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La invención freudiana de las psicosis
(Consideradas particularmente desde la decisión colectiva del campo
analítico de sostener la posición de Freud de construir un ‘historial’ a
partir de las "Memorias de un enfermo de los nervios" de Daniel Paul
Schreber).
La fe ciega en la autoridad
es el primer enemigo de la verdad
Albert Einstein
Los técnicos del inconsciente
confiesan, en la frontera límite de
la paranoia, su impotencia sino
para explicar, al menos para curar
Jacques Lacan
Las cosas llegan a la ribera del
discurso porque aparecen en el hueco
de la representación
Michel Foucault
PRESENTACIÓN
El psicoanálisis en general, y en particular su desarrollo respecto de las
psicosis presenta la apariencia de un aluvión, desordenado y
desorientador de diversas teorías, prácticas, conceptos, orientaciones,
hipótesis a veces opuestas, otras discordantes e incluso contradictorias.
Esto se verifica en los desarrollos de Freud, de Lacan, sus alumnos y
discípulos.
Entre otras cosas, esto está en cierta relación con el hecho de que tanto los
que forjaron este discurso, así como sus seguidores, en muchas ocasiones
pasan de una concepción a otra sin explicitar ni extraer consecuencias de
las diversas transformaciones y cambios de sus posiciones. Lo que
justifica en última instancia la afirmación de Lacan (a quien también se le
aplica esta caracterización) de que la literatura analítica es algo que
extravía y desorienta.
Es que allí, en muchas ocasiones, se transita con un gran sentido de la
autoridad y sin el menor sentido crítico. Resultando que las diversas
posturas se han ido depositando al modo de una figura a la cual recurre
repetidamente el psicoanálisis para describir la evolución pulsional: capas
2
de lava superpuestas cada una de las cuáles hace sentir diferentes efectos
en un amorfo, indiferenciado y confuso conjunto.
Pasan en silencio y sin crítica, profundas y fundamentales
transformaciones, variaciones y contradicciones tanto en las posiciones
como en conceptos fundamentales como la transferencia; así como aquello
que está en relación directa con ella pero al mismo tiempo guarda una
diferencia esencial: el lazo entre analistas. También en el modo y concepto
de historización incluso de periodización de la historia del desarrollo del
discurso analítico.
Para examinar todo esto nos limitaremos a un sector: la construcción de
‘las estructuras freudianas de las psicosis’ y dentro de ella haremos centro
en tres cuestiones: transferencia, lazo entre analistas e historia y
historización en el campo del discurso analítico. Exploraremos tanto el
campo conceptual como las consecuencias que esto tiene en las formas de
pensar y presentar la clínica analítica de las psicosis.
Nos centraremos en distintos momentos del desarrollo de Freud así como
de Lacan. A la vez consideraremos algunas de las principales corrientes y
contribuciones psicoanalíticas a la construcción del objeto que nos ocupa.
La descripción de este estado de cosas, la búsqueda de sus hipotéticas
causas y reglas de formación nos parece una de las condiciones de
posibilidad del establecimiento claro y nítido de las posiciones
psicoanalíticas respecto de las psicosis.
Emplearemos tanto conceptos propiamente analíticos (desarrollos de
Lacan respecto de ‘discurso’) como desarrollos de Foucault, Kuhn,
Ellenberger, Hirschmüller, etc.
INTRODUCCION
Nuestro problema: la construcción psicoanalítica de la psicosis tomada
como paradigma de los problemas de consistencia que presenta el discurso
analítico, tanto en su versión freudiana como lacaneana.
Nuestro trabajo parte de una suposición: hubo construcción psicoanalítica
de un objeto singular, las psicosis, al que seguiremos en sus alternativas y
modalidades.
¿Por dónde abordarlo? Vía la decisión colectiva de construirlas a partir de
un único ‘caso’: el ‘historial’ de Schreber. No se trata de criticar a priori
dicha decisión, sino examinarla en sus derivas y consecuencias. Esto
puede ser contrastado con ciertas tendencias dentro de la psiquiatría que
optan por tomar en cuenta sólo aquello que permita el mayor número
posible de casos estadísticamente establecidos. El psicoanálisis en cambio
3
privilegia el detalle y la profundidad de un caso.
A esas dos modalidades Jacques Lacan intentó aunarlas en muchos
lugares de su Tesis (lo cual revela la particularidad de su posición en ese
momento, a caballo entre ambos discursos. Cuestión que no creemos
ajena a los problemas de su contribución al forjamiento del objeto de
nuestro estudio). Así en la pág. 285 expresa "Estos hechos [los referidos a
las psicosis paranoicas] demandan ser clasificados y juzgados sobre la
base de datos estadísticos. Aunque estos no serán válidos más que si un
estudio muy riguroso de cada caso concreto permite agruparlos con
precisión en un cierto número de situaciones reaccionales típicas".
Los autores analíticos que se han abocado al tema de nuestra tesis con
anterioridad, en general, lo han hecho empeñándose en corroborar, o, a lo
sumo, en poner a prueba, tal o cual sector de la teoría o de la clínica,
general o de detalle, propuestas por Lacan o por Freud. Esto lo han hecho
sin considerar la posibilidad de que las contradicciones e incongruencias
en la teoría y en la clínica con las psicosis pudiesen ser interrogadas en
tanto signos de inconsistencia del discurso analítico.
Desde nuestra perspectiva esto no se debe a problemas o cuestiones
relativas a las bondades o defectos de las diversas interpretaciones o
doctrinas existentes sino justamente a problemas de consistencia de la
estructura del discurso que ‘pasan’ al objeto que éste forja.
Se trata de determinar las modalidades y reglas en el surgimiento de los
conceptos y objetos que dan al discurso analítico una apariencia
“aluvional”. Esto llevará a Jacques Lacan a decir que ‘el discurso analítico
es un laberinto donde una gata no encontraría a sus gatitos’. Este estado
de cosas vuelve aún más urgente un trabajo de investigación y descripción
del modo particular de generar los objetos, al menos en un sector del
campo.
En cuanto a las concepciones de “discurso” partiremos por un lado de las
que Lacan plasmó particularmente en el ciclo de seminarios que van desde
“De un Otro al otro”, “El anverso del psicoanálisis” y “De un discurso que
no sería de la apariencia”. Allí intentó formalizar su estructura apelando,
como siempre, a la matemática (en este caso a la teoría de los grupos);
intentó dar cuenta de aquella partiendo de una estructura tetraédrica de
cuatro letras y cuatro lugares, que posee cuatro modalidades rotativas
generadas a partir de la emergencia del discurso analítico.
Pero no nos limitaremos a ella. Apelaremos también a aquellas
concepciones que se desprenden de diferentes posiciones asumidas al
respecto por Michel Foucault. Tomando como puntos destacados “El orden
del discurso” (lección inaugural pronunciada el 2 de diciembre de 1970, en
4
el Collège de France), la conferencia “¿Qué es un autor? El sentido del
retorno a...” y “La arqueología del saber”.
En el primero de estos textos Foucault, al presentar un cierto número de
estudios que piensa realizar, expresa algo que subscribimos en nuestro
proyecto (pág. 65): “Yo pienso, por ejemplo en un análisis que llevaría
sobre la historia de la medicina del siglo XVI al XIX. Se trataría no
solamente de reparar en los descubrimientos hechos o en los conceptos
puestos en obra sino en reaprehender, en la construcción del discurso
médico, pero también en toda la institución que lo soporta, lo transmite, lo
refuerza...”. Para nosotros se trata de la construcción del discurso analítico
y ‘la institución’ que lo transmite y soporta: el lazo entre analistas.
Foucault agrega, pág. 67) “Será necesario también, un día, estudiar el rol
que juega Freud en el saber psicoanalítico, muy diferente seguramente del
rol de Newton en la física (y de todos los fundadores de disciplina), muy
diferente también del que puede jugar un autor en el campo del discurso
filosófico (aún estando como Kant en el origen de otra manera de
filosofar)”.
En “¿Qué es lo que es un autor?” Michel Foucault dice que en “Las
palabras y las cosas”: “... yo simplemente buscaba encontrar las reglas
según las cuales ellos habían formado un cierto número de conceptos o de
conjuntos teóricos que uno puede encontrar en sus textos.” Y luego “...yo
simplemente busqué... las condiciones de funcionamiento de prácticas
discursivas específicas.”
Y más adelante precisa aún más una perspectiva desde donde nos gustaría
considerar las cosas: pág. 810) “... uno podría encontrar aquí una
introducción al análisis histórico de los discursos. Quizás es tiempo de
estudiar los discursos no solamente en su valor expresivo o sus
transformaciones formales sino en las modalidades de su existencia: los
modos de circulación, de valorización, de atribución, de apropiación de los
discursos varían con cada cultura y se modifican en el interior de cada
una...”.
Citemos también “La voluntad de saber: “Las prácticas discursivas se
caracterizan por la delimitación de un campo de objetos, por la definición
de una perspectiva legítima para el sujeto del conocimiento, por la fijación
de normas para la elaboración de conceptos y de teorías. Cada una de
ellas supone entonces un juego de prescripciones que rigen exclusiones y
elecciones.” Nos interesa entonces examinar el discurso analítico vuelto
hacia un objeto, las psicosis, en el punto y en el tiempo del recorrido en los
que lo segrega.
A este respecto consideraremos las continuidades e interrupciones del
5
discurso. Retomaremos lo expresado por Foucault en “La arqueología del
saber”, pág. 8, “Por medio de qué criterios aislar las unidades con las que
operamos: ¿Qué es una ciencia? ¿Qué es una obra? ¿Qué es una teoría?
¿Qué es un concepto? ¿Qué es un texto?” Las cuestiones de doctrina, las
diferentes posiciones respecto a los conceptos propuestos así como las
cuestiones clínicas serán examinadas en términos de ‘documentos’. A los
que aplicaremos todos los criterios que nos suministra Foucault. Teniendo
en cuenta principalmente que “El documento no es, pues, ya para la
historia esa materia inerte...” sino que se trata “...de definir en el propio
tejido documental unidades, conjuntos, series, relaciones.”
Se trata entonces de poder efectuar, respecto del discurso analítico, lo que
Foucault describe en su conclusión (pág. 336): “...describir, a propósito de
cada práctica discursiva, sus reglas de acumulación, de exclusión, de
reactivación, sus formas propias de derivación y sus modos específicos de
embrague sobre sucesiones diversas.”
Esto se resume en lo siguiente: (pág. 348) “...la arqueología atraviesa una
cuestión que actualmente plantea el psicoanálisis: al tratar de hacer
aparecer las reglas de formación de los conceptos, los modos de sucesión,
de encadenamiento y de coexistencia de los enunciados, se encuentra con
el problema de las estructuras epistemológicas; al estudiar la formación de
los objetos, los campos en que estos emergen y se especifican, al estudiar
también las condiciones de apropiación de los discursos se encuentra con
el análisis de las formaciones sociales.” Se trata de la posibilidad de
constituir ‘una teoría general de las producciones’ concibiendo a la
arqueología como un “análisis de las reglas propias” de “las diferentes
prácticas discursivas”.
Intentaremos establecer con todo esto un mapeo, un trazado de la
producción de un objeto bien delimitado: las estructuras freudianas de las
psicosis. Para ello tomaremos tres ejes centrales: transferencia, lazo entre
analistas e historización.
En parte por el modo de poner en primer término la búsqueda de
corroborar tal o cual aspecto de la concepción psicoanalítica de las
psicosis, el estado de la cuestión en la literatura analítica, al menos hasta
el momento, se limita a determinaciones parciales de lo que tal o cual
autor considera son la doctrina y la clínica psicoanalítica respecto de las
psicosis. Pero no hay literatura respecto de lo que nos proponemos
trabajar: los problemas que la estructura del discurso analítico
transparenta en el establecimiento de la doctrina y la clínica psicoanalítica
de las psicosis. Tomaremos como signos de tales problemas las extensas y
abundantes diferencias, contradicciones e incongruencias existentes en
este campo.
A este respecto valen las afirmaciones que hace Jacques Lacan en su
6
seminario del 13 de enero de 1954: “ “... es que cuando analistas diversos
piensan, expresan, conciben su técnica ... al punto que no es exagerado
hablar de la confusión más radical... no hay quizás uno sólo que se haga
la misma idea que cualquiera de sus contemporáneos, o sus vecinos sobre
el asunto, sobre lo que se hace, sobre aquello a lo que se apunta, lo que se
obtiene, o aquello de lo que se trata...” Y luego agrega: “Y esto al punto de
que nosotros podríamos divertirnos haciendo el pequeño juego de juntar
las concepciones más extremas formuladas y veremos que culminan en
formulaciones rigurosamente contradictorias.”
A tales formulaciones las examinaremos en primer término centrándonos
en la concepción y tratamiento de la transferencia en la psicosis.
Tomaremos en cuenta los sucesivos cambios y variaciones en las
formulaciones tanto de Freud como de Lacan, así como las de sus alumnos
y discípulos al tiempo que consideraremos sus modos de 'presentar', de
'pasar' y de ‘reaccionar’ ante ellos.
Esto nos permitirá examinar también la concepción subyacente de historia
e historización en el campo analítico. Cómo se pone de manifiesto en la
construcción del objeto que nos ocupa y a qué se deben diversas y
manifiestas ‘desviaciones’ y contradicciones.
Tomaremos las correspondientes transformaciones de la concepción de la
transferencia en la psicosis en paralelo al lazo entre los analistas, con el
que guardan una relación pero al mismo tiempo una diferencia
fundamental.
En innumerables ocasiones los analistas han optado por pasar, en el
mayor de los silencios, las variaciones y cambios del objeto que nos ocupa.
A veces disimulados entre una edición y otra; o entre una traducción y
otra; otras en medio de inocultables molestias, lo cual contribuyó a
constituir una modalidad de historia que contradice abiertamente aquella
propuesta por el campo analítico. Entendemos que es un signo privilegiado
de inconsistencia el que ciertas proposiciones de un campo discursivo
vayan en contra de las tesis que el mismo propone.
Por ejemplo, sigamos esta tensión en Freud en los avatares de la
construcción del historial que forma parte de Nuevas Observaciones sobre
las Neuropsicosis de defensa. Como mostraremos más adelante en detalle,
Freud lo publicó sin incluir una nota (que agregarán 28 años más tarde,
sólo en la versión inglesa posterior a la de 1924) donde aparece claramente
que el tratamiento terminó en un fracaso tal que por sí sólo ponía en
cuestión las premisas en las que se había basado. Pese a ello Freud dejó
circular en ese estado su artículo. Este encontró ecos en otros que lo
tomaron al pie de la letra (ver la referencia que hace Jung en “Psicología de
la demencia precoz”) como si en sí mismo y sin más esto hubiese abierto
7
una vía cierta y posible de conceptualización y tratamiento de las psicosis.
En este sentido observaremos similitudes con el caso que Freud coloca
como caso princeps del psicoanálisis: el caso Anna O.. Breuer publica con
Freud este historial en la primera edición alemana de "Estudios sobre la
histeria", presentándolo como un éxito del tratamiento catártico, el que a
su vez es presentado por Freud como el ilustre comienzo del método
analítico. En el mismo momento que Breuer cierra tan 'exitoso' historial,
enviará a su paciente a ser internada en un Sanatorio acompañada de un
informe en el que la presenta como una psicosis histérica incurable. Tal
vez estos avatares no son ajenos al hecho de que el caso fuese quitado
durante casí cincuenta años de "Estudios sobre la histeria", al menos en
las ediciones alemana, francesa, castellana.
Este movimiento se complementa con otros: por ejemplo algunos
psicoanalistas directamente borran el problemático punto de partida de la
construcción freudiana de las psicosis afirmando directamente que Freud
siempre se opuso o planteó objeciones a la posibilidad de tratamiento de
las psicosis lo cual implica no interrogar las razones del fracaso inaugural.
Es decir, algunos psicoanalistas plantean un nuevo punto de partida, pero
al tomar tal atajo colocan en su lugar un borramiento, un no
reconocimiento (lo que justamente en la doctrina lacaneana de la psicosis
se plantea como un constituyente fundamental de la estructura de las
psicosis).
Trataremos de cernir los efectos que tales avatares tienen sobre el objeto
que construyen.
Algunas de las posiciones extremas que colaboran con tal borramiento del
punto de partida original de Freud al respecto son sostenidas por la
posición de escuela de la ecole lacanienne de psychanalyse. Quien la
orienta llegará a afirmar: “l’inconscient freudien est paranoïa exclue” “el
inconsciente freudiano es paranoia excluida”. Esta posición está
estrechamente relacionada con un particular modo de construir la
articulación Freud, Lacan.
Una contradicción que hay que poner en relación con esto es la que
notamos en el modo de conducirse de Lacan respecto de los cambios y
transformaciones de su propio abordaje. Paradigma de lo cual son sus
molestias e incomodidades respecto de la re publicación y difusión de su
tesis de doctorado "De la psicosis paranoica en sus relaciones con la
personalidad". Escribe en la contratapa de la misma: "Tesis publicada no
sin reticencia. Al pretextar que la enseñanza pasa por el rodeo del decir a
medias la verdad. Agregando: a condición de que rectificado el error, éste
demuestre lo necesario de su vuelta. Que este texto no lo imponga,
justificaría la reticencia".
8
Su reparo tiene que ver con lo que califica de 'error'. Para que la re
publicación se justificara, piensa, aquel debería demostrarse necesario.
Esto tiene que ver con el hecho de que su texto integra algo que él mismo
ya ha descalificado completamente: su tesis de que el abordaje de la
estructura de las psicosis paranoicas fuese posible vía el desarrollo de una
“ciencia de la personalidad” fundada sobre “las relaciones de
comprensión”.
En cuanto a la consistencia de un discurso importa no sólo lo que éste
afirma sino el modo de colocarse por parte de aquellos que abren el surco
del mismo (pero también los discípulos y alumnos) frente al 'error', al
'fracaso' o la transformación, el cambio o la variación en las posiciones
planteadas.
Tomemos por ejemplo ciertas afirmaciones de uno de los más reconocidos
discípulos de Lacan: Jacques-Alain Miller. En ocasión del relanzamiento de
la función del fantasma en la doctrina y en la clínica psicoanalítica de esa
orientación. El paradigma de ello, su seminario: “Del síntoma al fantasma
y retorno”, de 1982-1983. En su reunión del 12 de enero de 1983 Miller
fundamenta su proposición de dos momentos en el recorrido de Lacan.
Resalta la existencia discursiva “de otro Lacan”. Dice que en “la primera
avanzada” Lacan trató de “promover siempre en primer término la función
del significante en lo simbólico”. Pasando así “de lo patético del símbolo al
matema del símbolo”. Para luego proseguir diciendo “En la ética del
psicoanálisis que aparecerá muy pronto [se refiere a la versión du Seuil del
seminario La ética del psicoanálisis], nosotros nos encontramos a nivel de
lo patético de lo real... Es solamente [de] la promoción del objeto (a) que se
operará un distanciamiento similar al primero. Yo les indico así dos
grandes movimientos, que diría es la constante en el proceso de la
invención de Lacan.” Anota que así es como procede Lacan en el curso de
los años pero también “de una lección a otra” de su seminario. Proseguirá
esta demarcación a la luz de un contrapunto entre el seminario “El moi en
la teoría y en la técnica analítica” y el Escrito “De una cuestión preliminar
a todo tratamiento posible de la psicosis” a la luz del estatuto del Autre,
del Otro. Opone allí lo que Lacan habría planteado primero como “el Autre
del significante en tanto contiene él mismo al Autre” al “Autre de la Loi”
que no lo contiene. Examinando esto a la luz de la famosa paradoja con
que Russell objetó un punto fundamental de la obra de Gottlob Frege.
Miller va a expresar que “en un segundo tiempo... no hay Autre del Autre”.
Así como tampoco “hay metalenguaje”, como lo afirma Lacan en
“Observaciones sobre la comunicación de Daniel Lagache: “Psicoanálisis y
estructura de la personalidad”, fechado en el momento del seminario sobre
la ética del psicoanálisis. Esto a su entender, mostraría que Lacan “en el
momento en que lo que él enseñaba se popularizaba bajo la especie común
del ‘eso habla’ ” “elaboraba lo contrario”. Acto seguido afirma “Ustedes
9
saben, yo se los he dicho muchas veces, cómo Lacan, de estos
deslizamientos, de estos cambios de puntos de vista, lo más
frecuentemente, sino siempre, hacía la economía de señalárselos a sus
auditores. Ese no era su estilo. Su estilo era destacar sus avances, no sus
cambios de puntos de vista”.
¿Cuestión de estilo? No lo creemos. No se trata sólo de la explicitación de
los cambios o su señalamiento a sus auditores. Nos proponemos examinar
y fundamentar en detalle la función de esta modalidad de enseñanza y
transmisión en la economía de conjunto de la estructura del discurso
analítico. Como lo hemos señalado al subrayar lo escrito en la contratapa
de la re publicación de su Tesis, Lacan no era indiferente a los problemas
en la transmisión que puede causar una publicación de tales
características. Sin embargo, y tal vez en un momento de exasperación,
Lacan afirmará taxativamente que al fin y al cabo se trata de que los
errores y problemas de su recorrido no fuesen obstáculo para seguir
avanzando. El argumento pretende enfatizar que lo importante es lo último
que se propone y no las posiciones que quedaron por el camino. Pero sus
propias ‘reticencias’ a la re publicación de su Tesis indican que hay allí en
juego un problema que no es para nada tan simple. Por otra parte importa
señalar la posición de Jacques-Alain Miller que en este punto antes de
interrogar las razones de este funcionamiento parece inclinado a
encontrarle una justificación.
Freud, en ocasiones, actúa del mismo modo. Sólo en contadas ocasiones
indica, señala o subraya las enormes y profundas transformaciones del
conjunto de su posición. Partamos de Nuevas Observaciones sobre las
psiconeurosis de defensa (1896) donde la paranoia figura junto a la
histeria y a la neurosis obsesiva. Es decir, se trata fundamentalmente de
la defensa, de la represión y de la interpretación. Un segundo momento lo
colocamos en 1911 cuando escribe Observaciones sobre un caso de
paranoia descripto autobiográficamente. Donde analiza la paranoia desde
‘el terreno común y familiar’ del complejo paterno y la transferencia al
médico. La autobiografía escrita es analizada haciendo jugar la estructura
de la asociación libre y la interpretación. Mientras que a posteriori, y en
diversos artículos, planteará dudas respecto de la posibilidad de un
abordaje analítico de las psicosis, al menos mediante el método y las
técnicas analíticas vigentes hasta ese momento.
Las oscilaciones de su posición tendrán consecuencias sobre los otros
analistas. Veremos entonces que coexiste un modo que lanza, impulsa,
acicatea o estimula a Ferenczi, a Abraham, a Jung y a otros respecto del
trabajo con la paranoia y la esquizofrenia y otro, que por momentos tendrá
efectos de inhibición, bloqueo, incluso de prohibición respecto de la
práctica psicoanalítica con las psicosis como constatarán Macalpine,
Hunter, Harry Stack Sullivan y Frieda Fromm-Riemann entre otros.
10
A la supuesta indiferencia o economía en señalar los cambios y
transformaciones de las posiciones (que por momentos parecen plantear
como un sin sentido el ponerlas de manifiesto en la transmisión) habría
que contrastarla, por ejemplo, con lo que está en función de causa de las
reticencias expresadas por Lacan. O con el empeño de Freud en observar y
hacer notar el cambio de su posición respecto a la teoría de la seducción
en la realidad por parte del padre en la causación de las histerias
traumáticas.
