3. 3
Y, COMO SIEMPRE, LA COMUNICACIÓN Y LA
INFORMACIÓN
Hay que ver la de cosas por las que han pasado, pasan y
pasarán las palabras. Pero a ellas no les importa: ellas saben
que tienen una misión que cumplir y lo dan todo por bien
empleado. ¿Recuerdas cuál es esa misión que tienen las
palabras?, ¿esa que dicen ellas que es una misión universal?
Pues, sí: su (gran) misión es que la comunicación sea
completa, perfecta, eficaz. Y sí que es verdad que es
universal. Y sí es verdad que la cumplen.
La comunicación es esa actividad de los seres por la
que todos nos relacionamos y nos intercambiamos ideas,
sensaciones, sentimientos, informaciones... Y, aunque te
parezca raro, incluso nos podemos comunicar con seres no
vivos, como las máquinas, y seres no vivos se pueden
comunicar con nosotros, como hacen, por ejemplo, las nubes,
que, sin querer, nos informan del estado del tiempo; hasta nos
podemos comunicar con seres que ya no viven, y no es en
absoluto una cuestión de “fenómenos paranormales” sino que
es posible porque nos han dejado sus obras: catedrales,
4. 4
pinturas, música, fotos, regalos, recuerdos, cartas, libros...
Es una suerte que tengamos tantos y tan variados materiales
en los que poder dejar tantos y tan variados mensajes. Ahora
bien, evidente y afortunadamente, en muchas, muchísimas
ocasiones no necesitamos de ningún material ajeno a nosotros
mismos: nos basta con poner nuestro cuerpo a funcionar para
relacionarnos con cualquiera... y ya está la comunicación en
marcha; ya está la comunicación en marcha porque nuestro
cuerpo está preparado para la comunicación. Fíjate, si no,
simplemente, en lo poco que supone decirle a alguien ¡Hola!
y todo lo que sucede o puede suceder a partir de ese momento:
5. 5
Tú ya sabes que, en gran parte, nuestras posibilidades
comunicativas se deben a que conocemos una LENGUA y
podemos usarla por medio del HABLA, oralmente o por
escrito; y también sabes que ese conocimiento y ese uso nos
vienen dados por el LENGUAJE que nos caracteriza como
seres humanos y que nos hace especialmente comunicativos.
Pues bien: de la LENGUA y del HABLA, y, al fin y al cabo, del
LENGUAJE, nos viene una serie de posibilidades que nos
permiten intercambiarnos cualquier tipo de información y, a
la vez, con cualquier interés informativo, desde lo más
personal e íntimo hasta lo más general y distante. ¿Sabes
cómo se llaman esas posibilidades comunicativas? Pues se
llaman funciones del lenguaje, y con ellas podemos enfatizar,
destacar, resaltar cualquiera de los elementos que intervienen
en cualquier acto de comunicación, y, a partir de ahí,
podemos desarrollar cualquier tipo de asunto. Estas funciones
del lenguaje, de las que compartimos algunas con otros
animales (porque, al fin y al cabo, nosotros también somos
animales), son seis, y se llaman: representativa o referencial,
expresiva o emotiva, apelativa o conativa, poética o creativa,
fática o de contacto y metalingüística.
6. 6
La función representativa o referencial (porque se
centra en el referente, en el tema del mensaje) es la que nos
permite hablar de un asunto sin importar lo que pensemos de
él, como si lo fundamental fuera precisamente ese asunto, ese
tema, y nosotros como que no estuviéramos; y como que la
“realidad”, cualquiera que sea, es lo importante, hablamos de
ella sin afectarla para nada, sin que nuestras palabras la
deformen o la alteren. Gracias a esta función podemos
desarrollar los mensajes científicos y técnicos y transmitir las
ideas, los conocimientos, las teorías... al margen de nosotros
mismos, con objetividad, con imparcialidad, de un modo
que, por lo anterior, se llama denotativo. Según esta función,
lo que no debemos es usar palabras que indiquen emoción o
sentimiento, ni aprecio ni desprecio; ni siquiera debemos
7. 7
utilizar palabras que nos incluyan en el mensaje: hay que
hablar en plan impersonal; y también hay que usar las
palabras del modo más preciso y más correcto posible, para
no dar lugar a equívocos o a ambigüedades y para que quede
muy clarito, muy clarito. Cualquier libro de cualquier ciencia
o técnica está escrito según esta función; y nosotros también
la podemos usar para intercambiar informaciones más
normales, pero en las que no queremos nada más que
transmitir esa información, como cuando decimos Hoy es
cuatro de marzo. o Acabo de llegar de Madrid. o He comprado
pan y queso. y cosas por el estilo.
