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Rev Chil Pediatr. 2015;86(5):373---379
www.elsevier.es/rchp
ARTÍCULO DE REVISIÓN
Bruxismo de sue˜no en ni˜nos y adolescentes
Mónica Firmania,∗
, Milton Reyesb
, Nilda Becerraa
, Guillermo Floresa
,
Mariana Weitzmanc
y Paula Espinosaa
a
Facultad de Odontología, Universidad de Chile, Santiago de Chile, Chile
b
Consultorio La Florida, Santiago de Chile, Chile
c
Hospital Padre Alberto Hurtado, Santiago de Chile, Chile
Recibido el 1 de mayo de 2015; aceptado el 4 de mayo de 2015
Disponible en Internet el 10 de julio de 2015
PALABRAS CLAVE
Bruxismo;
Prevalencia;
Etiología;
Manejo terapéutico;
Ni˜nos
Resumen El bruxismo es una actividad muscular mandibular repetitiva, caracterizada por
apriete y rechinamiento dentario. Se considera un fenómeno regulado por el sistema nervioso
central, principalmente, e influido por factores periféricos. Tiene 2 manifestaciones circadianas
distintas: puede ocurrir durante el sue˜no ---indicado como bruxismo de sue˜no--- o durante la
vigilia ---indicado como bruxismo despierto---. El bruxismo es mucho más que solo el desgaste que
podemos observar en los dientes: de hecho, se asocia con dolor orofacial, cefaleas, trastornos
del sue˜no, trastornos respiratorios durante el sue˜no como el síndrome de apnea e hipoapnea del
sue˜no, trastornos del comportamiento o asociados al uso de fármacos. Además, se ve influido
por factores psicosociales y posturales, lo que indica que parafunciones oromandibulares, los
trastornos temporomandibulares, la maloclusión, los altos niveles de ansiedad y de estrés,
entre otros, podrían influir en la ocurrencia de bruxismo. Su etiología es considerada hoy como
multifactorial. Su detección temprana, diagnóstico, tratamiento y la prevención de sus posibles
consecuencias en los pacientes es responsabilidad del pediatra y del odontólogo. El objetivo de
esta revisión es actualizar los conceptos sobre esta patología y alertar a los profesionales de la
salud sobre su detección precoz y su manejo oportuno.
© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un
artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/
by-nc-nd/4.0/).
KEYWORDS
Bruxism;
Prevalence;
Etiology;
Sleep bruxism in children and adolescents
Abstract Bruxism is a rhythmic masticatory muscle activity, characterized by teeth grinding
and clenching. This is a phenomenon mainly regulated by the central nervous system and
∗ Autora para correspondencia.
Correo electrónico: mfirmani@odontologia.uchile.cl (M. Firmani).
http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.05.001
0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC
BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
374 M. Firmani et al.
Therapeutic
management;
Children
peripherally influenced. It has two circadian manifestations, during sleep (sleep bruxism) and
awake states (awake bruxism). Bruxism is much more than just tooth wearing. It is currently lin-
ked to orofacial pain; headaches; sleep disorders; sleep breathing disorders, such as apnea and
hypopnea sleep syndrome; behavior disorders, or those associated with the use of medications.
It is also influenced by psycho-social and behavior factors, which means that oromandibular
parafunctional activities, temporomandibular disorders, malocclusion, high levels of anxiety
and stress, among others, may precipitate the occurrence of bruxism. Nowadays, its etiology
is multifactorial. The dentist and the pediatrician are responsible for its early detection, dia-
gnosis, management, and prevention of its possible consequences on the patients. The aim of
this review is to update the concepts of this disease and to make health professionals aware of
its early detection and its timely management.
© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access
article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
Introducción
El bruxismo se define como una actividad motora oral consis-
tente en el apriete o rechinamiento involuntario, rítmico o
espasmódico no funcional de los dientes1
. Se recomienda
hacer la distinción entre bruxismo despierto o en alerta
y bruxismo de sue˜no o dormido (BS), puesto que estas
2 manifestaciones circadianas de bruxismo corresponden
a eventos fisiopatológicos diferentes2
. Desde el punto de
vista etiopatogénico, el bruxismo se puede clasificar como
primario/idiopático cuando no hay comorbilidades médicas
asociadas, y de tipo secundario/iatrogénico cuando se rela-
ciona con enfermedades médicas o provocado por la ingesta
de determinados medicamentos3---5
.
El BS es de especial preocupación para los padres, porque
muchas veces el ruido producido durante el rechinamiento
dentario es bastante intenso y sucede en repetidas ocasio-
nes por largo tiempo. Esto no solo desgasta los dientes,
sino que se asocia a síntomas como cefaleas, dolor muscular
mandibular, molestias durante la masticación y sensación
de limitación de la apertura mandibular. Por lo tanto, el
BS es una entidad nosológica que debiera ser conocida por
la comunidad médica, para poder identificarlo y remitir al
paciente al odontólogo especialista en caso que lo requiera.
El rol del odontólogo es diagnosticar, educar a los padres,
prevenir sus posibles consecuencias en la salud bucal e iden-
tificar las comorbilidades asociadas.
Recientemente, las investigaciones en fisiología del
sue˜no han llamado la atención de los dentistas puesto que
los desórdenes de sue˜no, tales como las alteraciones de la
respiración durante el mismo, han demostrado tener una
compleja interrelación con las cefaleas, síndrome de apnea
e hipoapnea de sue˜no (SAHOS) y BS.
Para esta revisión bibliográfica, se seleccionaron y ana-
lizaron artículos en Pubmed utilizando las palabras clave,
considerando como primera referencia el artículo de Lavigne
et al. (1996) donde se establecen los criterios de diagnós-
tico de BS, hasta los artículos publicados en marzo de 2015.
El objetivo del trabajo es informar a la comunidad médica
y odontológica sobre la prevalencia, etiología, comorbilida-
des asociadas y las opciones terapéuticas para el BS en ni˜nos
y adolescentes entre 3 y 17 a˜nos.
Prevalencia de bruxismo de sue˜no
La Clasificación Internacional de Trastornos del Sue˜no (ICSD-
2) estableció que el BS pertenece al grupo de los trastornos
del movimiento oromandibular6
, y lo define como un
movimiento mandibular estereotipado, relacionado a una
actividad muscular que ocurre durante el sue˜no, denomi-
nada actividad muscular masticatoria rítmica (RMMA) de los
músculos mandibulares, con contacto dentario, mediante
sus variantes de rechinamiento (grinding), repiqueteo (tap-
ping) o apriete (clenching)3
. Se considera un fenómeno
regulado principalmente por el sistema nervioso central,
puesto que sucede posterior a una secuencia de eventos
fisiológicos autonómicos que podría tener un rol putativo
en el mantenimiento y lubricación de la vía aérea superior
durante el sue˜no7,8
.
Manfredini et al. (2013) realizan una revisión sistemática
de la literatura mundial, donde reportan una variabili-
dad en la prevalencia de BS de un 3,5-40,6% en ni˜nos9
.
