Islam

1. Revista Kairós. Estudios del Nuevo Mundo
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FRONTERAS DE FE Y DE ODIO
Una mirada actual a la cuestión islámica desde América Latina
Sergio Fuster
Resumen: La religión y la radicalización política, en una mentalidad esclava, es una
combinación explosiva. Cristianos en Europa y budistas en Sri Lanka, se inmolan y
asesinan a otros por razones políticas, pero con excusas religiosas. Intelectuales,
perdiendo su tiempo, debaten la diferencia etimológica entre guerrilla y terrorismo,
cuando su denominador común es la muerte y el inducir terror. Sin embargo, el Islam, con
su construcción ideológica y pragmática es un actor principal en este tema. El Corán,
controvertida como fuente de “ética”, pendula entre instigaciones para matar a los infieles
(los no islamitas) y entre comprenderlos y aceptarlos (convertirlos); pero en él descansa
una construcción de un espacio de poder profano. Por dicha razón, el presente trabajo,
intenta abordar este espinoso tema, y trata de hacer un recorrido fenomenológico por una
religión medieval, que dentro de su antigüedad y simplicidad, ha dado a luz a algunas
facciones que han ocasionado verdadero terror y odio en el mundo bajo las banderas de la
fe.
“La atrocidad del 11 de septiembre es una violación de la ley y la ética islámicas”
Zaki Badawi
I Introducción
Los acontecimientos de los últimos tiempos, especialmente me refiero a los
atentados de Nueva York, Atocha, Londres y más recientemente en París, han
puesto sobre el tapete la cuestión del Islam bajo distintos ordenes de análisis.
Algunos exposiciones han sido clarificadoras y otras no tanto. A menudo, en
el mundo en que vivimos, la palabra Islam funciona como un objeto de temor
y de desconfianza. Existen prejuicios hacia esta religión, además de
informaciones de todo tipo, algunas claramente están equivocadas1
. No
obstante, es común asociar al Islam con el terrorismo, con lo bárbaro, con una
1
Esto se muestra muy bien esto en el artículo de Diderot “Filosofía de los sarracenos o
árabes” en La Enciclopedia.

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mentalidad cerrada; y no es extraño, como dice el viejo adagio “hazte la fama
y échate a dormir”. Nadie teme del budismo o de las religiones de la India2
,
pero sí del Islam. Es por ello, que el sentido de este ensayo, es arrojar luz
sobre algunas cuestiones viscerales de este pueblo, de esta religión, de esta
manera de concebir el mundo hiero-político que es el Islam, y del “imaginario
social” que se cierne sobre la cuestión3
. Sin lugar a dudas es necesario separar
aguas y ser muy cautos en su tratamiento, así como honestos y objetivos en
una exposición que no deja de ser demasiado compleja.
En principio, mi propósito es recorrer sus oscuros orígenes étnicos y su
conformación como religión histórica, tan válida como cualquier otra; sin
embargo, esta construcción de lo sagrado, al igual que muchas, bajo ciertas
circunstancias de radicalización puede mostrar lo peor del hombre. El Islam,
por su configuración pragmática e intervencionista, es ideal para ello. En este
último caso, es preciso tratar de dilucidar sui generis la psicología de masas
del “fanatismo colectivo” y “del sujeto fanático”; este último, ha mostrado ser
un ente que funciona mentalmente con un aparato ideológico impuesto por los
otros, supuestamente por lo divino, por ese Dios revelado en la antigüedad que
irrumpe en un mundo medieval y que hoy, ante las complejidades de una
época científico-tecnológica, no parece responder adecuadamente.
El Islam es particularmente una religión que no presenta una distinción
clara entre lo sagrado y lo profano, dialéctica similar a las configuraciones
sacrales del mundo antiguo, antes de la distinción presocrática del mito y la
razón; por tanto, se niega con fuerza a ser secularizado y a adaptarse a una
sociedad occidental postmoderna, de la que económicamente se beneficia, y
viceversa. En este caso presenta una ideología fosilizada en un mundo
globalizado que ha mutado, que en un sujeto normal funciona como paliativo
para asimilar los cambios (el musulmán medio), pero en algunos grupos que
están en un margen social la cosa cambia.
Algunos individuos se odian así mismos y a un mundo al que “envidian”,
buscan una integración a la que aspiran, pero no creen que la puedan alcanzar,
que están contra un sistema que les ha cerrado las puertas (y probablemente se
las ha cerrado en esta sociedad desigual), y por tanto, a ese mundo deben
eliminar. Si a esto le damos el aditivo de la radicalización religiosa, ahora
poseen un sentido de base, sostienen una justificación acusatoria de profandad
2
Cfr. C. JAFFRELOT, L’Inde contemporaine, Fayard, 2006.
3
Cornelius Castoriadis utiliza esta expresión “imaginario social” como una sobre
determinación acerca de la elección y las conexiones simbólicas para comprender desde
dentro una época, la manera de vivir, de ver y hacer la propia existencia del sujeto. Cfr. La
institución de la sociedad, Barcelona, 1983 Vol. 1. M. HELER: La postmodernidad o una
interpretación falaz, Buenos Aires, 1988.

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y de libertinaje; con sus desgraciadas consecuencias4
. El Islam es una religión
proba en su especificidad, pero como en cualquier otro caso, emergen
delincuentes con ideologías prestadas artificiosamente que justifican
escatológicamente su accionar. El problema es que la misma estructura de
pensamiento del Islam como amalgama hiero-política es más permeable a este
tipo de contradicción, más que en otras culturas, donde Dios y el Estado están
diferenciados. Para entender esta permeabilidad, es preciso conocer las
circunstancias históricas de su génesis y desarrollo.
II Los orígenes
Ahora la pregunta que se nos presenta, y que necesitamos responder antes que
nada es: ¿Qué es el Islam?
La palabra ‘islām o al-‘islām 5
tiene una raíz trilítera6
del semítico s-l-m y
es del verbo aslāma, que puede traducirse como: “aceptar”, “obedecer”, pero
también da la idea de “creer” o ‘īmān7
. Otra acepción, puede relacionarse con
s-ls-m o “dar paz”, “paz posee el que se somete (a Dios)”; en este caso, hay
familiaridad con el hebreo shalȏm ‫שלום‬ que puede verterse como: “paz”;
“integridad”, “bienestar”, “salud”8
. Esta raíz semítica tiene sus cognados en
acadio, ugarítico, fenicio, arameo, siríaco y etiópico9
.
En otro orden de análisis, el que nos ayudará a una comprensión
fenomenológica, es entender que el islam es primeramente una religión o un
sistema de “atadura” a la trascendencia; vale decir, un dīn o una forma de re-
ligar o de “devoción” a un Ser supremo, que cree o tiene “fe” (‘īmān)10
, que
predica y afirma en primer lugar la aceptación de Dios como la única y
verdadera realidad; designio divino que se cerró y se detuvo en la misión
profética de Mahoma11
en el siglo VII e. C. Como tal, es una concepción del
mundo, que lleva aparejada un modo de organización social y política como
civilización material y espiritual. Espacio que posee modos de
4
H. M. ENZENSBERGER: El perdedor radical, Buenos Aires, 2007.
5
En su forma árabe ‫ﺎﺮﺎﺲﺮﺎﭐ‬.‫ﮨﺲﺮ‬‫ﭐ‬
6
Las lenguas semíticas poseen una radical de tres letras, como el hebreo y el árabe.
7
P. HITTI: History of the Arabs, N.Y. 1937.
8
E. W. VINE: Diccionario expositivo de las palabras del Antiguo y Nuevo Testamento
exhaustivo, Bogotá, 2000.
9
Shalȏm es un término muy importante en el Antiguo Testamento y se ha conservado en el
hebreo mishnáico, rabínico y moderno como mah shlomka (¿Dónde está la paz?).
10
La idea de fe es similar al concepto teológico bíblico. Cfr. S. FUSTER: La fe según los
textos bíblicos, Buenos Aires, 2009.
11
Una dicción más correcta sería Muhammad, pero nosotros usaremos Mahoma por ser
más corriente.

