Morfología del pie, funcionalidad y malestar musculoesquelético en trabajadores de cadena de montaje. Propuesta de intervención
1. Artículo
Morfología del pie, funcionalidad y malestar
musculoesquelético en trabajadores de cadena de
montaje. Propuesta de intervención
Bataller-Cervero, Ana Vanessa 1; Rabal-Pelay, Juan *2 ; Bernal-Lafuente, Marta3;Villalba-
Ruete, José Antonio4; Cimarras-Otal, Cristina 5.
1 Universidad San Jorge; avbataller@usj.es
2 Universidad San Jorge; jrabal@usj.es
3 Hospital MAZ; mbernal@maz.es
4 BSH-EE; Jose-Antonio.Villalba@BSHG.com
5 Universidad San Jorge; ccimarras@usj.es
* Autor de contacto: jrabal@usj.es
Revisión: fecha; Aceptado: fecha; Publicado: fecha
Resumen: Los trabajadores de la industria manufacturera pasan la mayor parte de su jornada
laboral de pie, haciendo movimientos repetitivos con las extremidades superiores. Las
posiciones en bipedestación mantenida se asocian con la aparición de trastornos
musculoesqueléticos (TME) en las extremidades inferiores y en los pies. En el presente estudio
se ha valorado el tipo de pie a 40 sujetos (31 hombre, 9 mujeres), trabajadores de cadena de
montaje que realizan su trabajo en bipedestación mantenida, distinguiendo cuatro tipos de pies
(normal fisiológico, cavo, cavo-valgo, plano-rígido) haciendo uso de una plataforma de
presiones. Además, se ha evaluado el malestar musculoesquelético por medio del cuestionario
de TME de Cornell y el índice de funcionalidad del pie. Parece necesario implementar medidas
preventivas en caso de sufrir alteraciones en la morfología del pie para reducir el malestar
musculoesquelético y mejorar así la calidad de vida de los trabajadores. Se ofrece una propuesta
de intervención basada en la realización de rutinas de ejercicios físicos específicos según el tipo
de pie.
Palabras clave: Cornell; empresa manufactura; pie plano; pie cavo
1. Introducción
Los trastornos músculo-esqueléticos (TME) de origen laboral incluyen todas las
alteraciones músculo-esqueléticas que se producen por una serie de factores, entre los cuales el
entorno laboral y la realización del trabajo contribuyen significativamente al desarrollo la
enfermedad. Cada año millones de trabajadores europeos, en todos los tipos de trabajo y empleos,
sufren TME. Son las enfermedades ocupacionales más prevalentes en España y a nivel europeo.
En España en el año 2015, según los registros del PANOTRATSS (Observatorio de Patologías No
traumáticas de la Seguridad Social causadas por el Accidente de Trabajo.), las patologías no
traumáticas relacionadas con el trabajo más frecuentes fueron las enfermedades del aparato
locomotor (European Agency for Safety and Health at Work, 2010).
Además de los efectos que generan en la salud de los trabajadores, los TME, generan un
impacto importante en la economía de las compañías y en el coste social de los países europeos.
2. El coste de los TME incluye costes directos derivados de los seguros, costes médicos y
administrativos. Los costes indirectos se atribuyen al coste que generan las bajas laborales (Fourth
European Working Conditions Survey, 2007).
Las posturas de trabajo no naturales que suponen un riesgo para el desarrollo de dolores
lumbares pueden ser clasificadas en dos grupo: uno en el que se incluyen acciones como flexiones
o rotaciones (carga por movimientos repetidos en las articulaciones y discos intervertebrales), así
como las contracciones estáticas que suponen mantenerse en posición bípeda o en sedestación
durante largos periodos de tiempo (contracción muscular mantenida que genera falta de riego
sanguíneo periférico y en consecuencia fatiga muscular). Los trabajadores de empresas
manufactureras suelen pasar la mayor parte de su trabajo diario en bipedestación haciendo
pequeños movimientos con sus extremidades superiores. Estas posiciones estáticas pueden
generar malestar o dolor en zona de la espalda (Driscoll et al., 2014).