Estas variaciones se atribuyen a las diferentes metodolo-
gías de investigación y a los distintos criterios utilizados
para diagnosticar BS durante los últimos 50 a˜nos10
. Actual-
mente existen 3 niveles de diagnóstico de BS. En primer
lugar se habla de BS posible, cuando existe un reporte
de familiares o autorreporte de ruido o rechinamiento de
los dientes durante el sue˜no. En segundo lugar, se habla
de BS probable cuando existe autorreporte de rechina-
miento y características clínicas compatibles con bruxismo,
como facetas de desgaste dentario aumentado y coincidente
entre dientes antagonistas al momento del examen (fig. 1
a,b), dolor o fatiga muscular masticatoria e hipertrofia del
masetero. Para el diagnóstico definitivo de BS es necesa-
rio el reporte de rechinamiento dentario, estado clínico
compatible y confirmación por medio de una polisomnogra-
fía en la cual se mide la actividad electromiográfica de los
músculos masticatorios, asociada a rechinamiento confir-
mado mediante registros de audio y video, durante el
sue˜no11
. En ni˜nos, el método clínico más confiable para diag-
nosticar bruxismo sigue siendo el basado en el reporte de
rechinamiento de estos por parte de sus padres o cuida-
dores; sin embargo, existe la limitación de que la mayoría
de los ni˜nos duermen lejos de los padres, por lo tanto
Bruxismo de sue˜no en ni˜nos y adolescentes 375
Figura 1 Paciente de 9 a˜nos, con dentición mixta primera fase final, donde ya se observa desgastes dentarios aumentados en el
primer molar permanente (1a) y la pérdida de las cúspides de los caninos en desgastes coincidentes (1b).
los padres no son siempre conscientes del bruxismo de sus
hijos12
.
Cheifetz et al. (2005), mediante encuestas a los tutores,
reportan una prevalencia de un 38% de BS en ni˜nos13
. Carra
et al. (2011), tras observar una muestra de 604 ni˜nos, entre
7 y 17 a˜nos, que buscaban tratamiento ortodóncico, regis-
tran una prevalencia del 15% de BS en ni˜nos menores de
12 a˜nos y del 12,4% de bruxismo despierto en ni˜nos mayo-
res de 13 a˜nos14
. Vieira-Andrade et al. (2014), estudian una
muestra de ni˜nos de entre 3 y 5 a˜nos, de ellos el 14% pre-
senta BS15
. Cabe destacar que se observa una disminución
de la prevalencia del BS a lo largo de la vida16
. Durante la
infancia, este tiene una prevalencia del 14-20% mientras que
en la adultez baja al 8% y continúa disminuyendo a medida
que las personas avanzan en edad, hasta un 3% medido en
adultos mayores con criterios polisomnográficos como gold
estándar1,9,17
. La prevalencia de bruxismo disminuye con la
edad en todas las investigaciones9
. Sin embargo, esta dis-
minución se puede deber a las limitaciones metodológicas
en los estudios en pacientes de edad avanzada, debido a la
pérdida de piezas dentarias3
. En pacientes pediátricos no se
han encontrado diferencias estadísticamente significativas
entre ni˜nos y ni˜nas18
.
Bruxismo y su relación con trastornos
respiratorios durante el sue˜no
Respecto a la asociación entre BS y SAHOS, Gregório et al.
(2008), en un estudio polisomnográfico realizado en 38
ni˜nos con diagnóstico de SAHOS observaron la presencia de
BS en el 34,3% de los casos19
. Ferreira et al. (2014) también
encuentran una asociación positiva: entre los ni˜nos con BS
el 11,03% también presentaba SAHOS20
. Grechi et al. (2008)
relacionaron factores anatómicos y BS, apreciando que
existía una alta asociación entre este y rinitis alérgica. Esta
última es considerada uno de los factores que determinan
una obstrucción nasal junto con otras alteraciones de la vía
aérea superior como adenoides hipertróficas e hipertrofia
tonsilar2
. Las alteraciones de la vía aérea superior son
consideradas como la principal causa del SAHOS en ni˜nos21
.
Las manifestaciones comunes de BS y trastornos respirato-
rios de sue˜no son ronquidos, respiración bucal, dificultad
para respirar, niveles aumentados de dióxido de carbono
exhalado, inquietud durante el sue˜no que podría manifestar
somnolencia excesiva diurna, hiperactividad, problemas
cognitivos o de comportamiento como agresividad, cefaleas
matutinas, falta de concentración y/o atención en horario
escolar, enuresis, excesiva sudoración al dormir, desórdenes
metabólicos u hormonales, trastornos en el crecimiento y
del desarrollo corporal22
.
Bruxismo y calidad de sue˜no
Herrera et al. (2006) estudiaron una muestra de ni˜nos entre
5 a 18 a˜nos con BS, mediante polisomnografía, donde se
observó una alta incidencia de microdespertares y BS. Estos
episodios ocurrían principalmente en la etapa 2 de sue˜no
NoREM y REM. Los autores postulan que el BS afectaría la
calidad y la propiedad recuperativa del sue˜no, generando
problemas de tipo conductual y atencional, influyendo nega-
tivamente en el desempe˜no escolar en adolescentes23
. Por
otro lado, Serra-Negra et al. (2014) postulan que existe una
asociación entre cantidad de horas de sue˜no y BS, se˜nalando
que ni˜nos que duermen menos de 8 h por noche están más
predispuestos a tener bruxismo; otros factores asociados
son la presencia de ruido ambiental y el dormir con la luz
prendida24
. Prihodova et al. (2009) observaron que la cata-
trenia, cuyos gemidos prolongados durante la respiración
provocan microdespertares, afectan la calidad del sue˜no,
se asocia también con SAHOS; puesto que indirectamente
observó en las polisomnografías que estos eventos estaban
acompa˜nados de episodios de BS y microdespertares en el
50% de los ni˜nos25
. Miller et al. (2003) observaron que la
frecuencia de las migra˜nas en ni˜nos estaba asociada posi-
tivamente a trastornos de sue˜no y bruxismo26
; estos datos
concuerdan con los de Masuko et al. (2014), quienes postulan
que tanto el BS como la migra˜na comparten una desregula-
ción autónomo/dopaminérgica en su etiología27
.
376 M. Firmani et al.
Bruxismo y su relación con trastornos
genéticos
Miamoto et al. (2011) comparan relato de bruxismo por
parte de los padres y presencia de facetas de desgaste
dentarias, en ni˜nos con síndrome de Down, en ni˜nos con
parálisis cerebral y ni˜nos sin incapacidades mentales pero
con malaoclusión que buscaban tratamiento de ortodoncia;
en la muestra total de 180 ni˜nos estudiados encontraron una
prevalencia del 23% en ni˜nos con síndrome de Down, del
25% en aquellos con parálisis cerebral y del 23% en aquellos
con malaoclusión28
. El Khatib et al. (2014) comparan una
muestra de 100 ni˜nos entre 3 y 12 a˜nos, diagnosticados con
trastorno del espectro autista con un grupo control y obser-
van mayor incidencia de desgastes dentarios por bruxismo
en ni˜nos con el mencionado trastorno (38%) comparados con
el grupo control (8%)29
.