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comportamientos propios, de hábitos y de costumbres adquiridas y originarias.
En otros términos, el Islam no dista como sistema de las creencias
mesopotámicas o egipcias antiguas, es una teovisión, o un modo de ver a
Dios; una cosmovisión o un modo de entender el mundo; y una antropovisión
o una manera de concebir al hombre12
como sujeto particular y como ente
social. Lo que quiere decir que el Islam es una historia, un espacio geográfico
y un ámbito especial (espacio flotante y concreto; šahȃda) en la que vive y se
desarrolla la comunidad islámica13
.
En resumen, podríamos decir que el Islam es dȃr al-‘slām (casa del islam),
o sea, una región o zona, donde posee una autoridad plena y completa14
. Pero
también es, además, dȃr-al-hard (morada de la guerra), donde se justifica una
dialéctica intervencionista más allá de sus límites. Está expresión, refiere al
resto del universo no sometido a la autoridad musulmana, lo que equivale a
decir “tierra de los infieles”15
. En este sentido, es una zona específica de poder
e influencia, pero a su vez se extiende y alcanza a otras zonas “incultas”,
foráneas, zonas de seres perdidos al que hay que islamizar o matar (Corán 9:
5). En otros términos, su expansión tiene la dialéctica de “ellos” y “nosotros”,
y en muchos casos, lo que es peor, de “ellos o “nosotros”.
III Los árabes preislámicos
Para entender un fenómeno complejo como lo es el Islam, creo que es
necesario pensarlo desde su prehistoria. El islam no surge por generación
espontánea, tuvo una génesis cultural y es preciso revisar sus antecedentes.
¿Qué ocurría antes de Mahoma? Si bien, nuestro conocimiento de los árabes
preislámicos, así como de su religión, es sumamente escasa, vale la pena hacer
mención de esto. Los datos recogidos se basan mayormente en documentos
epigráficos y testimonios desde el exterior. En cuyo caso son los siguientes:
buscar la supervivencia de prácticas paganas dentro del islam, para lo cual hay
que revisar el trasfondo del texto coránico. Existe evidencia, además, como
datos adicionales en raros documentos anteriores al islam, vale decir,
inscripciones preislámicas.
Los filólogos e historiadores musulmanes han prestado atención a los
vestigios del “paganismo” árabe. La razón es que el Corán habla de “ídolos” y
de “tiempos de ignorancia”. Existe una fuente que se llama El libro de los
ídolos que data del siglo VIII e. C., es decir, postmahometana, escrito por Ib
12
R. R. GUERRERO: Pensamiento islámico oriental en la Edad Media, Madrid, 1999.
13
Ibídem.
14
Aunque existen en esa región los “no islámicos” como los dimmî (cliente).
15
ARBOS&FANJUL, A través del Islam, Madrid, 1989.

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Al-Kalbi, y es la exposición más completa que disponemos sobre los cultos y
las deidades preislámicas. Esto, complementado con las inscripciones, que
datan en su mayoría del I milenio y que están escritas en árabe clásico16
; por lo
tanto, se puede acceder al nombre cultico de algunas deidades menores y
principales. Lo cierto es que este libro intenta exponer una “teología
sistemática”, cosa no conocida en la antigüedad, y desde allí explica la
“idolatría” politeísta como una corrupción del monoteísmo original que el
Islam atribuye a Abraham e Ismael.
Ahora bien, con relación a su mitología, no nos ha llegado ninguna
narración árabe, solo breves fórmulas invocatorias en ciertas estelas
provenientes del Norte de Arabia que a menudo se les llama “hermosos
nombres”. Cualquiera sea el nombre del Dios invocado, siempre es el
depositario de todas las bienaventuranzas de la vida terrestre. Lo que sí se sabe
es que tenían un panteón bastante rico, con numinas como Atārsamain o el
Atār del cielo17
; Nuhay o Dumat; Ruda18
; Alilat19
; Salm20
; como también otras
formas de designaciones, como representar a la deidad en estelas por su
nombre o por su función21
. No obstante, los Dioses árabes propiamente dichos
eran Manaf y Manat, con funciones de conocedores del destino, y el astral
Shams (Sol)22
, que corresponde al Helios de los romanos de Emesa, Siria. Por
otra parte, tenemos a Uzza, una Diosa también relacionada con el planeta
Venus (la poderosa) mencionada en el Corán23
.
Con respecto a las representaciones de la deidad, cualquiera sea, solían ser
en “simulacro”. Se creía que se manifestaba y prolongaba en su poder
16
Una referencia muy antigua se encuentra en las inscripciones de Esar Hadon, donde este
monarca devuelve imágenes religiosas a los pueblos oprimidos.
17
Esta deidad era común entre los semitas ya que se la encuentra en las inscripciones de
Raŝ Shȃmra. Se desconoce su naturaleza, quizás se trate del planeta Venus, en cuyo caso
sería homóloga a Ȋstar o Aŝtarté.
18
Ruda, el benevolente, quizás el Orotal que menciona Herodoto III, 9, quien lo relaciona
con Dionisos.
19
Entidad femenina llamada “la celeste”. El Corán la cita como una cabeza de las deidades
sublimes, tal vez una reminiscencia de la esposa de Al lāh o ‫ﷲ‬ .
20
Salm quiere decir “imagen” (heb. ‘elil, ‘elil-e-gillūlim, lit “bolitas de estiércol”
designación para nombrar a los tera(p)im). Al igual que otros Dioses semíticos dejan a la
entidad en el anonimato. Era representado antropomórficamente de pie, con una túnica y un
bonete portando una lanza.
21
Otros ejemplos de divinidades y sus funciones son: Yagūt (el que trae socorro); Yaūr (el
que protege); Dusares (el sol en nabateo); Carras (La luna como lumbre nocturna).
22
La etimología comparte un cognado con el acadio Samaŝ, el Dios Sol.
23
Para más referencias del politeísmo en el texto coránico ver: S. FUSTER: Algunas
consideraciones de la religión de los pueblos árabes preislámicos, En IEAB “Instituto de
Estudios Arqueológicos bíblicos”, Barcelona, 2009.