En referencia al dolor o malestar en pies, se pueden encontrar asociaciones entre el dolor
de talón y el tiempo prolongado en bipedestación en ciertos grupos de trabajos (Sullivan et al.,
2020). Algunos estudios han encontrado una posible asociación entre el incremento en la presión
ejercida en la zona del metatarso con el tiempo prolongado que los sujetos pasan en
bipedestación, lo que supone un aumento en el riesgo de sufrir trastornos musculo-esqueléticos.
El uso de órtesis se propone como posible solución para reducir este riesgo (Werner et al., 2010).
El tipo de pie se ha visto que puede estar relacionado con ciertas patologías en extremidad
inferior en deportistas (de Groot et al., 2012), (Hopper et al., 1994). La relación entre el tipo de pie
y el malestar en trabajadores de cadena de montaje no se ha analizado.
El presente estudio pretende valorar la relación entre el tipo de pie, su funcionalidad y el
malestar tanto en raquis como en extremidad inferior de los trabajadores de empresas
manufactureras. Los resultados de este estudio nos ayudarán a proponer intervenciones que
prevengan factores de riesgo asociados al malestar musculoesquelético, y disminuir en
consecuencia el número de bajas laborales en la empresa.
2. Materiales y métodos
2.1. Población
Los participantes del estudio eran trabajadores de cadena de montaje de jornada
completa que pasaban al menos el 80% de su tiempo total de trabajo en bipedestación mantenida.
Como criterios de exclusión se establecieron pacientes con patología de extremidad inferior y/o
raquis diagnosticada en los tres últimos meses y mujeres embarazadas.
El reclutamiento de los sujetos de estudio fue realizado por el servicio médico de la
planta. Los participantes voluntarios firmaron un consentimiento informado de forma previa a
la realización de las valoraciones. Se respetaron las directrices de la Declaración de Helsinki. El
estudio fue aprobado por el comité de Ética de Aragón (CEICA) con el código C.I. PI20/487.
2.2. Variables y métodos de medición
Las mediciones se realizaron en la propia planta manufacturera antes de la jornada
laboral. Los voluntarios cumplimentaron el cuestionario de índice de funcionalidad del pie (IFP)
traducido y validado en castellano (Paez-Moguer et al., 2014), que ofrece una fiabilidad y validez
(Budiman-Mak et al., 1991). Además, rellenaron el cuestionario malestar musculoesquelético de
Cornell, validado y traducido en castellano (Ender Enrique Carrasquero, 2015). Junto con estos
3. dos cuestionarios los sujetos de estudio completaron una ficha con datos personales (peso, talla,
edad y sexo).
El cuestionario Cornell Musculosketal Discomfort Questionnaire evalúa en un momento
determinado el malestar musculoesquelético. Para ello se evalúan en 12 regiones corporales
(diferenciando en lado derecho e izquierdo en aquellas que sea necesario) la frecuencia semanal
del malestar de la semana anterior, la severidad del dolor y la afectación a la productividad
generada por el dolor. A partir de estos valores se calcula un índice de malestar. Para este este
estudio se consideraron únicamente las regiones del raquis (cervical, dorsal, lumbar) y de
extremidad inferior (cadera, muslo, rodilla, pantorrilla y pie). En el caso de extremidad inferior
se calculó el valor medio del malestar de las dos extremidades.
En el caso del cuestionario de funcionalidad del pie se calcula el índice de función del pie
por medio de 23 ítems que evalúan el dolor en diferentes condiciones, la dificultad en acciones
comunes y la limitación de la funcionalidad que genera el dolor del pie con una escala de 0 a 10
(0 valor más bajo de dolor, 10 el nivel más elevado de dolor). El índice se calcula a partir de la
suma de puntaciones en todos los ítems. La suma se divide por 207 y se multiplica con 100 y
revela el nivel de funcionalidad del pie en porcentaje. Este cuestionario ha sido muy utilizado
para valorar la funcionalidad y dolor del pie.
Una vez completos los cuestionarios se realizó una baropodometría estática con una
plataforma de presiones de superficie activa 40x40 cm y 8 mm de grosor. El software de la
plataforma permite determinar la forma de la huella en estático. A partir de datos de la
baropodometría estática, un podólogo especializado establece el tipo de pie respecto a su
morgología estableciendo 5 tipos de pies (normal, plano-rígido, cavo, cavo-varo y cavo-valgo).