Bruxismo y su relación con trastornos
psicosociales
Factores psicosociales, como el nivel de estrés y tipos de
personalidad, han sido incluidos en la etiología del bruxismo,
indicándose como factor de riesgo para el desarrollo de BS
en ni˜nos8,30
. Vanderas et al. (1999) encontraron una alta aso-
ciación entre catecolaminas presentes en la orina de ni˜nos
de entre 6 y 8 a˜nos y BS31
. Restrepo et al. (2008) utiliza-
ron la Escala de Conners para Padres y el Cuestionario de
Personalidad para Ni˜nos, en 52 ni˜nos de 8 a 11 a˜nos: los
ni˜nos con BS presentaban altos niveles de ansiedad, rasgos
de personalidad con tendencia al neuroticismo y desórde-
nes temporomandibulares32
; similares resultados describen
de Oliveira et al. (2014), donde se se˜nala que los ni˜nos con
BS tienen un puntaje mayor en la escala en el Cuestionario
de Ansiedad Estado-Rasgo en Ni˜nos (STAIC)33
. Gomes et al.
(2014) observaron a un grupo de ni˜nos entre 5 y 13 a˜nos con
trastorno hiperkinético y a un grupo control, hallando mayor
frecuencia de parasomnias como somniloquía, enuresis, BS,
pesadillas, miedo a la oscuridad, retrasando la concilia-
ción de sue˜no. Esto mismos resultados han sido descritos
en ni˜nos que presentan trastorno por déficit atencional con
hiperactividad34
.
Bruxismo, postura corporal y malos hábitos
orales
Motta et al. (2011) evaluaron mediante fotogrametría digi-
tal la postura craneocervical en ni˜nos con BS, encontrando
una asociación con anteposición de cabeza en ni˜nos de 3
a 6 a˜nos con dentición temporal. Los autores establecie-
ron que existe una hipertonía de los músculos cervicales,
produciendo una alteración en los componentes de fuerza
muscular en el macizo craneofacial. Sin embargo, no se
puede determinar si esta alteración postural es causa o con-
secuencia del bruxismo35
. Esto se relaciona con otro estudio
anterior, que evaluó la postura craneocervical medida con
cefalometría en 53 ni˜nos de 3 a 6 a˜nos, indicando que esta
alteración en la postura corporal (cifosis cervical) sería un
factor periférico que podría contribuir al desarrollo de BS36
.
Con relación a las parafunciones orales, Simões-Zenari y
Bitar (2010) buscaron la incidencia de BS y malos hábitos
en 141 ni˜nos de 4 a 6 a˜nos de edad, cuyos padres relataron
rechinamiento dentario. Las más frecuentes fueron sialorrea
durante el sue˜no, uso de chupete, onicofagia y queilofagia
que alteran el tono de la musculatura perioral. Esto se rela-
ciona con un estudio anterior en el que revelaron resultados
similares en un seguimiento de 20 a˜nos en ni˜nos con diagnós-
tico de bruxismo, en donde las parafunciones y malos hábitos
se consideraron predictores de bruxismo de sue˜no37
.
Manejo versus tratamiento de bruxismo
de sue˜no
Antes de planificar una aproximación terapéutica, se debe
establecer en primer lugar el diagnóstico; si se tratara de un
BS primario es más adecuado hablar del manejo del mismo, y
en caso de BS secundario podríamos hablar de tratamiento
puesto que, de solucionar la causa, este fenómeno podría
resolverse. En cuanto al manejo de BS primario en ni˜nos,
existe controversia entre los clínicos en cuanto a la con-
ducta terapéutica a seguir. Se considera que debe haber
un desgaste o atrición fisiológica normal de las piezas tem-
porales entre los 3 y 5 a˜nos, para permitir el crecimiento
y desarrollo de los maxilares. Considerando además que la
prevalencia de bruxismo disminuye con la edad en todas las
investigaciones alrededor de los 9 a 10 a˜nos, confirmaría
la creencia de que la mayoría de los ni˜nos que bruxan no
continuarían bruxando durante la adolescencia y la adultez;
esto faculta a los clínicos a adoptar una conducta obser-
vacional, no intervencionista en los ni˜nos9
. Sin embargo,
actualmente se ha visto a ni˜nos con signos y síntomas de
trastornos temporomandibulares como dolor y limitación de
apertura mandibulares. En estos casos, el bruxismo debería
ser manejado para aliviar estos síntomas18
. Por otra parte, la
persistencia de bruxismo y el desgaste que se puede observar
en las piezas dentarias definitivas ya no es considerada nor-
mal, aunque también hay que tener en consideración que
este desgaste dentario podría producirse por efecto de la
corrosión dental debido a una alta ingesta de alimentos o
bebidas ácidas.
La etiología del BS es considerada multifactorial, puesto
que convergen factores neurológicos, psicológicos, y ana-
tómicos en su desarrollo. Esto es importante ya que la
presencia de bruxismo y ronquidos, asociados a trastornos
de sue˜no y conductuales, entre otros mencionados, puede
alertar a los padres a consultar al médico por probables alte-
raciones obstructivas a nivel de la vía aérea superior2,38
. El
tratamiento también debería considerar todos estos factores
en un paciente dado, puesto que si no los toma en cuenta,
podría ser inefectivo e incluso iatrogénico2
.
Un diagnóstico oportuno podría evitar da˜nos a nivel oclu-
sal, como desgastes, fracturas y/o movilidad dentarias, así
como también cefaleas y dolor a nivel de la articulación tem-
poromandibular y musculatura masticatoria. Por otra parte,
un bruxismo severo por un periodo de tiempo prolongado
puede llevar a una hipertrofia de los músculos masetero y
temporales2,26,28
.
En caso de necesitar una intervención, se han propuesto
distintas modalidades terapéuticas para el BS en ni˜nos, entre
las cuales podemos mencionar las odontológicas, como el
Bruxismo de sue˜no en ni˜nos y adolescentes 377
uso de dispositivos oclusales durante el sue˜no para pro-
teger los dientes y el sistema masticatorio, y las terapias
ortopédicas de los maxilares y ortodoncia, puesto que al
expandir el paladar en caso de que se requiera, se ha obser-
vado una disminución de la frecuencia de BS en ni˜nos,
medido con polisomnografía39
y una mejoría de trastor-
nos del sue˜no como ronquidos y movimientos involuntarios
mediante encuestas40
. Existen otras terapias como las psi-
cológicas, para lograr cambios de hábitos y reducir el estrés
conducente con un estilo de vida más saludable, las far-
macológicas para mejorar los niveles de estrés y ansiedad,
aumentando la calidad y cantidad de sue˜no, las quirúrgicas
para corregir obstrucciones respiratorias, y fisioterapia para
lograr mejoras posturales18,28
.
La indicación más común para el manejo del bruxismo
en adultos es el uso de dispositivos oclusales rígidos, debido
a su bajo costo, facilidad de uso y al ser un tratamiento
reversible, no modifica sustancialmente la relación oclusal
del paciente. El objetivo de este es reducir la hiperactividad
muscular, aumentar reversiblemente la dimensión vertical
oclusal, disminuir la presión intraarticular y proteger los
dientes del desgaste producto de la atrición. Es útil tam-
bién por razones diagnósticas y muchos autores discuten
el efecto placebo que puede brindar. Pero en el caso de
la dentición temporal y mixta, no hay suficiente evidencia
que fundamente el uso de estos dispositivos oclusales rígidos
durante la dentición temporal, puesto que comprometería
el crecimiento del hueso alveolar de los maxilares18
.