Como un aspecto del lazo entre analistas abordaremos el modo de operar
en el campo analítico en relación a los fundadores de discursividad, por
parte de los analistas que los siguieron. Esto, en primera instancia, lo
haremos a partir de los comentarios de Han Israëls en “Schreber, père et
fils” especialmente en los capítulos XXII “Sigmund Freud y los
psicoanalistas delante de Moritz Schreber” (pp. 289-313) y XXIII “Morton
Schatzman delante de Moritz Schreber” (pp. 314-340). Allí se señala, algo
que bien podría ser una guía desde donde considerar el problema, que
Niederland sostuvo ciertas posiciones contradictorias con las de Freud
pero bajo la ‘cobertura’ de que ellas eran simples extensiones
absolutamente acordes con las tesis del maestro. Lo cual nos llevará a
considerar la función de la ‘autoridad’ en relación a los textos y a las
posiciones de Freud en el campo analítico. Esto plantea interrogantes
sobre cómo juega allí la relación maestro - discípulo. Ya que vemos
aparecer formas que implican juegos de ‘disimulación’ entre los pliegues
del maestro al tiempo que se estigmatiza como ‘herejes’ o ‘disidentes’ a
quienes explicitan posiciones abiertamente en conflicto o contradicción con
él. Es la posición en la que un amplio sector del campo analítico colocará a
la producción de un Morton Schatzman, por ejemplo. Hay que seguir con
detalle el hecho y el modo en que se intentó ‘sacar de circulación’ a su
libro de las citas bibliográficas por parte de los analistas de la IPA, que
incluso llegó al paroxismo cuando Niederland planteó como condición de
su autorización para una edición francesa de un artículo suyo la exclusión
de todo artículo de Schatzman.
Extrañamente en cuanto al modo de reaccionar al respecto, por parte de
los analistas freudianos y lacaneanos, no hay diferencias fundamentales.
Por un lado parece vigente una exigencia de “subordinación” incondicional
como reclamarían los lazos fundados en la institución militar; al tiempo
que se predica una “fiel y creyente” adhesión a textos considerados desde
entonces como ‘sagrados’ o ‘canónicos’, como reclama la institución
religiosa. Ambas modalidades de lazo implican un rechazo a priori de todo
examen crítico de las razones de cada una las posiciones en abierta
contradicción con el lazo que promueve la estructura del discurso
analítico. A continuación se intenta, y algunas veces se logra, generalizar
esta política hacia el exterior y hacia el interior de los agrupamientos
11
analíticos, perceptible en el ‘tratamiento’ que sufren allí tanto las
cuestiones doctrinales como las clínicas y los lazos entre los analistas.
Es otro de los puntos en que fundamentaremos la aún por-venir existencia
de un lazo particular fundado en las estructuras del discurso analítico. En
su lugar veremos que los lazos, especialmente en las instituciones, son
manejados y pensados con categorías propias de la lucha política o de la
estructura familiar. Lo que por momentos da la apariencia de que allí los
únicos lazos posibles serían los generados por el poder, la política, la Ley,
la Naturaleza es decir el Estado, la religión o la ciencia.
Esta situación no será obstáculo para que en nuestro examen del lazo
entre analistas partamos de la suposición de una singularidad que
sostenemos se expresa parcialmente en muchos planos y momentos en la
construcción del aparato de producción del objeto que consideramos. Al
que tomaremos siempre en relación a otro de los ejes fundamentales de
nuestra investigación: la concepción psicoanalítica de la transferencia,
fuente y causa de la particularidad de la modalidad del saber en el campo
del análisis. Nuestra hipótesis supone que tal objeto no puede extraerse
del marco en que se segrega todo saber en el campo del psicoanálisis, el
lazo entre analistas. Lo cual no sólo se refiere al modo como se construyen,
despliegan, prolongan o interrumpen sino también hace a la construcción
de la historia de dichos lazos.
Veremos entonces que en ciertos momentos una modalidad de
construcción de la historia del psicoanálisis oculta, disimula, disuelve
dichos lazos. Esto es posible seguirlo particularmente en el texto de Freud
sobre las Memorias de Schreber. Afirma allí que su teoría sobre la paranoia
no ha sido construida ad hoc para el caso. Apela al testimonio de un
colega para luego explicitar, en la correspondencia con Jung y Ferenczi, su
real proveniencia: la relación Freud-Fliess. Pero lo que es colocado en
función de causa del saber sobre la paranoia es disimulado, borrado,
forcluido, por el modo en que escribe e inscribe en el campo, tanto por
parte de Freud como de aquellos que se ubican como sus ‘historiadores
oficiales’, (léase Ernest Jones).
Será necesario seguir en detalle la concepción de la transferencia a la luz
del ‘caso Schreber’ colocándola contra el fondo de la consideración del lazo
entre los analistas.
En el caso de Freud el marco transferencial en el surgimiento de nuestro
objeto tiene tres capítulos fundamentales: la relación Freud-Fliess, la
relación Freud-Jung y la relación Freud-Ferenczi. Veremos que estos al
menos tres lazos transferenciales, fundamentales en cuanto al forjamiento
de la estructura freudiana de las psicosis, terminaron (y fueron retomados
en la construcción de la historia de los mismos) en medio de acusaciones
12
de paranoia, tanto respecto de Fliess, como de Jung y de Ferenczi.
Destaquemos que en la correspondencia Freud-Jung aparece claramente
que éste último considera que Freud ‘sojuzga a los otros analistas al
tratarlos como si fueran pacientes’. Uno podría entender esto en términos
de cierta ‘sensibilización de complejo’ o como la tendencia siempre
presente en el analista que pretende que las estructuras que surgen de la
práctica que lo causa no lo impliquen. Pero también se puede leer allí un
exasperado llamado a considerar la diferencia, la distancia existente entre
los lazos analista analizante y el lazo entre analistas.
En el caso de Lacan nos encontramos también con otros tantos capítulos
transferenciales. Un capítulo Lacan-de Clerambault (y los psiquiatras que
fueron sus maestros, formadores e interlocutores); un capítulo Lacan en
interlocución con los psicoanalistas que daban el tono y el tema a las
cuestiones psicoanalíticas de la época y finalmente un capítulo Lacan y los
discípulos y alumnos efecto de su propia enseñanza.
I FREUD
13
Capitulo I
Sigmund Freud, desde el comienzo de su recorrido, se interesó y fue
interesado por las psicosis, especialmente la paranoia. Esto está en directa
relación con el hecho de que su puerta de entrada a la praxis analítica fue
la experiencia transferencial con Fliess. De la cual, a posteriori, dirá haber
extraído el saber que sobre la paranoia expuso en su lectura de las
Memorias de Schreber. Entonces, en el origen de la invención freudiana
ubicamos esta experiencia transferencial en su modalidad paranoica.
Las huellas de su interés en la paranoia se pueden pesquisar a lo largo de
su recorrido y en diversos lugares de su obra en la que ubicaremos, a
título de hipótesis provisoria, dos etapas.
En primer término las encontramos entrelazadas con la escritura privada
del psicoanálisis, la Correspondencia Freud-Fließ, que comienza el 24 de
noviembre de 1887.
Una manera clásica de leerla, Ernst Kris, en su Introducción a la primera
edición de 1950: “El intercambio epistolar que prolongó ese encuentro (en
Viena en otoño de 1887) comenzó como el de dos médicos especialistas
que se enviaban pacientes uno a otro y desde 1893 fue un intercambio
regular de ideas entre dos amigos íntimos que compartían intereses
científicos …”. Luego agrega: “La función del intercambio epistolar estuvo
determinado, hasta donde podemos inferir de todas las cartas conservadas
de Freud, por la comunidad de los intereses científicos.”
Si la relación se observa desde esta perspectiva ‘la comunidad de intereses
científicos’ entre dos médicos amigos, los escritos “teóricos” y las cartas, se
leen en una “frecuencia”, científico-médica podríamos decir. Por el
contrario constataremos un salto, una mutación en el paso freudiano, del
que encontramos correlatos en la Correspondencia, la que devendrá
testimonio de la experiencia transferencial en curso. En ese momento la
segregación del saber cobrará absolutamente otra dirección. Allí donde era
el sujeto científico y su objeto de conocimiento, advendrá el desgarrado
sujeto causado por tal experiencia.
Lo que aparece primero como un intercambio profesional de intereses y
pacientes va transformándose en un intento de compartir con el otro bajo
la modalidad de constituir un solo cuerpo en el que no haya ya sentido de
la propiedad, donde los límites con el otro se desdibujen. Se hace Uno con
el otro en un cuerpo común, donde sin embargo se señalan dos zonas, una
psicológica, la otra biológica, de las cuales se ocuparía cada una de las
caras de ese Uno. Luego empieza a tensarse la cuerda. Lo que antes
14
aparecía bajo la forma de un reparto natural de los campos de acuerdo a
los intereses de cada quien en el marco de una reciprocidad total sin
cuidados se transforma en una inquietante pregunta que inquiere ¿quién
desconoce a quién? ¿quién roba a quién? ¿qué Bien propio le roba? Esto
terminará por producir un modo particular de desgarro, de ruptura. Freud
conecta esto con la paranoia, lo cual lo marcará traumáticamente de por
vida, así como al discurso analítico y a la práctica analítica misma.
Por ejemplo, en medio de los primeros intercambios, aparecen las
Bemerkungen über Pyschoneurosen de 1894 y las Neue Bemerkungen über
Psychoneurosen de 1896 y también el Manuscrito H, agregado a la carta 53
del 24/01/1895 de la Correspondencia Freud Fließ, donde Freud afirma
que "... la paranoia crónica en su forma clásica es un modo patológico de
la defensa, como la histeria, la neurosis obsesiva y la confusión
alucinatoria".
A ese ‘modo patológico’ de defensa, en ese momento ¿cómo imaginaba
Freud afectarlo? "restituyendo en su derecho el recuerdo de aquella
escena". Se trata de ‘restituir’ el derecho a recordar. ¿Y por qué fracasó en
su intento? A causa de la "¡Defensa! Eso se discernía claramente. Ella no
quería que se lo recordaran y en consecuencia lo había reprimido
voluntariamente." "La defensa era indudable desde todo punto...” Pero ¿en
qué residía lo peculiar de la defensa paranoica? "En la transformación de
'un reproche interno'; un 'juicio’ sobre ella había sido trasladado hacia
afuera". "La paranoia tiene, por lo tanto, el propósito de combatir una
representación 'inconciliable' con el yo por la vía de proyectar al mundo
exterior el sumario de la causa". Lo cual se trataría de un "abuso del
mecanismo de proyección a los fines de la defensa." Hay allí una simple
transposición: “La gente decía lo que en otro caso ella se habría dicho”.
Para Freud se trataba entonces de que la paciente “no quería que se lo
recordaran”. Por eso fracasó cuando “me empeñé en curar el esfuerzo de la
paranoia reinstituyendo en su derecho al recuerdo de aquella escena”.
Freud admite que a sus “insistentes preguntas sobre si empero no había
ocurrido algo ‘embarazoso’ ” se “le respondió con la más tajante negación”.
Se muestran aquí algunos de los términos fundamentales con los que
partía Freud en la consideración de la paranoia: defensa, proyección,
representación intolerable, yo, represión, ausencia de recuerdo.
Un año antes del Historial H, en 1894, en Observaciones sobre las
Neuropsicosis de defensa, pág. 170, Freud considerará el problema en
términos de una contradicción "entre su yo y la representación intolerable"
lo que lleva "a diversas reacciones patológicas que produjeron, bien una
histeria, bien una representación obsesiva o una psicosis alucinatoria."
Razonamiento que equipara el “mecanismo” de la histeria, la neurosis
15
obsesiva y la psicosis alucinatoria.
Aunque en el apartado III, pág. 175, expresa que en el caso de la histeria y
la neurosis obsesiva "la representación, si bien aislada y debilitada,
permanecía en la consciencia." "Pero hay aún otra forma de la defensa
mucho más enérgica y eficaz, consistente en que el yo rechaza (verwirft) la
representación intolerable conjuntamente con su afecto y se conduce como si
la representación no hubiese llegado jamás a él. En el momento en que esto
es conseguido el sujeto sucumbe a una psicosis que hemos de calificar de
'locura alucinatoria'". Esto plantearía la posibilidad de que en las psicosis
se consiguiera lo que antes planteó como imposible en el campo de la
histeria, pág. 171, "la labor que el yo se plantea de considerar como non
arrivée la representación intolerable es directamente insoluble para él: ni
la huella mnémica ni el afecto a ella inherente pueden ser hechos
desaparecer una vez surgidos. Pero hay algo que puede considerarse
equivalente a la solución deseada y es lograr debilitar la representación de
que se trata...".
Planteado el caso, en la pág. 176 va a considerar que "... Puede por tanto
decirse que el yo ha rechazado Hervorhebung, la representación
intolerable por medio de la huida a la psicosis." Luego, "... el yo se separa
de la representación intolerable, pero ésta se halla inseparablemente unida
a un trozo de la realidad y al desligarse de ella el yo se desliga también,
total o parcialmente, de la realidad."
El desligamiento o pérdida de la relación con la realidad o con un sector de
la misma será justamente lo que constituirá uno de los centros de la
perspectiva de su análisis en 1923, "Neurosis y psicosis". Cosa que en
1924, en "La pérdida de la realidad en las neurosis y psicosis" desmentirá
como específico de las psicosis al afirmar en la pág. 2745 que "toda
neurosis perturba en algún modo la relación del enfermo con la realidad".
Volvamos a "Observaciones sobre las neuropsicosis de defensa ", 1894.
Afirma Freud allí que hay "tres formas de defensa" a las que corresponden
"tres formas de enfermedad". Hablará incluso de "psicosis de defensa".
Estos términos siguen siendo básicamente los mismos que los de la
Correspondencia con Fliess: defensa o represión frente a una
representación intolerable, a lo que agrega el enlace desligamiento de la
representación con la realidad. En líneas generales mantiene una unidad,
una continuidad, entre histeria, neurosis obsesiva y psicosis alucinatoria
sobre la base de pensar que la piedra angular de las mismas es la defensa
frente a una representación intolerable.
Dos años más tarde, en 1896, escribe Nuevas aportaciones sobre las
neuropsicosis de defensa , trabajo al que consideramos, respecto de la
16
paranoia, como el paradigma anterior al de su comentario sobre las
Memorias de Schreber. Lo consideramos fundamental para explorar esto
desde una perspectiva nueva, ya que si no todos, la mayoría de los
investigadores anteriores se centra en la afirmación, lugar común de la
literatura analítica actual, de que Freud consideraba su método como no
apto para ser aplicado a las psicosis. Esto desde los más antiguos hasta
los más modernos, desde los freudianos a los lacaneanos.
Conclusión a la que llegan sin analizar a fondo por qué, las razones y los
efectos del salto dado como consecuencia de lo que queda velado a medias
en “Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa” donde Freud
propuso una teoría y una terapéutica que se derrumbaron. También nos
servirá como ejemplo de las virtudes y defectos de los historiales
freudianos. Las vicisitudes teóricas y clínicas se pueden seguir
minuciosamente en los avatares de las notas, los agregados, los cambios,
las diferencias entre las distintas versiones y traducciones del artículo.
En "Nuevas Observaciones sobre las neuropsicosis de defensa " retoma de
su artículo anterior, pág. 286, que las " 'neuropsicosis de defensa', la
histeria, las representaciones obsesivas y algunos casos de psicosis
alucinatoria aguda (akuter halluzinatorischer Zwangsvorstellungen)",
"... son un producto del mecanismo psíquico de la defensa (inconsciente),
surgiendo, por tanto, a consecuencia de la tentativa de reprimir una
representación intolerable, penosamente opuesta al yo del enfermo".
Agrega que "Los resultados obtenidos en estos dos últimos años de trabajo
han robustecido mi inclinación a considerar a la defensa Abwehr como el
nódulo del mecanismo psíquico de las mencionadas neurosis...".
Vuelve a calificar a la paranoia como una neurosis de defensa surgida de,
pág. 293, "... la represión de recuerdos penosos y siendo determinada la
forma de sus síntomas por el contenido de lo reprimido. Peculiar a la
paranoia sería un mecanismo especial de la represión...".
Refiriéndose a su caso expresa: "... la bondad del Dr Breuer me permitió
someter al psicoanálisis, con un fin terapéutico, el caso de una mujer de
32 años, muy inteligente, cuya enfermedad había de diagnosticarse de
paranoia crónica”. En la pág. 393 dice apresurarse a comunicar los datos
adquiridos en este análisis para intentar que estas observaciones muevan
a algún psiquiatra a incorporar "el factor de la defensa" a la "actualmente
muy viva discusión sobre la naturaleza y mecanismo psíquico de la
paranoia".
Expone entonces su "Análisis de un caso de paranoia crónica",
chronischer Paranoia. En 1924 agregará una nota donde corrige su
diagnóstico por el de Dementia paranoides (casualmente la misma
corrección diagnóstica que efectúa, también a posteriori, respecto de
17
Schreber, cosa importante cuando analicemos ambos cursos clínicos).
Pero he aquí que sucede algo que merece un trabajo en detalle. En la
edición de 1968 de la Editorial Biblioteca Nueva, traducción de López
Ballesteros, Tomo I, en el punto III de este artículo hay sólo una nota, la
que citamos unas líneas arriba, en la que Freud cambia el diagnóstico del
caso. En la edición de la misma editorial pero de 1973, en la página 293
justo luego de esa nota, quien está a cargo de la edición, el Dr. Jacobo
Numhauser Tognola agrega: "Sin embargo en nota B, página 296, Freud la
diagnostica de 'Dementia praecox'". Pero en esa edición, dicha página no
contiene ningúna nota B.!
En la edición alemana de las Gesammelte Werke hay sólo dos notas, una
la ya mencionada y otra, en la página 398 que agrega (sin datar por lo que
hay que suponer que fue agregada entre 1922 y 1924 o a posteriori): "Als
späterhn eine Exazerbation die ohnehin spärlichen Erfolge der
Behandlung aufhob, sah sie die anstóßigen Bilder fremder
Genitalien nicht wieder, sondern hatte die Idee, die Fremden sähen
ihre Genitalien, sobald sie sich hinter ihr befänden." "Cuando más
tarde una exacerbación canceló (aufhob) el hasta allí mezquino resultado
de la cura, no volvió a ver las chocantes imágenes de genitales ajenos sino
que tuvo la idea de que los extraños veían sus genitales tan pronto se
encontraban detrás de ella."
En la edición castellana de Amorrortu, Tomo III, pág. 180, Strachey dice:
'El siguiente agregado aparece, con fecha de 1922, en la edición inglesa de
1924 (cf. supra, pág. 160). No se incluyó en ningúna de las ediciones en
alemán y no se ha encontrado ningún manuscrito en alemán
correspondiente1
.' Y agrega la siguiente nota (inexistente sabemos ya, en
todas las ediciones en alemán y en la versión de Lopez Ballesteros, al
menos en la de 1968, y faltante, por un error (aparentemente atribuible a
la composición gráfica, en la de 1973): "El relato fragmentario de este
análisis que damos en el texto fue escrito mientras la paciente aún se
hallaba en tratamiento. Al poco tiempo su dolencia se agravó tanto que
éste debió ser interrumpido. La enferma fue internada en una institución,
donde tuvo un período de graves alucinaciones, con todos los signos de la
dementia praecox (Un comentario de los editores de la versión inglesa de
1924 aclara que la primitiva nota del original alemán correspondía a este
período) Sin embargo, contrariando todas las expectativas se recuperó y
pudo retornar a su hogar, tuvo otro hijo perfectamente sano y durante un
largo plazo (12 a 15 años) fue capaz de cumplir con sus obligaciones de
manera satisfactoria. Se afirma que el único signo persistente de su
anterior psicosis consistía en la evitación de la compañía de todos sus
parientes, ya fueran de su propia familia o de la de su marido. Al término
de este lapso, afectada por cambios muy adversos en sus circunstancias
1
Hemos agregado nosotros la negrita y el subrayado. A.O.
18
de vida, enfermó nuevamente. Su marido había quedado incapacitado para
el trabajo y los parientes a los que había evitado se vieron obligados a
acudir en sostén de la familia. La paciente fue otra vez internada en un
establecimiento y allí murió poco más tarde, a raíz de una neumonía de
rápido desenlace". De acuerdo a los criterios de Kraepelin, fundados en el
curso clínico del caso, casí calcado del de Schreber, este caso es clasíficado
como una dementia paranoides.
Entonces tenemos que esta nota, agregada sólo en algunas ediciones, al
menos casí treinta años más tarde, aclara que el tratamiento que
pretendía curar la paranoia, partiendo de la hipótesis de que ésta se
fundaba en la defensa o la represión de ciertos recuerdos intolerables,
había terminado en un completo y rotundo fracaso! Las vicisitudes de las
notas, las ediciones y las traducciones nos parecen que hacen al problema
en juego sirviendo para la determinación tanto de las modalidades del
forjamiento de un objeto singular como de la historia del mismo.
Encontraremos aquí ciertos elementos en común con la transmisión/
construcción del llamado caso Anna O. (Bertha Pappenheim), en el seno
del campo analítico. Tanto la construcción del caso en sí como la
construcción de su historia, efectuada a través de artículos, comentarios,
seminarios y libros escritos por Freud, Jones, Lacan, Safouan y otros.
Jung en su libro “Psicología de la demencia precoz”, en la pág. 29, en el
cap. 1 “Estudio crítico de opiniones teóricas sobre la psicología de la
demencia precoz”, dice: “En 1896 Freud analizó una enfermedad
paranoica, una de las formas paranoides de la demencia precoz según
Kraepelin, y demostró como sus síntomas están determinados
exactamente de acuerdo con el esquema de los mecanismos de
transformación de la histeria. Freud dijo que también la paranoia o grupos
de enfermedades pertenecientes a la paranoia son una neuropsicosis de
defensa, es decir surgen, al igual que la histeria y las ideas obsesivas, de la
represión de recuerdos penosos y sus síntomas son determinados por el
contenido de la represión. En vista del significado de gran alcance de una
hipótesis tal, vale la pena profundizar más este análisis clásico de Freud”.
Y cita el caso para concluir: “Aquí Freud abre un camino para la
comprensión del tono emocional inadecuado en la demencia precoz”.
A nuestro entender la consideración de si tal hipótesis abre o no un
camino sólo puede partir del registro, anotación, inscripción,
reconocimiento abierto y público del fracaso rotundo en que terminó el
tratamiento y sus razones. Sólo partiendo de allí habría posibilidad de
considerar el movimiento siguiente respecto de las psicosis.
Hacia el final de este trabajo de 1906, Jung marca sus diferencias con
Freud, las que mantendrá hasta el final (y de las que Freud se ocupará
19
particularmente en "Introducción al narcisismo") afirmando: “debemos
suponer que la disposición para el origen de la demencia precoz es muy
diferente de la de la histeria. Si se me permite una conjetura sólo
hipotética, se podría desarrollar el siguiente pensamiento: el complejo
histerogénico produce síntomas reparables, mientras que el afecto de la
demencia precoz favorece la aparición de anomalías en el metabolismo
(¿toxinas?) que dañan el cerebro en una forma más o menos irreparable.”
Más adelante citaremos el lugar donde Bleuler se revela como la fuente de
inspiración de este comentario de Jung.
De cualquier modo, es al calor del encuentro con Jung que ubicamos una
segunda etapa en la producción de Freud respecto de las psicosis. Es
entonces cuando aparece, y en esto hay acuerdo general entre freudianos y
lacaneanos de que se trata de su obra cumbre sobre la cuestión, "Sobre un
caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schreber)".
Esto, que podríamos tomar como el modo paradigmático que tiene Freud
de presentar las cuestiones clínicas, y también doctrinales, en medio del
intercambio transferencial, nos parece que muestra, en el sentido de
Wittgenstein, el quid del asunto.
Lo cual se va a repetir a lo largo de la obra de Freud, lo que nos permite
establecerlo como un rasgo estructural de la particular modalidad del
saber del campo analítico. No hay allí saber por fuera de la transferencia.
No es posible desconectar una cosa de otra, salvo al precio de perder a
ambos.
Pero cierta presentación de la clínica analítica bajo la modalidad ‘científico-
médica’ borra dicha articulación. Lo cual hace que para nuestro trabajo
sea imprescindible volver a reconstruirla. Al mismo tiempo ese saber
transferencial supone un lazo al Otro y al otro, es decir, pone en juego
siempre un sujeto en el marco del lazo social.
