1. NOMBRE: Patricia Magdalena Soledispa Véliz
CURSO: 2A1
SITUACION GLOBAL DEL IMPERIO
El imperio y América Latina.
Los gobiernos de los países del “primer mundo”, y algún agregado intermedio, han seguido
adelante con su política neoliberal que significa, entre otras cosas, avasallamiento de los
recursos y bienes de los países antes llamados del Tercer Mundo. Con sus contradicciones,
pues a veces son notorios los intereses desencontrados, han estado igualmente de acuerdo
cuando se trata de ese avasallamiento. Han diezmado continentes enteros y condenado al
hambre a cientos de millones de personas. Los G7 u 8, el FMI, la OMC, el Banco Mundial,
Banco Interamericano han seguido proyectando el diseño del atropello y la miseria para
nuestros pueblos. Este conjunto, esta política tiene una fuerza hegemónica en su interior.
Fuerza hegemónica imperial que no tiene empacho en reducir también a sus aliados en
determinados planos en función de su estrategia mundial.
La globalización que pregonan tiene en su seno un mundo unipolar; una estrategia basada
en la fuerza militar, con desprecio abierto por las normas formales de derecho
internacional, útiles principalmente al poder dominante; desprecio por la opinión mundial;
intervención directa y “preventiva” y un pensamiento único como ideal uniformador que
logre efectos de resignación. Cierto poder algo compartido en la ONU pasó ahora de un
plumazo a tener un dueño único: el imperio norteamericano. No importó cubrir aquellos
aspectos formales que le eran funcional al sistema en su etapa anterior. Una ideología de
fuerza sostiene el andamiaje estratégico imperial. Otros elementos de ideología económica,
muchas veces producidos por los organismos internacionales y difundidos sostenidamente
por los medios de comunicación lo complementan.
En tal marco tal política ha llevado al desmantelamiento de múltiples conquistas logradas
en largos tramos históricos por los pueblos. Conquistas logradas con sacrificio, lucha y
generosa sangre derramada.
Poder mundial, petróleo, intereses geopolíticos imperiales y de grandes trasnacionales han
estado al orden del día en estos últimos tiempos. Junto a ello un feroz y sangriento
genocidio y la amenaza flotando, cual espada de Damocles, sobre cualquiera que se oponga
al proyecto imperial. La franja que separa ricos y pobres se agranda hasta límites de
repugnancia. Ya no es sólo un sistema de “democracia” para los ricos sino para los muy
ricos. Para ellos existiría el nuevo orden mundial, toda su compleja y “moderna”
articulación. Para esta articulación crudamente de clase las necesidades y opinión de los
pueblos realmente no cuentan ni siquiera en los viejos niveles formales.
Pero la situación mundial reviste una mayor complejidad que la que el imperio y su
pensamiento único pretenden y que a sangre y fuego han tratado de imponer. Y el
2. imaginario de los pueblos, así como sus urgencias sociales, no acompañan así como así
estos delirios perversos.
El imperio por lo menos tiene un pie de barro.
Los datos nos dicen que EE.UU. sigue en recesión. Una recesión que se viene desplegando
desde principios del 2001. El superávit del 1.4% del PBI del año 2000 se transformó en un
déficit del 4.6% que es lo que se estima para este año. Un ex-subsecretario del Tesoro dice:
“Si se mide por el empleo, ésta es una de las peores recesiones desde la Gran Depresión”.
Trabajan hoy 2.100.000 personas menos que hace dos años. Pero la desocupación real es
enorme. En estos últimos años la gente no busca trabajo y por eso no integra los índices
como para establecer con precisión la desocupación. El porcentaje de adultos que buscan
trabajo cayó de 0.9% a 66,2%. Se dice que es la mayor caída en 40 años. Con un aumento
de desocupados de marzo del 2001 a la fecha de 4 millones. Desde enero en adelante se han
perdido 394 mil puestos de trabajo. El gobierno habla de una tasa de desempleo de un 6.4%
. Pero especialistas afirman que esa tasa es realmente del 7,4%. Los datos oficiales dan un
desempleo de 9 millones y medio pero se estima que esta cifra queda muy corta en relación
con la situación real. Los pedidos semanales de subsidio de desempleo duplican lo
esperado, están en 430 mil. Por ejemplo la industria manufacturera lleva 35 meses
consecutivos de pérdidas de empleo, a la vez que cae en la devastación.
