A partir de la emoción nostalgia, se realiza un análisis de Bogotá. De esta forma, se plantea un recorrido que simbolice la emoción y refleje temas tratados por Alain Roger en su libro Breve Tratado del Paisaje.
1. Se entenderá la nostalgia como una emoción
asociada por los cambios que han ocurrido
dentro de la ciudad, una pena que surge
entre recuerdos y visiones del pasado;
momentos, escenarios y personas que se
añoran. El evolucionar histórico de las
relaciones existentes entre hombre,
naturaleza y ciudad, los sacrificios y cambios
que han tenido.
NOSTALGIA
Grupo 8
Valentina Angel - Marcela González - Carlos Ruiz
2. “ No se domina ni se posee la naturaleza verdaderamente más que protegiéndola”. (Roger, A. 2007.
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3. RESUMEN
Desde hace algún tiempo, el hombre se ha preocupado por
su relación actual con la naturaleza y el territorio que lo
acoge. Llegando a tal punto de proponer un contrato natural
que defienda los derechos que según el ser humano deben
ser otorgados a la madre naturaleza, con el fin de obtener una
simbiosis con ésta.
Sin embargo, Roger junto con Serres, afirman que esto no es
posible, ya que para que se pueda establecer un contrato es
necesario que la naturaleza adopte un rol como sujeto de
derecho, el cual no posee y que el hombre en su afán por
mitigar su impacto dentro del planeta ha tratado de
adjudicarle.
Dicha preocupación en realidad nace con las grandes
revoluciones industriales, periodo durante el cual el hombre
explota de manera indiscriminada la naturaleza y se
aprovecha de la misma de forma desmesurada, con el fin de
satisfacer sus propias necesidades. Debido a esto el hombre
comienza a preguntarse hasta qué punto debe ser sacrificada
la naturaleza con el fin de permitir el avance de la técnica.
4. No obstante, resulta cuestionable hasta dónde es válido y objetivo el planteamiento de un acuerdo natural, ya que en primera instancia
la naturaleza no habla, ni razona igual que el hombre y por lo tanto todas las normas y derechos que se instauren siempre serán
desde la perspectiva humana, la cual siempre cuenta con un trasfondo donde prima y existe un beneficio hacia los hombres, el cual en
este caso es la conservación de la salud con el fin de obtener un alargamiento en el periodo de vida.
De este modo, el hombre se adjudica una
responsabilidad a sí mismo al convertirse en el
protector de la naturaleza. En este sentido busca
asumir un papel de Dios en la tierra en el cual es la
única especie encargada de la protección y el cuidado
del medio donde vive, pero no se da cuenta que el
interactuar con la naturaleza no obliga a la creación
de un contrato, ya que de ser así, cada una de las
especies debería establecer esta relación.
En todo caso, esto no implica que como seres
humanos tengamos el derecho de abusar de los
recursos naturales y explotarlos a nuestro antojo. Por
el contrario lo que se debe hacer es llegar a una
convivencia armoniosa con el medio que nos rodea a
través de la instauración de una comunión con la
tierra, en la cual ambas partes no se vean afectadas
de forma negativa.
5. Por lo tanto, es de vital importancia entender las
dinámicas del planeta y nuestro rol al interior del
mismo con el fin de lograr un equilibrio entre el
artificio y lo natural y así permitir una interacción
simbiótica entre la naturaleza y nosotros mismos.
Adicionalmente, como nos aclara Alain Roger, para
poder llegar a un dominio y poseer la naturaleza,
ésta se debe proteger no sólo para las
generaciones actuales, sino también para las
futuras. Por consiguiente, el dominio debe recaer
fundamentalmente en las acciones del ser humano,
las cuales durante periodos de la historia han sido
desmesuradas y por ende han ocasionado daños
irreparables al planeta.
Debido a esto, el hombre debe salir de su visión
antropocéntrica y observar que se encuentra
sumergido en un contexto compartido por un gran
número de seres que al igual que él subsisten en
un medio determinado y que cada uno de éstos
cumple un papel al interior de la naturaleza que
permite un balance y un funcionamiento correcto
del ambiente y de las relaciones que ocurren sobre
él.
