2. SIGNIFICADO
El miércoles de Ceniza marca el
principio de la Cuaresma y es un
día especialmente penitencial, en el
que manifestamos nuestro deseo
personal de conversión a Dios.
La imposición de las cenizas nos recuerda
que nuestra vida en la tierra es pasajera y
que la definitiva se encuentra en el Cielo
3. ORIGEN
Antiguamente los judíos acostumbraban
cubrirse de ceniza cuando hacían algún
sacrificio como deseo de conversión de
su mala vida a una vida con Dios.
En el año 384 d.C., la Cuaresma
adquirió un sentido penitencial y desde
el siglo XI, la Iglesia acostumbra poner
las cenizas al iniciar los 40 días de
penitencia y conversión.
Hoy en día, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en
la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en
el Domingo de Ramos previo para recordarnos que la gloria
terrenal pronto se reduce a nada.
4. LAS CENIZAS
La ceniza es símbolo de conversión; de lograr
un cambio positivo en las actitudes con
respecto a Dios y al prójimo.
La ceniza es símbolo de nuestra fragilidad y
limitación humana y de ser consciente de que
moriremos, para aprovechar nuestra vida
haciendo este mundo más humano, más justo
y más cristiano.
La recepción de la ceniza es un acto personal
y voluntario que se realiza bajo la gracia y la
misericordia de Dios.
Se recibe en una celebración comunitaria,
porque es toda la Iglesia quien intensifica en
este período su estado de conversión y
purificación.
5. ACTITUD
La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios,
valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible
de su verdad y así tomar conciencia de que estamos de
paso en esta tierra, y que debemos trabajar hasta que el
Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su
justicia.
Al acercarnos a los templos a que nos impongan la ceniza,
expresamos con humildad y sinceridad de corazón, que
deseamos convertirnos y creer de verdad en el Evangelio
6. AYUNO Y ORACIÓN
Orar es ponernos en Presencia de Dios
para recibir su gracia y su amor, y el
ayuno favorece esta apertura del
corazón.
“Privarse no sólo de lo superfluo, sino también de algo más,
para distribuirlo a quien vive en necesidad, contribuye a la
negación de sí mismo, sin la cual no hay auténtica práctica
de vida cristiana” (Juan Pablo II).
7. Señor Jesús: Tú que dijiste a los apóstoles: “Ven y sígueme”. Hoy
también sentimos tu voz invitándonos a caminar. Danos fuerza para
no desfallecer y valentía para seguir tu camino. Querernos
recorrerlo con nuestro esfuerzo y tu evangelio. Acompaña y guía
nuestros pasos, y haznos llegar juntos a la Pascua de la luz y de la
vida, de la verdad y la justicia, del amor y la amistad. Amén.