uno de los mayores males de la
humanidad6
. Por tanto, no es de extrañar que una serie de afinidades, no sólo por el hecho
de que ambos propusieran una perspectiva misógina idéntica, inspiradas en una tradición
cultural común, sino también por las numerosas resonancias textuales que sugiere la
repetición de palabras, expresiones y frases hesiódicas7
. Tomando como cierta, la
influencia de Hesíodo en la poesía de Semónides, aún convendría hacer notar que el
yambógrafo de Amorgos no se limitó a repetir, en el caso particular del fr. 7, cualquiera de
las versiones míticas utilizadas por el poeta beocio para explicar la creación de la mujer8
inspirándose en un género de narrativa diferente, señalado como de amplia difusión popular
y el cual ya había sido utilizado por la épica didáctica –la fábula –9
, creó una versión
significativa y funcionalmente diferente de la historia de Pandora.
En el yambo de Semónides, la cuestión primordial no radica en la génesis de la mujer –
para ambos poetas era una creación de Zeus- sino en el origen de su diversidad, de su
invectivas personalizadas o no) se dirigían a un público indeterminado o que gozaran de una difusión tan
amplia como la de la poesía rapsódica o citaródica. Efectivamente, como Eva Sthle (op. cit., 239) y Robin
Osborne (“The Use of Abuse: Semonides 7”: PCPS 47 (2001) 45-64) tan insistentemente señalaran, esta
poesía yámbica se destinaba a un contexto predominantemente simpótico: se trataba de poemas breves,
adaptados al momento de su performance y que versaban temas y motivos de interés común al poeta y al
auditorio de ἑταῖροι.
6
En dos pasajes célebres del mito de Prometeo (Theog. 570-589 y Erga 60-82), Hesíodo narra la creación de
la primera mujer (Pandora) como un castigo de Zeus para la humanidad, considerando la diversidad de la
naturaleza femenina derivada de los diferentes atributos que, en su manufactura, le fueran concedidas por
diferentes dioses. Recuérdese que, como observa Jean-Pierre Vernant (Mito & Pensamento entre os Gregos,
trad. port. De Haiganuch Sarian (Rio de Janeiro 1990) 59) “El mito de Pandora tras La justificación teológica
de esa presencia necesaria de Eris en el mundo humano y de la obligación del trabajo que de ella resulta. […]
Pandora es un mal, pero un mal amable, una contrapartida y el reverso de un bien; los hombres, seducidos por
su belleza, cubrirán de amor esa peste que les fue enviada, que no pueden soportar, pero sin la cual no pueden
vivir: es el opuesto y la compañera de los hombres” mientras que en la Teogonía, Pandora es ella misma un
mal (570-590) un espinoso dolos, a el cual los hombres no consiguen resistirse, y del cual descienden las
estirpes femeninas, en las que (luego), ella es el origen de los males de la humanidad porque fue ella quien,
con sus propias manos, destapó el πίθος, arrojado a los hombres los κήδεα λυγρά (94-95). Es notorio que,
dentro de esta tradición misógina griega, Semónides va mucho más allá de la narración hesiódica de la
creación de la mujer, contando que múltiples actos de creación producían diez tipos femeninos distintos, cada
cual generado de un elemento (mar, tierra) o de un animal diferente (cerda, zorra, perra, burra, comadreja,
yegua, mona y abeja)
7
Sobre la intertextualidad entre Hesíodo y Semónides cf. The Lyric Age of Greece (Oxford 1960) 171-2, N.
Loraux, Les Enfents d’Athéna (Paris 1981) 75-117; P. Easterling & B.Knox (ed.), op. cit. 156 ss.; H. Loyd-
Jones, op. cit.18-21, Fransisco R. Adrados, op.cit., 46.
8
Cf. Theog.,570-90 y Erga, 60-82. La mujer es una creación divina, un producto de mimesis y de techne,
modelada a partir de agua y tierra a imagen de las diosas inmortales, pero para los hombres un dolos terrible,
un bello mal, causante de un sinnúmero de sufrimientos (Erga, 82 ss.).
9
El αἶνος del halcón y del ruiseñor narrado por Hesíodo en los Erga, 202-12, es comúnmente considerado como la
fábula más antigua de la Literatura Griega. Véase comentario ad comentary (Oxford 1982) reimpr. Hesíodo era utilizado
con finalidades retóricas muy precisas, una antigua tradición fabulista, proveniente de las culturas orientales, que en las
situaciones o comportamientos protagonizados por animales encerraba un mensaje ético y moral para los seres humanos.
En la narrativa didáctica de Hesíodo, la fábula dirigida a los βασιλεῖς constituía más bien un exemplum – el quinto- que
explicaba al hermano Perses el valor de la justicia (δίκη). Como señala Friedrich Solmsen, “Hesiod’ Hawk and
Nightingale (Op. cit. 202-12): Fable or omen?”: Hermes, 117.4 (1989) 403, “In Greek Literature up through the classical
period the fable is a flexible medium having affinities whith other poetic devices, including omens, similes, and parables”.
2
manera de ser de su carácter10
. Derivar los diversos caracteres femeninos de diferentes
animales, se manifiesta como una de las características más originales del yambo de
Semónides. Basándose en el presupuesto de que un sistema coherente de tipos posibilitaba
una comparación entre la naturaleza humana y animal (o natural), creando así un esquema
de pensamiento alegórico fundado en la analogía que, como se sabe, era característico del
mundo de las fábulas de tipo esópico11
, una especie de narrativa popular muy antigua que,
incluso antes de tener forma literaria, ya influía la poesía yámbica griega.
Como Hesíodo, también Arquíloco, el poeta de Paros a quien tradicionalmente –y
erróneamente- se le atribuye la invención del yambo, circundaba las historias de
animales12
, lo que nos sugiere que, en época arcaica, las fábulas de tipo esópico eran
cultivadas por los yambógrafos13
, tal vez por tratarse de un medio narrativo tradicional,
apropiado al tono humorístico y satírico de la poesía compuesta en metro yámbico, en que
la dirección y el gelaios también podía transcurrir por una reflexión ético-moral de corte
parenético.
Puesto que, frecuentemente se ve respaldado por la comparación entre sus dos más
notables predecesores: Hesíodo y Arquílico. Semónides recibió por parte de algunos
críticos, comentarios despectivos14
, los cuales, muchas veces de una manera superficial, se
limitaban a clasificar su producción poética como menor, poco elevada o desprovista de
valor literario, aunque, no obstante, esto no la desautorizó, ya que, en el caso particular del
yambo sobre las mujeres, se le atribuyó un importante valor histórico, especialmente por el
consuelo que le otorga a la condición femenina, aún incluso habiéndolo hecho en tono
despectivo.
10
El significado del término νόος y lo que simboliza no es fácil de determinar, pudiendo, sin embargo,
suponerse, como sugiere Pellizer-Tedeschi, op.cit., 120, que es utilizado aquí en la acepción de “manera de
pensar”, equivalente por tanto a términos modernos como ‘índole’ o ‘carácter’.
Acerca de los numerosos paralelos entre las diversas culturasy épocas sobre la caracterización del género
femenino véase: Johannes T. Kakridis, “Zum Weiberiambus des Semonides”: Wiener Humanistische Blätter
5 (1962) 3-10 y M. Rabanal Alvarez, “El Yambo de las mujeres de Semónides de Amorgos”: Durius I (1973)
9-22.
11
Cf. H.Lloyd-Jones, op cit. , 20-21.
12
Fr. 174-81 y fr. 185-7 (West) Sobre la fábula en la poesía arcaica griega, véase: F. Lasserre, La Fable,
Entrettiens sur l’antiquité classique, 30 (Vandoeuvres-Geneve 1984). C.G. Brown in Douglas E. Gerber (op.
cit. 59-65) se nos ofrece una reflexión juiciosa sobre el significado y la función de las fábulas de tipo esópico
en la poesía de Arquíloco.
13
Como subraya H. Lloyd-Jones (op. cit. 21), la narrativa fabulística tenía una tradición muy anterior a la
colección esópica y, en este fragmento, Semónides se habrá basado, probablemente, en una antigua fábula
esópica (Fr. 192 Perry), donde se contaba “that Prometheus at first created too many animals and had not
enough material left for men, so that he was forced to change some animals into men, and there are some men
who have human exteriors but bestial souls”. Resonancias de esta fábula hacen eco en un pasaje célebre del
Protagoras (320d-321) de Platón, lo cual atestigua el grado de su arraigo en la cultura griega. Otra fábula
esópica (La de Afrodita y la Comadreja) también pudiera ser relevante para este fragmento, como describe
Christopher G. Brown (in Douglas E. Gerber, ed., op. cit.,73). No es posible descartar la hipótesis, como
recuerda H. Lloyd-Jones, de que Semónides pudo haberse inspirado, en esta original narración sobre la
creación de la mujer, en un cuento popular.
14
Para una reseña histórica de la crítica al fr. 7 de >Semónides véase: H. Lloyd-Jones, op. cit., 22
3
2. En esta pieza rara de la poesía griega arcaica, el poeta de Amorgos ofrece una reflexión
sobre la naturaleza femenina, basada en el principio de Hesíodo que la creación de la mujer
fue obra de Zeus.
Recordemos el inicio del poema:
Χωρὶς γυναικὸς θεὸς ἐποίησεν νόον 
                                                   τὰ πρῶτα. 
 
«En el principio Zeus hizo el carácter de la mujer de manera diferente»
Este primer verso no es de fácil interpretación, dada la ambigüedad semántica generada por
la posición enfática de los lexemas Χωρὶς... νόον, y por γυναικός que se halla en singular.
Lloyd -Jones15
, a quien debemos una excelente edición de la obra de Semónides, antepone
una interpretación engañosa, basada en el significado del adverbio Χωρίς (separadamente)
y el uso del sustantivo γυναικός, en singular. En su opinión, la ambigüedad de este primer
verso residía, especialmente, en el hecho de que el poeta no mencionara al hombre, una
figura primordial en cualquier mito creacionista, si bien esa falla pudiese tornarse
displicente, tomando en cuenta el contexto en que el poema ha sido elaborado: y es que el
género masculino estaba físicamente representado en la figura del persona loquens, o en los
miembros que constituían el auditorio simpótico y, en esas circunstancias, la interpretación
esperada del verso “dios creó el noos de la mujer diferentemente (o separadamente), sería la
de que el noos femenino fue creado aparte del noos del hombre. El autor agrega que si la
intención del poeta hubiese sido referirse a la existencia de varios caracteres femeninos, sin
duda habría utilizado γυναικός  en plural. Aunque no se acepte esta interpretación es
importante resaltar, que, por sí sola, suscita dos cuestiones de gran relevancia para la
comprensión del poema, y que discutiremos oportunamente: el genos masculino y el
contexto simpótico16
del yambo.
Pellicer y Tedeschi17
autores de la más reciente edición italiana del poeta de Amorgos,
consideran que una interpretación más ‘verosímil’ del primer verso del poema es que “Zeus
formó el noos de la mujer, diferente, unos en relación con otros” esa sería la idea original
del poema, y con el tiempo, se convertiria en el leitmotiv central del poema, provocando un
retroceso en el proceso de recreación poética del motivo tradicional de la sátira sobre el
género femenino.
Sorprendentemente, el comienzo del poema de Semónides jugaba, de forma ambigua,
con el noos femenino18
, formando la idea de que la diversidad de los caracteres femeninos
15
Op. cit., 63-64. la misma interpretación es detallada por F. Rodríguez Adrados, op. cit. 155, n. 4.
16
El hecho de que se trataba de un poema destinado al contexto simpótico fue, insistentemente, resaltado por
autores ya citados como Lloyd-Jones, Pellizzer-Tedeschi., E.Stehle y R. Osborne.
17
Cf. op. cit. 119-120. Reaccionando a la interpretación de Lloyd-Jones, escriben: “L’ipotesi che in un
simposio, tra uomini si dovessa intendere immediatamente questo verso nel senso ‘le donne hanno
globalmente un diverso νόος daquello di noi uomini’ è ingegnosa, ma no si trova conforme nel sucessivo
contexto del giambo” (119).
18
Esa ambigüedad es interpretada por N. Loraux (op. cit., 96) de una forma sincrética: La posición preliminar
del adverbio χωρίς puede extender deliberadamente su campo semántico para referirse a la diversidad, tanto
en términos colectivos (salvo el hombre) como individualmente (la variedad del género femenino).
4
provenían de su propia esencia (νόος), de su manera de ser, de su personalidad, lo que, en
cierto sentido, socavaba el principio de que los antiguos griegos tenían una concepción
primitiva de la naturaleza humana.
La narración continuaba, inmediatamente, describiendo a lo largo de 92 versos, diez
tipos diferentes de mujeres, nueve de ellos caracterizados negativamente y sólo uno digno
de elogio. En la estela de los antiguos textos cosmológicos, en que el animal fue
considerado como un ser homogéneo al hombre, y de las fábulas de tipo esópico, donde se
concebían antropomorfizados, Semónides utiliza ocho animales como σημεῖα de los
caracteres femeninos. Sólo que, curiosamente, las mujeres no sólo son consideradas
semejante a ellos, sino también como habiendo sido creadas por Dios –en otras palabras
Zeus- a partir de ellos19
. Además de los ocho tipos de mujeres provenientes de animales, se
hace referencia a dos más, pero de diferente origen, la tierra y el mar –dos elementos
naturales inanimados. En nueve de los casos el resultado se muestra desfavorablemente
desastroso, pero uno –la mujer salida de la abeja- dejaba entrever, no obstante, alguna
esperanza.
Distinguiéndose de la versión hesiódica de la creación de Pandora (Erga 60-70;Theog. 57)
formada por los dioses, a partir de una mezcla de tierra y agua (barro), Sémónides concibe, en
contrapartida, estos mismos elementos naturales de manera separada20
y, por eso, dando origen a dos
tipos de mujeres de temperamento absolutamente diferentes: una mujer-tierra, caracterizada por su
inercia y la ineptitud (πηρόν)21
incapaz de otra actividad que no sea la de comer, engullir (vv. 22-23:
οὔτε γὰρ κακόν / οὔτ ᾿ ἐσθλὸν οὐδὲν οἶδε); la mujer-mar, por el contrario, con un cariz enérgico se
caracterizaba por su hipocresía, (v. 27: ἣ δύ᾿ ἐν φρεσὶν νοεῖ), la liviandad (v. 28: τὴν μὲν γελᾷ τε 
καὶ γέγηθεν ἡμέρην) y la imprevisibilidad:
ὥσπερ θάλασσα πολλάκις μὲν ἀτρεμὴς
ἕστηκ᾿ ἀπήμων χάρμα ναύτῃσιν μέγα
θέρεος ἐν ὥρῃ, πολλάκις δὲ μαίνεται
βαρυκτύποισι κύμασιν φορεομένη·
ταύτῃ μάλιστ᾿ ἔοικε τοιαύτη γυνὴ
ὀργήν·φυὴν δὲ πόντος ἀλλοίην ἔχει
22
(vv. 37-42)
19
Independientemente de los juicios negativos que se teje alrededor de esta “sátira” de Semónides, H.
Fränkel, Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica, trad. esp. De R. Sánchez Ortiz de Urbina (Madrid 1993)
200, reconoce que “este poema tiene una considerable significación a causa de las formas mentales en las que
se mueve. En primer lugar, aparece en él una idea fundamental en la antigua filosofía griega: la idea de lo
material, o cuasi-material como representativo de cualidades, pues, según el texto literal de Semónides, las
mujeres no son sólo semejantes a los diversos animales, sino que dios las ha hecho «de».ellos”.
20
Cuando presenta al cuarto tipo de mujer el poeta dice: “Τὴν δὲ πλάσαντες γηίνην Ὀλύμπιοι / ἔδωκεν 
ἀνδρὶ πηρόν” (v. 21‐2), haciendo eco del texto hesiódico (Erga, 60 ss.), como señalan los editores Lloyd-
Jones, op cit., y Pellizer-Tedeschi, op. cit., ad 21. el quinto tipo de mujer, es concebido como “ἐκ θαλάσσης”
(v. 26) y es caracterizada como la antitesis de la mujer-tierra. 
21
Sobre esta primera aparición del adjetivo πηρόν con el sentido metafórico de «inaptitud», Veáse: Lloyd-
Jones, op. cit, ad 21-2.
5
«Tal como el mar, algunas veces, está calmado, inofensivo, en el verano –para gran jubilo de los
marineros-, otra veces, en cambio, se enfurece levantando resonantes olas. A ellas se parece esta
mujer en su talante, y el mar es de mudable naturaleza». 22
El símil marítimo sugiere un halo de significación que se disemina por todo el poema, sin
que, no obstante, venga a restringir la exploración de analogías de otro orden, como las
teriomorfas. En la composición de este catálogo de perfiles femeninos, menos importante
que la simetría formal o que las «condiciones» de comparación, era el diseño particular de
un conjunto de caracteres que, en última instancia, se pretendían presentar como
representativos de la condición femenina. En el fantástico mundo al cual se circunscribían,
sólo podían, no obstante, obtener algún crédito y sentido si se establecían paralelos y
relaciones comunes al de la realidad social contemporánea, por otro lado, las alusiones y
referencias a los diversos caracteres femeninos resultaban de un intento de de objetividad
que no podía dejar de presuponer un compromiso con el punto de vista masculino,
compartido por el poeta y su auditorio.
