Siempre dices que te tienes que apuntar al gimnasio y que deberías hacer más deporte pero, ¿sabías que diariamente haces ejercicio sin darte cuenta? Te contamos cuándo y cómo puedes mejorarlo.
2. Siempre dices que te
tienes que apuntar al
gimnasio y que deberías
hacer más deporte pero,
¿sabías que diariamente
haces ejercicio sin darte
cuenta? Te contamos
cuándo y cómo puedes
mejorarlo.
3. Escribir con el
Smartphone.
Aunque no ejercite mucho tu
cuerpo, tus dedos se benefician de
ese movimiento y previenes, en
cierta forma, el anquilosamiento de
las articulaciones. Para evitar daño
en el cuello y fortalecer más los
hombros, te aconsejamos que
coloques tu móvil a la altura de tus
ojos y lo mantengas lo máximo
posible mientras lo utilizas.
4. Comer Chicle.
Digamos que no haces
demasiado ejercicio mascando
chicle pero, según un estudio
de la Universidad de Rhode
Island, las personas que comen
chicle pierden un 5 % más de
calorías que los que no lo
hacen. Mascar chicle es bueno
para engañar a tu estómago
cuando te pica el gusanillo y
para activarte y mantenerte
despierta.
5. Hacer Cola.
No vas a quemar muchas
calorías estando de pie pero
seguro que son más que las
que quemarías estando
sentada, ¿no? Si quieres
aprovechar esos minutos para
ponerte en forma, prueba a
balancearte adelante y atrás
sobre tus pies.
6. Lavarte Los Dientes.
Cada minuto que pases
cepillándote los dientes, es un
minuto que tus brazos han
estado en alto y moviéndose.
Eso se puede considerar
como ejercicio, ¿no? Por el
bien de tus dientes y de tu
forma física, te aconsejamos
cepillarte durante 2 minutos
en los que puedes dar rienda
suelta a tu imaginación.
7. De Compras ...
Cuando te agachas y te levantas
para coger productos en el
súper, tus piernas, espalda y
abdomen están ejercitándose. Te
aconsejamos que, para evitar
daños en los riñones, no te
inclines sino que flexiones tus
rodillas y mantengas la espalda
recta cuando bajes. Para
potenciar más este ejercicio,
evita coger carros de la compra.
Si llevas tus propias bolsas de
casa y cargas con ellas, también
tus brazos se beneficiarán. Eso
sí, no te pases con el peso.
8. Tener Sexo.
Una buena sesión de sexo
quema tantas calorías como
45 minutos de elíptica. O
incluso más. La mejor
posición para ponerte en
forma es el perrito ya que
ejercitas brazos, piernas,
cadera y espalda. Así que,
ya sabes.
9. Recoger El Lavavajilla.
Piénsalo: te agachas, coges
peso, te levantas, guardas la
vajilla... Y así repetidas veces.
¿No te recuerda a las
sentadillas del gimnasio?
Efectivamente. Si quieres
sacarle más provecho,
intenta coger un plato solo
con ambas manos mientras
te agachas con las rodillas
flexionadas y la espalda
recta. Así, cada vez que cojas
un elemento de la vajilla,
estarás ejercitando todo tu
cuerpo.
10. Secarte El Pelo.
La mayoría de los secadores
son ligeros así que no
podemos clasificarlo como
levantamiento de peso. No
obstante, el mantener los
brazos en alto y realizar
movimientos durante más de
diez minutos te ayuda a
coger más resistencia
muscular.
11. Hacer Un Cocktail.
El hecho de controlar los
movimientos que haces con una
coctelera es, en sí, un ejercicio ya
que requiere concentración y
fuerza por parte de nuestros
brazos. Activa los músculos de
hombros, pecho, espalda y brazos.
No hace falta ser un experto
barman ya que la clave está en el
movimiento que realizas al mover
la coctelera. Pero claro, si ya
aprendes alguna receta, mejor que
mejor. Si quieres sacarle más
provecho (aparte de preparar un
cóctel) puedes añadir más hielo y
bebida y aumentar así el peso que
debes agitar. Debes intentar
mantener los codos doblados para
que tus hombros no sufran.
12. Quedarte Fuera
Pasando Frio.
Para mantener constante
la temperatura, tu cuerpo
trabaja duro. Por eso, los
que viven en países fríos
suelen tener menos grasa
corporal. Para acelerar la
quema de calorías y, por
consiguiente, entrar en
calor, intenta pasear o
correr bajo el frío helador.