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mediante las piedras brutas24
, como la que hay actualmente en la esquina de la
Kaaba en la Meca. En Petra, se han hallado santuarios tradicionales a cielo
abierto, cuyo centro era un betilo realizado sobre la roca o dibujado en ella25
.
El sitio era un espacio sagrado y un centro simbólico (hȃram) que tenía un
pozo y era un punto de reunión para las tribus. La costumbre era efectuar una
peregrinación al betilo en algunas fechas fijas del año, cuyo rito principal era
la “circunambulación” (lit. dar vueltas) alrededor de la piedra26
. Existían
piedras fijas y móviles. Estas últimas, eran transportadas con la tribu en
santuarios igualmente transitorios (tiendas), lo que nos hace recordar al
tabernáculo mosaico que describe el Éxodo.
La condición de vida precaria y azarosa que tenían los árabes nómadas,
explica perfectamente esta necesidad de ponerse bajo la tutela de los Dioses.
Su religión estaba dominada por la adivinación y la búsqueda de conocimiento
del porvenir27
. Carecían de clero pero en cambio tenían guardianes de las
piedras llamadas kahin (similar al hebreo ‫.)כהן‬ Además de Dioses mayores
24
Según el mito islámico, la Kaaba fue construida por Adán. Cuando este fue expulsado del
paraíso se trasladó a Sri Lanka. Es interesante notar que en esa región al este de la India
existe un mito muy curioso. Según fuentes sánscritas y tamiles Brahma creó al primer
hombre Adima (sáns. “el primero”) y a la primera mujer Heva (de raíz sánscrita “lo que
completa la vida”), y proclamó su igualdad entre ambos, como lo señala el Corán (16: 17;
55: 56). Y les dio la isla de Ceylan para que viviesen. Cfr L. JACOLLIOT: La Biblia en la
India, Buenos Aires, 1999, donde señala una evidente influencia semítica sobre estos
mitemas. Según un extenso estudio de Juan Licastro: Jacolliot y su obra, París, 1868, esto
suele tener ribetes dudosos. Ahora bien, el mito árabe continúa el viaje de Adán a la Meca;
él fue el primer peregrino. Adán y Eva estaban muy tristes por la pérdida del paraíso y Dios
o Al lāh les regaló un rubí. Era deslumbrante en su brillo. Pero la piedra se volvió negra por
la impiedad de los hombres. Esta piedra es un símbolo de alianza entre Dios y la
humanidad. Durante el diluvio, la Kaaba fue sumergida y su emplazamiento fue olvidado
por los hombres hasta que Dios le reveló la ubicación a Abraham quien la reconstruyó
(Corán 26: 6).
25
Henri-Charles PUECH, Las religiones antiguas, Vol. II, Madrid, 2002. Cfr. S. FUSTER:
Breves notas sobre las religiones semíticas y la concepción de los Dioses con los elementos
de la naturaleza, en IEAB, 2004.
26
En el rito de girar, los indios lo hacen en el sentido de las agujas del reloj, mientras que
los musulmanes lo hacen en el sentido contrario, similar a como se leen sus escrituras. La
circunambulación es hasta tocar el símbolo de trascendencia del yo a favor de un “yo
superior” o “yo óntico”. Es curioso que la mayoría de los templos y rituales a lo largo de
todo el mundo tenga esta función (de tras-scendere) de colocar el “centro” en otro lugar
que no es el yo propio, es decir, en un más allá, o en un ámbito sagrado como
“diferenciación”. La idea es constante en la mística India de los Upaniṣads en la fusión de
Brahman/ātma. Cfr. W. STODDART, “El hinduismo”, Barcelona, 2002.
27
Tenían posiblemente un sistema adivinatorio en arrojar piedras como el Urim y el Tumin
(hed. Dentro) del que nos habla la biblia (Éxodo 25. 16).

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reconocían la presencia de djinns o al-jinnī ‫,ﺄﻚﯼﭟ‬ seres intermediarios,
similares a los se’îr28
o “demonios en forma de cabra”29
, que habitaban las
ruinas desoladas y atacaban a los viajeros dejándolos rengos, como le sucedió
a Jacob, el patriarca bíblico, cuando lucho toda la noche con un ángel30
.
III 1 Los habitantes del sur
Con relación a los árabes del sur, ellos desarrollaron su civilización entre los
siglos V-VI e. C. y se caracterizaba por asentamientos sedentarios cerca de
Yemen. Su divinidad principal era Atār relacionado con Astarté en Ugarit. En
este caso, aparecen elementos mesopotámicos31
, ya que está presente el Dios
Sin (luna), la Diosa estelar Dat-Himyȃm y el Dios solar Almaqāh, símbolo de
poder para complementar la tríada. La característica de estos Dioses aparece
en forma de protectores de la persona, de la tribu o del Estado, además de
divinidades de la lluvia y de la prosperidad agrícola. En el sur, se pueden
observar por las inscripciones, la presencia de templos y de clases clericales
bien jerarquizadas, quienes monopolizaban los sacrificios. Esta breve
apreciación va a marcar una tendencia polar de los pueblos de la región a dar
mayor énfasis a la vida organizada (califatos) y a la vida tribal
descentralizada, cuestión que incidirá luego en nuestro estudio del Islam en la
actualidad.
III 2 El holocausto árabe primitivo
En el caso de las ofrendas quemadas, tan bien documentadas en el Levítico,
los datos que tenemos a la mano son insuficientes y deben ser sometidos
todavía a una revisión crítica exhaustiva.
Hacia el siglo V e. C. existe un relato obra de un monje del Sinaí, llamado
Pseudo Nilo. Cuenta la narración que su hijo, San Nilo, fue hecho prisionero
28
‫שעיר‬ Lit.: “demonios”, “sátiros”, “ídolos”.
29
En el Corán 2: 96, Jahia explica el mito que los demonios después de escribir libros de
magia fueron a refugiarse bajo el trono de Salomón, y después de la muerte de este príncipe
quisieron convencer a la gente que, gracias a ellos, era que Salomón tenía tanta sabiduría.
Loa ángeles Harut y Marut fueron enviados a Babilonia para juzgarlos. Ángeles que
cayeron en las garras de Venus por su hermosura.
30
Existía la creencia que si un viajero se encontraba con estos demonios quedaba cojo. Es
notable que Jacob quedara cojo después de una lucha con un ser sobrenatural y este le
cambiara su nombre por el de Israel. Cojear, se vierte también por “saltar” o “pasar por
alto” (pesaj o pascua). Cfr. R: De VAUX: Instituciones del Antiguo Testamento, Barcelona,
1976.
31
La tríada mesopotámica estaba integrada por Sin (Nama) o la luna, Samaŝ (Utu) el Sol e
Ȋstar la estrella. Tal como figura en el bajorrelieve del código de Hammurabi.