Por eso aparece completamente descaminada y opuesta a nuestra
perspectiva la Introducción de J. M. Masson a la nueva edición y versión
de la Correspondencia cuando dice: “Es poco esclarecedor interpretar,
como hacen muchos, la intensidad de esta simpatía Zuwendung, como un
fenómeno de transferencia…” Pero a esta tontera agrega algo verdadero:
“Cada relación de amor –y esta lo fue, sin duda- contiene un misterio que
desafía al análisis”. Por un lado afirma que ‘a esta simpatía’ no hay que
tomarla como una relación transferencial” pero al mismo tiempo afirma
que fue una relación de amor. Habrá que poner a prueba si esta relación
de amor contiene o no los elementos que hacen a la especificidad del amor
transferencial.
Al comienzo Freud aún se encuentra escribiendo sobre “la anatomía del
cerebro” como le anuncia a Fließ. Al mismo tiempo tiene “la esperanza de
20
un trato asiduo y lleno de simpatías entre nosotros en el futuro”.
En el tono de Fließ nota algo que interroga: “Sigo sin saber con qué he
podido ganarlo a usted; el poquitito de anatomía cerebral especulativa no
alcanzó sin duda para impresionar su juicio severo. Pero me complace
mucho”. “Los dos trabajos, anatomía cerebral e interés por la histeria
crecen juntos”.
Recién cuatro años después de comenzar el intercambio, el trato pasa a
ser de amigos. Un encuentro en 1890, en Salsburgo, lleva a Freud a
enviarle a Fließ un cuaderno del trabajo sobre Afasias diciéndole: “Siento
mucha curiosidad por saber lo que dirá usted sobre esta producción. A
consecuencia de su relación privilegiada con el autor, algo de ello le
parecerá ya sabido.” Espera con curiosidad su comentario pero el otro,
aún, sigue siendo “usted”.
En la carta 13, del 28/06/1892 aparece por primera vez el tuteo. Freud
escribe luego del encuentro en ocasión del compromiso matrimonial de
Fließ: “Afloró en mi la idea tranquilizadora: él ahora está cuidado y en
buenas manos. Esta seguridad fue por cierto decisiva para mi intercambio
epistolar contigo. No has de entenderla mal.”
Coincide con el momento en que Breuer acepta escribir y publicar con
Freud sobre la histeria y la teoría de la abreacción que terminará con la
publicación en 1896 de “Estudios sobre la histeria”.
El punto culminante de este ciclo podríamos ubicarlo en la carta 113, del
17/12/1896 (es la carta posterior a la 112, a la que Jacques Lacan volvió
famosa como “la Carta 52”, donde Freud efectúa otra síntesis, otro
Entwurf, donde sintetiza sus ideas respecto a la ‘psicología’.
“Mit der Aufnahme meiner Phantasíen bin ich aber sehr zufrieden. Pero
con respecto a la recepción de mis fantasías estoy muy satisfecho. Ich
weiß, Du gibst ihnen den richtigen Platz, verfolgst diese Gesichtspunkte
weiter und hälst mich weder für einen Narren, der sich darum der
Beobachtung und Korrektur überhoben glaubte. Yo sé que les das su justo
lugar, persigues más allá estos puntos de vista y no me tomas por un loco
que cree poder pasar de la observación y las correcciones… unter uns …
Meine innere Freude beim Einfall bezog sich offenbar nicht auf latente
Beweise, sondern auf den Fund eines gemeinsamen Bodens der Arbeit
zwischen uns. Hoffentlich kommt es soweit, daß wir auf ihm gemeinsam
Endgiltiges aufführen und dabei unsere Beiträge bis zur
Eigentumsverkennung vereinigen. Tatsachen sammeln kann ich ja nur auf
psychischen Gebiet wie Du auf organologischen, das Zwischengebiet wird
mit einer Hypothese besetzt werden müssen. Mi alegría interior con la
asociación beim Einfall no se refiere a pruebas latentes sino al hallazgo, al
21
descubrimiento, auf den Fund, de un cuerpo común de trabajo entre
nosotros. Es de esperar que nosotros a partir de él construyamos cosas
comunes definitivas y con ello unamos nuestros aportes hasta hacer
irreconocible lo propio, la propiedad de cada cual!. Hechos que yo sólo
puedo coleccionar del campo psíquico como tú del organológico, el terreno
intermedio debería ser ocupado por medio de hipótesis.”
Entendemos que ésta es la cuestión fundamental de la Correspondencia
Freud Fließ, de la relación transferencial analítica y de la paranoia. Es al
examen detallado de la historia de la construcción y disolución de ese
cuerpo común a lo que nos dedicaremos en esta Tesis.
Freud afirma en la carta 113: “A pesar de las inexactitudes y lagunas por
mi conocidas en la superestructura y la escasa consistencia de la base no
quiero dejar de enviarte esta elaboración. En primer lugar no eres ningún
Breuer al que no se le puede mostrar nada inacabado. En segundo lugar
es posible que hagas algo con esto y tercero… pero todavía ningún sector
está acabado, me ocurre como si me faltara aún un fragmento esencial ‘en
alguna parte’ ”. … “Binswanger acaba de publicar un grueso manual sobre
la neurastenia en el que la teoría sexual, es decir ¡mi nombre, no aparece
ni una vez! He de tomarme fría venganza tan pronto aprenda a interpretar
la neurastenia sobre la base de nuestras teorías que espero pronto se
fusionarán mezclarán verschmolzenen”.
Esa fusión entremezclamiento de uno en otro al mismo tiempo va
acompañado del anhelo (carta 172 del 30/07/1898) de “que cada uno dé
lo que cada uno tiene sin consideración por el otro”. “Denn jeder soll
geben, was er hat, ohne Rücksicht auf den Anderen.” Sin consideración ni
obligación, ni entendimiento, ni comprensión del otro.
Carta 127. 16/05/1897. “Espero que ahora seas tú de nuevo por largo
tiempo el viejo y además dejes que abuse de ti como un público benévolo
wohlgeneigtes Publikum. Porque en verdad yo no puedo trabajar sin un
tal público … me apura iniciar la elaboración del sueño, donde me siento
tan seguro y a lo cual además estoy autorizado por tu juicio.”
Inicio de la elaboración de la Traumdeutung, con la autorización, buena
disposición, del que está en el lugar de Otro de sí. A este punto de partida
tendremos que tensarlo con el punto de llegada en el momento del
desgarro transferencial: ‘el interpretador de sueños sólo lee en el otro sus
propios pensamientos’.
Carta 130. 18/06/1897. “Necesito un nuevo impulso de vos, pasado un
tiempo se me va. Nurnberg me puso en marcha por dos meses”.
Carta 131. 22/06/1897. La división del trabajo. “Nos repartimos como los
dos mendigos, uno de los cuales recibió la provincia de Posen, tú lo
22
biológico yo lo psíquico. Tengo que confesar que en el último tiempo he
inciado una recopilación de historias judías de sentido muy profundo”.
Comienzo del Witz “El Chiste y su relación con el inconsciente” (La
segunda de las tres obras basales de Freud (Traumdeutung, Witz y
Psychopathologie des Alttagslebens”.
Carta 132, 07/07/1897. Primero se autocalifica de “Korrespondent”
inútil, no puede corresponder nada. “Lo que ha sucedido en mí todavía no
lo sé del todo, algo desde las más hondas profundidades de mi propia
neurosis se ha opuesto a un progreso en la comprensión de la neurosis y
vos estabas mezclado de algún modo con esto. Luego la parálisis para
escribir me parece representar un modo de inhibir nuestras relaciones
Verkehr. … se trata de afectos extremadamente obscuros. ¿No sucederá
con vos un caso semejante?” ¿Se observará lo casí calcado de la pregunta
de Schreber a Flechsig en la Carta Abierta al Consejero Privado? ¿Se
entiende que se trata de un reconocimiento de los signos del
establecimiento de la relación transferencial?
En ese marco: “El esclarecimiento del sueño me parece lo más
consolidado, en derredor yacen enigmas gigantescos, imperturbables. Lo
organológico te espera a ti, conmigo no ha hecho ningún progreso”. La
división del cuerpo fusionado se mantiene. En la carta siguiente, la 133,
del 20/07/1897, le dirá: “¡Has conseguido resolver el lado exacto del
objeto, introducir matemática y astronomía en la biología!”.
En la 139, del 21/09/1897, Freud manifiesta: “Y ahora deseo confiarte sin
dilaciones el gran secreto que se me ha puesto en claro lentamente en los
últimos meses. No creo más en mi neurótica. … Ahora quiero comenzar
históricamente por donde procede mi Unglauben mi increencia…” Y viene
la cuestión del papel de las fantasías y lo real del padre en las diversas
afecciones. … Momento de duda e increencia pero “¿y si estas dudas no
fueran sino un momento en el progreso hacia un conocimiento más
amplio?” Hay un cierto asombro en Freud de que la Unglauben y las
dudas no lo hayan hundido en las más obscuras profundidades. Cuenta
para esto con los lentos progresos, todas sus esperanzas teóricas y
especialmente con otro factor fortísimo: “¿Podrás desembarazarte por un
día para un idilio de a dos, interrumpido por uno de tres o tres y medio?”
Ese “idilio de a dos” es su sostén en el preciso momento en que “… podría
sentirme muy insatisfecho” por la caída de uno de sus pilares teóricos: la
creencia en la teoría de la seducción en la realidad del padre en la
causación de la Neurótica.
Entonces volviéndose sobre sí se dice un chiste a propósito de esta
situación: “Rebekka quítate el vestido, has dejado de ser una novia” (El
cuento completo sería: “Du warst einmal eine stolze Braut, aber du hast
23
Pech gehabt, die Heirat ist abgeblasen – zieht dein Brautkleid aus!”
“Vos una vez fuiste una orgullosa novia pero tuviste un fracaso y el
casamiento se perdió, Rebekka ¡quítate el vestido de novia!). Rebekka /
Freud ha perdido el vestido de la teoría de la seducción pero aún se
sostiene en la medida que restan las vestiduras del idilio a dos con Fließ.
Solo que “resta una angustia. ¿Qué comprendo yo de tus cosas?” O sea,
¿con qué correspondo desde mi lugar? “incapaz de apreciarlas … apenas
conseguiré entenderlas … y la duda que se genera (como mi propia duda
en mis cosas) no es sino el resultado de una insuficiencia del
entendimiento.” Por el contrario “Tu situación es mejor porque puedes
abarcar todo lo que yo aporto y pronunciar sobre ello una palabra
autorizada”
Así es como caracteriza Freud la asímetría de la Co-rrespondencia entre
ambos. En ese cuerpo común no entiende, no alcanza a entender, a
comprender, a captar, lo del otro allí, mientras que hay la suposición que
el otro sabe, entiende, abarca todo.
Sigue su análisis, por el camino de los sueños. ¿Quienes han sido sus
“causantes”?. A propósito del padre real “en mí el viejo no desempeña
ningún papel activo”. Solo la empleada y la madre.
Dice que es lo más valioso que tiene en ese momento. Por ese camino
encuentra que: “También en mí he hallado el enamoramiento de la madre
y los celos hacia el padre y ahora lo considero un suceso universal de la
niñez temprana…” el poder cautivador de Edipo rey”. “Fugazmente se me
ha pasado por la cabeza que lo mismo podría estar también en el
fundamento de Hamlet…”
A la generalización del Edipo le sigue la particularización de la asímetria
del cuerpo fusionado: “En tus trabajos y progresos lamentablemente tengo
muy poca participación. En un aspecto estoy mejor que tú a causa de ello.
Lo que te refiero del polo-alma de este mundo, encuentra en ti un crítico
que comprende todo, y lo que vos comunicas del polo-astros despierta en
mí un asombro infructuoso.”
En la carta 145 insiste sobre Edipo: “Sobre mi interpretación del Rey Edipo
y Hamlet no me has escrito nada en absoluto. Como no le cuento sobre
esto a nadie más … querría tener de ti una breve manifestación”.
En la 146: “Mi autoanálisis sigue interrumpido. He visto por qué. Ich kann
mich nur selbstanalysieren mit den objektiv gewonnenen Kenntnissen
(wie ein Fremder), eigentliche Selbstanalyse ist unmögliche. Yo sólo
puedo auto analizarme con conocimiento objetivo (como un extraño)
propiamente autoanalizarse es imposible”.
En la 147: “Que sean más frecuentes esas cartas tan unilaterales … Así
24
haces lo que yo hice siempre, escribir lo que te ocupa y dejar de lado
aquello a lo que no puedas reaccionar. Nuestras charlas solían ser
parecidas; cada uno por turno empezaba a hablar de lo que tenía para
decir y no se sentía obligado a dar respuesta alguna a lo oído…”
Hablar sin obligación hacia el otro, escuchar sin obligarse hacia el otro.
Emisión y recepción sin Zwang, obligación hacia nadie.
Todo esto no será sino una introducción al decisivo encuentro en Breslau.
Mientras Freud habla sobre el futuro encuentro en Breslau, anota “he
albergado durante un mes en mi cabeza las cosas más chifladas y por
añadidura no hablo con ningún hombre juicioso.”
Sigue la repartición, Carta 151. “Si ahora existen dos personas, una de las
cuáles puede decir qué es la vida [Fliess] , y la otra (aproximadamente) qué
es el alma [Freud], y las dos además mantienen cordialísimas relaciones,
no es sino justo que ambas se vean y hablen más a menudo.”
En este contexto se produce el decisivo encuentro en Breslau. Allí Fließ le
comunica a Freud por primera vez sus ideas sobre bisexualidad y
bilateralidad y la relación que establecía entre ambas. Punto de máximo
encuentro y al mismo tiempo comienzo del distanciamiento.
El profundo impacto sobre Freud se puede medir en las poderosas
reacciones que le provoca, y la particular modalidad de las mismas.
Primera reacción: se mantiene a distancia de la cosa. Como si no le
incumbiese.
Inmediatamente olvido total de los dichos y las circunstancias.
Luego tiempo de latencia.
Luego reaparición constituyendo lo más propio de sí.
Virulenta reacción del otro. Recien en ese momento, y luego de todo un
trabajo analítico, emergen en Freud, súbitamente, todas las circunstancias
olvidadas: ejemplo consignado en la Psicopatologia de la vida cotidiana.
Para aportar otros aspectos al cuadro de la modalidad de relación entre
Freud y Fließ podríamos tomar la carta 153 del 04/01/1898 donde Freud
informa: “Hoy te envío el numero 2 de los informes apekkológicos, una
revista muy interesante editada por mí para un único lector…”. Su
escritura tiene un único interlocutor, un único lector, un único Publikum.
Respecto del encuentro en Breslau al final de la 152 Freud concluye: “… es
la primera vez desde hace mucho tiempo en que los vislumbres e
inclinaciones de los dos no van por el mismo camino.” Ya no se trata de
que cada uno se ocupa de diferentes aspectos dentro del mismo campo
sino que las orientaciones empiezan a ser distintas.
En la 153 Freud le envia el 2do número de la revista que edita para ‘su
25
único Publikum’, precisa: “me ha cautivado formalmente la insistencia en
la bisexualidad… Si tuviera aversión por razones personales… me revuelvo
sólo contra la compenetración de bisexualidad y bilateralidad que tú pides.
Al comienzo no tomé posición alguna ante esta idea por lo alejado que aún
me sentía del tema.” Después agrega que si no hubiera estado tan aturdido
habría podido dar forma a la duda sentida como una objeción… de
cualquier modo las cosas podrían ser de otro modo y la aversión que hasta
ahora tengo hacia tú concepción de la zurdera puede descansar en motivos
inconscientes”.
En la carta siguiente aclarará que una observación de Fließ “ha modificado
mucho mi actitud con respecto a la cuestión en disputa”.
En 161 “Tampoco a la bisexualidad la subestimo en modo alguno, espero
de ella toda ulterior iluminación … Sólo que ahora estoy lejos de ella…”
En 162 “….esperarás que hoy te escriba sobre tu juicio acerca de mi
manuscrito sobre los sueños… Tu impresión de que el autor se hace el
trabajo demasíado fácil… No debes rehusarme los deberes del primer
Publikum y el obersten Richters crítico supremo…”
En 163: “Tras cada uno de nuestros congresos tuve durante semanas
nuevas fuerzas … At odd hours sigo escribiendo el libro de los sueños…
Agrega en 167, el 18/05/1898: “Estoy tan infinitamente complacido que tu
me regales un Anderen, un Otro, un crítico y un lector y aún uno de tu
cualidad. Completamente sin público yo no puedo escribir pero puede
conformarme completamente el hecho de que yo escriba sólo para Ti.”
Único interlocutor, único lector, único Publikum.
En 171, 07/07/1898 al terminar un esbozo del Capítulo 7 de la
Traumdeutung le dice: “Aquí está ella. Me costó mucho decidirme a
largarla de la mano. No la estorbará la intimidad personal pertenece a
nuestra recíproca sinceridad intelectual”. Es decir, ese cuerpo común,
constituido a la luz de una exigencia de completa y recíproca sinceridad.
En 172, 30/07/1898, seguirá haciendo precisiones: “No te abstengas de
escribirme sobre las elipses aunque yo pase justamente por un tramo tan
irracional de las mías. Luego cada uno debe dar lo que tiene, sin
consideración por el otro. Yo también hago esto; la falta de obligación en la
que uno se siente constituye el principal estímulo de la Correspondencia.
Me gustaría darte lo que Tú no tienes, la cabeza libre, den freien Kopf …
Lo inacabado de tus descubrimientos no me molesta en nada (recordar su
opinion respecto a la diferencia que sentía entre la recepción de Fließ y la
de Breuer) sabes que no pienso, recibo, disfruto, me asombro y me formo
expectativas.” Evocación de una ideal recepción en blanco, la cual
constituiría, tal vez, otra modalidad de una frase del Candide que Freud
había hecho que Martha bordara para su consultorio: travailler sans
raisonner, devenida, recepcionar sin pensar, escuchar sin pensar.
Conseguir, si fuese esto posible, que la palabra logre anticipar al pensar.
26
En 175 26/08/1898, agregará: “… para un próximo congreso … debes
hacer el primer intento de enseñar la nueva ciencia concatenadamente a
uno que –pero en serio- ‘es por entero ignorante y lo ha olvidado todo’ ”. Se
evoca la figura de un otro receptor en blanco respecto de lo que se cuenta,
supuestamente se le ha olvidado todo, se le ha borrado todo, respondiendo
a la exigencia ideal de evaporación de todo saber.
En 176, 31/08/1898 da cuenta del estado de situación: “Mi trabajo se me
presenta muy desvalorizado, la desorientación es completa, el tiempo, del
que otra vez ha pasado un año entero sin progreso asíble en los
principios… Para colmo es el trabajo a cuyo logro he confiado mi
existencia”.
De cualquier modo las diferencias se hacen notar en 177, 22/08/1898: “…
de ningún modo soy de una opinión distinta de la tuya, no me inclino a
mantener flotante lo psicológico sin base orgánica [respuesta a un
reproche] … ¿por qué no me converge? no tengo la menor idea”. No es que
su posición sea efecto de una opinión distinta sino de la modalidad de
presentación de las cosas. Sigue su trabajo sobre el olvido de nombres
propios, el ejemplo de Signorelli culmina con un “Sólo que ¿a / para quién
podré hacerlo creíble?”
En 188, 03/01/1899 “Vivo contrariado y en la obscuridad hasta que
llegas; me insulto, enciendo mi oscilante antorcha en la tuya calma, me
siento de nuevo bien y tras tu partida recibo otra vez ojos para ver y lo que
veo es bello y bueno…”
En 190, 30/01/1899 “… Yo te necesito como Publikum… Solo anticipo
qué dirás sobre las notas que deberían darte una mejor visión que nunca
antes…”
Decisión de escribir la Traumdeutung. Se dice que tiene que estar lista en
dos meses. Esa decisión también tiene que ver con Fliess como lo aclara en
200: “…me pregunto si tú me has aconsejado realmente bien, si mas bien
no te debo maldecir a causa de ello (por “la desdicha de leer y extractar la
bibliografía del sueño…”).
¿Cómo se propone el trabajo? 194, 19/03/1899: “En mi trabajo todo
arrecia entremezclado pero no busco nada nuevo hasta el intercambio con
vos…”.
En 195: “Si en estos días reuniré todavía la fuerza para ordenar el material
a tí destinado o si tendrás que conformarte otra vez con jirones … Pero sin
duda me confirmarás que desde el otoño empieza a haber luz en mi
obscuridad… Sin duda entonces tú me ensanchas la visión para que yo
pueda concebir de nuevo algo de Cielo y Tierra fuera de lo anímico. Me es
27
muy preciso.”
En 207, 22/07/1899, encontramos diseñado el programa de Freud a
propósito de la escritura de la Traumdeutung: “Como quiera que sea
quedará terminada una parte del primer tercio de la gran tarea de
introducir en la ciencia las neurosis y las psicosis mediante la teoría de la
represión y el cumplimiento de deseos.”
Tal vez en contraposición con lo que Freud evoca del programa Fliess:
“Aunque no estoy completamente de acuerdo con tu programa, y preferiría
aprender antes la geometría de tu álgebra”.
En 208, 01/08/1899. “Tu vivo interés por el trabajo (Traumdeutung) me
complace no puedo decir cuanto”. “Mientras más distancia tomo del
trabajo de este año, tanto más satisfecho quedo con él. ¡Sólo la
bisexualidad! Con ella sin duda tienes tú razón. Acostumbro a
representarme cada acto sexual como un proceso entre cuatro individuos.
Sobre esto habrá mucho que hablar.”
Hete aquí entonces que ¡ahora se trata sólo de la bisexualidad! Esa a la
que, cuando por primera vez le vino del otro, había sentido tan lejos, le
había resultado tan ajena. Nachträglich, a posteriori, eso empezará a
abrirse paso en él de un modo tan particular que llegará a constituir lo
propio de sí. Algo similar ocurrirá muchas veces, tal vez respecto de las
cuestiones decisivas. Por ejemplo pasará con la pulsión de muerte,
Todestriebe, de Sabina Spielrein.
En la 209, 06/09/1899 encontraremos la representación que Freud se
hace del análisis a propósito de la Traumdeutung: “… una escondida
senda de leñadores por la que guío al lector –mi sueño ejemplar con sus
particularidades, detalles, indiscreciones, malos chistes, y luego, de
repente, súbitamente la elevación, la altura y el panorama y la pregunta:
Por favor, ahora por dónde desean ir ustedes?”
Al mismo tiempo dice de cómo se siente situado respecto al trabajo de
Fliess: “Deine Arbeit hat sich für mich eingepuppt…” “Tú trabajo se ha
encapsulado para mí…”.
En la 212, en el momento que le pide ayuda para la corrección, suelta un
“Si alguien pudiese decirme el verdadero valor de la historia…”
213: anuncio de la terminación de la Traumdeutung. “Si es por gustos, a
mi no me gusta”… “Que el soñante sea demasíado chistoso, es
seguramente cierto pero eso no me concierne, no me envuelve en un
reproche.” “La apariencia chistosa de todos los procesos inconscientes está
tramada íntimamente con la teoría del chiste y lo cómico”
Carta 215, 21/09/1899. Otros detalles de la relación: “siempre hemos sido
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honrados uno hacia el otro como para que debamos fingir algo entre
nosotros … lamento además que deba arruinarme al más querido y el
mejor lector a través de la comunicación de las correcciones porque ¿cómo
se puede gustar de algo si se está obligado a leer como corrector? Pero yo
no puedo prescindir de ti, el representante des ‘Anderen’, del Otro…”.
Además de único Publikum tiene que cargar con la tarea del corrector.
Carta 216 27/09/1899 “… no me resulta desagradable tener a alguien
que, a pesar de todo, donde cabe, tiene una palabra de alabanza …
También te agradezco esto particularmente”
A pesar de que en la carta anterior le “… parece la acrecentada vivacidad
de nuestra correspondencia” que compensaría incluso la cancelación de
uno de los ‘Congresos’ planeados, registra un cambio: “Desde que has
dejado de escribir acerca de tus descubrimientos, echo de menos algo en
tus cartas.”
Freud sumergido completamente en su Traumdeutung, por el otro repetía
monocorde que no entendía nada de lo que el otro le decía.
