El documento discute la interacción entre factores genéticos y ambientales en el desarrollo del comportamiento humano. Explica que tanto los genes como el ambiente juegan un papel importante y deben considerarse conjuntamente. También analiza cómo estos factores interactúan en condiciones como el síndrome de Turner y el comportamiento antisocial.
2. Herencia y Ambiente
El tema herencia y ambiente ha causado polémica a través de la historia, pues se pensaba que
en el desarrollo humano había predominio de la herencia o sólo del ambiente. Sin embargo, en
la actualidad la mayoría de investigaciones que intentan comprender los procesos involucrados
en el desarrollo humano consideran que los aspectos genéticos y ambientales operan en
conjunción.
En disciplinas como la genética cuantitativa y molecular, se ha llegado a la conclusión que los
genes juegan un papel importante en la conducta humana, aportando también evidencias sobre
la importancia del ambiente en las diferencias individuales en los caracteres psicológicos.
Los aportes más importantes al estudio del ambiente en el campo de la genética del
comportamiento están relacionados en 3 aspectos: el impacto de las influencias ambientales
no compartidas, las correlaciones entre los genes y el ambiente, y las interacciones genotipo
ambiente. Este ultimo aspecto se refiere a la sensibilidad genética de los individuos a
determinadas condiciones ambientales, uno de los principales objetivos dentro de ese campo
investigativo es identificar factores de riesgo ambiental en individuos genéticamente sensibles.
3. Contribuciones de los genes y el
ambiente al fenotipo
Los rasgos poligenicos o multifactoriales, son de gran interés para la Psicología, pues se
considera son el resultado de la interacción y correlación entre varios pares de genes y
el ambiente.
La interacción entre determinados genes y ambientes confiere a los individuos
diferentes grados de susceptibilidad en la aparición de una característica determinada.
El rasgo aparece en individuos que han alcanzado un determinado umbral, así la
variabilidad en la expresión fenotípica podría estar relacionada con el mayor o menor
numero de genes predisponentes en cada individuo. La expresión diferencial de los
genes dependiendo del ambiente se denomina norma de reacción, y alude a genes que
pueden expresarse de una manera diferente en distintos individuos, dependiendo del
ambiente en que esos individuos se desarrollen. La norma de reacción es el conjunto de
vías que puede seguir el genotipo, en todos los ambientes favorables y desfavorables,
hasta dar lugar a los diversos fenotipos posibles (Puertas, 1992)
4. En pocas palabras, un gen no determina un fenotipo actuando aisladamente, sino en
relación con el ambiente y, en muchas ocasiones, con otros genes del mismo individuo a
lo largo de la embriogénesis.
Es importante mencionar que diversas investigaciones en el campo de la genética
cuantitativa han dado cuenta que los genes contribuyen a la variación poblacional de
caracteres psicológicos. Por ejemplo, estudios de adopción realizados en Finlandia
mostraron claramente la influencia genética en la esquizofrenia. Sin embargo, la
heredabilidad para el trastorno es del 50%-60%, esto quiere decir que otros factores
diferentes a los genes deben desempeñar un papel importante al momento de
determinar su inicio. Por ende, se puede afirmar que hay una influencia genética en las
enfermedades y en los caracteres psicológicos, pero los factores ambientales también
son importantes.
Rutter (2007) considera que los hallazgos en genética del comportamiento tienen
implicacias tanto para la investigación genética como para la psicosocial: “para la
genética, el mensaje es que parte del efecto genético se debe a su impacto indirecto
sobre variaciones en la exposición a riesgos ambientales. Para la investigación
psicosocial el mensaje es paralelo: algunos de los efectos que parecen ser enteramente
ambientales están, mediados parcialmente por genes”
5. Síndrome de Turner, genes y ambiente
Diversas investigaciones relacionan la variabilidad genotípica del síndrome de Turner
con la variabilidad observada en el fenotipo, dando cuenta que la intensidad y
frecuencia de las anomalías somáticas y de las características psicológicas están
determinados, en parte por el grado de delecion y la inactivación o silenciamiento de
los genes. Sin embargo, estos mismos estudios, reportan diferencias individuales en
mujeres con el mismo genotipo, aportando evidencias de la acción del ambiente en la
expresión genética.
Teniendo en cuenta la amplia variabilidad genotípica del síndrome, ciertos
descubrimientos científicos apoyan la hipótesis de que la variabilidad en el perfil
neuropsicológico podría deberse a la interacción genes-ambiente.
Cabe destacar, también, la importancia del ambiente familiar y social en el desarrollo
neuropsicológico de las mujeres con síndrome de Turner.
Las investigaciones realizadas refuerzan la hipótesis que considera al Síndrome de
Turner como un “modelo genético sensible” donde la expresión diferencial en las
características neuropsicológicas surge de la interacción, durante el desarrollo pre y
post- natal, de factores genéticos y ambientales.
6. Desarrollo del comportamiento antisocial:
factores psicobiologicos, ambientales e
interacciones
Investigaciones recientes han puesto de manifiesto alteraciones estructurales que se asocian
al comportamiento violento, como la corteza prefontal ventromedial, la corteza cingulada
anterior, la amígdala o la corteza prefontal dorsal lateral. Precisamente la lesión de algunas
de estas estructuras ya se había asociado anteriormente al comportamiento antisocial sobre
todo en relación con el empeoramiento de las conductas morales y sociales tras lesiones en la
corteza prefontal.
Por otro lado, las hormonas esteroides también se han involucrado en comportamientos
relacionados con la conducta antisocial, como la agresión. La castración, por ejemplo, reduce
enormemente las conductas agresivas en muchas especies.
FACTORES AMBIANTALES Y COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL
Windom fue la primera investigadora que aportó evidencias empíricas acerca de los efectos
de la adversidad ambiental sobre el desarrollo del comportamiento antisocial, rompiendo así
el paradigma que afirmaba que la violencia genera violencia. Hizo un estudio de un grupo de
jóvenes que habían sido víctimas de maltrato. Por ende, el hecho de haber sufrido maltrato
infantil incrementaba a un 30% las posibilidades que los niños o niñas victimas se convirtieran
en maltratadores en edad adulta. Pero este ambiente adverso. Por si mismo, era incapaz de
explicar por qué unos niños se convertían en adultos violentos y otro no.
7. Para concluir, se puede decir que tanto la neurología como la psiquiatría han realizado
grandes esfuerzos para encontrar genes directamente relacionados con diferentes
patologías. Sin embargo, de los trabajos e investigaciones realizadas se ha encontrado
una gran limitación: no tienen una cadena de inferencia causal robusta que sustente las
relaciones entre genes, ambiente y comportamiento antisocial.
Seria ideal poder realizar estas comprobaciones y experimentos en laboratorio. Sin
embargo, este tipo de trabajos no se puede llevar a la practica por 3 razones: por los
aspectos éticos que impiden exponer sujetos a situaciones que les conlleven a algún
riesgo, porque los modelos animales no pueden igualarse a los modelos humanos en
conductas tan complejas, y porque habitualmente el daño que pueden provocar
patógenos ambientales reales se acumula durante años y, en cambio, dentro del
laboratorio tienen una duración muy limitada.
Conclusiones
8. Referencias Bibliográficas
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