Hachmann et al. (1999) llevaron a cabo un estudio
en pacientes con dentición temporal completa (entre 3 y
5 a˜nos); les realizaron planos oclusales blandos controla-
dos cada 2 meses por un periodo de 8 meses. Observaron
que eran de utilidad para evitar el desgaste excesivo de
las piezas dentarias, concluyendo que el uso de dispositivos
oclusales podría darse por periodos de tiempo controlados,
para no interferir con el proceso de crecimiento y desarro-
llo de los maxilares41
. Más recientemente, Restrepo et al.
(2011) realizaron un estudio para evaluar la efectividad del
uso de férulas oclusales rígidas para reducir signos y sínto-
mas de trastornos temporomandibulares y desgaste dentario
en ni˜nos de 3 a 6 a˜nos con altos niveles de ansiedad, con
un seguimiento de 2 a˜nos. Concluyeron que estos planos no
eran eficientes para reducir los signos de bruxismo en con-
junto, pero que se lograba una normalización en el patrón
de apertura mandibular en aquellos pacientes que tenían
el patrón alterado12
. El tratamiento ortopédico-ortodóncico
está indicado en caso de presentarse junto con anomalías
dentomaxilares como compresión maxilar, puesto que la
expansión del complejo nasomaxilar ha demostrado ser exi-
toso en tratar los desórdenes respiratorios durante el sue˜no,
teniendo un efecto positivo en el bruxismo entre otros
factores42
. Las alternativas quirúrgicas en estos casos tam-
bién han demostrado ser efectivas, Eftekharian et al. (2008)
postulan que la adenotonsilectomía en ni˜nos con obstruc-
ción respiratoria por hiperplasia amigdalina tiene un efecto
significativo, disminuyendo el bruxismo en esos pacientes38
.
En casos en los que el bruxismo se relacione con
trastornos de ansiedad, que pueden aparecer cuando los
ni˜nos comienzan a sociabilizar entre los 3 y 6 a˜nos, o
por trastornos adaptativos, estarían indicadas las terapias
psicológicas. Restrepo et al. (2001) evaluaron la efectivi-
dad de 2 terapias psicológicas en 33 ni˜nos de 3 a 6 a˜nos
aplicadas durante 6 meses. Una de ellas fue la técnica de
«reacción por competencia»’ que consiste en identificar y
cambiar las actitudes de padres y profesores que producían
reacciones de ansiedad en los ni˜nos, y la otra técnica fue la
de «relajación muscular dirigida» en donde se ense˜na a los
ni˜nos y padres a identificar estados de relajación y tensión.
Ambas técnicas fueron exitosas en reducir los signos de
bruxismo y los niveles de ansiedad43
. En otro estudio, el
mismo autor encontró una fuerte correlación entre el rasgo
de personalidad tensa y ansiedad con BS32
. Por su parte,
Serra-Negra et al. estudiaron la asociación que pudieran
tener el estrés, el género y la vulnerabilidad social en ni˜nos
con bruxismo, y no observaron una asociación directa, pero
sí que ciertos rasgos de personalidad específicos, como el
tener un alto sentido de la responsabilidad y la neurosis,
eran factores determinantes en el desarrollo de BS en ni˜nos.
Esto indicaría que los tratamientos psicológicos durante la
infancia le permitirían al ni˜no y al futuro adulto enfrentar
los conflictos y tensiones emocionales de mejor manera,
teniendo un efecto positivo en el control del bruxismo44
.
Otra de las terapias propuestas para disminuir el bru-
xismo en ni˜nos son las fisioterapéuticas, entre las cuales
se ha propuesto la técnica de «autoconciencia a través del
movimiento» (awareness through movement), para mejorar
la postura craneocervical, que posibilita la comprensión de
estrategias para mejorar la organización y coordinación
de los movimientos corporales. Quintero et al. estudiaron
una muestra de 24 ni˜nos con bruxismo, de entre 3 y 6 a˜nos,
a los cuales se realizó 10 sesiones una vez a la semana de
esta técnica, reportando una mejoría de BS por los padres
en el 77% del grupo experimental. Sin embargo, es insufi-
ciente para evaluar el impacto real de la técnica sobre el
bruxismo45
.
Para el tratamiento del bruxismo han sido propuestos
algunos fármacos, tales como el propranolol, la bromocrip-
tina y la amitriptilina, pero no han demostrado ser efectivos.
Algunos reportes con fármacos antidepresivos como el cita-
lopram, la paroxetina, la fluoxetina, la venlafaxina indican
que inducen bruxismo secundario mientras que el clona-
zepam lo disminuye por su efecto relajante muscular. Se
han observado buenos resultados con buspirona, pero son
estudios de corto plazo5
. Las inyecciones de toxina botu-
línica pueden ser efectivas, pero es un tratamiento muy
invasivo en ni˜nos. Existen reportes recientes con el uso
de hidroxicina indicada en ni˜nos por periodos de 2 meses,
que indican que mejora el bruxismo, sin reporte de efectos
adversos observados4
. Sin embargo, es necesario desarrollar
más estudios a largo plazo para avalar su indicación.
Hoy la práctica de la medicina se orienta cada vez más a
los tratamientos complementarios, tendiendo a una mirada
de tipo integral sobre la salud y bienestar del ser humano.
En este sentido, hay que tomar en cuenta el tipo de ali-
mentación, los hábitos de higiene de sue˜no, el ejercicio y
las técnicas de control del estrés. Los medicamentos biorre-
guladores son de gran ayuda para que el propio organismo
restablezca su equilibro homeodinámico, además no se han
reportado efectos adversos con este tipo de tratamientos46
.
Sin embargo, aún es necesaria más investigación de calidad
para determinar la efectividad de las terapias complemen-
tarias en medicina en general y su potencial rol en ni˜nos,
para permitir a los clínicos informar a los pacientes y sus
familiares sobre sus beneficios.
378 M. Firmani et al.
Conclusión
La mayoría de los diagnósticos de BS en pediatría
probablemente requeriría una conducta observacional-no
intervencionista en cuanto a su manejo, mediante un segui-
miento dirigido junto con el control dental periódico de boca
sana. Sin embargo, si además de bruxismo de sue˜no el ni˜no
o adolescente manifiesta otras comorbilidades como cefa-
leas, trastornos de sue˜no, trastornos respiratorios durante
el sue˜no, mala higiene de sue˜no, trastornos del compor-
tamiento o rechinamiento dentario asociado al uso de
fármacos, es recomendable la intervención de un equipo
multidisciplinario para su manejo terapéutico.
Conflicto de intereses
Este trabajo cumple con los requisitos sobre consenti-
miento/asentimiento informado, comité de ética, financia-
ción, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de
intereses según corresponda.