Con la función expresiva o emotiva, en cambio, sí que
somos nosotros, como emisores del mensaje, lo importante,
y, precisamente, lo que interesa es que se note que estamos
sintiendo algo y que se lo queremos manifestar a alguien. En
este caso sí que podemos usar las palabras más anímicas y
sentimentales posibles; incluso podemos demostrar nuestra
pena o nuestra alegría, nuestro temor o nuestra sorpresa con
interjecciones y con tonos de voz emocionales, como cuando
decimos ¡Ojalá que llueva! o Qué alegría verte. o ¡Estoy hasta
las narices! o frases de ese tipo, vaya.
8. 8
La función poética o creativa también es muy personal
porque es la que nos permite ser artistas, o, por lo menos, tener
nuestros destellos artísticos. Con esta función podemos desde
hacer chistes o trabalenguas hasta escribir novelas, poemas,
leyendas o cualquier otro tipo de obras literarias; pero no
creas que es exclusiva de las personas que se dedican
precisamente a la LITERATURA, porque en un plan
absolutamente coloquial y con muchísima frecuencia usamos
las palabras metafóricamente, es decir, cambiamos el
sentido real de las palabras y las usamos para formar
mensajes en plan simbólico, imaginativo, subjetivo,
estético, o sea, de modo connotativo, y, así, decimos, por
ejemplo, aquello de Eres un sol. o Esto es más largo que un
día sin pan. o Hace tanto calor que se derriten las piedras. o,
en un plan más lírico, algo así como El ciprés es un dedo de
silencio en el jardín de la tarde.
Esta función se usa mucho también en determinadas
jergas, para disimular y quedar un poco a escondidas de la
gente que no es precisamente de un determinado grupo, como
pasa en las actividades delictivas, o para que se noten las
diferencias que puede haber entre unos y otros, y, así, se
9. 9
puede hablar de chocolate, chorizo o camello sin que nadie se
esté refiriendo realmente a lo que es el chocolate, el chorizo o
un camello de verdad; o se dice de alguien que es un carroza
o un tronco simplemente para demostrar que “se está en otra
onda”. Y todo esto, a veces, sólo pasa porque las palabras, al
ser usadas en otro contexto que no es realmente el que les
corresponde, están fuera de su sitio y cambian su significado
real por algún otro con el que se han asociado por la
imaginación de alguien; otras veces, en cambio, no: no hay
nada fuera de su sitio, sino que todo el conjunto es una
invención, y palabra a palabra no se nota nada raro, pero
globalmente es algo así como que un nuevo mundo irreal se
hubiera colado en el real. Y hay ocasiones en que estos
inventos están tan bien hechos que dan el pego, tú, y no se sabe
si son realidad o fantasía.
Por cierto: ¿sabes en qué actividad que nos rodea casi
constantemente se usa mucho la función poética? En la
publicidad. ¿Y sabes por qué? Porque los mensajes
publicitarios intentan llamar nuestra atención para
engancharnos y para que estemos atentos al mensaje y, de
paso, a lo que nos quieren vender. La publicidad también
10. 10
puede ser muy creativa, sí; todos podemos ser muy creativos,
y con frecuencia lo somos sin ni siquiera darnos cuenta.