La primera mujer que describe el poema (v.2), aquella que fue creada de la velluda23
puerca (ἐκ συὸς τανύτριχος), es criticada por su asquerosa y desordenada conducta:
τῇ πάντ’ ἀν’ οἶκον βορβόρῳ πεφυρμένα
ἄκοσμα κεῖται καὶ κυλίνδεται χαμαί·
αὐτὴ δ’ ἄλουτος απλύτοισ’ ἐν εἴμασιν
ἐν κοπρίῃσιν ἡμένη πιαίνεται. (vv.3-6)
«En su casa todo está lleno de inmundicia y desperdigado por el piso; ella misma [está] sucia, con
vestidos mugrientos, y, gorda, se postra en medio del estiércol»
La presunción, la maldad y la volatilidad son las características atribuidas a la mujer que
«Dios hizo de la aviesa zorra» (v.7: ἐξ ἀλιτρῆς θεὸς ἔθηκ’ ἀλώπεκος), que se distingue de la
mujer proveniente de la “perra, de mal genio, hija de su madre”24
(v.12 ἐκ κυνός, λιτοργόν, 
αὐτομήτορα) por naturaleza, presuntuosa, curiosa, desconfiada, terca y escandalosa:
ἣ πάντ’ ἀκοῦσαι, πάντα δ’ εἰδέναι θέλει,
πάντῃ δὲ παπταίνουσα καὶ πλανώμενη
λέληκεν, ἣν καὶ μηδέν’ ἀνθρώπων ὁρᾷ.
παύσειε δ’ ἄν μιν οὔτ’ ἀπειλήσας ἀνήρ,
οὐδ’ εἰ χολωθεὶς ἐξαράξειεν λίθῳ
ὀδόντας, οὐδ’ ἂν μειλίχως μυθεόμενος,
οὐδ’ εἰ παρὰ ξείνοισιν ἡμένη τύχῃ,
ἀλλ’ ἐμπέδως ἄπρηκτον αὐονήν ἔχει. (vv. 13-20)
22
Téngase en cuenta que este fragmento se ha considerado sospechoso Cf. Cf. Lloyd-Jones, op.
cit., Pellizzer-Tedeschi, op. cit. ad 42 y J. H. Hordern, “Semonides, fr. 7. 41-2”: CQ 52 (2002). 581-582.
23
Como indican Lloyd-Jones, op. cit y Pellizer-Tedeschi op. cit. ad 2, este epíteto se refería o bien a la
extensión del pelaje del cerdo o tal vez servía para indicar que se trataba de un animal domestico.
24
Sobre las dificultades semánticas de αὐτομήτορα, véase: Lloyd-Jones, ad loc. y la atinada reflexión de E.
Stehle, op. cit., 238, n 97
6
«Desea oír todo y todo saber, va observándolo todo con celo y todo asecha, ladra, incluso sin ver a
nadie. Ningún hombre puede callarla ni con amenazas, ni tan siquiera, irritado, vaya a romperle
los dientes con una piedra, tampoco con dulces palabras, incluso aún, estando sentada ante
huéspedes, sigue ladrando desaforada y nada puede hacerse.»
Las descripciones peyorativas y los comentarios sarcásticos utilizados en la caracterización
de estos tipos femeninos eran coherentes a la peculiar invectiva del yambo, asimismo, en un
plano formal, las concatenaciones, el uso de expresiones formulares y el abuso de juegos
de palabras, remarcados por asonancias y anáforas25
, conformaban una estructura
compositiva en la que se exploraban las capacidades expresivas de una sintaxis simple y
repetitiva – algunas veces hasta resueltamente monótonas- para obtener una mayor
captación del auditorio que es el objetivo deseado por este tipo de poesía. Bajo una
expresiva transparencia, ilusoriamente anclada en la realidad, se bosquejan en la poesía de
Semónides espacios metafóricos que desviaban el sentido en una dirección sesgada que la
mirada masculina asume en relación con ese espacio cultural y socialmente definido: el de
la mujer.
El tono sedicioso y la técnica retórica de expresión, contribuían, por tanto, a la eficacia
satírica de estos caricaturescos tipos de mujer, que bajo la forma de catálogo, se
presentaban uno a uno, de manera tan espontánea, que parecía que obedecían a un esquema
lógico predefinido.
De tal forma, es comprensible que los primeros tres tipos de mujeres, figuradas como
provenientes de la cerda, la zorra y la perra respectivamente, le sucedieran otros dos tipos
diferentes, concebidos a partir de los elementos de la naturaleza (la tierra y el mar) y luego
continuara con la enumeración de cinco tipos más, caracterizados en términos de analogías
de comportamiento, relacionados con otros animales que les servían como modelos de
comparación.
La crítica que le otorga a la mujer proveniente de la burra (ὄνου)  se centra en su
terquedad, voracidad y lascivia, como fácilmente se puede inferir del fragmento siguiente:
ἢ σύν τ’ἀνάγκῃ σύν τ’ ἐνιπῇσιν μόγις
ἔστερξεν ὦν ἅπαντα κἀπονήσατο
ἀρεστά· τόφρα δ’ἐσθίει μὲν ἐν μυχῷ
προνύξ προῆμαρ, ἐσθίει δ’ ἐπ’ ἐσχάρῃ.
ὁμῶς δὲ καὶ πρὸς ἔργον ἀφροδίσιον
ἐλθόντ’ ἑταῖροι ὁντινῶν ἐδέξατο.(vv. 44-49)
«Que sólo por la fuerza o por amenazas se resigna, contra su voluntad, a todo, y se esfuerza por
hacer sólo lo necesario. Mientras tanto, come en el interior de su vivienda, durante toda la noche y
todo el día, come junto a la hoguera. Y cualquiera que venga por los placeres de Afrodita, de
inmediato, lo cobija.»
25
Sobre las particularidades de la dicción poética de Semónides véase: El excelente estudio de Fabio
Roscalla, “Il giambo di Semonide contro le donne e la dizione aedica” QUCC 73.1 (2003) 115-113.
7
En cuanto a la mujer-comadreja (γαλή), animal domestico que los griegos asociaban con la mala
suerte, la lujuria se repite como uno de sus atributos negativos, junto a la maldad y la codicia.
κείνῃ γὰρ οὔ τι καλὸν οὐδ’ ἐπίμερον
πρόσεστιν οὐδὲ τερπνὸν οὐδ’ ἐράσμιον.
εὐνῆς δ’ἀληνής ἐστιν ροδισίη ,ἀφ ςτὸν δ’ ἄνδρα τὸν παρεόντα ναυσίῃ διδοῖ.
κλέπτουσα δ’ ἔρδει πολλὰ γείτονας κακά,
ἄθυστα δ’ ἱρὰ πολλάκις κατεσθίει .(vv. 51-56)
«Y que nada de bello tienen, ni de deseable, ni de agradable o amable; Sin embargo, enloquece
por el venusino tálamo, pero provoca nauseas al hombre que la posee. Y robando, causa estragos a
sus vecinos, y a menudo devora las ofrendas, no consumadas, destinadas al culto»
El octavo tipo de mujer: la yegua (ἵππος) hembraza perezosa, la cual sólo se preocupa por
su aspecto, atrae a cualquier hombre por su admirable belleza, aunque, puede resultar
hostigante para determinados consortes:
ἣ δούλι’ ἔργα καὶ δύην περιτρέπει,
κοὔτ’ ἂν μύλης ψαύσειεν, οὔτε κόσκινον
ἄρειεν, οὔτε κόπρον ἐξ οἴκου βάλοι,
οὔτε πρὸς ἰπνὸν ἀσβόλην ἀλεομένη
ἵζοιτ’ ἀνάγκῃ δ’ ἄνδρα ποιεῖται φίλον·
λοῦται δὲ πάσης ἡμέρης ἄπο ῥύπον
δίς, ἄλλοτε τρίς, καὶ μύροισ’ ἀλείφεται,
αἰεὶ δὲ χαίτην ἐκτενισμένην φορεῖ
βαθεῖαν, ἀνθέμοισιν ἐσκιασμένην.
καλὸν μὲν ὦν θέημα τοιαύτη γυνὴ
ἄλλοισι, τῷ δ’ ἔχοντι γίνεται κακόν,
ἢν, μή τις ἢ τύραννος ἢ σκηπτοῦχος ᾖ,
ὅστις τοιούτοις θυμὸν ἀγλαίζεται. (vv. 58-70)
«Esta es esquiva a los trabajos serviles y a la fatiga, y no es capaz de echar mano a la rueda de un
molino, o erguir un tamiz, ni tan siquiera sacar la basura de la casa, ni de sentarse al lado de la
estufa para evitar el hollín, pero, por necesidad, se busca un buen marido. Todos los días se lava,
dos y hasta tres veces, y se unge de perfumes; siempre lleva bien peinada su abundante cabellera, y
adornada de flores. Esta mujer es para muchos un hermoso espectáculo, pero para quien la posee,
se convierte en un mal, a no ser que se trate de un tirano o de un rey, que en cuyo corazón, se
enorgullecen con tales cosas.»
El último tipo de mujer descrita negativamente es aquella que proviene de la mona (ἐκ 
πιθήκου), y esta se perfila como la mayor calamidad que Zeus ha enviado a los hombres
8
(v.72:  Ζεὺς  ἀνδράσιν  μέγιστον  ὤπασεν  κακόν), debido a sus atributos ostensiblemente
negativos: la fealdad, la desproporción del cuerpo, la malicia y la maldad.
αἴσχιστα μὲν πρόσωπα· τοιαύτη γυνὴ
εἶσιν δι’ ἄστεος πᾶσιν ἀνθρώποις γέλως·
ἐπ’ αὐχένα βραχεῖα, κινεῖται μόγις,
ἄπυγος, αὐτόκωλος, ἆ τάλας ἀνὴρ
ὅστις κακὸν τοιοῦτον ἀγκαλίζεται.
δήνεα δὲ πάντα καὶ τρόπους ἐπίσταται
ὥσπερ πίθηκος· οὐδὲ οἱ γέλως μέλει·
οὐδ’ ἄν τιν’ εὖ ἔρξειεν, ἀλλὰ τοῦτ’ ὁρᾷ
καὶ τοῦτο πᾶσαν ἡμέρην βουλεύεται,
ὅκως τι κὡς μέγιστον ἔρξειεν κακόν. (vv.73-82)
«Horrendo es su rostro; tal mujer irá por las calles de la ciudad haciendo reír a todo hombre que
la vea. De cuello corto, apenas lo mueve, sin nalgas, sólo tiene brazos y piernas. Desdichado aquel
que acoge en sus brazos tamaña calamidad. Todas las artimañas y todas las tretas conoce, como
una simia, no tiene vergüenza. No es capaz de hacer bien alguno a nadie, por el contrario, todo el
día trama como hacer, a cualquiera, el mayor mal posible.»
Antes de referirnos al décimo y último tipo, es importante notar que todas estas
caracterizaciones se enmarcan en un cuadro social femenino, restringido al ambiente social
del oikos, en esa esfera de la comarca o de los grupos minoritarios. Por otro lado, el ojo
masculino observa a la mujer en función de su modus operandi, es decir, según las tareas
domesticas que le eran propias, según su aspecto exterior y físico, según las repercusiones
de su comportamiento social a nivel del oikos y de la comunidad, y hasta por su sexualidad,
considerada, no obstante, independiente de la función reproductora.
La única mujer que es objeto de una caracterización positiva, es aquella proveniente de
la abeja26
, la cual constituye el décimo y último tipo femenino en este catálogo misógino.
La imagen del símil hesiódico de las abejas laboriosas que en su día a día trabajan por el
sustento de los zánganos; las mujeres que resguardan la prosperidad del oikos son las únicas
que no merecen censura (v.84: οἴῃ Μῶμος οὐ προσιζάνει):
φίλη δὲ σὺν φιλέοντι γηράσκει πόσει
τεκοῦσα καλὸν κὠνομάκλυτον γένος.
κάριπρεπὴς μὲν ἐν γυναιξὶ γίνεται
πάσῃσι, θείη δ’ ἀμφιδέδρομεν χάρις.
οὐδ’ ἐν γυναιξὶν ἥδεται καθημένη
ὅκου λέγουσιν ἀφροδισίους λόγους.
τοίας γυναῖκας ἀνδράσιν χαρίζεται
Ζεὺς τὰς ἀρίστας καὶ πολυφραδεστάτας. (vv. 86-93)
26
Recuérdese que también en la Teogonía (594-602) de Hesíodo, la abeja era descrita como un insecto
trabajador que se esforzaba a diario, para garantizar la subsistencia de su colmena, alimentando hasta a los
zánganos parásitos. Curiosamente, como apunta Cristina Egoscozábal, art. Cit 23, en dos de las fábulas
esópicas se nos presenta una imagen negativa de la abeja.
9
«Amiga del marido que ama, envejece a su lado, después de haber dejado una hermosa e ilustre
descendencia. Distínguese entre todas las mujeres, una gracia divina la envuelve, no le gusta con
las otras mujeres, cuando hablan asuntos [relacionados con] Afrodita. Esas son las mejores
mujeres y las más sabias, que Zeus, condescendiente, confirió a los hombres»
La sophrosyne de estas mujeres, considerada una charis divina (para los hombre,
entiéndase), era, en cierto modo, proverbial, aunque, asomaba, en este punto del discurso,
cierto halo de luz que contrasta con la enfática tónica pesimista manifestada en todas las
caracterizaciones anteriores. Sin embargo, el poema no terminaba aquí. Los versos
siguientes van a reforzar la imagen negativa del género femenino, como si retocara las
líneas más importantes de un retrato que fuera, hasta entonces, esbozado de manera
fragmentaria y difusa.
Retomándose el hilo que ha de conducir el poema al punto de partida27
y haciendo hincapié
en el principio hesiódico de que “todas estas variedades femeninas fueron concebidas por
Zeus” (v. 94: τὰ δ’ ἄλλα φῦλα ταῦτα μηχανῇ Διός), y «todas ellas existen y están al lado de
los hombres» (v. 95: ἔστιν τε πάντα καὶ παρ’ἀνδράσιν μένει). El rasgo moral del relato
comenzaba a formularse, cuando afirmaba:
Ζεὺς γὰρ μέγιστον τοῦτ’ ἐποίησεν κακόν,
γυναῖκας·
«Así pues, Zeus creo este enorme mal, las mujeres»
La última parte del poema, como señala E. Stehle28
, reforzará la idea de que la mujer es
“uno de los peores males” y que el marido más desdichado es aquel que elogia a su esposa,
considerándola semejante a la mujer-abeja, censurando a la de los otros. De hecho,
debemos recordar, como se indica de una manera cuasi nominal en la última sección del
poema29
, que:
... ὃστις σὺν γυναικὶ †πέλεται,
οὔδ’ αἶψα λιμὸν οἰκίης ἀπώσεται,
ἐχθρὸν συνοικητῆρα, δυσμενέα θεόν.
ἀνὴρ δ’ ὅταν μάλιστα θυμηδεῖν δοκῇ
κατ’ οἶκον, ἢ θεοῦ μοῖραν ἢ ἀνθρώπου χάριν,
εὐροῦσα Μῶμον ἐς μάχην κορύσσεται.
ὅκου γυνὴ γάρ ἐστιν οὐδ’ ἐς οἰκίην
ξεῖνον μολόντα προφρόνως δεκοίατο.
27
El efecto circular de Ringkoposition es subrayado por diferentes autores, particularmente Pellizer-Tedeschi,
op. cit. ad 96
28
Op. cit., 239.
29
En contra del argumento de que la parte final del poema resulta de una interpolación de un poeta
alejandrino véase: Pellizer-Tedeschi, op. cit., 146-47 y Lloyd-Jones, op. cit., ad 110 que piensa pueda ser
probable que “the poet has here employed aposiopesis, the device of breaking off a sentence to secure a
particular effetc” (p. 90). Cf. W. J. Verdenius, “Semonides über die Frauen: ein Kommentar zu Fr. 7”:
Mnemosyne 21 (1968) 132-158.
10
ἥτις δέ τοι μάλιστα σωφρονεῖν δοκεῖ,
αὕτη μέγιστα τυγχάνει λωβωμένη,
κεχηνότος γὰρ ἀνδρός· οἱ δὲ γείτονες
χαίρουσ’ ὁρῶντες καὶ τόν, ὡς ἀμαρτάνει. (vv. 100-111)
«El que vive con una mujer no se deshará fácilmente del Hambre de su casa, huésped asiduo,
fatídico dios. Cuando un marido cree sentirse a sus anchas en su casa, ya sea por designio de un
dios, o por el privilegio de un amigo, ella pronto encontrará un motivo de censura y se preparará
para hacerle la guerra. Donde haya mujer, no puede recibirse con agrado huésped alguno que
llegue a la casa. Aquella que parece ser más sensata es justo la que más ultrajes provoca; su
marido queda boquiabierto – y los vecinos se ríen viendo cuanto se equivoca»
Para comprender mejor la lógica y la función de una caracterización del género femenino,
representado, aparentemente, de manera tan negativa y despectiva como se nos muestra, será
necesario contextualizar el yambo, reinsertarlo en el tiempo y en el espacio, en las peculiares
circunstancias en que se hallaba, su sentido y su función esenciales. Sólo entonces podremos
entender cómo la dinámica del poema, sólo de manera ilusoria, confiere expresión a un reproche
ultrajante para el género femenino. Considerando que este yambo explora con aguda ironía, la
paradoja de un dirty joke, Robin Osborne señala que “even to focus upon the poem as an attempt to
increase the solidarity of the men’s group by emphasising that only fellow men can be trusted (...) is
to miss the way the poem makes women more necessary, not less”30
.