Referencias
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2015 bruxismo

  • 1. Rev Chil Pediatr. 2015;86(5):373---379 www.elsevier.es/rchp ARTÍCULO DE REVISIÓN Bruxismo de sue˜no en ni˜nos y adolescentes Mónica Firmania,∗ , Milton Reyesb , Nilda Becerraa , Guillermo Floresa , Mariana Weitzmanc y Paula Espinosaa a Facultad de Odontología, Universidad de Chile, Santiago de Chile, Chile b Consultorio La Florida, Santiago de Chile, Chile c Hospital Padre Alberto Hurtado, Santiago de Chile, Chile Recibido el 1 de mayo de 2015; aceptado el 4 de mayo de 2015 Disponible en Internet el 10 de julio de 2015 PALABRAS CLAVE Bruxismo; Prevalencia; Etiología; Manejo terapéutico; Ni˜nos Resumen El bruxismo es una actividad muscular mandibular repetitiva, caracterizada por apriete y rechinamiento dentario. Se considera un fenómeno regulado por el sistema nervioso central, principalmente, e influido por factores periféricos. Tiene 2 manifestaciones circadianas distintas: puede ocurrir durante el sue˜no ---indicado como bruxismo de sue˜no--- o durante la vigilia ---indicado como bruxismo despierto---. El bruxismo es mucho más que solo el desgaste que podemos observar en los dientes: de hecho, se asocia con dolor orofacial, cefaleas, trastornos del sue˜no, trastornos respiratorios durante el sue˜no como el síndrome de apnea e hipoapnea del sue˜no, trastornos del comportamiento o asociados al uso de fármacos. Además, se ve influido por factores psicosociales y posturales, lo que indica que parafunciones oromandibulares, los trastornos temporomandibulares, la maloclusión, los altos niveles de ansiedad y de estrés, entre otros, podrían influir en la ocurrencia de bruxismo. Su etiología es considerada hoy como multifactorial. Su detección temprana, diagnóstico, tratamiento y la prevención de sus posibles consecuencias en los pacientes es responsabilidad del pediatra y del odontólogo. El objetivo de esta revisión es actualizar los conceptos sobre esta patología y alertar a los profesionales de la salud sobre su detección precoz y su manejo oportuno. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/ by-nc-nd/4.0/). KEYWORDS Bruxism; Prevalence; Etiology; Sleep bruxism in children and adolescents Abstract Bruxism is a rhythmic masticatory muscle activity, characterized by teeth grinding and clenching. This is a phenomenon mainly regulated by the central nervous system and ∗ Autora para correspondencia. Correo electrónico: mfirmani@odontologia.uchile.cl (M. Firmani). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.05.001 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
  • 2. 374 M. Firmani et al. Therapeutic management; Children peripherally influenced. It has two circadian manifestations, during sleep (sleep bruxism) and awake states (awake bruxism). Bruxism is much more than just tooth wearing. It is currently lin- ked to orofacial pain; headaches; sleep disorders; sleep breathing disorders, such as apnea and hypopnea sleep syndrome; behavior disorders, or those associated with the use of medications. It is also influenced by psycho-social and behavior factors, which means that oromandibular parafunctional activities, temporomandibular disorders, malocclusion, high levels of anxiety and stress, among others, may precipitate the occurrence of bruxism. Nowadays, its etiology is multifactorial. The dentist and the pediatrician are responsible for its early detection, dia- gnosis, management, and prevention of its possible consequences on the patients. The aim of this review is to update the concepts of this disease and to make health professionals aware of its early detection and its timely management. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción El bruxismo se define como una actividad motora oral consis- tente en el apriete o rechinamiento involuntario, rítmico o espasmódico no funcional de los dientes1 . Se recomienda hacer la distinción entre bruxismo despierto o en alerta y bruxismo de sue˜no o dormido (BS), puesto que estas 2 manifestaciones circadianas de bruxismo corresponden a eventos fisiopatológicos diferentes2 . Desde el punto de vista etiopatogénico, el bruxismo se puede clasificar como primario/idiopático cuando no hay comorbilidades médicas asociadas, y de tipo secundario/iatrogénico cuando se rela- ciona con enfermedades médicas o provocado por la ingesta de determinados medicamentos3---5 . El BS es de especial preocupación para los padres, porque muchas veces el ruido producido durante el rechinamiento dentario es bastante intenso y sucede en repetidas ocasio- nes por largo tiempo. Esto no solo desgasta los dientes, sino que se asocia a síntomas como cefaleas, dolor muscular mandibular, molestias durante la masticación y sensación de limitación de la apertura mandibular. Por lo tanto, el BS es una entidad nosológica que debiera ser conocida por la comunidad médica, para poder identificarlo y remitir al paciente al odontólogo especialista en caso que lo requiera. El rol del odontólogo es diagnosticar, educar a los padres, prevenir sus posibles consecuencias en la salud bucal e iden- tificar las comorbilidades asociadas. Recientemente, las investigaciones en fisiología del sue˜no han llamado la atención de los dentistas puesto que los desórdenes de sue˜no, tales como las alteraciones de la respiración durante el mismo, han demostrado tener una compleja interrelación con las cefaleas, síndrome de apnea e hipoapnea de sue˜no (SAHOS) y BS. Para esta revisión bibliográfica, se seleccionaron y ana- lizaron artículos en Pubmed utilizando las palabras clave, considerando como primera referencia el artículo de Lavigne et al. (1996) donde se establecen los criterios de diagnós- tico de BS, hasta los artículos publicados en marzo de 2015. El objetivo del trabajo es informar a la comunidad médica y odontológica sobre la prevalencia, etiología, comorbilida- des asociadas y las opciones terapéuticas para el BS en ni˜nos y adolescentes entre 3 y 17 a˜nos. Prevalencia de bruxismo de sue˜no La Clasificación Internacional de Trastornos del Sue˜no (ICSD- 2) estableció que el BS pertenece al grupo de los trastornos del movimiento oromandibular6 , y lo define como un movimiento mandibular estereotipado, relacionado a una actividad muscular que ocurre durante el sue˜no, denomi- nada actividad muscular masticatoria rítmica (RMMA) de los músculos