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por los sarracenos que deciden ofrecerlo como sacrificio a la Estrella de la
mañana. Se prepara el altar, la espada, la libación y el incienso. Pero la
víctima se salva porque los sacrificadores se quedaron dormidos y el planeta
ya no era visible cuando se levantaron. A falta de ofrendas humanas, los
árabes inmolan a cambio un camello. Le dan muerte al animal degollándolo y
beben su sangre. Los asistentes participan para arrancarle la carne a jirones y
luego la consumen cruda. Todo resto debía desaparecer para la salida del sol32
.
Este relato, es dudoso y está en franca oposición con las evidencias
encontradas en las inscripciones. La dificultad de las religiones preislámicas
es que difieren en cuanto a la región y todas, hasta el momento, están mal
conocidas en cuanto a su instancia ritual33
.
Con relación a Arabia septentrional, región con la cual los israelitas
seguramente tuvieron contacto directo, poseemos aquí más enlaces de
información34
. Se hacían ofrendas de animales a los Dioses pero siempre
dentro del santuario principal. Según una inscripción lijyanita nos habla de
sacrificios humanos, pero esto es poco probable35
. Con relación a Arabia
central faltan inscripciones. Por lo que se sabe, se daban libaciones de leche,
se cortaban los cabellos y se ofrecían al estilo Nazir hebreo, como se evidencia
en el libro de Números 6: 1836
. Se ofrecía lo mejor del botín y las primicias de
las cosechas. Entre los nómadas no tenían altar (mizbeah) sino un nusud, es
decir, una piedra erguida que podía tener forma o figura humana o sin labrar
(anicónica). Como vimos, la piedra simbolizaba a la divinidad y el rito
sacrificial consistía en degollar a la víctima delante de la piedra y “frotar” la
carne en ella. La sangre se vertía al pie de la misma estela y se diluía por un
foso excavado. Las víctimas podían ser, camellos, bueyes u ovejas. Las
ofrendas se comían en familia como en el Pesaj. En el sur, como ya vimos, sus
habitantes eran más adelantados. Tenían santuarios y ritos con libaciones,
además de perfumes. Los sacrificios cruentos eran por lo general toros o
carneros. El altar (mdbht) cuya etimología msrb quiere decir “quemar”
32
G. RYEKMANS: Les sacrifice DBH dans les inscriptión safaitique. En HUCA XXXIII
1, 1950-1951, Pàg. 431-438. Les religions árabes preislamiques, Lovaina, 1951.
33
Op. Cit.
34
Es probable que la Pascua primitiva surja de un ritual árabe nómada de sacrificar el
primogénito del rebaño para asegurar mágicamente la supervivencia de la cría. Cfr. S.
FUSTER: La religión del Antiguo Israel. Perspectivas históricas y fenomenológicas,
Madrid, 2010.
35
J. CHELHOD: Les sacrifice chez les árabes, París, 1955.
36
El nazareo era, para la religión del antiguo Israel, una persona dedicada a Dios. No debía
cortarse el cabello, no debía beber vino ni tocar ningún cadáver mientras durara su voto.

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muestra que las víctimas se ofrecían quemadas, al igual que en el código
levítico37
.
IV Mahoma y la función profética
Una vez repasado las bases filológicas y arqueológicas del Islam, se impone
dar lugar a la reflexión teológica y filosófica sobre el problema. Hay algo que
debemos tener muy en cuenta, a pesar de la desconfianza, y hasta del miedo,
que puede causar el Islam, y es que no se trata de una religión ni de una
cultura tan ajena a la nuestra. Sin duda, comparte un destino común al del
judaísmo y al del cristianismo, ya que presenta estructuras afines; como por
ejemplo, las tres religiones dicen ser monoteístas y reconocen por padre al
legendario Abraham. Estas estructuras religiosas, también presentan la
legitimización en un fenómeno que marcó la identidad socio-cultual del
mundo paleosemítico: el profetismo.
El fenómeno profético, del que en breve me ocupare con más
detenimiento, inserta a la experiencia religiosa en una dialéctica de tiempo y
espacio, es decir, ven la acción de Dios en su historia nacional y dentro del
límite de sus tierras. Entonces la clave está en asumir que su construcción de
lo sagrado es eminentemente social y presenta aristas claramente políticas
cuyos límites son difusos. Por dicho motivo, encontramos diferencias de esta
naturaleza entre las “grandes religiones”, como ser que el judaísmo y el
cristianismo esperan una llegada mesiánica escatológica que les devuelva el
mundo, o lo que por derecho divino se arrogan (sea en el cielo: Reino de Dios,
o en la tierra: sionismo38
); ahora el Islam (a no ser una pequeña rama del
sîîsmo)39
ve el poder obtener las delicias escatológicas, no en una segunda
venida del profeta Mahoma, sino en instalar hoy y aquí, y a cualquier precio,
su califato legítimo o ámbito de dominación e. i. conversión (este espectro
abarca al salafismo, un grupo radical y sectario dentro del Islam que pertenece
a la rama sunnita). Pero no porque Dios tenga un plan de salvación, o vean a la
historia como un proceso lineal hacia una redención consumatoria, sino
porque es “la voluntad de Dios” y a él se le debe sumisión sin
cuestionamiento40
.
37
J. HENNINGER: Das opfer in der altsudarabischen hochkulturen. En Anthropos
XXXVII- XL, 1942, 1945, Pág. 779-810.
38
C. FRANCK & M. HERSZLIKOWICZ: Sionismo y antisionismo, Buenos Aires, 1981.
39
Otra forma de transliteración es šî’ítas, pero preferimos simplificar las diéresis y los
diacríticos para facilitar la lectura, siguiendo para ello a Rafael Ramón Guerrero, ibídem.
40
Este renacimiento religioso, especialmente en el siglo XIX y XX no es casual. Junto con
el avance del colonialismo viene una táctica de dominación a través de la renovación y el
proselitismo islámico, entre ellos la wahabismo, que se centra en la salaf (hambalismo, lo

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Al ser su participación pragmática, desde los tiempos de Mahoma, se tuvo
una cosmovisión política de su marco sacramental. Su tierra estaba habitada
escasamente por comunidades judías después de las diásporas. En algunos
sitios específicos de Arabia, las sinagogas leían la Toráh y los Profetas. Por
otra parte, Bizancio estaba tomada por los cristianos. Estos dos factores
contribuyeron a ver, por un lado, a un pueblo sin tierra pero autocohercionado
por un Dios monoteísta como el judío ‫,יהוה‬ y por el otro, un pueblo, que bajo
el discurso judaizante tenían una mentalidad militar y una acción imperialista
como el cristiano-romano. Unos, los abandonados por su Dios, solos y
errantes por castigo; los otros, elegidos por ese Dios dentro de un “nuevo
pacto”, que evangelizaban por la espada, más que por la pluma y la palabra41
.
Las tribus árabes nómadas esparcidas y sedentarias, des conexas, sin gobierno
central, atestadas de numinas y supersticiones necesitaban un factor de
integración: necesitaban apropiarse de los mitos hebreos y de las
construcciones teológicas de los judeocristianos42
, comenzar la historia
sagrada desde cero (la hégira), de la mano de un profeta auténtico, el último
de una serie de emisarios divinos desde épocas bíblicas, pero principalmente
del monoteísmo de turno43
.
El profeta auténtico, el último como elegido, sería lógicamente su líder
militar, Mahoma. Este nace en la Meca, alrededor de 570 e. C. y sus padres
mueren tempranamente. En aquel tiempo, como ya estudiamos, los árabes
practicaban un tipo de culto politeísta y en especial a la tríada Al lāh44
, como
deidad lunar masculina y sus dos consortes, las Diosas Al lāt y Al ālat,
simbolizadas frecuentemente con estrellas45
. Muchas de estas deidades,
consideradas regias, aunque posteriormente fueron vistas por el Islam como
heréticas, eran adoradas en aquellos tiempos alrededor de un edificio cúbico,
llamado la Kaaba, cuyo mito ya hemos hecho referencia. La piedra negra, que
todo adorador debe tocar en la peregrinación, era, según refiere dicho mito,
teológico y lo jurídico). Estos conciben al Islam, y a ellos, como los únicos herederos,
incluso sobre otras facciones del mismo, como la “religión verdadera”. No escatimaron en
recursos para lograrlo ya sea a través del control y la reutilización de los medios
tecnológicos así como de la guerra santa.
41
C. CATHERWOOD: Guerras en nombre de Dios, Buenos Aires, 2008.
42
S. FUSTER: La religión del Antiguo Israel. Perspectivas históricas y fenomenológicas,
Buenos Aires, 2010.
43
E. GELLNER: Posmodernismo, razón y religión, Barcelona, 1992.
44
Al lāh, es literalmente “El Dios” y en su escritura árabe consta ‫ﺎ‬ ‫,ﷲ‬ como una forma del
hebreo Elohá como término genérico. Otros usos se vierten como ‫אל‬ ‫אלה‬ o Dios, ‫עולם‬ ‫אל‬
o Dios eterno.
45
Es sugestivo este hecho con el símbolo del Islam de la luna y las estrellas (que varían
según los casos).