Varios estudiosos, como ya se ha comentado, han concluido que, a diferencia de los poemas
épicos y los himnos homéricos, el contexto más plausible para la poesía yámbica era el simposio,
una oportunidad para socializar, tanto pública como privada, que reunió a un grupo de amigos por el
placer de la comida y el vino, por el placer de discutir cuestiones relacionadas con la vida de la
comunidad, o también por el gusto que cultivaban por la poesía, vista como una forma de
entretenimiento y de competición. En este ambiente destinado y dominado por los hombres,
la presencia de la mujer se limitaba a las hetairai, cuya función era la de servir y entretener
a los invitados con canciones y bailes.
En este ambiente amigable se utilizaría, muy probablemente, el yambo sobre las mujeres
y, como hay señalado N. Loraux31
hablar de las mujeres de esta forma parecía ser una
práctica simpótica común y se manifestaba como una conducta del poder sexual masculino.
Más aún, nótese que el lexema griego más frecuente a lo largo del poema es γυνή, que
designaba, preferiblemente a las mujeres casadas, es decir las esposas, aquellas que
permanecían confinadas en sus hogares mientras que sus esposos se entregaban a los
placeres ofrecidos por el simposio. Y ya que no se menciona ningún nombre en particular,
ni el catálogo que describe a los diez tipos de mujeres obedece a un esquema riguroso y
exhaustivo, nos hace pensar que se trataba de un poema cuyo objetivo principal sería, no la
sátira social a la mujer-esposa, ni siquiera una crítica seria y un insulto a la condición
30
Op. cit., 59 Este autor concluye que la dominación masculina en la Grecia arcaica dependía no sólo de los
andron, sino también de la forma como utilizaban (abusivamente) a las mujeres y que, en ese sentido, el fr. 7
de Semónides puede atestiguar como “sex and power went together in seventh-century” (p.64)
31
Op.cit.,113. Robin Osborne, art. Cit., 60, añade: “The abuse of women here, putting women literally on the
dung heap, undresing them to mock their ugliness or their vanity, imaging being to stand back from and so
control the independence of their passions, these are all ways of exercing power and of drawing attention to
that power with a view to seduction”.
11
femenina, sino más bien, en líneas generales, que todas estas caricaturas negativas del sexo
femenino, se pautaban por la forma exagerada y grotesca de los trazos que delineaban
retratos subversivos de las normas convencionales que regulaban el papel de la mujer,
especialmente en el ámbito interno y en su relación marital y social.
Uno de los aspectos a tomar en consideración era que las diversas especies de animales
o elementos de la naturaleza que servían de modelo a los diferentes estereotipos femeninos
personificaban características físicas y conductuales, estéticas y éticas (como, por ejemplo,
la gula, la obesidad, la fealdad, la torpeza, la histeria, la volubilidad, la pereza, la inercia, la
malicia, la perversidad, la vanidad, la presunción o la lujuria), reprochables en cualquier ser
vivo, y mucho más, en la mujer, cuya vida debería centrarse, en el siglo VII a.C., en las
actividades domesticas y en las relaciones familiares que preservaban la prosperidad del
oikos32
. En ese sentido las burlas falaces sobre la condición femenina vinieron a satisfacer
un imaginario basado en referencias masculinas, implícita o explícitamente de índole
sexual, que confrontaba al hombre con una experiencia discursiva sobre la alteridad. Lo que
estaba particularmente cuestionado era el intento de objetivar una temática masculina que
dejaba entrever lo que tenía de perjudicial y malintencionado en la propia realidad cotidiana
que circundaba a los hombres.
3. En conclusión, puede decirse que, en este yambo, la crítica a las mujeres conjugaba
una finalidad lúdica y humorística con una intención satírica –quizás hasta de corte
parenético- que jugaba con los miedos y las angustias del género masculino que dominaba
el espacio del simposio. Sí la primera impresión era la de que se trataba de una
composición meramente satírica de tono humorístico y de contenido misógino, al fin y al
cabo esta larga diatriba contra las mujeres que se presentaba como un modo, entretenido y
serio a la vez, de hacer reflexionar al hombre, dentro de los tradicionales patrones
misóginos, sobre su propia condición, de la cual la mujer hacia, inevitablemente, parte. El
tono pesimista que impregna todo el poema sugiere, sin embargo, un último resquicio de
esperanza, pues es necesario que el hombre piense que Pandora logró tapar la vasija antes
de que la elpis se escabullera y, de este modo, incluso siendo las mujeres el peor de los
males otorgado a los hombres por Zeus, no obstante, quedaba un tipo favorable de mujer,
aquella que Semónides describe como proveniente de la abeja, el único aliento para la
humanidad. Ella representaba la esposa ideal, protectora del oikos, buena administradora de
los bienes familiares, casta, compañera amiga y fiel, progenitora de una ilustre
descendencia. Pero para aquel que estaba convencido de que tenía una mujer así, el poeta
deja una última advertencia, de la que él mismo no se excluye, a juzgar por el uso de la
primera persona del plural:
ἴσην δ’ ἔχοντες μοῖραν οὐ γιγνώσκομεν
Ζεὺς γὰρ μέγιστον τοῦτ’ ἐποίησεν κακόν (vv. 114-115)
«No nos percatamos de que todos tenemos la misma suerte
y que Zeus creo este inmenso mal»
32
Acerca de la vida y la condición de la mujer en Grecia, puede referirse, entre otros, los estudios de Claude
Mossé, La femme dans la Grèce antique (Paris 1983) y de Sian Lewis, The Athenian Woman. An conographic
Handbook (London 2002)
12
Texto Griego
Fr.7
χωρὶς γυναικὸς θεὸς ἐποίησεν νόον 
τὰ πρῶτα. τὴν μὲν ἐκ συὸς τανύτριχος, 
τῇ πάντʹ ἀνʹ οἶκον βορβόρῳ πεφυρμένα 
ἄκοσμα κεῖται καὶ κυλίνδεται χαμαί· 
αὐτὴ δʹ ἄλουτος ἀπλύτοισʹ ἐν εἵμασιν                         5 
ἐν κοπρίῃσιν ἡμένη πιαίνεται. 
τὴν δʹ ἐξ ἀλιτρῆς θεὸς ἔθηκʹ ἀλώπεκος 
γυναῖκα πάντων ἴδριν· οὐδέ μιν κακῶν 
λέληθεν οὐδὲν οὐδὲ τῶν ἀμεινόνων· 
τὸ μὲν γὰρ αὐτῶν εἶπε πολλάκις κακόν,                  10 
τὸ δʹ ἐσθλόν· ὀργὴν δʹ ἄλλοτʹ ἀλλοίην ἔχει. 
τὴν δʹ ἐκ κυνός, λιτοργόν, αὐτομήτορα, 
ἣ πάντʹ ἀκοῦσαι, πάντα δʹ εἰδέναι θέλει, 
πάντῃ δὲ παπταίνουσα καὶ πλανωμένη 
λέληκεν, ἢν καὶ μηδένʹ ἀνθρώπων ὁρᾷ.                   15 
παύσειε δʹ ἄν μιν οὔτʹ ἀπειλήσας ἀνήρ, 
οὐδʹ εἰ χολωθεὶς ἐξαράξειεν λίθῳ 
ὀδόντας, οὐδʹ ἂν μειλίχως μυθεόμενος, 
οὐδʹ εἰ παρὰ ξείνοισιν ἡμένη τύχῃ, 
ἀλλʹ ἐμπέδως ἄπρηκτον αὑονὴν ἔχει.                       20 
τὴν δὲ πλάσαντες γηίνην ᾿Ολύμπιοι 
ἔδωκαν ἀνδρὶ πηρόν· οὔτε γὰρ κακὸν 
οὔτʹ ἐσθλὸν οὐδὲν οἶδε τοιαύτη γυνή· 
ἔργων δὲ μοῦνον ἐσθίειν ἐπίσταται. 
κὤταν κακὸν χειμῶνα ποιήσῃ θεός,                          25 
ῥιγῶσα δίφρον ἄσσον ἕλκεται πυρός. 
τὴν δ’ ἐκ θαλάσσης, ἣ δύ’ ἐν φρεσὶν νοεῖ· 
τὴν μὲν γελᾷ τε καὶ γέγηθεν ἡμέρην· 
ἐπαινέσει μιν ξεῖνος ἐν δόμοισʹ ἰδών· 
ʺοὐκ ἔστιν ἄλλη τῆσδε λωίων γυνὴ                           30 
ἐν πᾶσιν ἀνθρώποισιν οὐδὲ καλλίωνʺ· 
τὴν δ’ οὐκ ἀνεκτὸς οὐδ’ ἐν ὀφθαλμοῖσʹ ἰδεῖν 
οὔτ’ ἄσσον ἐλθεῖν, ἀλλὰ μαίνεται τότε 
ἄπλητον ὥσπερ ἀμφὶ τέκνοισιν κύων, 
ἀμείλιχος δὲ πᾶσι κἀποθυμίη                                     35 
ἐχθροῖσιν ἶσα καὶ φίλοισι γίνεται· 
ὥσπερ θάλασσα πολλάκις μὲν ἀτρεμὴς 
ἕστηκ’, ἀπήμων, χάρμα ναύτηισιν μέγα, 
θέρεος ἐν ὥρῃ, πολλάκις δὲ μαίνεται 
βαρυκτύποισι κύμασιν φορεομένη.                           40 
ταύτῃ μάλιστ’ ἔοικε τοιαύτη γυνὴ 
ὀργήν· φυὴν δὲ πόντος ἀλλοίην ἔχει. 
τὴν δ’ ἔκ †τε σποδιῆς† καὶ παλιντριβέος ὄνου, 
ἣ σύν τ’ ἀνάγκῃ σύν τ’ ἐνιπῇσιν μόγις 
ἔστερξεν ὦν ἅπαντα κἀπονήσατο                             45 
ἀρεστά· τόφρα δ’ ἐσθίει μὲν ἐν μυχῷ 
προνὺξ προῆμαρ, ἐσθίει δ’ ἐπ’ ἐσχάρῃ. 
ὁμῶς δὲ καὶ πρὸς ἔργον ἀφροδίσιον 
ἐλθόντ’ ἑταῖρον ὁντινῶν ἐδέξατο. 
τὴν δ’ ἐκ γαλῆς, δύστηνον οἰζυρὸν γένος·                50 
κείνῃ γὰρ οὔ τι καλὸν οὐδ’ ἐπίμερον 
πρόσεστιν οὐδὲ τερπνὸν οὐδ’ ἐράσμιον. 
εὐνῆς δ’ ἀδηνής ἐστιν ἀφροδισίης, 
τὸν δ’ ἄνδρα τὸν παρεόντα ναυσίῃ διδοῖ. 
κλέπτουσα δ’ ἔρδει πολλὰ γείτονας κακά,              55 
ἄθυστα δ’ ἱρὰ πολλάκις κατεσθίει. 
τὴν δ’ ἵππος ἁβρὴ χαιτέεσσ’ ἐγείνατο, 
ἣ δούλι’ ἔργα καὶ δύην περιτρέπει, 
κοὔτ’ ἂν μύλης ψαύσειεν, οὔτε κόσκινον 
ἄρειεν, οὔτε κόπρον ἐξ οἴκου βάλοι,                          60 
οὔτε πρὸς ἰπνὸν ἀσβόλην ἀλεομένη 
ἵζοιτ’. ἀνάγκῃ δ’ ἄνδρα ποιεῖται φίλον· 
λοῦται δὲ πάσης ἡμέρης ἄπο ῥύπον 
δίς, ἄλλοτε τρίς, καὶ μύροις ἀλείφεται, 
αἰεὶ δὲ χαίτην ἐκτενισμένην φορεῖ                             65 
βαθεῖαν, ἀνθέμοισιν ἐσκιασμένην. 
καλὸν μὲν ὦν θέημα τοιαύτη γυνὴ 
ἄλλοισι, τῶι δ’ ἔχοντι γίνεται κακόν, 
ἢν μή τις ἢ τύραννος ἢ σκηπτοῦχος ᾖ, 
ὅστις τοιούτοις θυμὸν ἀγλαΐζεται.                             70 
τὴν δ’ ἐκ πιθήκου· τοῦτο δὴ διακριδὸν 
Ζεὺς ἀνδράσιν μέγιστον ὤπασεν κακόν. 
αἴσχιστα μὲν πρόσωπα· τοιαύτη γυνὴ 
εἶσιν δι’ ἄστεος πᾶσιν ἀνθρώποις γέλως· 
ἐπ’ αὐχένα βραχεῖα· κινεῖται μόγις·                          75 
ἄπυγος, αὐτόκωλος. ἆ τάλας ἀνὴρ 
ὅστις κακὸν τοιοῦτον ἀγκαλίζεται. 
δήνεα δὲ πάντα καὶ τρόπους ἐπίσταται 
ὥσπερ πίθηκος· οὐδέ οἱ γέλως μέλει· 
οὐδ’ ἄν τιν’ εὖ ἔρξειεν, ἀλλὰ τοῦτ’ ὁρᾷ                     80 
καὶ τοῦτο πᾶσαν ἡμέρην βουλεύεται, 
ὅκως τι κὠς μέγιστον ἔρξειεν κακόν. 
τὴν δ’ ἐκ μελίσσης· τήν τις εὐτυχεῖ λαβών· 
κείνῃ γὰρ οἴῃ μῶμος οὐ προσιζάνει, 
θάλλει δ’ ὑπ’ αὐτῆς κἀπαέξεται βίος,                       85 
φίλη δὲ σὺν φιλέοντι γηράσκει πόσει 
τεκοῦσα καλὸν κὠνομάκλυτον γένος. 
κἀριπρεπὴς μὲν ἐν γυναιξὶ γίνεται 
πάσῃσι, θείη δ’ ἀμφιδέδρομεν χάρις. 
οὐδ’ ἐν γυναιξὶν ἥδεται καθημένη                             90 
ὅκου λέγουσιν ἀφροδισίους λόγους. 
τοίας γυναῖκας ἀνδράσιν χαρίζεται 
Ζεὺς τὰς ἀρίστας καὶ πολυφραδεστάτας· 
τὰ δ’ ἄλλα φῦλα ταῦτα μηχανῆι Διὸς 
ἔστιν τε πάντα καὶ παρ’ ἀνδράσιν μενεῖ.                 95 
Ζεὺς γὰρ μέγιστον τοῦτ’ ἐποίησεν κακόν, 
γυναῖκας· ἤν τι καὶ δοκέωσιν ὠφελεῖν 
ἔχοντι, τῷ μάλιστα γίνεται κακόν· 
οὐ γάρ κοτ’ εὔφρων ἡμέρην διέρχεται 
ἅπασαν, ὅστις σὺν γυναικὶ †πέλεται,                     100 
οὐδ’ αἶψα Λιμὸν οἰκίης ἀπώσεται, 
ἐχθρὸν συνοικητῆρα, δυσμενέα θεῶν. 
ἀνὴρ δ’ ὅταν μάλιστα θυμηδεῖν δοκῇ 
κατ’ οἶκον, ἢ θεοῦ μοῖραν ἢ ἀνθρώπου χάριν, 
εὑροῦσα μῶμον ἐς μάχην κορύσσεται.                   105 
ὅκου γυνὴ γάρ ἐστιν οὐδ’ ἐς οἰκίην 
ξεῖνον μολόντα προφρόνως δεκοίατο. 
ἥτις δέ τοι μάλιστα σωφρονεῖν δοκεῖ, 
αὕτη μέγιστα τυγχάνει λωβωμένη· 
κεχηνότος γὰρ ἀνδρός, οἱ δὲ γείτονες                     110 
χαίρους’ ὁρῶντες καὶ τόν, ὡς ἁμαρτάνει. 
τὴν ἣν δ’ ἕκαστος αἰνέσει μεμνημένος 
γυναῖκα, τὴν δὲ τοὐτέρου μωμήσεται· 
ἴσην δ’ ἔχοντες μοῖραν οὐ γινώσκομεν. 
Ζεὺς γὰρ μέγιστον τοῦτ’ ἐποίησεν κακόν,             115 
καὶ δεσμὸν ἀμφέθηκεν ἄρρηκτον πέδην, 
ἐξ οὗ τε τοὺς μὲν ᾿Αίδης ἐδέξατο 
γυναικὸς εἵνεκ’ ἀμφιδηριωμένους 
........................................................ 
 
Semónides de Amorgos
Catálogo de las Mujeres∗
I
Creó Dios la mujer primeramente,
de entendimiento y juicio desprovista,
de una cerdosa puerca, y por costumbre
le hace siempre tener sucia la casa.
reclinada en el suelo, se revuelca;
jamás se lava, y de soez vestido
cubierta, y asquerosa, siempre echada,
sobre el sórdido cieno, engorda y crece.
II
A otra crío e una dolosa zorra,
y la ciencia le dio de bueno y malo.
en esta casta de mujer se encuentra
mucho perverso, y otro mucho bueno,
y la ira la dobla y la maneja
a todos lados sin prudencia y tino.