mandibulares, con contacto dentario, mediante sus variantes de rechinamiento (grinding), repiqueteo (tap- ping) o apriete (clenching)3 . Se considera un fenómeno regulado principalmente por el sistema nervioso central, puesto que sucede posterior a una secuencia de eventos fisiológicos autonómicos que podría tener un rol putativo en el mantenimiento y lubricación de la vía aérea superior durante el sue˜no7,8 . Manfredini et al. (2013) realizan una revisión sistemática de la literatura mundial, donde reportan una variabili- dad en la prevalencia de BS de un 3,5-40,6% en ni˜nos9 . Estas variaciones se atribuyen a las diferentes metodolo- gías de investigación y a los distintos criterios utilizados para diagnosticar BS durante los últimos 50 a˜nos10 . Actual- mente existen 3 niveles de diagnóstico de BS. En primer lugar se habla de BS posible, cuando existe un reporte de familiares o autorreporte de ruido o rechinamiento de los dientes durante el sue˜no. En segundo lugar, se habla de BS probable cuando existe autorreporte de rechina- miento y características clínicas compatibles con bruxismo, como facetas de desgaste dentario aumentado y coincidente entre dientes antagonistas al momento del examen (fig. 1 a,b), dolor o fatiga muscular masticatoria e hipertrofia del masetero. Para el diagnóstico definitivo de BS es necesa- rio el reporte de rechinamiento dentario, estado clínico compatible y confirmación por medio de una polisomnogra- fía en la cual se mide la actividad electromiográfica de los músculos masticatorios, asociada a rechinamiento confir- mado mediante registros de audio y video, durante el sue˜no11 . En ni˜nos, el método clínico más confiable para diag- nosticar bruxismo sigue siendo el basado en el reporte de rechinamiento de estos por parte de sus padres o cuida- dores; sin embargo, existe la limitación de que la mayoría de los ni˜nos duermen lejos de los padres, por lo tanto
  • 3. Bruxismo de sue˜no en ni˜nos y adolescentes 375 Figura 1 Paciente de 9 a˜nos, con dentición mixta primera fase final, donde ya se observa desgastes dentarios aumentados en el primer molar permanente (1a) y la pérdida de las cúspides de los caninos en desgastes coincidentes (1b). los padres no son siempre conscientes del bruxismo de sus hijos12 . Cheifetz et al. (2005), mediante encuestas a los tutores, reportan una prevalencia de un 38% de BS en ni˜nos13 . Carra et al. (2011), tras observar una muestra de 604 ni˜nos, entre 7 y 17 a˜nos, que buscaban tratamiento ortodóncico, regis- tran una prevalencia del 15% de BS en ni˜nos menores de 12 a˜nos y del 12,4% de bruxismo despierto en ni˜nos mayo- res de 13 a˜nos14 . Vieira-Andrade et al. (2014), estudian una muestra de ni˜nos de entre 3 y 5 a˜nos, de ellos el 14% pre- senta BS15 . Cabe destacar que se observa una disminución de la prevalencia del BS a lo largo de la vida16 . Durante la infancia, este tiene una prevalencia del 14-20% mientras que en la adultez baja al 8% y continúa disminuyendo a medida que las personas avanzan en edad, hasta un 3% medido en adultos mayores con criterios polisomnográficos como gold estándar1,9,17 . La prevalencia de bruxismo disminuye con la edad en todas las investigaciones9 . Sin embargo, esta dis- minución se puede deber a las limitaciones metodológicas en los estudios en pacientes de edad avanzada, debido a la pérdida de piezas dentarias3 . En pacientes pediátricos no se han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre ni˜nos y ni˜nas18 . Bruxismo y su relación con trastornos respiratorios durante el sue˜no Respecto a la asociación entre BS y SAHOS, Gregório et al. (2008), en un estudio polisomnográfico realizado en 38 ni˜nos con diagnóstico de SAHOS observaron la presencia de BS en el 34,3% de los casos19 . Ferreira et al. (2014) también encuentran una asociación positiva: entre los ni˜nos con BS el 11,03% también presentaba SAHOS20 . Grechi et al. (2008) relacionaron factores anatómicos y BS, apreciando que existía una alta asociación entre este y rinitis alérgica. Esta última es considerada uno de los factores que determinan una obstrucción nasal junto con otras alteraciones de la vía aérea superior como adenoides hipertróficas e hipertrofia tonsilar2 . Las alteraciones de la vía aérea superior son consideradas como la principal causa del SAHOS en ni˜nos21 . Las manifestaciones comunes de BS y trastornos respirato- rios de sue˜no son ronquidos, respiración bucal, dificultad para respirar, niveles aumentados de dióxido de carbono exhalado, inquietud durante el sue˜no que podría manifestar somnolencia excesiva diurna, hiperactividad, problemas cognitivos o de comportamiento como agresividad, cefaleas matutinas, falta de concentración y/o atención en horario escolar, enuresis, excesiva sudoración al dormir, desórdenes metabólicos u hormonales, trastornos en el crecimiento y del desarrollo corporal22 . Bruxismo y calidad de sue˜no Herrera et al. (2006) estudiaron una muestra de ni˜nos entre 5 a 18 a˜nos con BS, mediante polisomnografía, donde se observó una alta incidencia de microdespertares y BS. Estos episodios ocurrían principalmente en la etapa 2 de sue˜no NoREM y REM. Los autores postulan que el BS afectaría la calidad y la propiedad recuperativa del sue˜no, generando problemas de tipo conductual y atencional, influyendo nega- tivamente en el desempe˜no escolar en adolescentes23 . Por otro lado, Serra-Negra et al. (2014) postulan que existe una asociación entre cantidad de horas de sue˜no y BS, se˜nalando que ni˜nos que duermen menos de 8 h por noche están más predispuestos a tener bruxismo; otros factores asociados son la presencia de ruido ambiental y el dormir con la luz prendida24 . Prihodova et al. (2009) observaron que la cata- trenia, cuyos gemidos prolongados durante la respiración provocan microdespertares, afectan la calidad del sue˜no, se asocia también con SAHOS; puesto que indirectamente observó en las polisomnografías que estos eventos estaban acompa˜nados de episodios de BS y microdespertares en el 50% de los ni˜nos25 . Miller et al. (2003) observaron que la frecuencia de las migra˜nas en ni˜nos estaba asociada posi- tivamente a trastornos de sue˜no y bruxismo26 ; estos datos concuerdan con los de Masuko et al. (2014), quienes postulan que tanto el BS como la migra˜na comparten una desregula- ción autónomo/dopaminérgica en su etiología27 .