Periódicos oficialistas como el Nuevo Herald titulan: “Crece el hambre en Miami”. La cifra
de personas que reclaman ayuda alimentaria de emergencia subió en un 49% en el 2002 con
relación al año anterior. Con situaciones críticas en el área escolar y de la salud pública.
Se estima que la deuda total de EE.UU. es de no menos de 32 billones de dólares;
oficialmente se anuncia que el déficit fiscal de este año es ya a esta altura de 455 mil
millones de dólares, constituyendo esto un 50% más de lo previsto. Han influido en esta
situación el presupuesto de guerra y recortes impositivos en beneficio de los más pudientes.
En el marco de esta crisis económica se inscribe su agresiva, violenta estrategia de poder
mundial para la que no tiene límites ni siquiera en sus socios del G8. Se habla de una
política de fuga hacia delante por parte del imperio. Pero la cuestión no parece resultar tan
sencilla. Intervenir en continentes enteros y saquearlos a través de sus organismos
internacionales y trasnacionales, ejército mediante algunas veces, y además subordinar a las
otras potencias “desarrolladas”, especialmente a la “vieja Europa”, tiene su costo en no
muy largo plazo.
Por de pronto ya en Irak debe enfrentar una resistencia creciente de la población que no
tiene miras de parar. Y comienzan a llegar regularmente los cajones con cadáveres de
soldados norteamericanos. El síndrome Vietnam empieza a sobrevolar.
3. El ALCA más y peor de lo mismo.
En ese contexto de “cultura-Rambo” y que comprende una importante crisis económica del
imperio es que está planteada el ALCA que quieren imponer.
Este Tratado está para ser suscrito en diciembre de 2004 por 34 países de América con
miras a que su firma definitiva se realice en diciembre de 2005. Todo el Tratado es la
legitimación total para seguir saqueando, desbastando, las economías de los países de
América Latina, para que sigan obteniendo grandes y brutales beneficios las trasnacionales,
para lograr el trasiego de las riquezas de estar tierras principalmente hacia el imperio
yanqui.
Basta ver en el borrador original con la incorporación empeorada del capítulo 11 del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o los mecanismos de solución
de controversias para ver de qué se trata. Es dar a las trasnacionales más campo libre para
cualquier tropelía. En nuestro número anterior de LL hay referencia detallada al respecto.
No hay duda: es meter al lobo en el gallinero con un cerco de tanques de guerra detrás del
alambrado para respaldarlo.
Obviamente una relación política, militar y económica más que desigual. Veamos sólo un
par de cifras. Del valor del Producto Bruto Interno total de los 34 países que compondrían
el ALCA, EE.UU. tiene el 79%, Brasil 6% y los otros 32 países suman apenas alrededor del
15%. Esta diferencia abismal se expresa igualmente en lo referente a exportaciones e
importaciones. Si a esto agregamos una estrategia de dominación despiadada, de la que ya
hay sobradas experiencias concretas, las consecuencias quedan a la vista.
En estos dos últimos años la resistencia al ALCA ha ido en aumento. Fuerzas sociales y
políticas han manifestado su firme oposición. Hasta en reuniones como la realizada en
Puebla en abril pasado por el Comité de Negociaciones Comerciales quedó en evidencia la
dificultad que tiene ya EE.UU. para imponer sus implacables condiciones. Pero por las
dudas que el proyecto no salga de acuerdo a las intenciones iniciales el imperio sigue
trabajando a dos puntas: el ALCA y acuerdos bilaterales como el concretado con Chile. Lo
que trata de impedir es que se formen bloques que acumulen fuerza para lograr mejores
negociaciones. Lo han dicho de forma amenazante figuras que expresan la política
imperial: “Estados Unidos no va a negociar con bloques, como MERCOSUR o el Pacto
Andino”.
Los pueblos de nuestro Continente se han movilizado y lo siguen haciendo en repudio al
ALCA, a todo lo que este Tratado significa. En nuestro país se acaba de formar un
organismo social a tal efecto: “Campaña Nacional por la soberanía y contra el ALCA”. La
creciente miseria y marginación a que fueron arrojados nuestros pueblos por esa brutal
política neoliberal dejó claro en el imaginario de mucha gente lo que puede significar un
poco más y empeorado de lo mismo a través del ALCA.