III
En sus costumbres, otras se parece
al perro, que es su padre: anda anhelante
por oír y saber todas las cosas.
Todo lo mira con hambrientos ojos,
y con tanto mirar siempre se engaña.
Cuando no ve algún hombre, ladra y gruñe,
y ni las amenazas del marido
bastantes son a contener sus iras.
Ni aunque le eche los diente de la boca,
irritado y feroz, de una pedrada,
ni aunque la halague con palabras buenas,
ni el respeto a los huéspedes la enfrena,
sino que siempre furibunda grita.
∗
Este yambo de Semónides no se le conoce un título determinado, sin embargo, su denominación más
difundida es Sobre las mujeres, no obstante, también se le ha otorgado denominarlo “El Catálogo de las
Mujeres” debido a las descripciones -diez en total- que hace del carácter o naturaleza de cada mujer asimilada,
ya sea a un elemento natural (Mar y Tierra) o, a diferentes animales. Aquí se presentan los versos separados
según aparecen cada una de estas tipologías.
IV
Otra hicieron los dioses de la tierra,
y al hombre para carga se la dieron;
la cual ni el bien ni el mal jamás conoce,
y su saber se ciñe a sí los dioses
dan a la tierra rigoroso invierno,
para acercarse al fuego con su silla.
V
Mas vuelve ya tu pensamiento a aquella
que ha nacido del mar: alegre y blanda,
en todo el día de reír no cesa.
El Huésped que en su casa la mirare
la llenará de inmensas bendiciones,
y jurará no hallarse en todo el orbe,
ni ser posible que jamás se vea,
una mujer más buena en sus costumbres.
Mas, sin embargo, a veces se enfurece
como la perra sobre sus cachorros.
Áspera con amigos y enemigos,
en su doloroso genio al mar semeja,
que muchas veces, sosegado y quieto,
los marineros llena de alborozo,
y otras, airado, horriblemente brama,
y alza y encrespa las hinchadas olas.
VI
Otra nació de un asno y la ceniza:
ejercitada en ásperos trabajos,
aunque sólo la mueve la amenaza.
Sentada día y noche está comiendo.
y sin alguna distinción acoge
al primero que llega, y le recibe
por su señor en los venéreos hurtos.
VII
Otra, de una infelice comadreja
triste generación, que nada tiene
de bueno ni de amable, y careciendo
de amor y de dulzura, odia y esquiva
el lecho conyugal; si está presente
su esposo, se empalaga y se fastidia,
y con sus tretas daña a los vecinos,
y devora las vianda no inmoladas.
VIII
Una yegua de hermosa cabellera
fue madre de otra, que aborrece y huye
cualquier obra servil, cualquier trabajo.
No tocará jamás muela ni cribo,
ni la basura quitará de casa.
Gran cuidado tendrá de no ensuciarse
sentándose en el horno. Exteriormente
muestra su afecto y amor a su marido.
En cada día lávase tres veces,
se llena de perfumes y de ungüentos,
y el cabello derrama por la espalda,
y corona de flores la cabeza.
Espectáculo hermoso para todos,
para el marido miserable y triste,
a no ser algún rey muy poderoso
que pueda mantener tan grande lujo.
IX
Otra fue de una mona, de manera
que un igual mal no dio a los hombres Jove.
Por su boca feísima, es la risa
de toda la ciudad, cuando pasea
tiesa, que apenas la cabeza mueve.
Tiene en extremo grandes las rodillas,
¡Pobre el que abraza a tan terrible monstruo!
Como una mona, a su marido engaña,
y a todos los demás; ni de las risas
se cura, ni de hacer sólo un buen hecho:
y sin cesar cavila, piensa y trama
cómo hacer algún bárbaro delito.
X
Mas con la que ha nacido de la abeja
es el hombre feliz y afortunado,
pues no cometerá delito alguno.
Ella alarga la vida, y sus caminos
los siembra de mil flores olorosas.
Amada de su amado compañero,
va envejeciendo en los ligeros años,
dándole hermosos y afamados hijos;
distínguese entre todas las mujeres
por la gracia feliz que la acompaña;
no busca ni frecuenta los corrillos
donde hablan liviandades las amigas,
y esta prudente y apreciable casta
la da el gran valor Jove a sus favorecidos.
A los demás que están entre los hombres,
de Júpiter el dolo las produjo.
Y tanto en su maldad cargó la mano,
que si parece que algún bien le causan
al mísero marido, es esto mismo
incómodo en extremo al desdichado.
Todo el que vive con mujer no espere
pasar un día enteramente bueno,
ni echar el hambre triste de su casa,
ni el amor conciliar de sus amigos.
Si le sucede algún feliz suceso,
o ya porque este bien le den los dioses,
o ya porque le venga de los hombres,
al punto en su mujer encuentra un crimen
que mueve las domésticas rencillas.
Doquier que haya mujer, ya no se espere
poder admitir bien huésped alguno ,
porque la que parece más modesta,
la más mala es de todas las mujeres.
El marido se queja, y las vecinas
se alegran de su error y se le ríen;
cada cual, sin embargo, siempre alaba
la mujer propia, y la del otro afea,
sin ver que le comprende el mismo caso.
Pues este horrible mal Júpiter hizo,
y el lazo ató con insoluble nudo;
de donde viene que la cruda muerte
arrebató casados muchos hombres.
________________________________________
Semónides de Amorgos
Sobre las mujeres
(Trad. de C. García Gual)
De modo diverso la divinidad hizo el talante de la mujer
desde un comienzo. A la una la sacó de la híspida cerda:
en su casa está todo mugriento por el fango,
en desorden y rodando por los suelos.
Y ella sin lavarse y con vestidos sucios,
revolcándose en estiércol se hincha de grasa.
A otra la hizo Dios de la perversa zorra,
una mujer que lo sabe todo. No se le escapa
inadvertido nada de lo malo ni de lo bueno.
De las mismas cosas muchas veces dice que una es mala,
y otras que es buena. Tiene un humor diverso en cada caso.
Otra, de la perra salió; gruñona e impulsiva,
que pretende oírlo todo, sabérselo todo,
y va por todas partes fisgando y vagando
y ladra de continuo, aun sin ver nadie.
No la puede contener su marido, por más que la amenace,
ni aunque, irritado, le parte los dientes a pedradas,
ni tampoco hablándole con ternura,
ni siquiera cuando está sentada con extraños;
sino que mantiene sin pausa su irrestañable ladrar.
A otra la moldearon los Olímpicos del barro,
y la dieron al hombre como algo tarado. Porque ni el mal
ni el bien conoce una mujer de esa clase.
De las labores sólo sabe una: comer.
Ni siquiera cuando Dios envía un mal invierno,
por más que tirite de frío, acerca su banqueta al fuego.
Otra vino del mar. Ésta presenta dos aspectos.
Un día ríe y está radiante de gozo.
Cualquiera de fuera que la ve en su hogar la elogia:
No hay otra mujer más agradable que ésta
ni más hermosa en toda la tierra.
Al otro día está insoportable y no deja que la vean
ni que se acerque nadie; sino que está enloquecida
e inabordable entonces, como una perra con cachorros.
Es áspera con todos y motivo de disgusto
resulta tanto a enemigos como a íntimos.
Como el mar que muchas veces sereno
y sin peligro se presenta, alegría grande a los marinos,
en época de verano, y muchas veces enloquece
revolviéndose en olas de sordo retumbar.
A éste es a lo que más se parece tal mujer
en su carácter: al mar que es de índole inestable.
Otra procede del asno apaleado y gris,
que a duras penas por la fuerza y tras los gritos
se resigna a todo y trabaja con esfuerzo
en lo que sea. Mientras tanto come en el establo
toda la noche y todo el día, y come ante el hogar.
Sin embargo, cuando se trata del acto sexual,
acepta sin más a cualquiera que venga.
Y otra es de la comadreja, un linaje triste y ruin.
Pues ésta no posee nada hermoso ni atractivo,
nada que cause placer o amor despierte.
Está que desvaría por la unión de Afrodita,
pero al hombre que la posee le da náuseas.
Con sus hurtos causa muchos daños a sus vecinos,
y a menudo devora ofrendas destinadas al culto.
A otra la engendró una yegua linda de larga melena.
Ésta evita los trabajos serviles y la fatiga,
y no quiere tocar el mortero ni el cedazo
levanta ni la basura saca fuera de su casa,
ni siquiera se sienta junto al hogar para evitar
el hollín. Por necesidad se busca un buen marido.
Cada día se lava la suciedad hasta dos veces,
e incluso tres, y se unta de perfumes.
Siempre lleva su cabello bien peinado,
y cardado y adornado con flores.
Un bello espectáculo es una mujer así
para los demás, para su marido una desgracia,
de los que regocijan su ánimo con tales seres.
Otra viene de la mona. Ésta es, sin duda,
la mayor calamidad que Zeus dio a los hombres.
Es feísima de cara. Semejante mujer va por el pueblo
como objeto de risa para toda la gente.
Corta de cuello, apenas puede moverlo,
va sin trasero, brazos y piernas secos como palos.
¡Infeliz, quienquiera que tal fealdad abrace!
Todos los trucos y las trampas sabe
como un mono y no le preocupa el ridículo.
No quiere hacer bien a ninguno, sino que lo que mira
y de lo que todo el día delibera es justo esto:
cómo causar a cualquiera el mayor mal posible.
A otra la sacaron de la abeja. ¡Afortunado quien la tiene!
Pues es la única a la que no alcanza el reproche,
y en sus manos florece y aumenta la hacienda.
Querida envejece junto a su amante esposo
y cría una familia hermosa y renombrada.
Y se hace muy ilustre entre todas las mujeres,
y en torno suyo se derrama una gracia divina.
Y no le gusta sentarse con otras mujeres
cuando se cuentan historias de amoríos.
Tales son las mejores y más prudentes
mujeres que Zeus a los hombres depara.
Y las demás, todas ellas existen por un truco
de Zeus, y así permanecen junto a los hombres.
Pues éste es el mayor mal que Zeus creó:
las mujeres. Incluso si parecen ser de algún provecho,
resultan, para el marido sobre todo, un daño.
Pues no pasa tranquilo nunca un día entero
todo aquel que con mujer convive,
y no va a rechazar rápidamente de su casa al hambre,
odioso compañero del hogar, dios de mal temple.
Cuando piensa un hombre gozar de mejor ánimo
en su hogar, por gracia de los dioses o fortuna humana,
encuentra ella un reproche y se arma para la batalla.
Pues donde hay mujer no puede recibirse con agrado
ni siquiera a un huésped que acude a la casa.
La que parece, en efecto, que es la más sensata,
Ésa resulta ser la que más ofende a su marido,
y mientras anda él de pasmarote, sus vecinos
se ríen a su costa, viendo cuánto se equivoca.
Cada uno hará elogios recordando a su propia
mujer, y censuras cuando evoque a la de otro.
¡Y no advertimos que es igual nuestro destino!
Porque éste es el mayor mal que Zeus creó,
y nos lo echó en torno como una argolla irrompible,
desde la época aquella en que Hades acogiera
a los que por causa de una mujer se hicieron guerra.

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Semonides de Amorgos de las mujeres

  • 1. SEMÓNIDES DE AMORGOS DE LAS MUJERES Con un estudio preliminar de MARIA FERNANDA BRASETE La crítica a las mujeres en el Fr. 7 de Semónides de Amorgos Traducción: E. J. Ríos
  • 2. Semónides de Amorgos Datos Biográficos Semónides de Amorgos [Σιμωνίδης Ἀμοργῖνος] Es junto a Hiponacte y Arquíloco de Paros uno de los grandes poetas yámbicos griegos. Su vida sólo se conoce por medio de dos artículos del Suda, una enciclopedia bizantina del siglo X. Era hijo de Crinos y oriundo de Samos. Organizó la colonización de la isla de Amorgos, en las Cícladas, donde fundó tres ciudades: Minoa, Egiala y Arcesina, el mismo se estableció en Minoa. Sin embargo, la historia no de ser necesariamente verídica, pues corresponde extrañamente a la biografía de Arquíloco, registrado luego de la fundación de Thasos, colonia de Paros. Según otros datos, sólo Minoa es findada por Samos Egiala y Arcesina fueron fundadas por Naxos. La historia pudo haber sido inventada para reconciliar la tradición, la una haciendo de Samos la patria de Semónides, la otra aludiendo a Amorgos. La fecha de su florecimiento (apogeo) no es conocida con exactitud. Los cronistas citan muchas fechas. La vigésima olimpiada (700-697 a. C.) según Clemente de Alejandría. La Suda lo sitúa 490 años después de la guerra de Troyacerca del siglo VII a. C. El poeta caminando, estatua muchas veces identificada como efigie de Semónides de Amorgos Los críticos modernos opinan generalmente que posiblemente es contemporáneo de Arquíloco. De todas formas se ha sostenido que las imágenes captadas por Semónides en su poema sobre las mujeres traicionan su conocimiento sobre la teoría jónica de los cuatro elementos, evidentemente por esta razón, Semónides ha sido ubicado más bien en el siglo VI a. C. Su nombre se transcribe normalmente como «Simonides» del griego Σιμωνίδης / Simōnidēs. La única fuente que atestigua Σημωνίδης / Sēmōnidēs ortográficamente es por parte del gramático bizantino Georges Choeroboscos, quien, de este modo, lo distingue de su homónimo el poeta mélico Simonides de Ceos. Modernamente se ha mantenido esta grafía por razones puramente acomodaticias.
  • 3. Obra. La Suda le atribuye una elegía en dos libros, unos yambos, una historia de Samos y otros escritos. Ninguna de esas obras ha permanecido íntegra en nuestros días, sin embargo, se conservan muchos fragmentos de éstas, de los cuales, el más largo consta de 118 versos. Preservado por una cita de Estobeo, se trata de un poema sobre las mujeres que constituye la primera obra misógina de la literatura occidental. Simonides en esta obra define a la mujer según (10) diez razas (castas), creadas por Dios, de las cuales ocho corresponden a animales (el perro, el asno, el cerdo, el zorro, la comadreja, el simio, la yegua, la abeja) y dos a los elementos (el mar y la tierra). La mujer abeja es el único tipo de mujer que aprueba el poeta. Ya desde Hesíodo, la abeja se asimila al hombre, oponiéndola al abejorro el cual caracteriza a la mujer. Todas las otras razas de mujeres presentan innumerables defectos, la mujer-tierra encarna la necedad, la mujer – perro la inmoralidad, la mujer-mar la hipocresía, la mujer-cerdo la suciedad, la mujer- simio la peor desgracia, haciendo con todas esas tipologías, todo un cuadro de la mujer. Por ejemplo, la mujer-tierra es descrita de este modo: «Los dioses olímpicos han dotado al marido de una retrasada mental. Este género de mujer desconoce por completo lo que está bien y lo que está mal. El único talento que ella posee es el de comer. Y así, si la divinidad envía un mal invierno, ella tirita de frío pero es incapaz de lanzar leña al fuego» Semónides ataca tanto a mujeres como a hombres: La Suda le atribuye muchos enemigos y precisa que él fue el primero en utilizar yambos para la invectiva. Luciano de Samósata, cita en otra parte a una de sus víctimas, un tal Orodikides, por cierto totalmente desconocido. Por supuesto no se trata de un personaje real: cada uno de los poetas yámbicos solía atribuirse un ‘pica pleitos’, así por ejemplo, Lycambo para Arquíloco de Paros o Boupalos para Hiponacte. Semónides es asimismo un acerbo observador de la existencia humana: «No hay mortal que no espere llegar, en años venideros, a obtener riqueza y fortuna; pero la lamentable senectud los sorprende mucho antes que logren obtener su objetivo. Otros son exterminados por funestas enfermedades. Otros son aniquilados por Ares… Los unos encuentran la muerte por el asalto de la tormenta…mientras que aún hay otros que, impelidos por un mal hado, se cuelgan de un dogal y abandonan voluntariamente la luz del día»
  • 4. MARÍA FERNANDA BRASETE La crítica a las mujeres en el fr. 7 de Semónides de Amorgos Sátira, parodia y caricatura: desde la Antigüedad a nuestros días 55 * * * * * * * * * * Resumen: El poema de Semónides de Amorgos sobre las mujeres (Fr. 7 West) es el fragmento más extenso conservado de la poesía yámbica griega de época arcaica. En él, el poeta presenta una reflexión pesimista de cariz misógino sobre el carácter femenino, en una narrativa original que cataloga diez tipos de mujer, ocho basadas en modelos animales (la cerda, la zorra, la perra, la mula, la comadreja, la yegua, la mona y la abeja) y dos en elementos de la naturaleza (la tierra y la mar). En este estudio se pretende demostrar que esa caracterización tipológica era innovadora y respondía a una doble finalidad de este género de poesía: satírica y humorística. Puesto que el poema se destinaría a un contexto simpótico, un espacio típicamente masculino, la mujer y su naturaleza constituirían una temática que conducirían al hombre a reflexionar, de una manera seria y divertida al mismo tiempo, sobre su propia condición. Palabras clave: Yambo; Semónides; crítica; sátira; caricatura; misoginia; mujer; poesía arcaica; simposio; Hesíodo.