  • 4. 376 M. Firmani et al. Bruxismo y su relación con trastornos genéticos Miamoto et al. (2011) comparan relato de bruxismo por parte de los padres y presencia de facetas de desgaste dentarias, en ni˜nos con síndrome de Down, en ni˜nos con parálisis cerebral y ni˜nos sin incapacidades mentales pero con malaoclusión que buscaban tratamiento de ortodoncia; en la muestra total de 180 ni˜nos estudiados encontraron una prevalencia del 23% en ni˜nos con síndrome de Down, del 25% en aquellos con parálisis cerebral y del 23% en aquellos con malaoclusión28 . El Khatib et al. (2014) comparan una muestra de 100 ni˜nos entre 3 y 12 a˜nos, diagnosticados con trastorno del espectro autista con un grupo control y obser- van mayor incidencia de desgastes dentarios por bruxismo en ni˜nos con el mencionado trastorno (38%) comparados con el grupo control (8%)29 . Bruxismo y su relación con trastornos psicosociales Factores psicosociales, como el nivel de estrés y tipos de personalidad, han sido incluidos en la etiología del bruxismo, indicándose como factor de riesgo para el desarrollo de BS en ni˜nos8,30 . Vanderas et al. (1999) encontraron una alta aso- ciación entre catecolaminas presentes en la orina de ni˜nos de entre 6 y 8 a˜nos y BS31 . Restrepo et al. (2008) utiliza- ron la Escala de Conners para Padres y el Cuestionario de Personalidad para Ni˜nos, en 52 ni˜nos de 8 a 11 a˜nos: los ni˜nos con BS presentaban altos niveles de ansiedad, rasgos de personalidad con tendencia al neuroticismo y desórde- nes temporomandibulares32 ; similares resultados describen de Oliveira et al. (2014), donde se se˜nala que los ni˜nos con BS tienen un puntaje mayor en la escala en el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo en Ni˜nos (STAIC)33 . Gomes et al. (2014) observaron a un grupo de ni˜nos entre 5 y 13 a˜nos con trastorno hiperkinético y a un grupo control, hallando mayor frecuencia de parasomnias como somniloquía, enuresis, BS, pesadillas, miedo a la oscuridad, retrasando la concilia- ción de sue˜no. Esto mismos resultados han sido descritos en ni˜nos que presentan trastorno por déficit atencional con hiperactividad34 . Bruxismo, postura corporal y malos hábitos orales Motta et al. (2011) evaluaron mediante fotogrametría digi- tal la postura craneocervical en ni˜nos con BS, encontrando una asociación con anteposición de cabeza en ni˜nos de 3 a 6 a˜nos con dentición temporal. Los autores establecie- ron que existe una hipertonía de los músculos cervicales, produciendo una alteración en los componentes de fuerza muscular en el macizo craneofacial. Sin embargo, no se puede determinar si esta alteración postural es causa o con- secuencia del bruxismo35 . Esto se relaciona con otro estudio anterior, que evaluó la postura craneocervical medida con cefalometría en 53 ni˜nos de 3 a 6 a˜nos, indicando que esta alteración en la postura corporal (cifosis cervical) sería un factor periférico que podría contribuir al desarrollo de BS36 . Con relación a las parafunciones orales, Simões-Zenari y Bitar (2010) buscaron la incidencia de BS y malos hábitos en 141 ni˜nos de 4 a 6 a˜nos de edad, cuyos padres relataron rechinamiento dentario. Las más frecuentes fueron sialorrea durante el sue˜no, uso de chupete, onicofagia y queilofagia que alteran el tono de la musculatura perioral. Esto se rela- ciona con un estudio anterior en el que revelaron resultados similares en un seguimiento de 20 a˜nos en ni˜nos con diagnós- tico de bruxismo, en donde las parafunciones y malos hábitos se consideraron predictores de bruxismo de sue˜no37 . Manejo versus tratamiento de bruxismo de sue˜no Antes de planificar una aproximación terapéutica, se debe establecer en primer lugar el diagnóstico; si se tratara de un BS primario es más adecuado hablar del manejo del mismo, y en caso de BS secundario podríamos hablar de tratamiento puesto que, de solucionar la causa, este fenómeno podría resolverse. En cuanto al manejo de BS primario en ni˜nos, existe controversia entre los clínicos en cuanto a la con- ducta terapéutica a seguir. Se considera que debe haber un desgaste o atrición fisiológica normal de las piezas tem- porales entre los 3 y 5 a˜nos, para permitir el crecimiento y desarrollo de los maxilares. Considerando además que la prevalencia de bruxismo disminuye con la edad en todas las investigaciones alrededor de los 9 a 10 a˜nos, confirmaría la creencia de que la mayoría de los ni˜nos que bruxan no continuarían bruxando durante la adolescencia y la adultez; esto faculta a los clínicos a adoptar una conducta obser- vacional, no intervencionista en los ni˜nos9 . Sin embargo, actualmente se ha visto a ni˜nos con signos y síntomas de trastornos temporomandibulares como dolor y limitación de apertura mandibulares. En estos casos, el bruxismo debería ser manejado para aliviar estos síntomas18 . Por otra parte, la persistencia de bruxismo y el desgaste que se puede observar en las piezas dentarias definitivas ya no es considerada nor- mal, aunque también hay que tener en consideración que este desgaste dentario podría producirse por efecto de la corrosión dental debido a una alta ingesta de alimentos o bebidas ácidas. La etiología del BS es considerada multifactorial, puesto que convergen factores neurológicos, psicológicos, y ana- tómicos en su desarrollo. Esto es importante ya que la presencia de bruxismo y ronquidos, asociados a trastornos de sue˜no y conductuales, entre otros mencionados, puede alertar a los padres a consultar al médico por probables alte- raciones obstructivas a nivel de la vía aérea superior2,38 . El tratamiento también debería considerar todos estos factores en un paciente dado, puesto que si no los toma en cuenta, podría ser inefectivo e incluso iatrogénico2 . Un diagnóstico oportuno podría evitar da˜nos a nivel oclu- sal, como desgastes, fracturas y/o movilidad dentarias, así como también cefaleas y dolor a nivel de la articulación tem- poromandibular y musculatura masticatoria. Por otra parte, un bruxismo severo por un periodo de tiempo prolongado puede llevar a una hipertrofia de los músculos masetero y temporales2,26,28 . En caso de necesitar una intervención, se han propuesto distintas modalidades terapéuticas para el BS en ni˜nos, entre las cuales podemos mencionar las odontológicas, como el
  • 5. Bruxismo de sue˜no en ni˜nos y adolescentes 377 uso de dispositivos oclusales durante el sue˜no para pro- teger los dientes y el sistema masticatorio, y las terapias ortopédicas de los maxilares y ortodoncia, puesto que al expandir el paladar en caso de que se requiera, se ha obser- vado una disminución de la frecuencia de BS en ni˜nos, medido con polisomnografía39 y una mejoría de trastor- nos del sue˜no como ronquidos y movimientos involuntarios mediante encuestas40 . Existen otras terapias como las psi- cológicas, para lograr cambios de hábitos y reducir el estrés conducente con un estilo de vida más saludable, las far- macológicas para mejorar los niveles de estrés y ansiedad, aumentando la calidad y cantidad de sue˜no, las quirúrgicas para corregir obstrucciones respiratorias, y fisioterapia para lograr mejoras posturales18,28 . La indicación más común para el manejo del bruxismo en adultos es el uso de dispositivos oclusales rígidos, debido a su bajo costo, facilidad de uso y al ser un tratamiento reversible, no modifica sustancialmente la relación oclusal del paciente. El objetivo de este es reducir la hiperactividad muscular, aumentar reversiblemente la dimensión vertical oclusal, disminuir la presión intraarticular y proteger los dientes del desgaste producto de la atrición. Es útil tam- bién por razones diagnósticas y muchos autores discuten el efecto placebo que puede brindar. Pero en el caso de la dentición temporal y mixta, no hay suficiente evidencia que fundamente el uso de estos dispositivos oclusales rígidos durante la dentición temporal, puesto que comprometería el crecimiento del hueso alveolar de los maxilares18 . Hachmann et al. (1999) llevaron a cabo un estudio en pacientes con dentición temporal