Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Un dia más de Ambigua
1. Se recomienda leer las renuncias o disclaimers. Gracias.
V
FA ER
ht N SI
tp FI Ó
:// C N
V E O
O N R
.c E IG
os S IN
P
at A A
ec Ñ L,
O
a. L
co
m
Renuncias: Los personajes de Xena y Gabrielle pertenecen a Renaissance Pictures / MCA Universal.
Clasificación:
Autora: Ambigua
U N
D Í A
M Á S .
El día era de postal, bello y despejado como calva de tabernero. El sol, colándose entre las hojas de los altos
árboles, dibujaba caprichosas sombras en los claros del bosque, mientras la brisa soplaba con la fuerza justa para
ser agradable sin molestar ni despeinar a ninguna de las dos mujeres. Los pocos bichos vivos, se mantenían ocultos
esperando que se alejaran esas personas que eran tan peligrosas, (sobre todo la del chakram) ya que algunos
parientes habían servido de cena la noche anterior por su culpa culpita y con la paciencia de la víctima que sabe que
lo es, escuchaban el incesante parloteo de la más bajita, que ríase usted del rife-rafe de las molestas ardillas en
celo. No había parado desde que las levantó el astro rey, en mala hora salió Lorenzo.
Gabby lo intentó de otra forma. Llevaba rato intentando hacerse oír por su guerrera, que no se lo estaba poniendo ni
fácil ni difícil, ni de ninguna forma al ignorarla por completo.
– Xena mi amor... –Estoico silencio y un sutil elevamiento de la ceja derecha como respuesta.– Vamos cariño, para
mí tampoco es fácil... –Turno de la ceja izquierda de alzarse y un gruñido por contestación.– Esto no es muy justo
por tu parte...
Ahora sí hubo reacción, la morena de los puertos se volvió a la rubia con los ojos como dos candiles encendidos,
centelleando y con ganas de guerra. En vista de lo cual, Gabby se arrugó como una uvica pasa y emitió una risilla
tonta y ahogada.
– Verás como encontramos a ese gnomo de nuevo...
– ¡Vamos Gabrielle!. Sabes que hemos de buscar otro distinto. Tú eres la de las leyendas e historias míticas, sabes
mejor que yo que un gnomo no puede conceder más de un deseo a la misma persona... –Su voz, estruendosa y
cabreada.– Además, ¿recuerdas cuanto nos costó sorprenderlo y atraparlo? Pues imagínate ahora.
La joven bardo se miró a sí misma y a Xena.
– Algo tendremos que hacer ¿no?, hay que remediar esto...
Con un resoplido la guerrera comenzó a caminar tirando bruscamente de la rubia.
– De momento volveremos al maldito estanque. –Su mirada se perdió en la lejanía.– Donde hay uno quizás haya
más, debemos encontrarlo o me volveré loca.
Gabrielle suspiró, no podía hacer otra cosa que no fuera seguir a Xena.
– Espero que en efecto haya más de uno...
– ¡Ja! De eso que no te quepa la menor duda, son incapaces de estar sin compañía, como una plaga, eso es lo que
son. Lo encontraremos, te lo aseguro, así tengamos que acechar durante días sin movernos.
Gabrielle no tenia duda de ello, ya conocía lo cabezona que podía ser su amiga, lo que le rondaba la cabeza era lo
2. que le iba a suponer a ella esa búsqueda, bueno, tendría que resignarse, de alguna manera era culpa suya...
– ¿No puedes aligerar algo más? –Preguntó fastidiada la guerrera a la bardo.
– Mira Xena, no desvaríes, echa un vistazo a tus piernas y luego a las mías... –Un bufido expresó su intento de
mantener el paso de su amiga.– Creo que la diferencia de tamaño entre tú y yo es evidente, lo que se traduce en un
mayor esfuerzo por mi parte para mantener el maniático ritmo de esta marcha, si a ello le añades que apenas he
podido dormir...
– Calla un poco, por favor, no puedo escuchar ni mis pensamientos. –El ceño de la morena se contrajo, en sus
azules ojos brillaba la cólera.– Tampoco yo he pegado un ojo. –Amaba a Gabrielle más que a su vida, pero en ese
momento no le hubiera resultado nada difícil asfixiar a la rubia.
La bardo se enfurruñó, tampoco era justo que la culpa se la cargara ella sola, mientras pedía su deseo Xena sonreía
con amor animándola, mirándola con aquellos ojazos azules que eran su mar y su destino, estaba de acuerdo, claro
que si las cosas no salen como una quiere, bien está que alguien cargue con el muerto.
V
FA ER
ht N SI
tp FI Ó
:// C N
V E O
O N R
.c E IG
os S IN
P
at A A
ec Ñ L,
O
a. L
co
m
– ¡Que nadie nos separe nunca! ¡Que estemos siempre unidas! –La voz de Xena, llena de sarcasmo e ironía,
martirizaba los oídos de la joven bardo sin piedad.– ¡Ya te vale el deseo! No podías pedir otra cosa, nooooo, ¿para
qué? ¡Ea! Juntas para siempre... –y así siguió refunfuñando.
– Vale Xena, ya está bien. ¿Cómo iba yo a imaginar que tuviera tan mala leche ese gnomo de la seta? Además, tú
comentaste en más de una ocasión que nada nos separaría, que siempre estaríamos juntas, ¿no?
Y así, con el brazo izquierdo de Xena unido al derecho de Gabrielle en una sola pieza, y el tobillo zurdo de la
guerrera soldado al diestro de la bardo, las amantes se dirigen en busca del endemoniado gnomo que las había
“unido” para siempre, sin cesar su discusión...
FIN
TU OPINIÓN EN EL FORO