  • 5. Resumo: O poema de Semónides de Amorgos sobre as mulheres (Fr. 7 West) é o mais extenso fragmento preservado da poesia iâmbica grega da época arcaica. Nele o poeta apresenta uma reflexão pessimista de cariz misógino sobre o carácter feminino, numa narrativa original que cataloga dez tipos de mulher, oito baseadas em modelos animais (a porca, a raposa, a cadela, a burra, a doninha, a égua, a macaca e a abelha) e dois em elementos da natureza (a terra e o mar). Pretende-se demonstrar, neste estudo, que essa caracterização tipológica era inovadora e respondia a uma dupla finalidade: satírica e humorística. Uma vez que o poema se destinaria a um contexto simpótico, um espaço tipicamente masculino, a mulher e a sua natureza constituiriam uma temática que levaria o homem a reflectir, de um modo simultaneamente sério e divertido, sobre a sua própria condição. Palavras-chave: Iambo; Semónides; crítica; sátira; caricatura; misoginia; mulheres; poesia arcaica; simpósio; Hesíodo. Abstract: Semonides of Amorgos’ poem on women (Fr. 7 West) is the longest extant fragment of iambic archaic Greek poetry. In it, the poet unfolds a pessimistic and misogynistic reflection on female character, resorting to an original narrative form that catalogues ten types of women, eight based on animal models (the sow, the fox, the bitch, the female donkey, the weasel, the mare, the female monkey and the bee) and two inspired by elements of nature (the earth and the sea). In this paper, we intend to show that this typological classification was innovative and pursued a twofold purpose peculiar to this kind of poetry, both satirical and humouristic. Since the poem would be intended for a sympotic context, a typically masculine space, woman and female nature would constitute a theme that would lead man to reflect in both a serious and an amusing way about his own condition. Keywords: iamb; Semonides; criticism; satire; caricature; mysoginy; women; archaic poetry; symposium; Hesiod. Résumé: Le poème de Semonide d’Amorgos sur les femmes (Fr. 7 West) est le plus grand fragment préservé de poésie iambique grecque de l’époque archaïque. Le poète nous y donne une réflexion pessimiste à tendance misogyne du caractère féminin, dans un récit original qui catalogue dix types de femmes, huit ayant pour base des modèles d’animaux (la truie, le renard, la chienne, l’âne, la belette, la jument, le singe et l’abeille) et deux des éléments de la nature (la terre et la mer). Dans cette étude, nous prétendons démontrer que cette caractérisation typologique était innovatrice et avait à un double objectif dans ce genre de poésie: satirique et humoristique. Dans la mesure où le poème était destiné à un symposium, un espace typiquement masculin, la femme et la nature de la femme devinrent une thématique qui poussa l’homme à réfléchir tout à la fois sérieusement et de façon divertissante, à sa condition. Mots-clé: Iambe; Semonide; critique; satire; caricature; misogynie; femme; poésie archaïque; symposium; Hésiode.
  • 6. La crítica a las mujeres en el Fr. 7 de Semónides de Amorgos ´ MARIA FERNANDA BRASETE Universidad de Aveiro 1. El yambo de Semónides de Amorgos1 sobre las mujeres (Fr.7 West) no es uno de los textos canónicos de la poesía arcaica griega, y sus cualidades poéticas han merecido, no pocas veces, comentarios nada elogiosos2 . Sin embargo, se trata del fragmento más extenso del género3 que a pesar de estar incompleto4 se ofrece como uno de los más antiguos y curiosos testimonios de misoginia en la literatura occidental. La crítica a las mujeres sería por cierto uno de los temas más antiguos de la sátira popular en las tertulias amistosas masculinas5 , pero es en la poesía de Hesíodo que 1 No es posible fijar con exactitud la cronología de Semónides de Amorgos, pero la primera mitad del siglo VII a. C. se presupone como la datación más probable, según los argumentos, convincentemente argumentados por A. Pellizer & I. Tedeschi, en la “introducción” de su edición (Semónides. Testimonia et Fragmenta (Roma 1990) ix-xvii) Sobre la cuestión cronológica del poeta, véase también el estudio de Enzio Pellizer, “Sulla cronologia, la vita e l’opere di Semonide Amorgino” QUCC 14 (1983) 17-28. Algunas dificultades suscitó también la grafía del nombre “Semónides”, que, en la Antigüedad, osciló entre una forma con |ι| Σιμωνίδης y otra con |ε| Σεμωνίδης. Un gramático antiguo del siglo VI a. C. demuestra sin embargo, que el nombre de este poeta se escribía con |ε| diferenciándose de este modo del homónimo poeta de Ceos del siglo V a. C. 2 Una reseña crítica de las interpretaciones, generalmente poco favorables, que este poema ha merecido por parte de los estudiosos más consagrados puede encontrarse en la “Introducción” de la edición de H. Lloyd- Jones, Females of the Species. Semonides on Women. Whith Photographs by Don Honeyman of Sculptures by Marcelle Quinton (New Jersey 1975) 22-3. Recientemente, Eva Stehle (Performance an Gender in Ancient Greece (Princeton 1997) 337) consideró que “This long diatribe is rather a compendium of topoi than a crafted poem”. En una perspective no tan peyorativa. Francisco R. Adrados (Líricos arcaicos. Elegíacos y Yambógrafos Arcaicos, Vol I (Madrid 1990) 147) sustenta que se trata de un poema que “no es sin duda una grande obra poética, pero sí un importante documento para la historia del espíritu griego” , especialmente si, como A. Pellizer & I. Tedeschi (op. cit, xxxiii), lo consideramos como “una preziosa testemonianza della considerazione in cui veniva tenuta la donna nella Ionia del’étà arcaica” cf. el estudio de Thomas K. Hubbard, “Elemental Psychology and the Date of Semonides of Amorgos” AJPh 115.2 (1994) 175-97. 3 En la poesía griega, el término ἴαμβος, cuya etimología y origen son oscuras, no designaba un género poético codificado y mucho menos un corpus textual compuesto en un metro específico. La poesía yámbica arcaica admitía una cierta variedad de metros (bastaría referir los trímetros yámbicos, los tetrámetros trocaicos y los epodos de Arquíloco) y los temas no se restringían a los de índole invectiva. Sobre estas cuestiones cf. Martin West, Studies in Greek Elegy and Iambus (Berlin-New York 1974) 21-39, para quien este poema de Semónides es un “Yambo genuino”, posiblemente, la pieza más antigua de la poesía griega no-épica, anterior al siglo V a. C. (p.32) También señala el autor, que una temática semejante ― los males de la humanidad ― se encuentra también en el otro yambógrafo, Hipónax , y este tipo de clasificación de las mujeres inspirará posteriormente los versos elegíacos de Focílides (fr.2 Diehl). Sobre el yambo en la poesía arcaica griega, vide el estudio de Christopher G. Douglas, insertado en la edición de D. E. Gerber, A Companion to the Greek Lyric Poets (Leiden-New York-Köln 1997) 13-42. 4 El yambo se interrumpe en el v. 118. Seguimos la edición de A. Pelizer-I,Tedeschi (1990) 5 Compartiendo la idea seguida por Lloyd-Jones (op. cit. 24) de que el poema de Arquíloco, tenía como objetivo principal “to amuse his audiences”, P. E. Easterling & B. M .W. Knox (ed.), The Cambridge of Classical Literature, Vol I, Greek Literature (Cambridge 1987) 154, concluía: “The poem was undoubtedly meant to be funny (though Stobaeus may not have thought so), and it must be seen as early exemple of favourite dominated society”. De resto sera díficil pensar, como sugieren A. Pellizer & i. Tedeschi (op. cit., xxxvi), que los temas versados en los yambos de Semónides (reflexiones pesimistas sobre la brevedad de la vida y de la juventud, exhortaciones hedonistas que apelan al goce de los placeres de la existencia, apreciaciones negativas de las mujeres, temas gastronómicos, situaciones eróticas, símiles animalescos, e 1
  • 7. encontramos, por vez primera, en la literatura griega, uno de los mayores males de la humanidad6 . Por tanto, no es de extrañar que una serie de afinidades, no sólo por el hecho de que ambos propusieran una perspectiva misógina idéntica, inspiradas en una tradición cultural común, sino también por las numerosas resonancias textuales que sugiere la repetición de palabras, expresiones y frases hesiódicas7 . Tomando como cierta, la influencia de Hesíodo en la poesía de Semónides, aún convendría hacer notar que el yambógrafo de Amorgos no se limitó a repetir, en el caso particular del fr. 7, cualquiera de las versiones míticas utilizadas por el poeta beocio para explicar la creación de la mujer8 inspirándose en un género de narrativa diferente, señalado como de amplia difusión popular y el cual ya había sido utilizado por la épica didáctica –la fábula –9 , creó una versión significativa y funcionalmente diferente de la historia de Pandora. En el yambo de Semónides, la cuestión primordial no radica en la génesis de la mujer – para ambos poetas era una creación de Zeus- sino en el origen de su diversidad, de su invectivas personalizadas o no) se dirigían a un público indeterminado o que gozaran de una difusión tan amplia como la de la poesía rapsódica o citaródica. Efectivamente, como Eva Sthle (op. cit., 239) y Robin Osborne (“The Use of Abuse: Semonides 7”: PCPS 47 (2001) 45-64) tan insistentemente señalaran, esta poesía yámbica se destinaba a un contexto predominantemente simpótico: se trataba de poemas breves, adaptados al momento de su performance y que versaban temas y motivos de interés común al poeta y al auditorio de ἑταῖροι. 6 En dos pasajes célebres del mito de Prometeo (Theog. 570-589 y Erga 60-82), Hesíodo narra la creación de la primera mujer (Pandora) como un castigo de Zeus para la humanidad, considerando la diversidad de la naturaleza femenina derivada de los diferentes atributos que, en su manufactura, le fueran concedidas por diferentes dioses. Recuérdese que, como observa Jean-Pierre Vernant (Mito & Pensamento entre os Gregos, trad. port. De Haiganuch Sarian (Rio de Janeiro 1990) 59) “El mito de Pandora tras La justificación teológica de esa presencia necesaria de Eris en el mundo humano y de la obligación del trabajo que de ella resulta. […] Pandora es un mal, pero un mal amable, una contrapartida y el reverso de un bien; los hombres, seducidos por su belleza, cubrirán de amor esa peste que les fue enviada, que no pueden soportar, pero sin la cual no pueden vivir: es el opuesto y la compañera de los hombres” mientras que en la Teogonía, Pandora es ella misma un mal (570-590) un espinoso dolos, a el cual los hombres no consiguen resistirse, y del cual descienden las estirpes femeninas, en las que (luego), ella es el origen de los males de la humanidad porque fue ella quien, con sus propias manos, destapó el πίθος, arrojado a los hombres los κήδεα λυγρά (94-95). Es notorio que, dentro de esta tradición misógina griega, Semónides va mucho más allá de la narración hesiódica de la creación de la mujer, contando que múltiples actos de creación producían diez tipos femeninos distintos, cada cual generado de un elemento (mar, tierra) o de un animal diferente (cerda, zorra, perra, burra, comadreja, yegua, mona y abeja) 7 Sobre la intertextualidad entre Hesíodo y Semónides cf. The Lyric Age of Greece (Oxford 1960) 171-2, N. Loraux, Les Enfents d’Athéna (Paris 1981) 75-117; P. Easterling & B.Knox (ed.), op. cit. 156 ss.; H. Loyd- Jones, op. cit.18-21, Fransisco R. Adrados, op.cit., 46. 8 Cf. Theog.,570-90 y Erga, 60-82. La mujer es una creación divina, un producto de mimesis y de techne, modelada a partir de agua y tierra a imagen de las diosas inmortales, pero para los hombres un dolos terrible, un bello mal, causante de un sinnúmero de sufrimientos (Erga, 82 ss.). 9 El αἶνος del halcón y del ruiseñor narrado por Hesíodo en los Erga, 202-12, es comúnmente considerado como la fábula más antigua de la Literatura Griega. Véase comentario ad comentary (Oxford 1982) reimpr. Hesíodo era utilizado con finalidades retóricas muy precisas, una antigua tradición fabulista, proveniente de las culturas orientales, que en las situaciones o comportamientos protagonizados por animales encerraba un mensaje ético y moral para los seres humanos. En la narrativa didáctica de Hesíodo, la fábula dirigida a los βασιλεῖς constituía más bien un exemplum – el quinto- que explicaba al hermano Perses el valor de la justicia (δίκη). Como señala Friedrich Solmsen, “Hesiod’ Hawk and Nightingale (Op. cit. 202-12): Fable or omen?”: Hermes, 117.4 (1989) 403, “In Greek Literature up through the classical period the fable is a flexible medium having affinities whith other poetic devices, including omens, similes, and parables”. 2
  • 8. manera de ser de su carácter10 . Derivar los diversos caracteres femeninos de diferentes animales, se manifiesta como una de las características más originales del yambo de Semónides. Basándose en el presupuesto de que un sistema coherente de tipos posibilitaba una comparación entre la naturaleza humana y animal (o natural), creando así un esquema de pensamiento alegórico fundado en la analogía que, como se sabe, era característico del mundo de las fábulas de tipo esópico11 , una especie de narrativa popular muy antigua que, incluso antes de tener forma literaria, ya influía la poesía yámbica griega. Como Hesíodo, también Arquíloco, el poeta de Paros a quien tradicionalmente –y erróneamente- se le atribuye la invención del yambo, circundaba las historias de animales12 , lo que nos sugiere que, en época arcaica, las fábulas de tipo esópico eran cultivadas por los yambógrafos13 , tal vez por tratarse de un medio narrativo tradicional, apropiado al tono humorístico y satírico de la poesía compuesta en metro yámbico, en que la dirección y el gelaios también podía transcurrir por una reflexión ético-moral de corte parenético. Puesto que, frecuentemente se ve respaldado por la comparación entre sus dos más notables predecesores: Hesíodo y Arquílico. Semónides recibió por parte de algunos críticos, comentarios despectivos14 , los cuales, muchas veces de una manera superficial, se limitaban a clasificar su producción poética como menor, poco elevada o desprovista de valor literario, aunque, no obstante, esto no la desautorizó, ya que, en el caso particular del yambo sobre las mujeres, se le atribuyó un importante valor histórico, especialmente por el consuelo que le otorga a la condición femenina, aún incluso habiéndolo hecho en tono despectivo. 10 El significado del término νόος y lo que simboliza no es fácil de determinar, pudiendo, sin embargo, suponerse, como sugiere Pellizer-Tedeschi, op.cit., 120, que es utilizado aquí en la acepción de “manera de pensar”, equivalente por tanto a términos modernos como ‘índole’ o ‘carácter’. Acerca de los numerosos paralelos entre las diversas culturasy épocas sobre la caracterización del género femenino véase: Johannes T. Kakridis, “Zum Weiberiambus des Semonides”: Wiener Humanistische Blätter 5 (1962) 3-10 y M. Rabanal Alvarez, “El Yambo de las mujeres de Semónides de Amorgos”: Durius I (1973) 9-22. 11 Cf. H.Lloyd-Jones, op cit. , 20-21. 12 Fr. 174-81 y fr. 185-7 (West) Sobre la fábula en la poesía arcaica griega, véase: F. Lasserre, La Fable, Entrettiens sur l’antiquité classique, 30 (Vandoeuvres-Geneve 1984). C.G. Brown in Douglas E. Gerber (op. cit. 59-65) se nos ofrece una reflexión juiciosa sobre el significado y la función de las fábulas de tipo esópico en la poesía de Arquíloco. 13 Como subraya H. Lloyd-Jones (op. cit. 21), la narrativa fabulística tenía una tradición muy anterior a la colección esópica y, en este fragmento, Semónides se habrá basado, probablemente, en una antigua fábula esópica (Fr. 192 Perry), donde se contaba “that Prometheus at first created too many animals and had not enough material left for men, so that he was forced to change some animals into men, and there are some men who have human exteriors but bestial souls”. Resonancias de esta fábula hacen eco en un pasaje célebre del Protagoras (320d-321) de Platón, lo cual atestigua el grado de su arraigo en la cultura griega. Otra fábula esópica (La de Afrodita y la Comadreja) también pudiera ser relevante para este fragmento, como describe Christopher G. Brown (in Douglas E. Gerber, ed., op. cit.,73). No es posible descartar la hipótesis, como recuerda H. Lloyd-Jones, de que Semónides pudo haberse inspirado, en esta original narración sobre la creación de la mujer, en un cuento popular. 14 Para una reseña histórica de la crítica al fr. 7 de >Semónides véase: H. Lloyd-Jones, op. cit., 22 3
