2. Es la pérdida de la continuidad de un hueso como
consecuencia de la aplicación de una fuerza
superior a la que éste puede resistir
3. ¿Qué causa una rotura en un hueso?
Las causas para que un hueso se rompa pueden ser muy variadas. Los
traumatólogos se suelen referir a este hecho como mecanismo de producción
de la fractura y, aunque pueden ser innumerables, normalmente se pueden
encuadrar dentro de una de estas cuatro categorías:
1. Traumatismo directo: La causa de la rotura es un impacto que incide
directamente sobre el punto fracturado. Ejemplo: un martillazo en un
dedo.
2. Traumatismo indirecto: La fractura se produce a una cierta distancia de
la fuerza que la origina. Ejemplo: al caer, el individuo apoya la mano, pero
se fractura el hombro.
4. 3. Fractura patológica: Se producen por un debilitamiento del hueso
debido a alguna patología, por lo que el hueso se rompe incluso frente a
fuerzas leves. Ejemplo: paciente con cáncer óseo que ve como su estructura
esquelética se debilita.
4. Fractura por fatiga o estrés: Se originan por fuerzas que actúan sobre
el hueso con mucha frecuencia, pese a que puedan ser de baja intensidad
relativa. Ejemplo: fractura en un dedo del pie cuando un corredor entrena
para una maratón.
5. Tipos de fractura en función de la violencia de la fuerza que las genera
● Fracturas de alta energía: Se producen ante la aplicación de una fuerza
intensa y, generalmente, momentánea. Suelen provocar una gran
fragmentación en el hueso y pueden tener afectación grave en las partes
blandas que lo recubren. Ejemplo: accidente de tráfico
● Fracturas de baja energía: Se producen ante caídas casuales o gestos
inadecuados o repetitivos. Normalmente acontecen en personas de edad
avanzada o mala calidad ósea. Ejemplo: fractura de cadera por
osteoporosis.
6. Tipos de fractura en función del daño a las partes blandas
● Fracturas cerradas: No existe comunicación entre el hueso y el exterior
del cuerpo.
● Fracturas abiertas: Hay comunicación entre el hueso y el exterior; es
decir, existe una perforación de la piel y las partes blandas que llega hasta
el hueso. Su severidad es variable en función del grado de daño y el
riesgo de infección es mucho mayor que en las fracturas cerradas.
7. Trazo de una fractura
El trazo de una fractura es el patrón físico que sigue la rotura. Puede
haber infinidad de trazos de fractura, pero los más habituales son:
● Fractura transversa: El trazo es perpendicular al eje mayor del hueso.
8. Fractura oblicua: El trazo tiene cierta inclinación sobre el eje mayor del hueso.
9. Fractura en ala de mariposa: Es un trazo típico cuando se producen fuerzas de doblado
sobre el hueso. Presentan un fragmento intermedio con forma de cuña.
10. Fractura espiroidea: Suelen ser consecuencia de fuerzas torsionales y
el trazo va en espiral alrededor del hueso
11. Fractura segmentaria: Son aquellas en las que un segmento óseo
se queda completamente aislado de los extremos.
El mayor riesgo que presentan es la pérdida
de la irrigación sanguínea
13. Fractura parcelar: Se trata de roturas de partes no esenciales o estructurales
del hueso.
Un ejemplo son las avulsiones, que se
producen cuando una fuerza muscular
importante arranca la parte del
hueso en que se ancla el músculo.
14. Incurvación: No son habituales y se producen en niños.
No se trata de una rotura completa,
sino de una deformación plástica del hueso.
15. Fractura impactada: Ante una fuerza compresiva (y, sobre todo en zonas de
hueso esponjoso),
Los fragmentos quedan
comprimidos entre ellos.
16. Fractura en tallo verde: Propias de los niños
Es una fractura incompleta del hueso,
con una forma que recuerda a la de
una rama verde a medio romper.
17. La curación ósea tras una rotura
A diferencia de la mayoría de los órganos, que curan por cicatrización o
por una combinación de cicatriz y tejido funcional, en el hueso casi podemos
hablar de regeneración del mismo. Pero el proceso de curación del hueso es
un proceso largo y complejo realizaremos una descripción resumida del
proceso, que comprende varias fases:
18. Fase inflamatoria:
Al romperse un hueso, los vasos que lo nutren se rompen y se produce la
consiguiente hemorragia. La sangre pronto coagula y forma un hematoma
alrededor del foco de fractura. La rotura de los vasos hace que se produzca
una necrosis en los extremos óseos y, además, las células englobadas dentro
del hematoma también se desvitalizan.
La presencia de material necrótico estimula una respuesta inflamatoria
intensa que empieza justo tras la fractura y dura tres o cuatro días. Durante
este tiempo, distintos tipos de células inflamatorias y fibroblastos invaden el
hematoma.
19.
20. Fase de fibrocartílago o callo óseo blando:
El hueso necrótico se elimina por osteoclastia y los tejidos blandos
muertos van siendo retirados por los macrófagos. Los fibroblastos se activan y
se genera un tejido de granulación que supone la aparición de nuevos vasos y,
con ellos, la llegada de más células de tejido conectivo.