La función apelativa o conativa también es muy
personal, pero para dos, porque es la que emplea el emisor
para influir en el receptor y provocar en él una determinada
reacción o respuesta. Para poder influir en el receptor
disponemos, por ejemplo, de unas formas verbales muy
mandonas que se llaman imperativos: entra, ven, dame eso,
cállate, duérmete, estate quieto... Estos mandatos se pueden
presentar de un modo más o menos suavizado con expresiones
como ¿Me puedes hacer el favor de darme eso?, en las que lo
de menos es que uno responda “sí” o “no”, sino que lo
importante es que uno haga lo que se le está pidiendo. Desde
luego que las preguntas cumplen estupendamente con la
finalidad de estimular y provocar respuestas en quien nos
escucha, pero también lo hace el simple hecho de llamar a
alguien por su nombre, es decir, usar lo que se llama el
vocativo (¿te acuerdas de los casos del latín?): si decimos
¡Pepe, Eva!, en seguida están Pepe y Eva atentos, ya han
reaccionado (aunque aquí estaríamos utilizando otra función
que te comentaré un poco más adelante).
11. 11
Esta función apelativa o conativa de la que te hablo es
básica en el modo de formar los mensajes de las ordenanzas,
las leyes, los reglamentos: No se permite estacionar en la
acera. - El interesado se identificará con un documento
acreditativo. - En caso de incumplimiento, el infractor será
sancionado con la penalización correspondiente. Y también
es básica esta función en actividades políticas (para
convencer a los posibles votantes, por ejemplo) y en la
publicidad (para que hagamos caso de lo que nos ofrecen y
compremos, visitemos, alquilemos y así).
Poco más arriba te he dicho que, al llamar a Pepe o a
Eva (o a cualquiera), estamos usando otra función además de
la apelativa ¿verdad? Pues sí; y con esa preguntita que acabo
de hacer (¿verdad?) también la he usado: he usado la función
fática o de contacto. La función fática o de contacto parece
muy tonta, pero es muy útil, porque es la que sirve para
asegurarnos de que la comunicación es posible, para
asegurarnos de que estamos en situación de comunicarnos: si
yo digo tu nombre, tú sabrás que yo quiero decirte algo, y, si
me respondes, yo sabré que tú estás en disposición de
escucharme, es decir, que ya estamos en contacto y el mensaje
12. 12
puede fluir desde mí hasta ti y viceversa. Y también es muy
útil porque nos permite salvar las interferencias que pueda
haber en el canal por el que se va intercambiando el mensaje:
si hay ruidos, podemos pedir una repetición de lo que se nos
ha perdido (¿Cómo?, ¿qué dices?), o podemos avisar de que
algo está fallando (No te oigo bien; no te entiendo.).
Con la función fática también podemos asegurarnos de
que alguien nos está escuchando, por ejemplo, hablando por
teléfono: ¿Oiga?... Sí: diga, diga., porque (y esto no sé si lo
sabrás) el que dos personas no se vean cuando hablan también
es un ruido comunicativo, una interferencia que puede hacer
que nuestro intercambio de mensajes no sea todo lo eficaz que
sería de desear; y también son ruidos comunicativos las
palabras con errores de ortografía, los tachones en un escrito,
la letra que cuesta de entender, la afonía de una persona, el
tener la boca anestesiada en el dentista, la distancia que hace
que tengamos la necesidad de hablar a gritos, el follón que
pueda haber a nuestro alrededor... Bueno, pues en todos estos
casos con ruidos, la función fática nos puede sacar del apuro
porque tenemos palabras y expresiones para poder volver
atrás si hace falta y recuperar la parte del mensaje que se nos
13. 13
haya perdido. Como LA LENGUA, que es muy inteligente, sabe
que estas cosas pueden pasar, pues incluso le ha dado órdenes
al SISTEMA para que, en la medida de lo posible, se anticipe,
si no a todos, a algunos de estos posibles fallos, y, así, si no
entendemos bien unas palabras como el niñ..., pues sabemos
que será niño, porque delante va el artículo masculino
singular; o si tenemos nosotros vini..., sabemos que será
vinimos, por lo mismo de antes, por el contexto de la palabra,
nosotros, primera persona de plural. Esto es lo que se llama
redundancias del sistema, es decir, partes del mensaje que
vienen a decir lo mismo que ya se ha dicho pero más o menos
de otra manera.
Eso de las redundancias es útil incluso para poder jugar
al ahorcado, porque, aproximadamente, sabemos las letras
que pueden faltar por las que ya están, y también ayuda a
completar un crucigrama, o a encontrar las palabras que se
han ido en una “fuga” de letras o de palabras.