  • 9. 2. En esta pieza rara de la poesía griega arcaica, el poeta de Amorgos ofrece una reflexión sobre la naturaleza femenina, basada en el principio de Hesíodo que la creación de la mujer fue obra de Zeus. Recordemos el inicio del poema: Χωρὶς γυναικὸς θεὸς ἐποίησεν νόον                                                     τὰ πρῶτα.    «En el principio Zeus hizo el carácter de la mujer de manera diferente» Este primer verso no es de fácil interpretación, dada la ambigüedad semántica generada por la posición enfática de los lexemas Χωρὶς... νόον, y por γυναικός que se halla en singular. Lloyd -Jones15 , a quien debemos una excelente edición de la obra de Semónides, antepone una interpretación engañosa, basada en el significado del adverbio Χωρίς (separadamente) y el uso del sustantivo γυναικός, en singular. En su opinión, la ambigüedad de este primer verso residía, especialmente, en el hecho de que el poeta no mencionara al hombre, una figura primordial en cualquier mito creacionista, si bien esa falla pudiese tornarse displicente, tomando en cuenta el contexto en que el poema ha sido elaborado: y es que el género masculino estaba físicamente representado en la figura del persona loquens, o en los miembros que constituían el auditorio simpótico y, en esas circunstancias, la interpretación esperada del verso “dios creó el noos de la mujer diferentemente (o separadamente), sería la de que el noos femenino fue creado aparte del noos del hombre. El autor agrega que si la intención del poeta hubiese sido referirse a la existencia de varios caracteres femeninos, sin duda habría utilizado γυναικός  en plural. Aunque no se acepte esta interpretación es importante resaltar, que, por sí sola, suscita dos cuestiones de gran relevancia para la comprensión del poema, y que discutiremos oportunamente: el genos masculino y el contexto simpótico16 del yambo. Pellicer y Tedeschi17 autores de la más reciente edición italiana del poeta de Amorgos, consideran que una interpretación más ‘verosímil’ del primer verso del poema es que “Zeus formó el noos de la mujer, diferente, unos en relación con otros” esa sería la idea original del poema, y con el tiempo, se convertiria en el leitmotiv central del poema, provocando un retroceso en el proceso de recreación poética del motivo tradicional de la sátira sobre el género femenino. Sorprendentemente, el comienzo del poema de Semónides jugaba, de forma ambigua, con el noos femenino18 , formando la idea de que la diversidad de los caracteres femeninos 15 Op. cit., 63-64. la misma interpretación es detallada por F. Rodríguez Adrados, op. cit. 155, n. 4. 16 El hecho de que se trataba de un poema destinado al contexto simpótico fue, insistentemente, resaltado por autores ya citados como Lloyd-Jones, Pellizzer-Tedeschi., E.Stehle y R. Osborne. 17 Cf. op. cit. 119-120. Reaccionando a la interpretación de Lloyd-Jones, escriben: “L’ipotesi che in un simposio, tra uomini si dovessa intendere immediatamente questo verso nel senso ‘le donne hanno globalmente un diverso νόος daquello di noi uomini’ è ingegnosa, ma no si trova conforme nel sucessivo contexto del giambo” (119). 18 Esa ambigüedad es interpretada por N. Loraux (op. cit., 96) de una forma sincrética: La posición preliminar del adverbio χωρίς puede extender deliberadamente su campo semántico para referirse a la diversidad, tanto en términos colectivos (salvo el hombre) como individualmente (la variedad del género femenino). 4
  • 10. provenían de su propia esencia (νόος), de su manera de ser, de su personalidad, lo que, en cierto sentido, socavaba el principio de que los antiguos griegos tenían una concepción primitiva de la naturaleza humana. La narración continuaba, inmediatamente, describiendo a lo largo de 92 versos, diez tipos diferentes de mujeres, nueve de ellos caracterizados negativamente y sólo uno digno de elogio. En la estela de los antiguos textos cosmológicos, en que el animal fue considerado como un ser homogéneo al hombre, y de las fábulas de tipo esópico, donde se concebían antropomorfizados, Semónides utiliza ocho animales como σημεῖα de los caracteres femeninos. Sólo que, curiosamente, las mujeres no sólo son consideradas semejante a ellos, sino también como habiendo sido creadas por Dios –en otras palabras Zeus- a partir de ellos19 . Además de los ocho tipos de mujeres provenientes de animales, se hace referencia a dos más, pero de diferente origen, la tierra y el mar –dos elementos naturales inanimados. En nueve de los casos el resultado se muestra desfavorablemente desastroso, pero uno –la mujer salida de la abeja- dejaba entrever, no obstante, alguna esperanza. Distinguiéndose de la versión hesiódica de la creación de Pandora (Erga 60-70;Theog. 57) formada por los dioses, a partir de una mezcla de tierra y agua (barro), Sémónides concibe, en contrapartida, estos mismos elementos naturales de manera separada20 y, por eso, dando origen a dos tipos de mujeres de temperamento absolutamente diferentes: una mujer-tierra, caracterizada por su inercia y la ineptitud (πηρόν)21 incapaz de otra actividad que no sea la de comer, engullir (vv. 22-23: οὔτε γὰρ κακόν / οὔτ ᾿ ἐσθλὸν οὐδὲν οἶδε); la mujer-mar, por el contrario, con un cariz enérgico se caracterizaba por su hipocresía, (v. 27: ἣ δύ᾿ ἐν φρεσὶν νοεῖ), la liviandad (v. 28: τὴν μὲν γελᾷ τε  καὶ γέγηθεν ἡμέρην) y la imprevisibilidad: ὥσπερ θάλασσα πολλάκις μὲν ἀτρεμὴς ἕστηκ᾿ ἀπήμων χάρμα ναύτῃσιν μέγα θέρεος ἐν ὥρῃ, πολλάκις δὲ μαίνεται βαρυκτύποισι κύμασιν φορεομένη· ταύτῃ μάλιστ᾿ ἔοικε τοιαύτη γυνὴ ὀργήν·φυὴν δὲ πόντος ἀλλοίην ἔχει 22 (vv. 37-42) 19 Independientemente de los juicios negativos que se teje alrededor de esta “sátira” de Semónides, H. Fränkel, Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica, trad. esp. De R. Sánchez Ortiz de Urbina (Madrid 1993) 200, reconoce que “este poema tiene una considerable significación a causa de las formas mentales en las que se mueve. En primer lugar, aparece en él una idea fundamental en la antigua filosofía griega: la idea de lo material, o cuasi-material como representativo de cualidades, pues, según el texto literal de Semónides, las mujeres no son sólo semejantes a los diversos animales, sino que dios las ha hecho «de».ellos”. 20 Cuando presenta al cuarto tipo de mujer el poeta dice: “Τὴν δὲ πλάσαντες γηίνην Ὀλύμπιοι / ἔδωκεν  ἀνδρὶ πηρόν” (v. 21‐2), haciendo eco del texto hesiódico (Erga, 60 ss.), como señalan los editores Lloyd- Jones, op cit., y Pellizer-Tedeschi, op. cit., ad 21. el quinto tipo de mujer, es concebido como “ἐκ θαλάσσης” (v. 26) y es caracterizada como la antitesis de la mujer-tierra.  21 Sobre esta primera aparición del adjetivo πηρόν con el sentido metafórico de «inaptitud», Veáse: Lloyd- Jones, op. cit, ad 21-2. 5
  • 11. «Tal como el mar, algunas veces, está calmado, inofensivo, en el verano –para gran jubilo de los marineros-, otra veces, en cambio, se enfurece levantando resonantes olas. A ellas se parece esta mujer en su talante, y el mar es de mudable naturaleza». 22 El símil marítimo sugiere un halo de significación que se disemina por todo el poema, sin que, no obstante, venga a restringir la exploración de analogías de otro orden, como las teriomorfas. En la composición de este catálogo de perfiles femeninos, menos importante que la simetría formal o que las «condiciones» de comparación, era el diseño particular de un conjunto de caracteres que, en última instancia, se pretendían presentar como representativos de la condición femenina. En el fantástico mundo al cual se circunscribían, sólo podían, no obstante, obtener algún crédito y sentido si se establecían paralelos y relaciones comunes al de la realidad social contemporánea, por otro lado, las alusiones y referencias a los diversos caracteres femeninos resultaban de un intento de de objetividad que no podía dejar de presuponer un compromiso con el punto de vista masculino, compartido por el poeta y su auditorio. La primera mujer que describe el poema (v.2), aquella que fue creada de la velluda23 puerca (ἐκ συὸς τανύτριχος), es criticada por su asquerosa y desordenada conducta: τῇ πάντ’ ἀν’ οἶκον βορβόρῳ πεφυρμένα ἄκοσμα κεῖται καὶ κυλίνδεται χαμαί· αὐτὴ δ’ ἄλουτος απλύτοισ’ ἐν εἴμασιν ἐν κοπρίῃσιν ἡμένη πιαίνεται. (vv.3-6) «En su casa todo está lleno de inmundicia y desperdigado por el piso; ella misma [está] sucia, con vestidos mugrientos, y, gorda, se postra en medio del estiércol» La presunción, la maldad y la volatilidad son las características atribuidas a la mujer que «Dios hizo de la aviesa zorra» (v.7: ἐξ ἀλιτρῆς θεὸς ἔθηκ’ ἀλώπεκος), que se distingue de la mujer proveniente de la “perra, de mal genio, hija de su madre”24 (v.12 ἐκ κυνός, λιτοργόν,  αὐτομήτορα) por naturaleza, presuntuosa, curiosa, desconfiada, terca y escandalosa: ἣ πάντ’ ἀκοῦσαι, πάντα δ’ εἰδέναι θέλει, πάντῃ δὲ παπταίνουσα καὶ πλανώμενη λέληκεν, ἣν καὶ μηδέν’ ἀνθρώπων ὁρᾷ. παύσειε δ’ ἄν μιν οὔτ’ ἀπειλήσας ἀνήρ, οὐδ’ εἰ χολωθεὶς ἐξαράξειεν λίθῳ ὀδόντας, οὐδ’ ἂν μειλίχως μυθεόμενος, οὐδ’ εἰ παρὰ ξείνοισιν ἡμένη τύχῃ, ἀλλ’ ἐμπέδως ἄπρηκτον αὐονήν ἔχει. (vv. 13-20) 22 Téngase en cuenta que este fragmento se ha considerado sospechoso Cf. Cf. Lloyd-Jones, op. cit., Pellizzer-Tedeschi, op. cit. ad 42 y J. H. Hordern, “Semonides, fr. 7. 41-2”: CQ 52 (2002). 581-582. 23 Como indican Lloyd-Jones, op. cit y Pellizer-Tedeschi op. cit. ad 2, este epíteto se refería o bien a la extensión del pelaje del cerdo o tal vez servía para indicar que se trataba de un animal domestico. 24 Sobre las dificultades semánticas de αὐτομήτορα, véase: Lloyd-Jones, ad loc. y la atinada reflexión de E. Stehle, op. cit., 238, n 97 6
  • 12. «Desea oír todo y todo saber, va observándolo todo con celo y todo asecha, ladra, incluso sin ver a nadie. Ningún hombre puede callarla ni con amenazas, ni tan siquiera, irritado, vaya a romperle los dientes con una piedra, tampoco con dulces palabras, incluso aún, estando sentada ante huéspedes, sigue ladrando desaforada y nada puede hacerse.» Las descripciones peyorativas y los comentarios sarcásticos utilizados en la caracterización de estos tipos femeninos eran coherentes a la peculiar invectiva del yambo, asimismo, en un plano formal, las concatenaciones, el uso de expresiones formulares y el abuso de juegos de palabras, remarcados por asonancias y anáforas25 , conformaban una estructura compositiva en la que se exploraban las capacidades expresivas de una sintaxis simple y repetitiva – algunas veces hasta resueltamente monótonas- para obtener una mayor captación del auditorio que es el objetivo deseado por este tipo de poesía. Bajo una expresiva transparencia, ilusoriamente anclada en la realidad, se bosquejan en la poesía de Semónides espacios metafóricos que desviaban el sentido en una dirección sesgada que la mirada masculina asume en relación con ese espacio cultural y socialmente definido: el de la mujer. El tono sedicioso y la técnica retórica de expresión, contribuían, por tanto, a la eficacia satírica de estos caricaturescos tipos de mujer, que bajo la forma de catálogo, se presentaban uno a uno, de manera tan espontánea, que parecía que obedecían a un esquema lógico predefinido. De tal forma, es comprensible que los primeros tres tipos de mujeres, figuradas como provenientes de la cerda, la zorra y la perra respectivamente, le sucedieran otros dos tipos diferentes, concebidos a partir de los elementos de la naturaleza (la tierra y el mar) y luego continuara con la enumeración de cinco tipos más, caracterizados en términos de analogías de comportamiento, relacionados con otros animales que les servían como modelos de comparación. La crítica que le otorga a la mujer proveniente de la burra (ὄνου)  se centra en su terquedad, voracidad y lascivia, como fácilmente se puede inferir del fragmento siguiente: ἢ σύν τ’ἀνάγκῃ σύν τ’ ἐνιπῇσιν μόγις ἔστερξεν ὦν ἅπαντα κἀπονήσατο ἀρεστά· τόφρα δ’ἐσθίει μὲν ἐν μυχῷ προνύξ προῆμαρ, ἐσθίει δ’ ἐπ’ ἐσχάρῃ. ὁμῶς δὲ καὶ πρὸς ἔργον ἀφροδίσιον ἐλθόντ’ ἑταῖροι ὁντινῶν ἐδέξατο.(vv. 44-49) «Que sólo por la fuerza o por amenazas se resigna, contra su voluntad, a todo, y se esfuerza por hacer sólo lo necesario. Mientras tanto, come en el interior de su vivienda, durante toda la noche y todo el día, come junto a la hoguera. Y cualquiera que venga por los placeres de Afrodita, de inmediato, lo cobija.» 25 Sobre las particularidades de la dicción poética de Semónides véase: El excelente estudio de Fabio Roscalla, “Il giambo di Semonide contro le donne e la dizione aedica” QUCC 73.1 (2003) 115-113. 7