Se empieza a formar un tejido denominado callo fibroso o fibrocartílago,
compuesto de una amalgama poco estructurada de tejido fibroso, cartílago y
hueso amorfo.
El callo envuelve al hueso tanto por dentro como por fuera y forma un
puente que permite estabilizar la fractura y cargar sobre el hueso antes de
que la curación sea completa.
21.
22. Fase de osificación
El fibrocartílago comienza a osificarse
progresivamente, convirtiéndose el callo
en hueso no estructurado.
23. Fase de remodelación
El hueso se va organizando y volviéndose progresivamente más fuerte.
Poco a poco recupera su función y forma normales, pero puede ser un
proceso que dure muchos años y, si el individuo es mayor o la fractura muy
compleja, puede que nunca se recupere por completo.
24.
25. Condiciones para que se produzca la curación ósea
El proceso de reparación de una fractura ósea requiere del cumplimiento
de una serie de condiciones básicas ineludibles. Si alguna de ellas no está
presente, es probable que la curación no tenga lugar. Estos tres
requerimientos son los siguientes:
● Viabilidad: Los extremos óseos han de ser viables; es decir, han de ser
vitales (no necróticos) y deben tener un aporte sanguíneo adecuado.
● Contacto: Ambos extremos han de estar en contacto. Si hay un espacio
excesivo entre los fragmentos, será imposible que se pongan en marcha
los mecanismos de curación.
● Carga: El hueso debería de estar sometido a un cierto nivel de estrés que
incentive su curación. Dicha carga habría de ser progresiva según la
tolerancia del hueso y el paciente.
26. Tratamiento médico de las fracturas óseas.
Existe un proceso natural que guía la consolidación ósea. El papel del
traumatólogo es colaborar con los procesos naturales buscando que esta
curación se consiga en el menor tiempo y del mejor modo posibles.
El objetivo final es que el paciente retome su nivel de actividad anterior
al traumatismo, evitando complicaciones y secuelas.
Para ello, una vez que se ha producido la fractura, el traumatólogo tiene
que seguir tres etapas diferenciadas:
27. ● Reducción: Se manipulan los fragmentos óseos para devolverlos a su
posición original. Puede ser cerrada (sin apertura quirúrgica del foco de
fractura) o abierta (con apertura). La primera tiene la ventaja de ser
menos agresiva, si bien muchas veces no es posible obtener una
reducción estable o anatómicamente perfecta. El abordaje quirúrgico del
foco de fractura tiene la desventaja de ser más agresivo, pero permite
una reducción más anatómica y el control de fracturas que, de otro
modo, no se podrían devolver a su posición natural.
● Estabilización: Mantener estable la reducción en el tiempo. La
estabilización se puede obtener por medios no quirúrgicos (yeso o
tracción) o quirúrgicos (clavos, placas, tornillos, fijadores externos…). El
método seleccionado depende de múltiples factores.
29. La estabilización de las fracturas óseas. El papel de la dinamización
El grado de carga no es el mismo durante todas las fases del proceso. En
el momento de producción de la fractura, lo más adecuado es evitar el
movimiento entre los segmentos óseos. De ese modo se consigue una buena
estabilidad que permite organizarse al hematoma. Posteriormente, y una vez
que se va formando el tejido fibrocartilaginoso, es adecuado ir aplicando
carga axial al foco.
Sin embargo, y dado que el hueso aún no tiene rigidez suficiente como
para cargar peso, dicha carga debería de ser más bien la aplicación de un
cierto micromovimiento cíclico. A medida que el callo óseo se va osificando, la
aplicación de carga progresiva al foco es la estrategia más acertada.
Es lo que conocemos como dinamización de la fractura.
30.
31. Métodos de tratamiento de las fracturas
Las fracturas han de reducirse (restaurando su posición natural) y fijarse
(manteniendo esta posición en el tiempo). Las opciones que hay disponibles
para llevar a cabo la fijación de los fragmentos óseos u osteosíntesis.
Dispositivos utilizados en la fijación de fracturas
El sistema de fijación utilizado debería ser el adecuado al segmento
afectado, a las características de la fractura, al paciente y a su entorno.
Además de estabilizar la fractura, el dispositivo seleccionado habrá de ser
capaz de permitir una adecuada transmisión de cargas al foco de fractura
35. Métodos no quirúrgicos:
● Tracción cutánea: se trata de aplicar fuerza longitudinal sobre el
miembro afectado para mantener la alineación ósea. Hoy en día apenas
se utiliza y se reserva para mantener temporalmente la posición mientras
el paciente espera a la cirugía definitiva.
● Vendajes: en el caso de fracturas de huesos pequeños y en ciertas
localizaciones específicas, un vendaje puede ser suficiente para
inmovilizar adecuadamente la zona.
● Yesos, férulas o similares: se emplean para el tratamiento de fracturas
relativamente simples, en pacientes con buen pronóstico (por ejemplo,
niños) o en otros con bajas demandas funcionales (por ejemplo, fracturas
de muñeca en ancianos).