2.3. Análisis estadístico
El análisis estadístico se llevó a cabo mediante el software IBM SPSS Statistics v26 para
Windows (IBM Corp., Armonk, N.Y., USA). Los datos se presentan como media y desviación
estándar o porcentaje. La prueba Shapiro-Wilk fue utilizada para analizar la normalidad de las
variables. Las variables normales se expresaron en valor medio y desviación estándar y las no
paramétricas como mediana y rango intercuartílico como medida de dispersión.
Para analizar las diferencias en las variables de malestar según el tipo de pie se aplicó el
test de Kruskal-Wallis. La correlación entre las variables de malestar y funcionalidad del pie y se
analizó calculando la Rho de Spearman. El nivel de significación se estableció en todas las pruebas
con un valor de 0.05.
3. Resultados
En este estudio participaron 40 trabajadores (31 hombres, 9 mujeres) de cadena de
montaje. En la tabla 1 se recogen las características basales de los sujetos incluyéndose la
caracterización del tipo de pie y el índice de funcionalidad del pie (IFP) valorado mediante
cuestionario al inicio de la jornada laboral.
Tabla 1. Características basales de la muestra en media (desviación estándar)
Masculino (n= 31) Femenino (n=9)
Edad (años) 44.5 (8.6) 43.7 (4.6)
Antigüedad (años) 16.4 (10.0) 13.7 (5.8)
4. Peso (kg) 80.8 (13.6) 72.4 (7.8)
Talla (cm) 175 (5.9) 163 (4.9)
IMC (kg/cm2) 24.9 (4.2) 22.4 (4.5)
Tipo pie
(porcentaje
(número))
Normal: 29% (9)
Cavo: 51.6% (16)
Cavo-valgo: 9.6% (3)
Plano-rígido: 9.6% (3)
Normal: 22.2% (2)
Cavo: 55.5% (5)
Cavo-valgo: 11.1% (1)
Plano-rígido: 11.1% (1)
IFP 12.9 (16.7) 25.2 (29.5)
IMC: Índice Masa Corporal, IFP: Índice Funcionalidad del Pie
En las siguientes figuras se recogen el porcentaje de sujetos según el tipo de pie morfológico
encontrado tras la realización de baropodografía estática (pie cavo, cavo-valgo, normal y plano-
rígido). No se han encontrado sujetos con pie cavo-varo.
Figura 1. Tipo de pie según morfología en porcentaje.
Las variables de malestar musculoesquelético valorado al inicio de la jornada laboral se
recogen en la tabla 2 para las regiones de espalda y extremidad inferior.
Tabla 2 – Malestar musculoesqueléticos valorados mediante cuestionario CMDQ. Datos expresados en
mediana [rango intercuartílico]
Malestar musculoesquelético Mediana[R I]
CMDQ_cuello 1.5 [7]
CMDQ_dorsal 1.5 [3.5]
CMDQ lumbar 1.5 [3.5]
CMDQ_cadera 0 [1.5]
CMDQ_muslo 0 [1.5]
CMDQ_rodilla 0 [3.5]
CMDQ_pantorrilla 0 [0]
CMDQ_pie 0 [3.5]
27%
53%
10%
10%
Tipo de pie (%)
Normal Cavo Cavo-valgo Plano-rígido
5. Al aplicar el test de Kruskal-Wallis para comprobar si existen diferencias en la variable
de índice de funcionalidad del pie entre la morfología del pie (normal, cavo, cavo-valgo, plano-
rígido) no se han obtenido diferencias significativas. De la misma forma, al analizar el malestar
en las diferentes regiones corporales según el tipo de pie, tampoco se han encontrado diferencias
significativas aplicando dicha prueba no paramétrica.