Además, el frío es bueno
para el cutis. Son todo
ventajas.
13. Darte Un Baño
Caliente.
Al igual que sucede con el
frío, el cuerpo también se
debe enfrentar al calor y
evitar que la temperatura
suba. Algunos estudios han
estimado que ducharse en
una bañera de hidromasaje
incrementa la quema de
calorías en un 5%. Es decir,
que en una sesión de jacuzzi
podríamos quemar más de
20 calorías. No son muchas,
pero recuerda que estas
relajándote entre pompas y
agua caliente.
14. Cocinar.
Picar, batir, limpiar, agacharse a
meter la bandeja en el horno,
remover. ¡Uf! ¿Entiendes ahora
por qué se suele picotear
mientras preparamos la
comida? Al hacer todos estos
movimientos, estás ejercitando
los músculos de tu torso, brazos
y espalda. Y, a no ser que cocines
sentada, el mantenerse de pie
mientras realizamos la receta,
nos ayuda a tener una buena
postura y a quemar calorías.
15. Salir de Compras y
Ordenar la Ropa.
El ser una compradora
compulsiva no es malo, en
este caso. El tener montañas
y montañas de ropa puede
ayudarnos a ejercitar
nuestros brazos al tener que
ordenarlas. Por ejemplo,
cuando queramos recoger
nuestros jeans, debemos
colgarlos en perchas en vez
de doblarlos. Así, además de
conservarlos en mejor
estado, ejercitamos bíceps y
hombros.
16. Poner La Mesa.
Esta tarea rutinaria requiere
bastante esfuerzo aunque no
lo hubiéramos pensado
jamás. Si solo nos centramos
en colocar la mesa, tenemos
que coger el mantel y
extenderlo, alzar nuestros
brazos para coger los platos
del estante, llevarlos hacia la
mesa y, mientras colocamos
cada uno, sujetar el resto. El
mismo procedimiento
podemos aplicarlo a los
cubiertos y los vasos hasta
que, después de pasear por
toda la cocina, finalmente
llevas la comida a la mesa..
17. Llevar el Bolso.
El mero hecho de llevar a
diario un bolso debería
considerarse como una
sesión de fuerza. ¿Por qué?
Porque, generalmente, las
mujeres llevamos en nuestro
bolso un peso de entre uno y
tres kilos. Para convertir
este levantamiento de peso
en algo provechoso, no
importa el peso que lleves
mientras sepas llevarlo bien.
Para ello, nunca debes
colgar el bolso de tu
antebrazo porque podría
ocasionarte roces e, incluso
lesiones. La carga debe
llevarse cogida con la mano
a la altura de la cintura.
18. Hacer La Colada.
Limpiar la ropa puede ser
igual de agotador que una
buena sesión de gimnasio ya
que ejercitamos piernas,
espalda y brazos. ¿Cómo? Al
agacharnos a recoger la ropa
del cesto, estamos haciendo
sentadillas que benefician y
ejercitan nuestros cuádriceps
y, al cargar con la ropa sucia,
estamos levantando peso y
tirando de nuestra espalda y
brazos. Este proceso se repite
hasta la saciedad. ¡Más si
tenemos una lavadora!
19. Viajar en Metro
de Pie.
Aunque sea un esfuerzo
sobrehumano y, casi
siempre, algo agobiante,
te vendrá bien para
entrenar el equilibrio y la
musculatura de tus
piernas. Si, además, llevas
una bolsa o una mochila,
el ejercicio se complica
más. Para evitar caídas
innecesarias, agárrate a
un asa superior e intenta
cambiar de pierna a mitad
de camino.
20. Sentarse
Correctamente.
Vale. Puede que el estar sentada
durante horas no queme ninguna
caloría pero es beneficioso para
poner en forma los músculos de
nuestra espalda. ¿Cómo? Muy fácil:
al sentarnos solemos tender a
echarnos hacia delante y curvar
nuestra columna. Nuestro cuerpo
se rebela haciendo que
enderecemos la espalda y, con ello,
que tengamos una buena postura.
Cuando intentamos mantenerla,
estamos endureciendo el abdomen
y basculando la cadera, lo que
podría asimilarse a una sesión de
Pilates. ¡Imagínate ocho horas de
oficina!