En 217 del 04/10/1899 se nota el tenor de la respuesta de Fliess: “…
hasta entonces [hasta el momento en que en la correspondencia le contaba
de sus descubrimientos] solías darme a entender todo lo que sin embargo,
deparaba grandes dificultades a mi entendimiento. Tú escribes sólo sobre
cosas grandes, muy grandes, a cuyo rango empero ya estoy preparado, con
las que mantendré una relación personal … aunque no pueda ser, como tú
eres, padrino del sueño, sino que sólo desde lejos … En definitiva tu
triunfo será un poco el mío, pues mi juicio se ha plegado a ti y a tus
trabajos, tú sabes que en esa época no muchos otros lo hicieron.”
“A la dolorosa sensación de dar-de-si lo que sólo era de uno, tú la
describes certeramente.” “… no he soltado una propiedad sobre ideas sino
sobre sentimientos propios…”
En 218: “No debes arrepentirte de haber vuelto a hablar de tu trabajo en
esta oportunidad”
En 221, 27/10/1899 “Gracias por las amistosas palabras con las que has
respondido al envío del libro de los sueños”. La Traumdeutung ha sido
editada. “Ahora para los otros cinco libros que tengo por delante nos
deberemos dejar tiempo”. Para lo cual además de todo lo necesario será
preciso “un poderoso empujón de un lugar amigo’.
En 223 hay una mención a “Tu silencio me resultaba enigmático.”
En 224: “Entonces yo tenía razón cuando tu silencio me parecía llamativo
y siniestro unheimlich … Creí que algo del libro de los sueños pudo
repelerte, abgestoßen, demasíado. Siempre que se trate de cosas que
quieras mantener en secreto ante tu familia aquí y en círculos más
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amplios, no tienes más que indicarlo con una palabra –como esta vez…”
En 226, a raíz de la publicación de la Traumdeutung, lo que le viene de
los otros, nada o “Sehr interessant!” “Muy interesante!” Ya sabemos que
es la expresión de la señora que recorriendo el museo, que no la roza para
nada, profiere a través de sus impertinentes el Sehr interessant!
Dice que el Dr Gomperz junior “aprende conmigo en horas de la noche el
método de la interpretación de los sueños” “¿Gano con él un alumno?
Sería de mejor calidad que los anteriores. [Dr. Gattel]”
En 227 agregará: “Mi filósofo Harry Gomperz es muy divertido.
Presuntamente no cree nada, pero descubre toda clase de cosas bellas e
ingeniosas y se abre poco a poco.” Sin embargo agrega que “Parece que
interpretar sueños es para otros más difícil de lo que yo suponía”.
En 228, a raíz de un comentario de Fließ (que tiene un puñado de lectores
en Berlín) agrega: “Lectores también tengo, sin duda para
Anhöngersschaft seguidores el tiempo no está maduro.”
El Dr. Harry Gomperz (al que por un instante Freud imaginó como un
discípulo de más calidad que el anterior, el Dr. Gattel, al que Freud según
él mismo dice, le tendrá que decir que no puede publicar como “propio”
algo que se propone publicar) dijo “… admiré siempre la originalidad
creadora y la agudeza psicológica de Freud pero sin llegar a convencerme
del fundamento de todas sus opiniones … El experimento resultó un
completo fracaso… después supe que Freud contó a un discípulo que
había conocido sólo a dos hombres cuyos sueños no pudo analizar y uno
de ellos era yo”. Publicado en “La importancia de Freud para las ciencias
del espíritu”. Nada menos.
En la 232, como si supiera anticipadamente esto Freud dice “No cuento
con Anerkennung, reconocimiento, al menos en vida”.
En medio del intercambio aparece esta incursión en relación al
reconocimiento, discípulos, alumnos, Publikum. Donde, enmarañada,
siempre aparecerá la referencia al Gattel, al ladrón, que a su vez encierra
en su seno la hiancia Gatte, pareja, consorte, socious.
En 234: “…supongo que tú … encuentras poco tiempo para escribir…”
En 235 “… yo no soy ni un hombre de ciencia, ni un observador, ni un
experimentador ni un pensador … A gente así [como Freud] se la suele
estimar sólo cuando ha tenido éxito, cuando ha descubierto realmente
algo, pero de lo contrario se la arroja a un lado… Ahora bien, en el
presente me ha abandonado la suerte, ya no descubro nada que valga.”
Respecto a algo escrito por Fließ “… en el ignorante [Freud] se elevan toda
clase de preguntas para ser comunicadas en un congreso ideal… Supongo
que también habría tenido muy otra participación en tu trabajo si viviera
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en Berlín. Así nosotros nos hacemos extraños ajenos lejanos uno del otro
de lo que nos es más propio”
Luego de haber logrado conformar ese cuerpo común, ese campo común,
sobreviene este último tiempo, especialmente a partir de la publicación de
la Traumdeutung, donde ambas partes se han ido haciendo cada vez más
ajenos uno del otro, Emfrenden.
En 236 Freud protesta: “En modo alguno me rehúso a aprender de ti la
parte de terapia nasal… “
En 239 “ … me figuro que tú como yo no ves con buenos ojos el cierre de
nuestro intercambio epistolar y el cese de nuestros encuentros…”
Lo dice en el momento en que reconoce “… estoy segregado del trato con
seres humanos…”
Con su único público sigue dando vueltas alrededor de la criatura
engendrada, la Traumdeutung. Freud afirma en 240 “Que tu interés por
la criatura de los sueños permanece irreductible … Porque tras variadas
fluctuaciones de juicio he parado en estarte muy agradecido por tu
patronazgo y en tenerlo por bueno y leal.”
Luego “No hubo otro semestre en el que anhelara tan de contiguo ni tan
íntimamente convivir contigo y con los tuyos como en éste que ha
transcurrido”. “Si estuviera contigo intentaría aprehenderlo todo
conscientemente y exponerlo para ti, diríamos razón y ciencia, tus
descubrimientos biológicos bellos y ciertos despertarían mi más profunda
envidia (¡impersonal!)”
“Por eso me cautivó profundamente saber que proponías un reencuentro
para estas jornadas de Pascua”.
En el momento de máximo aislamiento, y donde se hace sentir cierta
interrupción de los intercambios con su único Publikum, éste propone un
reencuentro.
En 244 “Contra el hecho de la splendid isolation nada tendría que objetar
si ésta no fuera demasíado lejos, si no se extendiera a nosotros dos”. No
hay problemas con la isolation salvo que abarcara a su único Publikum,
que es lo que está comenzando a ocurrir.
“Pero el intercambio con el amigo, que un particular costado –tal vez
femenino- exige, nadie me lo sustituye”
Último encuentro con Fließ, en Achensee.
La versión Fließ del encuentro: “La última vez fue en el verano de 1900 en
Achsensee. En esta ocasíón Freud mostró una violencia inexplicable hacia
mí, porque yo en una discusión sobre observaciones de Freud hechas en
31
sus enfermos atribuyó validez incondicionada a los procesos periódicos
también para la psique…” Así que los períodos Fließ (antes exclusivamente
biológicos) se extendían ahora también al terreno psíquico. “Por lo tanto ni
empeoramientos repentinos ni mejorías repentinas podían adjudicarse sin
más al análisis y sus influjos. Documenté mi opinión con observaciones
propias. A consecuencia de aquella discusión creí percibir en Freud una
animosidad personal contra mí nacida de la envidia. … A causa de la
situación de Achensee tácitamente me retraje de Freud y dejé extinguir
nuestro intercambio epistolar regular. Desde aquel tiempo Freud no ha
sabido por mi nada de mis descubrimientos científicos…”
Freud, sin embargo, siguió escribiéndole, 254: “Escribo con lentitud la
psicopatología de la vida cotidiana”.
En 258, 25/11/1900: “Mi sospecha de que tu largo silencio algo malo
significa entonces era certera.”
Un mes después, 259, 01/01/1901. “Querido mío: Dejo de lado la
psicopatología de la vida cotidiana para responderte enseguida despues
que tu carta por fin ha quebrado el angustiante silencio. No pude
resolverme a urgir otra vez tu respuesta cuando hiciste ver con tanta
claridad que escribir te era cargoso y no te movía ningún afán de
comunicación. … la escritura de la psicopatología de la vida cotidiana que
está bastante avanzada y congrega todo tipo de privata … [Pero el estado
de la relación, por si no quedara claro, a mi entender lo explicita lo
siguiente] … Sólo te pregunto si para nuestro intercambio epistolar
debemos esperar un tiempo en que ningúno de los dos pase por algo grave
¿Y no significa esto ser demasíado exigente y muy poco amistoso?”
En 262, 30/01/1901 “… Sobre lo orgánico sólo hay lamparazos,
justamente sobre las zonas erógenas y la bisexualidad. Pero se lo nombra
y reconoce sólo para una exposición circunstanciada en otra ocasíón”.
Nota al pie de Strachey: “Con estas frases responde Freud evidentemente a
la reacción de Fließ … acerca de que el artículo sobre Dora contenía
perspectivas … sobre lo que hasta ese momento era el dominio
[¿exclusivo? organológico, biológico de la sexualidad o de la bisexualidad]
de Fließ dentro de la mutua cooperación entre los amigos.”
Carta 263, 15/02/1901.
Freud a Fließ
[Comentario en 262 al final, sobre su ‘tentación de pasar en Roma la
semana de pascuas de este año’.]
“Detrás un recordatorio de tu promesa, dada en mejores tiempos de
celebrar conmigo un Congreso en suelo clásico. … No hice sino refugiarme
del presente en la más hermosa de las fantasías de entonces…
“Unterdes sind die Kongresse selbst Überlebsel geworden: ich mache selbst
nicht Neues und bin, wie Du schreibst, dem völlig entfremdet, was Du
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machst. Entretanto los Congresos mismos han caído en desuso: yo no
tengo nada nuevo y como tú escribes, estoy completamente ajeno, alejado,
de lo que tú haces”.
Es curioso que por un lado hay un reproche de lo extremadamente
distante y la distancia a la que Freud se mantuvo de los “descubrimientos”
de Fließ al tiempo que advendrá el reproche que abre sobre la intimidad a
que dieron lugar las comunicaciones sin límites fronteras barreras
restricciones, y esto finalmente será lo que causó autorizó la
entrada/intromisión de otros que compartieron a traves de Freud los
secretos “/ primicias de Fließ.
Después de haber constituido un cuerpo común donde fundir de modo de
volver irreconocibles los aportes de cada quien, violenta vuelta a la
comprobación de la irreconciliable distancia.
Carta 270, 07/08/1901.
Freud a Fließ
“Es ist gar nicht zu verhehlen, daß wir beide ein Stück weit
auseinandergeraten sind. Es completamente inocultable que nosotros dos
estamos un poco más alejados. En ésto y aquéllo observo la distancia. Así
también en el juicio sobre Breuer. ¿Qué hace tu esposa si no es llevar a la
práctica en obscura compulsión la incitación que Breuer le depositó
antaño en el alma cuando le deseó por su felicidad que yo no viviera en
Berlín porque podía perturbar su matrimonio? … Und auch Du bist hier
an die Grenze Deiner Scharfsichtigkeit gekommen, nimmst Partei gegen
mich und sagst mir, was alle meine Bemühungen entwertet: “Der
Gedankenleser liest bei den anderen nur seine eigenen Gedanken’’.” Y
también vos aquí cruzas la frontera de tu agudeza, tomas partido contra
mí y me dices algo que desvaloriza todos mis esfuerzos: ‘El lector de
pensamientos lee en los otros sólo sus propios pensamientos’. Si soy yo uno
tal entonces no tienes más que arrojar mi Psicopatología de la vida
cotidiana al cesto de papeles sin leerla … Ella está llena de referencias a ti
… puede darte testimonio del papel que hasta ahora has prepresentado
para mí. …”
Y en medio de esta disputa: “… no comparto tu desprecio por la amistad
entre hombres … A mi la mujer, como lo sabes, nunca me ha sustituido en
la vida al camarada, al amigo.”
Ich teile aber Deine Verachtung der Männerfreundschaft nicht,
wahrscheinlich weil ich in hohem grade Partei bin. Mir hat, wie Du ja
weißt, nie das Weib im Leben den Kameraden, den Freund ersetzt.
¡Ahora el asunto principal! Hasta donde sé, mi próximo trabajo se titulará
‘La bisexualidad humana’
Nun die Hauptsache! Soviel ich erkenne, wird meine nächter Arbeit lauten
“Die menschliche Bisexualität”
“La idea de la represión, mi idea nuclear, sólo es posible por reacción entre
33
dos corrientes sexuales. Me hará falta tal vez medio año para reunir el
material y espero descubrir que el trabajo es realizable desde ahora. Pero
después debo tener contigo una larga y seria conversación. La idea misma
es tuya. Recuerdas que hace años dije que la solución estaba en la
sexualidad… y tú años después corregiste en la bisexualidad y veo que
tienes razón. … Quizas deba tomar prestado de ti todavia más, quizas mi
sentido de honradez me fuerce a rogarte que firmes conmigo el trabajo …
He ahí entonces el próximo proyecto futuro que espero nos vuelva a unir
en debida forma también en asuntos científicos.”
Expresión del anhelo de un proyecto que los vuelva a unir ¡Bisexualidad!
Que será en nombre de lo cual Freud escribirá a Fliess rogándole que
ofrezca su nombre y colaboración a unos discípulos alumnos suyos,
demanda que se convertiría en causa del desencadenamiento de un ciclo
explosivo y traumático de reacciones entre ambos.
271, 19/09/1901
“Roma. El cumplimiento de un deseo largamente acariciado… un punto
culminante de la vida.
Tu última carta empero fue en verdad benéfica. Ahora puedo explicarme tu
conducta epistolar del año transcurrido. La primera vez, por lo demás, que
me dices algo distinto de la verdad.”
[Punto fundamental: para Freud, Fließ ya no habla desde el lugar de la
verdad]
… “Me apenó perder al ‘único público’ den ‘einzigen Publikum’, como dice
nuestro Nestroy. ¿Para quién seguiría escribiendo yo?
… Porque si tú en el momento en que te incomoda una interpretación de
mi parte estás, por eso solo, dispuesto a aceptar que el ‘lector del
pensamiento’ nada adivina en el otro sino que apenas proyecta sus propios
pensamientos, has dejado de ser efectivamente mi público, te ves
precisado a considerar tan sin valor el modo de trabajo como los otros.
Tu respuesta sobre el tema de la bisexualidad no la he comprendido.
Evidentemente resulta muy difícil entenderse.
Por cierto que yo no quería otra cosa que elaborar mi aporte a la teoría de
la bisexualidad …
Que no me propongo aumentar mi participación en este conocimiento te lo
habrá mostrado desde ahora el pasaje correspondiente de la Psicopatología
de la vida cotidiana sobre la prioridad …
Pero no se podría evitar algún anudamiento con lo anatómico y biológico
general de la sexualidad, y como casí todo lo que de ello sé proviene de ti,
no resta sino basarme en ti o recibir de ti completa esa introducción. Pero
ahora no tengo ganas de publicar. Entretanto quizás hablemos un día
sobre ello…”
Cierre del ciclo.
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Carta 278, 11/03/1902.
Freud anuncia la obtención de su título. “Al regresar de Roma, el gusto en
vivir y en producir había aumentado algo en mí, se había reducido el gusto
por el martirio. … retiré de la imprenta mi última publicación (el analisis
de Dora) porque poco antes había perdido en ti a mi último público,
meinen letzten Publikum.”
Prácticamente dos años después Freud, en 281, 26/04/1904 escribe
nuevamente a su único y último ex público publikum. Esa carta será la
causa de una explosión final que arrasará con todo lo anterior y
precipitará las cosas en todas las direcciones.
Hace mención a “nach langer Unterbrechung, luego de una larga
interrupción”.
“Como te imaginarás, daß ich nicht einem Gefühlsimpulse, sondern einem
praktischen Motive folge, no es que siga un impulso de los afectos sino un
motivo práctico.
Me gustaría que volviéramos a saber el uno del otro por el siguiente
camino:
Algunos médicos jóvenes capaces … meinem Schülerkreise angehören que
pertenecen al círculo de mis alumnos discípulos
Piensan intentar próximamente la publicación de una revista científica que
se dedicará a la “investigación biológica y psicológica de la sexualidad”
[casualmente los dos aspectos de la sexualidad alrededor de lo cual se
había conformado el cuerpo común]
Quiero rogarte que no les niegues tu nombre y tus colaboraciones
Dondequiera se multiplican los signos de aceptación de mis concepciones
Habrás recibido un escrito del Dr. Swoboda, cuyo causante intelectual,
intellektueller Urheber en muchos sentidos soy yo, salvo que yo no
quisiera ser su autor. [Gattung, Gattel].
Pero yo creo que ahora asímismo comienzo a disponer de un material
mejor de alumnos discípulos.
Naturalmente estoy tan ansioso como sólo lo he estado antes por los
esclarecimientos que tú nos puedes obsequiar en tu próximo trabajo
En la carta 282, 27/04/1904 Fliess responde señalando uno de los
centros, no explícitos, de la carta de Freud: “… me agradó sinceramente la
información de que recibes más reconocimiento…”
¿Acaso se trataba de otra cosa? Reconocimiento, alumnos, discípulos…
“Para la nueva revista no podré escribir nada
Verdaderamente lamento que tú tengas que ser condenado por ser el
causante intelectual del libro de Swoboda… el sesgo de profunda
insinceridad que circula por el libro. Tú mismo lo has indicado con la
palabra ‘Gattel’ ladrón.
No menciona ni una sola vez el año del que provienen sus observaciones ni
el conocimiento de mi libro …”
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Prosigue en un telegrama, 284, 20/07/1904. “Ha llegado a mi
conocimiento una obra de Otto Weininger… die Ausführung von meinen
Ideen über Bisexualität mis ideas sobre bisexualidad …
Averiguo allí por una cita que Weininger ha conocido a Swoboda –tu
alumno discípulo- … no tengo ningúna duda que Weininger ha llegado al
conocimiento de mis ideas a través tuyo y que por su lado ha cometido un
abuso con mit fremdem Gut un bien ajeno.”
El proyecto de constitución de un cuerpo común donde la propiedad de
cada uno se volviera irreconocible se transforma en una disputa de Bienes
y Propiedades, con reclamos que indican la creciente paranoización del
lazo.
Freud responde en 285, 23/07/1904. “Yo también creo que Weininger era
un ladrón ein Einbrecher [einbrechen, hundirse, venirse abajo,
zerbrechen, romperse, penetrar o entrar violentamente en, violentar, forzar
… cometer robo, infracción, irrumpir, invadir un país, ein Land fam.
ganzúa] mit einem gefundenen Schlüssel, con una llave encontrada.
Swoboda, que era su íntimo amigo, supo de mí sobre la bisexualidad que
entra en toda cura…
… también habría podido recibir de otro lado la idea de la bisexualidad,
pues esta desempeña un papel en la bibliografía desde hace ya largo
tiempo. [Freud intenta calmar practicando el chiste de la olla prestada,
primero lo recibió a través de la cura, pero segundo podría haberlos
recibido por otra vía, tercero esto es algo que circula, hay bibliografía]
Swoboda no es, como tú escribes, mein Schüler, mi alumno discípulo…en
su descubrimiento que recoge más bien tus ideas, no he tenido
participación alguna…” En el presente termino Tres ensayos sobre una
teoría sexual, donde evito en lo posible el tema de la bisexualidad. En dos
lugares no puedo hacerlo … ahí avanzo tanto como la bibliografía lo
permite (Kraft-Ebing y predecesores, Kiernan, Chevalier entre otros)
después en la mención de la corriente homosexual en neuróticos. Aquí
pienso incluir una nota donde diga que he sido preparado para la
necesidad de estos descubrimientos por tus expresas comunicaciones”.
Fliess responde en 286, 26/07/1904. “Weininger no creyó, como vos,
tomar de otro lado la idea de la bisexualidad permanente y necesaria de
todos los seres vivos…Te quedaré agradecido si tienes a bien especificar las
otras fuentes sobre las que escribes … para que me resulte fácil
consultarlas [una ironía y van … ] Hasta hoy no sabía, me he enterado sólo
por tu carta, que tú en la cura utilizas la bisexualidad permanente…”
Entonces, la ocasíón de esta nueva etapa de la correspondencia: se trata
de la cuestión de un ladrón, de un robo o mejor dicho del usufructo de un
bien ajeno.
Freud escribe a Fliess en 287, 27/07/1904. “… me apenó haberle
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entregado tu idea a Weininger a través de Swoboda … En cooperación con
mi propio intento de quitarte esta originalidad …”
Ahora Freud admite que no sólo es cierto que le entregó, le pasó la idea de
otro, de Fließ a SwobodaWeininger sino que él mismo quería en verdad
sacarle la originalidad a Fließ.
“… Además estaba seguro y aún lo estoy de que no he dado a Swoboda
detalle alguno de tus comunicaciones.” … que tu encuentres tiempo y
gusto para el intercambio epistolar conmigo sólo en una ocasíón tan
pequeña ... en los últimos años no has mostrado más interés ni por mí ni
por los míos o por mis trabajos. Hoy ya lo he superado y tengo poca
necesidad de ello, no te hago reproche alguno …”
El conflicto tuvo todavía un vivo epílogo en publicaciones
01/01/1906 Richard Pfennig escribe W.Fließ und seine Nachentdecker:
O.Weininger und H.Swoboda. “… cada uno por mitades se habrían
apropiado de un bien ajeno, in fremdes Gut al que tuvieron acceso a través
de una tercera personalidad, Freud…”
Freud entonces escribe dos cartas públicas: una a Karl Kraus publicada
en Die Fackel y otra a Magnus Hirschfeld.
“Lo único objetivo es la cuestión de la prioridad en materia de
bisexualidad.”
Segunda carta. “Antes me inclinaba a conceder a Fließ la prioridad. Ahora
he cambiado de opinión…”
Fließ publica entonces In eigener Sache, donde dice que lo que expuso
Weininger no se encontraba en lo que había publicado hasta entonces,
luego, esto sólo había sido comunicado verbalmente a Freud en 1897 en el
marco de la íntima relación y comunicaciones sin restricciones que
existían entre ellos. Luego: Freud era el espíritu rector, que no sólo supo
por Weininger del aprovechamiento indebido del patrimonio ajeno sino que
él mismo lo hizo posible.” Der nicht nur um die unerlaubte Benutzung
fremden Gutes durch Weininger wußte, sondern sie selbst ermöglicht
hatte.
Todo el problema radica en la relación tensión entre este Bien Amado
cuerpo común constituído amorosamente, que al estallar muta en este
objeto nombrado como Bien ajeno, fremden Gutes, objeto de apasíonada
disputa entre los Gatte, socious, consortes, pareja y objeto del robo. El
sujeto, cuyo representante es este objeto, es hurtado por aquel con quien
ha compartido Todo.
Capítulo II
37
La segunda etapa comienza con el intercambio epistolar entre Freud y
Jung, iniciado en 1906, a raíz del envío por parte de éste último de sus
“Estudios asociativos diagnósticos” (que por otra parte aquél ya había
adquirido “debido a mi impaciencia”).
Jung, 2J, del 05/10/1906, agradece a su vez el envío de los Sammlung
kleiner Schriften zur Neurosenlehre, “Colección de pequeños escritos sobre
la teoría de las neurosis”.
Dice Jung: “... queda fuera de mi comprensión su terapéutica, que me
parece estar basada no solamente sobre las emociones inherentes a
abreaccionar, sino también sobre determinadas relaciones personales y la
génesis de la histeria me parece ser predominantemente, más no
exclusivamente, sexual. El mismo punto de vista adopto frente a su teoría
sexual”, estableciendo así en el punto de partida el límite de los territorios
de las diferencias: la terapéutica y la cuestión sexual tanto en lo que hace
a la etiología sexual de la histeria como a la teoría sexual (libido).