6. RECORRIDO
La nostalgia está presente al recorrer a pie la carrera 7ma entre la calle 7ma y la 16 donde
habita el pasado de la ciudad y su cuna. El paso por El Palacio de Nariño, La Plaza de
Bolívar, El parque Santander, El Museo del Oro y el Banco de La República, es acompañado
por la presencia de una silueta montañosa sólo existente al mirar a Oriente, apareciendo y
desapareciendo entre edificios y construcciones, presente desde que se tiene memoria.
El recorrido propone evocar una
historia de la ciudad en la que país y
paisaje son indivisibles e
indistinguibles, mientras se pasa por
entre espacios cambiantes y
dinámicos surgen visiones de aquella
Bogotá en tonos sepias en donde los
cerros se erigen sobre el horizonte,
completamente majestuosos e
inalcanzables, ajenos y propios,
símbolo de la ciudad e hito para sus
habitantes.
7. METODOLOGÍA
El ejercicio parte de las reflexiones hechas en torno a los conceptos expuestos dentro del texto de Alain Roger, específicamente el
Capítulo 8 y lo visto durante el semestre. El recorrido escogido se analizará bajo dos aspectos fundamentales:
● Relación existente entre naturaleza, hombre y ciudad
Los cerros como elemento natural invadido cuya
estructura y superficie ha sido amputada a causa del
inevitable crecimiento demográfico de la ciudad.
como punto de referencia visual y geográfico para
las personas y símbolo inmediato asociado a la
ciudad. Se tiene como búsqueda principal crear
conciencia sobre las decisiones que se han tomado
para formar la ciudad en la que ahora se habita, los
sacrificios a los que hemos sometido a la naturaleza
que nos rodea, los fantasmas del antiguo paisaje
bogotano y las interacciones que hemos perdido al
empujar cada vez más la naturaleza, viéndose
reducida a una minucia que cada vez tiene menos
importancia.
8. ● Patrimonio, Pertenencia y Cultura
La carga simbólica, histórica y cultural de los
cerros, memorias de la ciudad y sus habitantes.
La apropiación por parte de los ciudadanos, la
construcción de identidad y la posibilidad de
entendimiento de los elementos más importantes
de la ciudad (artificiales y naturales) como
Patrimonio y herencia.
Es acaso posible acaso crear una nueva
identidad de ciudad en la que lo urbano y lo
natural puedan coexistir en equilibrio y armonía,
en la que se cambie el concepto de naturaleza
como estorbo a naturaleza como eje
estructurador. Crear una nueva definición de
Bogotá.
9. ANÁLISIS
El recorrido escogido por la Carrera 7ma cuenta con una carga
histórica y nostálgica innegable al entender los grandes cambios que
se han dado sobre ésta, su transformación de tranvía a calzada
vehicular y actualmente vía peatonal es un ejemplo de dichos
cambios. Sin embargo existe algo que permanece, ser un punto de
encuentro y reunión para los bogotanos, y su paralelismo con Los
Cerros, testigos y víctimas del crecimiento de la ciudad desde su
fundación.
El enfoque principal del recorrido fue la mirada en primera instancia
de la relación con los cerros a lo largo de su transcurso, cuestionar la
nostalgia existente en el perder nuestra primer y más fuerte estructura
ecológica viva presente, no sólo de manera física sino visual debido a
la creciente verticalidad del horizonte bogotano.
10. Las calles perpendiculares a la séptima aún nos permiten tener breves
vistazos de la silueta de Los Cerros que se pintan a Oriente y con
detenimiento se convierten en una artealización In Visu del paisaje de
Bogotá, trayendo éstos verdes por un corto momento al interior de la
ciudad.
En segunda medida se analiza el tramo escogido bajo la mirada del
patrimonio, no solo físico sino también inmaterial. Entendiendo este
primero como los edificios y la arquitectura que se experimenta desde
El Parque Santander rodeado por arquitectura moderna (Museo del
oro, Torre Avianca y el Banco de la República) hasta llegar a La Plaza
de Bolívar con una arquitectura que tiende hacia la típica plaza
fundacional rodeada por edificios de alto valor para la ciudad, como lo
son El Capitolio, La Catedral Primada y El Palacio de Justicia.
