Dicen que una imagen dice más que mil palabras y es verdad. Aquí muestro como en ocasiones el auditor asume posturas de inquisidor, en detrimento de su trabajo, creando en ocasiones auditofobía.

1. El auditor interno es un
hombre que ha pasado la edad
mediana, calculador, arrugado,
inteligente, frio, indiferente,
poco comunicativo, con ojos de
bacalao, educado en su trato,
pero al mismo tiempo
inafectable, reposado y
horriblemente formado de
concreto con una mezcla de
yeso con petrificaciones
humanas y con un insensible
corazón de roca. No tiene
entrañas que lo muevan a la
compasión y carece del sentido
del humor, afortunadamente
nunca se reproduce y al final
de cuentas va a dar al infierno.Muchos de los
problemas del auditor
interno, son derivados de
las actitudes que asume.