  • 13. En cuanto a la mujer-comadreja (γαλή), animal domestico que los griegos asociaban con la mala suerte, la lujuria se repite como uno de sus atributos negativos, junto a la maldad y la codicia. κείνῃ γὰρ οὔ τι καλὸν οὐδ’ ἐπίμερον πρόσεστιν οὐδὲ τερπνὸν οὐδ’ ἐράσμιον. εὐνῆς δ’ἀληνής ἐστιν ροδισίη ,ἀφ ςτὸν δ’ ἄνδρα τὸν παρεόντα ναυσίῃ διδοῖ. κλέπτουσα δ’ ἔρδει πολλὰ γείτονας κακά, ἄθυστα δ’ ἱρὰ πολλάκις κατεσθίει .(vv. 51-56) «Y que nada de bello tienen, ni de deseable, ni de agradable o amable; Sin embargo, enloquece por el venusino tálamo, pero provoca nauseas al hombre que la posee. Y robando, causa estragos a sus vecinos, y a menudo devora las ofrendas, no consumadas, destinadas al culto» El octavo tipo de mujer: la yegua (ἵππος) hembraza perezosa, la cual sólo se preocupa por su aspecto, atrae a cualquier hombre por su admirable belleza, aunque, puede resultar hostigante para determinados consortes: ἣ δούλι’ ἔργα καὶ δύην περιτρέπει, κοὔτ’ ἂν μύλης ψαύσειεν, οὔτε κόσκινον ἄρειεν, οὔτε κόπρον ἐξ οἴκου βάλοι, οὔτε πρὸς ἰπνὸν ἀσβόλην ἀλεομένη ἵζοιτ’ ἀνάγκῃ δ’ ἄνδρα ποιεῖται φίλον· λοῦται δὲ πάσης ἡμέρης ἄπο ῥύπον δίς, ἄλλοτε τρίς, καὶ μύροισ’ ἀλείφεται, αἰεὶ δὲ χαίτην ἐκτενισμένην φορεῖ βαθεῖαν, ἀνθέμοισιν ἐσκιασμένην. καλὸν μὲν ὦν θέημα τοιαύτη γυνὴ ἄλλοισι, τῷ δ’ ἔχοντι γίνεται κακόν, ἢν, μή τις ἢ τύραννος ἢ σκηπτοῦχος ᾖ, ὅστις τοιούτοις θυμὸν ἀγλαίζεται. (vv. 58-70) «Esta es esquiva a los trabajos serviles y a la fatiga, y no es capaz de echar mano a la rueda de un molino, o erguir un tamiz, ni tan siquiera sacar la basura de la casa, ni de sentarse al lado de la estufa para evitar el hollín, pero, por necesidad, se busca un buen marido. Todos los días se lava, dos y hasta tres veces, y se unge de perfumes; siempre lleva bien peinada su abundante cabellera, y adornada de flores. Esta mujer es para muchos un hermoso espectáculo, pero para quien la posee, se convierte en un mal, a no ser que se trate de un tirano o de un rey, que en cuyo corazón, se enorgullecen con tales cosas.» El último tipo de mujer descrita negativamente es aquella que proviene de la mona (ἐκ  πιθήκου), y esta se perfila como la mayor calamidad que Zeus ha enviado a los hombres 8
  • 14. (v.72:  Ζεὺς  ἀνδράσιν  μέγιστον  ὤπασεν  κακόν), debido a sus atributos ostensiblemente negativos: la fealdad, la desproporción del cuerpo, la malicia y la maldad. αἴσχιστα μὲν πρόσωπα· τοιαύτη γυνὴ εἶσιν δι’ ἄστεος πᾶσιν ἀνθρώποις γέλως· ἐπ’ αὐχένα βραχεῖα, κινεῖται μόγις, ἄπυγος, αὐτόκωλος, ἆ τάλας ἀνὴρ ὅστις κακὸν τοιοῦτον ἀγκαλίζεται. δήνεα δὲ πάντα καὶ τρόπους ἐπίσταται ὥσπερ πίθηκος· οὐδὲ οἱ γέλως μέλει· οὐδ’ ἄν τιν’ εὖ ἔρξειεν, ἀλλὰ τοῦτ’ ὁρᾷ καὶ τοῦτο πᾶσαν ἡμέρην βουλεύεται, ὅκως τι κὡς μέγιστον ἔρξειεν κακόν. (vv.73-82) «Horrendo es su rostro; tal mujer irá por las calles de la ciudad haciendo reír a todo hombre que la vea. De cuello corto, apenas lo mueve, sin nalgas, sólo tiene brazos y piernas. Desdichado aquel que acoge en sus brazos tamaña calamidad. Todas las artimañas y todas las tretas conoce, como una simia, no tiene vergüenza. No es capaz de hacer bien alguno a nadie, por el contrario, todo el día trama como hacer, a cualquiera, el mayor mal posible.» Antes de referirnos al décimo y último tipo, es importante notar que todas estas caracterizaciones se enmarcan en un cuadro social femenino, restringido al ambiente social del oikos, en esa esfera de la comarca o de los grupos minoritarios. Por otro lado, el ojo masculino observa a la mujer en función de su modus operandi, es decir, según las tareas domesticas que le eran propias, según su aspecto exterior y físico, según las repercusiones de su comportamiento social a nivel del oikos y de la comunidad, y hasta por su sexualidad, considerada, no obstante, independiente de la función reproductora. La única mujer que es objeto de una caracterización positiva, es aquella proveniente de la abeja26 , la cual constituye el décimo y último tipo femenino en este catálogo misógino. La imagen del símil hesiódico de las abejas laboriosas que en su día a día trabajan por el sustento de los zánganos; las mujeres que resguardan la prosperidad del oikos son las únicas que no merecen censura (v.84: οἴῃ Μῶμος οὐ προσιζάνει): φίλη δὲ σὺν φιλέοντι γηράσκει πόσει τεκοῦσα καλὸν κὠνομάκλυτον γένος. κάριπρεπὴς μὲν ἐν γυναιξὶ γίνεται πάσῃσι, θείη δ’ ἀμφιδέδρομεν χάρις. οὐδ’ ἐν γυναιξὶν ἥδεται καθημένη ὅκου λέγουσιν ἀφροδισίους λόγους. τοίας γυναῖκας ἀνδράσιν χαρίζεται Ζεὺς τὰς ἀρίστας καὶ πολυφραδεστάτας. (vv. 86-93) 26 Recuérdese que también en la Teogonía (594-602) de Hesíodo, la abeja era descrita como un insecto trabajador que se esforzaba a diario, para garantizar la subsistencia de su colmena, alimentando hasta a los zánganos parásitos. Curiosamente, como apunta Cristina Egoscozábal, art. Cit 23, en dos de las fábulas esópicas se nos presenta una imagen negativa de la abeja. 9
  • 15. «Amiga del marido que ama, envejece a su lado, después de haber dejado una hermosa e ilustre descendencia. Distínguese entre todas las mujeres, una gracia divina la envuelve, no le gusta con las otras mujeres, cuando hablan asuntos [relacionados con] Afrodita. Esas son las mejores mujeres y las más sabias, que Zeus, condescendiente, confirió a los hombres» La sophrosyne de estas mujeres, considerada una charis divina (para los hombre, entiéndase), era, en cierto modo, proverbial, aunque, asomaba, en este punto del discurso, cierto halo de luz que contrasta con la enfática tónica pesimista manifestada en todas las caracterizaciones anteriores. Sin embargo, el poema no terminaba aquí. Los versos siguientes van a reforzar la imagen negativa del género femenino, como si retocara las líneas más importantes de un retrato que fuera, hasta entonces, esbozado de manera fragmentaria y difusa. Retomándose el hilo que ha de conducir el poema al punto de partida27 y haciendo hincapié en el principio hesiódico de que “todas estas variedades femeninas fueron concebidas por Zeus” (v. 94: τὰ δ’ ἄλλα φῦλα ταῦτα μηχανῇ Διός), y «todas ellas existen y están al lado de los hombres» (v. 95: ἔστιν τε πάντα καὶ παρ’ἀνδράσιν μένει). El rasgo moral del relato comenzaba a formularse, cuando afirmaba: Ζεὺς γὰρ μέγιστον τοῦτ’ ἐποίησεν κακόν, γυναῖκας· «Así pues, Zeus creo este enorme mal, las mujeres» La última parte del poema, como señala E. Stehle28 , reforzará la idea de que la mujer es “uno de los peores males” y que el marido más desdichado es aquel que elogia a su esposa, considerándola semejante a la mujer-abeja, censurando a la de los otros. De hecho, debemos recordar, como se indica de una manera cuasi nominal en la última sección del poema29 , que: ... ὃστις σὺν γυναικὶ †πέλεται, οὔδ’ αἶψα λιμὸν οἰκίης ἀπώσεται, ἐχθρὸν συνοικητῆρα, δυσμενέα θεόν. ἀνὴρ δ’ ὅταν μάλιστα θυμηδεῖν δοκῇ κατ’ οἶκον, ἢ θεοῦ μοῖραν ἢ ἀνθρώπου χάριν, εὐροῦσα Μῶμον ἐς μάχην κορύσσεται. ὅκου γυνὴ γάρ ἐστιν οὐδ’ ἐς οἰκίην ξεῖνον μολόντα προφρόνως δεκοίατο. 27 El efecto circular de Ringkoposition es subrayado por diferentes autores, particularmente Pellizer-Tedeschi, op. cit. ad 96 28 Op. cit., 239. 29 En contra del argumento de que la parte final del poema resulta de una interpolación de un poeta alejandrino véase: Pellizer-Tedeschi, op. cit., 146-47 y Lloyd-Jones, op. cit., ad 110 que piensa pueda ser probable que “the poet has here employed aposiopesis, the device of breaking off a sentence to secure a particular effetc” (p. 90). Cf. W. J. Verdenius, “Semonides über die Frauen: ein Kommentar zu Fr. 7”: Mnemosyne 21 (1968) 132-158. 10
  • 16. ἥτις δέ τοι μάλιστα σωφρονεῖν δοκεῖ, αὕτη μέγιστα τυγχάνει λωβωμένη, κεχηνότος γὰρ ἀνδρός· οἱ δὲ γείτονες χαίρουσ’ ὁρῶντες καὶ τόν, ὡς ἀμαρτάνει. (vv. 100-111) «El que vive con una mujer no se deshará fácilmente del Hambre de su casa, huésped asiduo, fatídico dios. Cuando un marido cree sentirse a sus anchas en su casa, ya sea por designio de un dios, o por el privilegio de un amigo, ella pronto encontrará un motivo de censura y se preparará para hacerle la guerra. Donde haya mujer, no puede recibirse con agrado huésped alguno que llegue a la casa. Aquella que parece ser más sensata es justo la que más ultrajes provoca; su marido queda boquiabierto – y los vecinos se ríen viendo cuanto se equivoca» Para comprender mejor la lógica y la función de una caracterización del género femenino, representado, aparentemente, de manera tan negativa y despectiva como se nos muestra, será necesario contextualizar el yambo, reinsertarlo en el tiempo y en el espacio, en las peculiares circunstancias en que se hallaba, su sentido y su función esenciales. Sólo entonces podremos entender cómo la dinámica del poema, sólo de manera ilusoria, confiere expresión a un reproche ultrajante para el género femenino. Considerando que este yambo explora con aguda ironía, la paradoja de un dirty joke, Robin Osborne señala que “even to focus upon the poem as an attempt to increase the solidarity of the men’s group by emphasising that only fellow men can be trusted (...) is to miss the way the poem makes women more necessary, not less”30 . Varios estudiosos, como ya se ha comentado, han concluido que, a diferencia de los poemas épicos y los himnos homéricos, el contexto más plausible para la poesía yámbica era el simposio, una oportunidad para socializar, tanto pública como privada, que reunió a un grupo de amigos por el placer de la comida y el vino, por el placer de discutir cuestiones relacionadas con la vida de la comunidad, o también por el gusto que cultivaban por la poesía, vista como una forma de entretenimiento y de competición. En este ambiente destinado y dominado por los hombres, la presencia de la mujer se limitaba a las hetairai, cuya función era la de servir y entretener a los invitados con canciones y bailes. En este ambiente amigable se utilizaría, muy probablemente, el yambo sobre las mujeres y, como hay señalado N. Loraux31 hablar de las mujeres de esta forma parecía ser una práctica simpótica común y se manifestaba como una conducta del poder sexual masculino. Más aún, nótese que el lexema griego más frecuente a lo largo del poema es γυνή, que designaba, preferiblemente a las mujeres casadas, es decir las esposas, aquellas que permanecían confinadas en sus hogares mientras que sus esposos se entregaban a los placeres ofrecidos por el simposio. Y ya que no se menciona ningún nombre en particular, ni el catálogo que describe a los diez tipos de mujeres obedece a un esquema riguroso y exhaustivo, nos hace pensar que se trataba de un poema cuyo objetivo principal sería, no la sátira social a la mujer-esposa, ni siquiera una crítica seria y un insulto a la condición 30 Op. cit., 59 Este autor concluye que la dominación masculina en la Grecia arcaica dependía no sólo de los andron, sino también de la forma como utilizaban (abusivamente) a las mujeres y que, en ese sentido, el fr. 7 de Semónides puede atestiguar como “sex and power went together in seventh-century” (p.64) 31 Op.cit.,113. Robin Osborne, art. Cit., 60, añade: “The abuse of women here, putting women literally on the dung heap, undresing them to mock their ugliness or their vanity, imaging being to stand back from and so control the independence of their passions, these are all ways of exercing power and of drawing attention to that power with a view to seduction”. 11
  • 17. femenina, sino más bien, en líneas generales, que todas estas caricaturas negativas del sexo femenino, se pautaban por la forma exagerada y grotesca de los trazos que delineaban retratos subversivos de las normas convencionales que regulaban el papel de la mujer, especialmente en el ámbito interno y en su relación marital y social. Uno de los aspectos a tomar en consideración era que las diversas especies de animales o elementos de la naturaleza que servían de modelo a los diferentes estereotipos femeninos personificaban características físicas y conductuales, estéticas y éticas (como, por ejemplo, la gula, la obesidad, la fealdad, la torpeza, la histeria, la volubilidad, la pereza, la inercia, la malicia, la perversidad, la vanidad, la presunción o la lujuria), reprochables en cualquier ser vivo, y mucho más, en la mujer, cuya vida debería centrarse, en el siglo VII a.C., en las actividades domesticas y en las relaciones familiares que preservaban la prosperidad del oikos32 . En ese sentido las burlas falaces sobre la condición femenina vinieron a satisfacer un imaginario basado en referencias masculinas, implícita o explícitamente de índole sexual, que confrontaba al hombre con una experiencia discursiva sobre la alteridad. Lo que estaba particularmente cuestionado era el intento de objetivar una temática masculina que dejaba entrever lo que tenía de perjudicial y malintencionado en la propia realidad cotidiana que circundaba a los hombres. 3. En conclusión, puede decirse que, en este yambo, la crítica a las mujeres conjugaba una finalidad lúdica y humorística con una intención satírica –quizás hasta de corte parenético- que jugaba con los miedos y las angustias del género masculino que dominaba el espacio del simposio. Sí la primera impresión era la de que se trataba de una composición meramente satírica de tono humorístico y de contenido misógino, al fin y al cabo esta larga diatriba contra las mujeres que se presentaba como un modo, entretenido y serio a la vez, de hacer reflexionar al hombre, dentro de los tradicionales patrones misóginos, sobre su propia condición, de la cual la mujer hacia, inevitablemente, parte. El tono pesimista que impregna todo el poema sugiere, sin embargo, un último resquicio de esperanza, pues es necesario que el hombre piense que Pandora logró tapar la vasija antes de que la elpis se escabullera y, de este modo, incluso siendo las mujeres el peor de los males otorgado a los hombres por Zeus, no obstante, quedaba un tipo favorable de mujer, aquella que Semónides describe como proveniente de la abeja, el único aliento para la humanidad. Ella representaba la esposa ideal, protectora del oikos, buena administradora de los bienes familiares, casta, compañera amiga y fiel, progenitora de una ilustre descendencia. Pero para aquel que estaba convencido de que tenía una mujer así, el poeta deja una última advertencia, de la que él mismo no se excluye, a juzgar por el uso de la primera persona del plural: ἴσην δ’ ἔχοντες μοῖραν οὐ γιγνώσκομεν Ζεὺς γὰρ μέγιστον τοῦτ’ ἐποίησεν κακόν (vv. 114-115) «No nos percatamos de que todos tenemos la misma suerte y que Zeus creo este inmenso mal» 32 Acerca de la vida y la condición de la mujer en Grecia, puede referirse, entre otros, los estudios de Claude Mossé, La femme dans la Grèce antique (Paris 1983) y de Sian Lewis, The Athenian Woman. An conographic Handbook (London 2002) 12
  • 18. Texto Griego Fr.7 χωρὶς γυναικὸς θεὸς ἐποίησεν νόον  τὰ πρῶτα. τὴν μὲν ἐκ συὸς τανύτριχος,  τῇ πάντʹ ἀνʹ οἶκον βορβόρῳ πεφυρμένα  ἄκοσμα κεῖται καὶ κυλίνδεται χαμαί·  αὐτὴ δʹ ἄλουτος ἀπλύτοισʹ ἐν εἵμασιν                         5  ἐν κοπρίῃσιν ἡμένη πιαίνεται.  τὴν δʹ ἐξ ἀλιτρῆς θεὸς ἔθηκʹ ἀλώπεκος  γυναῖκα πάντων ἴδριν· οὐδέ μιν κακῶν  λέληθεν οὐδὲν οὐδὲ τῶν ἀμεινόνων·  τὸ μὲν γὰρ αὐτῶν εἶπε πολλάκις κακόν,                  10  τὸ δʹ ἐσθλόν· ὀργὴν δʹ ἄλλοτʹ ἀλλοίην ἔχει.  τὴν δʹ ἐκ κυνός, λιτοργόν, αὐτομήτορα,  ἣ πάντʹ ἀκοῦσαι, πάντα δʹ εἰδέναι θέλει,  πάντῃ δὲ παπταίνουσα καὶ πλανωμένη  λέληκεν, ἢν καὶ μηδένʹ ἀνθρώπων ὁρᾷ.                   15  παύσειε δʹ ἄν μιν οὔτʹ ἀπειλήσας ἀνήρ,  οὐδʹ εἰ χολωθεὶς ἐξαράξειεν λίθῳ  ὀδόντας, οὐδʹ ἂν μειλίχως μυθεόμενος,  οὐδʹ εἰ παρὰ ξείνοισιν ἡμένη τύχῃ,  ἀλλʹ ἐμπέδως ἄπρηκτον αὑονὴν ἔχει.                       20  τὴν δὲ πλάσαντες γηίνην ᾿Ολύμπιοι  ἔδωκαν ἀνδρὶ πηρόν· οὔτε γὰρ κακὸν  οὔτʹ ἐσθλὸν οὐδὲν οἶδε τοιαύτη γυνή·  ἔργων δὲ μοῦνον ἐσθίειν ἐπίσταται. 
