2. La inspiración en Felipe III
• El capricho del rey
Felipe IV era
poseer una gran
estatua ecuestre
similar a la de su
padre, Felipe III,
que hoy se
encuentra en la
Plaza Mayor de
Madrid. Tal era su
deseo que su
valido, el Conde-
Duque de Olivares,
encargó a la
Duquesa de
Toscana que le
regalara, por tanto,
una talla parecida.
4. El Encargo al artista
El Escultor italiano, Pietro Tacca
Siguiendo el modelo de la
escultura de Felipe III, la
Duquesa se puso en contacto
con el italiano Pietro Tacca, su
autor. Éste aceptó el encargo,
pero entonces desconocía
que su inminente obra se
convertiría en un reto
personal y en un punto de
encuentro para artistas y
pensadores.
5. El Consejo
Así, Tacca, en primera instancia, pidió
consejo al pintor Diego Velázquez, y ahí
comenzó el reto.
El Pintor, Diego Velázquez
6. El Ejemplo
Velázquez le recomendó que se
basara en el cuadro que él
mismo había pintado sobre
Felipe IV, de 1634 y hoy
expuesto en el Museo del
Prado, en el que el caballo que
montaba el monarca se
apoyaba únicamente por las
patas traseras, en forma de
corveta, con el rey recto y
firme. Dicha posición, dados los
pesos, era muy complicada de
representar en una estatua,
porque la parte frontal haría
que ésta se partiera por la
mitad.
7. La ayuda de Galileo
Tacca,tras consultar a varios
expertos, acudió al físico,
matématico, astrónomo y
filósofo Galileo Galilei, que
estableció las pautas para su
correcta elaboración de la talla
ecuestre.
El Filósofo italiano, Galileo Galilei
8. Las Claves
«[...] Necesitaréis más de ocho toneladas de
bronce para vuestra obra, ya que la parte
trasera ha de ser maciza. La inclinación,
ángulos y cálculos para el vaciado os los haré
llegar a la mayor brevedad posible. No dudéis
que pondré tanto empeño en esta adivinanza
como en el más grande de mis proyectos».
A través de una carta, el pensador italiano dotó a Pietro Tacca de los
cálculos para que la deseada imagen de Felipe IV a caballo fuera una
realidad:
9. El Resultado
Gracias a la efectiva simbiosis entre Tacca y Galileo, aderezada con la idea inicial de
Velázquez, la escultura fue terminada en el año 1640 en el Palacio del Buen Retiro, y es
desde 1843 cuando la disfrutamos en su actual localización, la Plaza de Oriente.