Frente a esto Freud escribe, optimista, 3F del 7/10/1906: “Que no
extiende plenamente su aprecio de mi psicología, a mis concepciones sobre
la histeria y la sexualidad era algo que había sospechado desde hace
tiempo a través de sus escritos, pero no renuncio a esperar que en el
transcurso de los años se aproximará mucho más a mí de lo que
actualmente considera posible” ... “... tengo la esperanza ... y confío,
además, en que el que sea capaz de superar íntimas resistencias en sí
mismo, por amor a la verdad, gustará de contarse entre mis discípulos y
extirpará de su pensamiento los restos de vacilación.”
La segunda carta de Jung, 4J, 23/10/1906, será para plantearle los
problemas que le trae el tratamiento de una ‘histeria con arreglo a su
método. Un caso grave, una estudiante rusa, de 20 años enferma desde
hace seis años’ donde cuenta, mentirosamente, el caso de Sabina
Spielrein. Es una variante al fin, de los modos de construir el relato, un
modo de construir las historias clínicas. Y en este caso nos encontramos
con la exposición paradigmática de una clínica mentirosa, falseada,
amañada. Pero también es un modo de construir la relación con el otro. No
es solo algo que haga al lazo con el analizante sino también, como en este
caso, hace a un modo de construir el lazo entre analistas.
Freud le contesta repitiendo una nota monocorde: “en la transferencia
tiene la prueba fundamental de la naturaleza sexual de la energía
pulsional del conjunto”…” “… por el momento me limito a señalar que lo
que le salta a uno a la vista es el papel de la sexualidad.”
El 04/12/1906 Jung agrega “… de muchas de sus concepciones por
primera vez voy comprendiendo el concepto, otras me resultan aún
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Tesis estado escritura_mayo 2009

  • 1. La invención freudiana de las psicosis (Consideradas particularmente desde la decisión colectiva del campo analítico de sostener la posición de Freud de construir un ‘historial’ a partir de las "Memorias de un enfermo de los nervios" de Daniel Paul Schreber). La fe ciega en la autoridad es el primer enemigo de la verdad Albert Einstein Los técnicos del inconsciente confiesan, en la frontera límite de la paranoia, su impotencia sino para explicar, al menos para curar Jacques Lacan Las cosas llegan a la ribera del discurso porque aparecen en el hueco de la representación Michel Foucault PRESENTACIÓN El psicoanálisis en general, y en particular su desarrollo respecto de las psicosis presenta la apariencia de un aluvión, desordenado y desorientador de diversas teorías, prácticas, conceptos, orientaciones, hipótesis a veces opuestas, otras discordantes e incluso contradictorias. Esto se verifica en los desarrollos de Freud, de Lacan, sus alumnos y discípulos. Entre otras cosas, esto está en cierta relación con el hecho de que tanto los que forjaron este discurso, así como sus seguidores, en muchas ocasiones pasan de una concepción a otra sin explicitar ni extraer consecuencias de las diversas transformaciones y cambios de sus posiciones. Lo que justifica en última instancia la afirmación de Lacan (a quien también se le aplica esta caracterización) de que la literatura analítica es algo que extravía y desorienta. Es que allí, en muchas ocasiones, se transita con un gran sentido de la autoridad y sin el menor sentido crítico. Resultando que las diversas posturas se han ido depositando al modo de una figura a la cual recurre repetidamente el psicoanálisis para describir la evolución pulsional: capas
  • 2. 2 de lava superpuestas cada una de las cuáles hace sentir diferentes efectos en un amorfo, indiferenciado y confuso conjunto. Pasan en silencio y sin crítica, profundas y fundamentales transformaciones, variaciones y contradicciones tanto en las posiciones como en conceptos fundamentales como la transferencia; así como aquello que está en relación directa con ella pero al mismo tiempo guarda una diferencia esencial: el lazo entre analistas. También en el modo y concepto de historización incluso de periodización de la historia del desarrollo del discurso analítico. Para examinar todo esto nos limitaremos a un sector: la construcción de ‘las estructuras freudianas de las psicosis’ y dentro de ella haremos centro en tres cuestiones: transferencia, lazo entre analistas e historia y historización en el campo del discurso analítico. Exploraremos tanto el campo conceptual como las consecuencias que esto tiene en las formas de pensar y presentar la clínica analítica de las psicosis. Nos centraremos en distintos momentos del desarrollo de Freud así como de Lacan. A la vez consideraremos algunas de las principales corrientes y contribuciones psicoanalíticas a la construcción del objeto que nos ocupa. La descripción de este estado de cosas, la búsqueda de sus hipotéticas causas y reglas de formación nos parece una de las condiciones de posibilidad del establecimiento claro y nítido de las posiciones psicoanalíticas respecto de las psicosis. Emplearemos tanto conceptos propiamente analíticos (desarrollos de Lacan respecto de ‘discurso’) como desarrollos de Foucault, Kuhn, Ellenberger, Hirschmüller, etc. INTRODUCCION Nuestro problema: la construcción psicoanalítica de la psicosis tomada como paradigma de los problemas de consistencia que presenta el discurso analítico, tanto en su versión freudiana como lacaneana. Nuestro trabajo parte de una suposición: hubo construcción psicoanalítica de un objeto singular, las psicosis, al que seguiremos en sus alternativas y modalidades. ¿Por dónde abordarlo? Vía la decisión colectiva de construirlas a partir de un único ‘caso’: el ‘historial’ de Schreber. No se trata de criticar a priori dicha decisión, sino examinarla en sus derivas y consecuencias. Esto puede ser contrastado con ciertas tendencias dentro de la psiquiatría que optan por tomar en cuenta sólo aquello que permita el mayor número posible de casos estadísticamente establecidos. El psicoanálisis en cambio
  • 3. 3 privilegia el detalle y la profundidad de un caso. A esas dos modalidades Jacques Lacan intentó aunarlas en muchos lugares de su Tesis (lo cual revela la particularidad de su posición en ese momento, a caballo entre ambos discursos. Cuestión que no creemos ajena a los problemas de su contribución al forjamiento del objeto de nuestro estudio). Así en la pág. 285 expresa "Estos hechos [los referidos a las psicosis paranoicas] demandan ser clasificados y juzgados sobre la base de datos estadísticos. Aunque estos no serán válidos más que si un estudio muy riguroso de cada caso concreto permite agruparlos con precisión en un cierto número de situaciones reaccionales típicas". Los autores analíticos que se han abocado al tema de nuestra tesis con anterioridad, en general, lo han hecho empeñándose en corroborar, o, a lo sumo, en poner a prueba, tal o cual sector de la teoría o de la clínica, general o de detalle, propuestas por Lacan o por Freud. Esto lo han hecho sin considerar la posibilidad de que las contradicciones e incongruencias en la teoría y en la clínica con las psicosis pudiesen ser interrogadas en tanto signos de inconsistencia del discurso analítico. Desde nuestra perspectiva esto no se debe a problemas o cuestiones relativas a las bondades o defectos de las diversas interpretaciones o doctrinas existentes sino justamente a problemas de consistencia de la estructura del discurso que ‘pasan’ al objeto que éste forja. Se trata de determinar las modalidades y reglas en el surgimiento de los conceptos y objetos que dan al discurso analítico una apariencia “aluvional”. Esto llevará a Jacques Lacan a decir que ‘el discurso analítico es un laberinto donde una gata no encontraría a sus gatitos’. Este estado de cosas vuelve aún más urgente un trabajo de investigación y descripción del modo particular de generar los objetos, al menos en un sector del campo. En cuanto a las concepciones de “discurso” partiremos por un lado de las que Lacan plasmó particularmente en el ciclo de seminarios que van desde “De un Otro al otro”, “El anverso del psicoanálisis” y “De un discurso que no sería de la apariencia”. Allí intentó formalizar su estructura apelando, como siempre, a la matemática (en este caso a la teoría de los grupos); intentó dar cuenta de aquella partiendo de una estructura tetraédrica de cuatro letras y cuatro lugares, que posee cuatro modalidades rotativas generadas a partir de la emergencia del discurso analítico. Pero no nos limitaremos a ella. Apelaremos también a aquellas concepciones que se desprenden de diferentes posiciones asumidas al respecto por Michel Foucault. Tomando como puntos destacados “El orden del discurso” (lección inaugural pronunciada el 2 de diciembre de 1970, en
  • 4. 4 el Collège de France), la conferencia “¿Qué es un autor? El sentido del retorno a...” y “La arqueología del saber”. En el primero de estos textos Foucault, al presentar un cierto número de estudios que piensa realizar, expresa algo que subscribimos en nuestro proyecto (pág. 65): “Yo pienso, por ejemplo en un análisis que llevaría sobre la historia de la medicina del siglo XVI al XIX. Se trataría no solamente de reparar en los descubrimientos hechos o en los conceptos puestos en obra sino en reaprehender, en la construcción del discurso médico, pero también en toda la institución que lo soporta, lo transmite, lo refuerza...”. Para nosotros se trata de la construcción del discurso analítico y ‘la institución’ que lo transmite y soporta: el lazo entre analistas. Foucault agrega, pág. 67) “Será necesario también, un día, estudiar el rol que juega Freud en el saber psicoanalítico, muy diferente seguramente del rol de Newton en la física (y de todos los fundadores de disciplina), muy diferente también del que puede jugar un autor en el campo del discurso filosófico (aún estando como Kant en el origen de otra manera de filosofar)”. En “¿Qué es lo que es un autor?” Michel Foucault dice que en “Las palabras y las cosas”: “... yo simplemente buscaba encontrar las reglas según las cuales ellos habían formado un cierto número de conceptos o de conjuntos teóricos que uno puede encontrar en sus textos.” Y luego “...yo simplemente busqué... las condiciones de funcionamiento de prácticas discursivas específicas.” Y más adelante precisa aún más una perspectiva desde donde nos gustaría considerar las cosas: pág. 810) “... uno podría encontrar aquí una introducción al análisis histórico de los discursos. Quizás es tiempo de estudiar los discursos no solamente en su valor expresivo o sus transformaciones formales sino en las modalidades de su existencia: los modos de circulación, de valorización, de atribución, de apropiación de los discursos varían con cada cultura y se modifican en el interior de cada una...”. Citemos también “La voluntad de saber: “Las prácticas discursivas se caracterizan por la delimitación de un campo de objetos, por la definición de una perspectiva legítima para el sujeto del conocimiento, por la fijación de normas para la elaboración de conceptos y de teorías. Cada una de ellas supone entonces un juego de prescripciones que rigen exclusiones y elecciones.” Nos interesa entonces examinar el discurso analítico vuelto hacia un objeto, las psicosis, en el punto y en el tiempo del recorrido en los que lo segrega. A este respecto consideraremos las continuidades e interrupciones del
  • 5. 5 discurso. Retomaremos lo expresado por Foucault en “La arqueología del saber”, pág. 8, “Por medio de qué criterios aislar las unidades con las que operamos: ¿Qué es una ciencia? ¿Qué es una obra? ¿Qué es una teoría? ¿Qué es un concepto? ¿Qué es un texto?” Las cuestiones de doctrina, las diferentes posiciones respecto a los conceptos propuestos así como las cuestiones clínicas serán examinadas en términos de ‘documentos’. A los que aplicaremos todos los criterios que nos suministra Foucault. Teniendo en cuenta principalmente que “El documento no es, pues, ya para la historia esa materia inerte...” sino que se trata “...de definir en el propio tejido documental unidades, conjuntos, series, relaciones.” Se trata entonces de poder efectuar, respecto del discurso analítico, lo que Foucault describe en su conclusión (pág. 336): “...describir, a propósito de cada práctica discursiva, sus reglas de acumulación, de exclusión, de reactivación, sus formas propias de derivación y sus modos específicos de embrague sobre sucesiones diversas.” Esto se resume en lo siguiente: (pág. 348) “...la arqueología atraviesa una cuestión que actualmente plantea el psicoanálisis: al tratar de hacer aparecer las reglas de formación de los conceptos, los modos de sucesión, de encadenamiento y de coexistencia de los enunciados, se encuentra con el problema de las estructuras epistemológicas; al estudiar la formación de los objetos, los campos en que estos emergen y se especifican, al estudiar también las condiciones de apropiación de los discursos se encuentra con el análisis de las formaciones sociales.” Se trata de la posibilidad de constituir ‘una teoría general de las producciones’ concibiendo a la arqueología como un “análisis de las reglas propias” de “las diferentes prácticas discursivas”. Intentaremos establecer con todo esto un mapeo, un trazado de la producción de un objeto bien delimitado: las estructuras freudianas de las psicosis. Para ello tomaremos tres ejes centrales: transferencia, lazo entre analistas e historización. En parte por el modo de poner en primer término la búsqueda de corroborar tal o cual aspecto de la concepción psicoanalítica de las psicosis, el estado de la cuestión en la literatura analítica, al menos hasta el momento, se limita a determinaciones parciales de lo que tal o cual autor considera son la doctrina y la clínica psicoanalítica respecto de las psicosis. Pero no hay literatura respecto de lo que nos proponemos trabajar: los problemas que la estructura del discurso analítico transparenta en el establecimiento de la doctrina y la clínica psicoanalítica de las psicosis. Tomaremos como signos de tales problemas las extensas y abundantes diferencias, contradicciones e incongruencias existentes en este campo. A este respecto valen las afirmaciones que hace Jacques Lacan en su
  • 6. 6 seminario del 13 de enero de 1954: “ “... es que cuando analistas diversos piensan, expresan, conciben su técnica ... al punto que no es exagerado hablar de la confusión más radical... no hay quizás uno sólo que se haga la misma idea que cualquiera de sus contemporáneos, o sus vecinos sobre el asunto, sobre lo que se hace, sobre aquello a lo que se apunta, lo que se obtiene, o aquello de lo que se trata...” Y luego agrega: “Y esto al punto de que nosotros podríamos divertirnos haciendo el pequeño juego de juntar las concepciones más extremas formuladas y veremos que culminan en formulaciones rigurosamente contradictorias.” A tales formulaciones las examinaremos en primer término centrándonos en la concepción y tratamiento de la transferencia en la psicosis. Tomaremos en cuenta los sucesivos cambios y variaciones en las formulaciones tanto de Freud como de Lacan, así como las de sus alumnos y discípulos al tiempo que consideraremos sus modos de 'presentar', de 'pasar' y de ‘reaccionar’ ante ellos. Esto nos permitirá examinar también la concepción subyacente de historia e historización en el campo analítico. Cómo se pone de manifiesto en la construcción del objeto que nos ocupa y a qué se deben diversas y manifiestas ‘desviaciones’ y contradicciones. Tomaremos las correspondientes transformaciones de la concepción de la transferencia en la psicosis en paralelo al lazo entre los analistas, con el que guardan una relación pero al mismo tiempo una diferencia fundamental. En innumerables ocasiones los analistas han optado por pasar, en el mayor de los silencios, las variaciones y cambios del objeto que nos ocupa. A veces disimulados entre una edición y otra; o entre una traducción y otra; otras en medio de inocultables molestias, lo cual contribuyó a constituir una modalidad de historia que contradice abiertamente aquella propuesta por el campo analítico. Entendemos que es un signo privilegiado de inconsistencia el que ciertas proposiciones de un campo discursivo vayan en contra de las tesis que el mismo propone. Por ejemplo, sigamos esta tensión en Freud en los avatares de la construcción del historial que forma parte de Nuevas Observaciones sobre las Neuropsicosis de defensa. Como mostraremos más adelante en detalle, Freud lo publicó sin incluir una nota (que agregarán 28 años más tarde, sólo en la versión inglesa posterior a la de 1924) donde aparece claramente que el tratamiento terminó en un fracaso tal que por sí sólo ponía en cuestión las premisas en las que se había basado. Pese a ello Freud dejó circular en ese estado su artículo. Este encontró ecos en otros que lo tomaron al pie de la letra (ver la referencia que hace Jung en “Psicología de la demencia precoz”) como si en sí mismo y sin más esto hubiese abierto
  • 7. 7 una vía cierta y posible de conceptualización y tratamiento de las psicosis. En este sentido observaremos similitudes con el caso que Freud coloca como caso princeps del psicoanálisis: el caso Anna O.. Breuer publica con Freud este historial en la primera edición alemana de "Estudios sobre la histeria", presentándolo como un éxito del tratamiento catártico, el que a su vez es presentado por Freud como el ilustre comienzo del método analítico. En el mismo momento que Breuer cierra tan 'exitoso' historial, enviará a su paciente a ser internada en un Sanatorio acompañada de un informe en el que la presenta como una psicosis histérica incurable. Tal vez estos avatares no son ajenos al hecho de que el caso fuese quitado durante casí cincuenta años de "Estudios sobre la histeria", al menos en las ediciones alemana, francesa, castellana. Este movimiento se complementa con otros: por ejemplo algunos psicoanalistas directamente borran el problemático punto de partida de la construcción freudiana de las psicosis afirmando directamente que Freud siempre se opuso o planteó objeciones a la posibilidad de tratamiento de las psicosis lo cual implica no interrogar las razones del fracaso inaugural. Es decir, algunos psicoanalistas plantean un nuevo punto de partida, pero al tomar tal atajo colocan en su lugar un borramiento, un no reconocimiento (lo que justamente en la doctrina lacaneana de la psicosis se plantea como un constituyente fundamental de la estructura de las psicosis). Trataremos de cernir los efectos que tales avatares tienen sobre el objeto que construyen. Algunas de las posiciones extremas que colaboran con tal borramiento del punto de partida original de Freud al respecto son sostenidas por la posición de escuela de la ecole lacanienne de psychanalyse. Quien la orienta llegará a afirmar: “l’inconscient freudien est paranoïa exclue” “el inconsciente freudiano es paranoia excluida”. Esta posición está estrechamente relacionada con un particular modo de construir la articulación Freud, Lacan. Una contradicción que hay que poner en relación con esto es la que notamos en el modo de conducirse de Lacan respecto de los cambios y transformaciones de su propio abordaje. Paradigma de lo cual son sus molestias e incomodidades respecto de la re publicación y difusión de su tesis de doctorado "De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad". Escribe en la contratapa de la misma: "Tesis publicada no sin reticencia. Al pretextar que la enseñanza pasa por el rodeo del decir a medias la verdad. Agregando: a condición de que rectificado el error, éste demuestre lo necesario de su vuelta. Que este texto no lo imponga, justificaría la reticencia".
  • 8. 8 Su reparo tiene que ver con lo que califica de 'error'. Para que la re publicación se justificara, piensa, aquel debería demostrarse necesario. Esto tiene que ver con el hecho de que su texto integra algo que él mismo ya ha descalificado completamente: su tesis de que el abordaje de la estructura de las psicosis paranoicas fuese posible vía el desarrollo de una “ciencia de la personalidad” fundada sobre “las relaciones de comprensión”. En cuanto a la consistencia de un discurso importa no sólo lo que éste afirma sino el modo de colocarse por parte de aquellos que abren el surco del mismo (pero también los discípulos y alumnos) frente al 'error', al 'fracaso' o la transformación, el cambio o la variación en las posiciones planteadas. Tomemos por ejemplo ciertas afirmaciones de uno de los más reconocidos discípulos de Lacan: Jacques-Alain Miller. En ocasión del relanzamiento de la función del fantasma en la doctrina y en la clínica psicoanalítica de esa orientación. El paradigma de ello, su seminario: “Del síntoma al fantasma y retorno”, de 1982-1983. En su reunión del 12 de enero de 1983 Miller fundamenta su proposición de dos momentos en el recorrido de Lacan. Resalta la existencia discursiva “de otro Lacan”. Dice que en “la primera avanzada” Lacan trató de “promover siempre en primer término la función del significante en lo simbólico”. Pasando así “de lo patético del símbolo al matema del símbolo”. Para luego proseguir diciendo “En la ética del psicoanálisis que aparecerá muy pronto [se refiere a la versión du Seuil del seminario La ética del psicoanálisis], nosotros nos encontramos a nivel de lo patético de lo real... Es solamente [de] la promoción del objeto (a) que se operará un distanciamiento similar al primero. Yo les indico así dos grandes movimientos, que diría es la constante en el proceso de la invención de Lacan.” Anota que así es como procede Lacan en el curso de los años pero también “de una lección a otra” de su seminario. Proseguirá esta demarcación a la luz de un contrapunto entre el seminario “El moi en la teoría y en la técnica analítica” y el Escrito “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” a la luz del estatuto del Autre, del Otro. Opone allí lo que Lacan habría planteado primero como “el Autre del significante en tanto contiene él mismo al Autre” al “Autre de la Loi” que no lo contiene. Examinando esto a la luz de la famosa paradoja con que Russell objetó un punto fundamental de la obra de Gottlob Frege. Miller va a expresar que “en un segundo tiempo... no hay Autre del Autre”. Así como tampoco “hay metalenguaje”, como lo afirma Lacan en “Observaciones sobre la comunicación de Daniel Lagache: “Psicoanálisis y estructura de la personalidad”, fechado en el momento del seminario sobre la ética del psicoanálisis. Esto a su entender, mostraría que Lacan “en el momento en que lo que él enseñaba se popularizaba bajo la especie común del ‘eso habla’ ” “elaboraba lo contrario”. Acto seguido afirma “Ustedes
  • 9. 9 saben, yo se los he dicho muchas veces, cómo Lacan, de estos deslizamientos, de estos cambios de puntos de vista, lo más frecuentemente, sino siempre, hacía la economía de señalárselos a sus auditores. Ese no era su estilo. Su estilo era destacar sus avances, no sus cambios de puntos de vista”. ¿Cuestión de estilo? No lo creemos. No se trata sólo de la explicitación de los cambios o su señalamiento a sus auditores. Nos proponemos examinar y fundamentar en detalle la función de esta modalidad de enseñanza y transmisión en la economía de conjunto de la estructura del discurso analítico. Como lo hemos señalado al subrayar lo escrito en la contratapa de la re publicación de su Tesis, Lacan no era indiferente a los problemas en la transmisión que puede causar una publicación de tales características. Sin embargo, y tal vez en un momento de exasperación, Lacan afirmará taxativamente que al fin y al cabo se trata de que los errores y problemas de su recorrido no fuesen obstáculo para seguir avanzando. El argumento pretende enfatizar que lo importante es lo último que se propone y no las posiciones que quedaron por el camino. Pero sus propias ‘reticencias’ a la re publicación de su Tesis indican que hay allí en juego un problema que no es para nada tan simple. Por otra parte importa señalar la posición de Jacques-Alain Miller que en este punto antes de interrogar las razones de este funcionamiento parece inclinado a encontrarle una justificación. Freud, en ocasiones, actúa del mismo modo. Sólo en contadas ocasiones indica, señala o subraya las enormes y profundas transformaciones del conjunto de su posición. Partamos de Nuevas Observaciones sobre las psiconeurosis de defensa (1896) donde la paranoia figura junto a la histeria y a la neurosis obsesiva. Es decir, se trata fundamentalmente de la defensa, de la represión y de la interpretación. Un segundo momento lo colocamos en 1911 cuando escribe Observaciones sobre un caso de paranoia descripto autobiográficamente. Donde analiza la paranoia desde ‘el terreno común y familiar’ del complejo paterno y la transferencia al médico. La autobiografía escrita es analizada haciendo jugar la estructura de la asociación libre y la interpretación. Mientras que a posteriori, y en diversos artículos, planteará dudas respecto de la posibilidad de un abordaje analítico de las psicosis, al menos mediante el método y las técnicas analíticas vigentes hasta ese momento. Las oscilaciones de su posición tendrán consecuencias sobre los otros analistas. Veremos entonces que coexiste un modo que lanza, impulsa, acicatea o estimula a Ferenczi, a Abraham, a Jung y a otros respecto del trabajo con la paranoia y la esquizofrenia y otro, que por momentos tendrá efectos de inhibición, bloqueo, incluso de prohibición respecto de la práctica psicoanalítica con las psicosis como constatarán Macalpine, Hunter, Harry Stack Sullivan y Frieda Fromm-Riemann entre otros.