Bueno, pero, volviendo propiamente a las funciones del
lenguaje, esta función fática tiene otro detalle muy bonito: nos
permite ser amables. ¿Te extraña esto que te digo? Pues fíjate:
los saludos, de bienvenida o de despedida (hola y adiós),
14. 14
además de avisarnos de que abrimos o cerramos el canal,
hacen que no vayamos por ahí como personas aisladas o
solitarias que no quieren nada de nadie; y no te digo nada de lo
bien que vienen esas “miniconversaciones” que mantenemos
en el ascensor, por ejemplo, o esperando en algún sitio:
hablamos del tiempo o de cualquier cosa intrascendente
pero, básicamente, estamos demostrando que somos gente
agradable, que no “levanta muros de silencio”, porque mira
que es incómodo el silencio ¿eh? Sí, ya, claro... ¿y la timidez?
Sí, en efecto: la timidez no es nada comunicativa, y, realmente,
decir unas palabritas no supone nada más, no hay que
pronunciar grandes discursos ni comprometerse a nada: sólo es
una muestra de cordialidad, de buena educación, de que
somos buena gente y de que nos gusta la buena gente.
Y un detallito: seguramente que te has dado cuenta de
que hay mucha gente que, cuando habla, repite mucho eso de
¿no?, ¿verdad?, ¿vale?, ¿no crees? Pues esa gente está
empleando la función fática, porque (aun sin darse cuenta, tal
vez) quiere que la otra persona participe de sus ideas, de sus
explicaciones; quiere asegurarse de que le están haciendo caso
cuando habla, y manda pequeños “globos sonda” con los que
15. 15
puede saber si los demás están o no en el asunto, están a favor,
en contra... o pasando de todo. Y con esto, si hace falta,
reorganiza la conversación y la cosa sigue bajo control.
Si te has dado cuenta, hay funciones para todos los
gustos: para el referente, para el emisor, para el mensaje, para
el receptor, para el canal y el contacto, y (cómo no) para el
propio código, para LA LENGUA; sí: LA LENGUA, como sabe
que es muy importante (aunque no se lo tiene nada creído), ha
desarrollado una función para ella misma: la función
metalingüística.
LA LENGUA es un código, es decir, un sistema de
comunicación, pero muy especial, porque es el único código
que es capaz de explicarse a sí mismo. Es posible que digas
Esto... ¿Cómo? Pues sí, y te lo aclaro: cuando tú hablas de
fútbol y explicas cómo se juega al fútbol (que también tiene su
código, su reglamento), usas LA LENGUA ¿no?, y cuando le
enseñas a alguien un juego de cartas, le explicas las reglas del
juego (el código) por medio de LA LENGUA, y cuando hablas
de cómo se resuelve un problema de Matemáticas, de cómo
se hace una tortilla de patatas o de cómo se fabrica el papel,
siempre explicas las cosas gracias a LA LENGUA. Pues LA
16. 16
LENGUA también ha de ser explicada para que la gente la
conozca y la pueda usar debidamente, y, como no hay más que
LA LENGUA para explicar algo, para explicar LA LENGUA,
se usa LA LENGUA (elemental ¿no?).
Si no entiendes una palabra, dices ¿Qué significa ...?:
has empleado palabras de LA LENGUA y alguien te responderá
con palabras de LA LENGUA (estas palabras pueden ser de tu
idioma o de otro, claro). Un consejo: si no tienes una persona
a mano para que te aclare las dudas, coge el diccionario, que
es un buen ejemplo del valor que tiene la función
metalingüística. Las clases en las que se trabaja la asignatura
de Lengua también se basan en la función metalingüística,
evidentemente, y los libros de Lengua lo mismo, claro. Y esto
que estoy haciendo yo aquí desde hace rato, con alguna ayuda
de la función poética, también. ¿Cómo lo ves? Todo para
entender y saber hacerse entender. A mí me parece
importante ¿no?
Para terminar con esto, y para que veas que con las
palabras se explican las palabras, te voy a explicar (en plan
definición) a qué se refiere todo eso de referente, emisor,
receptor...