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una joya transparente y se oscureció por los pecados humanos; tocarla
purifica, ya que la piedra absorbe todos los males cometidos. De esta manera,
el Islam dice ser la revelación verdadera hecha hace siglos al patriarca
Abraham, quien con su primogénito Ismael, restauraron este sitio sagrado
levantado por Adán y Eva, luego de perder su condición de santidad.
Mahoma no fue visto como un mesías, o como un líder militar (aunque esto
último lo fue), sino que fue un profeta. Como tal, tuvo éxito, a diferencia de
otros profetas mencionados en el Antiguo Testamento que fueron rechazados
por el pueblo judío, como Jeremías, o martirizados, como Isaías, lo que
también incluye al mismo Jesús. El Islam, tampoco es una producción de los
pueblos nómades, sino que nació en la ciudad, una creación sedentaria que se
aprovechó del nomadismo. La Meca era una metrópolis cosmopolita, situada
en la ruta del incienso desde el Yemen hasta el Mediterráneo. Mahoma, sin
duda, era un hombre acaudalado, y urdió un ingenioso plan para obtener poder
de una etnia disgregada y tribal, y así lograr la independencia del ser nacional.
Evidentemente, se valió del espíritu bíblico, junto con sus mitos, que
dominaban gran parte la cultura en aquella época y región. No estaba ajeno a
la situación de su entorno geopolítico, y en esto, fue un brillante estratega. Los
judíos estaban establecidos en algunos oasis del Norte de Arabia, los cristianos
dominaban Siria y Etiopía, los sabeos el Yemen y los sasánidas al este, en
Persia. La característica de todos estos pueblos y lo que los nucleaba era la
idea de una deidad única y sola46
. Mahoma, a diferencia de las otras religiones
politeístas anteriores, que se basaban en los ritmos de la naturaleza, trae una
revelación histórica y comprensiva al hombre común. Quizás, esto sea la clave
de su éxito, haber logrado una formula histórica monoteísta prestada y sin las
complicaciones teológicas de las construcciones judías y cristianas; ya que
comparada con estas, las practicas del Islam y su texto sagrado, o el Corán ( Al
Qur’an) es notablemente simple y carente de las estructuras dogmáticas
difíciles que ostentan, y por qué no, padecen, sus grandes predecesoras.
Mahoma cifró sus predicaciones en una “biblia” simplificada47
, en la
apropiación de un Yahvé sublimado de las tradiciones “elohístas” y en una
46
Se puede discutir si los sabeos (As Saba’Iyūn) eran monoteístas. En esta corriente se sabe
que tenían una religión bastante parecida al zoroastrismo, en el sentido que creían en un
solo Dios Al lāh Taala y astros que oficiaban de seres menores o ángeles, como los ameŝa
spenta del Ahura Mazda.
47
En tiempos de Mahoma, parece que no había una Biblia traducida a la lengua árabe, pero
si pudo acceder a ella en las traducciones de turno como la siríaca y aramea. Esto quizás
contradiga la tradición que el profeta no sabía leer. Cfr. F. GABRIELI: La literatura árabe,
Buenos Aires, 1971.Cfr. J. VAN ESS: Mahoma y el Corán: profecía y revelación, Madrid,
2004.

12. Revista Kairós. Estudios del Nuevo Mundo
12
legitimación de liberación que siempre caracterizo a los profetas semitas. El
hecho de comprender la misión profética de Mahoma ayuda a no reducir a esta
cultura solo al ámbito de lo político-social, sino a darle al Islam la dimensión
primera de religión, o de sumisión a un Dios.
El fenómeno profético, desde tiempos bíblicos, ya era conocido en el
Mediterráneo oriental y tal vez en África del Norte48
, de este modo se apropia
de dicho paradigma49
. Corresponde, a groso modo, a una serie de videntes
conocidos como “los hombres de Dios” que oficiaban de anunciadores de las
sentencias divinas. Ya hay evidencia en Ugarit de los “adivinos regios” en
tiempos veterotestamentario50
. En los textos bíblicos, aparecen como los nabī
o ‫,נּבּיּﬡ‬ probablemente el término provenga de la antigua palabra acadia nabŭ51
que puede traducirse “ser llamado”52
, “sonido”; “tocar el cuerno”. Esta
creencia y sistema “eclesiástico”, si se me permite el término, era parte de la
mentalidad semita y un modo seguro de legitimar una relación con la
divinidad para no ser cuestionado. Por otra parte, el sostener la función
profética de Mahoma, nos ayudará a entender, que éste antes que un político y
líder era un hombre religioso de status santo. Así Mahoma es una
continuación de esta tradición ancestral y no debe entenderse como un
personaje eje, tal cual lo entendió Hegel en su “dialéctica”, y posteriormente
Bloch con su categoría novum o Jaspers como el “hombre preciso”, aunque el
Islam lo vea como “una nueva era”. Esta función profética está atestiguada en
el mito etiológico de su encuentro en Hira con el ángel Gabriel; mito
fundacional que da legalidad sagrada a la experiencia religiosa del musulmán.
48
En los textos egipcios aparece INPW Ymiut, el envolvedor, el que entra en éxtasis y se
comunica con los difuntos.
49
Estos videntes aparecen en la constelación del mundo bíblico en los textos de Mari
llamados los apil (um), lit. “el que responde” o el muhhum, lit “el que entra en éxtasis”
(Cfr. Con ‫נּבּיּﬡ‬ 1 Samuel 21: 15).
50
S. FUSTER: El fenómeno profético bíblico vs. los “adivinos regios” de los textos de
Ugarit. En IEAB, “Instituto de Estudios Arqueológicos Bíblicos” Barcelona, 2009.
51
Naba en hebreo significa “brotar”, “estallar”, lo cual evidencia el elemento extático.
Algunos han relacionado este término con el cananeo nb, para lo cual teorizan que el
profetismo pueda proceder de este mismo. Sin embargo, aunque originalmente el profeta
bíblico pueda provenir de un tronco religioso común, al menos en sentido funcional, sin
duda la aproximación teológica es enteramente separatista, ya que en hebreo se la agrega
una ‫ﬡ‬ a la raíz ‫נּבּיּ‬ lo que lo convierte en un término etimológicamente diferente. Cfr.
J.S.CROATTO: Los profetas, ISEDET, Buenos Aires, 1979. Cfr. G. DEL OLMO LETE:
“Interpretación de la mitología cananea”, Valencia, 1984.
52
Op. Cit. Cfr. W.E. VINE: Diccionario expositivo de las palabras del Antiguo y del Nuevo
Testamento, Bogotá, 2000.