  • 10. 10 A la supuesta indiferencia o economía en señalar los cambios y transformaciones de las posiciones (que por momentos parecen plantear como un sin sentido el ponerlas de manifiesto en la transmisión) habría que contrastarla, por ejemplo, con lo que está en función de causa de las reticencias expresadas por Lacan. O con el empeño de Freud en observar y hacer notar el cambio de su posición respecto a la teoría de la seducción en la realidad por parte del padre en la causación de las histerias traumáticas. Como un aspecto del lazo entre analistas abordaremos el modo de operar en el campo analítico en relación a los fundadores de discursividad, por parte de los analistas que los siguieron. Esto, en primera instancia, lo haremos a partir de los comentarios de Han Israëls en “Schreber, père et fils” especialmente en los capítulos XXII “Sigmund Freud y los psicoanalistas delante de Moritz Schreber” (pp. 289-313) y XXIII “Morton Schatzman delante de Moritz Schreber” (pp. 314-340). Allí se señala, algo que bien podría ser una guía desde donde considerar el problema, que Niederland sostuvo ciertas posiciones contradictorias con las de Freud pero bajo la ‘cobertura’ de que ellas eran simples extensiones absolutamente acordes con las tesis del maestro. Lo cual nos llevará a considerar la función de la ‘autoridad’ en relación a los textos y a las posiciones de Freud en el campo analítico. Esto plantea interrogantes sobre cómo juega allí la relación maestro - discípulo. Ya que vemos aparecer formas que implican juegos de ‘disimulación’ entre los pliegues del maestro al tiempo que se estigmatiza como ‘herejes’ o ‘disidentes’ a quienes explicitan posiciones abiertamente en conflicto o contradicción con él. Es la posición en la que un amplio sector del campo analítico colocará a la producción de un Morton Schatzman, por ejemplo. Hay que seguir con detalle el hecho y el modo en que se intentó ‘sacar de circulación’ a su libro de las citas bibliográficas por parte de los analistas de la IPA, que incluso llegó al paroxismo cuando Niederland planteó como condición de su autorización para una edición francesa de un artículo suyo la exclusión de todo artículo de Schatzman. Extrañamente en cuanto al modo de reaccionar al respecto, por parte de los analistas freudianos y lacaneanos, no hay diferencias fundamentales. Por un lado parece vigente una exigencia de “subordinación” incondicional como reclamarían los lazos fundados en la institución militar; al tiempo que se predica una “fiel y creyente” adhesión a textos considerados desde entonces como ‘sagrados’ o ‘canónicos’, como reclama la institución religiosa. Ambas modalidades de lazo implican un rechazo a priori de todo examen crítico de las razones de cada una las posiciones en abierta contradicción con el lazo que promueve la estructura del discurso analítico. A continuación se intenta, y algunas veces se logra, generalizar esta política hacia el exterior y hacia el interior de los agrupamientos
  • 11. 11 analíticos, perceptible en el ‘tratamiento’ que sufren allí tanto las cuestiones doctrinales como las clínicas y los lazos entre los analistas. Es otro de los puntos en que fundamentaremos la aún por-venir existencia de un lazo particular fundado en las estructuras del discurso analítico. En su lugar veremos que los lazos, especialmente en las instituciones, son manejados y pensados con categorías propias de la lucha política o de la estructura familiar. Lo que por momentos da la apariencia de que allí los únicos lazos posibles serían los generados por el poder, la política, la Ley, la Naturaleza es decir el Estado, la religión o la ciencia. Esta situación no será obstáculo para que en nuestro examen del lazo entre analistas partamos de la suposición de una singularidad que sostenemos se expresa parcialmente en muchos planos y momentos en la construcción del aparato de producción del objeto que consideramos. Al que tomaremos siempre en relación a otro de los ejes fundamentales de nuestra investigación: la concepción psicoanalítica de la transferencia, fuente y causa de la particularidad de la modalidad del saber en el campo del análisis. Nuestra hipótesis supone que tal objeto no puede extraerse del marco en que se segrega todo saber en el campo del psicoanálisis, el lazo entre analistas. Lo cual no sólo se refiere al modo como se construyen, despliegan, prolongan o interrumpen sino también hace a la construcción de la historia de dichos lazos. Veremos entonces que en ciertos momentos una modalidad de construcción de la historia del psicoanálisis oculta, disimula, disuelve dichos lazos. Esto es posible seguirlo particularmente en el texto de Freud sobre las Memorias de Schreber. Afirma allí que su teoría sobre la paranoia no ha sido construida ad hoc para el caso. Apela al testimonio de un colega para luego explicitar, en la correspondencia con Jung y Ferenczi, su real proveniencia: la relación Freud-Fliess. Pero lo que es colocado en función de causa del saber sobre la paranoia es disimulado, borrado, forcluido, por el modo en que escribe e inscribe en el campo, tanto por parte de Freud como de aquellos que se ubican como sus ‘historiadores oficiales’, (léase Ernest Jones). Será necesario seguir en detalle la concepción de la transferencia a la luz del ‘caso Schreber’ colocándola contra el fondo de la consideración del lazo entre los analistas. En el caso de Freud el marco transferencial en el surgimiento de nuestro objeto tiene tres capítulos fundamentales: la relación Freud-Fliess, la relación Freud-Jung y la relación Freud-Ferenczi. Veremos que estos al menos tres lazos transferenciales, fundamentales en cuanto al forjamiento de la estructura freudiana de las psicosis, terminaron (y fueron retomados en la construcción de la historia de los mismos) en medio de acusaciones
  • 12. 12 de paranoia, tanto respecto de Fliess, como de Jung y de Ferenczi. Destaquemos que en la correspondencia Freud-Jung aparece claramente que éste último considera que Freud ‘sojuzga a los otros analistas al tratarlos como si fueran pacientes’. Uno podría entender esto en términos de cierta ‘sensibilización de complejo’ o como la tendencia siempre presente en el analista que pretende que las estructuras que surgen de la práctica que lo causa no lo impliquen. Pero también se puede leer allí un exasperado llamado a considerar la diferencia, la distancia existente entre los lazos analista analizante y el lazo entre analistas. En el caso de Lacan nos encontramos también con otros tantos capítulos transferenciales. Un capítulo Lacan-de Clerambault (y los psiquiatras que fueron sus maestros, formadores e interlocutores); un capítulo Lacan en interlocución con los psicoanalistas que daban el tono y el tema a las cuestiones psicoanalíticas de la época y finalmente un capítulo Lacan y los discípulos y alumnos efecto de su propia enseñanza. I FREUD
  • 13. 13 Capitulo I Sigmund Freud, desde el comienzo de su recorrido, se interesó y fue interesado por las psicosis, especialmente la paranoia. Esto está en directa relación con el hecho de que su puerta de entrada a la praxis analítica fue la experiencia transferencial con Fliess. De la cual, a posteriori, dirá haber extraído el saber que sobre la paranoia expuso en su lectura de las Memorias de Schreber. Entonces, en el origen de la invención freudiana ubicamos esta experiencia transferencial en su modalidad paranoica. Las huellas de su interés en la paranoia se pueden pesquisar a lo largo de su recorrido y en diversos lugares de su obra en la que ubicaremos, a título de hipótesis provisoria, dos etapas. En primer término las encontramos entrelazadas con la escritura privada del psicoanálisis, la Correspondencia Freud-Fließ, que comienza el 24 de noviembre de 1887. Una manera clásica de leerla, Ernst Kris, en su Introducción a la primera edición de 1950: “El intercambio epistolar que prolongó ese encuentro (en Viena en otoño de 1887) comenzó como el de dos médicos especialistas que se enviaban pacientes uno a otro y desde 1893 fue un intercambio regular de ideas entre dos amigos íntimos que compartían intereses científicos …”. Luego agrega: “La función del intercambio epistolar estuvo determinado, hasta donde podemos inferir de todas las cartas conservadas de Freud, por la comunidad de los intereses científicos.” Si la relación se observa desde esta perspectiva ‘la comunidad de intereses científicos’ entre dos médicos amigos, los escritos “teóricos” y las cartas, se leen en una “frecuencia”, científico-médica podríamos decir. Por el contrario constataremos un salto, una mutación en el paso freudiano, del que encontramos correlatos en la Correspondencia, la que devendrá testimonio de la experiencia transferencial en curso. En ese momento la segregación del saber cobrará absolutamente otra dirección. Allí donde era el sujeto científico y su objeto de conocimiento, advendrá el desgarrado sujeto causado por tal experiencia. Lo que aparece primero como un intercambio profesional de intereses y pacientes va transformándose en un intento de compartir con el otro bajo la modalidad de constituir un solo cuerpo en el que no haya ya sentido de la propiedad, donde los límites con el otro se desdibujen. Se hace Uno con el otro en un cuerpo común, donde sin embargo se señalan dos zonas, una psicológica, la otra biológica, de las cuales se ocuparía cada una de las caras de ese Uno. Luego empieza a tensarse la cuerda. Lo que antes
  • 14. 14 aparecía bajo la forma de un reparto natural de los campos de acuerdo a los intereses de cada quien en el marco de una reciprocidad total sin cuidados se transforma en una inquietante pregunta que inquiere ¿quién desconoce a quién? ¿quién roba a quién? ¿qué Bien propio le roba? Esto terminará por producir un modo particular de desgarro, de ruptura. Freud conecta esto con la paranoia, lo cual lo marcará traumáticamente de por vida, así como al discurso analítico y a la práctica analítica misma. Por ejemplo, en medio de los primeros intercambios, aparecen las Bemerkungen über Pyschoneurosen de 1894 y las Neue Bemerkungen über Psychoneurosen de 1896 y también el Manuscrito H, agregado a la carta 53 del 24/01/1895 de la Correspondencia Freud Fließ, donde Freud afirma que "... la paranoia crónica en su forma clásica es un modo patológico de la defensa, como la histeria, la neurosis obsesiva y la confusión alucinatoria". A ese ‘modo patológico’ de defensa, en ese momento ¿cómo imaginaba Freud afectarlo? "restituyendo en su derecho el recuerdo de aquella escena". Se trata de ‘restituir’ el derecho a recordar. ¿Y por qué fracasó en su intento? A causa de la "¡Defensa! Eso se discernía claramente. Ella no quería que se lo recordaran y en consecuencia lo había reprimido voluntariamente." "La defensa era indudable desde todo punto...” Pero ¿en qué residía lo peculiar de la defensa paranoica? "En la transformación de 'un reproche interno'; un 'juicio’ sobre ella había sido trasladado hacia afuera". "La paranoia tiene, por lo tanto, el propósito de combatir una representación 'inconciliable' con el yo por la vía de proyectar al mundo exterior el sumario de la causa". Lo cual se trataría de un "abuso del mecanismo de proyección a los fines de la defensa." Hay allí una simple transposición: “La gente decía lo que en otro caso ella se habría dicho”. Para Freud se trataba entonces de que la paciente “no quería que se lo recordaran”. Por eso fracasó cuando “me empeñé en curar el esfuerzo de la paranoia reinstituyendo en su derecho al recuerdo de aquella escena”. Freud admite que a sus “insistentes preguntas sobre si empero no había ocurrido algo ‘embarazoso’ ” se “le respondió con la más tajante negación”. Se muestran aquí algunos de los términos fundamentales con los que partía Freud en la consideración de la paranoia: defensa, proyección, representación intolerable, yo, represión, ausencia de recuerdo. Un año antes del Historial H, en 1894, en Observaciones sobre las Neuropsicosis de defensa, pág. 170, Freud considerará el problema en términos de una contradicción "entre su yo y la representación intolerable" lo que lleva "a diversas reacciones patológicas que produjeron, bien una histeria, bien una representación obsesiva o una psicosis alucinatoria." Razonamiento que equipara el “mecanismo” de la histeria, la neurosis
  • 15. 15 obsesiva y la psicosis alucinatoria. Aunque en el apartado III, pág. 175, expresa que en el caso de la histeria y la neurosis obsesiva "la representación, si bien aislada y debilitada, permanecía en la consciencia." "Pero hay aún otra forma de la defensa mucho más enérgica y eficaz, consistente en que el yo rechaza (verwirft) la representación intolerable conjuntamente con su afecto y se conduce como si la representación no hubiese llegado jamás a él. En el momento en que esto es conseguido el sujeto sucumbe a una psicosis que hemos de calificar de 'locura alucinatoria'". Esto plantearía la posibilidad de que en las psicosis se consiguiera lo que antes planteó como imposible en el campo de la histeria, pág. 171, "la labor que el yo se plantea de considerar como non arrivée la representación intolerable es directamente insoluble para él: ni la huella mnémica ni el afecto a ella inherente pueden ser hechos desaparecer una vez surgidos. Pero hay algo que puede considerarse equivalente a la solución deseada y es lograr debilitar la representación de que se trata...". Planteado el caso, en la pág. 176 va a considerar que "... Puede por tanto decirse que el yo ha rechazado Hervorhebung, la representación intolerable por medio de la huida a la psicosis." Luego, "... el yo se separa de la representación intolerable, pero ésta se halla inseparablemente unida a un trozo de la realidad y al desligarse de ella el yo se desliga también, total o parcialmente, de la realidad." El desligamiento o pérdida de la relación con la realidad o con un sector de la misma será justamente lo que constituirá uno de los centros de la perspectiva de su análisis en 1923, "Neurosis y psicosis". Cosa que en 1924, en "La pérdida de la realidad en las neurosis y psicosis" desmentirá como específico de las psicosis al afirmar en la pág. 2745 que "toda neurosis perturba en algún modo la relación del enfermo con la realidad". Volvamos a "Observaciones sobre las neuropsicosis de defensa ", 1894. Afirma Freud allí que hay "tres formas de defensa" a las que corresponden "tres formas de enfermedad". Hablará incluso de "psicosis de defensa". Estos términos siguen siendo básicamente los mismos que los de la Correspondencia con Fliess: defensa o represión frente a una representación intolerable, a lo que agrega el enlace desligamiento de la representación con la realidad. En líneas generales mantiene una unidad, una continuidad, entre histeria, neurosis obsesiva y psicosis alucinatoria sobre la base de pensar que la piedra angular de las mismas es la defensa frente a una representación intolerable. Dos años más tarde, en 1896, escribe Nuevas aportaciones sobre las neuropsicosis de defensa , trabajo al que consideramos, respecto de la
  • 16. 16 paranoia, como el paradigma anterior al de su comentario sobre las Memorias de Schreber. Lo consideramos fundamental para explorar esto desde una perspectiva nueva, ya que si no todos, la mayoría de los investigadores anteriores se centra en la afirmación, lugar común de la literatura analítica actual, de que Freud consideraba su método como no apto para ser aplicado a las psicosis. Esto desde los más antiguos hasta los más modernos, desde los freudianos a los lacaneanos. Conclusión a la que llegan sin analizar a fondo por qué, las razones y los efectos del salto dado como consecuencia de lo que queda velado a medias en “Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa” donde Freud propuso una teoría y una terapéutica que se derrumbaron. También nos servirá como ejemplo de las virtudes y defectos de los historiales freudianos. Las vicisitudes teóricas y clínicas se pueden seguir minuciosamente en los avatares de las notas, los agregados, los cambios, las diferencias entre las distintas versiones y traducciones del artículo. En "Nuevas Observaciones sobre las neuropsicosis de defensa " retoma de su artículo anterior, pág. 286, que las " 'neuropsicosis de defensa', la histeria, las representaciones obsesivas y algunos casos de psicosis alucinatoria aguda (akuter halluzinatorischer Zwangsvorstellungen)", "... son un producto del mecanismo psíquico de la defensa (inconsciente), surgiendo, por tanto, a consecuencia de la tentativa de reprimir una representación intolerable, penosamente opuesta al yo del enfermo". Agrega que "Los resultados obtenidos en estos dos últimos años de trabajo han robustecido mi inclinación a considerar a la defensa Abwehr como el nódulo del mecanismo psíquico de las mencionadas neurosis...". Vuelve a calificar a la paranoia como una neurosis de defensa surgida de, pág. 293, "... la represión de recuerdos penosos y siendo determinada la forma de sus síntomas por el contenido de lo reprimido. Peculiar a la paranoia sería un mecanismo especial de la represión...". Refiriéndose a su caso expresa: "... la bondad del Dr Breuer me permitió someter al psicoanálisis, con un fin terapéutico, el caso de una mujer de 32 años, muy inteligente, cuya enfermedad había de diagnosticarse de paranoia crónica”. En la pág. 393 dice apresurarse a comunicar los datos adquiridos en este análisis para intentar que estas observaciones muevan a algún psiquiatra a incorporar "el factor de la defensa" a la "actualmente muy viva discusión sobre la naturaleza y mecanismo psíquico de la paranoia". Expone entonces su "Análisis de un caso de paranoia crónica", chronischer Paranoia. En 1924 agregará una nota donde corrige su diagnóstico por el de Dementia paranoides (casualmente la misma corrección diagnóstica que efectúa, también a posteriori, respecto de
  • 17. 17 Schreber, cosa importante cuando analicemos ambos cursos clínicos). Pero he aquí que sucede algo que merece un trabajo en detalle. En la edición de 1968 de la Editorial Biblioteca Nueva, traducción de López Ballesteros, Tomo I, en el punto III de este artículo hay sólo una nota, la que citamos unas líneas arriba, en la que Freud cambia el diagnóstico del caso. En la edición de la misma editorial pero de 1973, en la página 293 justo luego de esa nota, quien está a cargo de la edición, el Dr. Jacobo Numhauser Tognola agrega: "Sin embargo en nota B, página 296, Freud la diagnostica de 'Dementia praecox'". Pero en esa edición, dicha página no contiene ningúna nota B.! En la edición alemana de las Gesammelte Werke hay sólo dos notas, una la ya mencionada y otra, en la página 398 que agrega (sin datar por lo que hay que suponer que fue agregada entre 1922 y 1924 o a posteriori): "Als späterhn eine Exazerbation die ohnehin spärlichen Erfolge der Behandlung aufhob, sah sie die anstóßigen Bilder fremder Genitalien nicht wieder, sondern hatte die Idee, die Fremden sähen ihre Genitalien, sobald sie sich hinter ihr befänden." "Cuando más tarde una exacerbación canceló (aufhob) el hasta allí mezquino resultado de la cura, no volvió a ver las chocantes imágenes de genitales ajenos sino que tuvo la idea de que los extraños veían sus genitales tan pronto se encontraban detrás de ella." En la edición castellana de Amorrortu, Tomo III, pág. 180, Strachey dice: 'El siguiente agregado aparece, con fecha de 1922, en la edición inglesa de 1924 (cf. supra, pág. 160). No se incluyó en ningúna de las ediciones en alemán y no se ha encontrado ningún manuscrito en alemán correspondiente1 .' Y agrega la siguiente nota (inexistente sabemos ya, en todas las ediciones en alemán y en la versión de Lopez Ballesteros, al menos en la de 1968, y faltante, por un error (aparentemente atribuible a la composición gráfica, en la de 1973): "El relato fragmentario de este análisis que damos en el texto fue escrito mientras la paciente aún se hallaba en tratamiento. Al poco tiempo su dolencia se agravó tanto que éste debió ser interrumpido. La enferma fue internada en una institución, donde tuvo un período de graves alucinaciones, con todos los signos de la dementia praecox (Un comentario de los editores de la versión inglesa de 1924 aclara que la primitiva nota del original alemán correspondía a este período) Sin embargo, contrariando todas las expectativas se recuperó y pudo retornar a su hogar, tuvo otro hijo perfectamente sano y durante un largo plazo (12 a 15 años) fue capaz de cumplir con sus obligaciones de manera satisfactoria. Se afirma que el único signo persistente de su anterior psicosis consistía en la evitación de la compañía de todos sus parientes, ya fueran de su propia familia o de la de su marido. Al término de este lapso, afectada por cambios muy adversos en sus circunstancias 1 Hemos agregado nosotros la negrita y el subrayado. A.O.