17. 17
En primer lugar, hay que saber que hemos estado
hablando del acto de la comunicación, que es ese momento
en que los seres se relacionan y se intercambian
información de todo tipo: ideas, conceptos, explicaciones,
sensaciones, sentimientos... lo que sea. En segundo lugar (y sin
que sea con todo detalle, porque hay mucho), hay que saber
que en cualquier acto de comunicación intervienen una serie
de elementos o componentes, de los que te hablo a
continuación.
El acto de comunicación, normalmente, lo inicia un
emisor, que es el elemento (persona, animal o “cosa”) que
elabora y transmite un mensaje; normalmente, las “cosas”
que hacen esto son “cosas” preparadas por un ser más o menos
inteligente que las ha dispuesto precisamente así para que
actúen en su lugar, como el despertador, la orina de un animal
marcando el territorio y cosas por el estilo, y a veces las
“cosas” nos envían mensajes sin querer (acuérdate de lo que
comentamos de los indicios); como a mí lo que me interesa
ahora somos nosotros, las personas, voy a hablar siempre
pensando en un acto de comunicación lingüística, es decir,
18. 18
usando LA LENGUA. Y, retomando lo anterior, diremos lo
siguiente:
El emisor es la persona que elabora y transmite un
mensaje que quiere que llegue al receptor.
El mensaje es la información materializada con
palabras que se intercambian el emisor y el receptor, y habrá
transportado una serie de ideas o datos sobre algo, sobre un
tema, que es lo que se llama referente.
El receptor, evidentemente, es esa otra persona que
capta e interpreta el mensaje y se entera de la información
que le ha dado el emisor.
Para que el mensaje se haya podido elaborar,
transmitir, captar e interpretar, tanto el emisor como el
receptor habrán tenido que utilizar un código, un sistema de
comunicación que, en nuestro caso es LA LENGUA. Por
código, en general, se entiende un conjunto de unidades de
comunicación y de reglas de uso de esas unidades que sirven
para lo que ya te he dicho: para que el emisor elabore y
transmita un mensaje y para que el receptor capte e
interprete dicho mensaje. No hace falta decir que, en el caso
de LA LENGUA, que es el código de los signos lingüísticos,
19. 19
esas unidades de comunicación a que me refiero son los
signos lingüísticos. (Esto que acabo de decir es una
perogrullada, ya; pero lo he hecho para que te des cuenta de
que en muchas ocasiones las cosas son así de evidentes y de
simples.)
Bien. Pues ya tenemos al emisor, que, con el código, ha
formado el mensaje y se lo ha hecho llegar al receptor, y
tenemos al receptor que, gracias a ese mismo código, se ha
enterado del asunto, del mensaje y de su referente. Pero ¿cómo
ha pasado el mensaje de uno a otro? Pues sencillamente porque
el emisor y el receptor se han puesto en contacto por medio de
un canal de transmisión. Las personas, por cierto, disponemos
de muchos canales de transmisión (y con los avances
técnicos cada día más), pero el más normal es el aire, el
ambiente que nos rodea, y nuestro propio cuerpo, porque no
hay que olvidar que las personas somos animales y la
Naturaleza y todo lo natural es lo propio de los animales, sí:
eso es así.
Los canales naturales que nos unen son los que hacen
que podamos estar en contacto y nos podamos enterar de que
alguien nos está enviando o nos ha enviado un mensaje. Como
20. 20
las “ventanas” por las que nos relacionamos con el exterior
son nuestros cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto),
por cualquiera de estos cinco sentidos estamos en contacto
con todo lo que nos rodea, pero, en el caso de la comunicación
lingüística, nuestro contacto es visual, auditivo y, con la
lectura por medio del Braille, táctil; normalmente, el olfato y
el gusto nos sirven más bien para nuestras acciones y
relaciones más puramente biológicas.
A ver si te sirve el esquema que te pongo abajo para
captar de golpe todo lo dicho.