13. Revista Kairós. Estudios del Nuevo Mundo
13
V El Corán
Después del advenimiento de un reformador, por lo general comienza el
período del corpus literario, o los textos que este líder deja tras de sí. El texto
fija lo originario de esta nueva etapa para que no exista cambio ni corrupción
en la revelación. El texto, que contiene la nueva revelación, como palabra de
Dios, dará las bases y el fundamento para la vida de la comunidad en todos sus
aspectos.
De esta manera, el Corán es palabra divina escrita, consagrada de una vez y
para siempre, y en consecuencia, no susceptible al cambio. De esta manera, el
Corán, por su condición de fijista, ha proporcionado al Islam una
homogeneidad, de la que carecía, antes de Mahoma. Si bien existe la Sharīa, el
Corán sigue siendo el denominador común. Así, el Corán está enraizado en lo
más hondo de la cultura y entreteje hoy los ritos, la mística, las instituciones y
las costumbres. El Corán es el fundamento; por tanto, marca la conducta y la
responsabilidad del hombre con Dios.
VI Sunnitas y Sîîtas. Convertir un proyecto político en una religión.
Al la muerte de Mahoma, como sucede con todo poder centralizado, se
presentó el problema de la sucesión (califato como entidad sagrada), tránsito
necesario para la continuidad de este proyecto político-religioso. Cómo el
profeta no tuvo sucesores válidos, el grupo entonces se dividió en sectas que,
por un lado, apoyaban la continuación del califato por elección (Sunnitas)53
, y
por el otro, aparecieron grupos que abogaron por la sucesión (Sîîtas) de parte
de la familia de Alí, el yerno del profeta.
Pero más allá de estas intrigas palaciegas, mi interés es proponer un
análisis de la cuestión para pensar algunas situaciones subyacentes. Este
fenómeno de la eternización, que anhela todo líder megalómano, no hubiese
sido posible si Mahoma no hubiera inventado una religión54
, o un “rey” más
allá de él que fuese eterno, inamovible, y no debatible ni impugnable, como lo
es la figura de Dios, que puede vencer el transcurso del tiempo y el devenir de
las civilizaciones; Dios cuya unidad y unicidad fue importado de la teología
del profetismo israelita. Mahoma sabía muy bien, que si él se arrogaba el
proyecto político del Islam, este no sobreviviría por mucho tiempo, y si aún
53
La salaf, as-salafiyya, o salafitas, es una corriente radicalizada sunnita, que está en contra
de la modernización del Islam y pretende retornar a la palabra originaria del profeta.
54
La idea de “invención”, como expresión literaria que utilizamos aquí, no debería afectar
al creyente musulmán, ya que todas las religiones son inventadas por alguien, y el hecho de
la propuesta de la profandad de su etiología no desmerece ni agota la experiencia religiosa
de los que no vieron, pero creen.

14. Revista Kairós. Estudios del Nuevo Mundo
14
permaneciera no sería el mismo que él fundó. Ahora, si se erigía como una
especie de Dios hombre sería análoga al cristianismo, pero contradeciría su
misma versión, y sin duda, hubiese sido una idea difícil de digerir entre
pueblos ganaderos y de mentalidad práctica; sin embargo, el fenómeno
profético ya estaba bien arraigado en la figura del adivino. Pero al ser él, un
profeta, el último vidente de una larga línea de sucesores legitimados en el
mito regional, y en la tradición mayormente judía (judíos que para la época en
que apareció este profeta distaban mucho de ser aquel pueblo elegido según
los mitos), la proyección en la figura divina, perenne, suprema y augustamente
perfecta, trascendería el tiempo y aseguraría la protección de la tradición. Una
genialidad, el que un proyecto político, se haya legitimado en una dialéctica
religiosa al mejor estilo faraónico, condición sine qua non para sobrevivir,
cristalizarse y radicalizarse ideológicamente. Pero una genialidad robada del
judaísmo y del cristianismo (así como de muchas otras tradiciones que
sostuvieron su poder político a través de legitimarse etiológicamente en la
elección divina), que sostienen su dominación en base a las necesidades
existenciales humanas y su dimensión religiosa para lograr sus fines.
Esto, hoy por hoy, es bastante difícil de lograr a no ser que se congele una
tradición en un pensamiento mágico-medieval, como lo es actualmente el
Estado Islámico, entre otros. Esta “genialidad” es muy dificultosa de sostener
y producir en un mundo postmoderno, donde todo cambia y se reactualiza
vertiginosamente, donde los valores son líquidos, donde la realidad pasa por lo
virtual y donde ya ningún fundamento parece lo bastante seguro. A. Hitler, B.
Mussolini, F. Castro, J. Perón y compañía, H. Chávez, etc., no pudieron, ni sus
movimientos podrán, mantener su hegemonía en una época que no se lo
permitirá, por lo cambiante de la mentalidad de la sociedad, por la saturación
y vertiginosidad de los medios audiovisuales y por la secularización
imperante; aún así han intentado crear una aura colectiva, pero su mística
parece desvanecerse. De allí su fracaso debido a su anacronismo, y sobre todo,
a su ignorancia como anti-estadistas. Situación a la que Europa, en la
actualidad, con el avance de las izquierdas y derechas populistas, van
encaminadas nuevamente al fracaso al no poder vislumbrar la caída de estos
proyectos idílicos y crasamente corruptos en América Latina55
. En el fondo
toda base ideológica es económica y carente de ideales. No parece ser posible
salir del capitalismo, por la misma sociedad de consumo por el consumo
mismo, como diría oportunamente J. Baudrillard56
; el capitalismo es una
55
Cfr. E. DE GORI: Syriza y Podemos, vanguardia de la crítica al ajuste. Grandes
esperanzas. Le Monde Diplomatique, Marzo 2015.
56
J. BAUDRILLARD: El otro por sí mismo, Barcelona, 1998.