  • 18. 18 de vida, enfermó nuevamente. Su marido había quedado incapacitado para el trabajo y los parientes a los que había evitado se vieron obligados a acudir en sostén de la familia. La paciente fue otra vez internada en un establecimiento y allí murió poco más tarde, a raíz de una neumonía de rápido desenlace". De acuerdo a los criterios de Kraepelin, fundados en el curso clínico del caso, casí calcado del de Schreber, este caso es clasíficado como una dementia paranoides. Entonces tenemos que esta nota, agregada sólo en algunas ediciones, al menos casí treinta años más tarde, aclara que el tratamiento que pretendía curar la paranoia, partiendo de la hipótesis de que ésta se fundaba en la defensa o la represión de ciertos recuerdos intolerables, había terminado en un completo y rotundo fracaso! Las vicisitudes de las notas, las ediciones y las traducciones nos parecen que hacen al problema en juego sirviendo para la determinación tanto de las modalidades del forjamiento de un objeto singular como de la historia del mismo. Encontraremos aquí ciertos elementos en común con la transmisión/ construcción del llamado caso Anna O. (Bertha Pappenheim), en el seno del campo analítico. Tanto la construcción del caso en sí como la construcción de su historia, efectuada a través de artículos, comentarios, seminarios y libros escritos por Freud, Jones, Lacan, Safouan y otros. Jung en su libro “Psicología de la demencia precoz”, en la pág. 29, en el cap. 1 “Estudio crítico de opiniones teóricas sobre la psicología de la demencia precoz”, dice: “En 1896 Freud analizó una enfermedad paranoica, una de las formas paranoides de la demencia precoz según Kraepelin, y demostró como sus síntomas están determinados exactamente de acuerdo con el esquema de los mecanismos de transformación de la histeria. Freud dijo que también la paranoia o grupos de enfermedades pertenecientes a la paranoia son una neuropsicosis de defensa, es decir surgen, al igual que la histeria y las ideas obsesivas, de la represión de recuerdos penosos y sus síntomas son determinados por el contenido de la represión. En vista del significado de gran alcance de una hipótesis tal, vale la pena profundizar más este análisis clásico de Freud”. Y cita el caso para concluir: “Aquí Freud abre un camino para la comprensión del tono emocional inadecuado en la demencia precoz”. A nuestro entender la consideración de si tal hipótesis abre o no un camino sólo puede partir del registro, anotación, inscripción, reconocimiento abierto y público del fracaso rotundo en que terminó el tratamiento y sus razones. Sólo partiendo de allí habría posibilidad de considerar el movimiento siguiente respecto de las psicosis. Hacia el final de este trabajo de 1906, Jung marca sus diferencias con Freud, las que mantendrá hasta el final (y de las que Freud se ocupará
  • 19. 19 particularmente en "Introducción al narcisismo") afirmando: “debemos suponer que la disposición para el origen de la demencia precoz es muy diferente de la de la histeria. Si se me permite una conjetura sólo hipotética, se podría desarrollar el siguiente pensamiento: el complejo histerogénico produce síntomas reparables, mientras que el afecto de la demencia precoz favorece la aparición de anomalías en el metabolismo (¿toxinas?) que dañan el cerebro en una forma más o menos irreparable.” Más adelante citaremos el lugar donde Bleuler se revela como la fuente de inspiración de este comentario de Jung. De cualquier modo, es al calor del encuentro con Jung que ubicamos una segunda etapa en la producción de Freud respecto de las psicosis. Es entonces cuando aparece, y en esto hay acuerdo general entre freudianos y lacaneanos de que se trata de su obra cumbre sobre la cuestión, "Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schreber)". Esto, que podríamos tomar como el modo paradigmático que tiene Freud de presentar las cuestiones clínicas, y también doctrinales, en medio del intercambio transferencial, nos parece que muestra, en el sentido de Wittgenstein, el quid del asunto. Lo cual se va a repetir a lo largo de la obra de Freud, lo que nos permite establecerlo como un rasgo estructural de la particular modalidad del saber del campo analítico. No hay allí saber por fuera de la transferencia. No es posible desconectar una cosa de otra, salvo al precio de perder a ambos. Pero cierta presentación de la clínica analítica bajo la modalidad ‘científico- médica’ borra dicha articulación. Lo cual hace que para nuestro trabajo sea imprescindible volver a reconstruirla. Al mismo tiempo ese saber transferencial supone un lazo al Otro y al otro, es decir, pone en juego siempre un sujeto en el marco del lazo social. Por eso aparece completamente descaminada y opuesta a nuestra perspectiva la Introducción de J. M. Masson a la nueva edición y versión de la Correspondencia cuando dice: “Es poco esclarecedor interpretar, como hacen muchos, la intensidad de esta simpatía Zuwendung, como un fenómeno de transferencia…” Pero a esta tontera agrega algo verdadero: “Cada relación de amor –y esta lo fue, sin duda- contiene un misterio que desafía al análisis”. Por un lado afirma que ‘a esta simpatía’ no hay que tomarla como una relación transferencial” pero al mismo tiempo afirma que fue una relación de amor. Habrá que poner a prueba si esta relación de amor contiene o no los elementos que hacen a la especificidad del amor transferencial. Al comienzo Freud aún se encuentra escribiendo sobre “la anatomía del cerebro” como le anuncia a Fließ. Al mismo tiempo tiene “la esperanza de
  • 20. 20 un trato asiduo y lleno de simpatías entre nosotros en el futuro”. En el tono de Fließ nota algo que interroga: “Sigo sin saber con qué he podido ganarlo a usted; el poquitito de anatomía cerebral especulativa no alcanzó sin duda para impresionar su juicio severo. Pero me complace mucho”. “Los dos trabajos, anatomía cerebral e interés por la histeria crecen juntos”. Recién cuatro años después de comenzar el intercambio, el trato pasa a ser de amigos. Un encuentro en 1890, en Salsburgo, lleva a Freud a enviarle a Fließ un cuaderno del trabajo sobre Afasias diciéndole: “Siento mucha curiosidad por saber lo que dirá usted sobre esta producción. A consecuencia de su relación privilegiada con el autor, algo de ello le parecerá ya sabido.” Espera con curiosidad su comentario pero el otro, aún, sigue siendo “usted”. En la carta 13, del 28/06/1892 aparece por primera vez el tuteo. Freud escribe luego del encuentro en ocasión del compromiso matrimonial de Fließ: “Afloró en mi la idea tranquilizadora: él ahora está cuidado y en buenas manos. Esta seguridad fue por cierto decisiva para mi intercambio epistolar contigo. No has de entenderla mal.” Coincide con el momento en que Breuer acepta escribir y publicar con Freud sobre la histeria y la teoría de la abreacción que terminará con la publicación en 1896 de “Estudios sobre la histeria”. El punto culminante de este ciclo podríamos ubicarlo en la carta 113, del 17/12/1896 (es la carta posterior a la 112, a la que Jacques Lacan volvió famosa como “la Carta 52”, donde Freud efectúa otra síntesis, otro Entwurf, donde sintetiza sus ideas respecto a la ‘psicología’. “Mit der Aufnahme meiner Phantasíen bin ich aber sehr zufrieden. Pero con respecto a la recepción de mis fantasías estoy muy satisfecho. Ich weiß, Du gibst ihnen den richtigen Platz, verfolgst diese Gesichtspunkte weiter und hälst mich weder für einen Narren, der sich darum der Beobachtung und Korrektur überhoben glaubte. Yo sé que les das su justo lugar, persigues más allá estos puntos de vista y no me tomas por un loco que cree poder pasar de la observación y las correcciones… unter uns … Meine innere Freude beim Einfall bezog sich offenbar nicht auf latente Beweise, sondern auf den Fund eines gemeinsamen Bodens der Arbeit zwischen uns. Hoffentlich kommt es soweit, daß wir auf ihm gemeinsam Endgiltiges aufführen und dabei unsere Beiträge bis zur Eigentumsverkennung vereinigen. Tatsachen sammeln kann ich ja nur auf psychischen Gebiet wie Du auf organologischen, das Zwischengebiet wird mit einer Hypothese besetzt werden müssen. Mi alegría interior con la asociación beim Einfall no se refiere a pruebas latentes sino al hallazgo, al
  • 21. 21 descubrimiento, auf den Fund, de un cuerpo común de trabajo entre nosotros. Es de esperar que nosotros a partir de él construyamos cosas comunes definitivas y con ello unamos nuestros aportes hasta hacer irreconocible lo propio, la propiedad de cada cual!. Hechos que yo sólo puedo coleccionar del campo psíquico como tú del organológico, el terreno intermedio debería ser ocupado por medio de hipótesis.” Entendemos que ésta es la cuestión fundamental de la Correspondencia Freud Fließ, de la relación transferencial analítica y de la paranoia. Es al examen detallado de la historia de la construcción y disolución de ese cuerpo común a lo que nos dedicaremos en esta Tesis. Freud afirma en la carta 113: “A pesar de las inexactitudes y lagunas por mi conocidas en la superestructura y la escasa consistencia de la base no quiero dejar de enviarte esta elaboración. En primer lugar no eres ningún Breuer al que no se le puede mostrar nada inacabado. En segundo lugar es posible que hagas algo con esto y tercero… pero todavía ningún sector está acabado, me ocurre como si me faltara aún un fragmento esencial ‘en alguna parte’ ”. … “Binswanger acaba de publicar un grueso manual sobre la neurastenia en el que la teoría sexual, es decir ¡mi nombre, no aparece ni una vez! He de tomarme fría venganza tan pronto aprenda a interpretar la neurastenia sobre la base de nuestras teorías que espero pronto se fusionarán mezclarán verschmolzenen”. Esa fusión entremezclamiento de uno en otro al mismo tiempo va acompañado del anhelo (carta 172 del 30/07/1898) de “que cada uno dé lo que cada uno tiene sin consideración por el otro”. “Denn jeder soll geben, was er hat, ohne Rücksicht auf den Anderen.” Sin consideración ni obligación, ni entendimiento, ni comprensión del otro. Carta 127. 16/05/1897. “Espero que ahora seas tú de nuevo por largo tiempo el viejo y además dejes que abuse de ti como un público benévolo wohlgeneigtes Publikum. Porque en verdad yo no puedo trabajar sin un tal público … me apura iniciar la elaboración del sueño, donde me siento tan seguro y a lo cual además estoy autorizado por tu juicio.” Inicio de la elaboración de la Traumdeutung, con la autorización, buena disposición, del que está en el lugar de Otro de sí. A este punto de partida tendremos que tensarlo con el punto de llegada en el momento del desgarro transferencial: ‘el interpretador de sueños sólo lee en el otro sus propios pensamientos’. Carta 130. 18/06/1897. “Necesito un nuevo impulso de vos, pasado un tiempo se me va. Nurnberg me puso en marcha por dos meses”. Carta 131. 22/06/1897. La división del trabajo. “Nos repartimos como los dos mendigos, uno de los cuales recibió la provincia de Posen, tú lo
  • 22. 22 biológico yo lo psíquico. Tengo que confesar que en el último tiempo he inciado una recopilación de historias judías de sentido muy profundo”. Comienzo del Witz “El Chiste y su relación con el inconsciente” (La segunda de las tres obras basales de Freud (Traumdeutung, Witz y Psychopathologie des Alttagslebens”. Carta 132, 07/07/1897. Primero se autocalifica de “Korrespondent” inútil, no puede corresponder nada. “Lo que ha sucedido en mí todavía no lo sé del todo, algo desde las más hondas profundidades de mi propia neurosis se ha opuesto a un progreso en la comprensión de la neurosis y vos estabas mezclado de algún modo con esto. Luego la parálisis para escribir me parece representar un modo de inhibir nuestras relaciones Verkehr. … se trata de afectos extremadamente obscuros. ¿No sucederá con vos un caso semejante?” ¿Se observará lo casí calcado de la pregunta de Schreber a Flechsig en la Carta Abierta al Consejero Privado? ¿Se entiende que se trata de un reconocimiento de los signos del establecimiento de la relación transferencial? En ese marco: “El esclarecimiento del sueño me parece lo más consolidado, en derredor yacen enigmas gigantescos, imperturbables. Lo organológico te espera a ti, conmigo no ha hecho ningún progreso”. La división del cuerpo fusionado se mantiene. En la carta siguiente, la 133, del 20/07/1897, le dirá: “¡Has conseguido resolver el lado exacto del objeto, introducir matemática y astronomía en la biología!”. En la 139, del 21/09/1897, Freud manifiesta: “Y ahora deseo confiarte sin dilaciones el gran secreto que se me ha puesto en claro lentamente en los últimos meses. No creo más en mi neurótica. … Ahora quiero comenzar históricamente por donde procede mi Unglauben mi increencia…” Y viene la cuestión del papel de las fantasías y lo real del padre en las diversas afecciones. … Momento de duda e increencia pero “¿y si estas dudas no fueran sino un momento en el progreso hacia un conocimiento más amplio?” Hay un cierto asombro en Freud de que la Unglauben y las dudas no lo hayan hundido en las más obscuras profundidades. Cuenta para esto con los lentos progresos, todas sus esperanzas teóricas y especialmente con otro factor fortísimo: “¿Podrás desembarazarte por un día para un idilio de a dos, interrumpido por uno de tres o tres y medio?” Ese “idilio de a dos” es su sostén en el preciso momento en que “… podría sentirme muy insatisfecho” por la caída de uno de sus pilares teóricos: la creencia en la teoría de la seducción en la realidad del padre en la causación de la Neurótica. Entonces volviéndose sobre sí se dice un chiste a propósito de esta situación: “Rebekka quítate el vestido, has dejado de ser una novia” (El cuento completo sería: “Du warst einmal eine stolze Braut, aber du hast
  • 23. 23 Pech gehabt, die Heirat ist abgeblasen – zieht dein Brautkleid aus!” “Vos una vez fuiste una orgullosa novia pero tuviste un fracaso y el casamiento se perdió, Rebekka ¡quítate el vestido de novia!). Rebekka / Freud ha perdido el vestido de la teoría de la seducción pero aún se sostiene en la medida que restan las vestiduras del idilio a dos con Fließ. Solo que “resta una angustia. ¿Qué comprendo yo de tus cosas?” O sea, ¿con qué correspondo desde mi lugar? “incapaz de apreciarlas … apenas conseguiré entenderlas … y la duda que se genera (como mi propia duda en mis cosas) no es sino el resultado de una insuficiencia del entendimiento.” Por el contrario “Tu situación es mejor porque puedes abarcar todo lo que yo aporto y pronunciar sobre ello una palabra autorizada” Así es como caracteriza Freud la asímetría de la Co-rrespondencia entre ambos. En ese cuerpo común no entiende, no alcanza a entender, a comprender, a captar, lo del otro allí, mientras que hay la suposición que el otro sabe, entiende, abarca todo. Sigue su análisis, por el camino de los sueños. ¿Quienes han sido sus “causantes”?. A propósito del padre real “en mí el viejo no desempeña ningún papel activo”. Solo la empleada y la madre. Dice que es lo más valioso que tiene en ese momento. Por ese camino encuentra que: “También en mí he hallado el enamoramiento de la madre y los celos hacia el padre y ahora lo considero un suceso universal de la niñez temprana…” el poder cautivador de Edipo rey”. “Fugazmente se me ha pasado por la cabeza que lo mismo podría estar también en el fundamento de Hamlet…” A la generalización del Edipo le sigue la particularización de la asímetria del cuerpo fusionado: “En tus trabajos y progresos lamentablemente tengo muy poca participación. En un aspecto estoy mejor que tú a causa de ello. Lo que te refiero del polo-alma de este mundo, encuentra en ti un crítico que comprende todo, y lo que vos comunicas del polo-astros despierta en mí un asombro infructuoso.” En la carta 145 insiste sobre Edipo: “Sobre mi interpretación del Rey Edipo y Hamlet no me has escrito nada en absoluto. Como no le cuento sobre esto a nadie más … querría tener de ti una breve manifestación”. En la 146: “Mi autoanálisis sigue interrumpido. He visto por qué. Ich kann mich nur selbstanalysieren mit den objektiv gewonnenen Kenntnissen (wie ein Fremder), eigentliche Selbstanalyse ist unmögliche. Yo sólo puedo auto analizarme con conocimiento objetivo (como un extraño) propiamente autoanalizarse es imposible”. En la 147: “Que sean más frecuentes esas cartas tan unilaterales … Así
  • 24. 24 haces lo que yo hice siempre, escribir lo que te ocupa y dejar de lado aquello a lo que no puedas reaccionar. Nuestras charlas solían ser parecidas; cada uno por turno empezaba a hablar de lo que tenía para decir y no se sentía obligado a dar respuesta alguna a lo oído…” Hablar sin obligación hacia el otro, escuchar sin obligarse hacia el otro. Emisión y recepción sin Zwang, obligación hacia nadie. Todo esto no será sino una introducción al decisivo encuentro en Breslau. Mientras Freud habla sobre el futuro encuentro en Breslau, anota “he albergado durante un mes en mi cabeza las cosas más chifladas y por añadidura no hablo con ningún hombre juicioso.” Sigue la repartición, Carta 151. “Si ahora existen dos personas, una de las cuáles puede decir qué es la vida [Fliess] , y la otra (aproximadamente) qué es el alma [Freud], y las dos además mantienen cordialísimas relaciones, no es sino justo que ambas se vean y hablen más a menudo.” En este contexto se produce el decisivo encuentro en Breslau. Allí Fließ le comunica a Freud por primera vez sus ideas sobre bisexualidad y bilateralidad y la relación que establecía entre ambas. Punto de máximo encuentro y al mismo tiempo comienzo del distanciamiento. El profundo impacto sobre Freud se puede medir en las poderosas reacciones que le provoca, y la particular modalidad de las mismas. Primera reacción: se mantiene a distancia de la cosa. Como si no le incumbiese. Inmediatamente olvido total de los dichos y las circunstancias. Luego tiempo de latencia. Luego reaparición constituyendo lo más propio de sí. Virulenta reacción del otro. Recien en ese momento, y luego de todo un trabajo analítico, emergen en Freud, súbitamente, todas las circunstancias olvidadas: ejemplo consignado en la Psicopatologia de la vida cotidiana. Para aportar otros aspectos al cuadro de la modalidad de relación entre Freud y Fließ podríamos tomar la carta 153 del 04/01/1898 donde Freud informa: “Hoy te envío el numero 2 de los informes apekkológicos, una revista muy interesante editada por mí para un único lector…”. Su escritura tiene un único interlocutor, un único lector, un único Publikum. Respecto del encuentro en Breslau al final de la 152 Freud concluye: “… es la primera vez desde hace mucho tiempo en que los vislumbres e inclinaciones de los dos no van por el mismo camino.” Ya no se trata de que cada uno se ocupa de diferentes aspectos dentro del mismo campo sino que las orientaciones empiezan a ser distintas. En la 153 Freud le envia el 2do número de la revista que edita para ‘su
  • 25. 25 único Publikum’, precisa: “me ha cautivado formalmente la insistencia en la bisexualidad… Si tuviera aversión por razones personales… me revuelvo sólo contra la compenetración de bisexualidad y bilateralidad que tú pides. Al comienzo no tomé posición alguna ante esta idea por lo alejado que aún me sentía del tema.” Después agrega que si no hubiera estado tan aturdido habría podido dar forma a la duda sentida como una objeción… de cualquier modo las cosas podrían ser de otro modo y la aversión que hasta ahora tengo hacia tú concepción de la zurdera puede descansar en motivos inconscientes”. En la carta siguiente aclarará que una observación de Fließ “ha modificado mucho mi actitud con respecto a la cuestión en disputa”. En 161 “Tampoco a la bisexualidad la subestimo en modo alguno, espero de ella toda ulterior iluminación … Sólo que ahora estoy lejos de ella…” En 162 “….esperarás que hoy te escriba sobre tu juicio acerca de mi manuscrito sobre los sueños… Tu impresión de que el autor se hace el trabajo demasíado fácil… No debes rehusarme los deberes del primer Publikum y el obersten Richters crítico supremo…” En 163: “Tras cada uno de nuestros congresos tuve durante semanas nuevas fuerzas … At odd hours sigo escribiendo el libro de los sueños… Agrega en 167, el 18/05/1898: “Estoy tan infinitamente complacido que tu me regales un Anderen, un Otro, un crítico y un lector y aún uno de tu cualidad. Completamente sin público yo no puedo escribir pero puede conformarme completamente el hecho de que yo escriba sólo para Ti.” Único interlocutor, único lector, único Publikum. En 171, 07/07/1898 al terminar un esbozo del Capítulo 7 de la Traumdeutung le dice: “Aquí está ella. Me costó mucho decidirme a largarla de la mano. No la estorbará la intimidad personal pertenece a nuestra recíproca sinceridad intelectual”. Es decir, ese cuerpo común, constituido a la luz de una exigencia de completa y recíproca sinceridad. En 172, 30/07/1898, seguirá haciendo precisiones: “No te abstengas de escribirme sobre las elipses aunque yo pase justamente por un tramo tan irracional de las mías. Luego cada uno debe dar lo que tiene, sin consideración por el otro. Yo también hago esto; la falta de obligación en la que uno se siente constituye el principal estímulo de la Correspondencia. Me gustaría darte lo que Tú no tienes, la cabeza libre, den freien Kopf … Lo inacabado de tus descubrimientos no me molesta en nada (recordar su opinion respecto a la diferencia que sentía entre la recepción de Fließ y la de Breuer) sabes que no pienso, recibo, disfruto, me asombro y me formo expectativas.” Evocación de una ideal recepción en blanco, la cual constituiría, tal vez, otra modalidad de una frase del Candide que Freud había hecho que Martha bordara para su consultorio: travailler sans raisonner, devenida, recepcionar sin pensar, escuchar sin pensar. Conseguir, si fuese esto posible, que la palabra logre anticipar al pensar.