El patrimonio inmaterial se entiende como aquellas dinámicas que
dotan de vida la calle, las exposiciones culturales callejeras y puntos
de venta de artesanías, aspectos sociales e intercambios creando
formas de vida y habitares particulares dentro de Bogotá. Surge
entonces un interrogante hacia el que se dirige la atención del
proyecto, ¿No harían parte de éste patrimonio inmaterial cultural
también Los Cerros Orientales, presentes y testigos de los cambios
que hemos experimentado?
11. Para caracterizar el recorrido se elige una paleta de color, viva y presente en él. La manera de comunicarla se da de dos maneras
distintas, como paleta estática o paleta en movimiento. La primera surge en el detenerse y enfocar la vista, al hacer una pequeña
pausa dentro del recorrido y tomar consciencia de lo que nos rodea. La segunda responde al continuo flujo ocasionado por las
dinámicas de la séptima sólo expresable a través de un degradado en el que se fusionan los colores entre sí.
Los colores escogidos son los tonos verdes, ocres y colores tierra que se obtienen de mirar a Oriente al ir caminando entre manzana y
manzana, representan también la incidencia del sol, las luces y sombras que al ir de fachada en fachada, marcan un ritmo y un
tiempo.
Su manera de expresarse y mostrarse hace referencia al recorrido y la pauta, a su aparición y desaparición e igualmente a su
presencia y ausencia.
Es posible acaso cambiar la apreciación que se tiene de Los Cerros, para que la pequeña mancha de verde que se lee a lo lejos tenga
una mayor presencia dentro de la vida de las personas que habitan en Bogotá.
12. RESULTADOS
Actualmente la conciencia hacia la protección y preservación de los cerros ha aumentado. Sin embargo, fueron varias décadas en
las cuales la ciudad dio la espalda a este elemento natural que caracteriza por excelencia a Bogotá y que a través de la carrera
séptima se observan pequeños fragmentos que aún dan cuenta de este elemento. No obstante, sigue predominando lo urbano, lo
construido, lo edificado por el hombre. De este modo, lo que hace algún tiempo fue un punto de referencia y orientación para los
ciudadanos en este momento se ve oculto por un lienzo de arquitectura que da cuenta del desarrollo urbano, pero que detrás tiene
un telón natural que en el principio de los tiempos fue considerado como un sitio sagrado cargado de rituales indígenas que
veneraban la naturaleza.
Después de todo, la séptima ha tratado de
recuperar e incorporar este paisaje natural a la
ciudad, a través de la peatonalización de la calle,
la iniciativa de atraer actividad y de ofrecer un
espacio dentro de la ciudad en el cual las
personas puedan ir y recrearse mientras
observan una mezcla de patrimonio
arquitectónico físico y tangible, con un patrimonio
inmaterial encaminado a las dinámicas sociales,
a los cuales se integra un nuevo tipo de
patrimonio natural, que se encuentra proyectado
en lo más profundo de la ciudad.
13. De este modo, entidades como la fundación Cerros de Bogotá han trabajado por la recuperación del ámbito ecológico y natural que
conforma la ciudad, creando conciencia en el reconocimiento de los cerros como componente del paisaje de Bogotá, cargado de
historia, recuerdos y memorias que dan cuenta de una ciudad con condiciones particulares, que siempre ha bordeado este elemento y
lo ha integrado a la ciudad aunque sea en principio con un fin productivo y utilitario, pero que a futuro puede y debe llegar a ser
vinculado con un fin estético, recreativo y de deleite visual que dota a la ciudad con una identidad única y singular.
Finalmente, queda por decir, que aún se debe trabajar con esfuerzo en la identidad Bogotá. Dónde intervenciones desde el paisaje
como sucede en la carrera séptima son el principio de una renovación que mira hacia la convivencia armoniosa entre ciudad y
naturaleza que en un futuro constituirán una idea del paisaje de nuestra ciudad y por lo tanto una definición de lo que implica estar en
Bogotá.