4. Un escenario social político con grados importantes de resistencia.
Ha habido en estos dos últimos años importantes expresiones populares de descontento,
muchas de ellas han ganado la calle, protagonizado enfrentamientos duros. Diversos han
sido sus objetivos puntuales pero común el sentimiento o anhelo de fondo: basta con la
miseria y el atropello, con la impunidad y arbitrariedad de los de arriba. Así hemos visto la
rebelión popular de Bolivia, la de Ecuador. Huelgas o manifestaciones combativas en Perú,
Chile. El movimiento del pueblo con los piqueteros a la cabeza en la Argentina. El
movimiento zapatista hoy instalando su autogobierno municipal. La guerrilla en Colombia
operando con eficacia aún en ese marco en el que un gobierno de derecha actúa junto con
todo un reforzamiento militar y económico de EE.UU. Los movimientos Sin Tierra, Sin
Techo y Recicladores del Brasil. Los más pobres de Venezuela ganado la calle e incidiendo
para que el golpe trabajado por el imperio no cristalizara. Las reclamaciones indígenas, las
diversas experiencias autogestionarias, los reclamos de participación, el enfrentamiento a
nuevos ajustes y flexibilizaciones. Todo esto ha conformado un determinado sentimiento,
ciertas nociones de justicia hoy y aquí. Una movilización social que no cesa y que muchas
veces se expresa de manera poco “ortodoxa” pero que da muestras de su existencia y no
pocas veces de su ira. Nuevas formas de hacer política, elementos ideológicos, simbólicos,
también propios de este tiempo se instalan en la escena. Comprenderlos no es sencillo más
bien sí necesario.
Este abajo que se mueve, en chico y en grande, todos los días o en episodios espectaculares,
ha gravitado decisivamente para marcar espacios a la acción política tradicional, a la de los
partidos que desde el Estado, como gobierno, consideran que debe canalizarse ese
descontento y esas exigencias de justicia. En ancas de tal coyuntura social van llegando los
Lula, los Kirchner o se sostiene un Cháves, por ejemplo. Por momentos plantean realizar
algunas reformas tibias o podar execrencias que impiden ya la funcionalidad democrático-
burguesa en estas latitudes. No tocan nada de fondo pero eso sí, el cumplimiento
fundamental con el FMI y el imperio es del orden prioritario. Lo de Lula ha sido
paradigmático en tal sentido. Pero igual algunas de esas cosas al imperio no le sirven del
todo en ésta su estrategia actual. Que quieran aumentar su margen de maniobra limitando
un poquito su desorbitante apetito no es bien visto. De ahí que acuerdos regionales y un
poquito de política social puede pasar a ser pecado. Lo cierto es que las perspectivas de
estos gobiernos popular-socialdemocrátas no es ir muy lejos, ni siquiera la de llegar al
“Estado de bienestar” de la etapa anterior del sistema. Pero la estrategia del imperio quiere
genuflexión, títeres, que no haya traba alguna para su extracción de riquezas y que el
sistema se sostenga con poca política social y con fuerza directa principalmente. Que se
cumplan las formales y funcionales instancias “democráticas” no es, hoy por hoy, su
preocupación central. Pero ciertamente si tal estrategia se aplica término a término las
“clases políticas” de nuestro continente tendrían poco o nada para hacer fuera de reprimir
constante y sangrientamente al pueblo. Amén de matarlo de hambre. En aumentar en algo
su margen de maniobra les va la vida. Lo que anda en la vuelta, en tal contexto, son
políticas gatopardistas de corto aliento.
5. Sí, se puede.
El camino posible, para un mejoramiento efectivo y sostenido, es el pueblo fuera de
cualquier compromiso con el Estado y los partidos políticos que administran las cuestiones
de los verdaderos detentadores del poder dominante. Podrá haber auténtico avance popular
con autonomía, con objetivos propios, sin articulación orgánica alguna con los que
contienen y canalizan para bien del “orden” estatuido las expresiones de descontento,
reclamo, exigencia perentoria que tiene la gente. Sólo así hay posibilidad de ir mejorando
esta trágica situación. Sí, es presionando, luchando, manteniendo autonomía, creando una
nueva y propia forma de hacer política, que podrán lograrse conquistas y recuperar las
perdidas al tiempo que instalar un proceso que apunte a transformaciones de fondo. El
hambre cero o la justicia justa no vienen de arriba. “Pon tus barbas en remojo”.