Analizando la asociación entre el índice de funcionalidad y las variables de malestar se
puede ver que existe una asociación significativa elevada entre dicho índice y el malestar en
cuello (rho=0.38, p=0.017), zona dorsal (rho=0.51, p=0.001), zona lumbar (rho=0.47, p=0.002) en
raquis. También presenta asociaciones positivas significativas en muslo (rho=0.48, p=0.002),
rodilla (rho=0.36, p=0.027), pantorrilla (rho=0.44, p=0.005) y pie (rho=0.82, p=0.000).
4. Discusión
Se han caracterizado desde el punto de vista morfológico el pie de los trabajadores de
cadena de montaje encontrando pies normales, planos-rígidos, cavos y cavos-valgos. Al analizar
el malestar musculoesquelético en raquis y extremidad inferior no se han encontrado diferencias
significativas entre los sujetos que tenían diferentes tipos de pie morfológico. Tampoco se han
hallado diferencias en el índice de funcionalidad del pie. Por otra parte, existen asociaciones
significativas entre el índice de funcionalidad del pie y el malestar en raquis y en extremidad
inferior.
Los trabajadores analizados realizan su actividad laboral en bipedestación mantenida,
manifestando de forma subjetiva malestar musculoesquelético que dificulta su productividad y
que reduce su calidad de vida, tanto en raquis como en las extremidades inferiores. Se encontró
malestar musculoesquelético en todas las regiones del raquis (cuello, zona dorsal, zona lumbar)
y también en extremidad inferior (cadera, muslo, rodilla y pie) pero algo inferior. La prevalencia
de malestar en raquis es elevada en trabajadores en bipedestación. Varios estudios encuentran
altas prevalencia de malestar lumbar en trabajadores de hospitales (Oude Hengel et al., 2011),
mecánicos (Abaraogu et al., 2016) entre otras profesiones que realizan su labor de pie de forma
mantenida. Respecto a la extremidad inferior, también se han encontrado estudios con alta
prevalencia en puestos que realizan su trabajo en bipedestación como enfermeras (Li et al., 2020).
Se sugiere que el origen del malestar en extremidad inferior puede ser vascular mientras que el
de espalda tiene un carácter multifactorial, incluyendo variables de tipo posturales, musculares
y vasculares (Antle & Côté, 2013).
Respecto al índice de funcionalidad del pie, en el presente estudio se han encontrado
cifras superiores en mujeres que, en hombres, pero sin encontrarse diferencias significativas.
En relación con la morfología del pie, se puede ver que la mayor parte de los sujetos (53%)
presentan pies cavos. En nuestro estudio no se ha encontrado una asociación entre el tipo de pie
y el malestar en raquis ni extremidad inferior. Se piensa que el tipo pie es un factor de riesgo
intrínseco de TME debido a la alteración del movimiento de la extremidad inferior (O’Leary et al.,
2013), (Buldt et al., 2013). Además, una morfología no neutra del pie puede conducir a una
función no óptima del pie y asociándose con el desarrollo de afectaciones en columna lumbar
debido a la alteración en la cadena cinética (Tong & Kong, 2013), (O’Leary et al., 2013). Esta
relación no queda del todo clara en otras investigaciones hallándose ciertos estudios que no
encuentran relación entre el dolor lumbar y el tipo de pie según su morfología pero si entre el
dolor y el tipo de apoyo del pie (Menz et al., 2013). Sin embargo, otros estudios sí que asocian la
6. morfología del pie con el dolor en extremidad inferior y no encuentran esta asociación cuando
clasifican el pie por función (Riskowski et al., 2013).