completa (entre 3 y 5 a˜nos); les realizaron planos oclusales blandos controla- dos cada 2 meses por un periodo de 8 meses. Observaron que eran de utilidad para evitar el desgaste excesivo de las piezas dentarias, concluyendo que el uso de dispositivos oclusales podría darse por periodos de tiempo controlados, para no interferir con el proceso de crecimiento y desarro- llo de los maxilares41 . Más recientemente, Restrepo et al. (2011) realizaron un estudio para evaluar la efectividad del uso de férulas oclusales rígidas para reducir signos y sínto- mas de trastornos temporomandibulares y desgaste dentario en ni˜nos de 3 a 6 a˜nos con altos niveles de ansiedad, con un seguimiento de 2 a˜nos. Concluyeron que estos planos no eran eficientes para reducir los signos de bruxismo en con- junto, pero que se lograba una normalización en el patrón de apertura mandibular en aquellos pacientes que tenían el patrón alterado12 . El tratamiento ortopédico-ortodóncico está indicado en caso de presentarse junto con anomalías dentomaxilares como compresión maxilar, puesto que la expansión del complejo nasomaxilar ha demostrado ser exi- toso en tratar los desórdenes respiratorios durante el sue˜no, teniendo un efecto positivo en el bruxismo entre otros factores42 . Las alternativas quirúrgicas en estos casos tam- bién han demostrado ser efectivas, Eftekharian et al. (2008) postulan que la adenotonsilectomía en ni˜nos con obstruc- ción respiratoria por hiperplasia amigdalina tiene un efecto significativo, disminuyendo el bruxismo en esos pacientes38 . En casos en los que el bruxismo se relacione con trastornos de ansiedad, que pueden aparecer cuando los ni˜nos comienzan a sociabilizar entre los 3 y 6 a˜nos, o por trastornos adaptativos, estarían indicadas las terapias psicológicas. Restrepo et al. (2001) evaluaron la efectivi- dad de 2 terapias psicológicas en 33 ni˜nos de 3 a 6 a˜nos aplicadas durante 6 meses. Una de ellas fue la técnica de «reacción por competencia»’ que consiste en identificar y cambiar las actitudes de padres y profesores que producían reacciones de ansiedad en los ni˜nos, y la otra técnica fue la de «relajación muscular dirigida» en donde se ense˜na a los ni˜nos y padres a identificar estados de relajación y tensión. Ambas técnicas fueron exitosas en reducir los signos de bruxismo y los niveles de ansiedad43 . En otro estudio, el mismo autor encontró una fuerte correlación entre el rasgo de personalidad tensa y ansiedad con BS32 . Por su parte, Serra-Negra et al. estudiaron la asociación que pudieran tener el estrés, el género y la vulnerabilidad social en ni˜nos con bruxismo, y no observaron una asociación directa, pero sí que ciertos rasgos de personalidad específicos, como el tener un alto sentido de la responsabilidad y la neurosis, eran factores determinantes en el desarrollo de BS en ni˜nos. Esto indicaría que los tratamientos psicológicos durante la infancia le permitirían al ni˜no y al futuro adulto enfrentar los conflictos y tensiones emocionales de mejor manera, teniendo un efecto positivo en el control del bruxismo44 . Otra de las terapias propuestas para disminuir el bru- xismo en ni˜nos son las fisioterapéuticas, entre las cuales se ha propuesto la técnica de «autoconciencia a través del movimiento» (awareness through movement), para mejorar la postura craneocervical, que posibilita la comprensión de estrategias para mejorar la organización y coordinación de los movimientos corporales. Quintero et al. estudiaron una muestra de 24 ni˜nos con bruxismo, de entre 3 y 6 a˜nos, a los cuales se realizó 10 sesiones una vez a la semana de esta técnica, reportando una mejoría de BS por los padres en el 77% del grupo experimental. Sin embargo, es insufi- ciente para evaluar el impacto real de la técnica sobre el bruxismo45 . Para el tratamiento del bruxismo han sido propuestos algunos fármacos, tales como el propranolol, la bromocrip- tina y la amitriptilina, pero no han demostrado ser efectivos. Algunos reportes con fármacos antidepresivos como el cita- lopram, la paroxetina, la fluoxetina, la venlafaxina indican que inducen bruxismo secundario mientras que el clona- zepam lo disminuye por su efecto relajante muscular. Se han observado buenos resultados con buspirona, pero son estudios de corto plazo5 . Las inyecciones de toxina botu- línica pueden ser efectivas, pero es un tratamiento muy invasivo en ni˜nos. Existen reportes recientes con el uso de hidroxicina indicada en ni˜nos por periodos de 2 meses, que indican que mejora el bruxismo, sin reporte de efectos adversos observados4 . Sin embargo, es necesario desarrollar más estudios a largo plazo para avalar su indicación. Hoy la práctica de la medicina se orienta cada vez más a los tratamientos complementarios, tendiendo a una mirada de tipo integral sobre la salud y bienestar del ser humano. En este sentido, hay que tomar en cuenta el tipo de ali- mentación, los hábitos de higiene de sue˜no, el ejercicio y las técnicas de control del estrés. Los medicamentos biorre- guladores son de gran ayuda para que el propio organismo restablezca su equilibro homeodinámico, además no se han reportado efectos adversos con este tipo de tratamientos46 . Sin embargo, aún es necesaria más investigación de calidad para determinar la efectividad de las terapias complemen- tarias en medicina en general y su potencial rol en ni˜nos, para permitir a los clínicos informar a los pacientes y sus familiares sobre sus beneficios.
  • 6. 378 M. Firmani et al. Conclusión La mayoría de los diagnósticos de BS en pediatría probablemente requeriría una conducta observacional-no intervencionista en cuanto a su manejo, mediante un segui- miento dirigido junto con el control dental periódico de boca sana. Sin embargo, si además de bruxismo de sue˜no el ni˜no o adolescente manifiesta otras comorbilidades como cefa- leas, trastornos de sue˜no, trastornos respiratorios durante el sue˜no, mala higiene de sue˜no, trastornos del compor- tamiento o rechinamiento dentario asociado al uso de fármacos, es recomendable la intervención de un equipo multidisciplinario para su manejo terapéutico. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consenti- miento/asentimiento informado, comité de ética, financia- ción, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Referencias 1. Lavigne GJ, Rompré PH, Montplaisir JY. 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  • 7. Bruxismo de sue˜no en ni˜nos y adolescentes 379 38. Eftekharian A, Raad N, Gholami-Ghasri N. Bruxism and adeno- tonsillectomy. Int J Pediatr Otorhinolaryngol. 2008;72:509---11. 39. Bellerive A, Montpetit A, El-Khatib H, et al. The effect of rapid palatal expansion on sleep bruxism in children. Sleep Breath. 2015. Mar 20. [publicación electrónica]. 40. Giannasi LC, Santos IR, Alfaya TA, Bussadori SK, Leitão-Filho FS, de Oliveira LV. Effect of a rapid maxillary expansion on snoring and sleep in children: A pilot study. Cranio. 2014. Oct 16:2151090314Y0000000029. [publicación electrónica]. 41. Hachmann A, Martins EA, Araujo FB, Nunes R. Efficacy of the nocturnal bite plate in the control of bruxism for 3 to 5 year old children. J Clin Pediatr Dent. 1999;24:9---15. 42. Guilleminault C, Quo S, Huynh NT, Li K. Orthodontic expan- sion treatment and adenotonsillectomy in the treatment of obstructive sleep apnea in prepubertal children. Sleep. 2008;31: 953---7. 43. Restrepo CC, Alvarez E, Jaramillo C, Vélez C, Valencia I. Effects of psychological techniques on bruxism in children with primary teeth. J Oral Rehabil. 2001;28:354---60. 44. Serra-Negra JM, Ramos-Jorge ML, Flores-Mendoza CE, Paiva SM, Pordeus IA. Influence of psychosocial factors on the develop- ment of sleep bruxism among children. Int J Paediatr Dent. 2009;19:309---17. 45. Quintero Y, Restrepo CC, Tamayo V, et al. Effect of awareness through movement on the head posture of bruxist children. J Oral Rehabil. 2009;36:18---25. 46. Smit A, O’Byrne A, van Brandt B, Bianchi I, Kuestermann K. Disease development. Altern Ther Health Med. 2010;16:20---6.