  • 19. κὤταν κακὸν χειμῶνα ποιήσῃ θεός,                          25  ῥιγῶσα δίφρον ἄσσον ἕλκεται πυρός.  τὴν δ’ ἐκ θαλάσσης, ἣ δύ’ ἐν φρεσὶν νοεῖ·  τὴν μὲν γελᾷ τε καὶ γέγηθεν ἡμέρην·  ἐπαινέσει μιν ξεῖνος ἐν δόμοισʹ ἰδών·  ʺοὐκ ἔστιν ἄλλη τῆσδε λωίων γυνὴ                           30  ἐν πᾶσιν ἀνθρώποισιν οὐδὲ καλλίωνʺ·  τὴν δ’ οὐκ ἀνεκτὸς οὐδ’ ἐν ὀφθαλμοῖσʹ ἰδεῖν  οὔτ’ ἄσσον ἐλθεῖν, ἀλλὰ μαίνεται τότε  ἄπλητον ὥσπερ ἀμφὶ τέκνοισιν κύων,  ἀμείλιχος δὲ πᾶσι κἀποθυμίη                                     35  ἐχθροῖσιν ἶσα καὶ φίλοισι γίνεται·  ὥσπερ θάλασσα πολλάκις μὲν ἀτρεμὴς  ἕστηκ’, ἀπήμων, χάρμα ναύτηισιν μέγα,  θέρεος ἐν ὥρῃ, πολλάκις δὲ μαίνεται  βαρυκτύποισι κύμασιν φορεομένη.                           40  ταύτῃ μάλιστ’ ἔοικε τοιαύτη γυνὴ  ὀργήν· φυὴν δὲ πόντος ἀλλοίην ἔχει.  τὴν δ’ ἔκ †τε σποδιῆς† καὶ παλιντριβέος ὄνου,  ἣ σύν τ’ ἀνάγκῃ σύν τ’ ἐνιπῇσιν μόγις  ἔστερξεν ὦν ἅπαντα κἀπονήσατο                             45  ἀρεστά· τόφρα δ’ ἐσθίει μὲν ἐν μυχῷ  προνὺξ προῆμαρ, ἐσθίει δ’ ἐπ’ ἐσχάρῃ.  ὁμῶς δὲ καὶ πρὸς ἔργον ἀφροδίσιον  ἐλθόντ’ ἑταῖρον ὁντινῶν ἐδέξατο.  τὴν δ’ ἐκ γαλῆς, δύστηνον οἰζυρὸν γένος·                50  κείνῃ γὰρ οὔ τι καλὸν οὐδ’ ἐπίμερον 
  • 20. πρόσεστιν οὐδὲ τερπνὸν οὐδ’ ἐράσμιον.  εὐνῆς δ’ ἀδηνής ἐστιν ἀφροδισίης,  τὸν δ’ ἄνδρα τὸν παρεόντα ναυσίῃ διδοῖ.  κλέπτουσα δ’ ἔρδει πολλὰ γείτονας κακά,              55  ἄθυστα δ’ ἱρὰ πολλάκις κατεσθίει.  τὴν δ’ ἵππος ἁβρὴ χαιτέεσσ’ ἐγείνατο,  ἣ δούλι’ ἔργα καὶ δύην περιτρέπει,  κοὔτ’ ἂν μύλης ψαύσειεν, οὔτε κόσκινον  ἄρειεν, οὔτε κόπρον ἐξ οἴκου βάλοι,                          60  οὔτε πρὸς ἰπνὸν ἀσβόλην ἀλεομένη  ἵζοιτ’. ἀνάγκῃ δ’ ἄνδρα ποιεῖται φίλον·  λοῦται δὲ πάσης ἡμέρης ἄπο ῥύπον  δίς, ἄλλοτε τρίς, καὶ μύροις ἀλείφεται,  αἰεὶ δὲ χαίτην ἐκτενισμένην φορεῖ                             65  βαθεῖαν, ἀνθέμοισιν ἐσκιασμένην.  καλὸν μὲν ὦν θέημα τοιαύτη γυνὴ  ἄλλοισι, τῶι δ’ ἔχοντι γίνεται κακόν,  ἢν μή τις ἢ τύραννος ἢ σκηπτοῦχος ᾖ,  ὅστις τοιούτοις θυμὸν ἀγλαΐζεται.                             70  τὴν δ’ ἐκ πιθήκου· τοῦτο δὴ διακριδὸν  Ζεὺς ἀνδράσιν μέγιστον ὤπασεν κακόν.  αἴσχιστα μὲν πρόσωπα· τοιαύτη γυνὴ  εἶσιν δι’ ἄστεος πᾶσιν ἀνθρώποις γέλως·  ἐπ’ αὐχένα βραχεῖα· κινεῖται μόγις·                          75  ἄπυγος, αὐτόκωλος. ἆ τάλας ἀνὴρ  ὅστις κακὸν τοιοῦτον ἀγκαλίζεται.  δήνεα δὲ πάντα καὶ τρόπους ἐπίσταται 
  • 21. ὥσπερ πίθηκος· οὐδέ οἱ γέλως μέλει·  οὐδ’ ἄν τιν’ εὖ ἔρξειεν, ἀλλὰ τοῦτ’ ὁρᾷ                     80  καὶ τοῦτο πᾶσαν ἡμέρην βουλεύεται,  ὅκως τι κὠς μέγιστον ἔρξειεν κακόν.  τὴν δ’ ἐκ μελίσσης· τήν τις εὐτυχεῖ λαβών·  κείνῃ γὰρ οἴῃ μῶμος οὐ προσιζάνει,  θάλλει δ’ ὑπ’ αὐτῆς κἀπαέξεται βίος,                       85  φίλη δὲ σὺν φιλέοντι γηράσκει πόσει  τεκοῦσα καλὸν κὠνομάκλυτον γένος.  κἀριπρεπὴς μὲν ἐν γυναιξὶ γίνεται  πάσῃσι, θείη δ’ ἀμφιδέδρομεν χάρις.  οὐδ’ ἐν γυναιξὶν ἥδεται καθημένη                             90  ὅκου λέγουσιν ἀφροδισίους λόγους.  τοίας γυναῖκας ἀνδράσιν χαρίζεται  Ζεὺς τὰς ἀρίστας καὶ πολυφραδεστάτας·  τὰ δ’ ἄλλα φῦλα ταῦτα μηχανῆι Διὸς  ἔστιν τε πάντα καὶ παρ’ ἀνδράσιν μενεῖ.                 95  Ζεὺς γὰρ μέγιστον τοῦτ’ ἐποίησεν κακόν,  γυναῖκας· ἤν τι καὶ δοκέωσιν ὠφελεῖν  ἔχοντι, τῷ μάλιστα γίνεται κακόν·  οὐ γάρ κοτ’ εὔφρων ἡμέρην διέρχεται  ἅπασαν, ὅστις σὺν γυναικὶ †πέλεται,                     100  οὐδ’ αἶψα Λιμὸν οἰκίης ἀπώσεται,  ἐχθρὸν συνοικητῆρα, δυσμενέα θεῶν.  ἀνὴρ δ’ ὅταν μάλιστα θυμηδεῖν δοκῇ  κατ’ οἶκον, ἢ θεοῦ μοῖραν ἢ ἀνθρώπου χάριν,  εὑροῦσα μῶμον ἐς μάχην κορύσσεται.                   105 
  • 22. ὅκου γυνὴ γάρ ἐστιν οὐδ’ ἐς οἰκίην  ξεῖνον μολόντα προφρόνως δεκοίατο.  ἥτις δέ τοι μάλιστα σωφρονεῖν δοκεῖ,  αὕτη μέγιστα τυγχάνει λωβωμένη·  κεχηνότος γὰρ ἀνδρός, οἱ δὲ γείτονες                     110  χαίρους’ ὁρῶντες καὶ τόν, ὡς ἁμαρτάνει.  τὴν ἣν δ’ ἕκαστος αἰνέσει μεμνημένος  γυναῖκα, τὴν δὲ τοὐτέρου μωμήσεται·  ἴσην δ’ ἔχοντες μοῖραν οὐ γινώσκομεν.  Ζεὺς γὰρ μέγιστον τοῦτ’ ἐποίησεν κακόν,             115  καὶ δεσμὸν ἀμφέθηκεν ἄρρηκτον πέδην,  ἐξ οὗ τε τοὺς μὲν ᾿Αίδης ἐδέξατο  γυναικὸς εἵνεκ’ ἀμφιδηριωμένους  ........................................................   
  • 23. Semónides de Amorgos Catálogo de las Mujeres∗ I Creó Dios la mujer primeramente, de entendimiento y juicio desprovista, de una cerdosa puerca, y por costumbre le hace siempre tener sucia la casa. reclinada en el suelo, se revuelca; jamás se lava, y de soez vestido cubierta, y asquerosa, siempre echada, sobre el sórdido cieno, engorda y crece. II A otra crío e una dolosa zorra, y la ciencia le dio de bueno y malo. en esta casta de mujer se encuentra mucho perverso, y otro mucho bueno, y la ira la dobla y la maneja a todos lados sin prudencia y tino. III En sus costumbres, otras se parece al perro, que es su padre: anda anhelante por oír y saber todas las cosas. Todo lo mira con hambrientos ojos, y con tanto mirar siempre se engaña. Cuando no ve algún hombre, ladra y gruñe, y ni las amenazas del marido bastantes son a contener sus iras. Ni aunque le eche los diente de la boca, irritado y feroz, de una pedrada, ni aunque la halague con palabras buenas, ni el respeto a los huéspedes la enfrena, sino que siempre furibunda grita. ∗ Este yambo de Semónides no se le conoce un título determinado, sin embargo, su denominación más difundida es Sobre las mujeres, no obstante, también se le ha otorgado denominarlo “El Catálogo de las Mujeres” debido a las descripciones -diez en total- que hace del carácter o naturaleza de cada mujer asimilada, ya sea a un elemento natural (Mar y Tierra) o, a diferentes animales. Aquí se presentan los versos separados según aparecen cada una de estas tipologías.
  • 24. IV Otra hicieron los dioses de la tierra, y al hombre para carga se la dieron; la cual ni el bien ni el mal jamás conoce, y su saber se ciñe a sí los dioses dan a la tierra rigoroso invierno, para acercarse al fuego con su silla. V Mas vuelve ya tu pensamiento a aquella que ha nacido del mar: alegre y blanda, en todo el día de reír no cesa. El Huésped que en su casa la mirare la llenará de inmensas bendiciones, y jurará no hallarse en todo el orbe, ni ser posible que jamás se vea, una mujer más buena en sus costumbres. Mas, sin embargo, a veces se enfurece como la perra sobre sus cachorros. Áspera con amigos y enemigos, en su doloroso genio al mar semeja, que muchas veces, sosegado y quieto, los marineros llena de alborozo, y otras, airado, horriblemente brama, y alza y encrespa las hinchadas olas. VI Otra nació de un asno y la ceniza: ejercitada en ásperos trabajos, aunque sólo la mueve la amenaza. Sentada día y noche está comiendo. y sin alguna distinción acoge al primero que llega, y le recibe por su señor en los venéreos hurtos.
  • 25. VII Otra, de una infelice comadreja triste generación, que nada tiene de bueno ni de amable, y careciendo de amor y de dulzura, odia y esquiva el lecho conyugal; si está presente su esposo, se empalaga y se fastidia, y con sus tretas daña a los vecinos, y devora las vianda no inmoladas. VIII Una yegua de hermosa cabellera fue madre de otra, que aborrece y huye cualquier obra servil, cualquier trabajo. No tocará jamás muela ni cribo, ni la basura quitará de casa. Gran cuidado tendrá de no ensuciarse sentándose en el horno. Exteriormente muestra su afecto y amor a su marido. En cada día lávase tres veces, se llena de perfumes y de ungüentos, y el cabello derrama por la espalda, y corona de flores la cabeza. Espectáculo hermoso para todos, para el marido miserable y triste, a no ser algún rey muy poderoso que pueda mantener tan grande lujo. IX Otra fue de una mona, de manera que un igual mal no dio a los hombres Jove. Por su boca feísima, es la risa de toda la ciudad, cuando pasea tiesa, que apenas la cabeza mueve.
  • 26. Tiene en extremo grandes las rodillas, ¡Pobre el que abraza a tan terrible monstruo! Como una mona, a su marido engaña, y a todos los demás; ni de las risas se cura, ni de hacer sólo un buen hecho: y sin cesar cavila, piensa y trama cómo hacer algún bárbaro delito. X Mas con la que ha nacido de la abeja es el hombre feliz y afortunado, pues no cometerá delito alguno. Ella alarga la vida, y sus caminos los siembra de mil flores olorosas. Amada de su amado compañero, va envejeciendo en los ligeros años, dándole hermosos y afamados hijos; distínguese entre todas las mujeres por la gracia feliz que la acompaña; no busca ni frecuenta los corrillos donde hablan liviandades las amigas, y esta prudente y apreciable casta la da el gran valor Jove a sus favorecidos. A los demás que están entre los hombres, de Júpiter el dolo las produjo. Y tanto en su maldad cargó la mano, que si parece que algún bien le causan al mísero marido, es esto mismo incómodo en extremo al desdichado. Todo el que vive con mujer no espere pasar un día enteramente bueno, ni echar el hambre triste de su casa, ni el amor conciliar de sus amigos. Si le sucede algún feliz suceso, o ya porque este bien le den los dioses, o ya porque le venga de los hombres, al punto en su mujer encuentra un crimen que mueve las domésticas rencillas.
  • 27. Doquier que haya mujer, ya no se espere poder admitir bien huésped alguno , porque la que parece más modesta, la más mala es de todas las mujeres. El marido se queja, y las vecinas se alegran de su error y se le ríen; cada cual, sin embargo, siempre alaba la mujer propia, y la del otro afea, sin ver que le comprende el mismo caso. Pues este horrible mal Júpiter hizo, y el lazo ató con insoluble nudo; de donde viene que la cruda muerte arrebató casados muchos hombres. ________________________________________
  • 28. Semónides de Amorgos Sobre las mujeres (Trad. de C. García Gual) De modo diverso la divinidad hizo el talante de la mujer desde un comienzo. A la una la sacó de la híspida cerda: en su casa está todo mugriento por el fango, en desorden y rodando por los suelos. Y ella sin lavarse y con vestidos sucios, revolcándose en estiércol se hincha de grasa. A otra la hizo Dios de la perversa zorra, una mujer que lo sabe todo. No se le escapa inadvertido nada de lo malo ni de lo bueno. De las mismas cosas muchas veces dice que una es mala, y otras que es buena. Tiene un humor diverso en cada caso. Otra, de la perra salió; gruñona e impulsiva, que pretende oírlo todo, sabérselo todo, y va por todas partes fisgando y vagando y ladra de continuo, aun sin ver nadie. No la puede contener su marido, por más que la amenace, ni aunque, irritado, le parte los dientes a pedradas, ni tampoco hablándole con ternura, ni siquiera cuando está sentada con extraños; sino que mantiene sin pausa su irrestañable ladrar. A otra la moldearon los Olímpicos del barro, y la dieron al hombre como algo tarado. Porque ni el mal ni el bien conoce una mujer de esa clase. De las labores sólo sabe una: comer. Ni siquiera cuando Dios envía un mal invierno, por más que tirite de frío, acerca su banqueta al fuego. Otra vino del mar. Ésta presenta dos aspectos. Un día ríe y está radiante de gozo. Cualquiera de fuera que la ve en su hogar la elogia: No hay otra mujer más agradable que ésta ni más hermosa en toda la tierra. Al otro día está insoportable y no deja que la vean ni que se acerque nadie; sino que está enloquecida e inabordable entonces, como una perra con cachorros. Es áspera con todos y motivo de disgusto resulta tanto a enemigos como a íntimos. Como el mar que muchas veces sereno y sin peligro se presenta, alegría grande a los marinos, en época de verano, y muchas veces enloquece revolviéndose en olas de sordo retumbar. A éste es a lo que más se parece tal mujer en su carácter: al mar que es de índole inestable.
  • 29. Otra procede del asno apaleado y gris, que a duras penas por la fuerza y tras los gritos se resigna a todo y trabaja con esfuerzo en lo que sea. Mientras tanto come en el establo toda la noche y todo el día, y come ante el hogar. Sin embargo, cuando se trata del acto sexual, acepta sin más a cualquiera que venga. Y otra es de la comadreja, un linaje triste y ruin. Pues ésta no posee nada hermoso ni atractivo, nada que cause placer o amor despierte. Está que desvaría por la unión de Afrodita, pero al hombre que la posee le da náuseas. Con sus hurtos causa muchos daños a sus vecinos, y a menudo devora ofrendas destinadas al culto. A otra la engendró una yegua linda de larga melena. Ésta evita los trabajos serviles y la fatiga, y no quiere tocar el mortero ni el cedazo levanta ni la basura saca fuera de su casa, ni siquiera se sienta junto al hogar para evitar el hollín. Por necesidad se busca un buen marido. Cada día se lava la suciedad hasta dos veces, e incluso tres, y se unta de perfumes. Siempre lleva su cabello bien peinado, y cardado y adornado con flores. Un bello espectáculo es una mujer así para los demás, para su marido una desgracia, de los que regocijan su ánimo con tales seres. Otra viene de la mona. Ésta es, sin duda, la mayor calamidad que Zeus dio a los hombres. Es feísima de cara. Semejante mujer va por el pueblo como objeto de risa para toda la gente. Corta de cuello, apenas puede moverlo, va sin trasero, brazos y piernas secos como palos. ¡Infeliz, quienquiera que tal fealdad abrace! Todos los trucos y las trampas sabe como un mono y no le preocupa el ridículo. No quiere hacer bien a ninguno, sino que lo que mira y de lo que todo el día delibera es justo esto: cómo causar a cualquiera el mayor mal posible. A otra la sacaron de la abeja. ¡Afortunado quien la tiene! Pues es la única a la que no alcanza el reproche, y en sus manos florece y aumenta la hacienda. Querida envejece junto a su amante esposo y cría una familia hermosa y renombrada. Y se hace muy ilustre entre todas las mujeres, y en torno suyo se derrama una gracia divina. Y no le gusta sentarse con otras mujeres cuando se cuentan historias de amoríos. Tales son las mejores y más prudentes mujeres que Zeus a los hombres depara.
  • 30. Y las demás, todas ellas existen por un truco de Zeus, y así permanecen junto a los hombres. Pues éste es el mayor mal que Zeus creó: las mujeres. Incluso si parecen ser de algún provecho, resultan, para el marido sobre todo, un daño. Pues no pasa tranquilo nunca un día entero todo aquel que con mujer convive, y no va a rechazar rápidamente de su casa al hambre, odioso compañero del hogar, dios de mal temple. Cuando piensa un hombre gozar de mejor ánimo en su hogar, por gracia de los dioses o fortuna humana, encuentra ella un reproche y se arma para la batalla. Pues donde hay mujer no puede recibirse con agrado ni siquiera a un huésped que acude a la casa. La que parece, en efecto, que es la más sensata, Ésa resulta ser la que más ofende a su marido, y mientras anda él de pasmarote, sus vecinos se ríen a su costa, viendo cuánto se equivoca. Cada uno hará elogios recordando a su propia mujer, y censuras cuando evoque a la de otro. ¡Y no advertimos que es igual nuestro destino! Porque éste es el mayor mal que Zeus creó, y nos lo echó en torno como una argolla irrompible, desde la época aquella en que Hades acogiera a los que por causa de una mujer se hicieron guerra.