Si bien la hipótesis del estudio pretendía encontrar diferencias en el malestar y la
funcionalidad según la morfología del pie, quizás el reducido número de sujetos en cada grupo
no ha hecho posible encontrar dichas diferencias. Un número más elevado de muestra podría
ayudar a resolver esta pregunta de investigación. Aunque no se encuentre esta asociación,
basándonos en estudios anteriores parece que sí que resultaría de utilidad plantear una propuesta
de intervención específica para cada tipo de pie con el objetivo de prevenir los posibles trastornos
musculoesqueléticos a largo plazo. Los pies planos-rígidos que presentan una disminución del
arco longitudinal o bóveda plantar y desviación del talón en valgo y pueden ser más susceptibles
a las lesiones por estrés del tejido (Buldt et al., 2013). Para este tipo de pie se proponen ejercicios
de activación de la musculatura intrínseca del pie y musculatura extrínseca como el tibial
posterior (Okamura et al., 2020). El pie cavo se caracteriza por un aumento en altitud y amplitud
del arco longitudinal. Generalmente es asintomático, pero puede presentar malestar y cansancio
de pies. Estudios encuentran que un pie cavo tiene menos movilidad y es más susceptibles a
lesiones relacionadas con la reducción de la absorción de impactos o el aumento de las presiones
plantares máximas (Buldt et al., 2013). Las intervenciones para los pies cavos persiguen disminuir
el arco plantar del antepié y relajar la fascia plantar (Fernández-Seguín et al., 2019). El pie cavo-
varo está caracterizado por un arco plantar longitudinal alto y la posición del varo del talón. En
este tipo de pie se sigue el mismo planteamiento que en pie cavo además de movilizando el pie
hacia inversión para que no se vuelva rígida la deformidad del pie (Krähenbühl & Weinberg,
2019). En el caso de pie cavo-valgo que presenta un exceso de altura de la bóveda plantar
acompañada de una disminución de la superficie de apoyo del pie y una desviación medial del
eje de la articulación subtalar se proponen ejercicios de estiramiento de la musculatura medial de
la pierna. La propuesta de ejercicios debería estar supervisado siempre por un profesional y que
debería ser individualizada en función de cada sujeto.
Entre las limitaciones de este estudio está, como se ha comentado de forma previa, el
reducido número de casos por grupo de tipo de pie. Por otra parte, se ha analizado el discomfort
y las medidas de presiones de forma previa a la jornada laboral. Es necesario no solo analizar el
malestar antes de la jornada laboral sino estudiar cómo se modifica el mismo al finalizar la
jornada, comprobando si la adaptación del pie influye en este malestar. Además, sería interesante
no solo tener la morfología del pie sino también el tipo de pie según función aplicando test como
el Foot Posture Index y analizar su relación con el malestar musculoesquelético.
Futuras estudios intentarán analizar el efecto de un programa de ejercicios físicos
específicos según el tipo de pie sobre la reducción del malestar musculoesquelético en raquis y
en extremidad inferior. Asimismo, se tratará de investigar si el uso de órtesis junto con los
ejercicios podría beneficiar a los trabajadores que realizan su labor en bipedestación mantenida
durante la jornada laboral.
5. Conclusiones
En este estudio se ha analizado la relación entre el tipo de pie, la funcionalidad del mismo y
el malestar musculoesquelético en trabajadores de cadena de montaje que pasan la mayor parte
de su jornada laboral en bipedestación mantenida. Se ha comprobado que existe una correlación
entre el malestar en raquis y extremidad inferior con la funcionalidad del pie. Sin embargo, no se
puede afirmar que el tipo de pie condicione un mayor o menor grado de malestar o funcionalidad.
Debido a las diferentes características de los pies de los sujetos, un programa de ejercicios
7. orientados a prevenir el malestar en los trabajadores debería ser diseñado de forma específica
según el tipo de pie de los sujetos. La propuesta de ejercicios específicos pretende mejorar la salud
de los trabajadores reduciendo su malestar musculoesquelético.
Contribución de los autores: Ana Vanessa Bataller Cervero ha realizado la redacción del artículo, Juan
Rabal-Pelay y Cristina Cimarras-Otal han colaborado en la revisión del documento. José Antonio Villalba-
Ruete ha participado en la selección de la muestra y gestión de la toma de datos y Marta Bernal Lafuente ha
participado junto al resto de investigadores en el planteamiento del estudio y análisis de resultados
obtenidos en las valoraciones.
Agradecimientos: esta investigación ha sido realizada gracias al apoyo de la cátedra “Empresa Sana”
firmada entre BSH-EE, hospital MAZ y Universidad San Jorge y gracias al Programa Operativo ERDF
Aragón 2014–2020, “Construyendo Europa desde Aragón”, Grupo de Investigación Valora. Agradecemos
asimismo a Podoactiva S.L. por su colaboración en el estudio.
Financiación: “Esta investigación no ha recibido investigación externa para su desarrollo”.
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