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especie de serpiente que se “consume así misma”, como la imagen alquímica
del Uroboros. Parece lamentable que la única salida, sea el reconocer que no
hay salida. Da la amarga impresión que el Kraken del capitalismo no podrá
caer sin que caiga con él la entera civilización.
VII El Islam hoy y el terrorismo como “lógica”
El gran problema al que se enfrenta hoy la comunidad islámica, es la de
sostener a toda costa, una cosmovisión “detenida” en la Edad Media, una
radicalización ideológica en medio de un mundo que ya no reconoce valores
supremos, ni estabilidad; como bien dijo Vattimo57
, nos enfrentamos a un
marco epocal cuya metafísica es débil, y a título personal, yo me atrevería a
agregar: a un “Dios digital”58
. Algunos intelectuales islámicos quieren releer
el Corán y a través de una hermenéutica adaptarlo a los tiempos nuevos, pero
estos son duramente combatidos59
.
El Islam ha quedado encerrado en un centro geográfico e ideológico no
fácil de resolver. Por el Este, Rusia y el gigante Chino, viven en un
capitalismo secularizado y ateo. Sus religiones tradicionales ya casi no
existen, como el confucionismo, el taoísmo y el budismo. Este último, esta
migrando y mutando en Occidente en algo light y muriendo en Oriente como
tradición ancestral. El budismo actual es una religión que está condenada a
desaparecer y a devenir en otra cosa distinta. El estado nuclear de la India,
guarda una sorda “neutralidad” ante una religiosidad popular omnipresente,
que no le molesta, al contrario, le sirve a sus planes, adormeciendo a los
fracasados iluminados, con doctrinas antirrevolucionarias, como el karman y
la reencarnación. Por el Oeste, un Estado de Israel cada vez más solo,
encaprichado, nuclearizado y sumamente peligroso, pero también, una religión
que ha perdido sus raíces, y lo que es peor, ha perdido el espíritu, y se sostiene
en el discurso étnico; vemos también al “otro Occidente”60
, a América, a un
amplio cristianismo esquelético que tuvo un poco de respiro de las tendencias
de “liberación” de la izquierda con el “francisquismo”. Pontificado que lejos
de ser permanente, será nada más que un enamoramiento de verano, pasajero,
análogo a los populismos que lo vieron crecer. El cristianismo está muriendo
como experiencia viva, hace dos mil años que comenzó a perecer, pero sus
restos óseos con miles de adeptos, tardarán mucho tiempo en desaparecer. El
sucesor de Francisco no podrá ofrecer menos que él, y este supuesto despertar
57
G. VATTIMO: La sociedad transparente, Barcelona, 1990.
58
M. B. VILLALIBRE: Debate en torno a la postmodernidad, Madrid, 1998.
59
Cfr. N. MOULINE: Islamizar desde abajo, Le Monde Diplomatique, Marzo 2015.
60
A. INFRANCA: El otro occidente, Buenos Aires, 2000.

16. Revista Kairós. Estudios del Nuevo Mundo
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de la cristiandad será fugaz, hundiendo al Vaticano en su ostracismo
oscurantista nuevamente. Las religiones no parecen tener futuro en este
mundo pantanoso, al menos no como lo están ahora, como detenidas en el
campo supersticioso del Medioevo. O se transforman y relativizan con este
mundo errátil o se disponen a morir dentro de su fosilización. Misión difícil,
ya que religión y cambio, son enemigos irreconciliables.
El dilema del Islam, es no solo su fosilización medieval, como ya venimos
tratando, sino que consta de dos graves problemas: en primer lugar, su marco
de influencia geopolítica está asentada sobre combustibles “fósiles”,
anhelados y necesitados por Oriente y Occidente; su riqueza, paradójicamente
es la causa de su miseria. Una sociedad, que si bien supo ser la cuna de la
cultura en otros tiempos61
se ha quedado en el pasado y no ha evolucionado
con el resto del mundo tecnificado; mientras que a fines del siglo XIX
aparecían las máquinas de vapor y los automóviles, los beduinos, cual amish
orientales, seguían de a caballo y negándose a los adelantos62
. Y por otra
parte, la radicalización de su pensamiento político-religioso al sentir la
amenaza del “progreso”. Su mundo no debe cambiar, ellos son los elegidos y
los depositarios de la verdad, el que debe cambiar es el satánico mundo
periférico que amenaza su existir y desafía la palabra perenne de Dios, el
único verdadero e inmutable. Y como estos elegidos han sido mancillados por
el poder bélico altamente tecnologizado de Occidente antes sus cimitarras
sarracenas, y más recientemente sus winchester, y en muchos casos, han sido
hijos paridos por la OTAN, es que ahora el Gólem de Al Qaeda o el E.I., se ha
vuelto contra su creador. Un Gólem que nunca fue enteramente sometido a la
voluntad de su mago creador, sino un Gólem simulador, que se alimentó de las
tácticas y el armamento de las grandes potencias, asumiendo como propio lo
“peor” de la civilización occidental, y una vez satisfecho, ha atacado, cual
perro infiel, a su malvado creador.
Ninguna religión es terrorista, tampoco lo es el Islam; no obstante esta, por
lo ya tratado, presenta una situación factual para que se cristalicen
pensamientos radicalizados; es un caldo de cultivo para atraer a sujetos con
cerradez mental. En el seno de la marginalidad de la delincuencia y del
resentimiento, algunos por sentirse inferiores, pueden pasar a formar parte de
sus filas. Ahora siendo miembros de estas religiones (religiones u otros
ideales, como el marxismo o socialismo, que son alguna clase de sistema
similar) han optado por el camino del morir y del matar. Los que están
condenados al margen, han encontrado en estos sistemas radicales un tipo de
61
A. MIELI: El mundo islámico y el Occidente medieval cristiano, México, 1946.
62
Op. Cit.