  • 26. 26 En 175 26/08/1898, agregará: “… para un próximo congreso … debes hacer el primer intento de enseñar la nueva ciencia concatenadamente a uno que –pero en serio- ‘es por entero ignorante y lo ha olvidado todo’ ”. Se evoca la figura de un otro receptor en blanco respecto de lo que se cuenta, supuestamente se le ha olvidado todo, se le ha borrado todo, respondiendo a la exigencia ideal de evaporación de todo saber. En 176, 31/08/1898 da cuenta del estado de situación: “Mi trabajo se me presenta muy desvalorizado, la desorientación es completa, el tiempo, del que otra vez ha pasado un año entero sin progreso asíble en los principios… Para colmo es el trabajo a cuyo logro he confiado mi existencia”. De cualquier modo las diferencias se hacen notar en 177, 22/08/1898: “… de ningún modo soy de una opinión distinta de la tuya, no me inclino a mantener flotante lo psicológico sin base orgánica [respuesta a un reproche] … ¿por qué no me converge? no tengo la menor idea”. No es que su posición sea efecto de una opinión distinta sino de la modalidad de presentación de las cosas. Sigue su trabajo sobre el olvido de nombres propios, el ejemplo de Signorelli culmina con un “Sólo que ¿a / para quién podré hacerlo creíble?” En 188, 03/01/1899 “Vivo contrariado y en la obscuridad hasta que llegas; me insulto, enciendo mi oscilante antorcha en la tuya calma, me siento de nuevo bien y tras tu partida recibo otra vez ojos para ver y lo que veo es bello y bueno…” En 190, 30/01/1899 “… Yo te necesito como Publikum… Solo anticipo qué dirás sobre las notas que deberían darte una mejor visión que nunca antes…” Decisión de escribir la Traumdeutung. Se dice que tiene que estar lista en dos meses. Esa decisión también tiene que ver con Fliess como lo aclara en 200: “…me pregunto si tú me has aconsejado realmente bien, si mas bien no te debo maldecir a causa de ello (por “la desdicha de leer y extractar la bibliografía del sueño…”). ¿Cómo se propone el trabajo? 194, 19/03/1899: “En mi trabajo todo arrecia entremezclado pero no busco nada nuevo hasta el intercambio con vos…”. En 195: “Si en estos días reuniré todavía la fuerza para ordenar el material a tí destinado o si tendrás que conformarte otra vez con jirones … Pero sin duda me confirmarás que desde el otoño empieza a haber luz en mi obscuridad… Sin duda entonces tú me ensanchas la visión para que yo pueda concebir de nuevo algo de Cielo y Tierra fuera de lo anímico. Me es
  • 27. 27 muy preciso.” En 207, 22/07/1899, encontramos diseñado el programa de Freud a propósito de la escritura de la Traumdeutung: “Como quiera que sea quedará terminada una parte del primer tercio de la gran tarea de introducir en la ciencia las neurosis y las psicosis mediante la teoría de la represión y el cumplimiento de deseos.” Tal vez en contraposición con lo que Freud evoca del programa Fliess: “Aunque no estoy completamente de acuerdo con tu programa, y preferiría aprender antes la geometría de tu álgebra”. En 208, 01/08/1899. “Tu vivo interés por el trabajo (Traumdeutung) me complace no puedo decir cuanto”. “Mientras más distancia tomo del trabajo de este año, tanto más satisfecho quedo con él. ¡Sólo la bisexualidad! Con ella sin duda tienes tú razón. Acostumbro a representarme cada acto sexual como un proceso entre cuatro individuos. Sobre esto habrá mucho que hablar.” Hete aquí entonces que ¡ahora se trata sólo de la bisexualidad! Esa a la que, cuando por primera vez le vino del otro, había sentido tan lejos, le había resultado tan ajena. Nachträglich, a posteriori, eso empezará a abrirse paso en él de un modo tan particular que llegará a constituir lo propio de sí. Algo similar ocurrirá muchas veces, tal vez respecto de las cuestiones decisivas. Por ejemplo pasará con la pulsión de muerte, Todestriebe, de Sabina Spielrein. En la 209, 06/09/1899 encontraremos la representación que Freud se hace del análisis a propósito de la Traumdeutung: “… una escondida senda de leñadores por la que guío al lector –mi sueño ejemplar con sus particularidades, detalles, indiscreciones, malos chistes, y luego, de repente, súbitamente la elevación, la altura y el panorama y la pregunta: Por favor, ahora por dónde desean ir ustedes?” Al mismo tiempo dice de cómo se siente situado respecto al trabajo de Fliess: “Deine Arbeit hat sich für mich eingepuppt…” “Tú trabajo se ha encapsulado para mí…”. En la 212, en el momento que le pide ayuda para la corrección, suelta un “Si alguien pudiese decirme el verdadero valor de la historia…” 213: anuncio de la terminación de la Traumdeutung. “Si es por gustos, a mi no me gusta”… “Que el soñante sea demasíado chistoso, es seguramente cierto pero eso no me concierne, no me envuelve en un reproche.” “La apariencia chistosa de todos los procesos inconscientes está tramada íntimamente con la teoría del chiste y lo cómico” Carta 215, 21/09/1899. Otros detalles de la relación: “siempre hemos sido
  • 28. 28 honrados uno hacia el otro como para que debamos fingir algo entre nosotros … lamento además que deba arruinarme al más querido y el mejor lector a través de la comunicación de las correcciones porque ¿cómo se puede gustar de algo si se está obligado a leer como corrector? Pero yo no puedo prescindir de ti, el representante des ‘Anderen’, del Otro…”. Además de único Publikum tiene que cargar con la tarea del corrector. Carta 216 27/09/1899 “… no me resulta desagradable tener a alguien que, a pesar de todo, donde cabe, tiene una palabra de alabanza … También te agradezco esto particularmente” A pesar de que en la carta anterior le “… parece la acrecentada vivacidad de nuestra correspondencia” que compensaría incluso la cancelación de uno de los ‘Congresos’ planeados, registra un cambio: “Desde que has dejado de escribir acerca de tus descubrimientos, echo de menos algo en tus cartas.” Freud sumergido completamente en su Traumdeutung, por el otro repetía monocorde que no entendía nada de lo que el otro le decía. En 217 del 04/10/1899 se nota el tenor de la respuesta de Fliess: “… hasta entonces [hasta el momento en que en la correspondencia le contaba de sus descubrimientos] solías darme a entender todo lo que sin embargo, deparaba grandes dificultades a mi entendimiento. Tú escribes sólo sobre cosas grandes, muy grandes, a cuyo rango empero ya estoy preparado, con las que mantendré una relación personal … aunque no pueda ser, como tú eres, padrino del sueño, sino que sólo desde lejos … En definitiva tu triunfo será un poco el mío, pues mi juicio se ha plegado a ti y a tus trabajos, tú sabes que en esa época no muchos otros lo hicieron.” “A la dolorosa sensación de dar-de-si lo que sólo era de uno, tú la describes certeramente.” “… no he soltado una propiedad sobre ideas sino sobre sentimientos propios…” En 218: “No debes arrepentirte de haber vuelto a hablar de tu trabajo en esta oportunidad” En 221, 27/10/1899 “Gracias por las amistosas palabras con las que has respondido al envío del libro de los sueños”. La Traumdeutung ha sido editada. “Ahora para los otros cinco libros que tengo por delante nos deberemos dejar tiempo”. Para lo cual además de todo lo necesario será preciso “un poderoso empujón de un lugar amigo’. En 223 hay una mención a “Tu silencio me resultaba enigmático.” En 224: “Entonces yo tenía razón cuando tu silencio me parecía llamativo y siniestro unheimlich … Creí que algo del libro de los sueños pudo repelerte, abgestoßen, demasíado. Siempre que se trate de cosas que quieras mantener en secreto ante tu familia aquí y en círculos más
  • 29. 29 amplios, no tienes más que indicarlo con una palabra –como esta vez…” En 226, a raíz de la publicación de la Traumdeutung, lo que le viene de los otros, nada o “Sehr interessant!” “Muy interesante!” Ya sabemos que es la expresión de la señora que recorriendo el museo, que no la roza para nada, profiere a través de sus impertinentes el Sehr interessant! Dice que el Dr Gomperz junior “aprende conmigo en horas de la noche el método de la interpretación de los sueños” “¿Gano con él un alumno? Sería de mejor calidad que los anteriores. [Dr. Gattel]” En 227 agregará: “Mi filósofo Harry Gomperz es muy divertido. Presuntamente no cree nada, pero descubre toda clase de cosas bellas e ingeniosas y se abre poco a poco.” Sin embargo agrega que “Parece que interpretar sueños es para otros más difícil de lo que yo suponía”. En 228, a raíz de un comentario de Fließ (que tiene un puñado de lectores en Berlín) agrega: “Lectores también tengo, sin duda para Anhöngersschaft seguidores el tiempo no está maduro.” El Dr. Harry Gomperz (al que por un instante Freud imaginó como un discípulo de más calidad que el anterior, el Dr. Gattel, al que Freud según él mismo dice, le tendrá que decir que no puede publicar como “propio” algo que se propone publicar) dijo “… admiré siempre la originalidad creadora y la agudeza psicológica de Freud pero sin llegar a convencerme del fundamento de todas sus opiniones … El experimento resultó un completo fracaso… después supe que Freud contó a un discípulo que había conocido sólo a dos hombres cuyos sueños no pudo analizar y uno de ellos era yo”. Publicado en “La importancia de Freud para las ciencias del espíritu”. Nada menos. En la 232, como si supiera anticipadamente esto Freud dice “No cuento con Anerkennung, reconocimiento, al menos en vida”. En medio del intercambio aparece esta incursión en relación al reconocimiento, discípulos, alumnos, Publikum. Donde, enmarañada, siempre aparecerá la referencia al Gattel, al ladrón, que a su vez encierra en su seno la hiancia Gatte, pareja, consorte, socious. En 234: “…supongo que tú … encuentras poco tiempo para escribir…” En 235 “… yo no soy ni un hombre de ciencia, ni un observador, ni un experimentador ni un pensador … A gente así [como Freud] se la suele estimar sólo cuando ha tenido éxito, cuando ha descubierto realmente algo, pero de lo contrario se la arroja a un lado… Ahora bien, en el presente me ha abandonado la suerte, ya no descubro nada que valga.” Respecto a algo escrito por Fließ “… en el ignorante [Freud] se elevan toda clase de preguntas para ser comunicadas en un congreso ideal… Supongo que también habría tenido muy otra participación en tu trabajo si viviera
  • 30. 30 en Berlín. Así nosotros nos hacemos extraños ajenos lejanos uno del otro de lo que nos es más propio” Luego de haber logrado conformar ese cuerpo común, ese campo común, sobreviene este último tiempo, especialmente a partir de la publicación de la Traumdeutung, donde ambas partes se han ido haciendo cada vez más ajenos uno del otro, Emfrenden. En 236 Freud protesta: “En modo alguno me rehúso a aprender de ti la parte de terapia nasal… “ En 239 “ … me figuro que tú como yo no ves con buenos ojos el cierre de nuestro intercambio epistolar y el cese de nuestros encuentros…” Lo dice en el momento en que reconoce “… estoy segregado del trato con seres humanos…” Con su único público sigue dando vueltas alrededor de la criatura engendrada, la Traumdeutung. Freud afirma en 240 “Que tu interés por la criatura de los sueños permanece irreductible … Porque tras variadas fluctuaciones de juicio he parado en estarte muy agradecido por tu patronazgo y en tenerlo por bueno y leal.” Luego “No hubo otro semestre en el que anhelara tan de contiguo ni tan íntimamente convivir contigo y con los tuyos como en éste que ha transcurrido”. “Si estuviera contigo intentaría aprehenderlo todo conscientemente y exponerlo para ti, diríamos razón y ciencia, tus descubrimientos biológicos bellos y ciertos despertarían mi más profunda envidia (¡impersonal!)” “Por eso me cautivó profundamente saber que proponías un reencuentro para estas jornadas de Pascua”. En el momento de máximo aislamiento, y donde se hace sentir cierta interrupción de los intercambios con su único Publikum, éste propone un reencuentro. En 244 “Contra el hecho de la splendid isolation nada tendría que objetar si ésta no fuera demasíado lejos, si no se extendiera a nosotros dos”. No hay problemas con la isolation salvo que abarcara a su único Publikum, que es lo que está comenzando a ocurrir. “Pero el intercambio con el amigo, que un particular costado –tal vez femenino- exige, nadie me lo sustituye” Último encuentro con Fließ, en Achensee. La versión Fließ del encuentro: “La última vez fue en el verano de 1900 en Achsensee. En esta ocasíón Freud mostró una violencia inexplicable hacia mí, porque yo en una discusión sobre observaciones de Freud hechas en
  • 31. 31 sus enfermos atribuyó validez incondicionada a los procesos periódicos también para la psique…” Así que los períodos Fließ (antes exclusivamente biológicos) se extendían ahora también al terreno psíquico. “Por lo tanto ni empeoramientos repentinos ni mejorías repentinas podían adjudicarse sin más al análisis y sus influjos. Documenté mi opinión con observaciones propias. A consecuencia de aquella discusión creí percibir en Freud una animosidad personal contra mí nacida de la envidia. … A causa de la situación de Achensee tácitamente me retraje de Freud y dejé extinguir nuestro intercambio epistolar regular. Desde aquel tiempo Freud no ha sabido por mi nada de mis descubrimientos científicos…” Freud, sin embargo, siguió escribiéndole, 254: “Escribo con lentitud la psicopatología de la vida cotidiana”. En 258, 25/11/1900: “Mi sospecha de que tu largo silencio algo malo significa entonces era certera.” Un mes después, 259, 01/01/1901. “Querido mío: Dejo de lado la psicopatología de la vida cotidiana para responderte enseguida despues que tu carta por fin ha quebrado el angustiante silencio. No pude resolverme a urgir otra vez tu respuesta cuando hiciste ver con tanta claridad que escribir te era cargoso y no te movía ningún afán de comunicación. … la escritura de la psicopatología de la vida cotidiana que está bastante avanzada y congrega todo tipo de privata … [Pero el estado de la relación, por si no quedara claro, a mi entender lo explicita lo siguiente] … Sólo te pregunto si para nuestro intercambio epistolar debemos esperar un tiempo en que ningúno de los dos pase por algo grave ¿Y no significa esto ser demasíado exigente y muy poco amistoso?” En 262, 30/01/1901 “… Sobre lo orgánico sólo hay lamparazos, justamente sobre las zonas erógenas y la bisexualidad. Pero se lo nombra y reconoce sólo para una exposición circunstanciada en otra ocasíón”. Nota al pie de Strachey: “Con estas frases responde Freud evidentemente a la reacción de Fließ … acerca de que el artículo sobre Dora contenía perspectivas … sobre lo que hasta ese momento era el dominio [¿exclusivo? organológico, biológico de la sexualidad o de la bisexualidad] de Fließ dentro de la mutua cooperación entre los amigos.” Carta 263, 15/02/1901. Freud a Fließ [Comentario en 262 al final, sobre su ‘tentación de pasar en Roma la semana de pascuas de este año’.] “Detrás un recordatorio de tu promesa, dada en mejores tiempos de celebrar conmigo un Congreso en suelo clásico. … No hice sino refugiarme del presente en la más hermosa de las fantasías de entonces… “Unterdes sind die Kongresse selbst Überlebsel geworden: ich mache selbst nicht Neues und bin, wie Du schreibst, dem völlig entfremdet, was Du
  • 32. 32 machst. Entretanto los Congresos mismos han caído en desuso: yo no tengo nada nuevo y como tú escribes, estoy completamente ajeno, alejado, de lo que tú haces”. Es curioso que por un lado hay un reproche de lo extremadamente distante y la distancia a la que Freud se mantuvo de los “descubrimientos” de Fließ al tiempo que advendrá el reproche que abre sobre la intimidad a que dieron lugar las comunicaciones sin límites fronteras barreras restricciones, y esto finalmente será lo que causó autorizó la entrada/intromisión de otros que compartieron a traves de Freud los secretos “/ primicias de Fließ. Después de haber constituido un cuerpo común donde fundir de modo de volver irreconocibles los aportes de cada quien, violenta vuelta a la comprobación de la irreconciliable distancia. Carta 270, 07/08/1901. Freud a Fließ “Es ist gar nicht zu verhehlen, daß wir beide ein Stück weit auseinandergeraten sind. Es completamente inocultable que nosotros dos estamos un poco más alejados. En ésto y aquéllo observo la distancia. Así también en el juicio sobre Breuer. ¿Qué hace tu esposa si no es llevar a la práctica en obscura compulsión la incitación que Breuer le depositó antaño en el alma cuando le deseó por su felicidad que yo no viviera en Berlín porque podía perturbar su matrimonio? … Und auch Du bist hier an die Grenze Deiner Scharfsichtigkeit gekommen, nimmst Partei gegen mich und sagst mir, was alle meine Bemühungen entwertet: “Der Gedankenleser liest bei den anderen nur seine eigenen Gedanken’’.” Y también vos aquí cruzas la frontera de tu agudeza, tomas partido contra mí y me dices algo que desvaloriza todos mis esfuerzos: ‘El lector de pensamientos lee en los otros sólo sus propios pensamientos’. Si soy yo uno tal entonces no tienes más que arrojar mi Psicopatología de la vida cotidiana al cesto de papeles sin leerla … Ella está llena de referencias a ti … puede darte testimonio del papel que hasta ahora has prepresentado para mí. …” Y en medio de esta disputa: “… no comparto tu desprecio por la amistad entre hombres … A mi la mujer, como lo sabes, nunca me ha sustituido en la vida al camarada, al amigo.” Ich teile aber Deine Verachtung der Männerfreundschaft nicht, wahrscheinlich weil ich in hohem grade Partei bin. Mir hat, wie Du ja weißt, nie das Weib im Leben den Kameraden, den Freund ersetzt. ¡Ahora el asunto principal! Hasta donde sé, mi próximo trabajo se titulará ‘La bisexualidad humana’ Nun die Hauptsache! Soviel ich erkenne, wird meine nächter Arbeit lauten “Die menschliche Bisexualität” “La idea de la represión, mi idea nuclear, sólo es posible por reacción entre
  • 33. 33 dos corrientes sexuales. Me hará falta tal vez medio año para reunir el material y espero descubrir que el trabajo es realizable desde ahora. Pero después debo tener contigo una larga y seria conversación. La idea misma es tuya. Recuerdas que hace años dije que la solución estaba en la sexualidad… y tú años después corregiste en la bisexualidad y veo que tienes razón. … Quizas deba tomar prestado de ti todavia más, quizas mi sentido de honradez me fuerce a rogarte que firmes conmigo el trabajo … He ahí entonces el próximo proyecto futuro que espero nos vuelva a unir en debida forma también en asuntos científicos.” Expresión del anhelo de un proyecto que los vuelva a unir ¡Bisexualidad! Que será en nombre de lo cual Freud escribirá a Fliess rogándole que ofrezca su nombre y colaboración a unos discípulos alumnos suyos, demanda que se convertiría en causa del desencadenamiento de un ciclo explosivo y traumático de reacciones entre ambos. 271, 19/09/1901 “Roma. El cumplimiento de un deseo largamente acariciado… un punto culminante de la vida. Tu última carta empero fue en verdad benéfica. Ahora puedo explicarme tu conducta epistolar del año transcurrido. La primera vez, por lo demás, que me dices algo distinto de la verdad.” [Punto fundamental: para Freud, Fließ ya no habla desde el lugar de la verdad] … “Me apenó perder al ‘único público’ den ‘einzigen Publikum’, como dice nuestro Nestroy. ¿Para quién seguiría escribiendo yo? … Porque si tú en el momento en que te incomoda una interpretación de mi parte estás, por eso solo, dispuesto a aceptar que el ‘lector del pensamiento’ nada adivina en el otro sino que apenas proyecta sus propios pensamientos, has dejado de ser efectivamente mi público, te ves precisado a considerar tan sin valor el modo de trabajo como los otros. Tu respuesta sobre el tema de la bisexualidad no la he comprendido. Evidentemente resulta muy difícil entenderse. Por cierto que yo no quería otra cosa que elaborar mi aporte a la teoría de la bisexualidad … Que no me propongo aumentar mi participación en este conocimiento te lo habrá mostrado desde ahora el pasaje correspondiente de la Psicopatología de la vida cotidiana sobre la prioridad … Pero no se podría evitar algún anudamiento con lo anatómico y biológico general de la sexualidad, y como casí todo lo que de ello sé proviene de ti, no resta sino basarme en ti o recibir de ti completa esa introducción. Pero ahora no tengo ganas de publicar. Entretanto quizás hablemos un día sobre ello…” Cierre del ciclo.
  • 34. 34 Carta 278, 11/03/1902. Freud anuncia la obtención de su título. “Al regresar de Roma, el gusto en vivir y en producir había aumentado algo en mí, se había reducido el gusto por el martirio. … retiré de la imprenta mi última publicación (el analisis de Dora) porque poco antes había perdido en ti a mi último público, meinen letzten Publikum.” Prácticamente dos años después Freud, en 281, 26/04/1904 escribe nuevamente a su único y último ex público publikum. Esa carta será la causa de una explosión final que arrasará con todo lo anterior y precipitará las cosas en todas las direcciones. Hace mención a “nach langer Unterbrechung, luego de una larga interrupción”. “Como te imaginarás, daß ich nicht einem Gefühlsimpulse, sondern einem praktischen Motive folge, no es que siga un impulso de los afectos sino un motivo práctico. Me gustaría que volviéramos a saber el uno del otro por el siguiente camino: Algunos médicos jóvenes capaces … meinem Schülerkreise angehören que pertenecen al círculo de mis alumnos discípulos Piensan intentar próximamente la publicación de una revista científica que se dedicará a la “investigación biológica y psicológica de la sexualidad” [casualmente los dos aspectos de la sexualidad alrededor de lo cual se había conformado el cuerpo común] Quiero rogarte que no les niegues tu nombre y tus colaboraciones Dondequiera se multiplican los signos de aceptación de mis concepciones Habrás recibido un escrito del Dr. Swoboda, cuyo causante intelectual, intellektueller Urheber en muchos sentidos soy yo, salvo que yo no quisiera ser su autor. [Gattung, Gattel]. Pero yo creo que ahora asímismo comienzo a disponer de un material mejor de alumnos discípulos. Naturalmente estoy tan ansioso como sólo lo he estado antes por los esclarecimientos que tú nos puedes obsequiar en tu próximo trabajo En la carta 282, 27/04/1904 Fliess responde señalando uno de los centros, no explícitos, de la carta de Freud: “… me agradó sinceramente la información de que recibes más reconocimiento…” ¿Acaso se trataba de otra cosa? Reconocimiento, alumnos, discípulos… “Para la nueva revista no podré escribir nada Verdaderamente lamento que tú tengas que ser condenado por ser el causante intelectual del libro de Swoboda… el sesgo de profunda insinceridad que circula por el libro. Tú mismo lo has indicado con la palabra ‘Gattel’ ladrón. No menciona ni una sola vez el año del que provienen sus observaciones ni el conocimiento de mi libro …”
  • 35. 35 Prosigue en un telegrama, 284, 20/07/1904. “Ha llegado a mi conocimiento una obra de Otto Weininger… die Ausführung von meinen Ideen über Bisexualität mis ideas sobre bisexualidad … Averiguo allí por una cita que Weininger ha conocido a Swoboda –tu alumno discípulo- … no tengo ningúna duda que Weininger ha llegado al conocimiento de mis ideas a través tuyo y que por su lado ha cometido un abuso con mit fremdem Gut un bien ajeno.” El proyecto de constitución de un cuerpo común donde la propiedad de cada uno se volviera irreconocible se transforma en una disputa de Bienes y Propiedades, con reclamos que indican la creciente paranoización del lazo. Freud responde en 285, 23/07/1904. “Yo también creo que Weininger era un ladrón ein Einbrecher [einbrechen, hundirse, venirse abajo, zerbrechen, romperse, penetrar o entrar violentamente en, violentar, forzar … cometer robo, infracción, irrumpir, invadir un país, ein Land fam. ganzúa] mit einem gefundenen Schlüssel, con una llave encontrada. Swoboda, que era su íntimo amigo, supo de mí sobre la bisexualidad que entra en toda cura… … también habría podido recibir de otro lado la idea de la bisexualidad, pues esta desempeña un papel en la bibliografía desde hace ya largo tiempo. [Freud intenta calmar practicando el chiste de la olla prestada, primero lo recibió a través de la cura, pero segundo podría haberlos recibido por otra vía, tercero esto es algo que circula, hay bibliografía] Swoboda no es, como tú escribes, mein Schüler, mi alumno discípulo…en su descubrimiento que recoge más bien tus ideas, no he tenido participación alguna…” En el presente termino Tres ensayos sobre una teoría sexual, donde evito en lo posible el tema de la bisexualidad. En dos lugares no puedo hacerlo … ahí avanzo tanto como la bibliografía lo permite (Kraft-Ebing y predecesores, Kiernan, Chevalier entre otros) después en la mención de la corriente homosexual en neuróticos. Aquí pienso incluir una nota donde diga que he sido preparado para la necesidad de estos descubrimientos por tus expresas comunicaciones”. Fliess responde en 286, 26/07/1904. “Weininger no creyó, como vos, tomar de otro lado la idea de la bisexualidad permanente y necesaria de todos los seres vivos…Te quedaré agradecido si tienes a bien especificar las otras fuentes sobre las que escribes … para que me resulte fácil consultarlas [una ironía y van … ] Hasta hoy no sabía, me he enterado sólo por tu carta, que tú en la cura utilizas la bisexualidad permanente…” Entonces, la ocasíón de esta nueva etapa de la correspondencia: se trata de la cuestión de un ladrón, de un robo o mejor dicho del usufructo de un bien ajeno. Freud escribe a Fliess en 287, 27/07/1904. “… me apenó haberle
  • 36. 36 entregado tu idea a Weininger a través de Swoboda … En cooperación con mi propio intento de quitarte esta originalidad …” Ahora Freud admite que no sólo es cierto que le entregó, le pasó la idea de otro, de Fließ a SwobodaWeininger sino que él mismo quería en verdad sacarle la originalidad a Fließ. “… Además estaba seguro y aún lo estoy de que no he dado a Swoboda detalle alguno de tus comunicaciones.” … que tu encuentres tiempo y gusto para el intercambio epistolar conmigo sólo en una ocasíón tan pequeña ... en los últimos años no has mostrado más interés ni por mí ni por los míos o por mis trabajos. Hoy ya lo he superado y tengo poca necesidad de ello, no te hago reproche alguno …” El conflicto tuvo todavía un vivo epílogo en publicaciones 01/01/1906 Richard Pfennig escribe W.Fließ und seine Nachentdecker: O.Weininger und H.Swoboda. “… cada uno por mitades se habrían apropiado de un bien ajeno, in fremdes Gut al que tuvieron acceso a través de una tercera personalidad, Freud…” Freud entonces escribe dos cartas públicas: una a Karl Kraus publicada en Die Fackel y otra a Magnus Hirschfeld. “Lo único objetivo es la cuestión de la prioridad en materia de bisexualidad.” Segunda carta. “Antes me inclinaba a conceder a Fließ la prioridad. Ahora he cambiado de opinión…” Fließ publica entonces In eigener Sache, donde dice que lo que expuso Weininger no se encontraba en lo que había publicado hasta entonces, luego, esto sólo había sido comunicado verbalmente a Freud en 1897 en el marco de la íntima relación y comunicaciones sin restricciones que existían entre ellos. Luego: Freud era el espíritu rector, que no sólo supo por Weininger del aprovechamiento indebido del patrimonio ajeno sino que él mismo lo hizo posible.” Der nicht nur um die unerlaubte Benutzung fremden Gutes durch Weininger wußte, sondern sie selbst ermöglicht hatte. Todo el problema radica en la relación tensión entre este Bien Amado cuerpo común constituído amorosamente, que al estallar muta en este objeto nombrado como Bien ajeno, fremden Gutes, objeto de apasíonada disputa entre los Gatte, socious, consortes, pareja y objeto del robo. El sujeto, cuyo representante es este objeto, es hurtado por aquel con quien ha compartido Todo. Capítulo II
  • 37. 37 La segunda etapa comienza con el intercambio epistolar entre Freud y Jung, iniciado en 1906, a raíz del envío por parte de éste último de sus “Estudios asociativos diagnósticos” (que por otra parte aquél ya había adquirido “debido a mi impaciencia”). Jung, 2J, del 05/10/1906, agradece a su vez el envío de los Sammlung kleiner Schriften zur Neurosenlehre, “Colección de pequeños escritos sobre la teoría de las neurosis”. Dice Jung: “... queda fuera de mi comprensión su terapéutica, que me parece estar basada no solamente sobre las emociones inherentes a abreaccionar, sino también sobre determinadas relaciones personales y la génesis de la histeria me parece ser predominantemente, más no exclusivamente, sexual. El mismo punto de vista adopto frente a su teoría sexual”, estableciendo así en el punto de partida el límite de los territorios de las diferencias: la terapéutica y la cuestión sexual tanto en lo que hace a la etiología sexual de la histeria como a la teoría sexual (libido). Frente a esto Freud escribe, optimista, 3F del 7/10/1906: “Que no extiende plenamente su aprecio de mi psicología, a mis concepciones sobre la histeria y la sexualidad era algo que había sospechado desde hace tiempo a través de sus escritos, pero no renuncio a esperar que en el transcurso de los años se aproximará mucho más a mí de lo que actualmente considera posible” ... “... tengo la esperanza ... y confío, además, en que el que sea capaz de superar íntimas resistencias en sí mismo, por amor a la verdad, gustará de contarse entre mis discípulos y extirpará de su pensamiento los restos de vacilación.” La segunda carta de Jung, 4J, 23/10/1906, será para plantearle los problemas que le trae el tratamiento de una ‘histeria con arreglo a su método. Un caso grave, una estudiante rusa, de 20 años enferma desde hace seis años’ donde cuenta, mentirosamente, el caso de Sabina Spielrein. Es una variante al fin, de los modos de construir el relato, un modo de construir las historias clínicas. Y en este caso nos encontramos con la exposición paradigmática de una clínica mentirosa, falseada, amañada. Pero también es un modo de construir la relación con el otro. No es solo algo que haga al lazo con el analizante sino también, como en este caso, hace a un modo de construir el lazo entre analistas. Freud le contesta repitiendo una nota monocorde: “en la transferencia tiene la prueba fundamental de la naturaleza sexual de la energía pulsional del conjunto”…” “… por el momento me limito a señalar que lo que le salta a uno a la vista es el papel de la sexualidad.” El 04/12/1906 Jung agrega “… de muchas de sus concepciones por primera vez voy comprendiendo el concepto, otras me resultan aún