21. 21
ETAPA 7 DEL VIAJE AL PAÍS DE LAS PALABRAS
7.- AHORA DISFRUTAMOS CON LA
COMUNICACIÓN Y LA INFORMACIÓN
3. Y, como siempre, la comunicación y la información.
5. Las funciones del lenguaje.
6. La representativa.
7. La expresiva.
8. La poética.
10. La apelativa.
11. La fática.
15. La metalingüística.
17. El acto de la comunicación.
18. Los que intervienen y lo que hacen.
1.- POR AQUÍ EMPEZAMOS
Voy conociendo a las palabras.
VÍDEO 4 CARAS
Conflicto entre las cuatro caras de las palabras.
22. 22
Por fin las cuatro caras se ponen de acuerdo.
LAS 4 CARAS EN INTERRELACIÓN
Unos ejemplos que demuestran que las cuatro caras no se pueden
separar.
Lo que sé de la Reina, su Primer Ministro y el Gobierno.
Organigrama de control para la comunicación eficaz.
LOS 4 SISTEMAS EN INTERRELACIÓN
2.- DESPUÉS ESTUVIMOS DE VISITA
En casa de la expresión
LOS 4 FORMANTES DEL SONIDO
LOS HIJOS VOCÁLICOS DE LA EXPRESIÓN
LOS HIJOS CONSONÁNTICOS
TODOS LOS HIJOS VESTIDOS DE LETRAS
TABLAS FONOLÓGICAS
TABLAS DEL ACENTO
FOTOS DE LA ACENTUACIÓN
LÍNEAS TONALES
La Prosa y la Poesía
LOS 4 RITMOS MÉTRICOS
3.- FUIMOS A LA GRAN EMPRESA DEL PAÍS DE LAS
PALABRAS
El trabajo de las palabras.
PLACA DE LA EMPRESA EN LA QUE TRABAJAN LAS PALABRAS.
23. 23
Puestos de trabajo.
Los que mandan: EL SUJETO y EL PREDICADO.
EL JEFE SUJETO.
EL JEFE PREDICADO.
TABLAS CON LAS DISTRIBUCIONES DE LOS TRABAJOS Y LOS
TRABAJADORES.
ESQUEMAS BÁSICOS.
OTROS ESQUEMAS (por si acaso).
4.- MÁS TARDE CONOCIMOS A LOS TRABAJADORES
Un poco de MORFOLOGÍA (y algo más de SINTAXIS)
FICHAS DE LOS TRABAJADORES DEL GRUPO NOMINAL
EL SUSTANTIVO, el JEFE del GRUPO NOMINAL
EL ARTÍCULO
EL ADJETIVO DETERMINATIVO
EL ADJETIVO CALIFICATIVO
EL PRONOMBRE, el SUSTITUTO del SUSTANTIVO
FICHAS DE LOS TRABAJADORES DEL GRUPO VERBAL
EL VERBO, el JEFE del GRUPO VERBAL
LOS 3 REFUERZOS DEL VERBO, sus “vitaminas”
EL GRUPO VERBAL
FICHAS DE LOS ENLACES
LA PREPOSICIÓN
LA CONJUNCIÓN COORDINANTE
24. 24
LA CONJUNCIÓN SUBORDINANTE SUSTANTIVA
LA CONJUNCIÓN SUBORDINANTE ADVERBIAL
EL RELACIONANTE ADVERBIO RELATIVO
EL RELACIONANTE PRONOMBRE RELATIVO
COORDINACIÓN: 4 ideas básicas que se juntan en una.
SUBORDINACIÓN: 6 ideas básicas que se juntan en una.
EL EQUIPO DEL SUSTANTIVO
EL EQUIPO DEL VERBO
EL EQUIPO DE LOS ENLACES
LA INTERJECCIÓN
5.- LUEGO HABLAMOS CON LA SIGNIFICACIÓN
¡La de cosas que me contaron la significación y LA
SEMÁNTICA!
El ADN de las palabras.
Células especializadas.
Curiosidades del signo lingüístico.
Palabras vistas al microscopio.
Los cuatro componentes del signo lingüístico en el mensaje.
¡Cómo cambian las cosas!
6.- NOS MOVIMOS ENTRE LA LENGUA Y LAS LENGUAS
La lengua (más) madre.