36. Métodos quirúrgicos:
● Tracción esquelética: sigue el mismo principio de la cutánea, pero se
usan tornillos o pines anclados al hueso para transmitir la fuerza. Sólo se
usa de modo intraoperatorio para mantener la alineación de los
fragmentos.
● Clavos intramedulares: barras metálicas que se introducen a lo largo del
hueso fracturado. Habitualmente se bloquean con la ayuda de tornillos o
pernos. Se usan en fracturas de huesos largos como fémur, tibia o
húmero.
37. ● Placas y tornillos de osteosíntesis: son placas que se atornillan al hueso
y suelen emplearse para el tratamiento de fracturas articulares, pues
permiten un buen control de fragmentos pequeños.
38. ● Fijadores externos: tutores que van por fuera de la piel y fijan el hueso
por medio de tornillos o agujas, de modo similar a un andamio. Por su
poca invasividad, se utilizan cuando hay infección o probabilidad de
infección (fracturas abiertas) o para la corrección de deformidades óseas.
39. Fisioterapia en el
tratamiento de las
fracturas y las luxaciones
Pautas básicas en el tratamiento de las
fracturas
Se define fractura como la
pérdida de continuidad del hueso
por la acción de un traumatismo
mecánico y el foco de fractura
como el conjunto de lesión ósea y
las partes blanda próximas
lesionadas en el traumatismo,
que también incluye la lesión del
periostio, vasos sanguíneos,
nervios, músculos, piel, etc.
40. En fisioterapia, el concepto de foco de fractura parece
más adecuado, ya que el fisioterapeuta no trata la lesión ósea
en sí, sino que deberá tratar todas las consecuencias de las
lesiones que le rodean para hacer que la recuperación de la
fractura propiamente dicha sea la óptima en el menor tiempo
posible.
Así pues, el fisioterapeuta, por ejemplo, será el
encargado de la afectación muscular y ligamentosas, de la
rigidez articular secundaria a la inmovilización, de recuperar
la estabilidad articular, etc.
41. Hay que prever las derivadas de la misma
inmovilización (rigidez articular, atrofia muscular,
consideración, dolor, edema).
Podemos hablar de unas pautas generales de
tratamiento de las fracturas, pero cada una presenta unas
características propias debido a la localización y la anatomía
local.
42. Se tratarán exclusivamente las pautas generales del
tratamiento.
Precauciones en: osteoporosis, personas de la tercera
edad, pacientes en reposo prolongado así como fracturas
abiertas
43. Objetivo principal
La fisioterapia actuará sobre la lesión de partes
blandas (como el edema, la pérdida de
movilidad, la impotencia funcional y los efectos
de la inmovilización)
y en la prevención
y/o resolución de las posibles complicaciones.
Tratamiento:
1. Favorecer la consolidación
2. Tratar la afectación de las
partes blandas
3. Disminuir los efectos de la
inmovilización
4. Evitar y prevenir las
complicaciones
44. Favorecer la
consolidación.
Los medios físicos que pueden
favorecer la consolidación de las
fracturas son:
● Compresión
● Inmovilización (posturas
adecuadas)
● Electroterapia
● Calor superficial (CHC)
45. Tratamiento de la
afectación de las partes
blandas
Después de una fractura encontraremos
hemorragia y edema.
El edema es una reacción
inflamatoria que implica un
aumento de la filtración de
exudado inflamatorio rico en
fibrina que, junto con la sangre
extravasada, contribuyen a
formar adherencias (si el líquido
no se absorbe normalmente, se
organiza la fibrina formando un
callo fibroso entre las diferentes
estructuras que limita el
movimiento).
46. Para evitarlo es preciso
favorecer que el riego sanguíneo
recoja estas sustancias.
Por tanto, el fisioterapeuta
deberá estimular al paciente a
mover la extremidad afectada,
pero únicamente las
articulaciones adyacentes al foco
de fractura (durante el período de
inmovilización), con elevación de
la extremidad y drenaje
circulatorio.
47. Encontraremos afectación
muscular, ya que la impotencia
funcional propia de la fractura,
junto con la inmovilización, darán
atrofia muscular de mayor o
menor grado.
En la inmovilización, hay que
aumentar los ejercicios
isométricos de la musculatura
afectada y hacer ejercicios activos
del resto de la extremidad y de las
otras partes del cuerpo.
48. La afectación muscular puede
verse también afectada por la
cicatriz fibrosa que hará disminuir
la capacidad contráctil del
músculo y, por tanto, favorecerá
la rigidez y la restricción del
movimiento.
49. Disminución de los
efectos de la
inmovilización
La inmovilización es necesaria para
la curación ósea, pero a la vez
provoca efectos negativos
sobre las partes blandas
Mientras la inmovilización
esté presente, se deberá
disminuir el impacto movilizando
las articulaciones adyacentes, con
la aplicación de
electroestimulación, ejercicios
isométricos de la musculatura
afectada, irradiados y facilitación
neuromuscular propioceptiva
(FNP).
50.
51. Después del período de inmovilización nos
encontraremos:
● Atrofia muscular,
● Rigidez articular,
● Pérdida de propioceptividad
(consideración),
● Edema y dolor en mayor o menor grado.