1. Claudio Andrés Araya Millán
Asignatura: Orientación Educativa.
Profesora:
Curso: Cuarto Año / Pedagogía Historia y Geografía.
Facultad de Educación.
Universidad de Concepción
Las siguientes declaraciones están basadas en libro de Paulo Freire “Cartas a quien pretende
enseñar”.
Declaración de principios pedagógicos.
Según Paulo Freire un profesor debe tener las siguientes cualidades indispensables; en primer
lugar la humildad que exige valentía, la confianza y respeto en nosotros mismos y hacia los
demás es necesario reconocer que “nadie lo sabe todo y nadie lo ignora todo”, si no tenemos
humildad nadie va a escuchar a los que considere alejados de su nivel de competencia. Es
necesario tener la seguridad incierta de los cautos, pues es solo característica de una
personalidad autoritaria y sectaria el estar totalmente seguro de algo.
Una segunda cualidad es la amorosidad para con los alumnos y el trabajo, un amor luchador
que nos entregue la valentía de luchar, como educador se es un político, hay que provocar
críticamente la conciencia del educando pues al cuestionar los mitos estamos desafiando las
expresiones del poder, su ideología, la valentía para perder el miedo a perder el empleo o a no
alcanzar un reconocimiento académico, solo el amor a nuestros alumnos y el trabajo puede
producir esto.
Una tercera cualidad y a mi parecer la más importante es la tolerancia que es la base
fundamental para preparar a los estudiantes para un sistema democrático que nos ayuda a
vivir con lo que es diferente, sin embargo esta cualidad no es sinónimo de aguantar las
injusticias, hacer esto es nada más que hipocresía. Esta cualidad nos hace ser coherentes como
ser histórico, inconclusos.
El profesor también debe ser seguro, su seguridad debe sustentarse en la competencia
científica, en su claridad política y su integridad ética, hay que tener idea de que se está
haciendo, por qué se está haciendo y para qué. Solo a través de nuestra seguridad podremos
decidir, que equivale a romper, a optar, una cosa a favor de la otra. Para actuar como
profesores debemos mantener un equilibrio entre la paciencia y la impaciencia, pues la
paciencia por si sola nos lleva a la inmovilidad y la impaciencia nos transforma en activistas
ciegos.
Finalmente como última cualidad es necesaria la alegría de la vida, el pesimismo es la posición
más cómoda frente a los problemas pues no se genera conflicto y sin generar conflicto
estamos negando la dignidad de la vida, pues no hay vida ni existencia humana sin pelea ni
conflicto, el conflicto hace nacer nuestra conciencia, huir de él es ayudar a la preservación del
status quo.
2. Declaración Filosófica de “tipo de profesor”.
El tipo de profesor que pretendo ser basándome en los textos de Paulo Freire es un
profesional crítico del devenir de la educación durante estos últimos años en que los
profesores han sido los grandes relegados de la globalización educativa que pretende una
educación autodidacta, sustentada en el progreso tecnológico como por ejemplo se pretende
con la educación a distancia que supone la extinción de los maestros, los cursillos por Internet,
etc. Los maestros actualmente son vistos más como problema que como condición y recurso.
Hay que tener como profesores la valentía de insistir y no desistir a este devenir de la
pedagogía, aprender a decir no a la burocratización de la mente, a la manera sistemática de
trabajarla, la manera domesticadora que ejerce la ideología dominante que evalúa con castigo,
no para capacitar. Es necesario dejar de lado la misión de transmisores de conocimiento a los
que generalmente se asocia a los profesores, es necesario revisar de manera crítica los
contenidos que son entregados por los “expertos” o “científicos”.
En nuestro tiempo catalogado de “Posmoderno” se propaga la idea de la muerte de las
ideologías de parte de las clases dominantes, a cambio se difunde la técnica, sin color político
ni sustento filosófico para mantener el “status quo”.
Lo que pide a gritos la educación es una tarea con cierta militancia que provoque pasión por
conocer, una pelea justa por la defensa de los derechos que devuelva la alegría a la escuela,
sus sueños, la ideología dominante tiende a opacar la realidad, es necesario devolverle el color
y abrir la mente de los alumnos, que se puedan acercar de mejor manera a la realidad, romper
los mitos que impone la educación tradicional, el acostumbramiento que los lleva a la inacción
y que probablemente tendrá como resultado una sociedad estancada, no una que progrese. Es
necesario que el maestro ame a sus alumnos, el discurso de la técnica en cambio, el de la
ideología dominante si permite que existan maestros que no disfruten de su profesión, que tan
solo transmitan conocimiento de manera fría.
Es necesario también un profesor que ayude a democratizar las aulas, que los alumnos
también participen para generar nuevo conocimiento, tanto el profesor como los alumnos se
benefician del proceso de enseñanza, el primero aprende de la curiosidad del alumno y los
segundos se benefician de la experiencia del profesor y el conflicto cognitivo producido por el
desafío que propone el maestro al enfrentar nuevas ideas con los conocimientos previos de los
estudiantes.´
Para llevar a cabo todo esto es necesario que los profesores asumamos una responsabilidad
ética, política y profesional, que estudiar sea un quehacer crítico, creador y recreador.
Para finalizar un profesor debe ser competente y amoroso no debe cerrarse a la necesidad
afectiva de seres impedidos de ser pues el mundo afectivo de muchos niños es un mundo
roto, nos transformaría en insensibles llenar de racionalismos las aulas y vaciarla de vida y
sentimientos, no es posible que se haga nada frente a las diferencias y el desamor del mundo.
Debemos hablar en las escuelas del derecho a defender la identidad cultural, que no se
violente a las masas oprimidas con la maquinaria educativa de las clases dominantes.
“Es muy cierto que la educación no es la palanca de la transformación social, pero sin ella la
transformación no se da”.