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17
pasaporte al centro de la escena. El terrorismo no es un fenómeno producido
por seres normales, el terrorismo es un fenómeno producido por marginales
resentidos, “perdedores”63
como bien lo señaló Hans Magnus Enzensberger,
que se sienten “los parias de la tierra”, que odian al otro, por considerarlos
superiores, más felices, más agraciados por la vida; son producto de la
venenosa fórmula de “delincuentes ideologizados”64
, pero sus actos
irracionales de terror los pone en el corazón de la fama. Si no, pensemos en
los hermanos Kouachi después de la masacre en Charlie Hebdo. Es una
dialéctica controvertida, inadaptados a los que se les entrega una “verdad
revelada”, que dicen poseer la aprobación divina, un ideal escatológico, pero
odian al que está integrado al mundo y a los que dicen que no se puede
conocer la verdad. Estos individuos pueden explosionar en cualquier momento
en un acto de terror. El hecho de que una sociedad postmoderna desigual, no
sea capaz de superar el apego al dinero, de dar nuevos valores de vida y no
tenga ningún sostén moral, donde la familia, la amistad, el amor, sean solo
cuestiones de opinión, de lo que cada uno considera mejor, hace que algunos
sujetos o grupos, al no encontrar fundamentos al mundo, al sentirse “fuera”,
busquen dichos cimientos en sectas y en ideales religiosos65
que los acojan.
Pero la religión nunca posee ideales, ni mucho menos ideas, sino cuerpos
ideológicos duros (al estilo de lo que pensaba L. Althusser)66
, inflexibles,
donados por los otros, pero que al que se somete a ellos, sin cuestionar nada,
con sumisión, suelen ofrecerle las respuestas a todo sus interrogantes67
,
succionarles la voluntad y desvalorizar su libertad. Este, entre otros, es uno de
los grandes problemas de Europa, que al no ofrecer un futuro seguro invita68
,
63
Op. Cit.
64
En América Latina, los gobiernos populistas utilizan a delincuentes y personas
cumpliendo condenas en penales como militantes políticos, Argentina, es un claro ejemplo.
65
L. BONELLI: Los caminos de la radicalización, Le Monde Diplomatique, Febrero 2015.
66
L. ALTHUSSER: Ideología y aparatos ideológicos de estado. Buenos Aires, 2003.
67
C. BROWNING: Des hommes ordinaries, Paris, 1994.
68
América Latina, tampoco está en condiciones de ofrecer un futuro promisorio al
emergente social, los populismos del Siglo XXI, a pesar de su discurso progresista, han
dejado la misma desigualdad que la época neoliberal de los ’90; pero como teorizamos en
otros trabajos anteriores, nuestro continente vive en una para-postmodernidad. Esta, todavía
está invadida de pensamiento-mágico, de algunos ideales políticos libertarios y aferrados a
caudillismos; lo que hace que el proceso se retrase y la marginalidad se limite solo a la
delincuencia, pero que si esta situación no se revierte la radicalización religiosa será
inevitable potenciando el cuadro. Sin embargo, fuera de las ideologías religiosas, la
marginalidad y la falta de oportunidades para clases sociales relegadas en todo el
continente, son caldo de cultivo para su radicalización seglar, sea en la delincuencia urbana,
o como individuos propicios para ser captados por bandas o por el crimen organizado como
el narcotráfico. Hoy los estados terroristas (lumpenterrorismo) y el crimen organizado

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de alguna manera, a que decenas de jóvenes perdidos vayan en busca de
aventuras y de algún sentido al unirse a grupos radicales islámicos, entre
otros69
.
IX El Islam fuera del Islam. Pensar la cuestión desde las libertades
individuales y desde América Latina
Es verdad, que fuera de los sitios geográficos de conflicto, las tres grandes
religiones del libro viven en paz. Tal es el caso de América Latina. No hay
violencia como praxis, pero si puede haber violencia atmosférica. Pero si la
religión no se supera, la cuestión continuará latente, y acompañará como una
sombra al grupo como campo de relaciones. Las parroquias, las sinagogas y
las mezquitas son espacios para culto, de compartir con creyentes afines
experiencias de vida y también para resolver cuestiones que atañen de la
comunidad, pero en estos espacios pueden, en algunos casos, subyacer como
espíritu el germen de la discriminación y del odio racial y religioso, máxime
cuando se permite el discurso político dentro de la homilía, sea en la diatriba
colectiva o como conversación individual, donde el hecho se potencia. El odio
parece arraigado y ancestral. El odio esta en el espíritu de la pertenencia. No
tanto hoy en el cristianismo70
, que es sin duda más nominal, se adapta mejor a
los tiempos y posee menos compromiso con sus creencias, a no ser grupos
más fundamentalistas como el OPUS DEI, el mormonosmo o los Testigos de
Jehová71
. Sin embargo, con grupos cuya mentalidad colectiva dista de ser
racional, el tema se complica. Pero volviendo al tema que nos ocupa, el
atentado a la Embajada de Israel y a la AMIA en Buenos Aires en la década
del ’90, es una muestra clara de ello. Son focos de actividad ideológica latente,
que si llegara el caso, pueden estallar de lo atmosférico a lo práctico, con
consecuencias desastrosas para el resto de la sociedad.
(gangsterrorismo) vienen a cubrir el papal que antes hacían las guerrillas paramilitares. Para
una situación general del panorama Latinoamericano actual, Cfr. A FERRE & A.
METALLI: La América Latina del Siglo XXI, Buenos Aires 2006.
69
En América Latina, ocurrió un fenómeno parecido en los ’60 y ’70, cuando jóvenes
idealistas, enamorados de la revolución cubana, se alistaron en grupos de muerte, para dar
muerte a otros en nombre de la libertad ¡Qué gran falacia!
70
En América Latina, durante los discursos de los “curas tercermundistas” ocurría un
fenómeno parecido, en la radicalización de las masas para luchar, para tomar las armas.
71
Hay una discusión de si los Mormones y los Testigos de Jehová son cristianos, pero no es
el caso de discutir esto ahora, ya que el tema que nos ocupa es otro, y el ejemplo bien aplica
a nuestro estado de la cuestión; no en la radicalización política, que en el caso de los
Testigos de Jehová se consideran neutrales, pero si funciona en ellos el sistema del
sectarismo en nuclear a los fugados del mundo.

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La lógica del grupo cerrado, es similar a la lógica de la secta. Son grupos
que se autodefinen como “verdaderos”, de doctrinas fuertes y son sometidos
por las directivas de un líder que domina su voluntad. Son espacios cerrados,
donde “los fugados del mundo”, los que se “automarginan”, acuden en busca
de iguales y de alguna comprensión. Si bien dicen compartir la cultura
occidental en la que viven y participar en ella, eso es solo aparente, ya que en
el fondo funcionan con una fuerte cohesión identitaria y separatista, además de
una severa crítica a la sociedad en la que viven. El aislamiento ideológico es
peligroso, es caldo de cultivo para el odio, puede dar espacio desde un
atentado terrorista a un suicidio masivo, o en el menor de los casos, en
desequilibrios emocionales de aquellos que sienten la no pertenecía y se creen
excluidos de la sociedad; ante este dolor, se excluyen primero ante que los
demás lo hagan.
Pero el centro de la cuestión, es en realidad, la perdida de la libertad a la
que se “someten” (etimológicamente “islamización”). Toda pertenecía a
grupos de referencia es un fenómeno que atrae a sujetos de personalidad débil,
como necesidad de esclavización voluntaria y sistemática. Y esto implica a los
militantes políticos, cuanto más crean ciegamente lo que el líder define como
verdad, más esclavizados mentalmente estarán. No piensan por sí mismos sino
que seden la capacidad de liberación a los dictámenes del partido o del grupo
religioso de referencia. Por ello, la libertad espiritual del hombre depende en
buena medida en la superación de los aparatos ideológicos, como ser,
prescindir de los dogmas o de la radicalización en materia política y religiosa
para devenir en la no forma, en una ética planetaria y en la objetividad de
pensamiento para la comprensión espiritual de uno y del otro.
Sergio Fuster: Es un Teólogo, Filósofo y ensayista argentino. Se especializa en Estudios
Bíblicos y Religiones comparadas. Es docente invitado en la Facultad de Filosofía y Letras
(UBA) y profesor asociado de la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino. Docente
adjunto del posgrado “Salud mental, espiritualidad e intercultura” donde dicta clases de
religión. Desde el 2008 dicta un curso anual “Religiones comparadas” en distintos
espacios culturales. Ha publicado artículos en revistas especializadas y de divulgación.
Entre sus libros y ensayos se encuentran “Redención y Liberación” (2011); “La
espiritualidad como contraexistencialismo” (2012); “El espíritu sin tiempo” (2013) y “La
religión partida” (2014) entre otros.